Torre de la catedral de Santo Domingo de la Calzada. Separada del cuerpo de la iglesia y construida  por Martín de Beratúa, entre los años 1762 y 1769.

 La vida espiritual
(religiosa y cultural)
en la Edad Media  

 

  Tomás Ramírez Pascual 

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    El peregrino camina 'ultreya', más allá y más alto. Y no es su camino un trayecto material, unas leguas más de camino para alcanzar el finis terrae, sino el camino inalcanzable de las estrellas. Es la consecución de la Gloria, lo que persigue.  

 

                            RESUMEN:

     Punto de partida para la consideración de la llamada Edad Media: Variedad en los caminos evolutivos de cada punto geográfico del mundo antiguo con uniformidad en el hecho del florecimiento de la vivencia religiosa hasta niveles poco comunes y la realidad de una sociedad cerrada que es la forma como comienza el desarrollo de la historia medieval. La Rioja tierra privilegiada para asomarnos a los comienzos de la espiritualidad y cultura medieval: Prudencio, un poeta urbano y San Millán, un eremita monacal.. La "santidad" como ideal.. El camino hacia la misma muy peculiar condicionado por la realidad de la vida y de la transmisión del mensaje cristiano y su contaminación con concepciones paganas. La cultura popular: catequesis, juicios de Dios, peregrinaciones con sus centros y el camino del peregrino (especialmente el camino de Santiago). La vida intelectual: centros, producción en general y teológica en particular. El arte como expresión de la cultura. La cultura de la Rioja, una "cultura abierta".

 

EL PUNTO DE PARTIDA

     Entre las diferencias grandes que separan entre sí a los estudiosos de la Edad Media, hay un hecho esencial que los une: el hecho de que la Edad Media (1. No pretendemos entrar en la discusión de la periodización de la Historia. Aquí llamamos Edad Media a los siglos que van desde finales del IV al XV. Y esto para referirnos únicamente a las tierras de La Rioja) surge de la metamorfosis de la cultura antigua(2. VOGT, J., La decadencia de Roma. Metamorfosis de la cultura antigua 200-500., Madrid, Guadarrama, 1960, p. 53: "En ninguna parte se ve tan claramente la crisis del mundo antiguo como en el campo de la vida espiritual. La enseñanza, la creación literaria, la postura filosófica y religiosa de los hombres revelan la profunda crisis de todos los valores hasta entonces en vigor. Y, sin embargo, se dibujan aquí - como en otras cosas - ya los primeros supuestos de una completa y nueva ordenación de la vida. De la crisis del siglo III el hombre antiguo había de salir cambiado en su esencia".). La vida del espíritu (3. En este trabajo, en efecto, no pretendemos referirnos a la "espiritualidad" en sentido únicamente religioso. Por razones similares seguimos criterios parecidos a los que André Vauchez explicitó en la Introducción a su obra La espiritualidad del Occidente Medieval, Madrid, Cátedra, 1995, p. 9-10): "¿Qué es espiritualidad? Al iniciar este estudio debemos definir lo más claramente posible una noción que, según las épocas y los autores, posee acepciones muy diferentes. La Edad Media no advirtió esta problemática y se limitó a una distinción entre doctrina, es decir la fe bajo su aspecto dogmático y normativo, y disciplina, es decir la actuación de la fe, generalmente en el ámbito de una regla religiosa. El término spiritualitas, que se encuentra a veces en los textos filosóficos a partir del siglo XII, no tiene un contenido específicamente religioso: indica más bien la cualidad de lo que es espiritual, de lo que es independiente de la materia. En realidad el concepto de "espiritualidad" es relativamente moderno y es utilizado solamente a partir del siglo XIX....En esta perspectiva, la espiritualidad no es ya considerada como un sistema que codifica las reglas de la vida interior, sino como un conjunto de relaciones entre algunos aspectos del misterio cristiano, valorizados concretamente en una determinada época, y algunas prácticas (ritos, plegarias, devociones) privilegiadas a su vez respecto a otras prácticas posibles en el seno de la vida cristiana...". Nosotros aquí, al menos en principio, aún ampliamos más el horizonte porque además de la vida del espíritu relacionada con la fe también admitimos el considerar cualquier otra manifestación de las formas de la vida cultural.) surge en la Edad Media de una continua elaboración de los motivos salidos de esa metamorfosis. Pero tras un proceso como el que aludimos no es posible esperar una homogeneidad(4. A diferencia de VAUCHEZ nosotros no limitamos la Edad Media a los tiempos que van desde el VIII en adelante. Entendemos que es imposible entender lo que pasa en esos siglos sin atender a lo que ocurre anteriormente sin lo cual no se entiende nada de lo que pasa en ese periodo nuclear del medioevo. Así por ejemplo lo que él dice sobre la judaización del pensamiento eclesiástico se realiza ya con profusión desde el siglo IV y al parecer con brío a partir del VI (Ver: KOTTJE, R., Studien zum Einfluss des Alten Testament auf Recht und Liturgie des Frühen Mittelalter (6-8 Jahrhundert),. Bonn, 1970. Y aun admitiendo y afirmando una evolución sin la que no es posible entender el tiempo que dura un milenio, vamos a tratarlo unitariamente porque hay muchas más semejanzas que diferencias y por la necesaria condición que exige este tipo de trabajo.). La situación de las tierras que habían formado parte del Imperio Romano había sido muy diferente en unos casos y en otros. La tradición de la cultura antigua se habían mantenido de modo diverso en cada lugar. La evolución religiosa de cada región había ido a ritmo distinto. Los que se han atrevido a hablar con alguna competencia sobre el tema han puesto de relieve algunas características antropológicas comunes, y entre ellas hay que considerar en primer lugar lo que pudiéramos llamar: la "inflacción" de la religiosidad (5. VOGT, J., op. cit., p. 57: "Con ello llegamos al terreno donde el siglo III desarrolló una producción original, el terreno de la religión...: Las noticias literarias, las inscripciones y papiros, al mismo tiempo que las representaciones plásticas y los monumentos arquitectónicos nos demuestran el hecho de que los hombres de esta época están penetrados de una nueva fe religiosa... Ahora irrumpieron de nuevo aptitudes de esta clase primitiva y cambiaron toda la mentalidad. Muchos hombres habían experimentado que el conocimiento de la verdad no se puede alcanzar por investigaciones humanas, sino por las visiones y revelaciones de la divinidad. En la búsqueda de la verdadera piedad no se contentaban con el sacrificio de víctimas, sino que se entregaban a la oración, el silencio y la contemplación y buscaban la unión con la divinidad mediante la liberación del mundo corpóreo, la elevación del yo y el éxtasis. La religiosidad de esta época tardía conservó un carácter místico. Para completar este cuadro debemos añadir que junto a ello encontramos formas de superstición y prácticas de magia de un carácter completamente primitivo.." Ver también ROSTOVTZEFF, M., Historia social y económica del Imperio Romano, vol II, Madrid 1962, p. 454).

     En esa religiosidad el rasgo quizá más característico es su doctrina sobre Dios y su búsqueda del mismo a través de la gnosis (6. VOGT, J., op. cit., p. 63: "Esencial para el hermetismo es la doctrina de un dios único superior a todos los demás, creador del mundo, y del peligro de los hombres abandonados a las pasiones y con ello al mundo del mal, al mismo tiempo bajo el influjo de los astros y de los demonios y que vive en angustia de ser castigado por sus pecados después de la muerta. En este apuro la revelación de Hermes otorga la liberación para los escogidos, da la sabiduría mediante la iluminación y conduce al conocimiento de dios. El sabio puede descansar en Dios y dice: '¿A dónde debo yo mirar para alabarte, arriba, abajo, adelante o atrás?. Todo está en ti, todo es tuyo, tú lo das todo y no tomas nada, pues lo tienes todo y nada se dará que tú no tengas. El hecho de dirigirse a los escogidos demuestra que el hermetismo no creó grandes comunidades de culto, sino pequeñas sectas de carácter profético. Aunque los textos son contradictorios, la revelación de Hermes se había dirigido a hombres de las clases ilustradas y mediante la doctrina del viaje celeste de las lamas y de la ascensión del hombre a dios había conducido en gran medida a una piedad mística. El verdadero conocimiento de dios que se alcanza mediante la visión de dios se llama gnosis en los escritos herméticos".). Las antiguas doctrinas pitagóricas y platónicas habían seguido siendo cultivadas y el neoplatonismo tardío a través de Ammonio Sakas influye profundamente tanto en Orígenes como en Plotino, cuyas doctrinas en lo que toca a la búsqueda de Dios coinciden con las corrientes más populares de la mística pagana.

     Esa búsqueda de Dios va realizada en medida suma en el surgimiento y auge del monacato. En él se cumplió la retirada completa del mundo, e incluso se distanció al final de la iglesia episcopal, que se había asegurado su puesto en el Estado cristiano. Ciertamente en la cuestión del origen del monacato cristiano hay que recordar que la exigencia de la abstención de los goces de la vida natural se ha manifestado y desarrollado de muchas maneras en las antiguas religiones. Sin embargo, el modelo de la ascesis cristiana fue siempre el Señor mismo, que mediante sus vigilias y oraciones, mediante su pobreza absoluta y su renuncia al matrimonio, había dado la norma y exigido la pobreza para los discípulos perfectos (7. VOGT, J., op. cit., p. 164, donde además aclara el surgimiento diacrónico de las varias notas que aquí estamos recogiendo: "A dondequiera que miremos, surge la consideración de que la elevación del cristianismo a religión estatal puso en peligro la pureza de la fe y que la extensión de la Iglesia a religión popular redujo a segundo plano la decisión consciente personal de los creyentes. Los rasgos humanos, con frecuencia demasiado humanos, de la piedad litúrgica habían encubierto gran parte de la seriedad e interioridad de la época de las persecuciones. Pero aquí, como tantas veces a lo largo de la historia del cristianismo, las incursiones peligrosas en el mundo fueron compensadas por nuevas formas de abnegación y espiritualización. ¿No parece una especie de compensación de la tendencia constantiniana hacia la secularización, el hecho de que en el siglo IV se haya producido el gran viraje hacia el ascetismo, y que el monacato haya adquirido formas duraderas ?").

