La primera reacción de un lector moderno del Libro de Alexandre inevitablemente ha de consistir en una sensación de perplejidad ante el exhaustivo proceso de medievalización llevado a cabo por el poeta español del material clásico heredado. Históricamente los críticos interpretaron la aparente caprichosa serie de anacronismos como resultado de la negligencia e ignorancia histórica del autor. En nuestros dias, sin embargo, gracias a los estudios de Raymond Willis y Ian Michael, el Libro de Alexandre se ve como resultado de una cuidadosa colación de textos previos con la intención de crear una versión coherente y acertada de la vida de Alejandro Magno. Pero más importante aún es el hecho de que por primera vez, en los estudios de los críticos mencionados, aparece un intento serio de interpretar el contenido anacronistico del poema según los motivos de su autor.1

Al final do la importante obra de Ian Michael, The Treatment of Classical Material in the Libro de Alexandre, su autor declara:

It is clear that the process of medievalization is central to the poet's treatment of classical material. He did not commit anachronism out of negligence or ignorance. While he followed the classical stories of Troy and Alexandre with considerable care, he introduced certain changes into the narrative, the descriptions and the direct discourse in order that his medieval public should have an inmediate grasp and understanding of the subjects as he interpreted them.2

Raymond Willis, en su reseña-articulo del libro arriba mencionado, apoya las conclusiones de Michael, diciendo que:

He furthermore presents a persuasive argument that well known medievalization of the classical elements of the sources was not the case of naive anachronism on the part of the poet as is generally supposed, but instead, a deliberate transformation of material in the classical mode into actions, things, and values that were congenial and understandable to the Thirteetnh-century Spanish reader.3

Asi pues, tanto Michael como Willis piensan que el contenido anacrónico del Libro de Alexandre corresponde a un "conscius effort to present the classical deeds in a way that could be easily grasped by his public".4

Si bien estamos de acuerdo en rechazar la pretendida ingenuidad del poeta, es nuestra intención explicar la medievalización encontrada en el Libro de Alexandre como reflejo de la percepción del poeta de la realidad histórica y no como resultado de un esfuerzo consciente por parte del autor de presentar los elementos clásicos de forma más comprensible al público del siglo XIII como Michael y Willis Inn sugerido. El presente trabajo tratará de demostrar que los anacronismos en forma de medievalización y cristianización constituyen el resultado natural del modo de percepción histórica del poeta. Más aún, el conocimiento de la percepción histórica del poeta no sólo nos proveerá de una explicación más persuasiva de la gran cantidad de medievalización sino también hará más comprensibles al lector moderno las digresiones existentes en la obra que a veces han sido consideradas como irritantes defectos.

Es importante recordar que la historia de Alejandro Magno fue un tema que gozó de gran popularidad durante la Edad Media. Al héroe se le menciona en numerosas crónicas, poemas y leyendas, creando asi un amplio corpus referencial donde el poeta español pudo estudiar la vida de Alejandro. A lo largo de la excelente investigación llevada a calbo por Raymond Willis podemos ver hoy el proceso sistemático mediante el cual nuestro poeta incorporó o rechazó los numerosos materiales a su disposición. Los estudios de Willis demuestran que el Libro de Alexandre es el resultado de un cuidadoso estudio de las varias fuentes donde la erudición del poeta del "mester de clerezia" prevalece.

Ya desde el comienzo el poeta nos indica que su obra "... non es de ioglaria mester es sen peccado, ca es de clerezia"5 (2ab).R Willis ha definido el término "mester" como "the broadest kind of obligation laid upon every man, in his station, to make himself master of his science and put it to service, to make it his life's work and ministry*'. Y considera el término "clerezia" como un tipo de erudición, relacionado con el studium o la universidad. Al hablar del poeta, Willis señala que "the author him-self whenever his personality looms through the veil of his art, reveals himself as a zealous devotee of scholarship".6

Pues bien, si aceptáramos los argumentos de Willis y Michael y consideráramos la medievalización en el poema como resultado del deseo consciente de escribir una historia de forma comprensible a su público medieval, tendríamos entonces también que aceptar o reconocer que el autor poseía una clara distinción entre la realidad histórica y la percepción histórica de su público. Y debido a la prolifica medievalización que en el poema alcanza casi todos los aspectos de la vida, y aun teniendo en cuenta la formación erudita del poeta, tendríamos que suponerle con un conocimiento histórico más allá de las capacidades intelectuales del hombre medieval.

Anacronismos ocurren a lo largo del poema y atañen a las nociones de monarquía, religión, negocios y oficios, vida doméstica, deportes, animales, geografía, etc. De nuevo, si aceptáramos que todo este proceso de medievalización ocurre como resultado del esfuerzo consciente del autor de hacer la historia comprensible a su público medieval, entonces tendríamos también que aceptar que el autor poseía una tiara noción de la monarquía antigua, religión antigua, oficios y negocios antiguos, etc., o al menos una vaga noción de que la vida en el mundo antiguo era muy diferente de la del suyo, de otra forma la medievalización no podría haber ocurrido como resultado de un deseo consciente por parte del poeta.

