La cultura
del renacimiento en La Rioja
RESUMEN:
Alcance limitado del propósito
de este artículo: solo algunas notas sobre los ecos del espiritu
renacentista en La Rioja que son rasgos de la ideología sapiencial de
la época comunes a La Rioja con el resto de Europa; representaciones de
Dios creador; la historia de la salvación; sibilas y profetas; culto a
la sabiduría contenida en el uso popular de los refranes y proverbios
sacro-religiosos; cultura bíblica; culto a las reliquias y a la vera
Cruz; antropología moral; individualismo; ideología y entrada del arte
del Renacimiento en La Rioja. Ni el arte ni la vida de los siglos de oro
se pueden comprender sin una particular atención a la cultura europea
de aquel momento.
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INTRODUCCIÓN
En seis puntos o
capítulos divide Burckhardt su exposición sobre
La cultura del Renacimiento en Italia:
"El Estado como obra de arte", "El desarrollo del
individuo", "El resurgir de la Antigüedad Clásica",
"El descubrimiento del mundo y del hombre", "La sociedad
y las fiestas", "La religión y la moral"1.
Son los grandes apartados en los que se puede resumir el conjunto de las
novedades que trae el comienzo de lo que desde el punto de vista Europeo
se viene denominando "Edad Moderna", que es justamente el
Renacimiento.
Es ambicioso pretender
escribir en veinte páginas un tratado completo sobre el espíritu y la
cultura del Renacimiento en La Rioja y no es demasiado importante ya que
el espíritu y los caracteres generales de la época son comunes a toda
Europa. No nos lo proponemos. Queremos únicamente abrir unas cuantas
perspectivas sobre lo que este período fue para La Rioja en lo que podríamos
llamar el espíritu y la cultura. Y lo hacemos en el marco de esta
exposición monográfica sobre La Rioja para que queden presentes
aspectos que, si no se hacen notar, pueden quedar obnubilados.
El arte de este
momento está estudiado no por completo, si con suficiente profundidad
en no pocos de sus aspectos2 pero la dimensión
antropológica que subyace a esta expresión de la vida humana está
menos tratada3.
Y sin embargo no hay otro modo de entender lo que es el Renacimiento
sino profundizar en los nuevos motivos que le dan vida.
Uno de estos
motivos, quizás el más profundo y esencial, el que configura y
determina las manifestaciones artísticas y culturales más variadas que
observamos en el Renacimiento, es la relación orgánica del hombre con
la naturaleza y con Dios. Para los renacentistas, desde el siglo XV
hasta la ruptura del Cartesianismo (s. XVII) y el desarrollo de la
ciencia mecanicista moderna (s. XVIII), mente y materia, cuerpo y espíritu,
no eran cosas claramente distintas. El principio cosmológico de
"la más antigua filosofía" afirmaba la indisoluble unidad
espiritual del cosmos (macrocosmos), del que el hombre (microcosmos),
como prolongación de la divinidad ("quasi deus quidam
terrestris"), era el encargado de ejecutar (homo faber) en sus múltiples
variaciones dicha unidad; completar la obra de Dios, manipular las cosas
(magia natural) y extraer de ellas (como símbolos) el hálito divino
que contienen. El Todo, el mundo, era así un continuo de acción y
pensamiento, un animal viviente, como diría Giordano Bruno; donde,
siguiendo una máxima medieval, que los renacentistas llenaron de
sentido teológico, lo de dentro y lo de fuera, lo de arriba y lo de
abajo, lo de cerca y lo de lejos, lo inmanente y lo trascendente, adquirían
unidad simbólica: todas las cosas podían ser signos y lenguajes de
todas las cosas. El mago, el alquimista, el arquitecto, el técnico, el
pintor y el místico, eran las personas que mejor conocían los secretos
resortes de este mundo deificado o de este dios mundificado4.
LA SABIDURÍA COMO VALOR
SUPREMO.
A las épocas las
configuran sus ideales. Homines sunt voluntates
decían los antiguos y decían mucha verdad.
Cada época ha tenido unos puntos de referencia que sirven para
entenderla como ningún otro elemento. Y en el Renacimiento fue la
SABIDURÍA el principal punto de referencia. No es casual que el hombre
arquetipo de esta época sea Leonardo da Vinci y que haya sido la
recuperación del CLASICISMO el ideal de la sociedad de los siglos
XV-XVI. Pero esta época tuvo una particular manera de entender la
SABIDURÍA.
Quizá el mejor modo de
acercarse a este tema es intentar captar la mente de la época en torno
al orden de las cosas y la inclusión del hombre en el mismo. Los
pensadores de los siglos XV-XVI fueron herederos de la tradición filosófica
anterior y uno de los elementos más operativos en la época fue la así
llamada "antigua teología".
Desde, al menos, los
siglos helenísticos la antigüedad fue un criterio de valor y de
calidad. Y en la apologética cristiana la idea y la concepción entró
con fuerza y dominó en buena medida las discusiones entre los Padres de
la fe cristiana y los pensadores paganos contemporáneos la idea de que
la verdad que ellos predicaban no solamente estaba en consonancia con la
verdad de la filosofía pagana, sino que ambas derivaban de una misma
fuente, la revelación primitiva que aún permanecía viva en el mundo
pagano y que derivaba desde los más antiguos sabios y en todo caso
desde Moisés y aún desde Adán. De ella había bebido Platón y de
ella obtenía validez todo cuanto de verdad y de profundidad había en
el pensamiento del mundo.
"Cuando en el
Renacimiento se recrea esta idea ya no había filósofos paganos vivos5
y aunque a veces mantienen unos esquemas
apologéticos, el motivo principal de los teólogos platónicos, desde
Ficino a Cudworth, fue integrar al Platonismo y Neoplatonismo dentro del
Cristianismo, de tal forma que las creencias religiosas y filosóficas
de ambos grupos pudiesen coincidir. La postura de los pensadores
renacentistas era en conjunto mucho menos difícil para con los
"antiguos teólogos" que lo que había sido para los Padres de
la Iglesia; pero la ambigüedad que éstos habían mantenido, vuelve a
reaparecer. Así por un poco de tiempo el diuinus
ille Plato, discípulo de Orfeo, Hermes
Trismegistos y Moisés se convierte en una fuerza religiosa viviente; y
la ortodoxia, tanto católica como Protestante, advierte contra el
peligro de platonizar el Cristianismo en vez de lo que decían pretender
que era cristianizar a Platón y esto no sin razón. A lo largo del
Renacimiento esta tradición filosófico-teológica solió ir acompañada
de varios órdenes de creencias y de ideas, la mayor parte de las cuales
ya estaban presentes en sus fuentes: la magia natural buena, la astrología,
la numerología, la música poderosa, la historia nacional patriótica
(de forma que para ingleses y franceses también los druidas pudieron
convertirse en representantes de esta "antigua teología"), el
supuesto de que estas profundas verdades pueden haber estado veladas en
las fábulas y alegorías, y, junto a todo esto, en la tipología bíblica.
Y dado que se preocupaban más de hallar semejanzas que diferencias
entre las varias filosofías y religiones, los sincretistas del
Renacimiento tendían a ser tolerantes y liberales en sus cosmovisiones
tanto en relación con las diferentes iglesias cristianas como frente a
los paganos buenos precristianos o a los exóticos"6.
LA SABIDURÍA COMO GUIA
DE LA VIDA (LA PRISCA SAPIENTIA Y LOS GRANDES MAESTROS).
La sabiduría fue
comunicada por Dios a los primeros hombres, y luego conservada en la
tradición cultural de la humanidad.
No está muy lejos de La
Rioja y puede recordarse aquí como un ejemplo muy significativo: la
fachada de Santa Engracia en Zaragoza, donde aparecen entre las figuras
canonizadas no solamente David y Salomón, sino también Marco Antonio
(que es sin duda alguna Marco Antonino, es decir Marco Aurelio) y Numa
Pompilio, entre otros.
El hombre sabio es un
ideal del Renacimiento. No sólo es la vida de la gloria pasajera de las
hazañas, sino sobre todo la gloria del hombre docto en palabras y en
ideas, la figura del inventor (Leonardo). La palabra como elemento
esencial es clave para entender el Renacimiento. Y esto no procede sólo
del redescubrimiento de la Antigüedad Clásica, sino también de la
influencia del neoplatonismo y del hermetismo con sus formas de filosofía
a base de enseñanza superior.
Por otra parte la ciencia
hermética se basa en el conocimiento de palabras y de fórmulas. Pero,
entiéndase bien. La palabra no es un signo arbitrario tal como hoy lo
entendemos. La palabra, como todas las cosas de este mundo, es un
"símbolo" hermético; esto es, la manifestación o el lado
exterior de una realidad interna con la que se identifica; el lado
exterior es su sonido o su escritura, sus rasgos físicos, su símbolo,
lo que "dice"; y su lado interior es "lo que" dice:
las palabras hacen lo que dicen. Este modo de pensar tiene una vieja
historia. Enseña el Génesis que cuando Dios "pensó" el
mundo, éste fue hecho¨; "dijo" Jahveh y el mundo
"fue"; nombrar el mundo fue dar naturaleza o esencia al mundo.
