La Rioja, cruce de caminos

Desde tiempos remotos ha sido La Rioja tierra de paso, cruce de caminos, campo de luchas y encuentro de gentes, culturas y civilizaciones: iberos, celtas, griegos, cartagineses y romanos, germanos, berberiscos y árabes dejaron sus huellas en nuestra región.

Pero estos pueblos y razas diversas, aunque pudieron influir en la organización, comunicaciones y lenguaje, no penetraron en su temperamento ni en su carácter. Los berones y pelendones, variedad de la raza celta, enraizaron profundamente en La Rioja.

Algunos caudillos de origen visigodo, al invadir los árabes la Península, se convirtieron al islamismo a fin de conservar sus bienes y preeminencias, además de dirigir los destinos de algunas regiones. Entre ellos destacan los miembros de una familia noble de estirpe goda, sucesores del conde Cassius, conocidos con el sobrenombre de Beni Casi o Banu Qasi, que durante más de doscientos años gobernaron gran parte de La Rioja.

La invasión fue cruenta, con todos los males que conlleva la guerra, agravada por ser gentes de distinta raza y religión, que llegaron fanatizados para imponer sus creencias, declarando la Guerra Santa a los enemigos del Islam.

La irrupción de los ejércitos bereberes y árabes, así como la conquista de las tierras hispanas, fue un paseo militar, gracias a la ayuda de judíos y godos que pertenecieron o fueron fieles a la corte de Witiza. Los guerreros no vinieron con sus mujeres, aunque más adelante llegaron para llenar los harenes de Córdoba, Granada y Sevilla. Después estuvieron acompañadas por cautivas españolas y princesas cristianas que, por razones políticas, se desposaron con musulmanes.

Se han calculado en 200.000 los invasores que se expandieron entre los ocho millones de pobladores indígenas. Esta desproporción explica el escaso grado de arabización de los descendientes nacidos de enlaces entre personas de ambas razas, que se consideraban y se ufanaban de su condición de hispanos. A los agricultores de origen árabe de la comarca cerverana que llevaban varios siglos trabajando y habitando esas tierras fue difícil convencerles de la necesidad de desterrarlos por no estar seguros de su fidelidad a las instituciones hispanas. Ellos, por haber cultivado como buenos profesionales los campos del Alhama, al que dieron su nombre, construyendo acequias y regadíos, con dedicación exclusiva para hacer fértil esa huerta, la consideraban y amaban como suya.

Aún hoy día, los descendientes de esas razas árabes, así como los judíos, de parecida procedencia, tienen a gala en el exilio blasonar de su herencia española y algunos conservan el romance castellano como lengua vernácula.

Situación de la España gótica y del norte de Africa a principios del siglo VIII

La península ibérica, dominada entonces por los godos, disfrutaba de una paz octaviana con la sola excepción del territorio prepirenaico occidental, ocupado por los vascones que llegaban hasta la ciudad de Pamplona. Con frecuencia tenían que acudir las fuerzas godas para sofocar las revueltas que allí se producían.
   En aquella Hispania de comienzos del siglo VIII se había logrado, tras grandes esfuerzos, la unificación política, cultural y religiosa de todas las regiones de la península, gracias, a los esfuerzos de varios monarcas godos, Leovigildo, Recaredo; Suintila y Recesvinto, y a la influencia del arzobispo de Sevilla, San Isidoro. Con la invasión árabe, esa unidad, tan difícilmente lograda, se quebró. Empezaron a nacer nuevos reinos a medida que se lograba la reconquista por los cristianos de los territorios que les habían pertenecido. Desde su fundación, cada reino se consideraba como un Estado independiente, bien por ansias de poder o por el afán de posesionarse de sus tierras perdidas.
   A la muerte del rey Witiza en Toledo, el Senado, indignado por los vicios y la corrupción de los cortesanos que habían rodeado al fallecido monarca, eligió como sucesor al duque don Rodrigo, gobernador de la provincia Bética. Salió éste de Córdoba al frente de su guardia y sin encontrar oposición entró en Toledo, donde lo proclamaron rey.
   El norte de Africa estaba habitado entonces por tribus diversas, en las que predominaban los bereberes o berberiscos, que se dedicaban a la agricultura y a la ganadería; aquéllos, de condición sedentaria, en tanto que éstos vivían como nómadas. A esta región, en tiempo de los romanos, la llamaban Mauritania Tingitana y a sus pobladores, mauros o moros.
   En el año
571 nació Mahoma en La Meca y cuando llegó a la edad de 39 años empezó a propagar su doctrina monoteísta con el lema: «Sólo Alá es Dios y Mahoma su profeta.» Doce años después, en el año 622, tuvo que huir de su ciudad natal y se refugió en Medina. En ese año 622 comenzó la era musulmana para el cómputo del tiempo de sus fieles. A esta era se le llamó Héjira, que significa huida. Comenzó entonces a predicar la Guerra Santa contra los infieles, estimulando las inclinaciones belicosas y aventureras de su pueblo. Diez años más tarde, año 10 de la Héjira y 632 de la era cristiana, murió Mahoma.

En el año 689 llegaron a Mauritania varias expediciones de guerreros árabes, que se apoderaron de la región en nombre del califa de Damasco. Entre los nativos berberiscos y los árabes recién llegados, que eran más cultos y altivos, existieron desde el principio fuertes rivalidades que originaron luchas crueles entre ellos.

Varias leyendas de distinto origen y de dudoso crédito narran los amores bastardos del rey Rodrigo con Florinda «La Cava», hija del conde don Julián, gobernador de Ceuta, quien, para vengar el ultraje recibido, instigó a los jeques de Mauritania a unirse con los partidarios de la familia Witiza para arrebatar el trono al nuevo rey. Esta leyenda parece destinada a justificar la invasión de España por los musulmanes y la tibieza de los hispanos en defenderla.

 

 

Duración del dominio árabe en las distintas comarcas de La Rioja

 

Los musulmanes desembarcaron en las costas andaluzas el año 711, ocuparon la Península y permanecieron en ella hasta el 1492. En La Rioja, el dominio árabe fue mucho más breve y en algunas de sus comarcas montañosas no llegaron a poner el pie, dominándolas desde puntos estratégicos.

Las fuerzas invasoras penetraron en La Rioja por Alfaro el año 714 y como hasta 1119 no fue recuperada la comarca cerverana, último baluarte musulmán en nuestra región, se calcula que los árabes dominaron en ella, en todo o en parte,. más de 400 años.

la liberación o reconquista de La Rioja se realizó prácticamente en cuatro fases o etapas:

1.º El año 899, asturianos y leoneses, ayudados por las mesnadas de los condes castellanos, ya se habían adueñado del desfiladero burgalés de Pancorbo y las poblaciones y castillos riojanos de Cellorigo, Sajazarra, Grañón, Leiva, Castro-Bilibio y el desfiladero de la Morcuera. Algunas de estas fortalezas se recuperaron con anterioridad a aquella fecha.

2.º El año 923 cayeron en poder de las tropas cristianas Nájera, Viguera y Arnedo.

3.º En el año 1045, García el de Nájera reconquistó la ciudad de Calahorra, que había sido durante 120 años la fortaleza árabe más avanzada que amenazaba la frontera oriental de La Rioja.

4.º En 1119, Alfonso I el Batallador, después de conquistar Zaragoza (1118), recuperó para la cristiandad las comarcas de Alfaro y Cervera del río Alhama.

Los musulmanes en La Rioja Alta no se establecieron permanentemente más que en puntos estratégicos, transformados en fortalezas, desde donde mantenían sumiso al país. Partiendo de ellas realizaban campañas y expediciones por la comarca, unas veces con sus propias fuerzas y otras uniéndolas con las del emir de Córdoba. Por lo menos 36 expediciones o razzias sufrió La Rioja, según registran la crónicas que conocemos, lo que hace suponer que pudieron se bastantes más.

Los peregrinos a Compostela que acudían a visitar el sepulcro del apóstol Santiago desde la segunda década del siglo IX, afluyeron cada vez en mayor número recorriendo los difíciles camino que estaban libres de la ocupación agarena.

Ello no obsta para que los árabe tuvieran comunidades protegida por fortalezas desde las que vigilaban a los cristianos. A medida que las milicias de León y Pamplona iban aumentando sus territorio con los arrebatados a La Rioja esos focos árabes eran sometido o   tenían que emigrar.

Según Pérez de Urbel, en el año 882 los. cristianos ya estaban establecidos definitivamente en Cellorigo y Pancorbo.

El estratégico castillo de Grañón cambió de dueño con frecuencia Los ataques musulmanes de lo años 864, 865 y 867 sólo consiguieron retrasar por poco tiempo la reconquista de este territorio de La Rioja Alta.

Dice la Crónica Najerense que los cristianos eran dueños en el 899 del castillo de Grañón, que fue utilizado como base para la conquista de Nájera, que estaba en poder de los musulmanes en aquella fecha.

Entre las excepciones que señalábamos respecto a la discontinuidad de la presencia de árabes en esta zona citaremos las de Nájera y Haro. En la ciudad de Haro se conserva un documento de 1521 que trata de un pleito promovido por los moros contra Juan Ezquerro de Haro, porque había ocupado unas tierras que siempre habian sido de ellos.

También Nájera debió continuar en manos de los musulmanes desde la primera invasión, pues al decir de Justiniano García Prado: Doscientos años poseyeron Nájera los marroquíes y bereberes, mandando en ellos jeques y visires nombrados por los emires de Córdoba. Entre los años 714 y 718 se apoderaron de La Rioja y convirtieron Nájera en una fortaleza o castillo desde el que las huestes moras ejercían su poder sobre La Rioja Alta. Vino a ser como la avanzadilla musulmana frente al baluarte oriental del reino leonés con los castillos de Bilibio, Pancorbo, Buradón, Frías y Toloño.

Al llegar la riada sarracena, los valles de La Rioja Alta y Media se despoblaron en gran parte, huyendo sus habitantes a las montañas cameranas, burgalesas, alavesas o navarras, quedando los pueblos con pocos vecinos. Muchas de las comarcas quedaron «como tierra de nadie», a merced de los bandoleros que robaban el ganado y los frutos del campo.

La Crónica de Alfonso III fija en el año 923 la conquista de Nájera: «Entretanto llegaron emisarios del rey García (Sancho García), invitando a que fuera allí nuestro rey (Ordoño II de León) para conquistar las ciudades de aquellos infieles que son Nájera y Viguera. Marchó, en efecto, nuestro rey con un gran ejército y tomó Nájera.»

La Rioja Media quedó poco poblada tras la invasión árabe. Varea, Logroño, Albelda y Clavijo sólo estuvieron en poder de los agarenos unas cuantas décadas. Sin embargo, Viguera, por la situación estratégica de su castillo, fue presa codiciada por los muslimes, quienes la ocuparon más prolongadamente. Muza II, cuyos dominios por occidente comenzaban en Arnedo hasta el 856, en ese año avanzó más al oeste, ocupando Viguera y en ella se mantuvieron los Beni Casi -en el año 882 era señor de Viguera Mohamed, nieto de Muza-, salvo pequeños intervalos, hasta el año 923, en que tuvo lugar su conquista definitiva.

De la reconquista de Viguera por Sancho Garcés tenemos la fecha por una crónica cristiana recogida por Flórez en La España Sagrada:

Sancho Garcés I decidió, «para conmemorar el triunfo obtenido hace poco en el castillo de Viguera, hemos determinado construir un monasterio en el lugar que aquellos infieles llaman en su lengua caldea Albelda y nosotros en latín Alba (blanca), que está situada junto al río Eyroca (Iregua) y en los arrabales de la ciudad de Viguera. Dado en ... , a cinco de enero del año 924». La reconquista de Viguera tuvo lugar, por tanto, en el año 923.

Aunque la existencia de Logroño no está documentalmente probada hasta el año 926, se tiene la certeza de que en el paso del Ebro y en su margen derecha había con anterioridad a esa fecha un núcleo de viviendas en la zona de la Ruavieja. Allí llegaban los peregrinos que venían por el camino de Santiago o camino francés desde mediados del siglo IX, pocos lustros después del hallazgo del sepulcro jacobeo. Santo Domingo de la Calzada contribuyó más tarde a mejorar la ruta riojana con la construcción de calzadas, puentes, hospitales y hospederías. En Logroño, los albergues y posadas de peregrinos, situadas en las calles Ruavieja, Barriocepo y Mayor, estaban señaladas por un pequeño escudo en sus fachadas con la figura de una concha o el anagrama J.H.S., de los que quedan ya muy pocos.

Clavijo y Albelda, aun cuando fueron liberadas en el año 859, volvieron a poder de los árabes, hasta que fueron reconquistadas definitivamente Nájera y Viguera en el 923. De aquellas poblaciones nos ocuparemos más adelante al tratar de las batallas que en ellas o en sus campos se libraron.

Larga duración del dominio árabe en La Rioja Baja

La Rioja Baja, como zona más próxima a la plaza de Zaragoza, desde donde partían las expediciones árabes contra las regiones del norte, estuvo ocupada por los musulmanes durante mucho tiempo. Además, siendo patrimonio de la familia Beni Casi, lo defendían contra toda clase de enemigos.

La primera población de esta zona que pudo sacudirse el yugo musulmán fue Arnedo, que se reconquistó en el año 918 ó en 923.

Algunos opinan que pudo quedar liberada en el 914, fundándose en una Crónica de Ben Idhari que afirma que Abderramán III, al comienzo de su reinado (912-961), tenía sus fuerzas ocupadas en sofocar las insurrecciones de Andalucía y aprovechando esta circunstancia y la debilidad de los Beni Casi, Sancho Garcés I pasó el Ebro y ocupó La Rioja Alta; alentado por este éxito, Sancho decide conquistar La Rioja Baja y se apodera de la ciudad de Calahorra. Estamos en el momento en que La Rioja, en expresión vulgar, pero muy gráfica, «empieza a cambiar de amo».

Existía entonces cierta rivalidad entre los reyes de León y Pamplona. Al conocer García I de León las conquistas realizadas por el pamplonés, quiere adelantarse, pone en marcha sus huestes, avanza hasta el río Cidacos y en una dura batalla (19-3-914) derrota a los musulmanes. Según Ben Idhari, el rey García quedó extenuado, subió al castillo de Arnedo, que estaba en poder de los cristianos, y después de firmar una escritura ante el conde Gonzalo Téllez, falleció. Por el contrario, el obispo de Astorga, Sampiro, natural de Zamora, dice en su crónica que el rey García puso sitio al castillo de Arnedo, que estaba en poder de los árabes, y durante el asedio cayó enfermo, levantó el cerco y marchó a Zamora, donde falleció. Esta opinión parece más digna de crédito por la proximidad en el tiempo y en el espacio a los hechos del obispo cronista, ya que siendo natural de Zamora y prelado de una diócesis cercana, a la vez fue' coetáneo del suceso que historió. En cambio, Ben Idhari escribió su crónica en 1306 y seguramente alejado del lugar de los hechos. Como creemos en la exactitud de los datos dados por Sampiro, damos por sentado que el castillo de Arnedo seguía en poder de los árabes.

Los que opinan que la reconquista de Arnedo sucedió en el año 918 se fundan en que Ordoño II, sucesor de García I, pactó con el rey de Pamplona la distribución de los territorios, por lo que trató de ocupar la ciudad de Arnedo. En el año 920 estaba ocupada por los cristianos, puesto que allí se refugió Sancho. Pero al ser derrotados en Muez, Abderramán se lanzó contra los castillos cercanos, en los que pudo dejar guardias para su custodia.

En el año 923, Nájera y Viguera fueron reconquistadas por las tropas cristianas y suponemos que Arnedo también, porque en esa época Viguera y Arnedo solían pertenecer al mismo dueño.

Que Arnedo siguió, después del año 923, en manos cristianas se sabe por un documento que se encuentra en el archivo de Simancas. Es un testamento otorgado por el clérigo Lope en el año 928, «durante el reinado de Nuestro Señor Jesucristo y el príncipe García de Pamplona y bajo la dominación de Velasco Lícurt en Arnedo» (Fernández de Bobadilla). En el año 928 ocupaba el trono de Pamplona García Sánchez I (925-970).

Arnedo continuó en poder de los cristianos según una crónica del moro Rasis en el año 956: «Cuando Espania de moros era, era Arrait su escudo contra los cristianos.»

Si tenemos en cuenta que entre los años de la invasión (714) y de su reconquista (923) existe una diferencia de 209, restando el tiempo que estuvo en poder de los cristianos, se puede calcular que los moros estuvieron en Arnedo bastante más de siglo y medio.

Calahorra fue reconquistada en el 1045 por el rey García de Nájera, fecha que no admite duda por estar ampliamente documentada y conocerse los detalles de los preparativos y del combate para su conquista.