Ahora bien, lo que resulta difícil de aceptar es que un autor, que percibiese agudamente una realidad histórica separada de la de su público, pervirtiera conscientemente sus años de entrenamiento histórico en un intento de rebajar su "mester" hasta el nivel de un juglar para que su público pudiera comprender su significado. Si, como Willis ha señalado, la obligación del "mester de clerezia" es mantener el mayor grado de erudición y rigor intelectual, ¿cómo es posible entonces que el autor que despliega su erudición a lo largo del poema, rechace su formación histórica en favor de populares anacronismos? ¿Por qué habría este autor de pasar tanto tiempo consultando minuciosamente textos previos si su propósito hubiera sido simplemente el presentar otra versión popular de una bien conocida personalidad? Una explicación más razonable del contenido anacrónico del Libro de Alexandre creemos que se puede hallar en el modo en que el autor percibe la historia.

El siglo trece representa un ápice en el desarrollo de la cultura medieval. El crecimiento de las ciudades con nuevas formas económicas y el nacimiento de la clase burguesa se desarrolló simultáneamente con la creación de las universidades y la secularización del conocimiento. Para el año 1250 la mayoría de los textos peripatéticos junto con los comentarios de Inn Rushd estaban integrados en el pensamiento intelectual, el estilo de vida europeo fue embellecido por el contacto con la civilización islámica en España e Italia, y la literatura erudita podía hallarse en lengua vernácula en vez de latín.

No obstante, a pesar de estos importantes acontecimientos, el siglo XIII mantuvo ciertos modos de percepción que habían sido parte de la tradición europea por siglos. Hasta el Renacimiento, el hombre no fue capaz de percibirse claramente dentro de los limites cronológicos de la historia. Stephen G. Nichols ha observado que "the Middle Ages did not differentiate the past according to a ridged chronological sequence as we do. Given events were associated with the grcat men responsible for them and there was a very general sense that certain events proceeded or were subsequent to certain others, but that war all".7 El hombre medieval no se sintió heredero de una cultura anterior. Según J. A. Maravall: "Probablemente, hasta la época del Renacimiento no se da una situación histórica en la que el hombre se vea como heredero de un tiempo anterior, de una cultura precedente, colocado, en consecuencia, en la doble posición de un vínculo de herencia".8

En la edad moderna el acercamiento estructural a la historia consiste en la asociación sintética de acontecimientos —aparentemente independientes— alrededor de un cierto periodo de tiempo. Tendemos a ver la historia en nítidos y breves compartimientos estancos: los "Felices Años Veinte", la Post-Guerra, la década del sesenta. .., etc. Tendemos también a describir la historia en términos de las condiciones prevalentes culturales, sociológicas, intelectuales y políticas dentro de un periodo especifico de tiempo. Pero esto no fue así durante la Edad Media.

El hombre medieval vio el presente como una simple continuación del pasado. Acontecimientos de la historia antigua, tales como la guerra de Troya, la vida de Aristóteles o la fundación del Imperio Romano, formaban parte del presente histórico tanto como lo son hoy parte de nuestra historia contemporánea la guerra de Vietnam, la muerte de Franco, In invasión soviética de Afganistán, o la crisis de El Salvador. J. A. Maravall señala que:

La Edad Media, muy especialmente en sus primeros siglos, vive una especie de contemporaneidad de todo cuanto ha sido y de todo cuanto es. La conciencia histórica, que tan franco arranque había tenido en el primitivo cristianismo madura lentamente en los siglos medievales y es, naturalmente, incapaz de vencer en los primeros tiempos esa intemporal conciencia de contemporaneidad. De ahí esa tendencia, tantas veces señalada, a implicar a los pasados en cada presente, a aproximarlos, a convertirlos en personajes del tiempo.9

Esto no quiere decir, sin embargo, que el hombre medieval fuese ahistórico. Percibía perfectamente que ciertos acontecimientos habían precedido a otros. Como Peter Burke indica, el hombre medieval "did not deny that in some ways the past was unlike the present; they knew for example that the ancients had not been Christians. But they did not take the difference very seriously".10

Los historiadores y cronistas medievales tendieron a ver la historia humana en términos de una compilación de grandes sucesos. El examen de las crónicas medievales revela el seguimiento de múltiples líneas de acción, la falta de un determinado orden cronológico, y a veces una cierta incoherencia en la narrativa. Lo que le interesaba al cronista fue el acontecimiento individual, no su localización en el fluir de la historia humana, ni los elementos de causalidad que motivaron tal acontecimiento. Los hechos antiguos eran considerados buenos o malos simplemente a base de su adaptabilidad contemporánea. El hombre medieval no llegó a percibir los acontecimientos históricos en relación con las peculiares condiciones sociales, intelectuales y culturales de una edad diferente de la suya. Burke claramente lo resume al decir que "Medieval men lacked a sense of the differentness of the past".11

Esta falta de percepción de la diferencia del pasado en el hombre medieval puede verse en muchos aspectos de la literatura y del arte. García de Campos, un escritor de comienzos del siglo ХIII, al hablar de la localización de los grandes saberes, indica que brillan "parisienses in theologia; bononienses in iustitia; salermitanos in phisica; athenienses in philosophia".12 Para este escritor del siglo XIII, la filosofía de la Grecia antigua era tan contemporánea y presente como los estudios que tenían lugar en París, Bolonia o Salamanca.

