Biblioteca Gonzalo de Berceo

    La riqueza verbal, en cuanto a denominaciones diabólicas, de la obra berceana no tiene parangón en la literatura anterior y coetánea al autor riojano. Berceo apela al diablo con las expresiones más variopintas. El Maligno es denominado con sus nombres propios habituales, de hecho demonio aparece por primera vez en castellano en la obra de Berceo, según Corominas. El riojano introduce una curiosa especialización en el uso de los término genéricos demonio y diablo. En sus hagiografías prefiere el primer término, mientras que en sus Milagros, obras litúrgicas, marianas y apocalípticas utiliza el más popular diablo. Parece, de todos modos, que existe una diferenciación semántica clara en las obras más doctrinales. Generalmente, en las hagiografías el diablo se individualiza y, aunque no es Señor del Mal, casi siempre es un ser muy concreto contra el que lucha el santo o que es expulsado del cuerpo de un poseso. En las obras más doctrinales diablo sí hace referencia a Satanás. 

 

 

En cambio, en los Milagros, igual que ocurre en las Cantigas alfonsíes, los diablos actúan en grupo como hueste diabólica, Satanás sólo aparecerá en el milagro de Teófilo. Otras veces, el demonio adquiere en la obra berceana nombres que aluden a su naturaleza de enemigo del hombre (mortal enemigo, uestantigua, sotil adversario), o apelativos que se refieren a su capacidad para el engaño o traición, muchas son las denominaciones que lo comparan con las bestias, y otras tantas las que destacan su sabiduría siempre aplicada al mal. Dada la anatemización del nombre del Maligno, es frecuente en toda la literatura popular del Medievo y, por supuesto, en Berceo el uso de eufemismos de carácter metafórico (mortal preson, mal venino, mala pestilencia. ..)
    La misma riqueza léxica la hallamos en los términos que denominan a la hueste diabólica. Cofradia, az, concejo, concejuelo... trasplantan al mundo del Más Allá las reuniones propias de los hombres.

    Palabras clave: Gonzalo de Berceo. Diablo, demonio, Satanás. Hagiografía. Milagros de Nuestra Señora. Vida de S. Millán de la Cogolla. Vida de Sto. Domingo de Silos. Loores. Duelo. Signos. Cantigas de Sta. María.


     As to the naming of the Devil, the verbal richness of Berceo has no comparison in the history of literature until the Riojan author: Berceo names the Devil in the most different ways,. it is named with its usual proper names. In fact, and according to Corominas, the word demonio appears for the first time in the Castilian language in Berceo's work. The Riojan author introduces a curious specification in the use of the terms demonio and diablo. In his hagiographies, he prefers the first term, whereas in Milagros, liturgical and apocalyptical works, he uses a more popular term, diablo. It seems that, anyway, there is a semantic difference in the works which are more theological.
     Broadly speaking, in hagiographies, the Devil is always an individual entity, and although
it isn't Mr: Evil, it is a very concrete being against which a saint fights or that is expened out of a possessed person.
     In the works which are more theological, the term
diablo refers to Satan. Howeve1; in Milagros, the same as in the Cantigas by Alfonso X; devils work in group as a devilish host, but Satan only appears in Teofilo's miracle.
     In other examples of Berceo's work, the Devil is named with words that anude to its nature of"enemy ofthe man"
(mortal enemigo, uestantigua, sotil adversario), or to its capacity to deceive or betray. There are also many designations which compare it to beasts, or which emphasize its wisdom, always applied to do evil.
    Because of the anathematization of the name
maligno, the use of euphemisms with metaphoric connotations (mortal person, mal venino, mala pestilencia), is usual in an the Medieval popular literature and, of course, in Berceo. The same lexical richness can be found in the terms used to refer to the devilish host Terms such as cofradia, az, concejo, concejuelo, transport the typicany human gatherings to the Further Away .

    Key words: Gonzalo de Berceo. Devil, demon, satan. Hagiography. Milagros de Nuestra Señora. Vida de S. Millán de la Cogolla. Vida de Sto. Domingo de Silos. Loores. Duelo. Signos. Cantigas de Sta. Maria.

 

 

    "Muchos nombres tiene el demonio, diablo, calumniator, Belial, sine iugo, Belzebu, dominus muscarum, Satanas, adversarius, coluber, tortuosus, Behemot, la gran bestia, Leviathan i cetus, vallena "

    Covarrubias, Tesoro1

    Muchos son las denominaciones y apelativos aplicados al Maligno en todas las épocas y culturas. Un claro ejemplo de esta riqueza léxica se encuentra en algunas obras literarias castellanas del XIII, como las berceanas y las Cantigas de Sta. María de Alfonso X, que recogen la tradición judeocristiana-gnóstica, la teología y, por supuesto, el folclore.

    La riqueza verbal, en cuanto a denominaciones diabólicas, que exhala la obra de Gonzalo de Berceo no tiene parangón ni con sus fuentes ni con otros textos coetáneos. Esta riqueza proviene, sin duda, de un temprano genio lingüístico y de una no menos fructífera imaginación alimentada por la religiosidad popular de su época.
    Para comenzar presentaremos en tres cuadros las diferentes denominaciones que aplica Berceo al diablo, comparándolas con las que utilizan sus fuentes. Podremos descubrir así su variedad, originalidad y abundancia. Cada uno de los cuadros contiene los nombres -y derivados- que aparecen en la Vida de S. Millán de la Cogolla ( cuadro 1 ), la Vida de Sto. Domingo de Silos (cuadro 2) y los Milagros de Nuestra Señora (cuadro 3), por ser estas las obras berceanas en las que el demonio adquiere mayor importancia.
    Señalamos entre corchetes las partes de la vida en la que se incluyen los nombres y entre paréntesis el número de veces que aparece determinado nombre; los (*) indican apelativos dados a judíos:

CUADRO 1

VIDA DE SAN MILLÁN, BERCEO

VITA SANCTI AEMILIANI, SAN BRAULIO

 

 

mal enemigo (2)

 

bestia maleita (2)

 

mortal guerrero

 

Lucifer

 

Belzebup

 

bestia maledicta (2)

