Biblioteca Gonzalo de Berceo Detalle de uno de los cantorales del Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla. La foto ha sido extraida del original de  R.Nieto, fraile emilianense.

 
 

 

    La cuaderna vía se originó en la Castilla de las primeras décadas del siglo XIII a partir de El libro de Alexandre, obra escrita probablemente hacia los añosveinte de esa centuria. Esa historia novelada de la vida de Alejandro Magno y el resto de obras escritas en cuaderna vía constituyen productos de esos nuevos clerici del siglo anterior. De lo que se ha convenido en denominar el ‘Renacimiento del siglo XII’, es decir, de esa extraordinaria floración cultural que se sucede a lo largo de la centuria y que da lugar a la aparición de un nuevo tipo de intelectual europeo en cuyas manos la literatura románica echa a andar con aspiraciones cultas en la Francia de finales del siglo XI y de principios del siglo XII. Sobre ese fondo panrománico debemos entender la cuaderna vía española que surge en las primeras décadas del siglo XIII sobre un amplio fresco de posibilidades estéticas e intelectuales que ya se han ido desarrollando en los setenta años anteriores y sobre las que teje un complejo entramado de opciones literarias. Todo ello se conjuga en la cuaderna vía porque es producto de ese tipo intelectual formado en los grandes estudios generales de la Francia o la Italia septentrional de la segunda mitad del siglo anterior. Se trata de un género literario culto que refleja los ambientes universitarios, las discusiones y las quaestiones del estudio general y el amplio uso de la Biblia y de la tradición cristiana conjugado (o no) con las importantes novedades que el renacimiento cultural del siglo XII había traído a la Europa occidental. Y la primera sorpresa que nos asalta cuando recorremos la cuaderna vía española de principios del siglo XIII sobre su transfondo románico y continental es su extraordinaria, su –digámoslo así– extraña y llamativa originalidad. En efecto, la literatura culta en lengua romance en la Castilla de esas décadas iniciales recorre caminos realmente imprevistos. En sus principales líneas, en sus autores más capaces desde un punto de vista estético –es decir, Alexandre y Berceo–, se escriben esas primeras notas de la literatura española al margen de algunas de las principales corrientes de la literatura románica de su época, que se desarrolla fundamentalmente en versos pareados y que apunta al roman de tema clásico y a laficción caballeresca de hondo sentimiento cristiano en Chretien de Troyes. Frentea ese comportamiento basado en el cultivo narrativo del pareado, lo que nos encontramosen Castilla es el cruce entre la historia clásica de Alejandro Magno y eluso de la cuarteta monorrima.