Para calcular la duración del dominio musulmán sobre Calahorra entre el 714 y el 1045 se debe restar el tiempo que entre esas fechas estuvo en poder de los cristianos y que pudieron ser los siguientes, en circunstancias que por exigencias de la brevedad no es posible detallar: 740, 750, 758, 780, 791, 792, 793,815,844,845,911,912,914, 918,922,961,962 Y 977.

Con estos datos y sabiendo que entre la fecha de la invasión y su reconquista transcurrieron 331 años, podemos deducir que Calahorra estuvo en poder de la morisma unos trescientos años.

Respecto a Alfaro son muy pocas las noticias que tenemos de su dominación por los muslines. Debió estar destruida esta ciudad durante bastante tiempo, puesto que no se la cita en varios documentos de esas fechas, nombrando en cambio las ciudades cercanas. Se sabe que en el año 916 Alfaro fue destruido por Yusuf ben Mohamed, pero se ignora la fecha de su reconquista. Según Antonio Ubieta, Alfaro continuaba en manos agarenas en el año 1104. Como se sabe que las ciudades de Tarazona y Tudela fueron reconquistadas en el año 1119 por Alfonso el Batallador, la recuperación definitiva por los cristianos hay que situarla entre ambas fechas.

Según la Crónica de Cardeña, la ciudad de Alfaro ya estaba reedificada en el año 1073, puesto que el Cid Campeador, después de destruir Logroño, en venganza por las supuestas ofensas recibidas de conde de Nájera, cae sobre Alfaro de la cual se apoderó.

Por los distintos emplazamientos de los restos arqueológicos encontrados puede asegurarse que la ciudad de Alfaro fue construida y abatida varias veces.

Alfonso VII, en 1126, reedificó Alfaro y la repobló.

Cervera del Río Alhama estuvo en poder de la morisma durante cuatro siglos y aún siguieron en ella y en la vega del Alhama durante 300 ó 400 años más, después de su reconquista; fueron muchos los moros que se sometieron para que les permitieran continuar vivienda en la comarca. Incluso ocuparon cargos públicos, como alguaciles, pregoneros y hasta formaron parte del concejo municipal, lo que estaba prohibido por pragmáticas disposiciones reales.

La influencia musulmana en esta zona fue muy grande, facilitada por el aislamiento en que se encontraban por la escasez de comunicaciones.

Hubo mucha convivencia entre las dos razas y así siguieron pacíficamente hasta que los Reyes Católicos, tras la conquista de Granada, en 1492, empezaron a dictar disposiciones contra judíos y moros con el fin de lograr la unificación religiosa de la Península.

  Estando en el concilio de Trento 11545-1560) el obispo de Calahorra, Don Bernal Díaz de Luco, escribió al cabildo de Cervera, dice Felipe Abad: «felicitándole por haberse fundado la Congregación de la doctrina Cristiana en una villa donde tantos cristianos nuevos (de procedencia mahometana) y de tanta influencia existían».

José M. San Baldomero afirma que la población mora en Cervera fue, a lo largo de cuatro siglos después de su reconquista, superior a la judía y a la cristiana juntas. cita una ordenanza sobre aguas del año 1400, en la que figuran tres moros por cada judío o cristiano.

La expulsión de judíos no comenzó hasta 1492, en tanto que el destierro de musulmanes se dictó el año 1610. Los descendientes de los que tuvieron que emigrar después de tantos siglos de convivencia suelen expresar su nostalgia por estas tierras.

Fuentes históricas. Estudio crítico de las crónicas árabes y cristianas

Los siglos VIII y IX son los más oscuros de nuestra historia por la escasez de documentos y las contradicciones que existen entre las crónicas árabes y cristianas y la discordancia de los datos de fechas y cifras de combatientes y de bajas.

Las crónicas cristianas que tratan de nuestra región son: la Crónica de Albelda, que, aunque terminada en el 883, fue continuada por el monje Vigila hasta 976; la Crónica Profética, que trata de la destrucción de Albelda por Ordoño I; la Crónica de Alfonso /// el Magno; la Crónica de Sampiro; la Najerense, escrita hacia 1160, con abundantes detalles de La Rioja y Castilla, en especial de sus condes, y la Crónica General de Alfonso X el Sabio.

Las historias de Lucas de Tuy y Rodrigo Ximénez de Rada, del siglo XIII, se refieren a sucesos ocurridos cuatro siglos antes y no ofrecen suficientes garantías de fiabilidad.

En cuanto a escritores riojanos, posteriores a los citados, tienen frecuentes errores y defectos de interpretación de los hechos. Esteban Oca y Merino califica de inadmisibles muchos de los datos que aportan Gregorio de Argaiz, fray Mateo de Anguiano y José González Tejada.

Son dignos de crédito Casimiro Govantes, Lévi Provençal, Dozy, el padre Villada, fray Justo Pérez de Urbel, J.M. Lacarra y Sánchez Albornoz.

Las fuentes árabes, algunas de ellas encontradas recientemente, son indispensables para conocer la historia de los musulmanes en España: Mohamed al Razzi (el moro Rasis), Ben al Qutiya, Ben Hazam con sus genealogías, Ben Hayyan y su Muqtabis de datos fidedignos, el geógrafo Edrisi, Ben al Athir, con su Historia General del Mundo Islámico, Ben Idhari, Al Nuwayri, autor de 30 volúmenes de historia, Al Udriy, por no citar más, nombraremos al gran erudito del siglo XVII Al Maqqari. Sus escritos son magníficas fuentes gracias a las cuales se puede recomponer la historia hispana durante la dominación musulmana.

Muchas crónicas fueron redactadas por cronistas oficiales, que solían ser parciales en favor de los de su raza.

La conmoción que produjeron los vaticinios sobre el año mil como final del mundo, se reflejaron en la escasez de documentos sobre este período.

   Aunque los historiadores en que nos fundamos no son infalibles, si juzgamos sus escritos con espíritu crítico, despojándolos de las exageraciones por la adulación y el temor, tendremos una visión más clara de los hechos, aproximándonos a la verdad histórica.

 


Reyes, emires y califas que intervinieron en La Rioja durante la dominación musulmana

   Antes de comenzar a relatar los acontecimientos que a partir del siglo VIII tuvieron lugar en nuestra región, y para facilitar su comprensión, daremos la relación de jefes o caudillos de las fuerzas que aquí intervinieron.

Los reyes de Pamplona

 

Algunos citan nombres de duques que, desde principios del siglo VII, tenían autoridad en zonas del territorio vasco-navarro, incluida la Aquitania francesa: Genial, Oxoiz, Eudón, etc. Pero estos nombres proceden más bien de leyendas de origen dudoso que de documentos de alguna garantía.

Vamos a tratar solamente de la primera dinastía pamplonesa y usaremos nueva nomenclatura con arreglo a crónicas recientemente encontradas.

 

- lñigo I Arista, fundador de la dinastía Arista. Según Sánchez Albornoz, dirigía el clan familiar en el 803 quizás no llegó a reinar en Pamplona. Se ignora la fecha de su nacimiento y en las genealogías de Meyá figura con el nombre de Enneco Scemenonis. Vino a Pamplona desde la Bigorria francesa, de la que debió ser gobernante. En el año 790 ó en el 802 (hay discrepancia en las fechas) casó en segundas nupcias con Onneca, una de las mujeres de Muza ben Fortún (Muza I), del que había quedado viuda por el asesinato de su marido en Zaragoza. Entre los años 799 y 803, lñigo Arista, con el apoyo de los Beni Casi, logró hacerse con el poder en Pamplona. Murió después del 820, sin que se conozca ningún documento que así lo afirme. Una hija del primer matrimonio de lñigo Arista, llamada Assona lñiguez, casó con Muza II, hijo de Onneca y de Muza I.

- lñigo II (lñigo lñiguez Arista). Se duda de la fecha de su nacimiento, pero consta que murió en el año 851. Desde el año 849 padeció alferecía (epilepsia). Era hermano uterino de Muza II ya la muerte de aquél se aflojaron los lazos que unían las familias Arista y Beni Casi. Reinó desde el año 824 al 851.

- García lñiguez. Los cronistas árabes lo titulan emir de Pamplona (emir de los Al Baskuns Garsea Enneconis). En el año 858 fue hecho prisionero por los wikingos (los normandos) y liberado al poco tiempo mediante el pago de 70.000 ó 90.000 dinares de oro. Murió en el año 882, en lucha con un nieto de Muza I, Mohamed ben Lope.  

- Fortún Garcés, apodado «El Tuerto» (Anqar en árabe) y «El Monje» para los cristianos. Fue el último rey pamplonés que dependió del reino de Asturias. Nació en el año 830 y estuvo prisionero en Córdoba durante veinte años. A su regreso del exilio se ciñó la corona real. Fue destronado en el 905, año en que comenzó una nueva dinastía con Sancho Garcés I, quien declaró el reino pamplonés como nación independiente. Murió en un convento el año 916, a los 86 años.

Descendiente de Fortún Garcés fue el emir Abderramán III, como veremos en el lugar correspondiente.

 

Los reyes de Asturias y La Rioja

 

La resistencia a la invasión musulmana y después a su dominación fue mucho más fuerte en la región norte que en el sur de la Península. Fue también aquélla la primera que se sublevó y en la que se inició la Reconquista del territorio español.

El primer foco de resistencia se situó en la cueva de Covadonga, hacia el 718. En el año 722 los guerreros musulmanes se concentran en Asturias y sitian Covadonga, donde Pelayo, noble godo, con un puñado de guerrilleros, se lanza contra las huestes moras, diezmándolas y obteniendo una victoria que tuvo gran resonancia. Fue un gran triunfo, que animó a los decaídos cristianos, quienes sintieron de pronto el anhelo de su liberación de su independencia. Pelayo fue elegido como su primer caudillo.

Puede asegurarse que Pelayo no es un personaje de leyenda. Nació y vivió en el castillo de Cantabria dentro de la región riojana actual, fue hijo de Favila, duque de Cantabria. Todavía quedan restos de lo cimientos del castillo en la cumbre del cerro de Cantabria (can=junto ebrio=Ebro), frente a Varea y cercano a la margen izquierda de Ebro, del que dista solamente uno metros.

La ciudad y el castillo de Cantabria fueron destruidos en el año 574 por el rey godo Leovigildo siendo reconstruido al poco tiempo. Se conoce su destrucción por Ia Historia de San Millán escrita por San Braulio, obispo de Zaragoza; Que fue reconstruida lo demuestra una carta original de Alfonso I «El Batallador», que termina diciendo «Fecha -esta carta- en la era 1170 en aquella población de Cantabria.»

 

Que Pelayo era hijo de Favila duque de Cantabria, lo afirman:

La crónica Fath al Andalus, de autor desconocido, pero inspirada en Ahmed el Razzi, el mejor de lo historiadores cordobeses tempranos.

Ben Jaldún siguiendo a Be, Hayyan, el mayor de los historiadores andaluces.

Al Maqqari, el gran erudito del siglo XVII.

y la crónica deAlbelda, que coincide con los cronistas árabes cuando afirma que Pelayo era hijo de Favila, duque de Cantabria.

 

Sánchez Albornoz confirma es filiación, fundándose en los cronistas que hemos citado, en su inspirada obra «Investigaciones sobre historiografía hispana medieval»

Puede añadirse otra razón: hijo de Pelayo se llamó Favila (Segundo rey de Asturias) y es conocida la costumbre de los godos poner al primogénito el nombre del abuelo.

 

El arzobispo de Toledo don Rodrigo, en su obra «De Rebus Hispaniae», dice lo siguiente, que demuestra la naturaleza riojana de don Pelayo: «E como quier que este rey Witiza comenzase a ser bueno a los suyos, en el empero después no fue tan bueno, echó a don Pelayo (fijo de Favila, duque de Cantabria que agora dicen Logroño) de la Cibdad de Toledo.» Y en otra parte dice el mencionado arzobispo: «Estando España en grande cuita, acordóse nuestro Señor de ella por su merced, e levantó un esfuerzo como una centella de fuego a el rey don Pelayo que Dios quisiera e quiso guardar para su servicio e para esfuerzo de su cristiandad. Este rey don Pelayo fue fijo de Favila, duque de Cantabria que es Logroño, que matara el rey Witiza (a Favila) cerca de Tuy; e Witiza persiguiera a este Pelayo e quisiera sacarle los ojos como ya dijimos, e Pelayo fugera a Cantabria.» Estos detalles nos prueban que Pelayo no pertenecía al partido de Witiza y por eso se unió al duque don Rodrigo cuando, siendo rey, fue con sus tropas desde Navarra hasta el Guadalete, en cuya región serían derrotados por los árabes.

Confirmando lo que dice anteriormente, el arzobispo Ximénez de Rada añade: «Persiguió otrosí Witiza a don Pelayo ... e quisiérale matar, mas don Pelayo fuxó a su tierra, que es Logroño, e así escapó de las manos del rey.»

El citado arzobispo supone a don Alonso «El Católico» (el tercer rey de Asturias), residiendo en Logroño tras la batalla de Covadonga, porque habiendo conocido las victorias de Pelayo, «don Alonso El Católico, hijo de Pedro, duque de Cantabria, que es Logroño, fuxó de Logroño e fuese para Asturias, e ayudaba muy bien al rey don Pelayo a lidiar las lides de Dios».

La crónica de Alfonso III manifiesta que a Pelayo, que reinó desde el año 718 al 737, le sucedió su hijo Favila, que ciñó la corona real solamente durante dos años. Según la leyenda, el rey Favila murió destrozado por un oso. Entre los reyes de Asturias que se relacionaron con La Rioja, además de los citados, nombraremos a Fruela I (757-768), Alfonso II «El Casto» (791-843), Ramiro I (843-850), Ordoño I (850-866) y Alfonso 111 «El Magno» (866-910).

Los datos suministrados por las crónicas demuestran que los primeros reyes de Asturias eran de origen riojano, descendientes de los duques de Cantabria Favila y Pedro.

Los caudillos árabes

El primer período de la dominación árabe en la Península es el menos conocido, lo que no es de extrañar por la desorganización que se produce en los primeros momentos de una invasión y la primacía que tiene todo lo que se refiera a la guerra sobre lo que corresponde a su historia interna.

Los primeros cuarenta y cinco años de dominio árabe, es decir, hasta el 756, ejercieron el mando gobernadores o walíes, que eran sustituidos cada cinco años, generalmente. Los nombraba el gobierno de Damasco (Siria), al frente del cual estaba el califa, jefe máximo religioso, político y militar del mundo musulmán.

Sin embargo, la gran distancia que hay entre Córdoba, capital árabe de la península ibérica, y Damasco, residencia del califa, dificultaba la transmisión de órdenes, informes y consultas. Por otra parte, los malos caminos y la falta de comunicaciones propiciaron que cada vez se aflojaran más los lazos que las unían y cuando interesaba en Córdoba se olvidaban de que dependían de Damasco.

Dado que estas páginas están dedicadas a la divulgación de nuestra historia, hemos prescindido de la grafía árabe «castellanizando» los nombres y escribiéndolos tal como los pronunciamos habitualmente.

Abderramán I, desde su elevación al trono de Córdoba, en el año 756, se proclamó emir independiente ..

Abderramán III, que comenzó a reinar con el título de emir en el año 912, después de obtener brilIantes triunfos, se autoproclamó califa en el año 929, cesando las escasas relaciones que podía haber entre Córdoba y Damasco.

A partir de entonces la corte de Córdoba brilló con todo su esplendor y comenzó la gran influencia hispano-árabe sobre Europa y el mundo musulmán.

Los emires y califas de los que dependieron nuestros antepasados hasta su emancipación por la Reconquista, fueron:

Emires: Abderramán I (756-788), Hixam I (788-796), Alhakan I (796822), Abderramán II (822-852), Mohamed I (852-886), Almundir (886-888), Abdaláh (888-912), Abderramán III, nieto de Abdaláh (912-929).

Califas: Abderramán III (929-961), Alhakan II (961-976), Hixam II (976-1008), Abderramán IV «Sanchuelo» (1008-1009).

En esta última fecha comenzaron las luchas internas entre bandas rivales de Córdoba, que acabaron con el califato cordobés en el año 1031, desmoronándose y dando Iugar a la formación de pequeño Estados que se llamaron taifas. El general  Almanzor actuó con mayor autoridad que el califa Hixam desde el 982 a 1002. Desde el año 1008 al 1031 reinaron siete califas de modo precario, en medio de una verdadera guerra civil.

Los caudillos de la familia Beni Casi. Los Muza

La dependencia de la regio riojana, y especialmente de L Rioja Baja, durante el dominio musulmán fue mucho más directa de los jefes de una familia goda, lo Beni Casi, que de los caudillos árabes y de los reyes cristianos.