 

demon (3)

ostis generis humani

bestia enconada

desertores spiritus (2)

dïablo (7)

nimirum spiritum

fuert bestion

Sathan

demonio (11)

 

malos uéspedes

 

concejuelo vano

 

demoniado (-a) (6)

 

sucios enconados

 

traidor vezino

 

el Pecado

inerguminos (8)

uésped alevoso

procacissimo demone

sucio alevoso

impuris spiritibus (2)

traïdor provado

demone infectum

traïdor falsso

demon / demonio /demonicolam (5)

vezín malo

hostem inmundum

dïablos fellones

 

malas crïazones

 

malos

 

suzielo concejo

 

falssos descreídos

 

malastrugos

 

az alevosa

 

mortal enemigo, pleno de mala nanna

 

   

 

CUADRO 2

VIDA DE SANTO DOMINGO, BERCEO

GRIMALDO

 

 

[exorcismo de Oria]

 

 

 

 mortal enemigo

 

 traïdor provado

hostis antiquus

 vezín malo

temptatore

 diablo (2)

diabolo

 draco traïdor

(fraudem diabolicam)

 

 

[exorcismo de Ofresa]

 

 

 

demoniada

inergumia

demonio (3)

(obsessione demonis)

diablo

infesto demone

mala pestilencia

invasor pessimus

 

 

 [exorcismo de Diego]

 

 

demoniaco

demonïado

obsessione demonis)

demonio (3)

infestissimo demone

diablo

demon

mal huésped

inmundo spiritu

 

(infestatione diabolica)

 

 

[exorcismo 3 endemoniadas]

inergumina

 

antiqui hostis

demonïada (-s)

inmuno spiritu

demonios

maligni spiritus

 

demonio

 

inimici

 

(diabolicus impetus)

 

(demonis infestatione)

 

(diabolica temptatione)

 

 

 [exorcismo de Peña Alba]

 

 

 

demonïada

 

bestia percodida

 

 demonio (6)

 

 vípera mala

demoniaca

 suzio malo

nequissimo spiritu

 diablo

demon (4)

 

(infestationes diaboli)

 [oración final]

 

 

 

 diablo

 

 sotil revoltor

 

 can traïdor

 

 démon

 

 

 

 

CUADRO 3

MILAGROS, BERCEO

MS. THOTT

 

 

[mil. II]

(demoniacho instinctu)

enemigo malo / malos guerreros

(diabolo impulsus)

de Belzebub vicario

demones (3)

de los buenos contrario

nequissimi spiritus

sótil adversario / foles

 

cativa bestia / diablos (6)

 

 

 

 [mil. VII]

antiquo hoste

 dïablos (2)

diabolo (2)

 concejo enconado

 

 

 

[mil. VIII]

inimicum

dïablo antiquo / fino / diabolos

antiquus hostis (2)

traïdor / don traïdor Palavrero

 

fassos / falsso vozero

 

engannadores / enemigo malo 

 

atenedores / mesnada

demoniace cohorti / mali (2) 

 

 

[mil. X]

 

guerreros antigos 

 

mortales enemigos 

 

malos servidores / malos traïdores 

 

engennadores / gent adïablada 

 

 

 

[mil. XI]

demones

dïablos (3) 

spiritus inmundi

los malos

 

 

 

[mil. XII]

 

dïablos (2) 

 

 

 

[mil. XVI]

 

dïablo /dïablado / demonïado (*)

 

can traïdor (*) / falsso descreído (*)

 

 

 

[mil. XX] 

diabolo (4) instigantes

dïablo (3)

demonis (4) 

traïdor provado 

 

 

 

[mil. XXIV]

 

dïablo (2) 

 

mal guïon / Pecado 

 

 

 

[mil. XXV] 

callidus hostis et humani generis invidus inimicus.

uestantigua

nefandissimus et diabolice...

trufán falso (dïablado, traidor) (*) 

artis operator nequissimus (*)

sabidor / falsso traïdor / malo (*) 

 

Satanás / dïablo (6) 

 

 

 

    Berceo apela al diablo con las expresiones más variopintas, incluso con algunas que había empleado para caracterizar a sus santos, por ejemplo esos malos lavradores (Milagros, 888d) que pretenden llevarse el alma de Teófilo mucho nos recuerdan al propio S. Millán que "Facié buena semiença, buena semient semnava" (37a)2. El diablo es denominado con sus nombres propios habituales, con apelativos que se refieren a su naturaleza de enemigo que combate contra el hombre, con los que aluden a su falsedad y capacidad para el engaño y traición, con aquellos que lo comparan con cualquier bestia, o con los que destacan su habilidad y sabiduría para el mal. También encontraremos en Berceo metáforas del demonio y nombres colectivos para toda su corte diabólica.

 

EL NOMBRE DEL MALIGNO

    Los nombres genéricos más comunes en todas las tradiciones son diablo y demonio. La primera documentación de demonio aparece en castellano, según Corominas, precisamente en Gonzalo de Berceo. Es este el apelativo que recogen con más frecuencia los Evangelios, casi siempre en casos de posesiones3. Diablo es un término más extendido en la mayoría de las obras medievales castellanas ( General Estoria, Apolonio, El Conde Lucanor) aunque en las Cantigas alfonsíes se prefiere demo4.
    La diferencia entre diablo, entendido este como señor de las Tinieblas, y sus operarios, los demonios, suele aparecer de modo bastante claro en la teología y la literatura. Por el contrario, en el folclore esta diferenciación se diluye y se llegan a utilizar ambos nombres como sinónimos, así lo encontraremos en la mayoría de las obras del XIII. Además, es el folclore el que crea ingeniosos apelativos y expresiones aplicados a supuestos "demonios menores", convirtiéndose así en antídoto contra el miedo generado por esos seres causantes de todo tipo de desgracias, en esto será maestro Berceo, sobre todo en los Milagros. S. Isidoro en el capítulo 8 de sus Etimologías distingue diabolus de daemones, pero su distinción no refleja la anteriormente señalada. Isidoro indica que Daemones, del griego, significaría 'conocedores de acontecimientos futuros', mientras que Diabolus, del hebreo, sería 'resbalar' y por tanto haría referencia a la caída de los ángeles que siguieron a Satanás, no olvidemos que este capítulo parece ser el que más interpretaciones erróneas recoges. Corominas, al analizar la etimología del término, no señala ese origen hebreo pero si indica que deriva de un término griego que significa 'separar, crear discordia, calumniar y arrojar', etimología esta que parece acercarse a la isidoriana.