     Por lo que hoy sabemos, la cuarteta monorrima de alejandrinos surgiómuy probablemente de la manipulación técnica de las formas métricas y poéticasneolatinas sobre los años sesenta del siglo XII1. Es posible que hacia los años 70u 80 del siglo XII estuviera pasando a autores que escribían en romance, comoes el caso del Roman de Rou de Wace, donde la cuarteta conoce un uso épico--histórico2. Sin embargo, si fue así, lo cierto es que de ahí, y en congruencia consu supuesto origen, pasará al Poème moral escrito en lengua wallona hacia 12003.El Poème moral constituye una obra estructurada sobre ciclos de literatura hagiográficay de didáctica eclesial, y se muestra muy militante contra los cantaresde gesta y el roman de tema clásico, ejemplificándolo en la famosa cita donde serecuerda la existencia del Roman d’Apollone, obra de la que apenas consta unoscuantos versos (vv. 2309-2312, «Mais miez vos vient oïr nostre petit sermon / Keles vers d’Apollone u d’Alien d’Avinion»). Hacia el filo del doscientos, los diferentesespacios de la literatura románica pugnan entre sí por acaparar la legitimidadde la tradición. Y es ese mundo atento a la tradición eclesiástica el que anida en lasinquietudes de Gonzalo de Berceo, que también recuerda como de pasada su propiocanon nefasto en una actitud muy próxima a las cuartetas valonas (Vida de SanMillán de la Cogolla, 70, «Sufrié fiero lacerio las noches e los días, / tales comooyestes en otras fantasías; / mas él, el buen christiano sucessor de Helías, / no lopreciava todo cuanto tres chirivías») . Por lo que parece, las diferentes modalidadesy los múltiples usos de la cuarteta monorrima fueron encauzadas por el Poèmemoral a finales de siglo dándole una forma característica que veremos a lo largodel siglo XIII. Este uso hagiográfico y eclesial de la cuaderna vía será el que volveremosa encontrarnos ya en los Proverbia super natura feminarum, obra escrita envéneto o lombardo hacia 1170-1180 (y quizá de hacia 1210-1220, y, pues posterioral Poème moral) o en el provenzal L’Evangeli de le quatre semenz que desarrolla,de una forma similar a Gonzalo de Berceo en el prólogo de losMilagros, una metáfora bíblica como motor estructurante de la obra. En fin, ese uso lo encontramostambién enLo novel confort, en las breves apariciones de la cuarteta monorrima enRetebeuf o en Bonvesin de la Riva y muchas otras obras de la literatura románicadel doscientos. Con el Poème moral, pues, la cuarteta monorrima se identificacon un uso grave y eclesial, vehículo narrativo ideal de temas hagiográficos y dedidáctica moralizante. Nótese, por tanto, la originalidad que representa escribir enla Castilla de principios del siglo XIII una obra narrativa de tema clásico (la vidade Alejandro Magno) apoyándose en las cuartetas monorrimas. Tanto Gonzalode Berceo, como la preciosa Razón de amor, el Llibre de la infancia y muerte deJesús e incluso la Vida de Santa María Egipciaca son esperables en la Castilla deprincipios del siglo XIII, pues reproducen una inclinación europea que se encauzaen el ámbito del pareado o de la cuarteta. Sin embargo, alLibro de Alexandre nose le espera en la Castilla del primer doscientos.

     Desde ese punto de vista podemos decir que el Libro de Alexandre constituyeen ese ámbito continental una importante innovación estética al desechar elverso pareado del roman – pues por la mayor parte el roman de tema clásico estáescrito en pareados, exceptuando algunas formas del mismo Roman d’Alexandre – y de la novela francesa por la cuarteta de origen escolar y orientación didáctica.Constituye asimismo una importante innovación literaria el hecho de dejar de ladola tirada épica de alejandrinos en la que está escrita la vulgata de Alexandre deParis y decidirse por la cuarteta monorrima5. Dentro del horizonte de esa elecciónestética seguramente debemos entender las expresiones de la famosa copla segunda(curso rimado, sílabas cuntadas, etc.) donde el autor reivindica la singularidady la altura cultural y estética de la opción literaria que propone. Es un roman, escierto, pero se coloca por encima de ellos al encarar fuentes decididamente nobles– Gautier de Châtillon, entre tantas otras – y al exigir una perfección formal enla ejecución de los versos que se constituye en idiosincrasia de un mundo definidopor la escuela y el latín6. Orilla la andadura meramente narrativa del pareadobuscando un ritmo más grave en la cuarteta, al tiempo que evita la resonanciaépica de la tirada de alejandrinos. La cuarteta, por su parte, evoca un mundo didácticoy escolar, compenetrando la materia alejandrina – muy relacionada conun nuevo tipo social, el clericus, y, pues, de tan alta capacidad simbólica a principiosdel doscientos – con su propia percepción social y haciéndose acompañarde resonancias didácticas no presentes del todo en el roman del siglo anterior. El Libro de Alexandre constituye una hazaña estética a principios del siglo XIII y un planteamiento profundamente original. Pues bien, será ese improbable guante elque recoja Gonzalo de Berceo.