Pero el hombre fue hecho a imagen de Dios, con una inteligencia análoga
a la divina; e hizo desfilar Jahveh a todas las criaturas ante Adam para
que éste les "impusiese nombre", les diera naturaleza y así
las subyugara. Más tarde Jahveh "habló" a los Padres y a los
Profetas y les dio su Palabra, su Ley, la Toráh, que, según la Tradición
(Kábbalah) judía, contenía la palabra divina. De manera que la Toráh
no es simplemente el mensaje; es organismo vivo en cuya estructura se
contiene la esencia del mundo, que hay que descifrar. Y para los
cristianos, fue Jesucristo, el "Logos" o Palabra, la síntesis
de la Toráh. Por su parte, ya los pitagóricos griegos habían pensado
que los números, las cifras, la estructura era la esencia o alma de las
cosas. Los hombres del Renacimiento, ávidos de saber, heredan estas
tradiciones y ensayan de mil maneras la ciencia hermética. La alquimia,
los talismanes, los conjuros, la combinatoria y matemática mística,
son otros tantos instrumentos de la magia (el poder sobre las cosas) y
la teurgia (el poder sobre Dios), en los que el racionalismo teológico
de los siglos XV-XVII dejó plasmadas sus manifestaciones artísticas y
culturales. Las artes adivinatorias y mágicas son, por tanto, sin duda
alguna, sabiduría.
No podemos olvidar que
todavía en 1570 se hace una petición en las Cortes para que los médicos
estudien astrología, a fin de no fallar en sus curas; de suerte que
ninguno pudiera serlo sin ser a la par Bachiller por Astrología7.
1. La sabiduria del
platonismo (y hermetismo).
El florecimiento de la mística
es una demostración de la unicidad de puntos de vista y de una concepción
que domina y que todo el mundo ve como apta y buena.No tenemos escrita una
historia de la espiritualidad de La Rioja, pero coincide con la del
resto de la península y de toda Europa. No olvidemos que el Padre
Baltasar G confesor de Santa Teresa era riojano.Y en punto a magia el
proceso de Logroño puede ser aducido como indicio de la vigencia de la
problemática también en la geografía riojana.
SABIDURÍA EN EL ARTE.
1. Dios creador.
La teología sobre Dios
se ha dado siempre por supuesta, pero en el Renacimiento sobre todo por
obra de la discusión con la Reforma adquiere una particular importancia
pues es un punto de coincidencia al que todos acuden.

El Dios providente que
dirige la historia y que en teología es discutido sobre todo en el tema
de la PREDESTINACIÓN es tema que surge como tema de discusión. Entre
los católicos los bañecianos afirman la predestinación "ante
previsa merita" mientras que los discípulos de Suárez la admiten
"post previsa merita". Los protestantes también ven con
buenos ojos la predestinación y todos discuten acaloradamente estos
problemas. Dios es la base de la religión en general y del Cristianismo
en particular y está en el centro de todo8.
Por otra parte es la época
de las monarquías absolutas y es bien sabido que las concepciones
religiosas muy frecuentemente se apoyan en las imágenes humanas y que
la idea de los dioses y la de los reyes van de la mano. Y en este
sentido el Renacimiento es una época de concepción monárquica
absoluta. No olvidemos que en los ejercicios de San Ignacio, por poner
un ejemplo muy significativo y propio de aquel tiempo, la idea del Rey
Temporal para caracterizar a Jesucristo que es una de las meditaciones
esenciales de los Ejercicios Espirituales.
La Trinidad no se
discute. Se la supone como parte esencial de la fe tanto católica como
Protestante. Y en ocasiones se la representa con la figura del mismo
Jesucristo. Dios es un tema central en el pensamiento del Renacimiento,
tanto si lo consideramos en si mismo, como si atendemos a la concepción
global del mundo. Ya hemos dicho más arriba que el mismo concepto de
Sabiduría está centrado en la unicidad de Dios y en la primitiva
revelación.
La misma brillante
ebullición de la mística9 está clamando por Dios
como autor de tales fenómenos. (Santa Teresa, San Juan de la Cruz, San
Juan de Avila etc.)
En plena concomitancia
con la idea de la historia aparece el tema de Dios Creador, presente en
la mayoría de los retablos romanistas.
2. Historia de la salvación
(= la historia sapiencial: una historia que conduce al fin
predestinado).
La dimensión histórica
de la salvación que ofrece la religión cristiana es algo puesto de
relieve ya por el Nuevo Testamento; y toda la teología de San Pablo es
una reflexión sobre la relación entre los dos Testamentos, el valor de
preparatorio del Antiguo y la plenitud de realización en el Nuevo. Así
lo vieron los Padres Apostólicos10 y así lo ha visto
siempre la Iglesia.
En el Renacimiento la
historia adquiere una particular relevancia, que no había tenido en la
Edad Media por razones muy variadas. Y en concreto la Historia Bíblica
se pone muy de relieve en la discusión entre católicos y protestantes.
Discuten estos muy acerbamente sobre los datos, pero todas están de
acuerdo en el hecho de que la revelación fue un acontecimiento histórico
y desarrollado diacrónicamente. Y este punto de acuerdo se pone muy de
relieve en la vida y en el arte de estos siglos, como puede comprobarse,
amen que de otras muchas maneras, en la concepción de muchos de los
retablos renacentistas. Sobre todo en la época "romanista" el
tema que suele dominar la concepción del retablo es la HISTORIA DE LA
SALVACIÓN. Bajo la mirada vigilante y providente del Dios Padre Creador
la historia conduce a y va orientada por el nacimiento de Cristo. Desde
las grandes figuras del A.T. como son sobre todo Moisés y David, es la
historia de la vida de Cristo la que llena las calles y las hornacinas
de los armazones de la representación. Los profetas y los evangelistas
adquieren un particular protagonismo como manifestadores de esa historia
y el tetramorfo se convierte en uno de los temas mas iterativos de la
iconografía renacentista.
3. Sibilas y profetas.
Los grandes profetas
paganos y muy especialmente las sibilas adquieren una especialísima
presencia entre las representaciones de la escenografía renacentista, y
se equiparan a los profetas cristianos11.
Que el tema llegó a La
Rioja está muy claro, incluso documentalmente. Hay una obra impresa en
Logroño en 1630 que es la del P. JUAN BAUTISTA FERNÁNDEZ, Demostraciones
Cathólicas, Logroño 1630, la cual dedica un capítulo especial a
las sibilas12 y nombra las siguientes:
1. SAMBETHA, que unos
dicen haber sido Caldea, otros hebrea, nacida en Noea, ciudad junto al
Mar Rojo.
2. PERSICA, que profetizó
las hazañas de Alejandro Magno. Vivió en los tiempos de Ciro, rey de
los Persas y Medos.
3. LYBISSA, de la que
hace mención Eurípides en el prólogo de Lamia. Otros la llamaban
Lybica, que significa Africana. Vivió en los tiempos de Ayoth, uno de
los jueces de Israel
4. DELPHICA. Otros la
llaman THEMAS, y Diodoro DAPHNE, hija de Tyresias el Tebano. Escribió
muchas cosas en verso, que luego Homero copió.
5. CVMEA. Se dice que tomó
el nombre de Cumas, ciudad del sur de Italia.Salió de Babilonia y
algunos afirman que fue hija de aquel Beroso que escribió la historia
de los Caldeos. Es de la que habla Virgilio.
6. ERITHREA, de la que
hace mención Clemente Papa en una carta a los Corintios. Profetizó a
los griegos cuando iban a Troya que la destruirían. Eusebio la pone
contemporánea con Rómulo. Estrabón la sitúa en tiempo de Alejandro
el Grande.
7. SAMIA, que, según
Erathostenes, se llamaba PITHO. Contemporánea de Numa Pompilio.
8. CVMANA, natural de
Cumas, ciudad de la Jonia. Llamase AMALTHEA, HEROPHILE Y DEMOPHILE.
9. HELLESPONTICA, que
nació en territorio troyano en un lugar llamado Marpesso y vivió en
tiempo de Ciro y de Solón.
10. PHRIGIA. Profetizó
en Ankara y se llamó CASANDRA TARAXANDRA.
11. TIBVRTINA, de nombre
ALBVNEA. Fue honrada como diosa de la ciudad de Tibur.
Y tras enumerar las once
citadas añade: "Fuera de las once sibilas de que arriba hemos
hecho mención, señala Betuleyo otras dos con sus versos, cuyos nombres
son EUROPA y AGRIPPA, las cuales también profetizaron de Cristo Nuestro
Señor y de la santidad y virginidad de su purísima madre".