    Berceo introduce una curiosa especialización en el uso de estos dos términos genéricos. En sus vidas de santos prefiere la denominación demonio, mientras que en los Milagros y en sus obras liturgicas, marianas y apocalípticas (El Sacrificio de la misa, Los Loores, El Duelo y Los Signos )6 utiliza mayoritariamente el más popular diablo. El uso sinonímico de estas dos denominaciones, como ya hemos señalado, tiene claro carácter folclórico7, ya que la teología distinguía claramente entre las dos realidades a las que se referían. En la Vida de Sto. Domingo documentamos siete veces la denominación diablo (17d, 48c, l02b, 152b, 238d, 250a, 767b) y otras tantas en la de s. Millán (102b, 124c, 133d, 261d, 203a, 261d); en los Milagros se usa este nombre más popular en el medievo de modo generalizado, aparece en un total de 24 ocasiones, incluyendo las variantes diabolo, adïablada, y diablado (273b, 274b, 465c, 467a...). El término ha perdido claramente su supuesta referencia teológica a Satanás y se confunde con la denominación de los seres malignos que ayudan al príncipe infernal en sus tareas. Así dice Berceo que los "diablos fellones" (c. 203a) desean torturar a S. Millán, cuando el eremita los vence, "fuxieron los demonios" ( c. 224c ). La sinonimia es evidente. También es diablo el generalizado en las obras de carácter más teológico (El Sacrificio, Los Loores, El Duelo y Los Signos)8, aunque en general aparece en singular adquiriendo un sentido individualizador que hace referencia al Príncipe de las Tinieblas más que a sus servidores. Así lo encontramos en los Loores donde, como ahora veremos en las Cantigas, se evidencia una clara oposición entre dos realidades antagónicas, el bien y el mal: "a Dios nos encomendemos, al diablo fuyamos" (193b ). En esta misma obra encontramos la terrible triada diablo, mundo, carne que lleva al hombre al Averno. Nos dice Berceo:

"contra nos es el mundo con sus adversidades
ayuda.l el dïablo con muchas falsedades,
con ellos tien la carne con falsas voluntades"
                                       (222bcd)

    En el Sacrificio también hallamos este mismo uso de diablo (210b ), al igual que ocurre en los Signos (75c ). Sólo en dos ocasiones, en estas obras que hemos caracterizado como teológicas, aparece el término en plural refiriéndose a los operarios infernales. Los diablos aparecen en fonsado (Signos, 73c) y en tan pudio vallejo haciendo mucho sucio trebejo (Duelo, 87b ). Se podría afirmar que Berceo en ellas sí que diferencia diablo de demonios, frente a lo que ocurre en sus obras hagiográficas y en sus miracula.

    Demonio es el término preferido por Berceo para sus hagiografías porque es un demonio menor y concreto, que casi podría tener nombre propio, el que tienta y tortura a los santos. Aparece en S. Millón en un total de once ocasiones (157b, 159a, 160a, 161d, l71b, l72b, 173a,), cuatro de ellas presentan la expresión redundante demonio maligno (182b, 190c, 201b, 224c). Es un demonio maligno el que ocupa la casa de Honorio ( c. 182b ). Igualmente es un demonio muy concreto el que hace decir locuras a Sicorio (c. 158a). También en S. Millán encontramos seis veces la denominación de los posesos como demoniados (169a, 171a, 177a, 201a, 237d, 316a) que traduce el energumino latino. Muy cercano a este demonio está el arcaísmo Démon (-es) que aparece dos veces en VSDom (62d, 766b) y otras dos en VSMill (163b, 270a). Curiosamente los demonios nunca se aparecen a los pecadores de los Milagros berceanos, son los diablos. Tampoco aparece en ninguna ocasión el término demonio en ninguna de las cuatro obras litúrgico-teológicas del riojano. En general, en las vidas de santos de Berceo el diablo aparece extremadamente individualizado y, aunque no suele ser el Señor del Mal, casi siempre es un ser muy concreto contra el que lucha el santo o que es expulsado del cuerpo de un poseso. En las obras que podemos definir como más teológicas (Signos, Loores, Duelo, Sacrificio) diablo si parece estar haciendo referencia a Satanás. En cambio, igual que ocurre en las Cantigas alfonsíes, en los Milagros berceanos los diablos actúan en grupo como hueste diabólica, como siervos del Señor del Mal, que sólo aparecerá de modo patente en el milagro de Teófilo.

     La denominación más frecuente en la obra alfonsí es dem' , demo, demoes9 con su derivado endemoniados. A pesar del indudable tronco común que une los Milagros berceanos y las Cantigas alfonsinas el apelativo del Maligno separa las dos colecciones de miracula. Diablo, que era el término preferido por Berceo, y sus variantes son sustancialmente menos numerosas en la obra alfonsí: diablo (c.67, v 41), diabo (c. 117, v. 12) o diaboo (c. 58, v. 50, c. 82, c. 109, v.116 y 46), el plural diabos o diaboos (c. 45, v. 43 y 56, c. 119, título; c. 123, v. 1 y 4, c. 182, v. 1) o diabres (c. 115, v. 296) y su derivado endiabrados. Aunque no se observa la diferenciación semántica entre los dos términos que en teología parece estar clara, sí que existe una variación en el sentido de las dos palabras pero atendiendo a una cuestión puramente gramatical. Cuando Alfonso X hace uso de cualquiera de los dos apelativos en singular suele referirse al Señor del Mal, mientras que al utilizar el plural señala las labores de los operarios infernales, ángeles caídos al servicio de Satán. El patético momento del apresamiento de un alma de un pecador suele estar protagonizado por una hueste diabólica, "e os demoes a alma fillaron del en sa sorte" ( c. 45, v. 43). Cuando los ángeles aparecen reclamando ese tesoro, "E disseron os diabos:..." ( c. 45, v. 46). Como vemos los dos términos son totalmente intercambiables, ambos se refieren a los seres infernales al servicio de Satán. El uso de cualquiera de las dos denominaciones en singular parece ofrecer un sentido individualizador y genérico que se manifiesta en estribillos como el de la cantiga 67 "A Reyna groriosa tant'é de gran santidade, / que con esto nos defende do dem' e da sa maldade" o el de la cantiga 119 "Como somos per consello do demo perdudos / assi somos pelo da Virgen tost'acorrudos". En estos estribillos se opone el poder de la Virgen a las acciones maléficas de diablo entre los mortales desde una perspectiva teológica, no desde el punto de vista del acontecimiento concreto.  El demonio es aquí la personificación del mal, una única entidad que se valdrá de sus esbirros para llevar a cabo su proyecto entre los hombres.