     Su elección lleva al Alexandre hacia un mundo muy concreto y muy defi-nido del siglo XII que nuestro anónimo, en efecto, refleja en casi todos los ángulosde su obra. Me refiero al mundo del roman francés del siglo XII: el mundo del Roman de Thèbes, de Alberic de Pisançon o de Roman de Troie y a la ideologíaque comporta. Se trata de un mundo escrito en vulgar por esosclerici urbanos delEstudio General a los que ya me he referido, y que desean poner en romance lossaberes del mundo clásico para un mayor aprovechamiento de los legos. Cuandolo leemos en esa perspectiva, empezamos a percibir que algunas de las característicasfundamentales de la obra de Gonzalo de Berceo no son más que tópicosque el Libro de Alexandre ha espigado en el romancortesano del siglo anterior, loque nos confirma la más ligera lectura. En efecto, constituyen tópicos del romanel uso de la primera persona – en este caso no solo del roman –, así como tambiénel elogio de la ciencia, la descripción de las artes liberales o los numerosos mapamundisque engalanan el Libro de Alexandre. La misma deontología del magisterque desarrolla en su primera copla constituye en realidad el exordio del Roman deThèbes (vv. 1-2, «Qui sages est nel doit celer, / ainz doit per ce son senz moutrer»),donde se apunta a la obligación que tiene de impartir sus conocimientos (v. 1c,«deve de lo que sabe omne largo seer») e incluso el mismo vocablo mester abreel Roman de Thèbes (vv. 13-14, «Or s’en tesent de cest mestier, / se ne sont clercou chevalier».). La ideología central del Alexandre – un quadrivium que englobaa la medicina y que apunta a la escuela de Chartes –,7así como esos rutilantesparalelismos del Alexandre con el Roman de Thèbes y el recuerdo del Roman deRou parecen invitarnos a buscar un contexto literario para el desconocido autordel Alexandre en el ambiente literario de la corte de Enrique II Plantagenet, en lasmismísimas antípodas de Gonzalo de Berceo. Un ejemplo clave de esa diferenciaque anima ambas obras a partir de sus presupuestos genológicos lo constituye eluso que hacen de materiales bíblicos. Mientras que Gonzalo de Berceo abunda enel camino de la didáctica eclesial del Poème moral, el Libro de Alexandreapuntaen sus paralelismos hacia Alberic de Pisçanson o el Roman de Thèbes.

     A partir de lo dicho, quizá causa cierta sorpresa afirmar que la Bibliaconstituye posiblemente uno de los libros más citados y utilizados por el anónimoalejandrino. Sabemos que sus fuentes principales son la Alexandreis de Gautierde Châtillon y el mismo Roman d’Alexandre francés 8. Sin embargo, el Libro deAlexandre hace un uso extenso de la Biblia en cuatro frentes diferentes que apuntanhacia sus intereses básicos y nos descubren la forma en que lee la historiasagrada, desbrozada a medio camino entre una historia del origen del hombre yde la cultura y, en menor medida, una historia de la Iglesia y del mundo antiguo9.Esos cuatro frentes pueden condensarse de la siguiente manera: 1) en primer lugar,tenemos una serie de expresiones tomadas de giros bíblicos; 2) en segundo lugar,continuas referencias a los personajes de la Biblia con carácter ejemplarizante,pero entre esos personajes destaca la figura de Salomón y el recuerdo de Job, sinolvidar que el mismísimo Alejandro Magno es personaje de la Biblia (1 Mac 1); 3)en tercer lugar, nos encontramos con una fuerte presencia de los libros del AntiguoTestamento, especialmente del Génesis, del Libro de Daniel y de los Profetas; deestos libros del Antiguo Testamento provienen la mayor parte de escenas bíblicas,tanto en la tumba de Státira, mujer de Darío II Aqueménida, como las dibujadasen la tienda de Alejandro Magno; 4) en cuarto lugar, y finalmente, el Libro deAlexandre se refiere a figuras del Nuevo Testamento o al origen de la Iglesia deRoma y Herusalén a partir de un recorrido geográfico por esas regiones. Veamosalgunos ejemplos.

     En la entrada en Babilonia, nos cuenta el anónimo alejandrino, el rey macedoniotuvo un recibimiento esplendoroso, difícil de describir:

1538 Al entrar dela villa mugieres e varones
exieron recebirlo con diversas canciones;
quáles eran las gentes, quáles las procesiones
non lo sabrién dezir loquelle nin sermones.

