Estas cerezas del valle del Najerilla, bien pudieran haber formado parte del locus amoenus de Gonzalo de Berceo.

 
 

 

RESUMEN

La fuente del «locus amoenus» del Libro de Alexandre, estr. 935-40, está en Alexandreis, // 308-18, de Gautier de Châtillon y el Román d'Alexandre, B, 5935-67, 6281-94. El tópico del «locus amoenus» es recomendado por los preceptistas literarios medievales. Así lo hacen, entre las «Artes Poeticae» publicadas por E. Faral, las de Ekkehart IV, Matthieu de Vendôme y Ceqffroi de Vinsauf. Posibles relaciones, por un lado, de Gautier de Châtillon y, por otro, del autor del Libro con tales Artes Poeticae.

Palabras clave: «locus amoenus», «fuente», «tópico», «Artes Poeticae».

The source of the «locus amoenus» of the Libro de Alexandre, Stanzas 935-940, is in the Alexandreis, 11308-318, by Gautier of Châtillon, and the Román d'Alexandre, B, 5935-67, 6281-94. The topic ofthe «locus amoenus» is recomrnended by Mediaeval rhetoricians. Thus it is found in the Artes Poeticae published by E. Faral, especially in those by Ekkehart IV, Matthieu of Vendôme and Geoffroi of Vinsauf. This paper discusses the possible relationship between Gautier de Châtillon on the one hand, and the Libro on the other, with those Artes Poeticae. Key words: «locus amoenus», «source», «topic», «Artes Poeticae».

 

 

 

 

José Fradejas, en «Interrelaciones entre el 'locus amoenus' de Berceo y el Alexandre»1 pone en relación las estrofas 935-940 del Libro (una descripción del lugar donde se va a dar la batalla de Iso) y la «Introducción» 2 a los Milagros de nuestra Señora de Berceo, encontrando pasajes que hacen pensar en: a) una fuente común para ambos; b) que el Alexandre sea la fuente de Berceo; o c) que Berceo sea la fuente del Alexandre 3.

Según el autor, la opción a) queda desechada, porque «de Berceo no se ha hallado la fuente; esta parte del Alexandre está tan embrollada que tampoco sabemos nada, pues no aparece ni en el Alexandre de G. Châtillon ni en Versio B del Román de Alexandre» (p. 86)4.

La opción b) es rechazada porque al autor le parece «un poco extraño que Berceo fuera a buscar en medio del poema unas palabras que le sirviesen a su propósito» (p. 87).

En cuanto a la solución c) «parece lo más verosímil por cuanto se encuentra en la primera parte del libro y además en lo que pudiéramos llamar parte realista, anterior a la estrofa 16 donde comienza a desenredarse la alegoría» (ibid.). Ahora bien, esta solución pediría para el Libro de Alexandre una fecha de composición por lo menos en la segunda mitad del s. XIII, «y sabido es que muchos críticos abundan en fecharlo hacia la primera y muy temprana mitad del mismo siglo» (ibid.).

Como se ve, un problema difícil, y así termina el autor: «No veo luz, planteo un problema de interrelaciones que yo, hoy por hoy, no puedo resolver».

A nosotros nos interesa el examen de la primera opción en la parte que afecta a las relaciones del Libro con la Alexandreis de Gautier de Chátillon.

Fradejas parte de una premisa errónea (que la descripción del «locus amoenus» del Alexandre no aparece en las fuentes del mismo —él cita el poema de Gautier—). Ahora bien, lo cierto es que el autor del Alexandre se ha inspirado, por una parte, en Alexandreis, II 308-318, y, por otra, como lo hace observar I.Michael 5, en el Román d'Alexandre, B, 5935-5967, 6281-6294. Ya E.R. Curtius 6, hablando precisamente del pasaje de la Alexandreis, caracterizado como un «locus amoenus», alude a que el Libro de Alexandre, en el pasaje en cuestión, se ha inspirado en el poema de Gautier. Y dice: «Ese mismo laurel (está hablando del laurel que en la Canción de Roldan aparece en medio del campo) lo hallamos en un cerro que se levanta en el campamento descrito por Gautier de Châtillon; la fuente, el arroyo y el prado que lo acompañan revelan que se trata de un locas amoenus; de aquí lo tomará el Libro de Alexandre español ('Un lorer anciano'; ed. Willis, Princenton-Paris, 1934, estr. 936)».