     Según la tradición y la teología, y ya desde el s. III en Orígenes, los nombres propios de Satanás, su apócope Satán y Lucifer corresponden a un único personaje, el Diablo, que es la personificación del Mal. La interpretación isidoriana más correcta es la dada al término Satanás, "in latino sonat adversarius... transgressor... veritatis inimicus... praevaricator... temptator "10. Lucifer era el ángel más alto del orden mayor de los nueve creados por Dios, era el segundo ser más importante del cosmos después de Dios. En la Edad Media temprana fue poco frecuente el uso de este nombre porque la tradición lo aplicaba a Cristo, que era "Portador de la Luz", Luzbel, el propio S. Gregorio Magno evita esta denominación. Pero poco a poco se hizo tan frecuente como Satanás y ambos nombres eran intercambiables y se referían a un solo ser.

     Muchos más nombres se dan al Príncipe de las Tinieblas en las obras literarias y teológicas medievales, casi todos ellos de tradición judeocristiana-gnóstica. S. Isidoro recoge en sus Etimologías distintos nombres derivados de fuentes grecorromanas o hebreas, Febo, Diana, Saturno, Bel, Belfegol; Beelzebub, Belial, Behemot, Leviatan, no olvidemos que desde el triunfo del Cristinaismo se irá produciendo una progresiva demonización de todos los dioses y festividades consideradas paganas. Behemot, asociado al cocodrilo y la serpiente en S. Gregorio y de ahí su relación con el diablo y con Leviatán (Job, 41 y Ap. 12), relacionado con la ballena, la boca del infierno y el diablo mismo, Berit (Jueces 8.33), Abaddón del hebreo 'destrucción', designa al Seol (Job 26.6) y al diablo (Ap. 9.11), Mammón, término que en el Nuevo Testamento personifica a la riqueza y avaricia (Mt. 6.24 y Lc. 16.11), Astaror, derivado de Ashtoreth, diosa de la fertilidad de Oriente Próximo, Asmodeo. ..

     En la obra de Berceo encontramos los nombres de Lucifer, Belzebub y Satanás que no aparecen en Alfonso X. Lucifer es el nombre más bello del diablo al recordar su origen angélico. No olvidemos que antes de ser ángel de las tinieblas fue ángel de luz, naturaleza que recuerda ese Luz-, que también forma el nombre satánico Luzbel. Este nombre y su leyenda provienen del Apocalipsis y de algunos apócrifos judíos y cristianos que lo definían como el "ángel caído, portador de luz y que desafió el poder de Dios, por envidia del hombre, convirtiéndose en ángel rebelde". Lucifer surge de la asociación del "Gran Príncipe" de Isaías, 14, la estrella matutina Helel-ben-Shahar, que cae de los cielos por su orgullo, con el querubín de Ezequiel, 28, "perfecto en sus caminos desde que fue creado hasta que fue hallada la iniquidad en él", y de ambos con Satán, príncipe de este mundo y obstructor del reino de Dios. Berceo emplea este nombre en tres ocasiones, precisamente recordando esta caída de los ángeles malos y el vicio consustancial al demonio, la envidia, causante de su caída: en la VSMill (100d), -"mas en los clergos ovo envidia a nacer, / la qe fizo a Lúcifer en infierno caer"- en el Sacrificio (142d), "que nos tronen al cielo ont Lucifer cayó" y en los Signos (32b ). Belzebú es identificado por S. Isidoro con el ídolo de Accaron y la etimología que da para su nombre es "el hombre de las moscas", pues Zebub quiere decir mosca. La relación que existe entre esta etimología y la naturaleza diabólica es que se le denomina así "por la sordidez de la idolatría o por su inmundicia". Esta etimología, también señalada por A. Mª Crisppino 11 alude a una característica definidora de lo diabólico: su mancha por el pecado, su suciedad espiritual, de ahí que frecuentemente hallemos referencia al hedor emitido por el demonio o a su suciedad. Este nombre lo encontramos únicamente en cuatro ocasiones, de nuevo en la VSMill (111a, 174b ), El Sacrificio (98d) y en los Milagros (767d), despojado completamente de cualquier alusión al significado isidoriano pero refiriéndose claramente al Príncipe del Mal. Satanás es, quizás, el nombre más común del diablo porque recoge todas las características que lo definen. Parece derivar de un término semítico -Satan- que significa 'opositor, acusador, tentador, adversario, enemigo, origen absoluto del mal. El mismo S. Isidoro señala que quiere decir "adversario, transgresor. Es adversario porque es enemigo de la verdad y dedica en todo momento su empeño a poner dificultades a las virtudes de los santos. y es también transgresor porque, convertido en prevaricador, no se mantuvo en la verdad en la que fue creado. Se le denomina igualmente tentador, porque su cometido es tentar la inocencia de los justos, como está escrito en el Libro de Job". Satán aparece sólo en una ocasión en los Milagros (769b) y otra en el Duelo (94b ). También lo encontramos como nombre común, sinónimo de demonio, en VSDom (334c ): "en casa de Onorio segudó un satán"12.