     Una gran estima de la virginidad surgió también a lo largo del siglo IV que fue un nuevo color para el ascetismo (8. VOGT, J., op. cit. p.211. También y con gran fuerza lo formula Babut en su obra sobre el priscilianismo: Priscillien et le priscillianisme, Paris 1909. P. 60.). Marcará la vida de toda la Edad Media incluso en lo más llamativo de la faz de la Iglesia por ejemplo con el celibato sacerdotal.

     Un cuarto punto en el que coinciden los especialistas es en el tema de la "humilitas", de la humildad como postura vital de las concepciones y cosmovisiones de la época (9. ROSTOVTZEFF, M., op. cit. p. 470.471.480). Es a partir de todos estos variados puntos de referencia como se forja y funciona la vida espiritual, en su más amplio sentido, en la Edad Media.

     Otras notas subsidiarias (10. Decimos subsidiarias porque los mismos expositores así lo entienden. Dice VOGT, op. cit. p. 159: "Todo el proceso se ha denominado a menudo paganización del cristianismo o incluso el retroceso de los cristianos a un estadio arcaico de la religión y se ha hablado de una traición formal a la comunidad primitiva del Evangelio. De hecho, la Iglesia siguió un camino peligroso, pero era el camino necesario a toda religión en su paso por el mundo... La actuación de la comunidad cristiana necesitaba cierta medida de actos culturales obligatorios, suponía la creación de los lugares, pinturas y símbolos sagrados, y se proponía también acuñar la vida pública con el sello cristiano... Ahora se entró en un momento muy agudo, pues la adecuación al Estado trajo consigo la tentación de caer en lo profano, y el acceso de las masas de nuevos cristianos acarreó la adopción de las formas culturales paganas ) pero distintivas de los tiempos, que complementan y determinan las ya indicadas son fundamentalmente dos: el culto a los santos y a sus reliquias (11. VOGT, J., op. cit., p. 162: "Ahora adquirió gran importancia en la liturgia cristiana el culto a los santos. También los cristianos primitivos habían invocado la intercesión de los santos, visitado sus tumbas y celebrado el aniversario de su muerte... Ahora los mártires son elevados, como portadores de fuerzas sobrenaturales, a la categoría de protectores de los hombres individuales y de ciudades enteras; su culto fue tan popular, que, en algún aspecto, aparece como sucesor de los antiguos héroes... Pronto se pasó a ocultar las reliquias debajo de los altares en las iglesias construidas, que en su lugar de emplazamiento no tenían relación alguna con un martyrium ...Pero en la masa de la población se introdujeron, junto al culto a las reliquias, también ideas mágicas...") y complementariamente las peregrinaciones a los lugares sacrales (12. VOGT, J., op. cit, p. 163: "El árbol de la piedad cristiana produjo continuamente nuevas flores...había peregrinaciones en el A. T.... En el mundo grecorromano se visitaba por costumbre las tumbas de los héroes y aún más los templos de los dioses salvadores. Por ello a partir de la época constantiniana se hicieron frecuentes los viajes a Palestina, Tierra Santa y se actualizaba en los creyentes los sucesos de la Redención con la visita a los Santos Lugares.." ).

 

FUENTES Y PLATAFORMA DE INTERPRETACIÓN DE LAS MISMAS

     Con marasmo que crea la invasión de los bárbaros, toda la Romanía queda desbaratada. Hay lugares en los que el desastre no es tan completo y esos servirán de punto de referencia para la recuperación. Del mismo modo que un punto de referencia obligado será el Imperio de Oriente en general y su capital Constantinopla en particular. De todos estos puntos, así como de la propia memoria histórica beberán para ir construyendo un nuevo orden; pero está claro que cada uno tendrá que interpretar y formular por su cuenta y así surgirán modos de vida bastante diversos dentro de la geografía del antiguo Imperio Romano.

     Es claro y ha sido siempre reconocido que en la tierra de la península italiana la fuerza de la tradición ha sido mucho mayor que en otro puntos. Esto es evidente en el ámbito del arte, ya que allí la tradición clásica era mucho más profunda. En los tiempos ostrogóticos hubo un renacimiento marcado y la presencia bizantina coadyuvó mucho a que no se perdiera del todo la memoria histórica. No debe ser casualidad que allí fuera donde nació y formuló su regla San Benito de Nursia. Del mismo modo en Hispania fue diferente la situación en tierras levantinas que en la zona del NO peninsular.

     Por ello hay que pensar que en la configuración de la vida espiritual y cultural medieval en los primeros momentos debió haber unos rasgos diferenciales grandes entre las distintas regiones y gentes. Se ha hablado mucho de las variedades y extravagancias (en el sentido etimológico del término) del monacato sirio u oriental en general (13. DOM J.-M. BESSE, Les Moines d'Orient antérieurs au Concile de Chalcedoine (451), Paris 1900, sobre todo en el capítulo 2: "Les diverses sortes de moines", p 19-56.); pero es más que probable que no fuera muy diferente la situación en el monacato occidental antes del siglo XI, cuando la regla benedictina se extendió por todas partes.

     Y no debió ser muy diferente la situación en la vida de las ciudades y en los monasterios, en buena medida porque tras un período de divergencia muy pronto ambas realidades se funden en un solo espíritu y en una sola forma de concebir las cosas.

     No hay estudios hechos al respecto y probablemente no sean fáciles de hacer dada la carencia de las fuentes; pero hay unos cuantos datos a tener en cuenta. Primero que no hay un modelo hecho que se haya impuesto. Cada "hombre santo" con capacidad de liderazgo compone una regla religiosa para atender a las formas de vida de los consagrados. Hay regla de San Agustín, regla de San Fructuoso, regula incerti autoris, reglas orientales, regla benedictina, y hay monacato priscilianista (14. Ver el volumen de la BAC sobre reglas monásticas: CAMPOS, J. y ROCA, I., Santos Padres Españolas. II. San Leandro, San Fructuoso, San Isidoro. Reglas monásticas de la España Visigoda. Los tres libros de las Sentencias, Madrid, BAC n. 321, 1971.), etc. Todo ello indica una etapa, por así decirlo, "constituyente" en la que cada comunidad tras haber decidido seguir la regla de un maestro, luego tenían que configurar las formas concretas de cumplirla (15. Cuando se leen los capítulos de la obra de PÉREZ DE URBEL, J., Los monjes españoles de la Edad Media, Ancla, 2ª edición, 1945, se experimenta una sensación de inseguridad en la redacción, de que el autor hizo lo que pudo, pero lo dijo de manera excesivamente concordataria y sin querer plantear las discrepancia y el estado de al menos no pequeño desorden que reinaba en el tema.).

     Cuando uno se asoma a la arqueología, sobre todo después de que ya el tema de los monasterios rupestres son algo aceptado comúnmente, se experimenta la sensación de que las cosas fueron mucho más complejas a como suelen imaginarse si se atiene únicamente a las letras de los pocos textos existentes.

     A este respecto sería muy interesante desvelar el misterio encerrado en la iglesia excavada por Taracena (16. B. Taracena: Excavaciones y exploraciones en la provincia de Soria y Logroño", Mem. de la JSEa, 86, Madrid, 1927, pp.38 ss. URBANO ESPINOSA RUIZ "La iglesia hispano-visigoda de Albelda. Avance de las excavaciones de 1979. Cuadernos de investigción Histórica. Tomo IX, fasciculo I. Logroño 1983.) en 1928 y la descubierta por Urbano Espinosa cincuenta años después a pocos metros de la primera, todas dos en las cercanías de las cuevas donde con seguridad se asentaba el Monasterio de San Martín de Albelda. Y relacionarlo con la Regla escrita por el Abad Dulquito para 'monjes y monjas', sin duda uno de los monasterios mixtos que tanto proliferaron en esta España medieval y que pervivieron hasta bien entrado el s.XII a pesar del encono de la iglesia oficial por erradicarlos (17. "Y es del todo inconveniente que en vuestra región vivan monjes con monjas, según hemos oído, y para cortar esto esté al acecho tu experiencia para que los que están juntos, sean separados en habitaciones alejadas, según parezca mejor a tu opinión y al consejo de hombres religiosos, y que no se perpetúe esta costumbre para siempre" (Historia Compostelana, trad. De Emma Falque Rey, Madrid, 1994, p.92) citado por I.BANGO TORVISO en "Actas del Simposio sobre la Cabecera Tardorrománica Calceatense". Logroño, 1999.).

     Y cuando alguien se pone a estudiar algún punto en concreto se le abre un abismo bajo los pies al constatar, por ejemplo, que los seguidores de la regla de San Agustín, cada uno interpretaba la Regla por su cuenta, sin más que el texto en sus manos, y cuando nos enteramos de que los agustinos no se configuran en una orden que agrupa a los diversos monasterios hasta el siglo XIII.

     Este es probablemente el punto de partida sobre el que hay que situarse para poder investigar la vida espiritual y cultural del medioevo, por lo menos hasta el auge del monacato benedictino, del estilo románico y del urbanismo a partir del siglo XII.