Con el fin de que queden evidentes las interrelaciones aludidas, presentamos ambos textos:

Alejandreida, II 308-318:

«(Darío) subió a un cerro que, en medio del campamento, sobresalía por encima de un pequeño altozano, allí donde un frondoso laurel ocultaba con sus ramas extendidas las hierbas perfumadas. Se dice que con frecuencia se pudo ver a los coros de las Ninfas y de los Sátiros procaces entonar canciones agrestes a la sombra de este árbol. A la izquierda cae, en cascada, una fuente, a la que el follaje ensombrece con un hermoso césped. Un riachuelo retoza escondiéndose bajo el manto de la Primavera, regando, cantarín, el interior con su perezosa corriente, y con su estrépito hace ensordecer a los montes. Aquí la madre Cibeles, casando al Céfiro contigo, ¡oh Flora!, hace brotar sus frutos, y la gracia de la fuente hace fecundo al valle»7.

Por su parte, el Libro de Alexandre, estr. 935-940, dice (el poeta español tiene buen cuidado, siguiendo su particular procedimiento frente a su modelo, de eludir las referencias paganas que jalonan el texto de Gautier)8:

935 «En medio de las huestes avié un colladiello,

de la otra planeza más alto un poquiello,

era en la cabeça llano e verdeziello

era un logarejo por verdat apostiello.

 

936 Estávale en medio un laurel muy anciano,

las ramas muy espessas e el tronco muy sano;

cubrié toda la tierra un vergel muy loçano,

siempre estava verde ivierno e verano.

 

937 Manával de siniestro una fuent perenal,

nunca se menguaba, ca era natural;

avié so el rosario fecho grant regajal,

por y fazié su curso com por una canal.

 

938 Ixié de la fontana una blanda frïor;

de la sombra del árbol, un temprado sabor;

dava el arbolario sonbra e buen olor,

semejaba que era huerto del Crïador.

 

939 Que por la buena sonbra o que por la fontana,

allí vinién las aves tener la meridiana;

allí fazién los cantos dulçes cada mañana,

mas non y cabié ave si non fues palaçiana.

 

940 El agua de la fuente deçendié a los prados,

teniélos siempre verdes, de flores colorados;

avié y grant abondo de diversos venados,

de quantos en el siglo podrién ser fallados».

 

Ya María del Carmen Hernández Valcárcel 9 ha puesto de relieve las interpretaciones de ambos textos. Por nuestra parte disponemos las más importantes en el siguiente díptico:

«Alejandreida»

 

«Libro de Alexandre»

 

 

 

1.

«en medio del campamento»

 

«en medio de las huestes»

2.

«subió a un cerro»

 

«avié un colladiello»

3.

«(el cerro) sobresalía

 

«(el colladiello) de la

por encima de un pequeño

 

otra planeza más alto

altozano»

 

un poquiello»

4.

«un frondoso laurel ocultaba

 

(toda la estrofa 936)

con sus ramas extendidas las

 

hierbas perfumadas»

 

5.

«A la izquierda cae, en

 

«Manával de siniestro una

cascada, una fuente»

 

fuent perenal»

6.

«Un riachuelo retoza»

 

«avié so el rosario fecho

 

grant regajal, // por y

 

fazié su curso com por una

 

canal»

7.

«a la sombra de este árbol»

 

«de la sombra del árbol,

 

un temprado sabor; // dava

 

el arbolario sonbra e buen

 

olor»; «que por la buena

             sonbra».

 

   

 

Los elementos en contacto aparecen, en ambos textos, en el mismo orden y ambos pasajes aparecen en el mismo contexto: cuando Darío, antes de iniciarse la batalla de Iso, sube a la «tribuna» y arenga a sus tropas.

El tema del tópico «locus amoenus» ha sido tratado ampliamente por Curtius en su citada Literatura europea...10, en donde pasa revista a la historia del tópico desde Homero hasta Goethe. Curtius no alude, sin embargo, a uno de los pasajes más sobresalientes de «locus amoenus» de toda la literatura latina: el inicio —los 30 primeros versos— del poema «De aue Phoenice», con frecuencia tribuido a Lactancio11. El tópico tiene un desarrollo extraordinario en la Edad Media, y los poetas de esta época no hacen más que seguir las recomendaciones de los preceptistas. Si partimos de las Poéticas editadas por E. Faral12, el tópico lo encontramos en Ekkehart IV, Matthieu de Vendôme y Geoffroi de Vinsauf (en los dos primeros como recomendación de dicho «topos»; en el tercero, dentro de una ejemplificación propuesta por el autor a propósito de la «digressio»).