Según el cronista árabe Ben Hizam, el conde Cassius, de origen visigodo, fue invitado por el general Muza ben Nusayr, conquistador del valle del Ebro, a renunciar a su fe cristiana y abrazar la de Mahoma para que pudiera conservar su hacienda y sus bienes. La mayor parte del territorio español fue ganado por capitulación ante las tropas árabes, puesto que si no ofrecían resistencia armada se les permitía conservar sus heredades. Tras la aceptación por el conde de la propuesta del general árabe, éste le recomendó se trasladara a Siria para expresar su sumisión y fidelidad al califa de Damasco. Se duda si llegó a conocer al califa Al Walid, que murió el día 25 de febrero del 715, ó bien tuvo que relacionarse con su sucesor recién ascendido al trono. Ante el califa reinante abjuró su religión cristiana y se convirtió islamismo, tomando el nombre de Muza en honor de su protector, el general del mismo nombre. Como la muerte de Al Walid sucedió en la fecha arriba indicada, la conversión oficial tuvo que ser en el año 715.

Son varios los cronistas e historiadores que indican la vinculación del conde Cassius y sus descendientes con la población y el castillo de Arnedo. El castillo, de gran importancia estratégica en aquel tiempo, y el municipio de Arnedo debieron formar parte de su primer patrimonio.

El Padre Tarazona, en sus «Apuntes biográficos de la ciudad de Arnedo», 1906 (inédito), comenta que los Fortún o Fortúñez (el padre de Muza I se llamaba Fortún) eran señores de Arnedo y también de los pueblos de su valle (Val de Arnedo) y que se retiraban a Arnedo como a castillo propio.

   El P. Moret añade: que como parientes muy próximos a la casa real de Pamplona dióseles a los Fortún el señorío de esta tierra y que eran descendientes de Fortún Garcés, rey de Pamplona.  

Ballesteros, en su «Historia de España», los cree también señores de Igea, cerca de Cervera del Río Alhama, «porque a los Beni Casi los hacen originarios de La Rioja». Esta Igea ha sido confundida por algunos con Ejea de la provincia de Zaragoza, debido a que aquélla, por ser una villa pequeña, es menos conocida.  

Y seguimos dando argumentos a favor de la vinculación de esa familia Beni Casi con La Rioja y principalmente con Arnedo, porque otras regiones pretenden que en ella estuvo el solar primitivo de esta familia.

Govantes, en su «Diccionario de la provincia de Logroño», dice: «Los seniores o gobernadores de Arnedo parece que seguían la corte de los reyes de Pamplona, así se les ve siendo testigos continuamente de las escrituras y donaciones reales.» «El senior Eximino Fortunionis dóminus Arneto confirma la donación que hizo el rey García al monasterio de Albelda.»

El año 1049, en otra donación de don García de Nájera a San Millán, firma Gimeno (Eximeno) Fortunez, señor de Arnedo.  

En el año 1056, en una escritura de restitución a Alberite de doña Estefanía, viuda de don García, firma Lope Fortunionis in Arneto. Y este mismo Lope confirma una donación en 1075 del infante don Ramiro.

Los Fortúñez eran descendientes de Fortún Garcés, rey de Pamplona, nacido en el 830. También conocemos que, además de los citados por Govantes, fueron señores de Arnedo otros que llevaban el nombre de Fortún, como Fortún Sánchez (963) y Fortún Oxoiz (1040), y sabemos por Sánchez Albornoz lo caro que era ese nombre, Fortún, a la familia Beni Casi y a los reyes de Pamplona, puesto que llevaron ese nombre: Fortún, hijo del conde Cassius, nacido antes del 714; Fortún ben Muza, hijo de Muza I; Fortún Garcés, nieto de lñigo Arista; Fortún ben Muza, hijo de Muza II, y otros que figuran en los árboles genealógicos de las familias Arista y Beni Casi.

Que los Beni Casi se retiraban a Arnedo y a su castillo como a casa propia, cual patrimonio de sus antepasados, y que fueron ininterrumpidamente señores de Arnedo lo demuestran las crónicas y autores que vamos a citar:

En el año 788 cae herido o muerto en Zaragoza Muza I, gobernador de Arnedo, Tarazana y Zaragoza (Ben al Atir, Ben Idhari, Al Nuwayri y B. Jaldun).

En diciembre de ese mismo año se produce una sublevación en Zaragoza contra su gobernador, señor de Arnedo y Tarazana (Al Udrí).

En el 840, Muza II, que vivía en el castillo de Arnedo, tras enojarse por el nombramiento de Al Kulaby como gobernador de Tudela, se declara en abierta rebeldía contra el emir de Córdoba (Al Udrí).

En el 841, Muza II no colabora: «Muza se hace el remolón en el castillo de Arnedo.» (A. Cañada)

En ese mismo año, y antes de la batalla de Tsalma, Muza II se refugia en el castillo de Arnedo, «verdadero bastión de los Beni Casi» Tras la batalla, el general Harit cae herido y es aprisionado durante nueve meses en el castillo de Yarmid (¿Arnit?), que era la fortaleza más segura que tenían los Casi (Al Nuwayri y Cañada Juste).

En el 843 se somete Muza a Abderramán II, con la condición de  seguir ostentando el título de walí Arnedo (Al Udrí y Cañada Juste). 

En el 844, Muza se subleva nuevamente y es perdonado, continua como walí de Arnedo (Ben al Atir)

Año 850. A Muza le renovaron «en el gobierno de Tudela, aparte de su inseparable Arnedo, es de suponer» (A. Cañada Juste).  

En el año 866, Lope, hijo de Muza II, estaba recluido en Arnedo «feudo más fiel y característico de los Beni Casi» (Cañada Juste).  

El niño Ordoño, más tarde rey León, fue educado en el año 866 uno de los castillos que los Casi tenían en La Rioja, que a juicio del profesor Cañada, pudieron ser Viguera o Arnedo.

En el año 872, Lope, hijo de Muza II, se alzó en Arnedo contra el califa cordobés y saliendo del castillo con sus tropas se apoderó de las plazas de Tudela, Zaragoza, Huesca y Monzón (Nususan de Al Udrí).

En el mismo año 872 se reunieron en el castillo de Arnedo las mujeres de los Beni Casi, en sesión de duelo por la muerte de sus familiares, habidos en recientes combates (Al Udrí).

En el 874, el emir Mohamed I nombra a Lope, hijo de Muza II, gobernador de Arnedo, Tarazana, Tudela y Viguera (Al Udrí).

El emir Al Mundir (886-888) renovó estos nombramientos a favor de Lope ben Mohamed, nieto de Muza II (Al Udrí).

 El emir Abdhala (889-912) confirmó los nombramientos.

En el año 907 muere Lope ben Mohamed y su hermano y sucesor, Abdalah ben Mohamed, hereda su patrimonio de Nájera, Viguera, Arnedo, Calahorra, Tarazona, Caparroso, Tudela y Olite.

En el 909, Sabrit, walí de Huesca, realizó una expedición contra Arnedo, patrimonio de los Beni Casi, y la destruyó.

En el 914, según Sampiro, el castillo de Arnedo estaba en poder de los árabes y, por tanto, de los Beni Casi, puesto que no lo perdieron hasta el año 918 ó el 923. Pero sus descendientes continuaron con el señorío de esa población, porque siendo territorio de Pamplona desde el 923, la gobernaron los Fortúñez, parientes de la familia real y de los Beni Casi.

¿Hay alguna población que pueda presentar una historia tan detallada y extensa que exprese una vinculación durante tanto tiempo como la que existe entre Arnedo y su castillo con la familia Beni Casi?

Ben Hazam, en su obra Yamhara, confirma la relación de esta familia con Arnedo en esta frase: «Otros príncipes muladíes de esta comarca fueron los Banu Casi en Tudela, Wunat y Arnedo». Wunat puede ser Olite o Tarazana.

Teniendo en cuenta que el patrimonio de los Beni Casi iba aumentando con las tierras conquistadas al este, el primitivo señorío antes del 714 fue el de Arnedo. El de Tarazona no se les concedió hasta mediados del siglo VIII, más tarde el de Zaragoza y luego el de Tudela, después de la construcción de las murallas de la ciudad y de la fortaleza en el 803.

Todos los datos expuestos demuestran que Arnedo y su castillo fueron durante más de doscientos años lugar de residencia y refugio de los miembros de la familia Beni Casi.

Es costumbre inveterada en todos los países que las honras fúnebres se celebren en el domicilio solariego de la familia y tenemos constancia, por la crónica de Al Udrí, que en el año 872 tuvo lugar en el castillo de Arnedo una sesión de duelo por los Beni Casi fallecidos en cercanas luchas familiares. Este interés de los Muzas por Arnedo debió ser la causa de que fuera esta población la capital de la extensa provincia a que dio su nombre, según el geógrafo Edrisi y sus traductores Saavedra, Beltrán y Conde.

El nombre de Beni Casi, dado a esta familia, lo dedujeron así: del nombre Casius tomaron el genitivo (Casius, Casi) y derivaron a la forma árabe anteponiéndose otra palabra árabe de origen hebreo, Ben o Beni, que significa hijo o descendiente de, Ben equivale a Banu, Ibn o Aben, de ahí que también les llamen Banu Qasi.

El conde de Casius, padre de Fortún y abuelo de Muza I, tuvo una numerosa descendencia. El árboI genealógico de los Beni Casi lo presentan las crónicas de Alfonso I, Ben Hayyan, Ben Hazam y Al Udrí, lo que demuestra el relieve destacado que tuvo esa familia en aquella época. El profesor Cañada opina que los historiadores no han dado hasta ahora la importancia que merece este linaje. Tuvieron el mando de las plazas y fortalezas de Albelda, Clavijo, Viguera, Arnedo, Calahorra, Cervera, Alfaro,Tarazona, Tudela, Borja, Zaragoza otras del valle del Ebro, que los árabes llamaban Frontera Superior por estar en el límite norte de sus dominios. Formaban una tupida red de gran importancia para la vigilancia y defensa de los territoríos árabes. Dominaron, además, aunque no tan dilatadamente, Huesca, Lérida y Toledo.

   El profesor Alberto Cañada Juste, de la Universidad de Navarra, ha escrito extensamente sobre los Banu Casi en una de las últimas revistas «Príncipe de Viana». Anteriormente publicó «La campaña musulmana de Pamplona» y en ambos trabajos cita a Arnedo como feudo inseparable de los Beni Casi. De ellos hemos tomado algunas referencias. Pero pretende insinuar que el solar origen de los Beni Casi pudo estar situado en la Ribera navarra, margen izquierda del Ebro. Toma de la crónica Muqtabis que tras la batalla de Tsalma, Al Harets quedó prisionero durante nueve meses en Yarmid y que al quedar en libertad se reunió con sus compañeros de prisión en el campamento de Farandil, detrás del castillo de Caparroso. Este nombre de Farandil es de lectura dudosa ... Para mí, dice Cañada, es lo mismo que Yarmid y habría que identificar a ambos con Turbil, lo que se deduce de su grafía árabe. Y se pregunta: «¿Sería Qasi el conde de la Marca, en 713, el jefe de la guarnición visigoda implantada en Oligito (Ulit=Olite) un siglo antes por Suintila para contener a los vascones? Difícil es contestar a esta pregunta, pero su respuesta en caso afirmativo llenaría una de las muchas lagunas de nuestra historia.»

En espera de conocer un informe más técnico sobre esta cuestión puede orientarse que Yormid sea Y`Arnit. Los datos históricos van en su favor.

Sobre la familia Beni Casi han escrito muchos historiadores. Sánchez Albornoz, muy interesado en su biografía, cita entre otros a Dozy, Fernán Guerra, Jaurgain, Simonet, Barrau-Dihigo y Lévi Provençal. Pueden añadirse Ribera, Gómez Moreno, Cañada Juste y alguno más.


 

 

 

La invasión de la península ibérica por los musulmanes

 

Hemos dicho que Tarif, en el año 710, pasó el estrecho de Gibraltar con 400 bereberes armados, y después de recorrer Andalucía y recoger un rico botín se volvió a Mauritania.

El 28 de abril del 711 unos siete mil berberiscos africanos, mandados por jefes árabes de Oriente, pasaron el estrecho y, dirigidos por Tarik, se atrincheraron en la montaña que hay junto al mar y que desde entonces se llama Gibraltar:

Gebel al Tarik = Montaña de Tarik.  

El rey Rodrigo, según afirman los cronistas Ben Habbul, Ben al Atir y Al Nuwayri, estaba en esa fecha mandando una expedición guerrera. Ben Al Qutiya añade que esa campaña tenía por objeto someter a los vascones de Pamplona, que se habían sublevado, como lo hacían con frecuencia.

Cuando se presentó el ejército de don Rodrigo cerca del río Guadalete, donde le esperaban las fuerzas musulmanas, los familiares de Witiza se retiraron con los nobles de la antigua corte y algunos se pasaron a las filas del ejército árabe. El

ejército cristiano fue fácilmente derrotado. Pocos pudieron salvar su vida, huyendo hacia el norte, entre ellos el noble Pelayo. Del rey Rodrigo se desconoció su paradero y sólo han quedado leyendas.  

Del 712 al 714 los generales Muza ben Nusayr, como jefe del ejército, y su liberto Tarik, continuaron avanzando hasta llegar a los Pirineos, una vez dueños del valle del Ebro. Solamente Pelayo, con un pequeño grupo, se refugió primero en el monte Cantabria, frente a Varea, y no pudiendo resistir la presión del ejército árabe, emprendió el camino hacia los montes asturianos, estableciendo su puesto de mando en una cueva, que desde entonces ocupa el primer puesto en la historia de España: Covadonga, situada en el monte Auseba, cerca de Cangas de Onís.

La Rioja comenzó a ser invadida por los musulmanes en el año 714. Entrando por Alfaro y siguiendo por la calzada romana que pasaba junto al río Ebro, ocuparon los valles hasta llegar a Briviesca, en la actual provincia de Burgos. Luego prosiguieron su avance por Astorga hasta llegar a Galicia. El general Muza ben Nusayr, que siguió esta ruta con un ejército de árabes, sirios y bereberes, al ocupar Galicia quemaron iglesias y rompieron campanas (Crónica Naft al Tib). Es de suponer que ese mismo ejército, al pasar por La Rioja, obraría del mismo modo.  

No pudo La Rioja formar un foco de resistencia al invasor árabe porque las cabezas que habían de dirigirla marcharon a unirse con los que se habían dado cita en las montañas asturianas, como el riojano (entonces se llamaban cántabros) Pelayo (Angel Suils).

La mayor parte de la población riojana se refugió en las montañas cercanas. Los que habitaban La Rioja Alta y la Media se ocultaron en los montes Distercios, Obarenes y tierra de Oca. Según Navarrete y Manfredi, se pueden calcular en cien mil los que se refugiaron en los bosques de la llanura donde más tarde se había de fundar la ciudad de Vitoria. Los que vivían en La Rioja Baja huyeron a la sierra de Cameros y a las montañas de Navarra y Aragón.

Las tierras alavesas del norte no fueron dominadas por los agarenos.

Esta dispersión de los pobladores de La Rioja en distintos campos ocasionaron la formación de tres diferentes zonas geográficas que, en adelante, recibirían influencias culturales de distinto origen.  

Fueron pocos los riojanos que se quedaron en sus tierras sometidos a las condiciones impuestas por los vencedores. La mayoría no eran aptos para ofrecer resistencia ni para iniciar la Reconquista. En general, La Rioja quedó deshabitada y algunas de sus comarcas eran «tierra de nadie».

Es de advertir que en la parte montañosa de La Rioja y en los Cameros apenas puso el pie la morisma, que sólo llegó hasta las fortificaciones que prepararon en puntos estratégicos de los valles como las de Castro Bilibio, Grañón, las del río Tirón, Nájera, Viguera, Arnedo, Cervera y algún otro.  

A los que habitaban en partes montañosas se les permitió el uso de su religión y de sus bienes mediante el pago de un tributo.  

Los desvelos y los triunfos del general Muza ben Nusayr sólo le sirvieron para crear envidias, con la consiguiente llamada al orden desde Damasco. Llegó a su destino en el mes de marzo del 715, cuando ya había fallecido el califa Al Walid. El nuevo califa Sulymán le acusó de haber retenido la parte del botín que correspondía al califa y lo condenó a muerte, pero un amigo de ambos, el gobernador de Egipto, logró el perdón mediante rescate de cuatro millones de dinares de oro. (De la crónica Imamat del pseudo Ben al Qutiya.)

La conquista de La Rioja y de Pamplona debió terminar en el 716, según algunos autores, aunque otros lo prolongan hasta el 718.

 

 

la Reconquista se inició en Asturias

   En Covadonga se inició la formación de un reino que, unido a otros, constituidos bajo su amparo, consiguió salvar a España y a Europa de las hordas del Islam, en una epopeya de larga duración.
   Arabes y cristianos reconocen que el vencedor de esta lid fue Pelayo, pero mientras aquéllos tratan de aminorar el triunfo,
los españoles lo agigantan.