     La expresión loquelle nin sermones del segundo hemistiquio de 1538destá tomada del salmista en su forma casi latina («non suntloquelle neque sermones,quorum non audiantur voces eorum», Ps 18, 4). Lo curioso es que estehemistiquio se convierte en una expresión formular de cuaderna vía, es decir, serepite de forma literal en Gonzalo de Berceo y en el Libro de Apolunio (Apolonio 558cd, « Fazién tan grandes gozos e tan grandes missiones, / que non podriáncontarlas loquelas nin sermones» y Berceo, VSD, «non dizién el adobo loquele necsermones»)10. En este caso tenemos un ejemplo paradigmático de cómo funcionala lengua formular de la cuaderna vía, que es también una lengua formular parcialmenterománica y que, al contrario que otros géneros, surge de la misma estructuraliteraria de la cuarteta. El autor del Alexandre traduce la Biblia en una expresiónromance determinada y tanto Gonzalo de Berceo como el autor delLibro de Apoloniose dedican a utilizar el Alexandre como cantera de expresiones literarias, eneste caso posiblemente conociendo su origen bíblico. Nos muestra, además, cómouna de las formas de hacer preferida por Gonzalo de Berceo – la traslación a lascuartetas de expresiones puramente latinas – tiene su origen en el Alexandre. Queaquí, como en muchos otros sitios, Gonzalo de Berceo impone un uso sui generis,tan personal muchas veces, a la materia alejandrina.

     Entre las expresiones bíblicas del Alexandre destacan igualmente las querefieren motivos de carácter sapiencial, con preferencia por el Libro de Job y porlos libros de la Sabiduría, entendidos como fuente de apotegmas y formas pariomiológicasque después van a pasar a otros libros de cuaderna vía. Así, por ejemplo,expresiones del tipo «Más te valdría a ti que non fueses nacido (Alexandre2456d) proveniente en este caso de la maldición de Judas y del libro de Job (Mt26, 4 y Iob 10, 18-19, ‘Fuissem quasi non essem’) o «yo’l tornaré el gozo todo enamargura (v. 2329d, proveniente de Sant 4, 9 y también Is 32, 11-12; Miq 2, 4; Jer4, 13-14; Zac 11, 2-3), o la expresión de regusto proféticopor los nuestros pecados(copla 203, proveniente, entre otros muchos lugares, de Is 50, 1; Jer 4, 5; 5, 14-17;25, 8-11, etc.). Así como cita la Biblia como fuente de sus expresiones literarias,como en los vv. 1413ab («Mas como diz el sabio es verdad sin dubdança / que enel fin yaz todo el prescio o mal estança»; Job 7, 2)11y en 2464ab («Bien dixo elsalmista e es gran verdat / que lo que omne asma todo es vanidat»; Ps 25, 4; 143,8-11 y Eccli 1, 1; 1, 14, 2, 24-26). Como vamos viendo, una apreciable porción dela lengua literaria del Alexandre se construye a partir de la Biblia. En el Alexandrela Escriptura suele ser la Biblia, y la mención del salmista apunta hacia Salomónentendido como personaje sapiencial arquetípico y autor de casi todos los libros dela Sabiduría. Frente al sabio pagano – Alejandro Magno – tenemos el sabio cristiano– el rey Salomón –. Aquí tenemos esa inclinación de los autores de cuaderna víade jugar con expresiones paremiológicas, y, en el caso, delAlexandre tomándolasde la Biblia. Se trata tan solo de una serie limitada de ejemplos y que podrían multiplicarsesin problemas. Esta característica del Alexandre nos pone en la pista de hasta qué punto la lengua literaria de la cuaderna vía está tomada muchas veces dela Biblia y que elAlexandre constituye el horno o el puente donde esas expresionesbíblicas toman forma romance y se adecúan a los hemistiquios de los poetasclericales de la cuaderna vía, y a partir de la lectura delLibro de Alexandre pasanal resto de obras en cuaderna vía.

     Otro ejemplo que nos permite vislumbrar la preparación teológica delautor del Alexandre es el uso que hace de la profecía de Isaías (Alexandre, 2441ab,«catan las Escripturas un desabrido canto / que parrá una virgen un fijo muy santo»). Se trata de palabras puestas en la boca del Demonio, que teme que AlejandroMagno sea el hijo de Dios anunciado por Isaías (Is, 7, 14). Nótese en este casohasta qué punto el autor del Alexandre es capaz de un juego literario de notablefinura, puesto que el lector debe conocer la profecía de Isaías – que era, claro está,materia vulgata y vulgar entre los clerici – para entender la extensión de la bromaculta que nos propone el autor al presentarnos al Demonio como un discutibleexégeta de la profecía.