 

LA VIDA DEL ESPIRITU EN TIERRAS DE LA RIOJA

1. Los "Puntos Cardinales" para la orientación de la vida espiritual.

     Como es propio de los momentos de crisis, los dos puntos de referencia son Dios, concebido según las categorías de la época (18. GONZÁLEZ BLANCO, A., "La configuración del cristianismo como religión cósmica. El testimonio de San Juan Crisóstomo", Antigüedad y Cristianismo VII, 1990, 301-312.); las estructuras políticas, que en el comienzo de la época que comentamos son el Emperador, el Rey, y algo más adelante cada Señor territorial; y los "signos" que en cada momento sirven de indicadores.

     Al comienzo son el emperador y luego el rey, pero a partir de la reconquista y a lo largo del resto de la Edad Media, quizá los signos más relevantes, aunque no sean los más importantes teóricamente, son las parcelaciones del territorio en los correspondientes señoríos.

     Y la Iglesia, que se ve condicionada a asumir una misión en la que se entrecruzan hasta confundirse, elementos espirituales y factores sociopolíticos, acabó convirtiéndose en agente determinante no sólo de la vida espiritual de los individuos, sino incluso en guardiana, garante y promotora del orden jurídico-temporal de los pueblos.. Imperio e Iglesia no son más que dos aspectos determinantes de una única realidad histórica: la respublica christiana, concebida como la totalidad de los creyentes en Cristo (Cristiandad) que, en definitiva, no constituían más que una gran Ecclesia regida por las dos espadas, la del Emperador y la del Papa (19. Cfr. CALVO ESPIGA, A., "Implicaciones jurídico-canónicas de la relación entre la iglesia y la comunidad política, Vitoria 1984, p. 27-32. Id. "Santo Domingo de la Calzada, pionero de la laicidad en Europa". Scriptorium Victoriense Vol. XXXXVIII, 1991).

2.- Las concreciones: La sociedad cerrada.

     Lo que más llama la atención a la mente de un observador actual es la forma como esos principios cuajaron en normas concretas de comportamiento. Así por ejemplo una teología completamente abierta como era el mensaje de Jesucristo acaba concretándose en una posición totalmente cerrada como postura espiritual y temporal. Ya desde Teodosio se había prescrito una religión sola para religión oficial del Estado y desde San Agustín había comenzado a plantearse y a aceptarse el tema y problema de la coercitio, del uso de la fuerza del poder secular en la represión de posturas ajenas a la espiritualidad cristiana. Se va creando "una sociedad que es capaz de anexionarse por la fuerza nuevos miembros (compelle intrare), pero que excluye a los demás, que se caracteriza por un verdadero racismo religioso. La pertenencia al cristianismo es el criterio de sus valores y de su actuación. La guerra, que es un mal entre los cristianos, es un deber contra los no cristianos. La usura, que está prohibida entre cristianos, les está permitida a los infieles, es decir a los judíos. Porque los otros, todo ese mundo confuso de paganos que la cristiandad rechaza o mantiene fuera de sus fronteras, existen también en su seno y son el objeto de exclusiones que veremos más adelante".

     "Aquí sólo queremos definir en sus horizontes espaciales esa cristiandad medieval que, entre las dos direcciones que podía tomar el Cristianismo, la de religión cerrada, propiedad del pueblo elegido y nacida del Antiguo Testamento, y la de religión abierta, con vocación universal, trazada por el Evangelio, se ha cerrado en el particularismo..."

     "La tendencia de la cristiandad hacia la clausura se pone de manifiesto en su comportamiento con los paganos. Ya antes de Gregorio Magno, los monjes irlandeses se habían negado a evangelizar a sus detestados vecinos anglosajones, a quienes querían confinar en el infierno y no arriesgarse a encontrarlos en el paraíso. El mundo pagano fue durante muchos años una gran reserva de esclavos para el comercio cristiano, ya fuese ejercido por los mercaderes cristianos o por los judíos en terreno cristiano. La conversión que agotaba ese fructuoso mercado no se llevó a cabo sin vacilaciones...La Cristiandad medieval estuvo muy lejos del ecumenismo"(20. LE GOFF, J., La civilización del Occidente Medieval, Barcelona 1999 (1964), p. 129ss).

3. La orientación concreta.

     En La Rioja tenemos la gran suerte de poder contar con algunos elementos importantes para asomarnos a la realidad espiritual de aquellos tiempos difíciles. Son por una parte la obra de Prudencio y por otra la vida y obra de San Millán de la Cogolla. Es seguro que Prudencio no es el arquetipo de la manera de pensar y de ver las cosas de toda la población de nuestra tierra en el final del siglo IV y comienzos del V; pero una cosa es clara, el que Prudencio, un prohombre de la vida del Imperio escribiera su obra en Calahorra debió tener una enorme influencia en la configuración de la mentalidad de una buena parte de nuestros antepasados, para quienes la voz de los poderosos era casi voz del cielo. Y si bien es cierto que las gentes de los campos, que vivían aislados quizá siguieron con sus creencias ancestrales, la cultura que ocupaba la calle era la que Prudencio definió, con las variantes que, inevitablemente, la interpretación de cada uno deba de los diversos temas (21. Sobre la aportación de Prudencio y su interés para entender el cambio de época que supone la composición de sus obras ver GONZÁLEZ-BLANCO, A., "Las nuevas coordenadas de la polémica pagano-cristiana a fines del siglo IV: El caso de Prudencio", La religión romana en Hispania, Madrid, Ministerio de Cultura, 1981, 417-426.).

    En las tierras de La Rioja actual, muy poco antes de las invasiones del 409 la fuerza de la religiosidad emergente había polarizado en Cristo, la tensión que por todas partes llevaba ya para entonces hacia la forma de vida virginal estaba presente y se formulaba en los dramáticos versos de la Hamartigenia y Psychomachia, con sus personificaciones de vicios y virtudes en lucha a muerte. Así como pesaba también en las ideas y conciencia de aquellos momentos el problema del mal tan candente en el modo de pensar de la filosofía de Mani, que era tratada de forma más o menos consciente en la misma Hamartigenia.

     La búsqueda de Dios como elemento central de esa religiosidad encuentra en el Cathemerinon una serie de fórmulas para alcanzar ese ideal en una gnosis adquirida a través de una forma de vida ascética para la que se componen himnos y oraciones rituales.

     Prudencio es también una muestra eminente del espíritu con el que comienza la Edad Media en su Peristephanon y esa importancia del elemento mediático, como es el culto a los santos, propio de estos siglos, aquí aparece con las más altas cotas de interés y de formulación que hemos heredado de los siglos que contemplamos.

     Del mismo modo que la visión unilateral y unilineal de las cosas que también se impone en estos siglos, aparece en sus cantos polémicos Contra Symmachum.

     Sabemos que Prudencio practicó lo que cantó, y sabemos que viajó a Roma en los primeros años del siglo V para dar culto a San Pedro en su tumba y en sus reliquias y creemos intuir que se había retirado a su ciudad natal para vivir una vida en algún modo de retiro.

     Pero del auge del eremitismo en nuestra tierra tenemos un ejemplo eminente con la vida de San Millán de la Cogolla. Es de sobra conocido y quizá no sea este el lugar de detenernos en exponerlo. Es, sin embargo, indispensable, recordarlo. Estamos ante un hombre que, a diferencia de Prudencio, no llega a la fe en un mundo letrado. Se trata de un pastor que oye la llamada de Dios, que va a aprender a discernir los espíritus a la vera de un "hombre santo" iniciado, San Félix de Bilibio. San Millán se retira a las faldas de los montes Distercios, y obligado por su obispo a ser pastor de la grey de Cristo, acaba en la pura contemplación y búsqueda de Dios, del que se convierte en "profeta" en el más original sentido del vocablo cuando tiene que salir a las variadas misiones que nos comenta su biógrafo S. Braulio de Zaragoza. San Millán es un "hombre de Dios", es un "profeta", es un "anacoreta", en un "hombre virgen", es un prototipo de la época.

    San Millán es, además, un hombre cuya vida nos abre unos horizontes impresionantes del fenómeno rupestre, que tanto y tan variopinto se puede contemplar en todo este valle medio del Ebro. Es, con fuentes literarias que lo aclaran, un especimen de tantos otros que vivieron una vida similar a la suya, refugiados, también ellos, en cuevas que han quedado como interrogante y claraboya de la vida del espíritu en nuestra tierra. Y es también un punto de referencia en el tema también definitorio del espíritu de la época, un centro de peregrinación de los que configuran la vida de las comunidades creyentes en estos siglos.

     Y tenemos, además, una arqueología riquísima en sugerencias que acentúan la idea ya indicada de que no debió haber uniformidad entre los primitivos eremitas de la región. Aparte de que, como ya ha sido indicado el priscilianismo con sus peculiaridades, a juzgar por las noticias y concilios que se ocupan del tema, floreció en el triángulo que determinan Astorga, Zaragoza y Burdeos (y La Rioja está en el centro de tal triángulo), los datos arqueológicos de los valles del Ebro y de sus afluentes presentan características muy peculiares, pero en ningún modo uniformes; por lo que se puede suponer que la variedad fue una nota muy clara del fenómeno.

     Y no hay que olvidar que la Edad Media dura un milenio y que hay una notable variación de puntos de vista a lo largo de los siglos que consideramos. En la Rioja es muy destacable las nuevas formas que adopta la vida religiosa con figuras como la de Santo Domingo de la Calzada, inserto en un mundo móvil y dinámico, al cual contribuye de una manera sumamente llamativa, firmemente asentado en una nueva época.

     Y de modo semejante las ideas que han servido de base al San Millán matamoros individualizan unos tiempos igualmente nuevos.