Tras la muerte de Pelayo, en 737, cesan por unos años las embestidas de las huestes agarena debido a las luchas internas entre berberiscos y árabes de Asia.

Los berberiscos, que eran más numerosos, se quedaron en el norte, prefiriendo regiones, como Ia nuestra, en que podían gozar de mayor libertad, lejos de las miradas de los jefes de Córdoba. Lo notables árabes se quedaron con las zonas de regadío de Aragón las grandes fincas de Andalucía.  

Con don Alonso o Alfonso I, que reinó durante el 739 al 757, comenzó con mayor firmeza la Reconquista.

La Crónica de Albelda nos dice, que Alfonso I, hacia el año 740: ayudado por Fruela, duque de Cantabria, expulsó a los musulmanes de Miranda de Ebro, Alesanco Briones, Abalos, Cenicero y de otros territorios más al sur, pero  sólo los ocupó durante algo más de un año.

Durante cinco años (748-753), con mayor intensidad en el 753, Ia sequía asoló nuestra región y amplias zonas de Castilla; el hambre  hizo su aparición y volvieron a sus citarse motines y revueltas entre los invasores, lo que originó su marcha de La Rioja hacia sus tierras de origen.

Aprovechando la rebelión de lo berberiscos y su éxodo hacia Africa, el rey Alfonso I vuelve a bajar de la montaña asturiana con su huestes, en el año 755, y ocupa Galicia, buena parte de León, CastilIa la Vieja, Alava, y por la Bureba entra en La Rioja. Sin embargo, Ia estancia de las tropas astures en Ia región riojana volvió a ser breve y la aprovecharon para liberar a numerosos cautivos.  

Según la crónica Abjar Maehmua, una de las últimas campaña emprendidas por Alfonso I fue Ia conquista de La Rioja.

   Como existían zonas poco pobladas en nuestra región y las tropa árabes estaban en algunos lugares bastante distantes de las cristianas gran parte de la Rioja estuvo durante el siglo VIII a merced de cualquier banda armada que la recorriera. Estas se apoderaban de ganados, rebaños y productos del campo. Los labriegos y pastores, cuando divisaban jinetes armados, avisaban para que tañeran las campañas y corrieran personas y animales hacia los refugios más próximos, desde donde hacían frente a las bandas de pillaje con los rudimentarios medios de defensa de que en aquellos tiempos se disponía.

Los árabes eran dueños en tiempo de Alfonso I de parte de La Rioja, Pamplona, Guadalajara, Toledo y todas las regiones situadas al sur del río Tajo, mientras que los cristianos ocupaban todo el valle del río Duero. Había, por tanto, muchas zonas entre Duero y Tajo que eran «tierra de nadie», en las que tenían lugar las correrías y bandidajes, así como los choques entre las fuerzas rivales. La Rioja, situada en el extremo este de la región castellana y cercana a la ribera navarra del Ebro dominada por los moros, sufrió en aquella época los daños, rapiñas y vejaciones de turno.

Para evitar estos desmanes construyeron los cristianos numerosas fortalezas y castillos, con el fin de vigilar las incursiones sarracenas, en colinas y desfiladeros y fortificaron las alturas más inaccesibles para refugio de personas, ganados, alimentos y enseres. Poco tiempo después la región al este de Asturias, por su abundancia de castillos, comenzó a llamarse Castilla.

 

Dinastía de los Omeyas. Los primeros emires independientes:

Abderramán I, Hixam I, Alhakan I

 

Como consecuencia de las guerras civiles en Siria, entre los árabes de Oriente, los príncipes de la dinastía Omeya, que fueron vencidos, tuvieron que emigrar. Muchos miembros de esa familia murieron pasados a cuchillo.

Pudo escapar de la matanza uno de los príncipes, astuto y valeroso, llamado Abderramán, que llegó al norte de Africa, donde había muchos partidarios de su causa. Como también los tenía en España, los fieles a la familia Omeya pidieron al príncipe Abderramán que pasara a la Península. Al poco tiempo de desembarcar en las costas andaluzas (año 756) fue atacado por los partidarios del califa de Damasco, pero habiendo salido victorioso en todos los combates fue proclamado emir de Córdoba, independiente de Damasco, con el nombre de Abderramán I. Desde entonces cesó la alianza con Siria, puesto que el poder lo ostentaban allí los enemigos de los Omeyas.

Una de sus primeras expediciones (año 759) tuvo como finalidad recuperar La Rioja. Varios cronistas árabes dicen que después de tomar el castillo de Viguera, atravesando La Rioja Media y la Alta, llegó al desfiladero de Pancorbo y penetró en Alava.

En los años siguientes (760-768), según el moro Rasis, las tropas omeyas llegaron a La Rioja, por donde se pasearon sin encontrar resistencia, y exigieron rehenes y tributos en las poblaciones por donde pasaban.

En un período de dos lustros (768-778) no se conoce ningún hecho de armas en nuestra región.

En el año 778 dos ejércitos del monarca francés Carlomagno pasan a nuestra Península por los do extremos de los Pirineos para coger como con una tenaza la región aragonesa y principalmente su capital, Zaragoza, que le fue ofrecida por su gobernador, quien no logró apoderarse de las puertas de entra da y Carlomagno, fracasando en s empeño, tiene que levantar el sitio y volver a Francia. Este desaire con ser desconcertante para el famoso monarca francés, no fue eI peor. Sigamos al monje de Silos e su crónica: de vuelta a Pamplona, habiendo (Carlomagno) destruido sus murallas, pagó con creces su atrevimiento, pues debiendo pasar su ejército por los Pirineos -para volver a Francia- por un desfiladero muy estrecho (Roncesvalles), los vascones, acometiéndolos de de arriba, los mataron a todos.

Abderramán I supuso que si Carlomagno proyectó invadir la Península fue porque contaba con ayudas en la región del norte y quiso escarmentar a los traidores. En año 780 preparó una operación castigo; sometió primero a los rebeldes de Zaragoza y, siguiendo curso del Ebro, tomó Calahorra, destruyó las fortalezas de La Rioja y pasó a tierras de Pamplona, devastando su capital.

En el año 788 fallece Abderramán I y le sucede en el trono de Córdoba su hijo Hixam I, segundo emir independiente. Durante la paz que siguió a la consolidación de Hixam en su trono, la conversión de los cristianos al islamismo en el valle del Ebro estaba en visible progreso. Los que se convertían a la religión de Mahoma no podían renegar de ella bajo pena de muerte. Casi todos los españoles que poblaban las tierras dominadas por los moros eran muladíes, es decir, cristianos renegados.

En la época del estío, las mesnadas árabes partían de Zaragoza y subiendo por el valle del Ebro penetraban en La Rioja por los feraces campos alfareños y efectuaban las acostumbradas razzias, aniquilando todo lo que encontraban a su paso. Con los alimentos y rebaños que saqueaban abastecían sus cuarteles de invierno. En el año 792, según Ballesteros y Bereta, los moros cortaron nueve mil cabezas de cristianos.

En el 794, el general Abd el Krim ocupó la plaza de Calahorra y su caballería hostigó las zonas próximas.

Estos destrozos los sufrieron todos los campos riojanos, pero a partir del siglo IX La Rioja Baja fue respetada por estar bajo la protección de los Beni Casi. Desde entonces, los saqueos comenzaban en los campos de Ausejo.

En el año 796 inició su reinado el emir Alhakán I y al poco tiempo (798) nombró gobernador de Pamplona a Mutarrif, hijo de Muza I. Los Velasco, que eran enemigos de los Beni Casi y aspiraban al mando de la plaza, soliviantaron a los pamploneses propagando que los Beni Casi, por su religión, eran enemigos de los cristianos. Al año siguiente, en un golpe de fuerza, cayó asesinado el gobernador de Pamplona Mutarrif (J. M. Lacarra).

Fuerte influencia de los Beni Casi en el siglo IX

Aunque la familia Beni Casi estaba asentada en La Rioja desde antes del año 700, cuando llega a su mayor esplendor es en el siglo IX, principalmente con Muza II «Tercer Rey de España».

Este linaje, de raza visigoda, tuvo su primera casa solariega en La Rioja Baja y desde tiempos de la dominación goda en España ostentaban el título de comes (condes).

Su importancia queda reflejada en el extenso patrimonio que llegaron a poseer y, sobre todo, en la amplia extensión que pudieron dominar: Aragón, Navarra, La Rioja, y durante algunos años las hoy provincias de Toledo, Guadalajara y la región catalana.

La Rioja Baja, feudo de los Beni Casi, cuando éstos comienzan a adquirir influencia en el siglo IX deja de sufrir en sus lares, que son respetados, los zarpazos de la morisma, que siguió asolando al resto de la región riojana.

Por el Yamharat de Ben Hazam, el Muqtabis de Ben Hayyan, las Genealogías de Meyá y la crónica de Alfonso III conocemos los enlaces de esta familia.

Muza I, nieto del conde Cassius, tuvo con la vascona Onneca (lñiga o Ignacia) siete hijos, algunos de los cuales ocuparon cargos importantes, como Mutarrif e lñigo, gobernadores de Pamplona, Lupo o Lope, señor de Borja, y el más conocido, Muza II. A ellos sucedieron hijos y nietos, que lograron dominar tan extensos territorios, como en tiempos de los Muza: Lope ben Muza, Mohamed ben Lope y Lope ben Mohamed.

Claudio Sánchez Albornoz hace un estudio minucioso de los miembros de esta familia en muchas de sus obras: «La auténtica batalla de Clavijo», «La España musulmana», «Estudios polémicos», «Orígenes del Reino de Pamplona», sin olvidar sus abundantes alusiones en las inspiradas obras «España, un enigma histórico», e «Investigaciones sobre Historiografía Hispana Medieval». Con razón don Claudio puede presumir de haber sido él quien ha dado a conocer esta estirpe de gran importancia en nuestra historia. También nuestro paisano Antonio Larrea Redondo hizo un detallado estudio de tal familia en «La autonomía de Aragón y la familia Beni Casi». Y últimamente el profesor de la Universidad de Navarra Alberto Cañada Juste ha publicado un extenso trabajo sobre «Los Banu Qasi (714-924)»,

El primer converso de la familia al islamismo fue el conde Cassius y no su hijo Fortún, como han supuesto algunos autores. Que el conde fue el primero de la familia que abrazó la religión de Mahoma lo avala no sólo el que tomara el nombre de Muza al convertirse y por gratitud a su protector, el general del mismo nombre, sino también por la denominación de la familia y sus descendientes, a quienes los cronistas llaman Beni Casi y no Beni Fortún, como los hubieran llamado si Fortún ostentara la primacía en el cambio de religión. Pero hay otra razón: la conquista del valle del Ebro tuvo lugar en el 714; el nombre Fortún es cristiano, lo que indica que nació antes del 715, año en que su padre se convirtió al mahometismo. Fortún debió ser el primogénito, puesto que los demás hermanos llevaron ya nombres árabes: Abu Tawar, Abu Salam (walí de Huesca), Yunus y Yahya.

Muza nació antes del 740 y murió asesinado en Zaragoza, en lo que coinciden todos los autores, pero no en la fecha en que esa muerte se produjo. Y es interesante conocerla para deducir el año del nacimiento del gran Muza, puesto que se sabe que nació un año antes de la muerte de su padre.

Ben al Atir, Ben Hidhari, Al Nuwairy y Ben Jaldún suponen que Muza I murió en el año 788, como consecuencia de las reyertas que se produjeron poco después de tomar posesión del emirato Hixam 1. No perdonaron a Muza su apoyo a Hixam, por considerarlo uno de los principales causantes del fracaso de su oponente Sulaymán. De aquí se puede dedicir que Muza II nació en el 787.

Pero Al Udrí afirma que Muza I fue asesinado en diciembre del año 802, al sublevarse en Zaragoza contra el emir Al Hakan. El traductor dice que en el texto se lee Fortún ben Muza, pero que lo cree equivocado. Si Muza I fue asesinado en diciembre del 802, Muza II pudo nacer en el 801 ó a principios del 802. Esta fecha está más de acuerdo con otros razonamientos. Muza II murió en el año 862, cuando era capaz de enfrentarse con su yerno, el walí de Guadalajara. Si se acepta la primera fecha (787) como la de su nacimiento, al luchar contra su yerno tendría 75 años y no parece razonable que a esa edad estuviera en condiciones de dirigir una expedición contra Guadalajara ni combatir cuerpo a cuerpo con su walí. Si se acepta la segunda fecha, 801 ú 802, en el día de su último combate podía tener 60 años, edad más apropiada para mantener un duelo con una persona joven.

Respecto a Muza I, debemos añadir que cuando el primer emir independiente, Abderramán I, sometió Zaragoza, en el año 772, Muza debió prestarle alguna ayuda, puesto que el soberano árabe no tardó en mostrarle su amistad nombrándole walí de algunas plazas del valle del Ebro.

Muza, después de cosechar abundantes triunfos, declaró su independencia del emirato de Córdoba y fundó una dinastía que comenzó él mismo, ostentando el nombre de Muza I.

Muza II, tras el asesinato de su padre, fue llevado por su madre (Onneca) a tierras hoy navarras para alejarlo de los peligros que le acechaban en la ciudad de Zaragoza.

Muza II llegó a ser el caudillo más importante de la familia, a pesar de ser el menor de los hermanos. Los mayores habían muerto asesinados y los demás carecían de dotes para el mando, por lo que Muza II se erigió en jefe de los Beni Casi.

Alcanzó mucha fama con sus victorias y se hizo dueño de extensos territorios. Sintiendo la unidad de las tierras de la Península se autotituló «Tercer rey de España». Para él, conforme a la extensión de los reinos, los soberanos árabe y cristiano ocupaban los primeros lugares de las monarquías de la península ibérica.

Onneca, viuda de Muza I, después de su llegada a Pamplona, contrajo nuevas nupcias con lñigo Arista, que también era viudo. lñigo tenía una hija de su primera mujer, Assona; y Onneca también tenía un hijo de su primer matrirponio, llamado Muza. Muza y Assona, que no tenían entre sí lazos de consanguinidad, convivieron juntos y al llegar a la edad adulta se desposaron.

La Crónica de Alfonso III narra con abundantes detalles la biografía del «Tercer rey de España», lo que demuestra que en Asturias conocían bien las gestas de los Muza.

A Sánchez Albornoz le causa extrañeza que los Arista, que eran vascones, enlazaran con los muladíes de la familia Beni Casi, y cree que esos matrimonios no se hubieran celebrado fuera de la Península. Y da una respuesta: Se pueden explicar estos enlaces entre ambas familias por la amistad que las unió tras la ayuda prestada a los Arista para que consiguieran el mando de Pamplona, en contra de sus enemigos los Velasco. Podemos añadir otra razón: Los descendientes del conde Cassius no eran de raza árabe, sino visigoda, y habían enlazado con vasconas de familias pamplonesas, por lo que por sus venas no corría sangre árabe. En cuanto a su religión mahometana, sólo la empleaban para obtener ventajas materiales, pero esa fe se puede afirmar que no la vivían.

Como consecuencia, la vida de los Arista transcurre junto a la de los Beni Casi. Los vascones de Pamplona siguen aislados de los vascones del norte aragonés y de los vascos de Euskadi. 

Desde que ascendió al trono Sancho Garcés I, ya no fueron tan cordiales las relaciones entre ambas familias, porque los navarros ya no necesitaban la ayuda de los Beni Casi, ni éstos tenían tanto poder como en los anteriores lustros. A partir del 905, los navarros luchan unidos a los leoneses contra musulmanes y muladíes.

Veamos ahora cómo influyeron los Beni Casi en las luchas del valle del Ebro a principios del siglo IX.

Las ambiciones de los Beni Casi no quedan satisfechas con pequeños triunfos. En el año 801 estaban al mando de varias plazas de la frontera superior y aprovechando la inexperiencia del emir Al Hakan I se sublevaron contra él. Este envió un ejército que se apoderó de Zaragoza y de todas las plazas de Aragón que estaban bajo el mando de los Beni Casi.  

Para asegurar el dominio musulmán en el valle del Ebro (no eran de fiar los Beni Casi por ser de raza visigoda y cristianos renegados) mandó el emir, en el año 802, noble Amrús para que construye la plaza fuerte de Tudela y situó e ella parte de su ejército. Desde allí se dominaba una extensa zona de la ribera del Ebro y de La Rioja Baja.

Pero los inquietos Beni Casi no podían permitir la presencia de una autoridad que mermase la suya en los territorios que consideran como propios y ven en Amrús un fuerte competidor capaz de aniquilarlos. Apenas acabadas las obras de fortificación de Tudela, los Beni Casi, ayudados por los pamploneses, la atacan y conquistan. Poco tiempo les duró su triunfo, pues gobernador de Zaragoza, fiel emir, recuperó la plaza y los Beni Casi tuvieron que huir, refugiándose en Francia.