     Un uso paralelo de la Biblia por parte del autor del Alexandre consisteen la descripción de historias y escenas bíblicas, y en acordarse de la Biblia apropósito de los reyes persas y la historia de Alejandro. De esta forma, tenemosvarias estorias pintadas por Apeles en la tumba de Státira (Alexandre, estrofas1240-1249), donde se resumen varias historias bíblicas. En este uso historial de laBiblia debe subrayarse que tiene una importancia fundamental el Antiguo Testamentofrente al Nuevo, probablemente porque en la peripecia del pueblo de Israely en el Génesis podía leerse una historia del origen del hombre y de la cultura hartoútil como punto de referencia de una interpretación más amplia sobre la historiauniversal. De hecho, no será la última vez que el Antiguo Testamento sirve, ademásde como apoyatura de la Fe y depósito de la Revelación, como texto históricobásico del mundo antiguo. Que sea así nos lo subraya, además, la frecuencia conque el Libro de Alexandre cita su historia bíblica preferida: la historia de la Torrede Babel, que llega a explicar y citar tres veces y donde postulamos que debía dever una explicación del carácter políglota de la sociedad humana. Hasta cuatroveces. Hasta cuatro veces aparece la mención de los gigantes de Gen 6, 4 y latorre de Babel (Gen 11, 1-9) y la más detallada aparece asociada a la descripciónde Babilonia (1508-1512), donde explica la diversidad de lenguas, que serían setentay dos (1512ab, «Setenta e dos fueron los omnes mayorales, / tantos son porel mundo los lenguajes cabdales»). El caso le permite un excurso antropológicosobre los lenguajes principales y la diversidad étnica (1512-1517), para recordar laetimología de Babilonia derivada de Gen 11, 9. Podemos imaginarnos que el mitode Babel tenía una gran importancia para un autor que escribía en romance y no enlatín, así como un uso cultural de la Biblia más que exclusivamente como depósitode la Revelación. En cualquier caso, el Alexandre nos recuerda cómo Pisançonabre su Roman d’Alexandre con un recuerdo de Salomón.

    La Biblia, pues, constituye, junto a Gautier de Châtillon y el Romand’Alexandre, el libro más citado en el Alexandre y no por casualidad. Se trata deun cruce de caminos de las inquietudes fundamentales y definitorias del magníficosiglo XII, que se encontró por primera vez en la tesitura de tener que conciliar aAristóteles con la Biblia. El autor del Alexandre condena a Alejandro porque el reymacedonio no sabe conjugar el saber con la fe. En la línea con las más hondas inquietudesde su tiempo, esa es precisamente la exigencia que mueve al anónimo.

     Muy diferente se nos muestra la obra de Gonzalo de Berceo. Si el Alexandreconstituye un dilema estético a principios del siglo XIII, la obra de Gonzalo deBerceo desarrolla hasta sus límites y sus consecuencias últimas el género literarioen el que está instalado, que es el del Poème moral, la utilización de la cuartetamonorrima con finalidad didáctica y como vehículo de temáticas hagiográficas yeclesiales. Partiendo de este punto de vista, la Biblia no puede decirse que esté‘citada’ en Gonzalo de Berceo, porque en realidad en sus manos nunca deja lacuarteta de estar relacionada directa o indirectamente con la letra bíblica. Es más,algunas de sus obras, como el Duelo de la Virgen no constituyen otra cosa que unaexplanación narrativa y colorista del texto bíblico, aparte de que el uso que haceGonzalo del texto sagrado recuerda muy de cerca, de forma casi mimética, el quehace el Poème moral cuando recuerda a los Padres o al texto bíblico. Y así, por ponerun ejemplo, una carta de San Pedro abre los Milagros (vv. 17cd, «todos somosromeros que camino andamos; / San Pedro lo diz esto, por él vos lo provamos.»;referencia a 1 Petr 2, 11), que se cierran con una advocación paulina (905, «Assínlo diz Sant Paulo, el buen predicador, / que fue leal vasallo de Dios, Nuestro Señor,/ que todas las leyendas que son del Criador / todas salut predigan del omnepecador.»; Rom 15, 4)12.