 

APELATIVOS QUE ALUDEN A SU NATURALEZA DE ENEMIGO DEL HOMBRE

    El diablo y sus secuaces se caracterizan por su constante lucha contra las virtudes del hombre. Lo tientan, atacan, torturan para poder llevárselo a su tenebroso reino como ofrenda a su príncipe. Por tanto, son enemigos del hombre y contra él establecen una constante lucha que les convierte en guerreros. El santo se convierte, en las hagiografías berceanas, en un héroe épico a lo divino en lucha permanente contra el Maligno. Esa naturaleza se refleja en expresiones tan épicas como "el bon campeador" aplicada a s. Millán 13. Esta característica da lugar a toda una seríe de epítetos y apelativos diabólicos que inundan las obras de Berceo. Como mal enemigo lo encontramos en VSDom (172d), en la VSMill (7c, 38d, 180b), en los Loores (175c), en el Sacrificio (l00d) y en los Milagros (78a, 219a). También como éemigo o éemigos diabos aparece en las CSM (c. 26, v. 45 y c. 125, v. 90). Semejante sentido cobra el sintagma mortal enemigo que, además de señalar la enemistad del diablo hacia los hombres, hace patente el peligro mortal que supone el contacto con él. Encontramos ejemplos de este mortal enemigo en los Milagros (246b, 297d), en la VSDom (68c, 151c, 327a), en los Loores (187b), en la VSMill aparece como "el mortal enemigo pleno de mala manna" (262c). De modo similar se hace referencia a Abderramán que queda, como los hebreos que aparecen en Berceo, demonizado ("mortal enemigo de todos los cristianos", 369b ). También se presenta destacando su cualidad de enemigo en el Duelo (89b) y en los Loores como mal enemigo (175c), cosa que no deja de ser redundante. Parecido significado toma el mortal guerrero de la VSMill (57d). Como malos guerreros aparecen en los Milagros (96c) y como guerrero antiguo en los Milagros (246a). Curiosos son los cultismos uestantigua 14 (Milagros, 721d) y antigo (Milagros 187a). El primero puede derivar del sintagma hostem antiquum, alusión clara al demonio, y con ese mismo sentido se utiliza en Berceo, recordando la enemistad que nos une al demonio desde el Génesis al ser causante directo del pecado original y de la expulsión del Edén. Dentro de todo este campo semántico se podría incluir el apelativo sotil adversario (Milagros, 78c) que refleja la sutileza que caracteriza al demonio para el engaño, idea que encontramos en algunos apelativos de las CSM como demo mui sotil (c. 115, v. 286).

 

APELATIVOS QUE ALUDEN A SU FALSEDAD Y CAPACIDAD PARA EL ENGAÑO Y LA TRAICIÓN

     En la caracterización física y psíquica del demonio se destaca la falsedad y el deseo de engañar a los hombres como consustanciales a su naturaleza. Su polimorfismo facilita el engaño al pecador. Esta cualidad física tiene una expresión lingüística en los apelativos y epítetos que se le aplican. Con frecuencia es denominado traidor, término que suele ir acompañado de adjetivos que hiperbolizan esa característica. Como traidor y falso traidor se encuentra en los Milagros, (187a y 197c, 723b, 886a). El demonio de las Cantigas es demo engannador (c. 41, v. 17) y demo comprido de falssidade (c. 45, v. 79). El propio Teófilo, que se siente endemoniado, se autodenomina así (802a). También lo encontramos en VSMill (267a). Destacando sus cualidades oratorias, recordemos su papel de acusador en los Juicios Divinos15, se le llama "traidor palavrero o falso vozero" en los Milagros (202ac); es traidor provado en los Milagros (466d) y en VSDom (328a). Una nueva redundancia aparece en malos traidores (Milagros, 259c ). A veces, su cercanía permanente al hombre adquiere la suficiente importancia como para denominarlo traidor vezino (VSMill 184b ), vezín malo (VSMilI 197b, VSDom 332d) o huesped alevoso (VSMill, 194a), Esta alevosía es su cualidad principal en expresiones como sucio alevoso (VSMill 196a), az alevosa (VSMill 223d) o don falsso alevoso (Milagros 477a), insulto con el que se dirige María al demonio para amonestarle por su intento de robar un alma. Como falso pero esta vez descreido, es decir sin respeto a la ley divina, lo encontramos en la VSMill (215b ). La misma expresión aparece en las Cantigas, "falss'e descreudo", pero aplicado a un moro claramente demonizado (c. 192, v. 64). El riojano se refiere a sus constantes intentos de acabar con el orden divino y el equilibrio de la virtud con expresiones como sotil revoltor (VSDom 768d) o mal revolvedor (VSDom, 218c ). Esta sutileza para el mal también es destacada por Alfonso X en expresiones como demo mui sotil (c. 115, v. 286). Su maldad originaria queda expresada en malos cri'azones (VSMill, 203d) y su mala fortuna por este designio genético aparece en el curioso sustantivo malastrugos o malastrugados, aplicado tanto a los demonios, siervos de Satanás, como a los que, por sus pecados o por haber pactado con el Maligno, se convierten en esclavos de tan mal señor. Malastrugo derivaría del stella latino y del cruce que con su sinónimo griego astrum. Según Corominas de este cruce podría surgir la palabra romance estrella. El mismo Corominas señala que astrugo sería un cultismo de astrólogos y que nunca pertenecería a un uso popular, cosa que parece contradecir el permanente uso que Berceo hace del término con el mismo significado que malfadado, 'predestinado a un mal', ( c. 38, v. 12) y utilizado a modo de insulto de carácter muy popular 16. Malastrugos son denominados los diablos que intentan quemar el lecho de S. Millán (219a), los ladrones de la iglesia profanada de los Milagros (723a y 887a), Teófilo (743d), el joven que le había prometido fidelidad a la Virgen y que se casó con otra (Don fol malastrugado, le insulta María enojada, 340a) y los pecadores que sufren las penas del Infierno (Signos, 52a). Este término aparece también en Alfonso X (c. 38, v. 30) con idéntico sentido que en Berceo. Término de significado próximo a estos es fadeduro, derivado del fatum latino, que aparece en los Loores ( 46d) aplicado a los demonios.