Para el 803, según Lacarra, estaba la familia de los lñigo Jimeno instalada en Pamplona gobernándola nuevamente con ayuda de sus parientes los Beni Casi, vengando así el asesinato Mutarrif.  

Una vez acabadas las luchas entre los partidarios que se disputaban el poder en Zaragoza, en la que vencieron los partidarios del emir, éste visitó la ciudad en el ano 804 siendo recibido entre grandes aclamaciones. Los Beni Casi fueron e seguida a saludarle y proclamar fidelidad y adhesión al soberano. La proverbial generosidad deI emires no se hizo esperar: pronto les fueron devueltas a los Beni  sus antiguas propiedades patrimoniales del valle del Ebro.

En el año 805, durante el emirato de Al Hakan I, se produce la más grave sublevación de sus propios súbditos. El ejército tiene que dedicarse durante varios días a sofocar la insurrección de los cordobeses causando una brutal carnicería. Como medida de precaución y para asegurar la paz en el futuro, el emir ordenó la expulsión de España cien mil moros andaluces.

Obsesionado por estos conflictos, descuida el emir la vigilancia de los territorios más alejados, entre ellos La Rioja, y aprovechan esta ocasión, los cristianos recuperan la ciudad de Calahorra en el 812.

En el año 816, el general árabe Abd el Krim invadió la región pamplonesa y parte de la riojana; de la comarca de Calahorra hay constancia.

Muza II no sólo reconquistó los dominios familiares, sino que tomó el mando de las plazas de Zaragoza, Tudela, Valtierra y otras.

La alianza de las dos familias, Arista y Beni Casi, facilitó en gran parte la fundación del reino de Pamplona entre los años 798 y 802.

El emirato de Abderramán II

   Al emir Ahakan I, que falleció en el año 822, sucedió en el trono su hijo Abderramán II, que lo ocuparía 'durante treinta años.

Este soberano fue un hombre de gran cultura, amigo de los libros, de la filosofía y de la medicina, agradándole estar rodeado de hombres de ciencia. En Córdoba y a sus expensas se fabricaba cristal, lo que significó un adelanto que proporcionó grandes comodidades en aquella época.

Abderramán II era uno de los monarcas más ricos de su tiempo. Heredó de su padre un emirato sin problemas y sus arcas estaban repletas de oro debido a los fuertes tributos que pesaban sobre sus súbditos.

Los reyes astures y leoneses no disponían de esos ingresos, por lo que les resultaba más difícil reclutar mercenarios. Sus ejércitos sólo estaban formados por cristianos, en tanto que los árabes formaban los suyos con guerreros pagados de cualquier raza y religión.

Desde el año 826 al 838, Abderramán descuida esta región, que goza de paz durante doce años. Pero, cansado de tanta quietud, siente apetencia de lucha y en el año 838, desde Córdoba, envía tres ejércitos para atemorizar a los cristianos, uno de los cuales, penetrando por Alfaro, remontó el curso del Ebro y al llegar al pueblo de Ausejo incendió y saqueó todo lo que encontraba a su paso.

Los mismo objetivos que la aceifa del año 838 tuvo la que se llevó a cabo en el 839, pero esta vez iba mandada por el propio Muza II.

En estos años, los Beni Casi gozaban de gran popularidad en el norte de la Península y sobre todo en La Rioja Baja, donde vivían sus familiares.

Durante el emirato de Abderramán II se desarrollaron en nuestra región varios combates a partir del año 841, que se conocen como batallas de Psalma, Clavijo y Albelda.

Batalla de Tsalma

Desde Tudela salió Muza, en el verano del 841, con sus tropas para unirse a las enviadas por Abderramán, que estaban acaudilladas por el general Ubaid Allah. El objeto de la expedición era dirigir una aceifa hasta los confines de Alava. Las tropas árabes no atacaron las ciudades y plazas pamplonesas por la amistad que les unía a su caudillo lñigo Arista, ni La Rioja por estar bajo el dominio de los Beni Casi. Muza II iba en vanguardia al frente de sus tropas y ocupó los puestos de mayor peligro, pero la envidia de un oficial con el que no mantenía buenas relaciones empañó su prestigio militar, restando méritos a la victoria de Muza. El emir dio crédito a los informes del oficial y destituyó a Muza como walí de Zaragoza y Tudela. Los nuevos walíes saquearon las propiedades de Muza, quien, irritado, se rebeló contra el emir.

Abderramán II, para someter a Muza, envió un fuerte ejército que derrotó rápidamente al rebelde. La batalla de Tsalma, que se libró a continuación, tiene interés porque algunos escritores la consideran como preludio y causa de las batallas de Clavijo y Albelda.

Tomamos de la Crónica de Al Nuwairy: El año 842 (?) Muza se rebeló contra el emir, quien envió para someter al rebelde un ejército a las órdenes de Al Harets, gobernador de Zaragoza. Este halló a Muza acampado en las cercanías de Borja, en donde le atacó y venció, matándole mucha gente. Se volvió Al Harets a Zaragoza y al poco tiempo Muza envió a un hijo para que ocupase Borja y la conquistó. Al enterarse Al Harets, salió hacia Borja, a la que sitió y se apoderó, matando al hijo de Muza. De allí fue a Tudela y la asedió, y como el rebelde Muza se viese rodeado por todas partes, sin esperanza de socorro, hizo proposiciones de paz y ofreció entregar la ciudad con la condición de que no se le molestara en su retirada. Salió Muza de Tudela y se refugió en Arnedo. Al Harets permaneció unos días en Tudela, al cabo de los cuales, sin respetar las capitulaciones convenidas, pasó a sitiar el castillo de Arnedo, visto lo cual Muza imploró el auxilio de García, hijo de lñigo Arista. Acudió éste a defender al rebelde con todas sus fuerzas y habiéndose emboscado ambos en un sitio por donde Al Harets tenía que pasar, le aguardaron en un lugar llamado Tsalma o Tselma, sobre un río de aquella tierra. Al llegar Al Harets para pasar el río, salieron los emboscados y lo rodearon por todas partes, matándole mucha gente. Al Harets quedó herido de una lanzada y perdió un ojo, cayendo prisionero.

Cuando llegó a Córdoba la noticia de la derrota, Abderramán montó en cólera y seguidamente envió un fuerte ejército, al mando de su hijo Mohamed, para castigar al rebelde (junio 843). Mohamed llegó a Tudela y la sitió hasta conseguir que Muza se rindiera. A continuación marchó contra Pamplona y cerca de ella encontró una fuerte división del ejército aliado de Muza, derrotándolo y matándole mucha gente.

Se ha discutido sobre el lugar donde tuvo lugar esta batalla.

J.M.ª Lacarra dice: «Muza solicitó la ayuda de su cuñado García lñiguez, hijo de lñigo Arista, y ambos le fueron preparando emboscadas de caballería, logrando capturarle (a Al Harets) al pasar el Ebro, entre Calahorra y San Adrián». En otro lugar dice que San Adrián se llamó en la antiguedad San Adrián de Palma.

Sánchez Albornoz en «La auténtica batalla de Clavijo» opina que la batalla tuvo lugar junto al río Cidacos, pero unos años más tarde, tras conocer la Crónica de Ben Hayyan encontrada en Fez, al escribir «La España musulmana», rectifica la ubicación de tal combate y la fija junto al Ebro.

Lévi Provençal, quien halló el tercer tomo del Muqtabis, dice, fundándose en esa crónica, «El general Omeya, después de tomar Arnedo, cruzó el Ebro y tuvo con las fuerzas reunidas de Muza y García, cerca de Salma», etc. Según esta versión, el encuentro tuvo lugar después de atravesar el ejército de Al Harets el río Ebro de sur a norte, por lo que cabe pensar que Tsalma era un lugar a la izquierda del Ebro. Lacarra cree que ese lugar debe situarse en la población de San Adrián; Govantes dice que puede ser Sesma.

Como consecuencia de esta derrota que humilló al emir y a su ejército, Abderramán II lanzó varias expediciones de castigo que Ben Hayyan describe minuciosamente.

Muza, tras estos escarmientos, se mantuvo fiel al emir, quien, viéndose en apuros por el desembarco en Sevilla de piratas normandos, le pidió ayuda. Muza los hizo huir, ocasionándoles una gran derrota, con lo que aumentó su amistad con Abderramán. Una crónica de Ben al Qutiya narra cómo Muza preparó una emboscada a los wikingos, los dejó pasar y los acuchilló por la espalda. El número de muertos los cifra en 16.000.

Por los datos que dan los cronistas de la batalla de Tsalma y las expediciones de castigo, es notorio que la guerra contra los árabes de Córdoba la hicieron durante mucho tiempo los riojanos, junto a los pamploneses y a los muladíes del Ebro, quienes, siendo de origen godo y casados con cristianas, portaban en sus venas escaso porcentaje de sangre árabe.

Lacarra comenta que «en años sucesivos (a la cuarta expedición en el año 845) se repetirá la misma historia: alzamiento de Muza y rápida sumisión, tras una campaña de intimidación de parte del emir y ... nueva excursión para saquear las tierras de Pamplona». Parece que la enemistad de Muza se dirigía más contra los delegados del emir que contra el propio emir. Este, a su vez, trataba de separar a Muza de sus parientes y aliados los cristianos de Pamplona.

Según el Muqtabis de Sen Hayyan, en el año 847 se salió Muza de la obediencia, enojado por los ataques de Sen Kulaby, amil de la Marca, quien se apoderó de algunos de sus bienes; lleno de rencor, Muza atacó Tudela. El amil pidió ayuda a Abderramán II, que mandó a su hijo Mohamed con la aceifa. Cuando éste llegó cerca de la plaza, Muza se sometió e imploró perdón. Mohamed le tranquilizó y, tras confirmarlo en su puesto, avanzó hacia Pamplona y entrando en ella causó grandes daños.

Después de haber luchado Muza durante más de dos años a favor del emir se dio cuenta de que Abderramán tenía abandonados sus dominios del norte, debido a que se encontraba cansado y envejecido. Además, las pocas energías que le quedaban tuvo que dedicarlas a sofocar varios levantamientos. Muza se aprovechó de estas circunstancias y formó su principado, que abarcó parte de Aragón, de Pamplona y de La Rioja.

A mediados del siglo IX, cambia el panorama político por la muerte de tres caudillos: Ramiro I de Asturias (año 850). lñigo Arista de Pamplona (851) y Abderramán II (852). Con estas muertes, la figura de Muza va creciendo; su popularidad y sus amistades van en aumento, así como sus victorias. Domina buena parte de Cataluña, Aragón, la ribera del Ebro y La Rioja hasta Albelda, fundada por el propio Muza. Contemplando la extensión de sus tierras, se proclama soberano independiente, con el nombre de Muza II de Aragón y es ahora cuando se autotitula «Tercer rey de España».

Las batallas de Clavijo y Albelda

Debido a la inseguridad de las fechas en que estos combates se desarrollaron, no debemos enmarcarlos dentro del capítulo dedicado a Abderramán II.

Debemos decir que no nos agrada tratar de este tema, porque algunos han puesto tanta pasión en defender sus opiniones sobre tan discutidas batallas que preferiríamos no hablar de ellas. Pero quedaría una laguna bien visible si no tratáramos de los combates más resonantes de la historia riojana. También el hecho de la intervención de Muza II, uno de los protagonistas de esta historia, nos impulsa a no omitirlas.

Aportaremos datos y opiniones de varios autores para que el lector pueda juzgar por sí mismo.

Cuando se habla de la batalla de Clavijo es difícil sustraerse a la carga emocional que por sí arrastra. Por esta razón nos ha parecido adecuado partir de la narración y opiniones de un escritor del siglo pasado, Angel Casimiro Govantes, de la Real Academia de la Historia, que puede ser más imparcial que los que estamos cercanos al lugar del suceso. Es autor del «Diccionario geográfico histórico de España», editado en el 1846. La sección II comprende La Rioja.

Esta es la versión de Govantes: «Clavijo es famoso por la batalla que lleva su nombre y que ha dado tanto que discurrir a nuestros críticos historiadores, defendiéndola unos como cierta y descartándola de la historia otros como falsa. Se dice que, negándose don Ramiro I a pagar las contribuciones que algunos de sus antecesores habían satisfecho a los reyes moros de España y especialmente el tributo de las doncellas, mandando tomar las armas a todos sus súbditos, marchó al momento contra sus enemigos, llegando hasta Nájera y Albelda.

En este punto estaban los cristianos cuando se vieron amenazados de repente por un ejército numerosísimo de árabes, no solamente de toda España, sino venidos también de Marruecos y de otras provincias de Africa. El primer choque fue desgraciado, retirándose muy tristes los cristianos al cerro de Clavijo. En aquella melancólica noche, el rey quedó unos momentos dormido y en el sueño se le apareció el apóstol Santiago, que, recordándole su apostolado en España, apretándole la mano, le mandó volviese a la batalla, asegurándole su asistencia visible en ella, a caballo, y la más completa victoria. Cumplió el rey la orden del apóstol, acometió al grande ejército africano en el día inmediato y, con el auxilio del santo, que se vio en un caballo blanco arrollando las huestes agarenas, quedando tendidos en el campo más de setenta mil enemigos, alcanzó la más completa victoria. Además, perseguidos vivamente hasta Calahorra, entraron los cristianos mezclados con sus enemigos en ella, degollándolos en las mismas calles, consumándose allí la más completa derrota, por lo que en esta ciudad se supone que fue otorgado el famoso voto llamado de Santiago.

A favor de la batalla está el testimonio del arzobispo don Rodrigo ...

Contra la batalla, el silencio de los historiadores coetáneos, incluso el monje de Albelda, que escribiendo a la vista del mismo lugar de la acción, poco más de cien años después, no podría omitir en su historia un acontecimiento tan grande, que debía entonces conservarse vivo aún en la memoria de sus habitantes.

Por otra parte, el diploma está tan lleno de anacronismos y errores, que se debe contar mejor en el número de comprobantes contra la batalla que en los de su favor. A esto se ha respondido que el verdadero diploma se perdió y se quiso suplir la falta con el que hoy existe, en el que el redactor confundió los años, la reina, los hijos del rey, etc. Acaso será así, pero es más creíble que la batalla de Clavijo sea una confusión de la verdadera batalla de Albelda, dada por don Ordoño I, hijo de don Ramiro I. La casi identidad del lugar, el esclarecido valor de Ordoño I y de sus gentes y los efectos de la gran batalla de Albelda, dieron lugar sin duda a la dudosa de Clavijo.»

Las discusiones entre historiadores, tanto españoles como extranjeros, se centran principalmente en torno al voto o diploma que se dice fue firmado en Calahorra por Ramiro I. De él dieron noticia cuatro siglos después de la batalla, Lucas de Tuy em 1236 (?) y siete años más tarde el arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada. Por este voto se comprometían los firmantes, en nombre de los cristianos, a ofrecer todos los años las primicias de las cosechas y de la vendimia al apóstol Santiago en su ciudad compostelana.

El riojano don Julián Cantera Orive, arcediano que fue de la catedral de Vitoria, ha sido uno de los autores que más ha escrito sobre este tema. En su obra «La batalla de Clavijo y aparición en ella de nuestro apóstol Santiago» pretende demostrar:

    a) Que el rey de Asturias Ramiro I venció en Clavijo al ejército Abderramán II, en mayo del 844.

b) Que desde el reinado de Mauregato estaban los cristianos obligados a entregar cien doncella emir moro cada año y al conseguir la victoria en Clavijo este tributo quedó cancelado.

c) Que el apóstol Santiago apareció en el fragor de la batalla luchando en favor de los cristianos.

d) Que el rey Ramiro I, el día 25 de mayo del 844 y en la ciuda de Calahorra, dictó el voto a Santiago en agradecimiento y memoria del favor recibido.

El benedictino fray Justo Pérez de Urbel opina que las crónica Lucas de Tuy y don Rodrigo Ximenez de Rada «recogen los sucesos de la poesía épica, incorporando muchos de sus pormenores a la seriedad de la historia y junta los relatos histórico-Iegendarios relativos a los condes de Castilla, con fábulas como las de la batalla de Clavijo, las de Bernardo del Carpio y la de la fabricación de la Cruz de la Victoria por unos ángeles».

Sánchez Albornoz, escritor prolífico, toca muchas veces los temas de La Rioja, Clavijo y Muza. Para los riojanos es interesante conocer su opinión sobre esta materia.

Muy rotundos y propios de él son los conceptos vertidos en su estudio sobre «La auténtica batalla de Clavijo». Comienza así: « Ningún historiador digno de tal nombre tiene hoy por auténtica la tradición de la batalla de Clavijo. Sobre ella y sobre el privilegio de votos a Santiago se han escrito millares de páginas». «Han sido vanos los intentos vindicatorios de la vieja leyenda», y luego añade «Incluso los dos postreros sabios sacerdotes españoles (se refiere al  jesuita P. García Villada y al benedictino fray Justo Pérez de Urbel), que desde campos diversos tenido necesidad de dedicarle atención, han rechazado su historicidad».

