Puente de Nájera a mediados del siglo XX.

 

 

 

 

Las Vueltas son la verdadera fiesta del honrado pueblo de Nájera y de bastantes pueblos convecinos.

Es curioso que siendo una fiesta hondamente popular, “las gentes bien pensantes”, gentes de dentro y de fuera de Nájera, siempre la han mirado con mal disimulado y muy sospechoso menosprecio. Los estudiosos, que no se han molestado en estudiarlas mucho, les han dado a las Vueltas los más extraños orígenes; todos, por cierto, bastante modernos. No más allá de 1870. Unos creen que las iniciaron unos titiriteros ambulantes, otros la llegada de una partida liberal o carlista….

La culpa la tiene la música de las Vueltas tocada por la banda. Es un popurrí formado por melodías de muy diversos orígenes y épocas. Pero si somos capaces de quitarle los pegadizos aires zarzueleros, arrevistados y de banda municipal en faena verbenera, llegaremos a un núcleo que tocado con los elementales y primigenios gaita y tamboril ya no nos parecerá tan moderno.

Los otros inequívocos dato que avalan su antigüedad— y que explican la ninguna simpatía hacia ellas de la “gente de bien”— son sus características, sus componentes básicos y su estructura.

 

Vamos con las características.

 

1.      Una fiesta pagana. El día mágico de san Juan, a las afueras de la ciudad, en El Paseo, espacio privilegiado en el que el pueblo disfruta de la Naturaleza, para celebrar el solsticio de verano, tiene lugar desde tiempo inmemorial—nada ha cambiado salvo la música y la forma de tocarla—una fiesta pagana mediterránea en la que se da culto al sol, fuente de la luz, del calor y de la vida, con un baile colectivo en corro. La repetición de la fiesta en san Pedro tiene un sospechoso tufillo de copia y despedida. Como el juego de pelota y las corridas de toros, esta fiesta solar bailada está bien documentada ya en la vieja cultura cretense. La cristianización de la fiesta ha sido muy superficial.

 

2.      Una fiesta popular. Las cuadrillas, la sociedad civil más elemental, es quien organiza la fiesta. En ella no intervienen en absoluto ni las autoridades políticas ni las religiosas.

 

 

3.      Una fiesta comunal. Tiene un marcadísimo carácter colectivo en la organización y en el desarrollo de sus partes esenciales: la comida y el baile.

 

Vamos con los componentes básicos inseparables.

 

1.      La gente. Es la protagonista. Con una organización típicamente popular: en cuadrillas, festeja colectivamente, con ocasión de la llegada del verano, la plenitud de la luz y de la vida. 

 

2.      El  doble escenario:

 

a.      El río

 1º.      Que es el lugar de la comida en común, anterior a las Vueltas y el refrigerador natural cuando el calor se hace insoportable.

 2º.      Que es el modelo del propio desarrollo de la fiesta. El pueblo avanza bailando en riada, en avenida, inundando el trayecto urbano.

 3º.      Que es la imagen natural de la vida pasajera que hay que aprovechar porque inexorablemente se va.

b.     El Paseo que es el lugar donde el “común”, el pueblo, entra en contacto  con la Naturaleza, y que en san Juan se convierte en el magnífico salón de baile donde necesariamente tiene lugar la primera parte de la fiesta, fiesta que luego convertirá, sucesivamente, en sala de baile el Puente, la Calle Mayor y la vieja plaza de Navarra, es decir todo el casco urbano.

 

3.      La fiesta, la forma más natural que tenemos los humanos de expresar nuestras hondas ganas de vivir. La fiesta natural, la popular, tiene dos dimensiones: a) la celebramos, colectivamente, agradecidos a la Naturaleza de la que todos nos sentimos parte; b) y compartimos nuestra alegría con los otros convecinos con los que queremos llevarnos lo mejor posible. En ese tipo de fiesta hay dos elementos  que no pueden faltar: comida comunitaria y danza colectiva.

 

Vamos con la estructura.

 

El momento más importante es la mañana de san Juan. A primera hora las cuadrillas preparan  la comida en común. Luego da comienzo el baile en el que las cuadrillas intervienen unidas. Primero se baila en El Paseo, en torno al quiosco; luego se recorre el Puente y a continuación la calle Mayor y se termina en la antigua Plaza de Navarra.

Finalmente viene el descanso que coincide con la merienda y esporádicamente se vuelve a bailar, pero no con la intensidad de la mañana.

 


 

Esta fiesta pagana, colectiva, sin organización oficial, ajena al ritual católico, donde cuerpos y almas se mezclan con absoluta espontaneidad en una danza alegre y despreocupada donde brilla en toda su libertad el genio y la chispa popular, es dificilmente comprensible para la mentalidad bien pensante que aspira a controlar la opinión y la vida privada y pública.

Lo fue aún menos cuando la najerinos, gentes de ingenio y buen humor, cantaban a la vez que bailaban las Vueltas y, como no podía ser de otro modo, protestaban, ajustándole las cuentas al Lucero del Alba.

 Véase un ejemplo en el que el criticado es el desastroso año meteorológico:

Primero la helada

y luego el pedrisco;

para que los pobres

no seamos ricos.

Ay, Manolé. Hay, Manolé

¡¡Qué solito estaba Usté!!.

Eran los tiempos en que la Manzanera, la magnífica huerta najerina, se extendía, poblada de frutales desde el final del Paseo al Puente de Arenzana y se podía cantar:

Has de bailar

y te he dar perucos.

Has de bailar

y te he de convidar.

El sabio pueblo najerino sabía también cantar la brevedad de la vida y lo pasajero de la fiesta:

Ay, san Juan,

que van y van y vienen;

Ay, san Juan,

que vienen y se van.

Ay, Manolé. Hay, Manolé

¡¡Qué solito queda Usté!!.

 

Como en el viejo y existencialista villancico:

La nochebuena se viene,

la noche buena se va.

Y nosotros nos iremos

y no volveremos más.

          Son más importantes las Vueltas de lo que a primera vista parece. Apolo, el dios del sol y de la música; Baco, el dios de la comida común;  y Venus-Afrodita, la diosa del amor, son la Santísima Trinidad adorada en la fiesta popular.

Creo que el que mejor ha descrito estas fiestas populares que tienen que ver con el ritmo de las estaciones es Juan Ramón Jiménez en esta joya que transcribo a continuación y que describe el verdadero ambiente de las hermosas Vueltas de san Juan Najerinas.

 

MAÑANA DE LA CRUZ
(Balada de la Primavera)

Dios está azul, La flauta y el tambor
anuncian ya la Cruz de primavera.
¡Vivan las rosas, las rosas del amor,
entre el verdor con sol de la pradera!

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor. .

Le pregunté: "¿Me dejas que te quiera?"
Me respondió radiante de pasión:
"Cuando florezca la Cruz de primavera
yo te querré con todo el corazón"

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor...

"Ya floreció la Cruz de primavera,
¡amor, la Cruz, amor ya floreció!"
Me respondió: "¿tú quieres que te quiera?"
¡Y la mañana de luz me traspasó!

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor…

Alegran flauta y tambor nuestra bandera,
la mariposa está aquí con la ilusión...
¡Mi novia es la virjen de la era
y va a quererme con todo el corazón!

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor.

 


 

 

 

 

Las Vueltas o
la verdadera fiesta najerina

 

Antonino M. Pérez Rodríguez
Catedrático del IES "Lope de Vega", Madrid