4. La santidad.

     Es difícil hablar de la santidad en abstracto. Podemos hablar de los "hombres santos" en concreto y destacar algunos de los rasgos por los que fueron socialmente eminentes. "Causa emoción a los más cultivados y más eminentes representantes de la nueva élite cristiana, conscientes de su indignidad frente a los más refinados puristas, renunciar a lo que aún poseen o podrían adquirir en el campo del refinamiento intelectual para ponerse al alcance de sus fieles. La postura que eligieron fue la de rebajarse para conquistar. Ese adiós a las letras antiguas, dado a veces con pleno conocimiento de causa, no es el aspecto menos emotivo de la abnegación de los grandes jefes cristianos de la alta Edad Media. Así se expresa Cesáreo de Arlés: "Pido humildemente que los oídos de los letrados soporten sin lamentarse mis rústicas expresiones, con el fin de que todo el rebaño del Señor pueda recibir el alimento celestial en un lenguaje sencillo y sin pretensiones. Puesto que los ignorantes y los sencillos no pueden elevarse a la altura de los letrados, que los letrados se dignen descender hasta su ignorancia. Los hombres instruidos "pueden comprender lo que se ha dicho a los sencillos", mientras que los sencillos no son capaces de sacar provecho de lo que se diga a los cultos" (22. LE GOFF, J., La cultura del occidente medieval, Barcelona 1999, p. 101. ).

     Y no solamente fue la humildad una virtud a destacar en solitario. La eficacia fue quizá aún más digna de relieve: "El trabajo que había que hacer era inmenso. Cuando se leen los textos jurídicos, los cánones de los sínodos y de los concilios, los artículos de los penitenciales de la Alta Edad Media, queda uno perplejo ante la tarea a la que se enfrentaban los líderes de la sociedad cristiana. Precariedad de la vida material, barbarie de las costumbres, penuria de todo bien económico o espiritual. Esa enorme desnudez exigía almas fuertes, que desdeñasen las sutilezas y los refinamientos, deseosas tan sólo de triunfar" (23. LE GOFF, op. cit.. p. 102.).

     Así santidad es un concepto que aparte de los componentes fundamentales de la fe en Dios y de la propia vivencia de los santos, agrupa como nota característica también el ser pilar de la sociedad contemporánea. No es casualidad que la cronología de aquel tiempo, sobre todo al principio de la Edad Media, se haga en base a los "hombres santos" y que tales hombres santos tengan como nota más característica el de haber sino personas que nunca quisieron usar de sus semejantes, sino que siguieron el ejemplo de Cristo en el camino del anonadamiento y de la cruz en bien de sus hermanos (24. Definir lo que fue la santidad en la Edad Media es harto difícil. Hay mil facetas y en cada santo hay distintas posibilidades. El fondo es siempre el mismo: una postura de total entrega a Dios. Las formas en que tal entrega se manifiesta dependen de la coyuntura vital en que se realiza, de los condicionantes culturales y mentales. Ver lo que dice LE GOFF, op. cit., p. 313: "(En la Edad Media, ya a partir del siglo XII) Los santos también se transforman. Además de los signos externos, tradicionales, de santidad se exige de ellos, cada vez con mayor insistencia, la pobreza y la caridad. La influencia moral, el apostolado tienen ya más valor que las proezas taumatúrgicas o ascéticas. Los santos del siglo XII habían enterrado su ideal en la vida mística. Étienne Gilson ha podido hablar del "socratismo cristiano" de san Bernardo. Ahora bien, según André Vauchez: "El santo tradicional del siglo XII es una persona que se abstiene, que rehusa, y cuya santidad presenta un aspecto un poco "rechinante". El santo del siglo XIII no es menos exigente consigo mismo que su predecesor, pero se nos aparece menos hierático, más sonriente, en una palabra, más abierto y más positivo en sus virtudes. La pobreza de San Francisco de Asís no es solamente la negativa a poseer y a adquirir. Es una actitud nueva frente al mundo..." El santo ya no tiene necesidad de belleza física. "Un día, cuentan las Florecillas, en que habían llegado hambrientos a una aldea, fueron, según la regla, a mendigar pan por el amor de Dios; san Francisco se dirigió a un barrio y el hermano Masseo a otro. Pero, como san Francisco era hombre de aspecto no demasiado despreciable y de pequeña estatura, por lo que pasaba por un vil pobrecillo ante quienes no lo conocían, no recogió más que algunos bocados y restos de pan seco; pero el hermano Masseo, por ser un hombre alto y de bella presencia, le dieron muchos trozos, grandes y hermosos, y panes enteros." ).

     La Rioja ha sido "tierra de santos" y lo ha sido sobre todo a lo largo de la Edad Media, los nombres de Emeterio y Celedonio, Félix de Bilibio, Millán de la Cogolla y compañeros eremitas, Santa Aurea de Villavelayo, Formerio, Prudencio de Monte Laturce, Tirso de Arnedillo, Domingo de la Calzada, los renombrados cenotafios de Santa Coloma, y de las Santitas de Bezares, y tantos otros de los que no ha quedado memoria, si no es enmascarada en algún topónimo hoy ya mal comprendido.

 

LA VIDA COTIDIANA

     Dejamos de lado tanto los problemas de la vida física, como los de supervivencia y de progreso material, por no ser ese el horizonte de nuestra exposición y porque se tratan en otro capítulo de este libro. Aunque por la enorme relación que tiene que la vida eremítica no podemos dejar de señalar el interés del poblamiento rupestre precisamente en los innumerables restos rupestres que del mismo han quedado y porque no pocos de ellos o son iglesias o tienen una íntima relación con ellas. No nos ocupamos del tema porque hay también otro capítulo en este mismo libro que trata específicamente de tal cuestión.

     La vida cotidiana afianza sus estructura mentales, religiosas y culturales en torno a los lugares sagrados, que para cada comunidad, si no está organizada en torno a un centro más importante, es el edificio de la iglesia o capilla parroquial, o son los lugares sagrados manifestados como tales por alguna epifanía de lo religioso.

     Desde los primeros tiempos medievales las iglesias han sido lugares de culto y lugares de cultura, por lo menos de la cultura que se da en el diálogo entre vecinos. En las iglesias se reunían para tratar toda clase de asuntos: de problemas jurídicos, de proyectos arquitectónicos, de solución a problemas de convivencia.

     La catequesis parroquial ha sido una forma de escuela a lo largo de toda la historia de la Iglesia. Y en el entorno de esta catequesis religiosa ha surgido también el primer teatro medieval, cuya razón de ser era acercar los misterios de la salvación al hombre.

     La decoración de las iglesias ha sido una fuente de interrogantes planteados al espectador sobre los que se ha interrogado en cada visita que allí hacía (25. Sabemos que la riqueza en el terreno de la iconografía ha sido incomparablemente mayor de lo que hoy podemos constatar. Las actuales iglesias renacentistas se han construido muchas veces sobre la anterior iglesia gótica o románica que fue destruida para construir la actual. Así se han recuperado recientemente en La Rioja los retablos de pintura mural de El Collado, Arenzana de Arriba y restos de Baños de Río Tobía, ocultos tras retablos renacentistas de madera. Y los retablos de los siglos XV en adelante han solido substituir a retablos más antiguos que han desaparecido. Imágenes concretas han sido halladas enterradas en las mesas del altar de retablos de las iglesias y así sucesivamente. El arte ha sido algo utilizable y utilizado y cuando o bien se estropeaba a venían nuevos modos de expresión el antiguo se retiraba y/o se destruía y se elaboraban nuevas obras de arte más significativas para el pueblo que las hacia o las encargaba. Así aparecieron enterradas las imágenes de la Virgen de Aradón en su ermita de Alcanadre y un Cristo en la cruz del s. XIII en el claustro de la catedral de Santo Domingo de la Calzada.).

     La predicación ha sido un problema que trascendía con mucho a la vida meramente local. Ya sabemos por el caso de San Millán, que al no haber monjes con capacidad y suficiente sabiduría para predicar en la fiesta del Santo, San Braulio les compone la vida del santo para que la lean en el día de la fiesta como homilía.

     De los problemas que planteaba la predicación han surgido algunos de los documentos más importantes de nuestra tradición escrita: LA GLOSAS castellanas, vascas y árabes.

     El ciclo litúrgico era también una fuente de inspiración y aculturación del pueblo. Con la marcha de la celebración del año litúrgico, el cristiano se abría al Antiguo Testamento en el Adviento, a la historia de Jesús en el resto del año, y a la historia de la Iglesia en la celebración del culto a los santos y en particular de las peregrinaciones.

     Es la tradición oral la que nos interesaría poder recoger más a fondo, pero solamente la intuimos en los romances y en los cuentos populares, que por desgracia sólo se han conservado en pequeña medida.

2. Los ritos propiciatorios y apotropaicos.

     Fue común en el mundo antiguo el uso de exvotos en sus santuarios. Y algo parecido ocurrió en el mundo cristiano.