¿Qué relación pueden tener, tanto Gautier como el autor del Libro, con tales preceptistas?

Ekkehart IV murió en el año 1064. Su epístola Ymmoni fratri, post abbati, de lege dictamen ornandi 13 apenas tiene 31 versos. Trata del adorno del estilo y da ciertos consejos sobre la elección de términos, y en relación con ella alude al tópico del «locus amoenus» y a los distintos elementos que lo componen. Por su parte M. de Vendôme compuso su Ars versificatoria algunos años antes de 1175 14.

En cuanto al tema de la fecha de composición de la Alexandreis, baste hacer las siguientes puntualizaciones: Gautier, según nos dice en el «Prólogo» de su poema, tardó cinco años en escribir su obra. H. Christensen15 ha propuesto las fechas 1178-1182 para su composición y algún año más tarde para su publicación. M. Manitius16 admite las fechas propuestas por Christensen para la composición y piensa en 1184 para su publicación. Ni uno ni otro, a la hora de fijar la fecha de composición del poema, tienen en cuenta un dato indirecto que podría servir de ayuda: en el Anticlaudianus de Alain de Lille 17hay una referencia innegable (y, por cierto, muy crítica) a la Alexandreis. Ahora bien, el Anticlaudianus ha sido fechado por Chesley Martin Hutchings 18 en la segunda mitad del año 1182 o en la primera de 1183. Habría, pues, que pensar, para la publicación del poema de Gautier, en unas fechas como 1180-1182 (Hutchings propone en torno a 1181). C. Giordano19, que tampoco tiene en cuenta el texto del Anticlaudianus a la hora de fijar la fecha de composición de la Alexandreis, da, como quinquenio de composición, 1176-1180 o poco más, fechas que personalmente nos parecen las más convincentes; respetan el terminus a quo, que tiene que ser 1176, ya que el poema está dedicado a Guillermo II, ya arzobispo de Reims 20 (fue elegido el 8 de agosto de dicho año), e igualmente el terminus ante quem, 1182-1183, fecha de la composición del Anticlaudianus (en 1189 la obra de Gautier era ya tan conocida que, como ha hecho notar Christensen 21, en el epitafio de Enrique II de Inglaterra aparece un eco de Alexandreis, X 448-50: la consideración moral del poeta, «cui non defecerat orbis, sufficit (...) quinque pedum fabricata domus», resuena en el epitafio real: «cui non defecerat orbis (...) terra modo sufficit octo pedum»). Creemos que no hace falta pensar en unas fechas más altas; otros, sin embargo, han creído lo contrario; por ejemplo, J. Hellegouarc'h 22, quien23, apoyándose en el hecho de que Guillermo, el protector de nuestro poeta, fue elevado al cardenalato en 1179 (circunstancia a la que Gautier no hace en su obra ninguna referencia), piensa que la Alexandreis ya estaría compuesta para esa fecha, proponiendo para su composición el quinquenio 1172/74-1177/79.

En cualquier caso lo cierto es que Gautier pudo muy bien tener a mano el Ars versificatoria a la hora de componer su obra. Vendôme habla de la «descriptio loci» o «topographia» en los párrafos 109-11 de su Ars 24. Tras presentar una descripción de lugar hecha por Cicerón en Contra Verres (en la que, al describir la isla de Sicilia, echa mano de muchos de los elementos que configuran el «topos» del «locus amoenus» —al menos así es como nos lo presenta el preceptista: «describit [Cicero] multifarias illius regionis delicias, dicens ibi esse arbores veris dotibus insignitas et prata flore multifario picturata, fontes prodigos puritatis...»—), el mismo Vendôme presenta, como ejemplo de «topographia», una «Descriptio loci» en 30 dísticos elegiacos, en donde se exacerban hasta el paroxismo los elementos del tópico, especialmente la presencia de pájaros de atractivo cantar, así como se deja constancia de la ausencia de aves rapaces o de canto poco grato. La aparición de pájaros cantores en la «topographia» de Vendôme, así como la ausencia (expresamente manifestada) de aves poco atractivas (rasgos que no se dan en el pasaje correspondiente de la Alexandreis) aproximan el Ars versificatoria al Libro de Alexandre 25. El dato es muy significativo, más por su lado negativo (ausencia de determinados pájaros 26) que por su —esperable en tal tópico— lado positivo: la aparición de dulces pájaros cantores.

