Biblioteca Gonzalo de Berceo

 

         

Portada de "rancho del esquileo" de Brieva de Cameros (La Rioja, España).  El esquileo se realizaba entre abril y mayo, justo antes de empezar la trashumancia. Los ranchos importantes contaban con personal específico; aparte de los esquiladores, estaba el "factor" con la misión de controlar el esquileo en general, los "recibidores o aportadores, velloneros, apiladores, ligadores, moreneros, echavinos y pelambreros". Los pastores cameranos  viajaban a tierras del sur (al valle de la Alcudia) a través de cañadas, cordeles y veredas con sus ovejas merinas, que en el siglo XVIII, según el catastro del Marqués de la Ensenanda de 1751, podían llegar a 266.000. La localidad de Brieva de Cameros forma parte de la Cañada Real de las Siete Villas.

 

 

La literatura francesa comienza en el siglo XI con relatos religiosos en verso; la perla de estos relatos, la Vie de Saint Alexis (hacia 1050), es la bien meditada composición de un culto poeta artístico, que conocía todos los recursos retóricos y había leído su Virgilio. Aparece luego, como nuevo género, la epopeya heroica nacional, iniciada gloriosamente con la Canción de Roldán (hacia 1100). Hay en ella elementos estilísticos que muestran un conocimiento de Virgilio, de los comentarios virgilianos de la Antigüedad tardía y de la cultura clerical de la Edad Media. A partir de 1150 se compone gran número de epopeyas sobre Guillermo [de Aquitania]. Por esa época surge un nuevo género, el roman cortesano en verso, que se vuelve a los temas antiguos -tomados de Virgilio, de Estacio, de Dares y Dictis- y a los temas célticos [o 'artúricos' que constituyen la «materia de Bretaña»]. Su refinada técnica retórica y su sutil casuística amorosa están inspiradas en Ovidio. El roman cortesano revela la influencia del renacimiento latino del siglo XII en la poesía francesa. También la poesía alegórico-didáctica se inspira en la ciencia latina; una de las fuentes principales de la segunda parte del Roman de la Rose (hacia 1275) es el Planctus Naturae de Alain de Lille.

     El rico despliegue de la poesía francesa en los siglos XI, XII y XIII está, pues, en estrecha relación con la poesía y la poética latinas que florecían en la Francia y en la Inglaterra francesa de esa época. La cultura y la poesía latinas van a la vanguardia, y siguiendo sus huellas, la cultura y la poesía francesas. Al francés se le soltó la lengua gracias al latín. Como Francia era la representante del Studium, y como las artes, con la gramática y la retórica a la cabeza, tenían su cuartel general en Francia, fue aquí donde brotó por vez primera la flor de la poesía en lengua vulgar.

     A Edmond Faral corresponde el mérito de haber reconocido antes que nadie [en 1913] la influencia de la poética y retórica latinas medievales sobre la antigua poesía francesa. La mayor parte de los poetas que escribían en lengua vulgar eran hombres de cultura; habían aprendido las artes y leído a los auctores en las escuelas catedralicias del siglo XII. Era tal el número de los que concurrían a esas escuelas, que no había suficientes puestos eclesiásticos para los clérigos que habían terminado la carrera. Hubo así una oferta excesiva de intelectuales, que fueron absorbidos, en su mayoría, por las cortes feudales de Francia e Inglaterra. Los señores feudales, como dice Alfred Weber, habían sustituido desde hacía mucho la economía propia por un sistema de impuestos. «Del caballero para arriba, hasta llegar al más alto príncipe feudal, la pirámide del feudalismo fue pérdiendo su dimensión económica. La estructura feudal se transforma así en una estratificación de castas, que tienen ahora libertad para entregarse a intereses extraeconómicos, esto es, espirituales. Los cabaIleros, sobre todo, vienen a constituir una extensa capa, que en las épocas en que no anda enredada en guerras y querellas, tiene que buscar una actividad espiritual.» La sociedad cortesana de Francia, como la Jonia de la época de Homero, busca esparcimiento. Las epopeyas heroicas y los romans caballerescos vienen a satisfacer esta necesidad. Sus autores son clérigos sin empleo, que refieren a su público las historias de Troya, de Tebas y Roma, además de aprovechar las obras de Ovidio; engalanan sus composiciones con todos los ornamentos de la retórica, que emplean también para temas modernos, como los célticos. [ ... ]