Es la doctrina común
de la época con ligeras variantes13
Era, pues, doctrina común
en la enseñanza canónica de los expertos y podía por ello inspirar a
los artistas que buscaban con ahínco temas con los que dar novedad a
sus representaciones. Y así tales representaciones aparecen a lo largo
y ancho de La Rioja en varios lugares, de los que sin pretender ser
exhaustivos queremos recordar:
LAS DE LA SACRISTÍA DE
LA CATEDRAL DE CALAHORRA. En ella aparecen ocho sibilas, lo que no causa
admiración ya que no siempre aparecen las doce que pudiéramos llamar
canónicas. Entre una que aparece en los mosaicos de Santa María la
Mayor14 y las veinte que están representadas en
Bolonia en la Basílica de San Petronio, el número varía de unas
representaciones a otras. Ocho sibilas aparecen en algunas
representaciones como son
a) La Biblioteca
Vaticana15
b) La Catedral de Milán16
c)
La Iglesia de los Barnabitas en Pavía17
d) La
Catedral de Pisa18 e) Saint Maurille des Ponts-de-Cé19 f) El Museo de Reims20
En relación con las
representadas en la catedral de Calahorra, he aquí las concordancias
entre representaciones

No parece, pues, que en
Calahorra tengamos la repetición de otro ciclo iconográfico. Lo que
convierte a la sacristía de nuestra catedral en un punto de referencia
para el estudio de otros ciclos iconográficos con los que pueda
coincidir tras el avance de la investigación
La ermita del Cristo de
Poyales. Fue destruida por el vandalismo de unos depredadores y luego se
hundió por la incuria de los que podían haberla cuidado. En ella había
cuatro pinturas de Sibilas profetisas de la pasión de Cristo con los
instrumentos de tortura.
La sibila de Hornos de
Moncalvillo. Había un cuadro con una Sibilla que bajó al Obispado y
parece que hoy ha desaparecido
4.- Los refranes
divinizados
Hay un fenómeno poco
atendido que se extiende por toda la antigua diócesis de Calahorra y
que hasta ahora no se había puesto de relieve, de forma que, al menos,
podríamos atribuirlo a un uso particularmente grato en tierras de la
antigua diócesis de Calahorra que consiste en escribir en las fachadas
de las iglesias unos proverbios sapienciales, que incluso se citan como
textos bíblicos, pero que no lo son al pie de la letra. Los más
presentes son estos:
"En la casa del
que jura no faltará desventura" "La maldición de la madre
arrasa y destruye de raíz hijos y casa" "De toda palabra
ociosa darán los hombres cuenta rigurosa"
Una primera aproximación
al fenómenos la hicimos hace algún tiempo21, pero
hemos ido descubriendo nuevos ejemplos que lo mismo y vale la pena una
reflexión más general y profunda del fenómeno. Hemos encontrado más
ejemplos en los que se repiten las mismas frases en Treviño, Bernedo y
Viana y tal repetición demuestra algo mucho más serio y profundo que
una simple anécdota y una genialidad de un creador de iconografía.
Responde, sin duda, a una mentalidad muy difundida y que debía dominar
toda la disposición apologética y catequética del momento. Las mentes
del Renacimiento, atormentadas por los problemas teológicos del
momento, acuden a los grandes principios y máximas de comportamiento,
que nadie discute para llegar a una base sólida sobre la que
fundamentar sus predicaciones morales.
En rigor no es un fenómeno
nuevo. Desde los Santos Padres se pretendió unificar la enseñanza de
la Biblia con los dictados de la razón, según los entendió la filosofía
griega. Esto aún se acentuó más con la obra de Santo Tomas, pero sólo
en el Renacimiento se empleó como motivo decorativo y catequético, lo
que necesariamente tiene una razón. Y la razón hay que buscarla en la
antropología cultural de la época, como acabamos de insinuar.
LA BIBLIA COMO LIBRO DE
SABIDURÍA.
No necesitamos recordar
el papel que la Biblia tiene para todo el mundo germánico, gracias al
nuevo sentimiento nacionalista, a la traducción de la misma al alemán
y sobre todo del papel teológico y espiritual que se le atribuye tanto
por la tradición de la Iglesia, como sobre todo por las nuevas
posiciones de los reformadores. Pero ocurre algo parecido en el ámbito
católico: a pesar de las restricciones que podría parecer que se pone
a la libre interpretación y de la función restrictiva de la Inquisición,
la Biblia es la base más firme de toda la producción teológica de los
siglos de Oro, que es ingente, la base de lectura de todos los místicos,
que es portentosa y sobre todo la fuente de inspiración más grande de
todos los artistas.
Los protestantes se
esfuerzan por una lectura crítica de la Biblia, pero hemos de reconocer
que excepto en los puntos controvertidos en los que la toma de posición
reformista depende más de las posturas preconcebidas que de una lectura
inteligente de los libros sagrados, los grandes comentaristas de la
Biblia son filólogos e historiadores del mismo tipo que los
historiadores que construyen la historia profana del mundo. Las figuras
bíblicas tienen un papel relevante, la historia se construye apoyada en
tales figuras y a nadie se le ha ocurrido discutir uno sólo de los
pilares fundamentales de la historia recibida. Se discute mucho más el
día y hora en que ocurrió la creación del mundo y si Adán murió a
los novecientos y tantos años, que si en el mundo hay prehistoria o épocas
culturales diversas de la nuestra, tema que ni se les ocurre.
Los personajes bíblicos
que son los ejes de la lectura bíblica son sobre todo testigos de la
revelación divina y ellos mismos profundos conocedores de la sabiduría
de Dios. Los libros proféticos se interpretan actualizándolos y los
sapienciales se leen con categorías completamente simbólicas y
orientando la lectura hacia líneas místicas. Es bien conocida la
lectura del Cantar de los Cantares por un San Juan de la Cruz. No es la
Biblia la que determina la cultura de la época, sino la cultura de la
época la que dirige la lectura y el uso de la Biblia.
El HUMANISMO de la época
es un humanismo teológico y bíblico, con centro en la Divinidad. En él
el centro de gravedad está en la tradición religiosa de occidente y la
Biblia juega un papel esencial, pero no turbador. Los libros santos se
leen para confirmar y enriquecer lo que ya se sabe y las cosmovisiones
que se tienen. La Teología juega con categorías medievales y romanas,
pero no con categorías bíblicas. La visión histórico-crítica de la
Biblia no vendría hasta el siglo XIX.
Si se leen los profetas
es para oírles decir y describir cada una de las escenas de la pasión
y de la glorificación de Jesucristo, exactamente igual que se hace con
los oráculos de las Sibilas. Si se lee la sabiduría de Salomón es
para ver en ella las mismas verdades que se ven en Platón y en la
tradición platónica. La sabiduría es una y toda es coherente y es la
misma en la Biblia que en la tradición filosófica. El arte de la época
es loquaz para este tipo de comprobaciones: recuérdese la fuerte
hermosa de Nuremberg, o la misma Capilla Sixtina y a nivel riojano la
sacristía de la Catedral de Calahorra22.
LA CONCEPCIÓN DEL ESTADO
Y EL PATRIOTISMO.
Es un tema que no se
discute. Pertenece a la esencia del Antiguo Régimen. Dice Caro Baroja:
"La época en que aparecen los jesuitas es tan definida desde el
punto de vista religioso que no vale la pena gastar mucho tiempo en
refutaciones. Por otra parte es la misma en que grandes monarquías
enemigas pretenden ser las defensoras de la Iglesia. Majestad Católica
será el Rey de España y Cristianísima el de Francia, y aun no hace
mucho tiempo se hablaba de Francia como la "hija mayor de la
Iglesia"
"Eso no quita para
que, de alguna forma, los conceptos de ‘Caesaropapismus ’ y de
‘Hierokratische Herrschaft’ tengan validez también aplicados a España...
"En todo caso
resulta evidente que en el siglo XVI, por lo mismo que las
interpretaciones de la fe en Dios dividen a los hombres, los campos
respectivos de los fieles toman un aire que podría considerarse como
guerrero y burocrático a la par; porque hay que luchar por la fe y hay
también que administrar la comunidad de fieles"23
También en La Rioja
surgen reflexiones sobre temas patrióticos como es el caso de las obras
de Albia de Castro24 en las que participa de las
discusiones de su siglo sobre todos estos temas y problemas..
RELIGIÓN.
1. El nuevo coloquio
divino.
Pasados los años 1550 ya
Dios no usa el mismo lenguaje ni el fiel se dirige a Él con el mismo
tono: las reglas del ‘coloquio divino’ han cambiado en la
Cristiandad. A pesar de los jalones establecidos por algunos estudios
valiosos, la importancia de esta revolución retórica que se realiza a
la vez en la predicación y en la oración no ha sido bastante tomada en
cuenta ni su sitio claramente determinado en el conjunto de las
transformaciones culturales del siglo XVI25
2. El culto a las
reliquias.
Una característica muy
relevante del culto en el Renacimiento fue el auge del culto a las
reliquias. La reforma había sido particularmente crítica con todo este
tipo de culto y de religiosidad atestiguada ya desde antiguo por la
tradición medieval26; y el Concilio de Trento dio su
famoso decreto de la sesión XXV sobre el culto de las reliquias de los
santos y de las sagradas imágenes. Ello no sólo potenció la tradición
existente desde la antigüedad cristiana sino quecontribuyó a un
desarrollo más firme de tal forma de espiritualidad.
En España el Rey Felipe
II tuvo gran interés por este tipo de objetos de culto y por toda España
cundió el ejemplo27. Se instauraron muchos altares y
relicarios nuevos28 y las fiestas de los santos
tuvieron un nuevo realce, así como las ceremonias relacionadas con sus
reliquias. Ello tuvo especial impacto en las representaciones de los
santos en el arte de los retablos y decorados., sobre todo si se trataba
de los santos patrones de cada comunidad.