Gautier, que murió alrededor de 1202 ó 1203 27, no pudo, por el contrario, conocer la Poetria nova de Geoffroi de Vinsauf, compuesta en torno al 1210 28. En la Poetria 29 no hay ni doctrina sobre el «locus amoenus» ni ejemplificación sobre el mismo. Ahora bien, en el tratado en prosa (con ejemplificaciones en verso, esencialmente en dísticos elegíacos) titulado Documentum de modo et arte dictandi et versificandi 30, atribuido, casi con seguridad, a Vinsauf (Murphy 31 no tiene la menor duda al respecto), al hablar de la «digressio», el autor ofrece un ejemplo en 8 dísticos 32, en el que se nos muestra a un cazador, cansado, que encuentra un paraje idílico, cuya descripción es modélica desde el punto de vista del tópico que aquí examinamos. El pasaje es el siguiente:

«Libera planities signatur imagine spherae,

Murmurat in medio vox salientis aquae.

Circulus arboreus faciem cortinat aquarum.

Frondea suppositas umbra sigillat aquas.

Ludit in arboreis avium lascivia ramis.

Vernus aromático fragrat odore locus.

Fertilitas impregnat humun; duo serta coronant,

Publica commoditas, picta figura, locum.

Gustus et olfactus, oculi pascuntur et aures;

Omnis ibi sensus est satiata fames».

(Obsérvese cómo el autor pone a contribución todos los sentidos a la hora de percibir los encantos del «locus amoenus»).

En cuanto a las relaciones del Libro de Alexandre con las Poéticas medievales, es admitido que España no quedó al margen de las corrientes europeas, altamente interesadas, durante los siglos XII y XIII, por las enseñanzas teóricas de la composición poética, plasmadas en las diversas Artes Poeticae; véase, como muestra, el testimonio de F. López Estrada: «En estos siglos la vida política de los Reinos españoles fue muy movida, pero no dejó por eso de llegar la influencia de la clase clerical europea, y sus efectos sobre la literatura. Por eso son importantes las obras de índole retórica de Hugo de san Víctor, Juan de Salisbury, Vicente de Beauvais, Brunetto Latini, Mateo de Vendôme, Godofredo de Vinsauf, Eberardo el Alemán, Juan de Garlande y otros. Estos autores rehicieron las viejas teorías y prácticas de la Retórica y les dieron una forma más acorde con el gusto de los tiempos 33».

La presunción de que el autor del Libro tuvo a su disposición alguna(s) de tales Poéticas adquiriría rasgo de certeza si se admitiera la tesis defendida por algunos investigadores, por ejemplo, Isabel Uría Maqua 34, de que el poema español surgió en el ambiente del Estudio General o Universidad' de Palencia y precisamente en su época de máximo esplendor, entre 1220 y el 1225. En efecto, las fechas de composición de dichas «Artes» son las siguientes: Ars versificatoria de M. de Vendôme, antes de 1175; Poetria nova de G. de Vinsauf, 1208-1213; el Documentum de modo et arte dictandi et versificandi, después de 1213; el Ars versificatoria de G. de Melkley (no editada pero sí analizada por Faral 35), h. 1215; el De arte prosayca, métrica et rithmica de J. de Garlande (analizada por Faral 36 y publicada por G. Mari 37) después de 1229; el Laborintus de Eberardo el Alemán, después de 1213 y antes de 1280.

Ahora bien, aún en el peor de los casos, es decir, aún suponiendo que el Libro fuera compuesto nada más empezar el s. XIII 38, su autor siempre pudo contar con el Ars de M. de Vendôme, que es quien (según creemos, y tal como señalábamos más arriba) le ha ofrecido alguno de los elementos más característicos que aparecen en el «locus amoenus» del Libro. El que Ch. Faulhaber 39 haya encontrado cinco ejemplares de Poéticas medievales en bibliotecas castellanas (tres de la Poetria nova de Gaufridus de Vinosalvo [=G. de Vinsauf] y dos del Breve compendium artis rhetorice de Martinus Cordubensis 40 —ninguna de M. de Vendôme—) es una prueba de la aceptación de tales «Poéticas» en nuestra patria en tales fechas.

 

 

NOTAS

* Entregado el 21-10-90. Aprobado el 21-01-92.