     En ocasiones Berceo demoniza a algunos de los personajes (musulmanes y hebreos, fundamentalmente) que aparecen en sus obras y les denomina como a los mismos diablos. A los ladrones que profanan la iglesia en el milagro XXIV les llama traidores provados (728c) y al judío del milagro XIII-auténtico trasunto del Maligno-, trufán descreido (672d) y alevoso (678a). Del mismo modo insulta con términos como: dïablado, demonïado, can traïdol; falsso descreido al judío del milagro XVI; trufán falsso, trufán dïablado, trufán traïdol; sabidol; falsso traïdol; malo, al hebreo que pone a Teófilo en contacto con el Maligno. Ya los judíos y romanos que crucifican a Cristo se refiere como endïablados, carniceros, canes, fammientos canes, bocudos alaganes en el Duelo de la Virgen (15d, 39d, 197a-d, respectivamente ). También se produce esta demonización en las Cantigas que recogen expresiones como "fill'o demo" aplicada al judío de la cantiga 34 o "falss'e descreudo" referida al moro de la 192. La demonización de los judíos parece evidente en el tratamiento lingüístico que, sobre todo, Berceo imprime a sus apelativos 17.  

    En general, el texto alfonsí es mucho más pobre en apelativos diabólicos. Casi todas las expresiones utilizadas en las Cantigas inciden fundamentalmente en la maldad consustancial a todo lo demoniaco. Así son frecuentes expresiones como "demo cheo de mal e arteiro" (c. 67, v. 36), "demo en que todo mal jaz" (c. 74, v. 31) o "demo malvaz" (c. 82, v.39).

 

APELATIVOS QUE COMPARAN AL DEMONIO CON LAS BESTIAS

    El demonio suele tomar el aspecto de todo tipo de animales, más o menos monstruosos, para aterrorizar así a los hombres 18. Los demonios pertenecientes a la categoría inferior suelen tener comportamientos que les igualan a las bestias. De ahí que con frecuencia el demonio sea denominado bestia 19. Normalmente este nombre va modificado con todo tipo de adjetivos peyorativos: cativa bestia (Milagros, 92d), bestia maleíta o maledicta (VSMill. 52a, 183c, o 112a, 263a), bestia enconada 20 (VSMiII 118a) o percodida (VSDOm, 680a), o fuert bestión (VSMill, 119c). Sierpe (Loores 4a) y vípera mala (VSDom, 693a) son nombres que mucho tienen que ver con el Génesis. Parecido a esta serpiente bíblica es su hermano mitológico el dragón, receptáculo del diablo en las representaciones de su lucha contra el arcángel S. Miguel. Así se le denomina en VSDom, draco traïdor (333c ). Siguiendo la tradición bíblica, encontramos el nombre can traïdorl (VSDom 768d), que también se aplica al judío del milagro XVI. El lobo es otro animal identificado con el Maligno, por lo que se puede aludir a este como lobo maleíto (SDom 123c) o lobo mal robador de almas que pertenecen a la Gloriosa (VSMill  6c). La suciedad propia de las fieras salvajes define con frecuencia al diablo al que se le llama sucio enconado (VSMill. 175b) o sucio alevoso (VSMill, 196a).

 

APELATIVOS QUE ALUDEN A LA SABIDURÍA DIABÓLICA APLICADA AL MAL

    El demonio desarrolla todas sus posibilidades intelectuales, sutileza, astucia e ingenio para perder a los pecadores y convertirlos en sus presas. Por esto se le denomina artero (Loores, 46d), o sabidor e artero (Milagros, 885d). Este artero parece derivar de arte, referido éste al arte del engaño propio del demonio. Ejemplo claro de esta naturaleza es el "sabidor diablo, sotil y muy puntero" que aparece en los Milagros (90b ), muy relacionado con la expresión "maestro sabidor de toda nemiga" (Milagros, 187b) que destaca la sabiduría diabólica. La sutileza aparece como nota característica de su definición como "diablo fino... de mal sonsacador" (Milagros 187d). Expresiones muy similares a éstas se leen en las Cantigas alfonsíes, "demo, ceo de mal e arteiro" (c. 67, v. 36) o "demo mui sotil" ( c. 65, v. 286) pueden servir de ejemplo. Su locura, ya que no sólo insta al pecado sino que también peca constantemente -recordemos que pecado y locura son casi sinónimos en el s. XIII-, permite su denominación como fol (Milagros 89b ). y su obstinación y terquedad hacen que se le llame refacio (Milagros 200a).

 

METÁFORAS DEL DEMONIO

    A veces, se elude pronunciar su anatemizado nombre. En su lugar se utiliza un eufemismo de carácter metafórico. Así encontramos que se habla de ellos como el malo los malos (VSDom 616d, Himnos II, 3), como el Peccado (VSDom 131a, 168b), como una mortal preson (VSMill, 89c) que recuerda más el lugar donde habitan que a ellos mismos. Mal venino (VSMill 101b) refleja el peligro mortal que supone entrar en contacto con él, similar al que se corre ingiriendo cualquier veneno, este venino adquiere así valor simbólico y metonímico. Los efectos que producen cuando penetran en una comunidad son similares a los de una mala pestilencia y, nuevamente, con valor metonímico, así se les puede denominar (VSDom, 616c).

 

LA HUESTE DIABÓLICA

    El demonio aparece frecuentemente en grupo cuando intuye la dificultad de la captura de un alma o de la labor de tentación y tortura de algún individuo o comunidad. A propósito de esto recordemos aquel exemplum relatado por Clemente Sánchez de Vercial que cuenta como un monje "veía a los diablos yendo a su monesterio, lleno de diablos e cercado de todas partes", y decidió por esto marcharse de allí. En el camino encuentra a un único diablo que está en un mercado al que le pregunta la razón por la cual allí sólo está él mientras que en el santo lugar hay infinidad de compañeros suyos. El diablo le responde que en el mercado:


non es necesario haber muchos peleadores, que allí onde si los enemigos son muchos que son tan viles e flacos que un peleador los vence, e allí ( en el momasterio) son menester muchos onde los enemigos (los monjes) son muy fuertes e non pueden ser vencidos sinon por muchos e non por pocos... en tu monesterio son pocos monjes, mas de grand corazón e fuertes de pelear...22