Este sentido de continuación histórica puede lo mismo verse en las manifestaciones del arte medieval: los materiales clásicos son presentados en un marco medieval. Esto es especialmente cierto en la iconografía medieval de Alejandro Magno, donde el héroe y su gente aparecen vestidos en armaduras medievales y viven en castillos y ciudades medievales."

La medievalización del material clásico llevada a cabo por el poeta del Libro de Alexandre puede explicarse parcialmente al tener en cuenta este modo de percepción histórica que no diferencia el pasado del presente. El sentido de continuidad histórica puede verse a lo largo de todo el poema, especialmente en las referencias geográficas. El poeta habla del reino de Carlomagno (88d), asi como de Francia (624c), París (2582-ab) y Bolonia (2583cd). Al presentar los planes de Alejandro de futuras conquistas, el autor menciona la mayoría de las ciudades y regiones importante de la Europa de su tiempo.

 

Desque Africa ouies en su poder tornada

entrar en Europa toda la mar passada

entrar en Espanna un tierra çerrada

tierra de fortes yentes r muy bien castellada

 

Desi conquerir Françia una yente loçana

engleses aleymanes lonbardos con Toscana

fazer se llamar sennor enna çiudat romana

tornar se pora Greçia con uoluntat bien sana (2462-2463).

 

París es el centro del saber y Bolonia el centro de los estudios legales.

 

La çiudat de Paris yaz en medio de Françia

de toda la clerizia auie y abondaçia

Tors yaz sobre Leyre uilla de grant ganançia

mas delantre Rodano rio de abondançia

 

Azie en Lombardia Pauia Milana

pero otras dexamos Tolosa τ Uiana

Bolonna sobre todas pareçe plaçiana

de lees τ de derechos essa es la fontana (2582-2583).

 

Para nuestro poeta, Francia, Italia, Alemania y España forman parte de la época de Alejandro tanto como Atenas y Babilonia.

Es importante recordar que, a excepción de los anacronismos relacionados con la idea medieval del monarca y el proceso de cristianización, los elementos medievales en el poema no se usan para sustituir el material clásico, sino que son interpolados como amplificación o embellecimiento de especificas escenas presentadas en las fuentes.

La medievalización en el Libro de Alexandre alcanza numerosos aspectos del vivir. Incluso aspectos aparentemente insignificantes de la vida cotidiana son medievalizados en el poema. El autor habla de telas árabes (641c), queso español (560d), juegos y deportes medievales (1420d, 137d). Aristóteles se convierte en "don Aristotil" (48a) y el dios Marte en "Don Mars" (89c). Las descripciones de armaduras, tiendas y celebraciones de bodas se presentan en términos medievales, lo mismo que las de los animales, corrales, herreros e incluso cornejas. Michael describe los numerosos anacronismos como "a conscious literary process, a vital element in an intricate but coherent artistic structure".14 No obstante, y en vista de lo arriba presentado, parece más lógico explicar la medievalización como resultado de un inconsciente modo de percepción histórica. Si el poeta nos presenta a Alejandro dentro del ámbito cultural y social del hombre del siglo XIII, es porque percibe a Alejandro exactamente de esa forma. El hecho de que Alejandro lleve una armadura medieval, y se mueva en un ambiente cargado de resonancias medievales, simplemente ilustra un modo de percepción histórica que es incapaz de diferenciar el pasado del presente, que percibe todo el conocimiento histórico como parte del presente contemporáneo.

Si bien gran parte del contenido anacrónico del Libro de Alejandre puede explicarse al comprender el peculiar modo de percepción histórica del autor, el argumento puede aparecer inválido al aplicarlo al proceso de cristianización llevado a cabo en el poema. Evidentemente el hombre del siglo XIII sabía que antes de Cristo todas las gentes fueron paganas. El poeta mismo establece esta distinción ya en las primeras líneas, al expresar su deseo de "fer vn liuro que fue de vn rey pagano" (5a[MS. O]). No obstante, un atento examen mostrará que el proceso de cristianización ocurre también como resultado natural de la percepción que el poeta tiene de la realidad histórica.

El proceso de cristianización en el Libro de Alexandre nos enfrenta con una separación radical de sus fuentes. Si bien es cierto que pueden hallarse algunos elementos cristianos en el Alexandreis de Gautier de Châtillon, en la Historia de Proeliis y en el Román d'Alexandre, no hay duda que, como afirma Willis, el poema español en "content and atmosphere is throughly Christian".15 El proceso de cristianización, como otros aspectos de medievalización, se lleva a cabo principalmente mediante la interpolación de elementos cristianos en un texto clásico. Ello puede verse ejemplificado en el episodio en que Alejandro es armado caballero, episodio basado en el Román d'Alexandre.

 

El infante el cauallo nol quiso caualgar

ante que fues armado τ besaz el altar

.................................................................

El infante fue uenido por las armas prender

mas fue ome de preçio τ de buen conosçer

ante quiso a Dios vna oraçión fazer

et commo era costumbre sus donas ofreçer (119ab-120).

 

Tanto la oración como el besar el altar no tienen correspondientes en el mismo episodio del Román d'Alexandre.

El poeta español no sólo interpola elementos cristianos en sus fuentes sino que también sustituye ciertos elementos paganos en favor de otros cristianos. El homenaje de Alejandro a las naciones en Babilonia y su agradecimiento a los dioses paganos que aparecen en el Alexandreis, son sustituidos por el poeta español con una oración cristiana.