    España apenas tuvo un papel en el renacimiento latino del siglo XII. La cultura islámica del Sur era muy superior a la cristiana del Norte. Sólo en el Noroeste -en Navarra, y sobre todo en Cataluña- hay desde el siglo XI centros en que se cultiva la literatura latina, tal como irradia desde Francia. El más importante de estos centros es el monasterio de Santa María de Ripoll, cuna de la reforma cluniacense; florece aquí una escuela de poetas latinos, a la cual debemos canciones amorosas y también lamentaciones fúnebres panegíricas. Entre éstas hay un poema sobre el Cid, [el Carmen Campidoctoris,] del que desgraciadamente sólo se conservan las primeras estrofas, de modo que no es posible saber si se escribió antes o después de su muerte; en todo caso, es el primer poema que se compuso sobre el Cid. El más antiguo relato en prosa acerca de este héroe es la Historia Roderici (de hacia 1110). El Cantar de mio Cid adopta, pues, un tema ya tratado en latín; se ajusta formalmente al modelo de la epopeya francesa y emplea clichés estilísticos que en Francia no aparecen sino entre 1150 y 1170; de ahí que no pueda haberse escrito antes de 1180. Vemos, así, que la literatura española comienza más de un siglo después de la francesa. La razón es clara: en España faltaba el estímulo del florecimiento espiritual latino.

     Apenas en el siglo XIII llega la cultura de los letrados al otro lado de los Pirineos. Los poetas de ese tiempo llaman a la rítmica y retórica latinas «mester de clerecía» (= "técnica culta') o «nueva maestría», en contraposición al «mester de juglaría». Berceo se jacta de su saber libresco («ál [´otra cosa'] no escribimos si non lo que leemos»). Los temas son en su mayor parte de origen eclesiástico (Berceo) o antiguo (leyenda de Alejandro, novela de Apolonio). Hacia 1330, en su Libro de buen amor, Juan Ruiz importa a España, con gran desenfado, la erótica de Ovidio y de sus refundiciones medievales. A una libre versión del Ars amandi (que leyó en el original) añadió una adaptación de la popularísima comedia medieval Pamphilus de amore, la cual, a su vez, se remonta a una elegía de Ovidio (Amores, I, VIII) que pinta a una alcahueta en el elocuente desempeño de su oficio. El Arcipreste siguió los lances del Pamphilus casi al pie de la letra, sin más alteración que la de hacer españoles los nombres de lugar y de persona, para dar a su obra sabor local y colorido temporal. [ ... ]

La poesía latina de la Edad Media penetró en España por etapas. Una oleada llegó hacia 1230, con Berceo; otra hacia 1330, con el Arcipreste de Hita; la tercera con Alfonso de la Torre. Todavía hacia 1440 pudo este último escribir una enciclopedia con ropaje alegórico sobre las siete artes liberales, la Visión delectable, inspirada en Marciano Capela y en Alain de Lille.

     Como los españoles incluyen a los autores ibéricos del Imperio dentro de su literatura nacional, el tardío comienzo de la poesía en lengua vulgar no los desazona mayormente. El Poema de mio Cid constituye la espléndida iniciación de la poesía romance en España. Italia no tiene nada que se pueda comparar con él; se puede decir que hasta 1200 carece de literatura en volgare. Sólo hacia 1200 se inicia la poesía italiana. ¿Por qué tan tarde? Hace varias décadas que se viene discutiendo esta cuestión. Puede responderse a ella con sorprendente facilidad; basta considerar a la Romania en su conjunto. En la Italia del siglo XII florecen la jurisprudencia, la medicina y el arte de escribir epístolas; pero el estudio de los auctores está en decadencia, lo mismo que la poesía y la poética latinas; no hay humanismo, ni tampoco filosofía. La lírica romance del siglo XIII es un trasplante de la poesía artística provenzal. Sólo Dante dará vuelta al timón y hará que su poesía vaya a nutrirse en el legado de la Edad Media latina. La pregunta de por qué comienza tan tarde la literatura italiana está mal formulada; lo que hay que preguntar es más bien por qué comienza tan pronto la literatura francesa. Creemos haber dado ya la solución. Pero hay que ir más adelante y preguntar: ¿Por qué el renacimiento latino (1066-1230) sólo se dio en Francia y en la Inglaterra francesa? La respuesta es: porque la reforma de los estudios en tiempo de Carlomagno construyó cimientos que pudieron sobrevivir a las conmociones de los siglos IX y X.

 

 

Ernst Robert Curtius, Europäische Literatur und lateinisches Mittelalter, Francke, Berna, 1948; trad. cast. de M. Frenk y A. Alatorre, Literatura europea y Edad Media latina, Fondo de Cultura Económica, México, 1955, páginas 549-550, 552-555.

ERNST ROBERT CURTIUS


LA CULTURA LATINA Y
LOS COMIENZOS DE
LAS LITERATURAS EN LENGUA VULGAR

 

 

 

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