En la Rioja hay un
considerable número de relicarios y altares relacionados con este período .
De igual modo la piedad
del Renacimiento comienza a andar los pasos que la conducirán al
barroco. La devoción de la cruz tan característica de estos siglos da
lugar a una extensión casi universal de las cofradías por todas las
parroquias29.
Bien es verdad que hay,
simultáneamente, una conciencia de crítica frente a tal hecho,
manifiesta por ejemplo en la obra de Juan de Valdés30,
que era un hombre culto e influido por las tendencia críticas que se
daban por toda Europa y cuyo representante más cualificado dentro de la
Iglesia fue Erasmo. Estas tendencias y está "ilustración"
llevará a hacer necesario un cambio de mentalidad y el definitivo
triunfo de las formas renacentistas, aunque se llegue a un compromiso
con la tradición eclesiástica.
2. El asociacionismo:
cofradías.
La sociedad medieval había
sido profundamente "comunitaria". Y los nuevos tiempos no van
en contra de tal mentalidad, al menos a corto plazo. Lo cierto es que en
la piedad de nuevo cuño, una de las formas de organizar al pueblo
fueron las cofradías. A cada nueva razón para organizar el culto a
algo o a alguien, el modo ordinario de ponerlo en práctica era
asociarse, organizando una cofradía al efecto.
Por otra parte el gusto
por la escenificación de la historia que constituía el
"mito" del culto en cuestión hace que el teatro medieval no
se hunda, sino que, probablemente con un fuerte apoyo del conocimiento
del mundo antiguo se fragüen las formas del teatro popular, de carácter
eminentemente religioso, y que se lleva a cabo también en un ambiente
de sublime confraternidad.
La herencia medieval es
grande como puede verse en casos como el de los flagelantes, adscritos a
las formas de piedad de la cofradía de la Cruz y que prácticamente
constituyeron una de las formas de piedad más notables de la época31.
EL DESCUBRIMIENTO DEL
MUNDO Y DEL HOMBRE.
Dos fueron las
dimensiones de este tema: por una parte los acontecimientos geográfico-políticos
que continuando las empresas comerciales y militares de los siglos
XIII-XIV dan lugar al descubrimiento de nuevos mundos con la irrupción
de ingentes cantidades de nuevos puntos de referencia en todos los órdenes,
desde la vida de hombres antes no imaginada hasta la constatación de
formas de vida que hasta este momento no habían sido ni siquiera
sospechadas.
Por otro lado la potencia
que al proceso imprime la invención y uso de la imprenta. El humanismo
con sus ideas de ciudadanía universal, con sus amistades que
traspasaban las clases sociales y con su intercambio epistolar tan
cultivado fue clave. La gran fuerza verdaderamente universal que sirvió
a esta dirección fue la imprenta. Para nosotros, hombres de hoy, es difícilmente
imaginable el aislamiento del hombre (y por tanto la disociación de sus
ideas) antes de su aparición; aislamiento al que sin duda correspondía
una inmobilidad y mecánica uniformidad. Pero tan difícil es darse
cuenta totalmente de la enorme importancia de la multiplicación de los
contactos espirituales, inmensamente potenciados por la imprenta. La
palabra impresa raramente alcanza la fuerza arrolladora de la
personalidad revelada en la voz viva y en el gesto32,
pero la amplitud de difusión de lo impreso y su posibilidad de impacto
a plazos medio y largo es ingente.
Es lo que ocurre con las
obras claves de la difusión de las nuevas ideas de la época, tanto
religiosas como filosóficas y artísticas.
Es algo evidente y tópico
que el Renacimiento en buena medida se debe al impulso que los hombres
de la época reciben de todo el conjunto de factores al que venimos
haciendo referencia. También los riojanos participan en la fiesta.
Baste con recordar los riojanos en el descubrimiento del Nuevo Mundo uno
de cuyos comprobantes puede ser la toponimia riojana en América
hispana. Otra muestra de su presencia allende los mares son las
numerosas obras de arte que llegan a la Rioja desde todos los puntos de
la tierra.
MORAL.
1. El casuismo.
La llegada del
Renacimiento va acompañada de una serie de factores psicológicos y
filosóficos que en la moral llevan consigo la reviviscencia en el campo
católico del antiguo probabilismo.
Frente a una teología
"de esencias" surge una línea de discusión con la realidad,
que es perfectamente visible en las discusiones sobre el probabilismo.
"El que los
‘casuistas’ buscaran ‘causas’ a ‘casos de conciencia’, sin
recurrir ni al puro azar ni a una aplicación rígida de ciertos
principios de la moral evangélica, puede considerarse hoy de varias
maneras. Algunos siguen creyendo que en tal búsqueda se lanzaron a un
simple juego dialéctico, casi retórico. Otros han buscado
explicaciones más profundas a su investigación, sobre las raíces de
la diversidad moral, aunque, a veces, en efecto, las conclusiones a que
llegaban no encajan demasiado con las concepciones cristianas primitivas
o las tradicionales, más sencillas dentro de la vida moral."
"No se trataba de
planear un enfrentamiento de la ‘moral teórica’ con la ‘práctica’,
tema que a algunos filósofos y sociólogos del siglo XX les ha ocupado,
refiriéndose en algún caso a Carnéades. Se trataba de sondear en el
mundo de las probabilidades dudosas o poco comprensibles y buscar causas
no fáciles de detectar a los hechos de la vida moral. Honor frente a
injurias, befas, adulterios, etc. Defensa de posiciones y cargos, dentro
de la sociedad establecida; de intereses comerciales, y rentas eclesiásticas,
de reputaciones y famas, de estados. Casos y más casos, según oficios,
caracteres, temperamentos. El asunto cardinal es que cuando, como
consecuencia última del casuismo, se desarrolló la teoría probabilística,
los confesores italianos, españoles, austríacos, franceses, etc.,
tuvieron que reconocer, una y otra vez, que el mundo de los penitentes
era una selva: se trataba de personas con vicios y virtudes mezclados,
unas arrepentidas, otras dubitativas, otras medio simuladoras, otras
habituadas a desviaciones particulares. Creyentes: lo que contaban era
para cavilar"33
El probabilismo es una
forma de plantear la moral que nace con el Renacimiento. Son los
jesuitas sus mejores expositores y defensores y es uno de los rasgos que
mejor demuestran la llegada de la vida misma al terreno de la reflexión34.
Es una de las muestras del surgimiento del individualismo en la vida y
en el pensamiento de la época.
2. El individualismo.
2.1. Individualismo épico
/ heráldico.
Un rasgo muy notable de
la cultura del Renacimiento es el incremento espectacular y la
importancia cortesana que adquiere la nobleza y como acompañamiento su
manifestación exterior, la Heráldica.
Desde que los Reyes Católicos
en 1495 ordenan hacer el primer censo general conocido de los hidalgos
de sus Reinos ya el tema marca por completo toda la cultura y la vida
social de la Edad Moderna y condiciona grandemente las manifestaciones
artísticas de la época.
Aquí sólo se
manifiestan las virtudes y la personalidad engrandecida de los
"grandes". Los pobres, los "hombres del estado
general" no tienen escudo ni virtudes dignas de ser cantadas o
grabadas en piedra, pero es un elemento que marca toda una época y que
vale la pena destacar35.
2.2. Individualismo ético.
Desde siempre es sabido
que en Renacimiento es la era del advenimiento del individualismo.
Maritain quiso que Lutero fuera el prototipo de este fenómeno36,
pero Maritain habla en conceptos filosóficos y de gran alcance. La
realidad es que el individualismo tiene antecedentes a la figura de
Lutero y es mucho más general. Desde los autores literarios medievales,
como Gonzalo de Berceo y los otros españoles conocidos por sus nombres
desde hacía siglos hasta todos los autores artistas europeos en los que
se constata el mismo fenómeno, pasando por el fenómeno de la
"gloria", de la "vida tercera" que cantara Jorge
Manrique con magistral musa, el individualismo era algo que traían los
tiempos, de modo similar a lo que había sucedido en las otras épocas
de la historia en las que el tema de la "fama", del
"nombre" fue clave en la convivencia.
Los siglos del
Renacimiento coincidieron con una eclosión de la riqueza, de la vida
urbana y de la cultura y en tal jardín los nombres de las personas eran
algo pedido y no negado. Pero mientras que en la Edad Media los nombres
no significaban la desintegración del todo, del bloque de la cultura
medieval, mientras que en esta Edad Media los nombres propios iban
enmarcados en una cultura de la humildad, con el Renacimiento sobreviene
una cultura de la suficiencia. La gloria no se compaginaba bien con la
humildad y surge poderosa la imagen de las personas que se sobreponen al
cuadro general y consiguen que su carta de ciudadanía se inscriba en la
república de las letras o de las artes no en función de la obra a la
que sirven sino de la aportación que realizan a un conjunto que ya no
se ve ni como uno ni como necesariamente armónico. No es casualidad que
la literatura comience a crear obras con protagonistas tan arquetípicos
como la Celestina o el Quijote. Tales figuras rompen una cultura
unitaria en sus ideales, es decir: constituyen ejemplos de una época
nueva.