 

Quando fu la fazienda toda bien deliurada

fu çerca de nona muy bien passada

el emperador del mundo proçession ondrada

con Te Deum laudamus torno a su posada (2601).

 

Asi el proceso de cristianización en el Poema de Alexandre va más allá de la simple interpolación de elementos cristianos; en varias ocasiones el poeta sustituye el material pagano con elementos cristianos.18

Por ello, a primera vista, parecería razonable aceptar la explicación de Michael de los anacronismos cristianos.

Since the poet states on more than one ocassion that Alexander is a pagan, the reason for his imposition of a Christian setting and context for Alexander's action is likely to be found not in his carelessness or inability to do otherwisse, but in a conscious effort to present classical deeds in a form that could easily be grasped by his public ... Thus the poet's contemporaries were presented with classical deeds expressed in contemporary terms, and so were able to interpret them according to their own intellectual, moral and emotional criteria."

No obstante, al considerar las condiciones intelectuales y religiosas del siglo en el que el Libro de Alexandre se produjo, creemos de nuevo que una explicación más aceptable reside en el deseo del poeta por presentar la vida de Alejandro en términos que reflejan su propia percepción de ln realidad histórica.

Es importante recordar que para principios del siglo XIII la mayoría de los autores antiguos y clásicos representa un papel importante en las obras de erudición. José Antonio Maravall ha indicado que:

Desde el comienzo del siglo XIII, la casi totalidad de los descubrimientos de autores antiguos ha tenido ya lugar. Y cosa muy semejante acontece con la historia. Claro está que el conocimiento científico de la historia antigua es algo que se debe al siglo XIX; pero la galería de personajes antiguos que la Edad Media conoce es abundantísima, y, aunque tan desfigurados como los propios autores, estos personajes aparecen mencionados en todas partes y son familiares al hombre de la Edad Media, como no volverán a serlo nunca.'8

Y, como también señala el mismo historiador español, el hombre de la Edad Media más allá del mero conocimiento de los autores antiguos tendió a considerarlos como parte de su propia historia contemporánea.

La Edad Media vive esa dependencia con un sentimiento de comunidad profundo, es decir, considerando a los antiguos implicados en la misma vida histórica, unidos los hombres de uno y otro tiempo en un mismo mundo cultural. Esa filosofía de Atenas que conoce mejor o peor, pero cuyo recuerdo guarda tan vivo, es para el escritor medieval tan presente como la que en su tiempo se está haciendo en París, porque en el fondo considera que es la misma.'19

Es importante también recordar que para el hombre de la Edad Media el Cristianismo no solamente fue un conjunto de creencias religiosas, sino también un sistema de verdades que alcanzaba todos los aspectos del conocimiento. Los autores antiguos fueron considerados no sólo como parte de la misma comunidad cultural, sino también como poseedores de la virtud cristiana de la sabiduría. Según L. B. Moss, "all human wisdom was acknowledged to reside in the ancient authors".20 A pesar de las evidentes implicaciones teológicas, a los autores antiguos se les consideró como un género de hombres santos dotados de una gran virtud, quienes, a causa de una desgraciada secuencia de acontecimientos, habían nacido antes de la llegada de Cristo.

Esta misma estimación de los antiguos aparece en el Libro de Alexandre. Se les menciona como "los bonos" y como hombres de "grant cordura":

 

Amigos, diz, las gestas que los bonos fezioron (764a).

Los maestros antiguos fueron de grant cordura (765a).

 

Semejante concepción aparece también en la General Estoria de Alfonso X: "Los autores de los gentiles fueron muy sabios omnes e fablaron de grandes cosas, e en muchos logares en figura e en semeiança duno por al como lo fazen oy las escripturas de la nuestra santa Eglesia".21

El hombre de la Edad Media incorporó a los antiguos a su percepción de la armonía teológica cristiana. A pesar de su existencia terrenal antes del advenimiento de Cristo, los antiguos fueron considerados como cristianos antes de Cristo. No solamente se les estimó por sus virtudes y saber, sino que también se creyó que la sabiduría cristiana se podía descubrir en sus escritos. Para resolver la aparente contradicción de que la sabiduría cristiana residiese entre los paganos, el hombre de la Edad Media teorizó y promovió la noción de la intervención divina entre los antiguos. El rey Jaime en El Libre de Saviesa, al hablar de los autores antiguos, señala la intervención del Espíritu Santo: "Car tota veritat, qui que s vulla la digua, del Esperit Sant la ha, segons qui diu un sant home: Verum a quocumque dicatur a Sipirtu Sancto est".22

El modo de percepción histórica conocido como prefiguración ayudó al hombre de la Edad Media a continuar eliminando separación existente entre los antiguos paganos y sus contemporáneos del siglo XIII. La prefiguración, como es bien sabido, consiste en la percepción de un acontecimiento histórico como eslabón que anticipa otro acontecimiento que todavía ha de ocurrir. El Septenario de Alfonso X contiene muchos ejemplos de este modo de percepción histórica. La adoración de los paganos de la tierra, el agua, el fuego y el aire se ve como prefiguración de elementos específicos del Cristianismo: el agua como figura del bautismo, el fuego como figura del Espíritu Santo, la tierra como figura de la Virgen María y el aire como figura de la pureza de vida de Cristo. Especificamente, al hablar del fuego, Alfonso indica que "dicho quemos en las leyes ante desta de como auya unas gentes que aorauan el elemento del ffuego. E esto era semeíance del Spiritu Santo, que deuein aorar".23