«Y, sin embargo, sigue diciendo ningún estudioso que se asome a la historia de España del siglo IX podrá negar con fundamento»  que se combatió en Clavijo, entre musulmanes y cristianos, no el ejército de Ramiro I contra el de Adrramán II, sino el de Ordoño I contra el del moro Muza «Tercer Rey España».

Sorprende que la Crónica Albeldense, que abarca hasta el año 976, o mencione la batalla de Clavijo, tanto más cuanto que fue escrita a  la vista de las crónicas coetáneas le la batalla y por un monje Ilamalo Vigila, que vivió tan cerca de los lugares donde pudo librarse. Y existe otra razón para extrañarse su omisión por un monje cristiano: que la victoria la obtuvieron sus correligionarios. En cambio la crónica habla de la batalla de Albelda de este modo: «Ordoño (I
Asturias) conquistó en lucha la fortísima ciudad de Albelda y a su muy poderoso rey, llamado Muza, cogido con todo su ejército por asechanzas en monte Laturce, habiéndose salvado el mismo Muza, herido de flecha, por un amigo, en otro tiempo de los nuestros y lIevado a caballo a lugar seguro.» Respecto a la fecha en que tuvo lugar la batalla, se citan siete u ocho distintas. Es indudable que desde el año 844 al 860, entre cuyas fechas cabe fijar esta batalla,
tuvieron lugar varios combates en Clavijo y Albelda, pero se ha pretendido acumularlas todas en una sola para magnificarla.
   Repasemos las batallas que en esos años tuvieron lugar en Clavijo y campos cercanos, además de la citada en el año 884.
   La Crónica de Ben al Atir, traducida por Fagnan, afirma que los musulmanes vencieron en el año 851 en Albelda en un gran combate, pero esta batalla no debe ser la célebre de Clavijo, salvo que la victoria se adjudique a los cristianos. Según la Crónica de Albelda, Ramiro I de Asturias falleció el 1 de Febrero del año 850, por lo que tuvo que ser Ordoño I quien dirigió la batalla. También Al Nuwayri trata de este combate.
   José M.ª Lacarra nos da más detalles: «Cuando el nuevo rey de Asturias Ordoño I (850-866) iniciaba su reinado tuvo que acudir a sofocar un levantamiento en tierras de Vasconia, recibiendo la noticia de que un ejército musulmán avanzaba contra él. Eran las tropas de Muza ben Muza (Muza II), que desde la posición fortificada de AIbeIda amenazaba por un flanco al ejército cristiano. Ordoño se volvió contra él, sitió Albelda, que tomó, y asaltó el campamento de Muza instalado en monte Laturce. La versión musulmana dice, por el contrario, que a pesar de haber recibido Muza 35 lanzazos, los cristianos sufrieron la peor derrota y la tierra quedó cubierta de cadáveres.»

Puede referirse esta batalla, que de tan diferente forma cuentan cristianos y musulmanes, a la primera batalla de Albelda, que por muchos es fijada en el 851 y por otros en el 852.

Tailhan, Barrau-Dihigo y Gómez Moreno creen que la batalla de mayor importancia tuvo lugar en el año 859. De la misma opinión es el académico Sr. Govantes.

El Sr. Cantera Orive menciona tres batallas en esta zona, una en tiempos de Ramiro I y dos en los de Ordoño I; si nos guiamos por las varias crónicas que tratan de ellas seguramente que en la década 850-860 hubo bastantes más.

De las noticias que aportan las crónicas árabes puede deducirse que en el año 851 ó en el 852 pudieron lograr los árabes una victoria en Albelda sobre el ejército de Ordoño, pero eso no descarta que posteriormente tuvieran lugar otras batallas, en ese mismo escenario, en que la victoria se inclinara a favor de los cristianos y que esa victoria no fuera historiada por los escritores árabes, siempre propensos a ocultar las derrotas de los suyos.

¿Cómo se desarrolló la batalla de Albelda en el año 859? Con los datos que nos proporcionan la Crónica de Alfonso III y las crónicas árabes podemos pergeñarla.

La falta de auxilio por parte de Muza a su aliado y pariente el rey García lñiguez de Pamplona, cuando fue atacado por normandos y cordobeses, inducen al monarca navarro a iniciar una política de amistad con Ordoño I, rey de Oviedo. Irritado Muza por la alianza entre su pariente y su enemigo preparó una expedición contra Pamplona. Conocidos estos preparativos por Ordoño, aprovechó la ocasión para infringir una severa derrota a Muza.

El ejército de Ordoño atravesó los montes Obarenes, frontera occidental entonces de La Rioja, y se presentó en las cercanías de las murallas de Albelda, en cuyo recinto Muza había construido una fortaleza. Las huestes de Muza, que ya estaban cerca de Pamplona, volvieron a marchas forzadas hasta AIbelda para tratar de que los astures levantaran el asedio, lo que no consiguieron. En vista de la inutilidad de su ataque, Muza colocó su campamento en el monte Laturce, junto a Clavijo, que está a una legua de Albelda y la domina por su mayor altitud.

Ordoño, que tenía ya bastante experiencia en dirigir los combates, dividió su ejército en dos partes, una para atacar al ejército de Muza y otra, menor, para mantener el cerco de Albelda.

El primer combate tuvo como escenario las colinas cercanas a Clavijo, frente al río Iregua. Los cristianos, animados por el ejemplo y el coraje del rey Ordoño, se lanzaron con ímpetu sobre las tropas de Muza, las que, sorprendidas por el rápido ataque de los asturianos, no tuvieron tiempo de reaccionar y huyen a la desbandada. El triunfo de los cristianos se mide en la Crónica Alfonsina por el número de cabezas cortadas a los moros: doce mil.

Mientras tanto, el asedio de AIbelda continuó y sus defensores resistieron durante seis días los ataques enemigos. Al día siguiente las tropas de Ordoño lograron penetrar en la plaza de Albelda y mataron a todos sus defensores, arrasando murallas, fortaleza y construcciones hasta sus cimientos. 

Fundándonos en las crónicas más cercanas a la fecha en que se desarrolló este combate y que, por tanto, ofrecen mayor garantía histórica, podemos concluir que la más importante de las batallas de Clavijo y Albelda tuvo lugar en el año 859, en dos fases, la primera en monte Laturce y la segunda en Albelda, entre las tropas cristianas de Ordoño I y el ejército de Muza II «Tercer Rey de España». La victoria fue muy sonada y su noticia se extendió por toda la Península, siendo conocida como LA BATALLA DE CLAVIJO.

 

Muerte de Muza II. Sus sucesores

 

La derrota de Muza en Albelda, el año 859, en que fue gravemente herido, marca el comienzo de su declive físico. Sus energías decaen visiblemente, pero aún tiene arrestos para organizar e intervenir en pequeñas escaramuzas, pero no en grandes batallas.  

La Crónica Iftitah al Andalus de Ben al Qutiya, traducida por Ribero, describe su último combate y la damos casi íntegra porque contiene curiosos detalles: «Sucedió, pues, que Muza reunió tropas y se fue a buscar a Izraq ... , señor de Guadalajara ... , el cual estaba sometido al emir, por tradicional sumisión que pasa de padres a hijos ... Era este Izraq uno de los hombres más guapos que ha habido. Cuando ya Muza, hijo de Muza, había puesto el cerco a Guadalajara e Izraq se ponía en movimiento para combatirle, aquél mandó un mensaje diciéndole: "iOh Izraq!, no vengo a hacerte la guerra; sólo he venido con el fin de contraer lazos de parentesco contigo. Tengo una hija muy guapa, no hay otra en España más hermosa; es ya bien moza y no quiero casarla sino con el mozo más guapo de esta tierra. Ese eres tú."

Izraq contestó afirmativamente a esta propuesta; se hicieron las capitulaciones matrimoniales, Muza, hijo de Muza, dio la vuelta hacia las comarcas de la Frontera de que era señor y desde allí le mandó a su hija. En cuanto supo Mohamed (el emir cordobés) lo ocurrido le entró grandísimo cuidado, pues receló que las comarcas fronterizas más próximas se le escaparían, como ya se le habían separado de su obediencia las lejanas. Para salir de la incertidumbre mandó un mensajero de su confianza para poner a prueba la obediencia de Izraq ... Pasados unos días ... , salió (Izraq) de Guadalajara y andando por atajos se presentó a la puerta del palacio real de Córdoba ... Los pajes o eunucos apretaron a correr (sic) a quien más podía, a darle la buena nueva al emir Mohamed ... En la entrevista, (el emir) le reprochó duramente porque había contraído parentesco con un enemigo suyo; pero Izraq, después de contarle el caso como había sucedido, le dijo: ¿Qué daño puede causarte el que tu amigo se case con la hija de tu enemigo? Si me es posible atraerlo por este enlace a la obediencia, lo haré ... El emir lo alojó y trató espléndidamente ... Luego le dio regalos y vestidos y lo dejó marchar.  

Muza, al saber lo ocurrido, reunió sus tropas para ir allí y puso sitio a Guadalajara. Un día en que Izraq estaba reclinado en la alcazaba con la cabeza descansando en el seno de su mujer y que los de Guadalajara se habían esparcido por sus huertas y jardines, Muza, hijo de Muza, les dio tal carga y atacó con tal impetuosidad con la gente que llevaba que los lanzó al río. La muchacha, al ver aquella acción de su padre, llena de alegría, despertó a Izraq y le dijo:

Mira, mira aquel león que es lo que hace. Este contestó: ¡Hola, parece que tu crees que tu padre es más que yo o que es más bravo! ¡Ca! ¡De ninguna manera! Al momento, tomó una cota de malla, se la puso, salió al encuentro de Muza y, como Izraq era uno de los hombres más diestros en manejar la lanza, al primer golpe que asestó hizo blanco. El otro, al sentirse herido, levantó el campo; pero antes de llegar a Tudela había muerto.»

   De este modo, el gran caudillo Muza, vencedor de tantas batallas cayó vencido, esta vez definitivamente, por el esposo de una hija predilecta.  

La muerte de Muza II tuvo lugar durante el emirato de Mohamed quien estimó en alto grado las cuaIidades de Muza y, como hombre previsor y con visión de futuro añadió a sus waliatos de Arnedo Tarazona y Borja, los de Zaragoza Tudela, quedando oficialmente como delegado del emir en la Frontera Superior. Mohamed I le encomendó el mando de una expedición contra Cataluña en el año 851 en la que tomó al asalto el castillo de Tárrega, asoló Barcelona, tomó muchos prisioneros y volvió con un espléndido botín.

 

Los sucesores de Muza

 

Lope, hijo de Muza, debió nacer durante el reinado de Alhakan I. Buena parte de su vida transcurrió al servicio de su padre.

Cuando Toledo se sublevó contra el emir en el 842, Abderramán envió a Lope a sofocar la rebelión lográndolo con gran pericia, y en agradecimiento el emir lo nombró gobernador de Toledo.

Veinte años más tarde se sublevaron los aragoneses contra el soberano cordobés y Mohamed I requirió para someter a los rebeldes, acabando con la rebelión en poco tiempo, y en premio fue nombrado gobernador de Zaragoza.  

Según la crónica Nususan al Andalus de Al Udri, en el año 870, Lope se alzó en Arnedo, unido García, hijo de lñigo, apoderándose de Zaragoza y otras plazas y, el 872, de Tudela. Puso Lope a su hermano Fortún al mando de plaza de Tudela y a Mutarrif en la de Huesca, donde fue cogido prisionero y trasladado a Córdoba, donde fue crucificado con tres sus hijos. Lope también estuvo cautivo en Córdoba, pero al invadir Sevilla los normandos por segunda vez, el emir lo envió al frente sus tropas para liberar la ciudad, lográndolo con rapidez. El emir agradecido, le regaló una esclava llamada Ayab y le ordenó volver a la Frontera Superior. Al poco tiempo de su llegada reconstruyó castillo de Viguera y sus hermanos, temerosos por esos preparativos, reunieron sus tropas y atacaron a Lope. Pero Fortún, que había sido nombrado walí de Tudela por Lope, acudió en su socorro y unido a Lope derrotó a sus otros hermanos en los fosos de Viguera, cogiendo muchos prisioneros.

Las mujeres de los Beni Casi (seguimos la Crónica de Al Udi) se reunieron en Arnedo, en una sesión de duelo por los muertos habidos en los recientes combates entre los hermanos. «Lope se dirigió también allí a escondidas, se puso un velo al llegar al arrabal y velado entró en el castillo». Por haberlo reconocido el guardián, lo mató y después se apoderó del castillo. Dentro estaba su mujer Ayab. Sus hermanos prepararon un plan para capturarlo y haciéndole salir a su encuentro en Calahorra lo cogieron prisionero y lo llevaron a Arnedo, donde había quedado su mujer. Contra la entrega del castillo, Lope logró su libertad y se dirigió a Viguera.

Lope, al poco tiempo, organizó una expedición contra Zaragoza, donde cogió muchos prisioneros musulmanes a los que obligó a trasladarse a Viguera y allí los mató a todos en un prado el año 873. Lope sobrevivió poco tiempo a esta matanza, pues en el mes de abril del año siguiente «salió a cazar ciervos, saltó uno delante de él en un espeso bosque y aguijó a su caballo, que se metió entre un arbolado muy denso. A Lope se le enganchó un brazo entre las ramas que se descuajó por el hombro y cayó muerto». Fue enterrado en Viguera.

Mohamed ben Lope nació hacia el año 837. Era nieto de Muza II y aun cuando el emir Mohamed I le nombró walí de Arnedo, Tarazona y Tudela, no se sometió al jefe cordobés. En vista de su insumisión, el emir envió contra él, en el 883, un pequeño ejército, pero el hijo de Lope logró rechazarlo. Llegó a ser walí de las plazas que habían tenido los Beni Casi desde La Rioja hasta Lérida, por lo que se consideró en condiciones de enfrentarse con los soberanos de Córdoba y Asturias, pero los Tuchibíes, fieles al emir Abdaláh, lo asesinaron en Zaragoza el año 898.

Lope ben Mohamed nació en el año 869 y murió a los 38 años. En una expedición que organizó contra Cataluña luchó con Wifredo el Velloso, a quien mató. Ofreció su alianza al emir y éste le concedió el mando sobre las plazas de Arnedo, Tarazona y Tudela.

A Lope le sucedió su hermano Abdaláh ben Mohamed (915) y a éste su hijo Mohamed, que perdió Viguera en el año 923 y murió en prisión el año siguiente.

Con Mohamed ben Abdaláh terminó el dominio de la familia Beni Casi sobre el valle del Ebro, que con su bravura, por nadie discutida, llenaron dos siglos de historia hispana (714-923). Los hijos de Mohamed pasaron al servicio del emir en Córdoba, donde no ocuparon puestos de relieve.

Al desaparecer del escenario de esta historia la familia Beni Casi es el momento de echar una mirada retrospectiva sobre su influencia en nuestra región.

Podría preguntarse si fue ventajosa la protección que los Beni Casi ejercieron sobre La Rioja.

Indudablemente, su patronazgo fue muy eficaz para preservar a La Rioja Baja y a los Cameros durante más de cien años de las razzias y aceifas morunas. Esta protección alcanzó a La Rioja Media cuando poseyeron los castillos de Viguera, Clavijo y Albelda. Muchas de estas expediciones que se dirigían contra Alava y Castilla no perdonaron a La Rioja Alta. La mayoría de las veces los saqueos e incendios empezaban en Ausejo.

Su protectorado perjudicó en cambio a La Rioja Baja en cuanto dificultó su liberación por las tropas cristianas. La Rioja Alta, que no fue protegida por los Muza, se liberó antes que La Rioja Baja. De no haber presionado las huestes de los Beni Casi sobre pamploneses y castellanos, éstos hubieran podido Iiberarla muchos lustros antes.

Desde la desaparición de la familia Beni Casi de La Rioja en el 923, las ciudades de esta región todavía no reconquistadas por los cristianos siguieron bajo el dominio de los soberanos de Córdoba hasta el año 1031 y de los reyes de taifas vecinos después de esa fecha: Calahorra hasta el 1045, y Alfaro y Cervera unos setenta años después, en que quedaron definitivamente incorporadas a los reinos cristianos.


 

Mohamed I conquista La Rioja. Los emires Almundir y Abdaláh

Mohamed I fue proclamado emir de Córdoba el año 852, a la muerte de Abderramán II, y ocupó el trono hasta su fallecimiento, en el 886.

Durante su reinado tuvieron lugar en nuestra región las batallas de Clavijo y Albelda, en fechas dudosas, y la muerte del gran Muza II, que han merecido capítulos aparte.