El arte firmado, no
solamente con la firma de los autores, sino con firmas tan peculiares
como son las representaciones de los artistas ejerciendo actividades
complementarias al margen de los ciclos iconográficos, como son el
escultor bebiendo en el porrón de vino en el coro de la catedral de
Santo Domingo y casos similares.
La avalancha de encargos
hace surgir en la misma Rioja toda una serie de talleres que se
esfuerzan no sólo por hacer sus obras con perfección sino que saben
que su riqueza va a depender de su nombre entre los eventuales
consumidores de sus productos.
Se firman contratos,
porque la nueva forma de relación exige que se firmen los contratos. Y
dese que ello ocurre conocemos y podemos documentar las obras de artes
con toda clase de precisiones desde los nombres de sus responsables
hasta detalle de su gestación y realización.
El individualismo es la
obra cara de una sociedad letrada y personal. A partir de ahora se va a
distinguir entre ciencia y sabiduría, entre grupo y líderes, entre
creadores y meros artesanos.
EL RESURGIR DE LA ANTIGÜEDAD
CLÁSICA.
Se da por supuesto que el
Renacimiento es la experiencia que se produce por el contacto con la
cultura clásica que se redescubre en función de diversos factores;
pero la cosa no es tan sencilla. En efecto, los autores renacentistas
traen un fuerte impulso cultural que viene de la Edad Media y con su
mentalidad y su cultura se enfrentan a los viejos monumentos y a los
viejos textos.
Ese componente
tradicional tiene una enorme importancia. Por ceñirnos a un ejemplo
bien conocido recordemos algunos hechos: "En 1462 Cosme de Médicis
suministró a Marsilio Ficino los manuscritos que contenían las obras
conservadas de Platón y le mandó trasladarlas al latín. Pero este,
primero tradujo lo que consideraba la principal fuente de Platón, el Corpus
Hermeticum. Sólo tras haber traducido tales escritos, Ficino comenzó
con Platón. Su traducción de Platón, junto con los comentarios
pertinentes se publicó en 1484 y se convirtió en la versión standard
para todo el siglo XVI. En 1490 apareció su traducción de Plotino,
también comentada. Publicó también traducción de otras varias obras,
sobre todo mágicas, de los neoplatónicos tardíos: Porfirio, Yámblico,
Proclo. Escribió otras obras originales suyas, de las que las más
notables son De Religione Christiana (1474), Theologia Platónica
(1476), De Triplici Vita (1489)".
"Todo este conjunto
de obras constituye una interpretación de Platón que, aunque contiene
una meticulosa traducción de las obras de este autor, nada tiene que
ver con la comprensión que del filósofo griego se tiene hoy día. La
gran diferencia entre el platonismo del Renacimiento y nuestra intelección
de Platón es que para aquéllos Platón era primariamente un escritor
religioso…"
"Ficino se
consideraba a sí mismo como el último de los platónicos medievales;
pero es mucho más adecuado entenderlo como un punto de partida. En
efecto, aunque tiene raíces en el platonismo medieval, hay en él algo
completamente nuevo y es la posibilidad de leer en latín todas las
obras supervivientes de Platón, todas las de Plotino, muchas obras de
los platónicos más tardíos, el Corpus Hermeticum y algunos
Padres Griegos como Eusebio y Clemente de Alejandría, todos los cuales
constituyen el gran almacén de materiales para la Antigua Teología (Prisca
Sapientia)37
Algo semejante hay que
decir de todas las demás dimensiones de la recuperación de la Antigüedad
Clásica. La historia retórica también ahora se hace al modo de los
antiguos, pero sin la menor crítica. Lo que se pretende es igualar la
gloria de las nuevas nacionalidades con la gloria de Roma y cantarlas
con las mismas frases con las que se cantó la gloria de la ciudad
eterna. Este planteamiento y punto de reflexión hace que la recuperación
del sentido exacto o aproximado de los documentos antiguos sea una utopía:
lo que se capta es una retórica renacentista que emplea elementos de la
antigüedad Clásica para sus elaboraciones38
Hay que profundizar en la
cultura literaria riojana39. Tenemos numerosos autores
riojanos que han jugado fuerte en la época y cuyo estudio en
profundidad nos daría más luz para comprender el Renacimiento en La
Rioja.
En el arte riojano el
aprovechamiento de la Antigüedad Clásica es claro desde el punto de
vista formal, pero es claro que el influjo de una manera general no
viene por vía directa, sino a través de la evolución de la forma en
todos los reinos peninsulares
El primer Renacimiento
una y abusa de los temas mitológicos incluso en la decoración de los
retablos de las iglesias40. Las formas de los viejos
estilos son recuperadas por los nuevos tratadistas con las que componen
el nuevo modo de construir Iglesias y retablos.
¿CÓMO ENTRÓ ESTA
CULTURA EN LA RIOJA?.
En rigor es muy difícil
definir los orígenes de cosa alguna y más aún los de un fenómeno tan
complejo como es un período cultural del calibre del que estamos
comentando. Seguramente habría que ir desgranando el tema por aspectos
y artistas.
Algo de esto se ha
hecho por ejemplo con las tipologías de la iglesias en La Rioja Alta41.
De las influencias
externas seguramente que las más notables son la recuperación de los
muy numerosos textos clásicos que se ponen en circulación por obra de
las afluencia de códices griegos de Constantinopla y del Oriente y por
efecto del empleo de la imprenta; el nuevo espíritu que trae el reinado
de los Reyes Católicos y su implicación en la política mundial, sobre
todo con el triunfo de Granada y el descubrimiento de América.
No sabemos demasiado
sobre los caminos concretos que sigue la penetración de las nuevas
ideas en La Rioja ni mucho menos sobre las personas que fueron los
protagonistas de las nuevas concepciones o modelos42.
Seguramente la exposición más notable es la que hace E. Calatayud en
los preámbulos de su magna obra sobre la arquitectura religiosa en La
Rioja Baja43. Dejando de lado la descripción general
de la implantación de los gustos renacentistas en la Península44,
"La difusión de las estampas y grabados procedentes de Italia
jugaron un papel importante en el conocimiento de las formas
renacentistas, sobre todo en los motivos decorativos e iconológicos. En
nuestra comarca, las figuras alegóricas que se encuentran en el primer
cuerpo de la portada de San Jerónimo de la Catedral de Calahorra (term.
1559), de iconografía netamente italiana45,
encontraron su inspiración gráfica en los emblemas de Alciato,
Bocchius y Valeriano, teniendo en cuenta que estos libros se encontraban
en la biblioteca del obispo Juan Bernal Díaz de Luco, quien a su muerte
en 1556 la donó a la catedral de Calahorra, y alguna figura, como la
Verdad, parece que tuvo como modelo una copia miguelangelesca de
Battista Franco, que se encuentra en los Uffici, el rapto de Ganimedes
está representado según el modelo de Miguel Angel de fines de 1532,
que reproduce Bocchius e imita Alciato en sus Emblemas, en la edición
de 1549 .
"También hay que
tener en cuenta a los artífices extranjeros que desde finales del siglo
XV y durante el primer tercio del XVI, sobre todo franceses y flamencos,
se asientan en Burgos y en su zona de influencia, en la que se incluye
La Rioja…46 El estilo renacentista que traen los
maestros franceses y flamencos no es puro, sino que llega mezclado con
las peculiaridades del estilo de su país de origen, donde se formaran,
y con persistencia de las formas medievales. En La Rioja, en la primera
mitad del siglo XVI, son numerosos los artífices de esta procedencia,
dedicados sobre todo a la talla y otras artes industriales, además de
los artífices que proceden de los talleres de Burgos.
"Otra vía de
conocimiento de la nueva tendencia estética la forman los artífices
españoles que viajan a Italia y se forman allí. Uno de los primeros,
de finales del siglo XV, es Lorenzo Vázquez, citado más arriba. Años
después en la segunda década del siglo XVI, Diego de Siloé y Pedro de
Machuca, entre otros, traen consigo las formas renacentistas con un
mayor planteamiento científico y dominio de los elementos, que, aun
cuando Siloé empleó con profusión los grutescos que caracterizan la
etapa plateresca, rompen con la generalidad de las obras gotizantes,
abriéndose camino hacia una nueva corriente arquitectónica…"
"Las obras
patrocinadas por la Iglesia, más conservadora, supone la continuidad
del estilo gótico en el siglo XVI. Las nuevas catedrales de este siglo,
la de Plasencia, Salamanca, Segovia… lo confirman, así como la de
Calahorra, y las numerosas iglesias, parroquias y conventos que se
construyen de nueva planta a lo largo de la centuria por toda la geografía
nacional, que se enfrentan y ofrecen resistencia a las nuevas formas. En
la continuidad del estilo gótico, también contribuye parte de la
nobleza, como la familia de los Fernández de Velasco, Condestables de
Castilla, que patrocinan numerosos conventos, capillas funerarias,
iglesias etc. en las zonas bajo su jurisdicción, en torno a Burgos, La
Rioja, Soria etc.. La relación de la arquitectura riojana con la
burgalesa es evidente y, por otro lado, no se puede olvidar que parte de
Burgos fue diócesis de Calahorra y que parte de La Rioja lo fue de
Burgos".