Sistemáticamente el Septenario presenta a cada uno de los dioses griegos como prefiguración de Cristo. De Júpiter se dice: "Honestat e derecho e uerdat dauan los antigos a Júpiter, que auye por su natura en ssiete maneras. Et esto ffue a ssemeiance de Nuestro Ssennor Ihesu Cristo".24 Por medio de este modo de interpretación histórica, el hombre medieval podía convertir cualquier elemento pagano en un signo o símbolo cristiano. A los antiguos se les consideraba no sólo como parte de la herencia cultural de la Edad Media, sino también como fuentes de gran sabiduría, modelos a seguir, y. finalmente, como prefiguraciones de Cristo mismo.

Alejandro Magno fue durante la Edad Media tan admirado y estimado como cualquiera de las personalidades del mundo antiguo. Su enorme popularidad se manifiesta en haber sido tema de cronistas, moralistas, trovadores y artistas. Si bien generalmente se le presenta como gran guerrero, se le estima también en términos de caballero cristiano. Junto con el rey Arturo, Carlomagno, Godofredo de Boullon aparece mencionado entre los Nueve de la Fama. Alejandro aparece también en muchas de las leyendas populares del siglo XIII como guerrero al servicio de Dios. En la obra Alexander and Gog and Magog, una "enormously popular work", según George Cary,25 se presenta a Alejandro construyendo un gran muro para impedir la entrada a las inmundas tribus de Gog y Magog, que pretendían la destrucción del mundo civilizado de los judíos.

Otro ejemplo, definitivamente bien conocido por el poeta español, lo constituye la historia de Alejandro y las diez tribus. Sacada de las Vitae Prophetarum de Pseudo-Epiphanius y utilizada en la Historia Scholastica y en la Historia de Proeliis, la leyenda relata cómo Alejandro se negó a libertar a las diez tribus del cautiverio cerca del Mar Caspio. Conociendo Alejandro el descontento de Dios para con las diez tribus, pide en oración la asistencia divina. Con la ayuda de Dios, Alejandro es capaz de juntar dos montañas, impidiendo asi la libertad de las tribus.26

Una lectura cuidadosa del Libro de Alexandre revela, en nuestra opinión, que la presentación del héroe llevada a cabo por el poeta español es consistente con las tradiciones populares e intelectuales del siglo XIII. Nuestro poeta, en verdad, nunca intenta convertir a Alejandro en cristiano, continuamente se refiere a él como "noble rey pagano"; no obstante, satisfactoriamente lo presenta como "un cristiano antes de Cristo". El ambiente intelectual del siglo XIII, según hemos visto en las leyendas populares, la obra del rey don Jaime y la de Alfonso X, consideraba a los antiguos como hombres buenos y santos, a veces inspirados por Dios, destinados a ser la causa de grandes acontecimientos y merecedores de la admiración del hombre de la Edad Media. Por lo tanto, cuando el poeta del Libro de Alexandre nos dice que su héroe "quiso a Dios una oración fer" (120c) o cuando besa el altar (119b), está actuando exactamente como el hombre de la Edad Media, tanto el letrado como el que no, esperaría que lo hiciese un hombre de su magnitud.

La completa gama de anacronismos cristianos a lo largo del poema, tales como los papeles desempeñados por Dios y Satán, el ritual, y los elementos cristianos en el discurso directo, son interpolados no como esfuerzo consciente de poner el material clásico a la altura del público del siglo XIII —si bien ésta es la consecuencia natural— sino más bien como resultado de una tradición intelectual que en su desarrollo ha alcanzado la cima en el siglo XIII y mediante la cual el poeta del Libro de Alexandre percibe al hombre antiguo.

Tenemos, pues, que gran parte de la medievalización del Libro de Alexandre se puede explicar mediante el entendimiento de la percepción del poeta de la continuidad histórica, asi como su percepción y relación con el hombre antiguo. Y si bien estos dos modos de percepción histórica nos ofrecen una explicación general de la medievalización y cristianización de la vida de Alejandro Magno, es necesario que nos fijemos en otro modo de percepción histórica, el ya mencionado de prefiguración, para poder comprender los anacronismos relacionados con la concepción medieval del monarca.

El modo de percepción figurativa fue un medio de interpretación histórica accesible durante la Edad Media, comúnmente comprendido y aceptado tanto por las personas letradas como por las que no lo eran. En simples términos, el modo de percepción figurativa de la historia consiste en considerar un acontecimiento histórico como prefiguración de un futuro acontecimiento. El primer acontecimiento anuncia el segundo que al realizarse prefigura a su vez otro acontecimiento que ha de ocurrir. Esta Interpretación figurativa de la historia se usó por primera vez en la exégesis bíblica. Acontecimientos del Viejo Testamento sirvieron como "figuras" o prefiguraciones de acontecimientos específicos que tuvieron lugar durante la vida de Cristo. Asi el éxodo de Moisés por el Mar Rojo se interpretó como prefiguración del bautismo de Cristo, que a su vez anunciaba otro acontecimiento: el de la purificación por fuego del mundo en los últimos días. El modo figurativo de percepción histórica sirvió para convertir un libro distante y extraño de leyes e historias judías en una profecía coherente y comprensible de Cristo y del mundo futuro.