Al desaparecer Muza II, que ejercía el papel de moderador entre vascones de Pamplona y musulmanes y dominaba un extenso territorio que separaba a castellanos, pamploneses y árabes, el emir Mohamed I decidió lanzar sus tropas contra los guerreros asturianos, que, poco a poco, se iban adueñando del noroeste de la Península, desde Galicia hasta La Rioja.

En el año 860, Mohamed realizó una aceifa contra Pamplona que duró 32 días y en la que tomó prisionero a Fortún Garcés, hijo del rey García lñiguez, reteniéndolo cautivo durante veinte años en Córdoba.

Según Lévi Provençal, en el 863, las huestes sarracenas, en las que formaban 20.000 jinetes mandados por un hijo de Mohamed, después de atravesar La Rioja, camino tantas veces recorrido por los árabes, penetraron en la región alavesa, talaron árboles e incendiaron cosechas y poblados. El rey asturiano Ordoño I (850-866) no pudo resistir en el desfiladero de Pancorbo y su ejército sufrió un duro castigo. Ben Idhari, exagerando, dice que 19 condes quedaron sobre el campo de batalla; no podían caber tantos condados en un territorio tan pequeño.

La campaña de febrero del año 865 contra Alava, la llamada expedición de la Morcuera, la explica Ben Idhari como una serie de razzias que asoló campos, lugares y castillos. Venía el ejército mandado por el príncipe heredero Almundir y ocupó primero el valle oriental del Duero, lo que indica que no siguieron la ruta habitual (subiendo por el valle del Ebro), sino caminando por los campos sorianos. Por los montes de Oca salió a la orilla del Ebro, cerca de Briviesca, y arrasó todas las granjas que encontró a su paso. El primer conde de Castilla, don Rodrigo (852-874), opuso resistencia con sus tropas, pero fueron aniquiladas. Al pretender pasar por el desfiladero de la Morcuera, entre Bujedo y Foncea, en los montes Obarenes, vio AImundir que las tropas de Rodrigo le esperaban cerca de un foso muy profundo que habían excavado. No cayó el caudillo árabe en la trampa y, desviando su trayectoria, llegó a la orilla derecha del Ebro, prefiriendo luchar en campo llano.

No tardó en comenzar la batalla, que fue desastrosa para las fuerzas de Ordoño I. Los condes de CastilIa, Oca, Bureba y otros más sufrieron una gran derrota, pues los cristianos huyeron despavoridos y fueron atacados por la espalda, matando a muchos y cogiendo abundantes prisioneros. Los que lograron huir quisieron vadear el Ebro por AI-Hahrum (Haro) y murieron ahogados en mayor proporción. La matanza duró casi todo el día 9 de agosto y según Ben Idhari los agarenos cortaron 20.472 cabezas.

Según la Crónica albeldense, Mohamed I, en el año 878, envió a su hijo Almundir con 80.000 hombres a "razziar" La Rioja y Alava, atacando Cellorigo y Pancorbo. «Estos Obarenes riojanos fueron parte integrante de la frontera oriental del reinado asturiano y del viejo solar donde nació, vivió y luchó la primitiva Castilla. Sobre sus rocas dominaron dos castillo el de Bilibio y el de Cellorigo, cuya misión histórica consistió en defender los tres pasos de los Obarenes. Cuando los moros, en sus repetidos ataques desde el año 767 invadían temporalmente la región de Alava y Castilla, cruzaban siempre estos portillos, usando con preferencia el de la Morcuera, por ser el más accesible y menos peligroso. En él, precisamente, se registr ron tres durísimos combates. El d 865 (ya descrito) y los de 882 y 88 que tuvieron por escenario los cercanos picos de Cellorigo, donde Ia ofensiva árabe quedó aplastada por el conde Vela Jiménez. Con esta victoria se cerró para siempre el portillo al enemigo y se inició en serio la reconquista de La Rioja en este pequeño territorio» (López de Silanes).  

Durante el breve reinado de Al-mundir (886-888) son varios los jefes árabes que proclaman la independencia de sus Estados. Los veranos, siguiendo la costumbre de sus antecesores, dirigió aceifa contra Alava y Castilla, en el 887, en el verano del 888 contra Zaragoza, Tudela y Pamplona.  

A su muerte, tomó posesión del emirato su hermano Abdaláh (88 912). Comenzó por enviar aceifa contra Zaragoza, Borja, Tarazona Tudela, saqueando los campos, pero no logró conquistar las ciudad que estaban en poder de Ismail, hijo de Muza.  

Abdaláh tiene que obrar con prudencia para no provocar la unión de los pequeños Estados, que, juntos, pudieran ocasionar la derrota del emir.

 

 

Abderramán III, primer califa de España

 

Abderramán III, que reinó des el año 912 al 961, heredó de abuelo Abdaláh el emirato de Córdoba, pero, envanecido por sus victorias y por el aumento de sus riquezas y de su poderío, el año 929 se proclamó califa, es decir,príncipe de los creyentes.

Los pocos lazos religiosos que podían unir a los árabes españoles con el califa de Damasco, hasta entonces único califa en el mundo quedaron rotos fácilmente dada la lejanía entre ambos califatos y las las comunicaciones en aquellos tiempos.

Abderramán III descendía del primer rey vascón, lñigo I Arista, según la genealogía que dan los cronistas árabes Ben Hayyan y Ben Hazan. La hija de Fortún Garcés, llamada Onneca, casó con el emir Abdaláh, abuelo de Abderramán III.

AI llegar al poder se encontró Abdderramán III con un reino insumiso. Eran muchos los jefes o caudillos que obraban en completa  dependencia de la corte de Córdoba. Cerca de cuatro lustros le costó dominarlos a todos.

  Las primeras batallas libradas por este emir, apenas son relatadas por los cronistas cristianos Sampiro y el Silense. Tenemos que acudir a las crónicas de Ben Idhari, Arib ben Sayd y Ben Hayyan para conocerlas. Y éstos las narran con gran precisión.

  En una de sus primeras batallas, el 917, sus tropas son derrotas en la ciudad soriana de San Esteban de Gormaz. Y por si esto fuera suficiente para encender cólera, el rey pamplonés Sancho Garcés I invadió La Rioja.

En el año 918 y también en el 919, Abderramán efectuó varias operaciones de castigo contra los cristianos, pero con ello no se aplacó su ira por las derrotas que había sufrido y en la primavera del 920 predicó la guerra santa contra los cristianos.

Sale Abderramán al frente de sus tropas cordobesas el 4 de junio, se van uniendo combatientes en Toledo y Medinaceli y llega el 8 de juIio a la ciudad soriana de Osma, que saquea e incendia. Al día siguiente ocupa la plaza fuerte de San Esteban de Gormaz, de la que habían huido sus defensores. Siguiendo su ruta hacia el norte, sus tropas atacan y conquistan la antigua plaza de Clunia, junto al río Duero.

Con estas victorias pudo sentirse compensado el soberano árabe de  la derrota del 917. Pero el monarca cordobés quería vengar también destrozos que el rey de Pamplo había causado en sus plazas de La Rioja y pronto se presentó ocasión de ejecutar su venganza. Fue llamado con urgencia para que socorriese a los moros de Tudela, que estaban cercados por Sancho Garcés. Abderramán empleó cinco jornadas para trasladarse desde Clunia a Tudela, plaza que liberó seguidamente. El gobernador de Tudela, Mohamed ben Lope, de la familia Beni Casi, se dirigió a conquistar la fortaleza de Cárcar. Mientras, Abderramán se volvió hacia Calahorra, conquistándola y devastando sus alrededores.

Salió Sancho del castillo de Arnedo, donde se había refugiado, con sus tropas cristianas, para atacar la vanguardia mora y, aunque fue ayudado por Ordoño II de León, las tropas del emir lograron una espléndida victoria. Más de un millar de cristianos se refugiaron en el castillo de Muez, cerca de Valdejunquera, siendo degollados todos en presencia de Abderramán, el 29 de julio. Dos días más tarde se trasladó al castillo de Viguera, encontrándolo abandonado, y mandó destruirlo.

Un mes después regresó victorioso a Córdoba con un gran botín.

En el año 924, Abderramán volvió a salir de Córdoba (27 de abril) con sus tropas para pasar por Tudela y siguiendo el curso del río Arga llegó al valle del Irati, donde luchó contra las huestes pamplonesas, ocasionándoles una gran derrota. El emir, después de saquear Pamplona, se dirigió a Calahorra, que la encontró abandonada, y el 26 de agosto regresó Córdoba.  

Las tropas del ahora califa sufrieron en el 939 una gran derrota en Simancas a manos de Ramiro II de León. Fue tal la indignación de Abderramán que al llegar a Córdoba mandó crucificar a 300 oficiales de su ejército por no haber combatido con valentía.  

Después de 50 años de reinado murió el primer califa de Córdoba su muerte originó una decadencia momentánea del dominio árabe hasta que se hizo cargo del poder el general Almanzor.  

La corte de Abderramán fue Ia más esplendorosa de los Omeya. Engrandeció la ciudad de Córdoba con numerosos monumentos y palacios. En su tiempo había 481 mezquitas en la capital, y llegó tener 500.000 habitantes y siguió aumentando hasta el año 1009, en que comenzaron las revueltas que acabarían en el 1031 con la caída del imperio Omeya.  

Mientras, Europa había descendido al más bajo nivel cultural. Bizancio y, a la par, Córdoba, en tiempos de Abderramán III, fueron los focos del saber que iluminaba el mundo conocido. En Córdoba abundaban matemáticos (Geber que dio nombre al álgebra), geógrafos, médicos, filósofos, astrónomos, historiadores, químicos, poetas, etc. La cultura hispano-árabe fue durante algunos siglos superior a la europea.

Los cordobeses del tiempo de los califas eran amantes de los libros. Se publicaban anualmente e Córdoba unos 600.000 manuscritos y el califa Alhakán llegó a tener e su biblioteca 400.000 volúmenes. Al Maqqari llegó a decir que Córdoba era la ciudad del mundo que tenía más libros. Había 170 mujeres dedicadas a copiar en pergamino las obras que se les encargasen. Los libros, por estar de moda, aumentaron sus precios.

 

Los califas Alhakán II e Hixam II. El general Almanzor

 

Al suceder Alhakán II (961-976) a gran califa cordobés, exige de Sancho el Craso de León la entrega de diez plazas fuertes, a lo que se niega el rey leonés.

   También pidió a García Sánchez de Pamplona le entregase al conde Fernán González que tenía prisionero en un castillo de La Rioja Alta. La respuesta del pamplonés fue más contundente: dejó en libertad al conde y éste, una vez libre, contrajo matrimonio con la princesa Urraca de Pamplona. A la vez, el hijo y sucesor de García Sánchez, Sancho Garcés Abarca, se desposó con una hija de Fernán González.

Estos enlaces no son bien vistos por el califa, quien envía al gobernador Tuchibí de Zaragoza a atacar a navarros y leoneses, obteniendo los árabes una gran victoria. Después envía el califa a los generales Galib y Said a ocupar Calahorra, que es conquistada, dejándola bien guarnecida.

Alhakán tomó por mujer a una bellísima vasca, llamada Sobbeya (Aurora), que llegó a ser una verdadera sultana, no sólo en el reinado de su esposo, sino también en el de su hijo, Hixam II.

A la muerte de Alhakán II, ocupó el trono su hijo Hixam cuando tenía solamente once años. Era de complexión y carácter débil, por lo que su personalidad quedó anulada por el temperamento fuerte de su madre la sultana. Reinó, sólo de nombre, 32 años.

Cuando Hixam II llevaba seis años ostentando el califato, tuvo que dejar el mando a un general elegido por su madre, que resultó ser un genio de la guerra, el cruel Almanzor, quien poco a poco se hizo dueño de la organización política, militar y económica del Andalus.

Indudablemente fue uno de los grandes caudillos árabes, quizá el que más victorias obtuvo contra los cristianos. Desde que tomó el mando, que nadie se atrevió a discutirle por temor a represalias, hasta su muerte, en el año 1002, dirigió numerosas razzias y combates contra los cristianos; los cronistas, que sólo narran unos pocos, los calculan en más de 50 y no se conoce ninguno en que no saliera victorioso, pues la derrota de Calatañazor no pudo dirigirla por su estado de suma gravedad.

Almanzor se casó en el año 983 con una hija del rey de Nájera-Pamplona, Sancho II Abarca. De este matrimonio nacería Abderramán, a quien el débil Hixam II concedió el título de califa, con el nombre de Abderramán IV, pero en recuerdo de su abuelo Abarca se le llamaba «Sanchuelo».

La última campaña de Almanzor fue dirigida contra La Rioja el año 1002. Pocas noticias han quedado de esa expedición.

El historiador Dozy, fundándose en un documento de 1027 que habla de la destrucción de un monasterio, asegura que se trata del de San Millán, el primitivo de Suso, puesto que el de Yuso se construyó más tarde, hacia el año 1067.

Dedujo que era éste el monasterio destruido porque se encontraba en la ruta que conducía a Canales, desde donde, estando ya enfermo, se dirigió a Calatañazor. Sus tropas ignoraban la gravedad de su estado y los más fieles guerreros que lo rodeaban ocultaron su enfermedad por saber que de haberse difundido la noticia entre los combatientes se hubiera producido una deserción masiva, como era costumbre en los ejércitos formados en su mayor parte por mercenarios.

Los cristianos llegaron a conocer el mal estado de salud del caudillo musulmán y le atacaron en el lugar de Calatañazor, hoy provincia de Soria, logrando una gran victoria sobre los musulmanes. El pueblo, aficionado a las frases rimadas, compuso ésta que se difundió por toda la Península: «En Calatañazor, Almanzor perdió el tambon». Sus leales lo trasladaron a Medinaceli, donde murió en la noche del 10 de agosto del año 1002.

Almanzor o Almansur fue uno de los grandes caudillos árabes españoles, quizá el mayor, con indudable relevancia en la historia hispana. Joven e inteligente, ingresó en la corte califal llamado por Alhakán II como administrador de su hijo recién nacido. Con rapidez inusitada logró alcanzar altos puestos de mando y su dominio sobre la sultana eran tan fuerte que al fallecer Alhakán, Almanzor, como verdadero amo, tomaba cuantiosas sumas de los tesoros reales, que dedicaba en gran parte a satisfacer los caprichos de la madre del nuevo califa. Entre tanto, Hixam II se dedicaba a sus oraciones y a la vida retirada, dejando las riendas del poder en manos del general Almanzor.

No tenía éste ningún escrúpulo en cometer delitos de sangre. Mató a un príncipe que podía haber desplazado a su protegido, se unió a su futuro suegro, el general Galib, y cuando ya no le hizo falta lo aniquiló. A la madre del califa, Sobbeya, a quien debía su elevación a los más altos cargos, la redujo a sumisión, humillándola, y al califa Hixam II lo tuvo aislado y como en prisión en su propio palacio. Mandó ejecutar a visires y gobernadores cuando le estorbaban, así como a uno de sus hijos que pretendió suplantarle.

Por otra parte, fue un organizador formidable y un estratega extraordinario, que tuvo tantas victorias como combates. Murió en el 1002.

Al fallecer Hixam II en1008, le sucede Abderramán IV, «Sanchuelo», quien había tenido la osadía de pedir a Hixam le nombrara sucesor suyo en el califato, siendo atendida su petición. Así consiguió «Sanchuelo» ostentar tan alta jerarquía, a la que no pudo llegar su padre, el poderoso Almanzor.

Los magnates cordobeses, descontentos con el nombramiento del inepto y pusilánime nuevo califa, empezaron a provocar desórdenes, obligándole a dimitir. Seis califas más reinaron en medio de gran anarquía y verdaderas luchas entre bandas rivales, que acabaron en1031 con la caída del último califa, Hixam III,desmoronándose el gran imperio de los Omeyas.

Al finalizar su descomposición surgieron en las distintas comarcas los reinos de taifas.

 

 

 

 

Obras de consulta

Cantera Orive, Julián.La batalla de Clavijo. Vitoria, 1943.

Cañada Juste, Alberto.La campaña musulmana de Pamplona. Año 904. 1976.

  Cañada Juste, Alberto. Los Banu Casi. Príncipe de Viana, 1980.

Fernández de Bobadilla, Fernando. Ap. para la historia de Arnedo. 1976.

Flórez. La España Sagrada. 1789. Govantes, Angel Casimiro. Diccionario geográfico-histórico de España. Logroño, 1846.

Lacarra, José M.ª Historia del reino de Navarra en la Edad Media. 1976.

Larrea Redondo, Antonio.La autonomía de Aragón y la familia Beni Casi. J. Zurita.

Lévi Provençal. España musulmana, tomos IV y V Historia de España de R. Menéndez Pidal.

Pérez de Urbel, fray Justo. Historia del condado de Castilla. 1944.