     Si bien la Biblia siempre está presente en la obra de Gonzalo de Berceo, eltratamiento que se da a lo largo de sus obras y de lo que creemos es su cronologíacambia notablemente13. La cita directa de la Biblia apenas aparece en las primerashagiografías (el San Millán y el Santo Domingo) y sólo como formas ejemplarizantesdel héroe cristiano. Sin embargo, esas primeras hagiografías berceanas, yen especial la silense, dan paso a una perspectiva cada vez más escatológica de lafe que se resuelve en las visiones de Santo Domingo y que en Santa Oria conviertela hagiografía en literatura de visiones. Por su parte, elMartirio de San Lorenzoencuentra una visión más amplia de la hagiografía enlazada directamente a la historiade la iglesia. Por ello en estas últimas obras la tipología encuentra acomodoen las visiones de Santa Áurea, que contempla a Jesucristo con los ojos teológicosde la profecía de Isaías (136ab, «Madre», díxoli Oria, «si tú eres María, / de la quefabló tanto el barón Isaía».). Esa secuencia es la de la propia vida del poeta ahondandolos contenidos doctrinales de las cuartetas monorrimas.

     En efecto, entre ambos momentos narrativos se inserta un crecimientoestético y literario que va de las primeras hagiografías a un adentramiento en laspropuestas doctrinales y teológicas que podemos contemplar en la trilogía mariana,en el Sacrifico de la Misa y en losSignos del Juicio Final14.Da la impresión deque un crecimiento literario personal de Gonzalo fue acompañado de un deseo deprofundizar el ámbito doctrinal de su obra. De no quedarse en el recuento narrativode santos locales, sino en extender la percepción de su peripecia hagiográfica enel horizonte mismo de la historia de la Iglesia y de la doctrina. Por ello la trilogíadedicada a la Virgen constituye en verdad un evangelio mariano en tres momentoscomplementarios que nos descubren un autor de amplia formación teológica. ElDuelo de la Virgen consiste en la explanación de la misma letra del evangelio enuna historia llena de lirismo y de sentimentalismo donde Gonzalo parece seguir,como en otros momentos suyos, el evangelio de San Mateo, el más comentadopor los Padres15. En él nos encontramos algunas de las escenas más intensas de suobra. Por su parte, los Milagros de Nuestra Señora consisten, como es sabido, enun ciclo narrativo que tiene por protagonista esencial a la Virgen María. En estecaso es su introducción, llena de referencias tipológicas a las profecías bíblicasdel Antiguo Testamento, el que cumple la función de engarce teológico – apartede ser un encuadre literario –, proporcionando un cuadro de superior comprensióndoctrinal de la serie narrativa. Finalmente, los Loores de Nuestra Señora constituyenuna historia de la Salvación que se fundamenta en la tipología bíblica pararecorrer el camino que conduce del Génesis bíblico al prometido Apocalipsis16. Dala impresión, al recorrer toda la obra de Gonzalo, que el manejo de la cuarteta enterritorios paralelos a los de sus primeras hagiografías le llevó a profundizar en elsentido doctrinal de su obra, le llevó a ir comprobando y descubriendo las posibilidadesliterarias y doctrinales de la cuarteta monorrima, lo que acaba redundandoen una vuelta diferenciada sobre figuras muy próximas, cuales son San Millán ySanta Áurea. Y ahí se percibe un desplazamiento desde la historia local hasta la visiónescatológica pasando por la vivencia evangélica del Duelo y la historia hechadoctrina de los Loores. El sentido de ‘ciclo’ y de maduración personal se imponeen su obra cuando se lee completa y esa debía ser la percepción que comunicabala lectura completa del manuscrito in quarto.