"La evolución desde
las formas del gótico final a las renacentistas está bien representada
en la catedral de Calahorra, en cuyas fases de construcción desde los
primeros años del siglo XVI hasta principios del XVII se aprecia cómo
poco a poco van dominando las formas renacentistas en los alzados y en
la decoración arquitectónica, desplazando a las góticas, a medida que
se avanza hacia la cabecera y girola lo más tardío"47.
Prácticamente las formas
renacentistas típicas no se imponen sino muy al final del siglo XVI.:
"En la comarca que nos ocupa, según los datos documentales que
poseemos, se cita por primera vez a Vitrubio y a Alberti en el informe y
condiciones que el 24 de enero de 1606 da Juan de Oñate, "oficial
en el arte de la cantería" sobre el examen de la obra de cantería
empezada en la iglesia de San Bartolomé de Aldeanueva de Ebro (torre y
portadas, clasicistas) porque tenía daños: "y si el cimiento se
hallare húmedo de agua también convenga se deshaga la obra y se torne
a edificar de nuevo artificialmente según doctrina del Vitrubio y
Combatista Florentino"48.
En rigor el Renacimiento
está anclado seriamente en la cultura medieval, en mucho mayor medida
de lo que en el mismo pesan las influencias ideológicas exteriores.
Pero lo que sirve para definirlo mejor son justamente estas influencias
exteriores del momento que son, además, las que aportan las novedades
que son elementos más distintivos.
Y la forma de pensar
nueva49 que permitirá la plena adopción de las
formas renacentistas viene dada por la metamorfosis de la cultura
medieval a través del conjunto de factores que hemos pretendido
enumerar más arriba.
RENACIMIENTO E IDEOLOGÍA.
Aunque generalmente se
aducen razones económicas para aclarar el origen del Renacimiento
parece claro que la economía más estable, más boyante y mejor
estructurada comercialmente ayuda a la movilidad de las gentes y a que
ello modifique profundamente la cultura. Pero el Renacimiento es una
forma de expresión y de vida, que viene articulada fundamentalmente por
una comprensión ideológica en cuya cosmovisión entran muy diferentes
motivos, pero todos anclados en la evolución de la conciencia cristiana
a partir de la tradición de todo orden recibida de antiguo y vivida a
lo largo de la Edad Media. En la Rioja influyen las mismas razones que
en el resto de Europa coloreadas por motivos locales de menor
importancia; pero esas razones son poderosas. Los resultados artísticos
pueden verse en las obras citadas y en la Historia de la Ciudad de Logroño50,
pero consultar este volumen es la mejor forma de captar el interés que
tienen las ideas expuestas en la presente colaboración.
NOTAS
1. BURCKHARDT,
J., La cultura del Renacimiento en Italia,
editada por primera vez en 1860, traducción por Teresa Blanco,
Fernando Bouza y Juan Barja, en Madrid, Akal, 1992. Hay una bibliografía
muy abundante sobre el tema y los rasgos aquí enumerados son
cuidadosamente estudiados desde perspectivas muy diversas. Ver. p. e.,
MARITAIN, J., Tres reformadores. Lutero -
Descartes - Rouseau, Buenos Aires, Fundación
Jacques Maritain, 1986.
2. MOYA
VALGAÑÓN, G.J., Arquitectura religiosa del
siglo XVI en la Rioja Alta, Logroño, IER, 2
vols., 1980; RUIZ-NAVARRO PÉREZ, J., Arnao
de Bruxelas. Imaginero renacentista y su obra en el valle medio del
Ebro, Logroño, IER, 1981; y en general MOYA
VALGAÑÓN, J. G., Inventario artístico de
Logroño y su provincia La Rioja, Madrid,
Ministerio de Cultura, van publicados tres volúmenes 1975. 1976 y
1985; Id., La escultura romanista en La
Rioja; Damian Forment, escultor renacentista,
sin fecha ni lugar (Logroño 1993): FERNÁNDEZ PARDO, F.
(Coordinador), Las tablas flamencas en la
Ruta Jacobea, San Sebastián 1999.
3. Pueden
verse CALATAYUD FERNÁNDEZ, E., y GONZÁLEZ BLANCO, A., "La bóveda
de la sacristía de la catedral de Calahorra. Sibilas y profetas
testigos de la cultura de una época", Berceo,
108-109, 1985, 37-70; OCHAGAVÍA RAMÍREZ, M. T., "El mundo mitológico
de Forment", en Damian Forment, escultor
renacentista, pp. 83-97; y algo más se ha
hecho notar relacionado con la obra de Albia de Castro y al citar a
los autores riojanos de la época,
4. Véase
un desarrollo más amplio de estas ideas en ORÍO DE MIGUEL, B.,
"Esplendor y decadencia del pensamiento organicista hermético-cabalístico
(siglos XV-XVII), en Enciclopedia
Iberoamericana de Filosofía, Ed. Trotta,
Madrid, vol VI,1, 1994, p. 193-214.
5.
Con la excepción de Gemisto Pletón y quizá algunos
discípulos suyos.
6. WALKER,
D. P., The ancient Thology. Studies in
Christian Platonism from the Fifteenth tothe Eighteenth Century,
Londres 1972; WALKER, D. P., Spiritual and
Demonic Magic from Ficino to Campanella,
Londres 1956. Un clásico en esta materia en THORNDIKE, L., A
history of Magic and Experimental Science, 8
vols, New York 1923-1958.
7. CARO
BAROJA, J., Vidas mágicas e Inquisición,
vol II, p. 175. Para mayor información sobre todos estos temas
remitimos a nuestro trabajo "El Hermetismo en la España de los
siglos XV-XVIII", Actas del II Congreso
Nacional de Italianistas, Salamanca 1986,
pp. 175-212.
8. CARO
BAROJA, J., Las formas complejas de la vida
religiosa (siglos XVI-XVII), p. 239, tiene
este modo de exponer la idea que acabamos de apuntar: "Capítulo
X: El mayor tema de un tiempo. 1 La cuestión de la providencia divina
y el libre albedrío, en términos generales. "Cada época tiene
sus grandes temas y los filósofos suelen exponernos periódicamente
cuáles son. A veces no nos aclararan tan bien el por qué de que tal
o cual tema sea "el tema de nuestro tiempo". Un historiador
algo cauto podría hacer suya aquella sentencia de Degas, el cual
refiriéndose a los críticos de arte y hombre de letras en general,
decía que explicaban el
arte, sin entenderlo.
El historiador aceptaría humildemente, como misión suya, la de explicar
el desarrollo de un hecho sin pretender
alcanzar a entender por
qué surge y se da con virulencia. No cabe duda, por ejemplo, que en
los siglos XVI y XVII la cuestión del destino del hombre se plantea,
una y otra vez, en términos conceptuales violentos, muy distintos
entre sí, incluso entre gentes de la misma fe. Esto se complica con
un arrastre viejísimo de ideas sobre el Hado, "Fatum" o
"eimarmene",que aún tiene adeptos. Pero no hay duda de que,
entonces, entre católicos, protestantes y gentes menos rigurosas en
su fe, el tema del tiempo es
del significado del libre albedrío,
y el de la predestinación,
como dos nociones opuestas"
9. Ver
CARO BAROJA, J., Las formas complejas de la
vida religiosa (siglos XVI y XVII), Madrid
1985, p. 50: "Si preguntamos a muchas personas cultas, no sólo
de aquí, sino de fuera, qué es lo que dio el siglo XVI español como
más destacable en el orden espiritual, nos dirán, sin vacilar, que
los grandes escritores místicos y ascéticos"
10. CULLMANN,
O., La historia de la Salvación,
Barcelona, Ediciones Península, 1967, passim.
11. El
tema de las sibilas era un tema desconocido para la investigación
española a finales del siglo XIX (ver BARBIER DE MONTAULT, X.,
"Iconographie des Sybilles", Revue
de l’art chrétienne XIII, 1869, 244-257,
321-356, 465-507, 575-582, y XIV 1871, 239-317, 326-341, 385-406, obra
que sólo tiene noticia de una representación de sibilas en Sevilla)
y la situación no cambió hasta la segunda mitad del siglo XX. El
tema se está planteando en estas últimas décadas ante las
constatación de la existencia de este tipo de representaciones
repetidas un sinnúmero de veces que demuestra unas concepciones muy
vivas y operantes que formaban parte de la mentalidad y formas de vida
y expresión artística de España muy similar a todo el resto de
Europa. Para una puesta al día puede consultarse GONZÁLEZ BLANCO, A.
y otros, "Las sibilas de la capilla de Junterón", Anales
de la Universidad de Murcia, vol. XLI, nº
3-4, Letras, 1982-1983, 3-19.
12. Libro
III, discurso X, fol. 351ss.
13. Con
respecto a lo que enseña el P. BALTASAR PORREÑO (Oráculos
de las 12 Sibilas, Profetisas de Nuestro Señor entre los gentiles,
Cuenca 1621. Ver sobre este libro ALEJOS MORAN, A., "Los oráculos
de las doce Sibilas de Baltasar Porreño. Un ejemplo de la iconografía
y literatura simbólica en Europa", en
El Mediterráneo y el Arte Español. Actas del XI Congreso del CEHA,
Valencia, Septiembre 1996, p. 478-483), el P. FERNÁNDEZ desdobla la PÉRSICA
en dos, pero en lo demás coinciden.