Como se aludió ya en las páginas anteriores, la tardía Edad Media llevó el modo de interpretación figurativa de la historia más allá del ámbito de la exégesis bíblica hasta convertirlo en un modo común de percepción histórica relacionado con todos los acontecimientos de la historia humana. La percepción de Alfonso X de la adoración pagana del agua, aire y tierra como figuras del bautismo, el Espíritu Santo, la pureza de vida de Cristo y la Virgen Maria, ilustra el grado hasta el cual acontecimientos clasicos-paganos se interpretaban como prefiguraciones cristianas, recordándonos asi, como declara Auerbach, que "history with all its concrete force remains forever a figure cloaked and needful of interpretation".27 El gran pensador medieval Vicente Beauvais ilustra el figurativo de la historia, al presentarla como un gran espejo en el que todos nos hallamos reflejados en su Speculum Historiale.28

P. A. Bly y Alan Deyermond han demostrado recientemente que el uso de la prefiguración constituye un elemento esencial en la compleja y entretejida estructura del Libro de Alexandre.29 Digresiones aparentemente torpes cobran un significado importante al ser interpretadas como prefiguraciones de la vida de Alejandro. Estos autores han presentado un argumento convincente para aceptar a Paris, en la digresión de Troya, y el episodio de la Torre de Babel, como prefiguraciones de Alejandro y su eventual caída. Los autores contienden que sin este tipo de interpretación, la estructura del poema quedaría imperfecta: una serie torpe de digresiones arbitrarias esporádicamente intercaladas sin significado estructural alguno.

Si la digresión de Troya y las otras digresiones históricas que aparecen en el Libro de Alexandre las percibió el autor como figuras de Alejandro, ¿no podemos suponer también que considerase la vida de Alejandro como prefiguración de algún acontecimiento futuro? El extenso proceso de medievalización relacionado con la concepción del monarca parece sugerir una asociación entre el Alejandro clásico y la monarquía contemporánea del siglo XIII. Más aún, es totalmente posible que estos anacronismos puedan explicarse a través del modo de percepción figurativa de la historia.

A Alejandro se le presenta en el Libro de Alexandre como un rey medieval dotado de todas las virtudes admiradas en un monarca del siglo XIII. De linaje real, es instruido según los patrones y nociones medievales de educación; lleva a cabo actos de valor real; y está adornado de las virtudes de fortaleza y templanza. Es un verdadero ser noble de ilustre nacimiento, cortés y magnánimo. Evita la perfidia y busca el honor; como letrado y guerrero es el prototipo del monarca medieval.

No es muy común hallar los términos medievales de monarca y monarquía con referencia a Alejandro, no obstante ocurren en algunas obras importantes, tal como en el De Regimine Principum de Santo Tomás de Aquino.30 A nuestro héroe se le percibe principalmente como caballero o guerrero medieval más bien que como monarca.

El hecho de que el hombre de la Edad Media considerase a Roma como el verdadero primer Imperio, excluía la posibilidad de reinos anteriores y tendía a devaluar los éxitos de Alejandro. El poeta español intenta, sin embargo, establecer firmemente a Alejandro como un "noble rey pagano" (5a). Michael concluye que "the poet appears to have exerted himself to explore all aspects of kingship that he probably regarded as most important in a contemporary monarch".31 Y Willis sugiere que el poema en su totalidad se concibiese como un speculum principis.32

No nos parece descabellado afirmar que los anacronismos relacionados con la idea medieval del monarca se presentan a lo largo de todo el poema con el propósito firme de percibir a Alejandro como imagen de un monarca contemporáneo. La defensa de esta tesis requiere el examen de algunos aspectos de la interpretación figurativa de la historia en cuanto aplicables a la España del siglo XIII.

De nuevo, es importante recordar que la interpretación figurativa de la historia implica que un acontecimiento histórico anuncia o prefigura otro que, al realizarse, ofrece todavía la prefiguración de incluso otro mayor acontecimiento. Importante también es que no reduzcamos los acontecimientos históricos a simples símbolos o alegorías, sino que comprendamos que cada acontecimiento se consideró también en su sentido real e histórico. Los acontecimientos relacionados con Troya se consideran verdaderos acontecimientos históricos que anuncian otro acontecimiento histórico y real, el de Alejandro. El modo de percepción figurativa de la historia consideraría a Alejandro no como símbolo de la dignidad real, sino más bien como un acontecimiento histórico que anunciaba otro incluso de mayor importancia.

Las semejanzas existentes entre la imagen que de Alejandro nos ofrece el poeta y el monarca contemporáneo, Fernando III, creemos que son más que suficientes para establecer a Alejandro como prefiguración de este monarca. En este sentido, debemos recordar que una "figura" no necesita corresponder en cada punto y detalle con el acontecimiento que anuncia, sino que "often vague similarities in the structure of events or in their attendant circunstances suffice to make the figura recognizable".33 Y así, sin ninguna presunción exhaustiva, trataremos de presentar suficientes semejanzas entre Alejandro y Fernando III para poder establecer a aquél como posible prefiguración de este monarca español, ilustrando mediante ello un modo de percepción histórica que permita explicar otra gran parte de los anacronismos en el poema.