     Aparte de la peregrinación y del culto a las reliquias de que hablamos en otro apartado, el primer y más importante rito es probablemente la sepultura "ad sanctos", junto a la tumba de los mártires (26. El tema de las sepulturas medievales tiene una abundantísima bibliografía para los primeros tiempos del Medievo ya que se trata juntamente con los temas de la arqueología funeraria tardorromana. Ver por ejemplo PÉREZ RODRÍGUEZ-ARAGÓN, F. y MARTÍN MONTES, M. A., "La necrópolis tardorromana de 'La Cañadilla' (Torre de Peñafiel, Valladolid) y la dualidad funeraria de época visigoda", en I Curso de Cultura Medieval (Aguilar de Canmpoo, octubre 1989, Actas, Leon 1991, p 161-176; ABÁSOLO ÁLVAREZ, J. A., PÉREZ RODRIGUEZ, F. y CORTES, J., "Notas acerca de la tardoantigüedad en tierras palentinas. El Mundo funerario", Actas del III Congreso de Historia de Palencia, Palencia, Excma Diputación Provincial, 1993, 209-237; ABÁSOLO ÁLVAREZ, J. A. y PÉREZ RODRIGUEZ-ARAGÓN, F., en FÁBREGAS VALCARCE, E., PÉREZ LOSADA, F y FERNÁNDEZ IBAÑEZ, C.,(Eds), Arqueoloxia da Morte na Pênínsuola Ibérica desde as Orixes ata o Medievo, Xinzo de Limia 1995, 292-306; CAMPOS, V., "Las sepulturas medievales. Introduccion a su estudio histórico", Acta Historica et Archaeologica Medievalia, Barcelona, Facultar de Geografia i Historia, 2997,525-544. Pero los problemas de la etapa ya plenamente medieval son otros. Ver: ORLANDIS, J., "La elección de sepultura en la España medieval", en La Iglesia en la España visigótica y medieval, Pamplona, EUNSA; 1976, 257-306.).

     Otros ritos de mucho relieve teatral y mental son los "juicios de Dios" y "ordalías". La antropología medieval es difícilmente inteligible para un espíritu cultivado moderno. El principio científico más importante es el dogma de la creación del mundo por Dios, lo cual, unido a la inflacción de lo religioso de que hemos hablado antes hace que "lo que arrastra la adhesión de los espíritus medievales no es lo que se puede observar y probar mediante una ley natural, mediante un mecanismo regularmente repetido. Al contrario es lo extraordinario, lo sobrenatural o, en todo caso, lo anormal. La ciencia misma tomó por objeto con mayor interés lo excepcional, los mirabilia, los prodigios. Terremotos, cometas, eclipses, esos son los temas dignos de admiración y de estudio. EL arte y la ciencia del Medioevo acceden al hombre mediante el extraño rodeo de los monstruos" (27. LE GOFF, J., La civilización del Occidente Medieval, Barcelona 1999, p. 295.).

     Así son particularmente propios de esta época histórica los usos aludidos de los "juicios de Dios". También debieron existir en esta tierra riojana. A ellos, de algún modo se hace mención entre los milagros de San Millán primero y en el milagro del gallo en Santo Domingo de la Calzada más tarde. Imaginamos, no sin fundamento, que entre ambos se podrían contar muchos otros ejemplos si se hubieran conservado fuentes. Desde luego en las piadosas leyendas se han conservado y las misma apariciones de imágenes son algo que puede insertarse en este apartado (Valvanera; etc.).

 

LA CULTURA POPULAR: LENGUAJE LÉXICO, CUENTOS Y ROMANCES

     El estudio de la cultura popular está en sus comienzos. Sólo se han estudiado las obras literarias mas o menos notables, pero la selección ha sido realizada por la marcha de los tiempos y no por razón alguna o criterio alguno concreto. Sólo muy recientemente se están estudiando la toponimia, los léxicos, las glosas y documentos del género; pero falta plantear las preguntas pertinentes a todos los documentos literarios o culturales en general.

     El pueblo en todos los tiempos ha alimentado su curiosidad con investigaciones propias de las cosas que le producen particular atracción, como es el diálogo, y la recitación.

     La Rioja fue cuna de romances que siguen vivos hasta el día de hoy; la tradición de los cuentos y leyendas populares en su mayoría están perdidos, pero no hay duda que existieron y que fueron numerosos. Sólo han quedado los que tienen que ver con leyendas sagradas y algunos cuentos, quizá, que hayan sido recogidos por los escritores incidentalmente en sus novelas. Y dígase lo mismo de los refranes.

     El léxico de La Rioja según sus más recientes investigadores remonta a épocas prerromanas (28. PASTOR BLANCO, J. Mª, Estudio del dialecto altorriojano en los valles de Canales, del Brieva y del Urbión, Logroño, septiembre de 1997, (lamentablemente aún no publicada)) y eso indica una cultura que tiene continuidad desde entonces, cosa que es imposible sin la lengua y existiendo ésta hay sin lugar a dudas, una tradición léxica y concomitantemente literaria.

     Cuando alguien surge con estro poético recoge estos temas y esta "sabiduría" popular y los eleva a categorías poéticas. Y cuando ese alguien se llama GONZALO DE BERCEO nos encontramos ante el primer gran poeta de la lengua castellana.

 

DE LA "HUMILITAS" A LA "GLORIA"

     Si la conciencia espiritual del hombre de la Antigüedad Tardía fue la "humilitas" al final de la Edad Media podemos comprobar no sólo en las coplas de Jorge Manrique sino en toda la serie de mausoleos que encontramos por doquier y muy concretamente en La Rioja un ansia de pervivencia humana, un gusto por la "gloria". En el centro de este proceso está el auge poderoso del urbanismo a partir del siglo XI. Es la hora de las catedrales y del incremento del comercio, de los contactos intelectuales y de la búsqueda de información con la que mejorar el estado de vida. Es la hora de los Señoríos en La Rioja y de Santo Domingo de la Calzada, de su catedral y del camino de Santiago.

     El hombre riojano medieval vive esa evolución con intensidad. No hay en toda la Península Ibérica una zona donde la huella de los durísimos primeros tiempos medievales sea más firme que en La Rioja, del mismo modo que es la tierra en la que primero florece la literatura, manifiesta en la figura insigne de Gonzalo de Berceo, y es uno de los puntos umbilicales de la Península en la hora de asistir al cambio de mentalidad con el advenimiento del Renacimiento, muy visible en la historia del monasterio de San Millán de la Cogolla.

 

LAS PEREGRINACIONES

     Entre los signos de los tiempos lo más notables han sido las "epifanías" de lo divino en imágenes (Valvanera; Lomos de Orio; Nájera; etc) o la presencia de reliquias, cualquiera que sea el modo como han llegado.

     Ya hemos podido constatarlo en la vida misma de Prudencio y su viaje a Roma.

     Cada santuario de un relieve notable se convirtió en centro de peregrinación. Muy notables son Calahorra con sus dos mártires.

" A partir de los años 1040-1050 el fenómeno de la peregrinación adquirió unas dimensiones y una diversificación desconocidas hasta entonces, al tiempo que se opera una serie de cambios ideológicos, religiosos y sociales, ayudados, a veces originados, por la irrupción de un nuevo estilo de piedad y de un floreciente renacimiento tanto en el mundo jurídico como en el técnico y económico" (29. CALVO ESPIGA, A.,. "Santo Domingo de la Calzada...." pag. 30 ss.).

     Hay que recordar un hecho que es sumamente significativo: en el siglo XVI San Millán hace rivalidad a Santiago para ser proclamado como patrón de España. ¡Tanta fue la importancia de su culto, de las peregrinaciones al lugar y de su ingente templo!

1. Los centros de peregrinación riojano.

     Pero también por entonces y hasta nuestro mismo siglo XX han sido famosas las peregrinaciones a Santa Coloma, a Bezares, y desde luego a Nájera, Valvanera, y a Lomos de Orio.

     La difusión de reliquias: las de los Santos Mártires Emeterio y Celedonio, a Leire, a Cardona, a Santander (30. Ver los trabajos recogidos en Kalakorikos 5 sobre el culto a los Santos Mártires de Calahorra Emeterio y Celedonio (en prensa)).

    Las de San Millán, numerosas y bien conocidas (31. GAIFFIER, B. de, "Les reliques de l'Abbaye de San Millan de la Cogolla au XIII siècle", Analecta Bollandiana 53, 1935, 90-100).

2. Santuarios.

     Calahorra EMETERIO Y CELEDONIO. Se trata de la catedral calagurritana, construida según todos los indicios sobre el lugar de martirio de los dos mártires.

     Arnedillo, SAN TIRSO, con su ermita mozárabe de gran interés artístico y arquitectónico. Clavijo SAN PRUDENCIO DE MONTE LATURCE. Lugar donde se retiró San Prudencio tras haber convivido y aprendido la sabidruía celestial del lado de San Saturio en Soria, a la orilla del Duero.

     En el mismo Clavijo, EL SANTUARIO DE SANTIAGO APÓSTOL, de gran relieve en la piedad riojana de otros tiempos.

     Santa Coloma: EL MARTIRIUM DE LA SANTA. Hermosa capilla, hoy aneja a la iglesia parroquial, pero que sin duda es anterior a ella. Ha sido un centro de peregrinación hasta los años cuarenta del siglo XX.

     Todavía en esa década se iba desde todos los pueblos de alrededor a invocar a la Santa para que intercediera por el agua saludable en tiempos de sequía pertinaz Bezares SANTITAS NUNILO Y ALODIA. Ha sido un monasterio famoso hoy lamentablemente olvidado por nuestra investigación.

     Bañares, SAN FORMERIO. Famosa la arqueta de sus reliquias por ser un trabajo mozárabe.

     Santo Domingo: SANTO DOMINGO DE LA CALZADA. Surgido al calor de la obra y cuerpo del Santo del camino. El eje de toda la vida de la ciudad ha sido siempre esa misma tumba.