     De hecho, en el pasado se había pensado en Berceo como escritor popularatendiendo a la presentación que él hace de sí mismo, mientras que a partir delos estudios magistrales de Brian Dutton apareció vinculado al Privilegio de losVotos17. Sin embargo, la acumulación de estudios en torno a su obra desautorizala idea cándida de un escritor inculto y corrige duramente una visión entreveradasolo de estímulos materiales. Nos descubre, en efecto, lecturas de San Jerónimo,de varias obras exegéticas de San Agustín, de San Gregorio, el uso asiduo de laglosa ordinaria, la lectura probable de Abelardo y la frecuente meditación sobrelos textos de San Bernardo18. Ahí leemos no solo formación jurídica o el interésliterario del exquisito creador, sino ante todo un magister en teología de pies acabeza, como debió serlo, sin duda, el Secretario del Abad de San Millán de laCogolla.

     Colocado en la perspectiva de su tiempo, la explanación de Gonzalo obligaa pensar en las formas del nuevo siglo tanto como en Bernardo de Claraval.De San Bernardo recoge una teología de ambientación mariana y la obligación deconstituir la historia de la Iglesia en el eje de su reflexión teológica. Pero esa reflexión irá teñida de bordes sentimentales y su expresión riojana acaba de darnos laamplitud concreta de su ambición. Su propia lengua literaria es en ese sentido unaopción teológica – que, necesidades pedagógicas aparte, nosotros bien podemosincardinar en el sermo humilis – y el adentrarse por entre sus obras doctrinales,en especial los Loores, nos muestra hasta qué punto Gonzalo exploraba con plenoconocimiento de causa caminos novedosos para el romance peninsular de su tiempo.En su obra la cuarteta vuelve al redil de la teología eclesial y del sentimientode la fe, vivido como algo más que como mera certidumbre lógica, tal como loestaba siendo y lo iba a ser en el siglo que comenzaba. Y por ahí percibimos cómoel aliento de la ‘suma teológica’ puede leerse ya en la idea de ciclo hagiográficoque preside su obra y que en realidad está tomado del Poème moral. En su obra no será la lógica aristotélica la que reine sobre el sentimiento de la fe. Nos lo demuestrael mismo Gonzalo en una de las coplas concluyentes del preciosoDuelode la Virgen:

Madre, a ti comiendo, mis pasos mis andadas,
Mi alma e mi cuerpo, las órdenes tomadas
mis piedes e mis manos peroque consagradas
mis ojos, que no vean cosas desordenadas. (Duelo, 102)

     Gonzalo de Berceo conocía, sin duda, el Libro de Alexandre y en ciertaforma debió de escribir contra él. Ambos constituyen dos mundos ajenos entre sí,que desarrollan posibilidades estéticas y literarias diferenciadas y divergentes sobreel amplio fresco cultural de finales del siglo XII. Se habían leído en el pasadocomo obras ‘primitivas’ y constituyen, sin embargo, soberbios monumentos deprecisión estética y audaces innovaciones. Desde el horizonte de su tiempo nossorprenden por su extraordinaria madurez. Son, en efecto, un adulto meandro delya ancho río de la literatura románica.Jorge García López

Abstract:The difference between Gonzalo of Berceo and the Libro de Alexandre constitutes a question of literarykind and of the romanic literary sources utilized for its respective works. Perhaps the best example ofthis difference is found in the use of biblical materials for both authors.

 

NOTAS

 1 D’Arco Silvio AVALLE, Le origini della quartina monorima di alessandrini,Saggi e Ricerche inmemoria di Ettore Li Gotti, Palermo, I, 1968, 142-144.

2 A. J. HOLDEN, Le Roman de Rou de Wace, París, 1970, 2 vols..

3 Véase la edición de A. BAYOT, Le Poème moral, Bruxelles-Liège, 1929.

4 La referencia, en apariencia inocente, es muy paralela a una expresión alejandrina recordada por elanónimo arlantino (Alexandre, 2288, «Non conto yo mi vida por años nin por días, / mas por buenasfaziendas e por caballerías; / non escrivió Omero en sus alegorías / los meses de Aquiles, mas lasbarraganías.»), y, por tanto, también probable recuerdo (y censura) del Alexandrepor parte de Gonzalode Berceo.