** Catedrático de Filología latina en la Universidad de Oviedo.

1 Berceo. II Jornadas de Estudios Berceanos. Actas, N° 94-95, 1978, 85-87.

2 Según J. Montoya Martínez, en su edición de Gonzalo de Berceo. El libro de los «Milagros de Nuestra Señora», Granada, 1986, p, 61, mejor que «Introducción» debería decirse «Prólogo»; esta denominación encajaría mejor con la doctrina retórica de la época, según un testimonio de Dante, en que distingue ente «prohemio», «prólogo» y «preludio».

3 Entre las ocho «interrelaciones» que Fradejas descubre entre el Libro y el texto de Berceo las hay de diverso tipo y de distinto valor, siendo para nosotros de valor nulo los tres primeros casos, y de muy escaso el cuarto y quinto. En el sexto se trata de identidad de hemistiquio en ambos poemas: «siempre eslava verde» (circunstancia muy poco definitoria dado el contexto en que aparece: la descripción de un «locus amoenus»); igualmente el séptimo presenta una identidad de hemistiquios: «avié hy grant abondo» (de muy escaso contenido informativo), siendo, en definitiva, el ejemplo más claro el octavo y último: «de la sombra del árbol un temprado sabor» (Libro, 938b), «las sombras de los árboles de temprados sabores» (Milagros, 5b).

4 «Sic» en el original. El lector hará las correcciones pertinentes.

5 The treatment of classicat material in the «Libro de Alexandre», Manchester, 1970, p. 289.

6 Literatura europea y Edad Media latina, México, 1955, T. I, p. 287.

7 La traducción forma parte de nuestra versión del poema que Editorial «Akal» tiene en trámite de publicación. Tal versión se ha hecho sobre la edición crítica de Colker: Galteri de Castellione «Alexandreis». Ed. Marvin L. Colker, Padua, 1978, que ha venido a sustituir a la de F. A. Müldener, Leipzig, 1863. La edición de la Patrología Latina de Migne —que es, en realidad, una reedición de la de Athanasius Gugger (hecha sobre dos manuscritos, uno del s. XIII y otro del s. XIV), de 1659— es, pues, hace ya mucho tiempo inservible, por más que muchos investigadores, en trabajos bien recientes, persistan en citar por ella los distintos pasajes del poema de Gautier.

8 Citamos por la edición de J. Cañas, Madrid, Cátedra, 1988.

9 «El locus amoenus en la Edada Media española», en Simposio Virgiliano conmemorativo del Bimilenario de la muerte de Virgilio, Murcia, 1984, 321-340, especialmente en pp. 325-7.

10 Cap. X, «El paisaje ideal», pp. 263-280.

11 La obra fundamental sobre este «topos», por ¡o que se refiere al mundo clásico, es la tesis de G. SCOENBECK, Der «locus amoenus» von Homer bis Horaz, Diss., Heidelberg, 1964, que debe completarse, por lo que respecta al latín, con la tesis de Carole E. NEWLANDS, The Transformation of the «locus amoenus» in Román Poetry, Berkeley, 1984.

12 Les Arts Poétiques du XIIe et XIIIIe siécle. Recherches et documents sur la technique littéraire du Moyen Age. París. 1971 (=1924).

13 Faral, o.c, pp. 104-105 ( = Poetae Latini Medii Aevi. Ed. K. Stecker, Dublin/Zürich, 1970 [= 1937-1939], V 1-2, pp. 532-3).

14 Así piensa Faral, o.c, p. 14. Hacia 1175 la fecha también J. J. Murphy, La Retórica en la Edad Media. Historia de la teoría de la Retórica desde san Agustín hasta el Renacimiento, México, 1986, p. 145.

15 Das Alexanderlied Walters von Châtillon, Hildesheim, 1969 (=1905), p. 10. (Para toda la cuestión de la fecha de composición del poema de Gautier nos remitimos al apartado 2.2.3.2. de nuestra «Introducción» a la versión del poema aludida en nota 7).

16 Gcschichte der Lateinischen Literatur des Milttelalters, Munich, 1964 (=1931), T. III, p. 923.

17 Cap. V, 326.

18 «L'Anticlaudianus d'Alain de Lille. Etude de chronologie». Romanía, L 1924, 1-13.

19 Alexandreis. Poema di Gautier de Châtillon, Nápóles, 1917, pp. 148-150.

20 Alexandreis, I, 17: «quo tandem regimen katedrae Remensis adepto», y V 520: «sub sacro Remorum presule».

21 O.c, p. 10.

22 «Un poete latin du XIIe siécle: Gautier de Lille, dit Gautier de Châtillon», Bulletin de l 'Association Guillaume Budé, 1965, 95-117.