     Pero las reliquias inciden sobre la vida social previa y contemporánea a la cristianización. Los viejos lugares sagrados y divinidades de la naturaleza se cristianizan. Y así hay eremitas que se retiran a lugares con cultos paganos (32. VALDIVIELSO OVEJERO, R. Mª, "Los orígenes de un culto en los montes de La Rioja: Valvanera", Segundo Coloquio sobre Historia de La Rioja. Logroño 2-4 de octubre de 1985, vol. I, Logroño, Colegio Universitario de La Rioja, 1986, p. 219-232.) y hay viejos santuarios paganos, probables lugares de cultos de la fertilidad y viejos centros anfictiónicos (33. FERNÁNDEZ NIETO, F. J., "La federación seltibérica de Santerón", en VILLAR, F. y BELTRÁN, F., (Eds.), Pueblos Lenguas y Escrituras en la Hispania prerromana. Actas del VII Coloquio sobre lenguas y culturas paleohispanicas, Salamanca 1999, p. 183-201.) se convierten ahora en lugares de peregrinación: Los enumeraremos ya que son de sobra conocidos y su bibliografía es muy abundante

     VALVANERA. Un punto central en la vida de la diócesis en la actualidad, pero notable monasterio benedictino hasta los años cincuenta cuando la casi totalidad de la comunidad se trasladó al Paular en Segovia, con restos documentados desde época visigoda y de gran importancia cultural en la plena Edad Media, con gran importancia religiosa y cultural en toda la cuenca alta del Najerilla.

     LOMOS DE ORIO, notable lugar de peregrinación en la actualidad, con fecha de celebración el primer domingo de julio, cuya antigüedad muy probablemente se remonta a tiempos paganos prerromanos.

     MONASTERIO DE VICO, en Arnedo. Sus orígenes cristianos pertenecen a la Antigüedad Tardía, como está atestiguado por la iglesia rupestre que hay a sus plantas

     LA ALMEDAÑA, CON VIGUERA COMO PUEBLO ANFITRION. Acudían allí las cinco villas de Iregua y las siete de Campo. Desde mitad del siglo XIX perdió importancia y los pueblos ya no acuden, pero se pueden ver allí todavía los restos de la ermita. En origen indudablemente fue centro de reunión de pastores y probable lugar anfictiónico pagano antes de cristianizarse.

     SAN SEBASTIAN DE ENCISO Y POYALES, ermita donde todavía se acude el lunes de pentecostés en Poyales y el martes en Enciso, también, al parecer por razones de anfictionía.

     LA VIRGEN DE LA LUZ EN PIQUERAS, conocida ermita situada en la Venta de Venancio, donde acudían las trece villas de Piqueras. También parece haber sido originariamente un lugar anfictiónico, posiblemente de tiempos paganos.

     ARADON EN ALCANADRE, ermita del pueblo, sede de la patrona, la Virgen de Aradón, con huellas de poblamiento rupestre.

     SAN MARCOS EN VIGUERA, donde estuvo asentado el monasterio medieval y quizá tardoantiguo de San Cosme y San Damián. Todavía hoy es lugar de romería para los habitantes de Viguera.

     SAN LAMBERTO EN EL MONCALVILLO, ERMITA DE NAVARRETE, ermita situada en el Moncalvillo, que ostentaba las armas de Navarrete, en recuerdo de los tiempos en los que perteneció a la villa

     Y un largo etcétera de importancia a determinar.

 

1. El camino de Santiago.

     En la peregrinación se aúnan diversos ideales esparcidos por doquier en aquel tiempo: la humilitas, la gloria, la pobreza evangélica, la caridad como aglutinante de todas las virtudes.

     Descubre el cristiano, que se siente "homo viator", la ocasión de resumir en un sólo acto el ideal perfecto del cristiano. Resume el peregrino los tres votos monásticos: de pobreza, castidad y obediencia muchas veces a su confesor, en el cumplimento de las penitencias impuestas por sus pecados. Ha de practicar la solidaridad en grado extremo, pues con frecuencia se obliga a ello con voto de no dejar ni abandonar a sus compañeros de peregrinación que caigan enfermos o mueran. Darles sepultura y encomendarlo en sus oraciones y cumplir incluso por él la peregrinación que no ha podido culminar (34. RAMÍREZ PASCUAL, T., "Doce milagros de Santiago en un códice de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada". Inédito).

     Muévese el peregrino medieval por alcanzar la perfección cristiana y en modo alguno movido por sustos milenaristas, como tan romántica como peregrinamente se ha afirmado (35. Abundante bibliografía sobre espiritualidad y sobre milenarismo en CALVO ESPIGA, A., Op. cit., pag.39 y nota; ID., "Milenarismos y milenaristas en la Europa Medieval", IX Semana de Estudios Medievales, Instituto de Estudios Riojanos 1999).

     Se convierte así el peregrino en el ideal de santificación cristiana. Abandona casa y bienes. Con frecuencia hará testamento antes de salir de casa. Y caminará guiado no tanto por el deseo de llegar a un punto determinado, sino con la preocupación de lucrar cuantos bienes espirituales puede encontrar en sus años de dedicación a ser peregrino. Visitará todos los santuarios a su alcance, celebrará todas la fiestas del santoral a su alcance, venerará todos los 'cuerpos santos' de los lugares de peregrinación. Es frecuente entender que la peregrinación no es un trayecto a realizar, sino un tiempo dedicado a la pobreza, la oración, el sacrificio y desprendimiento; es una temporal 'fuga mundi' que emula a los antiguos anacoretas al adentrarse el peregrino en tierras desconocidas, donde los peligros y asechanzas no son sino el símbolo de las muchas asechanzas y peligros que el Maligno nos tiende en el camino de la vida.

     Adquirirá por ello al aire del Camino, una relevancia especial la hospitalidad y la limosna. Cada peregrino será considerado un servus Domini, cuando no el Señor mismo que nos sale al encuentro. Sólo así se explica la enorme extensión del culto a San Martín, el hombre que movido de caridad y compasión parte su capa con el pobre menesteroso que le sale al encuentro, y que no es otro sino nuestro Señor. Jesucristo. Cada peregrino ha de ser recibido como el Señor, y no sólo en el monasterio benedictino, por Regla de San Benito. Cada cristiano ha de ejercer la hospitalidad. Milagros y santuarios, leyendas y lugares santos recuerdan estos encuentros y apariciones del Señor.

     El peregrino camina 'ultreya', más allá y más alto. Y no es su camino un trayecto material, unas leguas más de camino para alcanzar el finis terrae, sino el camino inalcanzable de las estrellas. Es la consecución de la Gloria, lo que persigue. No una gloria terrena, sino la Gloria eterna que le espera con todos los bienaventurados en el Cielo. Es la misma gloria que le sale al encuentro y la saluda en los tímpanos de las grandes catedrales. Es sobre todo la Gloria que le saluda al término de su camino por antonomasia, el Camino a Compostela, y que se despliega poderosa a la entrada de la Catedral compostelana. Los modernos peregrinos que van decididos a llegar a Finisterre sin apenas detenerse en la Tumba del Apóstol, poco entienden de las motivaciones y del talante que guiaba al peregrino medieval, que en la mayor parte de las ocasiones después de dar el abrazo al Apóstol y de haber recitado la confesión de fe 'ad límina sancti Iacobi'; después de haber confesado sus pecados y haberse lucrado de numerosas indulgencias, se volvería de nuevo a su casa 'peregrinando siempre' (es decir, desde la pobreza, la caridad solidaria con los compañeros de peregrinación, la castidad prometida para el tiempo de la peregrinación) sin haber alcanzado las más de las veces el final de la tierra. Le habrá bastado alcanzar con los dedos la Gloria del cielo por la gracia de los sacramentos y la intercesión de la Virgen María y de los Santos.

     Ha de visitar de paso los demás santuarios. Santo Domingo de la Calzada ya es citado por el Codex Calixtinus como uno de aquellos que no ha de dejar de visitar el buen peregrino a Compostela. Pero localmente se desvían también hasta la Ermita de Santiago en Leza; a un cierto momento surgirá con fuerza la leyenda de Santiago en Clavijo. Y no hemos de olvidar el 'desvío' del primer peregrino atestiguado, el Obispo Godescalco de Le Puy, hasta el monasterio de San Martín de Albelda.

     No podemos por ello soslayar la importancia que en el Camino de peregrinación por la Rioja tiene también el Monasterio de San Millán de la Cogolla. El Cuerpo Santo de Millán será lugar de milagros y gracias constantes. Bien podemos pensar además que antes del s. X el camino medieval subiría seguro hasta San Millán para por los montes de Pazuengos y Rioja hasta buscar por San Miguel de Pedroso su paso, cerca de Belorado, a Castilla. O como alternativa descender hasta Cirueña y por Foncea y Pancorbo buscar la llanura castellana. En todo caso, hasta los tiempos de Santo Domingo de la Calzada, y también después, parece obligado desviarse del 'camino' para visitar a Millán. Aunque el buen peregrino no desvía sus pasos cuando se encamina a venerar la tumba de un 'hombre santo'. Lo hará también en Sorlada con el cuerpo venerado de Gregorio Ostiense. Y convertirá su peregrinación en un zig-zag que le ocupa el tiempo y las energías en este duro símbolo del peregrinar humano que es la peregrinación medieval.

     Hay sin embargo quien se decanta por otra peregrinación, cuyo ideal es más la gloria que la pobreza: prefiere ser el miles Christi que el viator. Será la peregrinación-cruzada a Tierra Santa o a tierra de infieles en España (36. Bibliografía abundante y seguramente exhaustiva en los Catálogos de las numerosas exposiciones celebradas con ocasión de los dos últimos Años Jacobeos, del 1993 y del presente 1999.).