5 L. HARF-LANCNER (ed.), A. de PARIS, Le roman d’Alexandre, Paris, 1994 (el texto, no obstante,es el de E. C. Amstrong, Princeton, 1976).

6 F. RICO, La clerecía del mester, in Hispanic Review, LIII (1985), 1-23 y 127-150. 

7 J. GARCÍA LOPEZ, La alegoría de la Naturaleza en el Libro de Alexandre, in Actas del VIII Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Santander, 2001, vol. I, 797-807. Del mismo, Aprés toda la física, só mege natural: observaciones sobre la ciencia medieval en el Libro de Alexandre, in Actas del IX Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, A Coruña, 2005, 301-311, e idem,Honorio y Beda en el Libro de Alexandre: la lección de Astronomía, in Actas del X Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Alicante, 2006, 765-776.

8 Para el recuento de Fuentes destaco J. CAÑAS (ed.), Libro de Alexandre, Madrid, 1978; Madrid,1988.9 Para todo cuanto sigue tengo en cuenta CELSO, Bañeza Román, Las fuentes bíblicas, patrísticas yjudaicas del ‘Libro de Alexandre’, Gran Canaria, 1994 y O. GARCíA DE LA FUENTE, El latín bíblico y el español medieval hasta 1300, Logroño, 1981-1986, 2 vols.

10 Nótese cómo Berceo reconstruye la forma latina de la expresión sabedor, al parecer, de la fuente desu modelo, es decir, del Libro de Alexandre.

11 Aquí sabio es referencia a Salomón.

12 Para las citas de Milagros, tengo en cuenta la excelente edición de F. Baños (ed.), Gonzalo deBERCEO, Milagros de Nuestra Señora, Barcelona, 1997.

13 F. WEBER DE KURLAT, Notas para la cronología y composición literaria de las vidas de Santos deBerceo, inNueva Revista de Filología Hispánica, XV (1961), 113-130 y B. DUTTON, A Chronologyof the Works of Gonzalo de Berceo, in A. D. Deyermond (ed.), Medieval Hispanic Studies Presentedtoo Rita Hamilton, Londres, 1976, 67-76. Para la mayor parte de las ediciones de Berceo citadas acontinuación, tengo en cuenta I. Uría, coord., G. de BERCEO, Obras completas, Madrid, 1992.

14 G. P. ANDRACHUC, Berceo’s Sacrificio de la Misa and the Clérgios ignorantes, in John S. Miletich,ed., Hispanic Studies in Honor of Alan D. Deyermond. A North American Tribute, Madison, 1986,15-30, P. Cátedra, ed., G. de BERCEO, Del sacrificio de la Misa, in I. Uría, 1992, 933-1034 y M.GARCíA, Los Signos del Juicio Final, in I. Uría 1992, 1035-1060.

15 G. Orduna (ed.), G. de BERCEO, El Duelo de la Virgen, in Uría 1992, 797-857.

16 V. GARCÍA DE LA CONCHA, Los Loores de Nuestra Señora,un ‘Compendium Historiae Salutis’,in Actas de las II Jornadas de Estudios Berceanos, Berceo, 94-95 (1978), 133-189.

17 B. Dutton (ed.), Gonzalo de BERCEO, Obras Completas, Londres, 1967-1981, 5 vols, peroespecialmente su primer volumen y los apéndices que incorpora.

18 Véanse los estudios de M. Gerli (ed.), (Editor web: Literatura mariana y Milagros de Ntra. Señora y otros) Gonzalo de BERCEO, Milagros de Nuestra Señora, Madrid,1985; I. Uría (ed.), G. de BERCEO, Poema de Santa Oria, Logroño, 1976 y Panorama crítico delmester de clerecía, Madrid, 2000, así como I. Uría (coord.), G. de BERCEO, Obras completas, Madrid,1992. Asimismo deben verse los estudios magistrales de V. GARCÍA DE LA CONCHA, Los Looresde Nuestra Señora, ed. cit. , 133-189 y V. GARCÍA DE LA CONCHA, La mariología en Gonzalo deBerceo, in Uría 1992, 61-88.

 

Jorge García López

La Biblia en Gonzalo de Berceoy en el Libro de Alexandre.
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