14. BARBIER
DE MONTAULT, X., op. cit.,
XIII, 1869, p. 323. 15. BARBIER
DE MONTAULT, X., op. cit.
XIII, p. 344 16. BARBIER
DE MONTAULT, X., op. cit.,
XIII, p. 488 17. BARBIER
DE MONTAULT, X., op. cit.,
XIII, p. 492 18. BARBIER
DEMONTAULT, X., op. cit.,
XIII, p. 504
17. Es
frecuente el uso de los expedientes de nobleza y de limpieza de sangre
como armas de lucha política. Vid. BURGOS ESTEBAN, F.:
"Mercaderes e hidalgos...", en Op.
cit., pág. 401-422.
* El consumo es el
proceso inverso a la perpetuación o privatización de los cargos
municipales, es decir, la vuelta a los sistemas tradicionales de
elección.
18. En
Logroño, por ejemplo, la organización parroquial tuvo, durante buena
parte del siglo XVI, unas cotas de participación de los fieles que
resultan casi increíbles. Vid. IBANEZ, S.: "Fundamentos de la
vida parroquial logroñesa", en GOMEZ URDAÑEZ, J.L. (coor.): Historia
de la ciudad de Logroño, Logroño, 1995,
tomo III, pp.61-70.
19. BARBIER
DEMONTAULT, X., op. cit.,
XIV, 1871, p. 301 20. BARBIER
DEMONTAULT, X., op. cit.,
XV, p. 305
21. GONZÁLEZ
BLANCO, A. y CALATAYUD FERNÁNDEZ, E., "Las inscripciones de la
fachada sur de la iglesia de Santiago en Calahorra", Kalakorikos
1, 1996, 125-134.
22. Ver
más arriba, nota 3.
23. CARO
BAROJA, J., Las formas complejas de la vida
religiosa (siglos XVI-XVII), Madrid, Sarpe,
1985, p. 176.
24. Memorial
Histórico por la ciudad de Logroño, Lisboa
1633; Verdadera razón de Estado,
Lisboa 1616.
25. LAMEUNIER,
G., "El nuevo coloquio divino. Investigaciones sobre la oración
mental metódica en la literatura del siglo de oro", Revista
Murciana de Antropología 2, 1995, 41-63.
26. Hay
una bibliografía enorme ya dese el mismo siglo IV, cuando un San Juan
Crisóstomo predica los milagros que realiza el cuerpo de San Bábilas
desde su sepulcro, y donde comienzan las vidas de los santos y sus
milagros con especial atención a sus reliquias; el mismo fenómeno es
constatable en las vidas de santos de Gregorio de Tours, de Gregorio
Magno y de otros autores de la era patrística. Ver, además de las
diversas y variadas vidas de santos medievales, p. e. CAESAREUS VON
HEISTERBARCH (nacido hacia 1180 y muerto en 1240), Dialogus
miraculorum (varias ediciones, entre ellas
la de (J. STRANGE, Colonia, 2 vols.); del mismo autor "Sermo de
translatione beate Elyzabeth", ed. ALBERT HUYSKENS, en: ALFONS
HILKA (ed.), Die Wundergeschichten des
Caesarius von Heisterbach 3, Bonn 1937, p.
381-390; del mismo: "Vita et miracula Engelberti I-III", ed.
FRITZ SCHARCK, Bonn 1937
27. Hay
bibliografía de gran interés sobre la mentalidad de la época y
teología de las reliquias que continúa y amplía los datos de la
tradición precedente. Ver p. e. SANCHO DÁVILA, OBISPO DE JAEN, De
la veneración que se debe a los cuerpos de los santos y a sus
reliquias y de la singular con que se ha de adorar el cuerpo de Jesu
Cristo, nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. Cuatro libros,
Madrid 1611; ACKERMANN, H., "Translationen heiliger Leiber als
barockes Phänomen", JVK.NF 4, 1981, 10-111; y en general los artículos
de las grandes enciclopedias, como LANCZKOWSKI, G / LAKNER, F. / KÖTTING,
B., "Reliquien", LThK,
8, Freiburg 1963, cols 1216- 1121, con bibliografía.
28. Por
poner un ejemplo de los mil que puede aducirse, cuando en 1611 se
funda el convento de San Antonio en Nalda, siendo sus fundadores y
patronos, D. Felipe Ramírez de Arellano, Conde Aguilar y Virreyes de
Orán y su mujer Dª Luisa Manrique de Lara, se nos cuenta: "No
se contentó la bizarría de sus nobilísimos corazones, ni se
satisfizo liberal la mano de su piedad, en extenderse a obra tan magnífica,
sino que pasó su generosidad a explicar, ser de tales príncipes,
enriqueciendo la iglesia con especialísimas reliquias. Entre las
muchas preciosas que allí hay, son las más notables las cabezas
enteras de dos vírgenes, de las once mil, que hizo degollar la
crueldad de Graciano. Hay también otras muy especiales que son de San
Laurencio, de San Esteban, de Santa Bárbara, Santa Águeda, y de
muchos Santos, como consta de los auténticos testimonios, que allí
dejaron sus Excelencias…", Primera
parte de la Chronica de la Provincia de Burgos de la Regular
Observancia de Nuestro Padre San Francisco… escrita en su mayor
parte por el M.R.P. Fr. Domingo Hernáez de la Torre…,
Madrid, Jerónimo Rojo, año de 1722, Reproducción facsímil en la
Colección Crónicas Franciscanas de España, Publicaciones de Archivo
Ibero-Americano, Madrid, Editorial Cisneros, 1990, p. 400. 29.
SÁINZ OCHOA, M. y GONZÁLEZ BLANCO, A.,
"Aproximación al fenómeno de los disciplinantes en La Rioja.
Siglos XVI al XVIII", Segundo Coloquio
sobre Historia de La Rioja, II, Logroño 2-4 de octubre de 1985,
Logroño, Colegio
Universitario de La Rioja, 1987 p. 127-137
30. VALDÉS,
J. DE, Diálogo de las cosas ocurridas en
Roma entre Lactancio y un arcediano, edición
de J. L. Abellán, Ed Nacional, Madrid 1975, p. 145: "Pues desta
manera hallaréis infinitas reliquias por el mundo y se perdería muy
poco en que no las hubiese. Pluguiese a Dios que en ello se pusiese
remedio. El prepucio de Nuestro Señor yo lo he visto en Roma y en
Burgos, y también en Nuestra Señora de Anversia; y la cabeza de San
Juan Bautista en Roma y en Amiens de Francia. Pues apóstoles, si los
quisiéramos contar, aunque no fueron sino doce y el uno no se halla y
el otro está en las Indias, más hallaremos de veinticuatro en
diversos lugares del mundo, Los clavos de la cruz, escribe Eusebio que
fueron tres y el uno echó Santa Helena, madre del Emperador
Constantino, en el mar Adriático para amansar la tempestad y del otro
hizo fundir el almete para su hijo y del otro hizo un freno para su
caballo, y ahora hay uno en Roma, otro en Milán y otro en Colonia, y
otro en París, y otro en León, y otros infinitos. Pues los palos de
la cruz dígoos de verdad que si todo lo que dicen que hay de ella en
la cristiandad se juntase, bastaría para cargar una carreta. Dientes
que mudaba Nuestro Señor cuando era niño pasan de quinientos los que
hoy se muestran solamente en Francia. Pues leche de Nuestra Señora,
cabellos de la Magdalena, muelas de San Cristóbal, no tienen cuento.
Y allende de la incertenidad que en eso hay, es una vergüenza muy
grande ver lo que en algunas partes dan a entender a la gente.
El otro día, en un
monasterio muy antiguo me mostraron la tabla de las reliquias que tenían
y vi, entre otras cosas, que decía: "Un pedazo del torrente del
Cedrón". Pregunté si era del agua o de las piedras de aquel
arroyo lo que tenían: dijéronme que no me burlase de sus reliquias.
Había otro capítulo que decía: "De la tierra donde apareció
el ángel a los pastores" y no osé preguntar qué entendían por
aquello. Si os quisiese decir otras cosas más ridículas e impías
que suelen decir que tienen, como el ala del ángel San Gabriel, como
de la penitencia de la Magdalena, huelgo de la mula y del buey, de la
sombra del bordón del Señor Santiago, de las plumas del Espíritu
Santo, del jubón de la Trinidad y otras infinitas cosas a éstas
semejantes, sería para haceros morir de risa. Solamente os diré que
pocos días antes que en una iglesia colegial me mostraron una
costilla de San Salvador. Si hubo otro Salvador sino Jesucristo, y si
él dejó acá alguna costilla o no, véanlo ellos".
31. Ver
más arriba, nota 29.
32. LORTZ,
J., Historia de la Reforma,
vol. I, Madrid, Taurus, 1963, p. 53.
33. CARO
BAROJA, J., Las formas complejas de la vida
religiosa (siglos XVI y XVII), Madrid,
Sarpe, 1985, p. 542.