Ya desde el comienzo del poema, Alejandro expresa su deseo de liberar a su tierra del sometimiento en que se halla:

 

dezia ay mesquino quando ueere el dia

que pueda rancurar esta sobrançaria

 

dexare Heuropa yre passar la mar

yre conquerir Asya t con Dario lidiar

averma cuemo cuedo la mano a besar (24cd, 25bcd).

 

La idea de reconquista fue una característica dominante en el pensamiento español del siglo XIII, asi como cualidad esencial de todo buen monarca. El deseo de Alejandro de recobrar la tierra de su padre debió poseer una gran atracción para el hombre del siglo XIII, a la vez que reflejaba los mismos deseos de Fernando III, quien logró grandes éxitos en la reconquista.

A Alejandro lo motiva un gran sentido del honor: "Non seria pora rey uida tan aontada/ terria por meior de morir muerte onrrada" (47ab). Fernando III poseyó también este agudo sentido del honor, cuya mejor manifestación creemos fue su insistencia por restaurar ni lugar de origen las campanas de la catedral de Santiago, tras la conquista de la ciudad de Córdoba.

Uno de los aspectos de Alejandro más subrayados en el poema es su educación y cultura. Por su parte, Fernando III fue considerado como uno de los grandes patrones de la cultura en la España medieval. En un sentido general, Fernando III parece encajar perfectamente en el molde que el poeta español, mediante Alejandro, ha designado para el monarca ideal. Un estudio más detallado seguramente mostraría muchas más semejanzas entre Fernando III y la imagen que de Alejandro Magno aparece en el poema. No obstante, existe un problema que hay que resolver antes de poder aplicar el modo de percepción figurativa de la historia a Fernando III.

Si bien existe un sentido general de admiración para con Alejandro como monarca y guerrero, el poeta es incapaz de soslayar el hecho de que, debido a una falta de su carácter, Alejandro termina por encontrar su destrucción. Incluso la interpretación figurativa de Troya y la Torre de Babel alegada por Bly and Deyermond, anuncia el declinar y eventual caída de Alejandro en lugar de su gloria como rey y conquistador. Parecería por ello mucho más lógico percibir a Alejandro como prefiguración de un mal monarca y no de Fernando III, rey cuya personalidad sin tacha le mereció el sobrenombre de "el Santo". No obstante, si nos fijamos más detenidamente en la naturaleza específica de la interpretación figurativa de la historia, nos daremos cuenta que la noción de "consecución" es esencial en todo análisis figurativo; es decir, un acontecimiento histórico se ve como algo imperfecto o incompleto que anuncia su consecución total o parcial en un acontecimiento futuro de mayor importancia. De esta manera, es posible considerar a Alejandro como un acontecimiento imperfecto que anuncia su consecución en Fernando III.

La tacha en el carácter de Alejandro que le lleva a su destrucción es codicia, lo que implica un excesivo deseo por lo inconseguible o por lo que no debe ser. El uso de la Torre de Babel como prefiguración de Alejandro es especialmente interesante, ya que ilustra el deseo por algo que Dios no permite. El deseo de Alejandro de conquistar todo el mundo tampoco coincide con la voluntad divina. Cary ha señalado que "the coincidence in time of the foundation of the Empire by Augustus and of the Church by Jesús, established the opinión that God ordained it to be so. It followed that, before the Román Empire, there could have been no Empire an no true Monarchy".34 Por lo tanto, el intento de Alejandro de crear un imperio mundial iba más allá de lo ordenado por Dios, resultando así su caída personal inevitable.

A pesar que la "codicia" de Alejandro se presenta a lo largo de todo el poema, todavía existe en él un gran sentido de admiración por las buenas cualidades que Alejandro posee. Desde el comienzo el autor expresa su intención de narrar la vida de un rey "que fue de grant efforçio de coraçon loçano" (5b). Al final de la introducción, antes de comenzar la narración de los acontecimientos, el autor exclama: "nunca connosçio ome su par en la sufrençia" (6d); y de su héroe nos dice que fue "franc", "ardit" y de "grant sabençia". Toda la introducción está llena de alabanzas, sin que exista la menor referencia a la eventual caída de Alejandro. Más aún, no existe unanimidad en cuanto a la interpretación de la posible condenación de Alejandro por parte del autor. Los dos críticos, Willis y Michael, que se han ocupado de este asunto mantienen posiciones distintas en cuanto a la salvación o condenación últimas de Alejandro.35 No hay duda, y aparte de las conclusiones respectivas de los críticos citados, que la actitud del autor queda rodeada de gran ambigüedad, poniendo así mayor énfasis en el Alejandro rey, guerrero y conquistador, que en el Alejandro símbolo de codicia.

La vida de Alejandro puede verse entonces como un acontecimiento imperfecto que prefigura su consecución en Fernando III. Este rey posee todos los atributos de Alejandro excepto la tacha de su carácter que le llevó a su destrucción. Mientras Alejandro es dominado por la codicia al desear más de lo permitido por Dios, Fernando III tiene la responsabilidad de restablecer el reino cristiano en España. Puede entonces por ello decirse que Fernando III representa la consecución de un acontecimiento imperfecto que lo prefiguró en la persona de Alejandro.