23 En p. 107.

24 Faral, o.c., pp. 147-9.

25 Véase estrofa 939.

26 Ars versificatoria, vv. 43-46 de la «Descriptio loci»: «Non cornix, non corvus adest, non noctua sacrum // blasphemat gemitus asperitate locum. // Non aquilae primatus adest, ne carmina plebis // rumpat regalis conditionis honor»; Libro de Alexandre, estr. 939d: «mas non y cavié ave si non fues palaçiana».

27 Giordano, o.c, p. 17, piensa en 1202 o poco más tarde; lo mismo, Hellegouarc'h, art. c, p. 98; para Manitius, o.c, p. 921, la fecha nos es desconocida.

28 Según Faral, o.c, p. 32, después de 1208.

29 Ibid.. pp. 197-262.

30 Ibid., pp. 263-320.

31 o.c., p. 145.

32 Faral, o.c., p. 274.

33 Introducción a la literatura medieval española, Madrid, 1966, p. 101. Una exposición de las más importantes Retóricas y Poéticas de la Edad Media puede verse en el cap. IV («Ars Poetriae: Gramática preceptiva o Retórica de la versificación»), de la obra citada de J. J. Murphy, pp. 145-201.

34 «El Libro de Alexandre y la Universidad de Palencia», en Actas del I Congreso de Historia de Palencia, Palencia, 1987, T. IV, pp. 431-442.

35 O.c, pp. 328-30.

36 O.c, pp. 378-80.

37 En Romanische Forschungen, XIII 1902, 883-965.

38 De entre los muchos problemas que el Libro de Alexandre tiene todavía pendientes de solución definitiva, uno de los más intrincados es sin duda, el de la fecha de composición. Los intentos por clarificarlo vienen de muy antiguo: ya E. Alarcos Llorach, en sus Investigaciones sobre el «Libro de Alexandre», Madrid, 1948, pp. 15-16, hizo el recuento de algunos de ellos (los de T. A. Sánchez, A. Morel-Fatio, C. Carrol Narden, G. Baist, R. S. Willis, recogidos también por I. Michael en «Estado actual de los estudios sobre el Libro de Alexandre, Anuario de Estudios Medievales, II, 1965, 581-95, en p. 583), y las indagaciones en torno al tema no han hecho más que aumentar (véase, por ejemplo, el apartado 3, «Fecha de composición», de la «Introducción» de J. Cañas a su edición, ya citada, del Libro de Alexandre, pp. 24-31). Lo que sí parece observarse, en los trabajos más recientes, es una tendencia a adelantar la fecha de su composición: según F. Marcos Marín, en el «Estudio crítico» que antecede a su edición del Libro, Madrid, 1987, pp. 24-26 («Observaciones sobre la fecha de composición», que se identifican, prácticamente, con las que el mismo autor expone en «La confusión de numerales latinos y románicos y la fecha del Libro de Alexandre», ínsula, XLII, n° 488-489, 1987, p. 20), la composición habría que fijarla en 1202 ó 1205 (dependiendo de dos redacciones sucesivas que estarían en el origen de las ramas de transmisión de «O» y «P»). Por su parte, E. García Gascón, en «Los manuscritos de P y O del Libro de Alexandre y la fecha de composición del original», Revista de Literatura Medieval, I 1989, 31-19, llega a formular la tesis de que es «muy probable que la composición del original [del Libro] se ejecutara a finales del s. XII» (p. 38).

39 «Retóricas clásicas y medievales en Bibliotecas castellanas». Abaco, 4, Madrid, 1973, 151-300, concretamente en pp. 191-195.

40 Según Faulhaber (nota 28 de p. 194), «este Martín de Córdoba no debe confundirse con su homónimo del s. XV, Martín Alfonso de Córdoba, error que comete Díaz y Díaz juntando el Breve compendium artis rethorice (sic) de aquél con el Ars praedicandi de éste (Index scriptorum..., p. 409)».

 

 

 
 

«EL LOCUS AMOENUS DEL LIBRO DE ALEXANDRE (Estr. 935-940)
Y ALEXANDREIS
, II 308-318, DE GAUTIER DE CHÂTILLON»*
 

IER, BERCEO nº. 122 Logroño 1992

FRANCISCO PEJENAUTE RUBIO **
Catedrático de Filología latina en la Universidad de Oviedo