34. El
mismo CARO BAROJA en el pasaje recién citado añade: "Podemos
discutir si el método probabilista en general era bueno o no; pero no
cabe duda de que, aunque no llegaran a la meta que hubieran podido
alcanzar, dentro del cristianismo, supone abrir los ojos de un lado, a
un mundo de oscurísimas realidades psicológicas y, de otro, a la
enorme variedad de modos de comportarse los hombres en unas sociedades
dadas. En esto también hay otra relación lejana entre ellos y los
probabilistas precristianos. Porque Carnéades puso énfasis especial
en resaltar cómo los pueblos poseían principios morales muy
distintos entre sí y los casuistas consideraron el mismo hecho desde
el punto de vista etnográfico, no sólo cuando en sus empresas
misionales, tuvieron que enfrentarse con pueblos muy lejanos a los
europeos, como los chinos, sino también al tener en cuenta la
naturaleza de los distintos países de Europa. Con respecto al primer
punto bastará recordar cómo el sobrino del cardenal Bellarmino,
Roberto de Nobili o de Nobílibus, actuó entre los brahmanes y como
el P. Ricci se convirtió en el doctor Li y pretendió introducir la
ciencia europea, a la vez que la fe católica en la China" (p.
544).
35. CALATAYUD
FERNÁNDEZ. E. y GONZÁLEZ BLANCO, A., Heráldica
de Calahorra, Murcia, Editorial KR, 2000. 36.
MARITAIN, J., Tres
reformadores. Lutero - Descartes - Rouseau, Buenos
Aires, Fundación Jacques Maritain, 1986
37. WALKER,
D. P., The Ancient Theology. Studies in
Christian Platonism from the Fifteenth to the Eigteenth Century,
Londres 1972, p 10-14.
38. Se
podrían poner infinidad de ejemplos de lo dicho. A modo de ejemplo
recogemos algunas frases al respecto en un caso concreto, el de la
reviviscencia del historiador Tácito: "Tácito como maestro de
Maquiavelo, fue el autor de moda entre los teorizantes políticos y príncipes
de la época por cuanto canonizaba el absolutismo, halagaba la vanidad
del virtuosismo en política y era en este campo el eco del grito
general de rebeldía del racionalismo renacentista contra el espíritu
de la Edad Media: si hemos de creer a los biógrafos, el mismo Felipe
II lo leía con afición. Pierre d’Ablancourt, exagerando como buen
mercader, decía a Richelieu en la dedicatoria de su traducción de
los Anales:
"en este libro se ha engendrado toda la política de España y de
Italia; en sus doctos libros se aprende el arte de reinar, en ellos
buscan consejo los príncipes de la casa de Austria en los momentos
graves". "Insistamos en que el maquiavelismo interpretó a Tácito
a su gusto y el papel de éste en la obra del florentino no es otro
que el de precedente. Aunque tacitismo y maquiavelismo coincidan en
algunos puntos fundamentales, no pueden confundirse; los comentarios
puros de Tácito entre nosotros no llegan donde Maquiavelo, aunque
puede no sea desacertada la opinión que ve en ellos un intento
solapado para introducir su sistema…" (SANMARTI BON-COMPTE, F.,
Tácito en España,
Barcelona 1951). En rigor el problema es mucho más general y
conocido: hasta el siglo XIX no ha habido ni historia crítica ni
recreación crítica de contextos culturales o mentales.
39. Están
bien estudiados algunos poetas importantes. Además son dignos de
mención los estudios de José Simón Díaz y las exposiciones que
hizo Manuel de La RIVA, en la Historia de La
Rioja, vol. III. Edad
Moderna y Contemporánea, Logroño, Fundación
Caja Rioja, 1984, pp 20—29; 116-129; 176-187; 252-265. Más
recientemente conviene recordar los diversos trabajos sobre autores
riojanos y, por poner un ejemplo, el que sobre el filósofo Arriaga ha
escrito D. Abel MORA. En general, si exceptuamos los trabajos sobre
Berceo, las obras suelen ser más bien expositivas (que es lo primero
que hay que hacer), pero es necesario volver sobre el contenido y
valoración de cada obra en el contexto cultural de la época.
40. OCHAGAVIA
RAMIREZ, Mª.Tª., "El mundo mitológico de Forment", Damian
Forment, escultor renacentista. Retablo mayor de la Catedral de Santo
Domingo de la Calzada, Logroño 1995, p.
83-96, aunque a partir de la segunda mitad del siglo XVI tales temas
desaparecen.
41. MOYA
VALGAÑON, J. G., Arquitectura religiosa del
siglo XVI en La Rioja Alta, tomo I:
Introducción, Logroño, IER, 1980, p. 43, donde se nos cuenta:
"El esquema espacial más característico es el de tres naves a
igual altura, en que se aúna el espacio interior unificado con la
planta de salón y el paralelepípedo como volumen exterior. Es el
sistema de las "hallenkirchen" de que tantos ejemplos hay en
la Península y que alabará Simón García". El tema lo
generaliza E. Calatayud, Arquitectura
religiosa en La Rioja Baja, Logroño 1991,
p. 33.. p. 33 "Su procedencia parece segura de Alemania y su
expansión por casi toda España en las primeras décadas del siglo
XVI, aunque en algunas ya se trabaja en los últimos decenios del
XV…" 42. No
hay mejor argumento que leer el libro de RUIZ-NAVARRO PÉREZ, J., Arnao
de Bruselas. Imaginero renacentista y su obra en el valle medio del
Ebro, Logroño, IER, 1981. Es un trabajo
interesante, pero meramente descriptivo de su obra. Nada respecto a
los problemas o razones de su presencia en La Rioja
43. CALATAYUD
FERNÁNDEZ, E., Arquitectura religiosa en la
Rioja Baja: Calahorra y su entorno (1500-1650). Los artífices (I), Logroño
1991
44. CALATAYUD
FERNÁNDEZ, E., op. cit., p. 31: "En general en España, los
principales clientes de
los arquitectos del siglo XVI eran la nobleza innovadora y la Iglesia
tradicional. La actividad de la nobleza ya no es guerrera, y su afán
de prestigio y de ostentación se iba a reflejar en la construcción
de palacios urbanos, pues los castillos de defensa ya no se
necesitaban, y se dedican al mecenazgo cultural. Construyen sus
propios palacios, donan edificios, hospitales, hacen fundaciones
piadosas para algunas iglesias, etc.. Los miembros de la nobleza y el
sector más aristócrata de la Iglesia son los primeros que introducen
las formas renacentistas… Una de las familias mecenas mas
importantes y pioneras, que conocían la cultura humanista es la de
los Mendoza.." 45. Ver
ESTEBAN LORENTE, J.F., "La portada del lado del evangelio de la
catedral de Calahorra (La Rioja)", Cuadernos
de investigación histórica X, fasc. 2,
Logroño 1984; CALATAYUD FERNÁNDEZ, E., op.
cit., vol. I, p. 251ss.
46. En
nota recoge la enorme importancia del Camino de Santiago en esta
venida de artistas extranjeros: "La venida de artistas
extranjeros se debe a las luchas religiosas en Francia, a la
prosperidad económica que lleva consigo el afán constructivo, etc.
En el auge constructivo también hay que tener en cuenta la
importancia del Camino de Peregrinación a Santiago, siendo dicho auge
común durante el siglo XVI a lo largo del Camino, sobre todo en los
dos primeros tercios, pues a partir del tercero, la actividad artística
se desplaza hacia el sur de la Península (Alcolea, S.,
"Vitalidad artística del Camino de Santiago en el siglo XVI, Príncipe
de Viana 96-97, Pamplona 1964, 201-211)…
ver también Moya Valgañón, J. G., El
camino de Santiago a su paso por la provincia de Logroño,
C.A.Z.A.R., Zaragoza 1971…
47. CALATAYUD
FERNÁNDEZ, E., op. cit., p.
34. 48. CALATAYUD
FERNÁNDEZ, E., op. cit., p.
36.
49. Es
sumamente curiosa la forma de razonar que se usa al tratar de la
iglesia de Santiago "el nuevo" de Calahorra: "En el
parecer que el 14 de mayo de 1598 da Juan de Aranda, alarife de la
villa de Madrid, para hacer la iglesia de Santiago "el
nuevo" de Calahorra, se especifica que el arquitrave, friso y
cornisa debían hacerse ‘en obra dórica, conforme a la regla de Viñola
y conviene que sea dórica por ser iglesia dedicada al Sr. Santiago
que fue guerrero y así se le ha de aplicar este género de
orden" (CALATAYUD FERNÁNDEZ, E., (op.
cit., p. 35). Unir el carácter guerrero del
santo al orden dórico es algo nuevo propio de la mentalidad de la época.
50. SESMA
MUÑOZ, A. (Coord. General), Historia de
Logroño, vol III (Coord. Para la Historia
Moderna: José Luis Gómez Urdañez), Zaragoza 1995
Antonino González
Blanco
Catedrático de
Historia Antigua de la Universidad de Murcia
B. J. Orío
de Miguel Catedrático de
Filosofía de Bachillerato
LA RIOJA, TIERRA
ABIERTA, 2000
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