     No se puede finalizar esta reflexión sobre el peregrino medieval sin aludir al peregrino moderno. Un fenómeno aún sin estudiar e incomprensible. Después de siglos de decadencia, surge con fuerzas de nuevo la 'moda' de peregrinar a Compostela especialmente. Miles y decenas de miles se encaminan cada año por los caminos de España hasta Compostela. Vienen de lejos, de Europa especialmente. Pero aparecen peregrinos insólitos de todos los rincones del mundo: japoneses, estadounidenses, brasileños, de Europa occidental y oriental, y naturalmente de todos los rincones de España. Desde los primeros años ochenta ha ido en aumento geométrico el número de quienes con la mochila al hombro pasan por el Camino acogidos a una hospitalidad, cada día más encaminada a las perspectivas turísticas de los pueblos desolados hoy de la ruta milenaria, pero que encienden entusiasmos entre propios y ajenos, sin saber explicar exactamente el por qué de este despertar (37. La revista "Peregrino" editada por la Federación de Asociaciones de Amigos el Camino de Santiago es una buena crónica del los avatares de este fenómeno en los últimos diez años).

     No valen para explicar este nuevo fenómeno de la 'peregrinación moderna' las motivaciones espirituales, caballerescas o apocalípticas que podían mover al peregrino medieval. La fe cristiana está ausente en la mayor parte de los peregrinos modernos. El espíritu de sacrificio sólo se entiende desde la perspectiva de la utilidad; la hospitalidad se ha convertido en parte en una forma de propaganda turística de la zona. Y es difícil contemplar en la Basílica Compostelana a un peregrino que se avalance a venerar las reliquias del Santo en la confesión de la cripta, después de haber aguantado estoicamente horas en fila para dar el cabezazo al sufrido Maestro Mateo del parteluz de la entrada. Darán la mayor parte de ellos el abrazo al Apóstol y se dirigirán prestos muchos de ellos, aunque ya no sea a pie, hasta Finisterre para ver morir el sol en el horizonte o contemplar dónde mueren las estrellas del Camino.

     Una minoría aprenderá a convivir con el silencio, a agradecer la hospitalidad sentida de un vaso de agua, a remansar pensativo en la penumbra de una tumba venerable. Peregrinos de hoy día abren sus sentimientos, a veces inconscientemente, a los mismos ideales de perfección, desasimiento, compañerismo, oración interior, que guiaron a sus predecesores medievales. Pero resulta difícil explicar en toda su amplitud un fenómeno surgido en nuestros tiempos y que parece querer emular en multitud a los tiempos más gloriosos, cuando esta forma de vida se entendía como ideal para significar el paso por la vida, camino del cielo.

     ¿O quizás hemos también nosotros idealizado aquellos tiempos, guiados y fiados por los documentos escritos, los monumentos surgidos a su paso, los monasterios repletos de vocaciones, los caballeros defendiendo a los marginados o los Santos protegiendo con prodigiosas intervenciones a los fieles desvalidos? Es probable que las cosas fuesen un tanto distintas. Y que los bandidos, herejes, vividores, artesanos en busca de sustento, los clérigos 'vagos' sin oficio ni beneficio que no fuera el de vagar a su albedrío fueran más que los peregrinos auténticos, víctimas muchas más veces de estos vividores que de los caminos y circunstancias de su propia existencia.

     Los mercados surgían en las ciudades del camino (estorbando muchas veces el culto a los santos que eran la causa de la peregrinación (38. SÁINZ RIPA, E. y LÓPEZ DE SILANES, C., Documentación Diplomática Calceatense. 4 tomos. Instituto de Estudios Riojanos, 1985-1990. Contiene numerosos documentos en que los canónigos de la Catedral se quejan del ruido del mercado en la plaza adyacente y que impide con frecuencia el culto en la Catedral en torno al Cuerpo Santo de Domingo). Milagros que nos hablan de robos, injusticias, bandidos, borrachos, prostitutas...

 

LA VIDA INTELECTUAL

     A lo largo de toda la Edad Media centros intelectuales de primera categoría son, aparte de las Universidades, y escuelas episcopales, los Monasterios con sus importantísimos scriptoria. Allí se han copiado los documentos más importantes, allí se han compuesto los mejores códices, allí se ha vivido la investigación más emprendedora del momento. Otra cosa será el estudio de en qué consistía y cuáles eran las categorías de la ciencia de aquel tiempo. Lo que se llamaba "ciencia" estaba basado en dos principios fundamentales: la autoridad de la tradición y de la costumbre y lo que dependía del poder de Dios. No se preocupaban de lo que se podía obtener por la observación y el razonamiento. La autoridad era la criterio principal y casi único de los trabajos del espíritu.

     Por ello los frutos de aquella actividad intelectual son fundamentalmente hermosos códices, hermosos cantorales, manuscritos de muy variadas clases y funciones y libros de ciencias religiosas, compuestos según los diversos períodos y autores.

1. Centros intelectuales.

     SAN MILLÁN DE LA COGOLLA, uno de los monasterios más importantes de toda la península (39. No es este el lugar para incluir una bibliografía sobre cada uno de los puntos de La Rioja que aquí citamos. Para confirmar la tesis que apuntamos, baste leer a GARCIA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE, J.A., El dominio del monasterio de San Millán de la Cogolla (siglos X-XIII). Introducción a la historia rural de Castilla altomedieval, Salamanca 1969. ).

     ALBELDA, otro importantísimo monasterio cuya entidad es bien visible no solo por la arqueología, que valdría la pena estudiar a fondo todavía hoy, sino sobre todo por su producción bien conocida y cuya cumbre lo constituye el códice Albeldense.

     CALAHORRA CON SU CATEDRAL y TRADICION MARTIRIAL. Calahorra ha sido siempre sede episcopal y sin duda existió en ella una escuela episcopal, así como una notable riqueza bibliográfica y además:

     NAJERA, con la iglesia monasterio de San María la Real. Monasterio benedictino durante toda la Edad Media, con notable importancia cultural sobre todo en los siglos X y siguientes, cuando es además trono y panteón de reyes.

     SAN PRUDENCIO DE MONTE LATURCE. Todavía hoy sus ruinas son imponentes. Con la desamortización algo de su importante patrimonio documental fue a parar a la catedral de Santa María de la Redonda y basta para dar fe de su importancia.

     SANTO DOMINGO DE LA CALZADA. Erigido a sede episcopal en la Edad Media, ha tenido enorme importancia como punto de referencia obligado en el camino de Santiago. Su catedral ha sido siempre un importante dentro cultural

     Y ha habido otro importante número de monasterios, hoy o desaparecidos o reducidos en su proyección hacia fuera de sus recintos, cuya importancia cultural en la Edad Media no podemos valorar por falta de documentación, pero que no se pueden olvidar, desde los cistercienses de Cañas y Santo Domingo de la Calzada, pasando por la Trapa de Herrera y la de la Oliva, y sin olvidar todos los demás (40. Pueden hallarse en los diferentes diccionarios de Historia de la Iglesia y una selección de ellos en GONZÁLEZ BLANCO, A. / ESPINOSA RUIZ, U. y SÁNEZ GONZÁLEZ, J.M., "La población de La Rioja en los siglos oscuros (IV-IX)", Berceo 96, p. 108-111, ).

 

LA HERENCIA LITERARIA "CIENTÍFICA"( 41. DÍAZ Y DÍAZ, M. C., Libros y librerías en la Rioja en La Rioja altomedieval, Logroño, IER, 1979.- SILVA Y VERÁSTEGUI, Soledad de, "Iconografía del siglo X en el Reino de Navarra-Nájera", Institución Príncipe de Viana- Instituto de Estudios Riojanos. Pamplona, 1984.).

     Fruto del trabajo "serio" de los intelectuales de la época han sido esas maravillas que son los códices de los que se han conservado con gloria inmarcesible el Albeldense y el Emilianense; pero debió haber muchos más

     Y un indicio de la vivencia de los tiempos es el afán de guardar la memoria histórica, afán que dio origen a las CRONICA ALBELDENSE y a la CRONICA NAJERENSE, así como los diferentes códices que contienen otros tipo de materiales y que desde hace pocos años están siendo objeto de estudio y están cambiando el panorama de nuestro conocimiento de la historia del castellano (42. Ver los trabajos de los Hermanos García Turza, sobre todo Fuentes altomedievales. Ver GARCÍA TURZA Cl. Y GARCÍA TURZA, J., "Siglo X: Balbuceos de la lengua castellana (El manuscrito 46 de la Real Academia de la Historia: Aspectos históricos y filológicos)", Insula - 607, 1997, 2-7 ). La producción científica de los scriptoria monásticos riojanos fueron lo más importante de su tiempo.

     Y la producción litúrgica no debió venir de fuera. Es de suponer que el ingente número de cantorales que se conservan por toda la geografía riojana, compuestos en espléndidas pieles de pergamino, serían obra de los propios artífices monacales de la zona.

     La obra de GONZALO DE BERCEO, siendo con mucho la más importante para el lector ordinario, la consideramos en otro apartado.

     No hay en toda España una región más rica en realidades y en sugerencias que la zona que tratamos.

 

LA REFLEXION TEOLÓGICA

     Si es difícil decir cuándo comienza la Edad Media, tanto o más difícil es decir cuándo acaba (43. La obra repetidamente citada de VAUCHEZ, André, La espiritualidad del Occidente Medieval, Madrid, Cátedra, 1995, trata de la Edad Media aludiendo únicamente a los siglos VIII-XIII. Probablemente se detiene porque la cima que significan un Santo Tomas de Aquino y un San Buenaventura probablemente no ha sido superada en toda la historia de la cultura mundial. Y en este sentido el Renacimiento llega a su cumbre con estos santos. Aquí siguiendo la división topica que hemos aceptado como parco de nuestro trabajo (ss. V-XV) vamos añadir lo que sigue. ). Las fechas que se dan son fechas tópicas y los siglos XIII-XIV son los siglos de oro de la reflexión teológica y esta es una parte esencial de la "espiritualidad" o de la "vida del espíritu" tal y como aquí la estamos considerando.