      Así, es frecuente la congregación de un gran número de ángeles negros en determinados lugares, como los lechos de los agonizantes, los monasterios o los desiertos. Berceo crea una serie de expresiones para referirse a estas reuniones diabólicas, como cofradia, az, concejuelo o concejo... Son términos que trasplantan al mundo del Más Allá denominaciones de reuniones propias de los vivos. En concejo está presente la idea de reunión o asamblea de los habitantes de una comunidad de carácter político (los habitantes de un núcleo urbano, de ahí concejo con el significado de ayuntamiento) o económico (los componentes de un gremio ); cofradía significa 'congregación o hermandad que forman algunos devotos, o también 'gremio', o 'vecindad', incluso en germanía puede significar 'junta de ladrones o rufianes', quizás, es con este último matiz con el que la encontramos aplicada a la reunión de diablos. Haz puede ser un término muy apropiado para denominar la reunión de diablos preparada para el ataque por las evidentes connotaciones militares que posee como procedente del latín acies y con significado de 'tropa formada en filas' 23. De acuerdo con esto, Berceo denomina a la hueste diabólica; az alevosa (VSMill., 223d), concejuelo vano (VSMill. 167c), suzielo concejo (VSMill. 214a ). Este concejo aparece como falss' alcavela en las CSM ( c. 261, v. 66) o demoes oste (c. 182, v. 41). Como fedionda cofradía aparece en los Milagros (802c) destacando el hedor que caracteriza a lo diabólico y que se recogía en expresiones de las Cantigas alfonsíes como "demo que senpre mal cheyra" (c. 1371, v. 38). Hemos señalado que los demonios son camareros y criados del principe de las Tinieblas y a esto responden apelativos como malos servidores (Milagros 274d) o atenedores (Milagros 197a). Como colectivo y de modo muy genérico se les llama los malos (Himnos, II, 3) o maliellos (Milagros, 197a) con cierto tono cariñoso impreso en ese diminutivo.

     La riqueza expresiva berceana queda patente en todo este compendio de denominaciones diabólicas que muestran, además, la importancia que adquiere este personaje en el desarrollo de gran parte de las obras de Berceo. Presentamos un gráfico que pretende reflejar la frecuencia con la que aparece cada denominación en las tres obras que hemos señalado como más significativas para este estudio. En él aparecen: los nombres más frecuentes en términos absolutos, es decir diablo y demonio, los apelativos relacionados con la falsedad, los que se relacionan con su carácter de enemigo y guerrero contra el hombre y los que lo comparan con bestias diversas. Observamos que en los Milagros es mayoritario el término diablo, mientras que no existe el apelativo demonio, se da un elevado número de expresiones relacionadas con su naturaleza falsa y con sus actividades como guerrero y enemigo del hombre, y pocos términos que lo denominen como bestia. En la Vida de S. Millán se observa, por el contrario, un uso generalizado de demonio y sus derivados, frente a un menor número de apariciones de diablo; también son de destacar los nombres que lo comparan con bestias y aquellos que resaltan su naturaleza traidora y falsa, siendo menos frecuentes los términos que aluden a su carácter de enemigo. En la Vida de Sto. Domingo el uso de demonio sigue siendo ligeramente superior al de diablo. En los Milagros lo más importante parece ser la naturaleza falsa y engañosa del Maligno, así como la enemistad que le une con el hombre al que siempre intentará perder. Sin embargo en la Vida de S. Millán lo más significativo es la labor taumatúrgica del santo y especificamente la exorcista, de ahí la abundancia del término endemoniado. También por esta razón el demonio puede ser comparado con una bestia que influye en el comportamiento del poseso. La obra que menos importancia ofrece al demonio es, sin duda, la Vida de Sto. Domingo y así se refleja en el menor número de citas que se hacen de él. Véamos el gráfico que resume las frecuencias de la aparición de unos nombres y otros:

 

 

 

NOTAS

    1. Sebastián de Coyarrubias, 8. Y. demonio, Tesoro de la lengua castellana o esspañola, ed. de Martín de Riquer, 2°, Barcelona, Alta Fulla, 1989.    
    2. Para los símiles e imágenes de la vida campestre aplicados a la vida del santo véase Brian Dutton, "El santo labrador", Vida de san Millán, ed. de Brian Dutton, London, Tamesis Books, 1984, pp. 193-194.
    3. Concretamente 52 veces, vid. Alfonso di Nola, II diavolo, 3ª, Roma, Newton Compton Editori, 1989, p. 167.
    4. Vid. J. Corominas y J.A. Pascual, 8. v. diablo y demonio, Diccionario Critico Etimológico del Español, Madrid, Gredos, 1.980.
    5. Este error parece estar basado en Euquerio, Commentarium in Ephesios, 3.6 y en Jerónimo, Commentarium ad Titum, 2.6, en MPL, 26.544 según señala Jeffrey Burton Russell en Lucifer. El diablo en la Edad Media, 2ª, Barcelona, Laertes, 1995, p. 107-109.
     
    6. Para las obras de Berceo citadas hemos utilizado la edición de las Obras Completas de Brian Dutton, London, Tamesis Books.
    7. Vid. Varaschin, A., "Preliminares a un estudio de la religión popular en Gonzalo de Berceo", en Homenaje a Pedro Sainz Rodriguez, 1982, n° 2, pp. 657-666.
    8. En los Loores aparece dïablo en seis ocasiones (45b, 46a, 182d, 183a, 193b, 222c), mientras que sólo en dos en el Duelo (83c, 87b) y otras dos en los Signos (73c, 75c).
    