Sánchez Albornoz, Claudio.España, un enigma hístórico. Buenos Aires. La auténtica batalla de Clavijo. Buenos Aires, 1948. La España musulmana, 4.ª edic. 2 vol. 1974. Estudios polémicos. Espasa Calpe. 1979. Origen del reino de Pamplona. Su vinculación con el valle del Ebro. 1981.

Tarazona, fray Manuel O. S.A. Inédit. 1904.

 

 

 
 

CRONOLOGÍA

Siglo VIII

711.-Tarik desembarca al frente de los musulmanes invasores. Derrota a D. Rodrigo y fin del reino visigodo.

712.-Muza pasa a España y dirige la ocupación. 714.-Muza ocupa La Rioja y se adueña de la Tarraconense.

717.-Los musulmanes toman los puntos estratégicos en el valle del Ebro y lo fortifican.

718.-ó 721-725.- D. Pelayo, noble visigodo, espatario de Vitiza y D. Rodrigo, triunfa en Covadonga y empieza la Reconquista.

D. Tello, señor de la Casa Cadina, se enfrenta con éxito a los musulmanes en La Rioja.

732.-Carlos Martel detiene la progresión musulmana al derrotarles en Poitiers.

739.-Alfonso I reina en Asturias, hijo de Pedro, duque de Cantabria. En sus expediciones guerreras tomó numerosas localidades desde Lugo a La Rioja, según la Crónica Albeldense y la de Alfonso III, liberando los cautivos cristianos.

759.-Abd-al Rahman I recupera las plazas perdidas en La Rioja y muchos riojanos se refugian en las montañas.

761.-Fruela I reconquista Calahorra, que se pierde en 796.

774.-Los francos mantienen relaciones con los monarcas asturianos.

778.-Vascones de Calahorra y pamploneses atacan la retaguardia de Carlomagno en Roncesvalles.

791.-Alfonso II el Casto traslada su Corte a Oviedo.

 

Siglo IX

800.-Primera referencia documental a Castellae: los Castillos. La familia Banu Oasi de Borja se enseñorea de La Rioja Baja.

8l6.-Referencias a Bilibio y a la batalla de Wadi-Arum.

830.-Profunda emoción por el hallazgo de un sepulcro en Iria Flavia, identificado como el del Apóstol Santiago y origen de las peregrinaciones a Compostela.

840.-lñigo Arista, rey de Pamplona, se enfrenta a los musulmanes.

84l.-Muza ben Muza se instala en el castillo de Arnedo.

842.-Muza, walí de Arnedo por el emir de Córdoba.

850.-La riojana Albaida (Albelda), fortaleza mora en el Iregua.

852.-Moros y cristianos se disputan los castillos de Pancorbo y la Morcuera.

859.-Batalla de Clavijo, entre Muza y Ordoño I, y conquista de Albelda. Intervención del Apóstol Santiago Matamoros.

866.-Alfonso III el Magno de Asturias impulsa la Reconquista y fortifica el baluarte oriental con castillos: Pancorbo, Bilibio, Buradón, Frías, Toloño ...

   870.-Las fortalezas de Cellorigo, Ibrillos y Oca aseguran el Condado de Castilla.

899. Los leoneses ocupan el Castillo de Grañón.

 

Siglo X

900.-Los Banu Casi en decadencia.

910.-EI reino de Asturias: García I es rey de León y Ordoño II de Galicia. ,

914.-En el asedio de Arnedo, muere el Rey Garcia de León.

914-924.-0rdoño II, rey de León y Galicia.

 

Siglo XI

1000.-Fatal arrancada de Cervera en el Paso de la Morcuera. Presagios del fin del mundo.

1002.-Almanzor saquea e incendia el Monasterio de San Millán; en la retirada muere en Calatañazor.

1004.-Reina Sancho III el Mayor en Nájera hasta su muerte en el año 1035.

1016.-Deslinde entre el Reino de Nájera y el Condado de Castilla.

1017.-1020.-Sancho III da fuero a Nájera, coetáneo del de León.

1025.-Se establecen en San Martín de Albelda monjes de San Pedro de Cluny.

1029.-Sancho III ocupa el Condado de Castilla.

1034.-Después de algunas luchas, Sancho III conquistó León, Zamora y Astorga y acuñó moneda en Nájera con el título de Emperador.

1035.-Sancho III fue asesinado en Campomanes. García Sánchez sucede a su padre y reina en Nájera y Pamplona hasta su muerte en Atapuerca, en 1054.

1038.-Fusión de los Señoríos de Tejada y de Cameros en la persona de Fortun Oxoiz.

1045.-García el de Nájera reconquista Calahorra y restablece el obispado en la persona de Gomesano.

1052.-Fiestas de la dedicación del temple- románico de Santa María la Real.

1053.-Construcción del monasterio de San Millán de Yuso.

1054.-Muere combatiendo en Atapuerca el rey D. García y le sucede su hijo, Sancho, el Noble o el de Peñalén.

1056.-Se consagró la iglesia de la Abadía de Santa María.

1060.-Fernando I se titula rey de Castilla.

1065.-Fallecido Fernando I, su reino de Castilla es dividido entre sus hijos.

1067.-Guerra de los tres Sanchos: Sancho Garcés de Nájera, Sancho Ramírez de Aragón contra Sancho II de Castilla, con la derrota de éste.

1076.-Sancho Garcés el Noble, rey de Nájera, muere despeñado en Peñalén. Sancho Ramírez de Aragón se apodera del territorio al N. del Ebro y Alfonso VI de Castilla de la zona al sur del río.  El rito mozárabe es sustituido por el romano. Reconquista de La Rioja Baja.

1079.-Alfonso VI incorpora Santa María la Real a San Pedro de Cluny.

1094.-Rivalidad entre el Cid y García Ordóñez en tierras de La Rioja. El Campeador conquista Logroño y Alberite. El Cid toma Valencia: batalla de Cuarteo

1095.-A petición de García Ordóñez y de Urraca, Alfonso VI da el Fuero de francos a Logroño.

1096.-Batalla de Alcoraz (Huesca) y prisión de García Ordóñez.

1099.-Muerte de Rodrigo Díaz de Vivar. El fuero de Logroño se otorga a Miranda de Ebro.

 

Siglo XII

1102.-Los almorávides se apoderan de Valencia.

1108.-Alfonso VI, derrotado en Uclés, muere el príncipe Sancho y su ayo García Ordóñez, cubriéndole con su escudo.

1109.-Muere Alfonso I y le sucede su hija Urraca, esposa de Alfonso I el Batallador, rey consorte.

Fallece Santo Domingo de la Calzada.

1110.-Victoria de Alfonso I en Valtierra, con muerte del rey Mostain II de Zaragoza.

1111.-Batalla de Viadangos: Alfonso I ocupa León.

1112.-Guerra civil entre el obispo Gelmírez, Urraca, Alfonso (VII como rey) y Alfonso I el Batallador.

1116.-Avenencia entre Urraca y Alfonso, su hijo.

1126.-Muere D.ª Urraca y le sucede Alfonso VII. Luchas de éste con su padrastro Alfonso I.

1127.-Paces de Támara entre Alfonso I y Alfonso VII.

1134.-Derrota de Alfonso I en el sitio de Fraga por las huestes de Texufin y su muerte en Poleñino.

Ramiro II, rey de Aragón (1134-1137).

García Ramírez, el Restaurador del Reino de Pamplona, a 1150.

1135.-Cortes de León: Alfonso VII, emperador.

1137.-1138.-Cortes en Nájera: ordenamiento de Nájera.

1143.-Segunda formación de «reinos de taifas».

1146.-Victoriosas campañas de Alfonso VII por el Andalus.

1149.-EI príncipe Sancho recibe de su padre el Reino de Nájera.

1150.-Sancho VI el Sabio, rey de Pamplona.

Sancho el Deseado casó con Blanca, hija de García Ramírez.

1151.-Entrevistas para el reparto de las tierras de Pamplona.

1153.-Alfonso VII y Sancho el Sabio firman la Paz de Soria.

1156.-lnvasión de los almohades.

1157.-Muere Alfonso VII y Sancho III es rey de Nájera y Castilla. Fernando II, rey de León

(1157-1188).

1158.-Alfonso VIII, rey de Castilla. Minoría turbulenta: Castros y Laras.

1160.-Sancho el Sabio toma Logroño, Entrena, Cerezo y Briviesca.

1162.-Fallece Ramón Berenguer, conde de Barcelona.

Alfonso II, rey de Aragón (1162-1196).

1169.-Cortes de Burgos: mayoría de Alfonso VIII.

1173.-Guerras entre Castilla y Pamplona.

1175.-Aprobación pontificia de la Orden de Santiago por Alejandro III.

1179.-Alfonso VIII recupera La Rioja y pacta con Pamplona.

1181.-EI monasterio de San Prudencio, incorporado al Císter.

1188.-Cortes en León: Alfonso IX se reconoce vasallo de Alfonso VIII.

1191.-Guerras entre Castilla y Aragón.

1194.-Sancho VII el Fuerte, rey de Pamplona.

Tratado de Tordehumos entre Castilla y León; árbitro, el cardenal Gregorio, legado del Papa.

1195.-Victoria almohade en Alarcos.

Nacimiento de Gonzalo de Berceo.

1196.-EI Papa Celestino III da, por primera vez, el título de Rex navarrorum a Sancho VII.

1199.-Guerras de Castilla con Navarra.

 

 

Siglo XIII

1200.-Sitio de Vitoria, incorporación de Guipúzcoa y repoblación de las villas y puertos del Cantábrico, desde Fuenterrabía a San Vicente de la Barquera.

1205.-Campaña de Gascuña y sitio de Burdeos.

1207.-Treguas con Navarra y León, en Guadalajara.

11208.-Acuerdo de los reyes de Castilla, Navarra, Aragón y León sobre la Cruzada.

1211.-EI sultán almohade Muhammad an-Nasir cruza el Estrecho y desembarca en

España.

1212.-Victoria de las Navas de Tolosa. Capitán general de las tropas cristianas de Castilla, Aragón y Navarra fue D. Diego López de Haro, gobernador de Nájera y Señor de Vizcaya.

1213.-San Francisco de Asís visita Logroño.

1214.-Muere Alfonso VIII y Enrique 1, rey niño de Castilla, muere en Palencia (1217).

1217.-Fernando III, alzado rey en Nájera.

1224.-Logroño dispone de Palacio Episcopal para sede de la Diócesis.

1232.-Gregorio IX nombra al obispo Juan Pérez para la diócesis de Calahorra y Santo Domingo de la Calzada.

1250.-Santo Domingo era Cabeza de la Merindad de La Rioja.

1254.-Alfonso X exime a Nájera de la pena de homicidio y del arbitrio de portazgo.

1255.-EI rey Sabio concede a Calahorra un mercado semanal.

1258.-Este monarca favorece a Alfaro con la exención de algunos tributos.

1262.-Jaime I el Conquistador reparte sus Estados.

1270.-Se inicia la redacción de la primera Crónica General.

1272.-EI rey Alfonso X y Enrique I de Navarra acuerdan en Logroño el matrimonio de Teobaldo con una hija del rey castellano, no celebrado por muerte del príncipe.

1273.-Alfonso X reconoce el Honrado Concejo de la Mesta, importante para la ganadería riojana.

1275.-Conflicto dinástico al desheredar Alfonso X a sus nietos los infantes de la Cerda.

1284.-Muere Alfonso X y Sancho IV sube al trono, usurpándolo a sus sobrinos.

1287.-Sancho IV confirma los privilegios de Alfaro.

1288.-Reunida la Curia en Alfaro, Sancho IV atraviesa con su espada a Lope Díaz de Haro, por discrepancias políticas. Cercó y tomó la plaza de Haro y reunió Cortes en Villabona o en Haro.

1289.-Castilla en guerra con Aragón.

1293.-Se celebraron vistas en Logroño, por Sancho IV, y Jaime II de Aragón y fueron un fracaso para el monarca castellano ..

1294.-Cerco de Tarifa. Traición del infante D. Juan y heroísmo de Guzmán el Bueno.

1295.-Fernando IV, rey de Castilla. Diego López de Haro se rebela y se le une D. Juan Núñez de Lara hasta las paces de Valladolid y Burgos. Fernando IV declara inajenable a Nájera.

 

 

Siglo XIV

1302.-Fernando IV, mayor de edad.

1312.-Muere Fernando IV. Fabulosa leyenda de «Los Carvajales».

Turbulenta minoría de Alfonso XI por D. Juan el Tuerto y D. Juan Manuel.

1314.-Alfonso XI concede dos ferias a Logroño y Haro ve reducidos sus tributos. 1325.-Mayoría de edad de Alfonso XI.

1326.-Haro adquiere por compra varios lugares vecinos.

1326.-Juan el Tuerto, invitado a un banquete en Toro, es asesinado. 1334.-Alfonso XI otorga a Santo Domingo el título de Ciudad.

Juan Alfonso de Haro, condenado por Alfonso XI, es ajusticiado en Agoncillo. 1335.-Nájera adquiere el privilegio de nombrar los oficios de escribano. 1336.-Alvar Díaz, señor de Cameros.

1346.-Haro firma concordias con Briones y Zarratón.

1350.-Pedro I, rey de Castilla (1358). Privilegio de Hermandad de Logroño, Haro, Nájera, Santo Domingo y otras ciudades.

1360.-Primera batalla de Nájera. Victoria de Pedro I sobre Enrique II.

1366.-Enrique II se proclama rey en Calahorra.

Enrique II nombra conde Aguilar a Juan Ramirez de Arellano, da a Pedro Manrique parte de Cameros; al duque de Nájera, Lumbreras, y Almarza a Juan de Medrano.

1367.-Segunda victoria de Pedro I en Nájera frente a Enrique II.

1368.-Enrique II concede a Nájera dos ferias francas por San Miguel de Mayo y San Miguel

de Septiembre.

1369.-Este monarca confirmó a Nájera sus usos, fueros y costumbres.

1372.-Arbitraje del cardenal Guido entre Enrique II y Carlos II el M ... 1378.-Fernando de ...

1379.- Tratado de Santo Domingo y Paz de Briones. Juan I, rey de Castilla.

1388.- Carlos V de Francia y Juan I de Castilla firman el Tratado de Arnedo.

1389.--Juan I confirma las Ferias de Nájera.

1393.-Enrique III, mayor de edad.

1397.-Muere Enrique II en Santo Domingo de la Calzada.

 

Siglo XV

1406.-Minoría de Juan II y regencia de Fernando el de Antequera.

1417.-Juan II autoriza que Alfaro saque sal de Navarra.

1419.-Juan II, mayor de edad.

1420.-Este monarca confirma las dos ferias francas de Nájera. Guerra civil en Castilla.

1424.-Juan II declara inajenable la ciudad de Alfaro,

1430.-Juan II concede a Pedro Fernández de Velasco el Condado de Haro,

le nombra Príncipe de Viana.

1431.-Este monarca hace Ciudad a Logroño.

1435.-Se traslada a la Redonda la Colegiata de Albelda.

1438.-Juan II da a Nájera el título de Ciudad.

1440.-Guerra civil en Castilla.

1441.-EI mismo rey otorga privilegios a Santo Domingo y lo declara inalienable.

1451.-Entrevista de Nájera entre Juan II, D. Enrique el Príncipe de Asturias

y D. Carlos el Condestable de Castilla y duque de Frías.

1454.-Muere Juan II y le sucede Enrique IV.

1456.-EI conde Foix fracasa en su intento de apoderarse de Alfaro.

1464.-Enrique IV concede a Nájera Voto en Cortes.

1465.-La farsa de Avila.

1466.-EI conde Foix ocupa Calahorra.

Enrique IV regala a la Catedral la custodia El Ciprés.

1468.-Muere el príncipe Alfonso e Isabel es declarada heredera.

1469.-Matrimonio de Fernando e Isabel.

1474.-Fallece Enrique IV y estalla la guerra dinástica, que dura hasta 1479.

1478.-Resurge la Inquisición en Castilla.

1479.-Fernando hereda el reino de Aragón a la muerte de su padre, Juan 11.

1481.-Se inicia la Guerra de Granada.

1484.-Los Reyes Católicos, en la Catedral de Calahorra.

1485.-Colón en España.

1492.-Fin de la Reconquista con la rendición de Granada.

Descubrimiento de América. Colón efectuó cuatro viajes hasta 1504.

1504.- Testamento y muerte de la reina Isabel.

 

GENEALOGÍA DE LOS BENI CASI

CALZADAS Y PLAZAS FUERTES DE LA RIOJA

CAMPAÑAS  MUSULMANAS EN LA RIOJA

ESPAÑA MUSULMANA EN EL SIGLO VIII

HAZAÑAS DE LOS BENI CASI (estudio M.A.Albuin)

 

HISTORIA DE LA RIOJA (VOL. II)
EDAD MEDIA
La dominación musulmana en La Rioja (711 a 1031)
JOSÉ MORALES DE SETIÉN Y GARCÍA
(Investigador de Historia Antigua y Media)

 


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