     Han pasado los días de la movilidad de masas y de formas de vida, de los ideales creados por ideas más o menos acertadas, pero en cualquier caso que no respetaban las exigencias de la vida urbana. Ahora las ciudades surgen con fuerza y junto a ellas el cultivo de la Filosofía, de la Teología y de todo el ámbito del saber. Cobran fuerza las Universidades. Florece la literatura que aparece firmada y en cantidad y calidad excelsas. Es la hora de Gonzálo de Berceo, de toda la pléyade de autores medievales, a los que importa y mucho que su obra tenga calidad.

     Y sobre todo la vida es formulada en conceptos teológicos. A partir de esta nueva sensibilidad, cuya datación es algo sumamente difícil y complejo (44. Verdaderamente resulta sorprendente asomarse a la producción literaria de la alta Edad Media, sobre todo en autores como Rabano Mauro (780-856) y otros cuyas obras rezuman sabiduría al viejo estilo: acumulación de información y de elaboración a modo de enigmas y sabiduría escondida en las letras (Ver la obra De laudibus Santae Crucis de Rabano Mauro). Es una muestra de que la vida del espíritu, de la cultura no había caído hasta niveles no recuperables. Pero lo que aparece ya plenamente formado en el siglo XIII es otra cosa, con aires de novedad absolutos y con fuerza de racionalizar el universo mental hasta niveles no alcanzados desde la plenitud del mundo clásico), surge una producción intelectual que no ha languidecido todavía hoy, ni en su interpretación ni en sus comentarios. La Edad Media se sitúa en determinados puntos a la altura e incluso por encima de lo que será siglos mas tarde el Renacimiento (45. Régine Pernaud. "Para acabar con la Edad Media" Palma de Mallorca 1998, p. 17 ss). Y los autores de tal explosión intelectual son los monjes. Resulta difícil calibrar la tarea realizada en las tierras de La Rioja durante estos siglos. La fuerza y poder creador de los scriptoria riojanos han dejado buena prueba de su trabajo en los ya citados códices, así como en otros documentos indirectos. Sin duda la situación de nuestro conocimiento sería otra de haber habido en aquellos siglos imprenta que hubiera podido contribuir a la perduración de los trabajos teológicos compuestos. Eran tiempos de escritura manuscrita y pocos trabajos en prosa han sido editados luego, pero códices han pervivido muchos(46. Ver DÍAZ Y DÍAZ, M. C., Libros y librerías en La Rioja Altomedieval, Logroño, IER, 1979) y hay razones para afirmar que la vida cultural en estas tierras fue muy elevada. Sobre todo si además echamos una mirada al arte.

 

EL ARTE COMO EXPRESION DE CULTURA

1. El imaginario medieval.

     Sea cual fuere el camino por el que se llegó a la mentalidad medieval, lo cierto es que el Medio Evo vio crearse una antropología cultural peculiar y muy diferente de la del mundo antiguo. Las cosmovisiones medievales son profundamente simbólicas, en teología, literatura, arte y en todo su bagaje mental: "El simbolismo medieval comenzaba en el plano de las palabras. Nombrar una cosa era ya explicarla. Ya lo había dicho Isidoro de Sevilla y, después de él la etimología florece en la Edad Media como una ciencia fundamental.

     Nombrar las cosas supone el conocimiento y la toma de posesión de las mismas, de sus realidades... Se comprende así la importancia del debate que desde el siglo XI hasta finales de la Edad Media opone a casi todos los pensadores en torno a la naturaleza exacta de las relaciones entre las verba y las res, hasta el punto de que los historiadores tradicionales del pensamiento han llegado incluso a reducir la historia intelectual de la Edad Media a una confrontación entre "realistas" y "nominalistas"...La gramática es una ciencia polivalente, no solamente porque, a través del comentario de los autores, permite tratar todos los temas, sino porque, gracias a las palabras, nos conduce al sentido oculto del que ellas son la clave... En la exégesis escriturística de los cuatro sentidos, aunque algunos creen, siguiendo a San Pablo, que la letra puede matar y que el espíritu vivifica, la mayoría de los exegetas medievales ven en la littera una introducción al sensus". "La naturaleza es el gran depósito de los símbolos. Los elementos de los diferentes órdenes naturales son los árboles de este bosque de símbolos. Minerales, vegetas y animales son todos simbólicos, aunque la tradición se concentre en señalar sólo algunos....Piedras y flores unen a su sentido simbólico sus virtudes benéficas o nefastas. Las piedras amarillas o verdes, por la homeopatía del color, curan la ictericia y las enfermedades del hígado; las rojas, las hemorragias y los flujos de sangre. El sardonio rojo simboliza a Cristo derramando su sangre en la cruz de la humanidad; el berilo transparente atravesado por los rayos del sol simboliza al cristiano iluminado por Cristo...."

     "El mundo animal es, sobre todo, el universo del mal. El avestruz que pone sus huevos en la arena y se olvida de incubarlos, es la imagen del pecador que olvida sus deberes para con Dios; el macho cabrío es el símbolo de la lujuria...

     "El simbolismo medieval ha encontrado un campo de aplicación especialmente dilatado en la riquísima liturgia cristiana, sobre todo en la interpretación de la espléndida arquitectura religiosa...

     "Entre los aspectos más esenciales del simbolismo medieval, el de los números desempeñó un papel capital: como estructura del pensamiento fue uno de los principios directores de la arquitectura" (47. LE GOFF, J., La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, Paidos, 1999, p 297ss.). Y junto a los números todo el cosmos estaba asentado y compuesto por un orden interno, simbólico que sería largo pormenorizar.

2. Arte riojano.

     La Rioja es tierra de reconocida importancia en la historia del arte. Quedan estructuras arquitectónicas de gran interés (48. HERAS Y NÚÑEZ, M. de los A. de las, Estructuras Arquitectónicas Riojanas (siglos X.-XIII). Logroño, IER, 1986), como las de San Millán de Suso, Santa Coloma, ermita de Arcos en Tricio, la iglesia de Villavelayo y otras muchas. Hay una potencia inmensa en la creación de iconografía (49. SILVA Y VERÁSTEFUI, S. de, Iconografía del siglo X en el Reino de Pamplona-Nájera, Pamplona, Institución Principe de Viana e I.E.R., 1984). Hay piezas escultóricas de primerísima calidad como es el sarcófago de Doña Blanca de Navarra en Nájera, la lauda sepulcral de San Millán de la Cogolla o la de Santo Domingo de la Calzada. El románico riojano tiene una entidad considerable y el gótico es muy notable partiendo desde la iglesia del monasterio de Cañas hasta el gótico abundantísimo y de gran calidad de los siglos XV y XVI. Hacer una enumeración más pormenorizada está de sobra dados los trabajos ya publicados y los que se preparan para un próximo cercano (50. Nos referimos a la nueva Historia del Arte de La Rioja, que tiene en prensa la Fundación Caja Rioja.).

      Si a las consideraciones sobre Historia del Arte añadimos las que se pueden hacer a partir de los datos sobre vida monástica y vida municipal en La Rioja, podemos contemplar un panorama repleto de creatividad y de interés. La gran mayoría de las actuales iglesias de La Rioja tienen restos románicos, o anteriores, en sus fundamentos. El arte así muestra la potencia creativa de los hombres de la tierra, ya que desde la erección de villas con fundamento jurídico, documentado ya en el siglo X, con la constatación de que las reuniones cívicas se realizaban en la iglesia "a campana tañida", hasta las innumerables "leyendas" (más o menos míticas) que acompañan a la mayor `parte de estas piezas artísticas que en la práctica totalidad de los casos son objetos o imágenes para el culto, todo sirve de documento fehaciente de la pujante vida cultural del milenio medieval.

 

LA HISTORIA MEDIEVAL CULTURAL DE LA RIOJA

     Desde los problemas del maniqueísmo o su influencia, atestiguables en los poemas y problemas del siglo IV en las obras de Prudencio, pasando por los problemas de la ortodoxia del comportamiento del obispo Silvano de Calahorra, por la presencia de los godos en la zona con las consiguientes repercusiones de la presencia del arrianismo por aquí, los problemas de la ocupación militar en el siglo VII en las luchas de los reyes con los vascones; la presencia y conquista de las tierra por parte de los árabes y la conversión y convivencia de cristianos, judíos y musulmanes; los problemas de la reconquista y de la consiguiente presencia y discusión entre los presentes sobre teología de la situación, actividad a la que debieron contribuir no poco las escuelas existentes; el florecimiento de los escritorios de los monasterios, todos los problemas del renacimiento cluniacense que se implanta en buena medida a través del Camino de Santiago; la aportación riojana a la actividad política y militar en el resto de la Península a través de la participación en tales actividades de los magnates de la tierra, sobre todo el Sr. de Cameros y el Duque de Nájera entre otros; las luchas entre Pedro I y D. Enrique de Trastamara y la importancia de los primeros obispos del Renacimiento en la diócesis, La Rioja ha sido siempre tierra abierta. Tan abierta en la Edad Media como en los otros períodos de su historia. Y abierta sobre todo en las creaciones de la vida del espíritu.

     Pero abertura no significa vaciedad; significa "camino", un camino decorado en sus orillas por monumentos dignos de meditación: los hombres santos y hombres notables que aquí vivieron y crearon; los monumentos que construyeron; la ordenación del territorio que nos legaron, todo ello fue la fragua donde se forjó nuestro carácter. En todo el proceso de nuestro existir, desde luego los siglos medievales no son el período menos relevante.

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Tomás Ramírez Pascual 
 Licenciado en Teología
Profesor de Sagrada Escritura en el Seminario Diocesano de Logroño
 

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