    9. Esta denominación aparece en las siguientes ocasiones: c. 14, v. 21; c. 20, v. 21 y 39; c. 34, v. 18 y 5 veces en estribillo; c. 38, v. 75 y 85; c. 41, v. 10 y 17; c. 45, v. 43 y 79; c. 58, v. 15 y 32; c. 67 estribillo, v. 23,36,56, 89,96; c. 74, estribillo, v. 10, v. 20, v. 31, v. 43; c. 82, estribillo, v. 39; c. 109, v. 31; c. 111, v. 39 y 49; c. 115, título, v. 53, 64, v. 120, v. 286, v. 337; c. 119, estribillo; c. 137, v. 13,17,27 y 47; c. 182, v. 41 y 57; c. 192, v. 1, estribillo, 73, 102. Seguimos la edición de las Cantigas de Sta. María de W. Mettmann, Madrid, Clásicos Castalia, 1986.
   10. S. Isidoro de Sevilla, s. v. diablo, cap. VIII y XI, Etimologías, BAC, pp. 720-5.
   11. Dice A. Mª Crisppino "Según la escritura es el príncipe de los demonios. El primero de la jerarquía del reino de Satán, el único que puede enfrentarse a él". Su nombre deriva de la raíz semítica zbl, 'estercolero', y por metonimia 'dios de las moscas'. En la ciudad de Accaron le ofrecían escarabajos. Considerado alcaíde del reino de las tinieblas. En la descripción que ofrece Palingene en su In Zodiaco vitae "aparece con la figura clásica del demonio: estatura prodigiosa, sobre trono inmenso, con una diadema de fuego en la frente, el pecho hinchado, el semblante carnoso, los ojos incandescentes, las cejas arqueadas, gesto amenazante, narices largas, dos grandes cuernos y negro como un moro", Op. cit., p. 125. A. di Nola añade que la raíz zbl se transforma en el judaísmo en Ba'al que significa 'señor de la casa' que puede referirse a la morada subterránea de los muertos o de los diablos. Según el talmud zabal es 'inmundo', referido a los sacrificios dados a los ídolos de los gentiles. Op. cit., pp. 167-168.
    12. Satán es el Príncipe de este mundo. A él están sometidos todos los malos espíritus (Jn 12,31; 14,30 y 16,11...). Pero Cristo le arrebata su dominio (Mt. 12,88 y ss. y Jn.12,31), esto se hace palpable en las expulsiones de demonios y se completará con la segunda venida de Jesús (Ap. 12,12). El Antiguo Testamento usa, a veces, este nombre con el sentido genérico de adversario (sal. 109,6). En el Nuevo Testamento, según los fariseos, Jesús expulsaba a los demonios con su ayuda (Mt. 10,25...), vid. Haag, V. D. Born, S. de Ausejo, Diccionario de la Biblia, Barcelona, Herder, 1963, s. v. diablo y Beelzebub.
    
13. Vid. B. Dutton, "Berceo y la juglaría: el santo como héroe épico a lo divino", en Vida de s. Millán de la Cogolla, London, Tamesis Books, 1984, pp. 183-193.
    
14. Para Caro Baroja esta uest antigua se refiere a la hueste de los condenados al infierno que recuerda la imagen de la Santa Compaña gallega, vid. Las brujas y su mundo, Madrid, Alianza, 1993, p.102.
    15. Vid. Bermejo Cabrero, J. L., "El mundo jurídico de Berceo", en Revista de la Universidad de Madrid, XVIII (1969-1970), pp. 33-52.
    16. Vid. J. Corominas y J. A. Pascual, s. v. estrella, Diccionario critico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1980.
     17. Para el antisemitismo de estos dos autores son interesantes los artículos de Hatton, V. y A. Mackay, "Anti-Semitism in the Cantigas de Santa María, en Bulletin of Hispanic Studies, LX (1983), pp. 189-199 y J. Saugnieux, "El antisemitismo de Berceo", en Literatura y espiritualidad españolas, Madrid, Prensa Española, 1974, pp. 143-188. El pacto diabólico se convierte, según I. Burton Russell, en un elemento demonizador de minorias en la Edad Media. Su difusión promueve el antisemitismo, Op. cit., pp. 87-88.
     18. Efectivamente, como señala Artiles, se utilizan nombres alusivos al diablo por ser éste un nombre anatemizado. J. Artiles dice que para Berceo el demonio es una bestia más, afirmación con la que no podemos estar de acuerdo pues sólo en un número limitado de ocasiones se le trata como a tal; la denominación del demonio con el nombre de determinados animales responde a toda una tradición bíblica, que hay que interpretar exegéticamente. Esos animales son símbolos del Maligno, lo que no quiere decir que el demonio sea un animal más, vid. J. Artiles, "Animales y demonios", Los recursos literaríos de Berceo, Madrid, Gredos, 1964, pp. 168-173.
     19. Parece que en esa bestia existe una clara referencia a la bestia apocalíptica. Para el conocimiento que Berceo tiene del Apocalipsis puede consultarse el artículo de J. Saugnieux, "Berceo y el Apocalipsis", en Berceo y las culturas del s. XIII, Logroño, IER, 1982, pp. 101-149. Indudable es la influencia de las miniaturas de la bestia que aparecen en los beatos en la prefiguración del demonio en la mente del riojano. Para acercarse a su percepción vid. Yarza Luaces, J., "Las bestias del Apocalipsis en la miniatura de los beatos", Traza y Baza, 1974 (IV), pp. 51-77.
    20. Enconar es inflamar una llaga o el ánimo. Aunque al principio, como traducción del latino inquinare, significaba manchar, contaminar o infectar, significado con el que, según Corominas, aparece documentado por primera vez en Berceo, vid. s. v. enconar, Diccionario... El rey don García aparece demonizado en la VSDom por su pésimo comportamiento con el santo y su monasterio y de ahí que se le caracterice con este adjetivo (161d), que generalmente es aplicado al demonio.
    21. Perro y puerco son insultos que tradicionalmente se han lanzado contra los judíos por ser animales asociados con el Maligno. Recordemos que al monje beodo del milagro XX de Berceo se le aparece el diablo en forma de toro, león y "can rabioso". Para J. M. Cacho Blecua estas apariciones están inspiradas en el Salmo 22,13-14 -"Me rodean perros incontables...", "Texto e imagen en la literatura medieval española", Curso de Doctorado de la Universidad de Zaragoza, febrero 1993.
    22. Vid. "Tentari et fortis baIla signum est sanctitatis", (Ex. CCCLX), Libro de los Exemplos por A.B.C., ed. de J. E. Keller, Madrid, CSIC, 1961.
    23. Vid. s.v. cofradía, concejo, haz, R.A.E., Diccionario de la lengua española, 21., Madrid, Espasa Calpe,1992.


 

EL NOMBRE DEL DIABLO EN LA LITERATURA
MEDIEVAL CASTELLANA DEL SIGLO XIII

Mª del Mar Gutiérrez Martínez   
Universidad de Zaragoza

 

 

BERCEO

 

1998    Nº 134

 

Biblioteca Gonzalo de Berceo