Nos damos cuenta que la documentación presentada no es muy contundente, y parecería razonable poder rechazar como especulación caprichosa lo que últimamente hemos propuesto. No obstante, si concurrimos con Bly y Deyermond y aceptamos el modo consciente de interpretación figurativa de la historia del autor tal y como se ve en las varias digresiones aludidas, tendremos entonces también que aceptar que el autor percibió la vida de Alejandro en la misma manera. Si Troya prefigura a Alejandro, ¿a quién prefigura éste? El inmenso proceso de medievalizacíón puede explicarse como hemos señalado antes: mediante la percepción del autor de un presente histórico. El poeta español, sin embargo, se ha separado dramáticamente de la corriente general de la literatura medieval sobre Alejandro, presentándole como un monarca medieval más bien que como guerrero o conquistador. Esta separación puede mejor comprenderse mediante la percepción de Alejandro por parte del autor como monarca contemporáneo; y de todos los monarcas que el autor pudo estar al tanto, ninguno encaja mejor en el molde por él creado que la persona de Fernando III.

Mediante la ilustración de Fernando III como consecución de la realidad histórica prefigurada por Alejandro, podemos ver un modo de percepción histórica que explica los numerosos anacronismos relacionados con la concepción medieval del monarca. Lo mismo que el entender la digresión de Troya como prefiguración de Alejandro convierte esta digresión, aparentemente torpe y sin mucho sentido, en una parte importante de la estructura del poema, una comprensión semejante de Alejandro como prefiguración de un monarca contemporáneo convierte los anacronismos en un importante enlace de percepción, esencial para el autor en su interpretación de la historia.

Pasemos ahora a examinar un último modo de percepción histórica que servirá para completar este estudio del contenido anacrónico del Libro de Alexandre. Una de las principales características de la literatura medieval la constituye la continua recreación y amplificación de las obras poéticas. Las numerosas obras basadas en la vida de Alejandro atestiguan este sentido medieval de plasticidad. Es por ello que merece la pena que nos detengamos a examinar la motivación del poeta español en recrear la vida de Alejandro como esfuerzo para ilustrar un modo de percepción histórica que no sólo ayuda a explicar las constantes reverberaciones de temas populares, sino que también justifica gran parte del contenido anacronístico del poema.

Uno de los logros más importantes en el Libro de Alexandre es la evolución en la percepción del poeta de la realidad histórica derivada de numerosas fuentes. En este sentido el poeta español ha operado de manera semejante a un historiador contemporáneo. La recreación y amplificación de un suceso histórico es el resultado de la percepción revisada del historiador moderno de tal suceso. Este proceso, conocido como "revisión histórica", surge como consecuencia del descubrimiento de nueva documentación, así como del constante re-análisis de obras previas. El historiador contemporáneo es motivado por su deseo de expresar una específica verdad histórica, verdad que sólo ha sido imperfectamente vista en versiones anteriores.

En tiempos pasados, el Libro de Alexandre parecía haber sido compuesto a base de los caprichos e imaginación del poeta español. Tras el detallado análisis de Willis se vio que el poema era el resultado de una minuciosa colación de las siguientes fuentes: a) el Alexandreis de Gautier de Châtillon; b) el Román d'Alexandre; c) la Historia de Proeliis; d) la Ilias Latina, y e) otras obras menores, entre las que se encuentra la de Quintus Curtius. A pesar de que dos terceras partes de nuestro poema provienen del Alexandreis de Gautier de Châtillon, la sistemática reorganización, la omisión y modelación de la información provista por las fuentes aludidas ilustran la actividad autorial de revisión histórica.

La lealtad del poeta para con sus fuentes es notable. Michael, al concluir su estudio de Alejandro como monarca medieval, pone de manifiesto que el poeta no ha subrayado el concepto del monarca como fuente de justicia, debido a la dificultad de hacerlo a base de la información a su disposición presentada en las fuentes. La breve porción de material básico original en el Libro de Alexandre consiste en moralizaciones sobre la sociedad contemporánea y unos pocos discursos de Alejandro, nada de lo cual representa un papel decisivo en la historia misma.

La responsabilidad del poeta no consistió en crear una historia de Alejandro basada en su capricho e imaginación, sino en cotejar seriamente todos los materiales sobre Alejandro a su disposición y así crear una versión revisada y más perfecta de la vida de Alejandro Magno. El autor logró esto mediante la depuración de gran parte de los detalles frívolos e increíbles del Alexandreis. La tendencia a omitir la exposición que aparecía en Châtillon "seems to signify —según Willis— that the Spanish poet did not regard himself as merely a translator of the Alexandreis, but rather as an independent author of a poetic history of Alexander the Great".36

El poeta, utilizando el Alexandreis como guía, procedió a condensar largos discursos, reorganizar el orden cronológico de los sucesos, interpretar información de otras fuentes y corregir la cronología errónea, convirtiendo toda la información disponible sobre Alejandro en un "symposium of the most important material on the Alexandre story. assembled from what he both read and heard, and organized into a coherent whole"37. El Libro de Alexandre es asi el resultado de la percepción revisada de la historia llevada a cabo por su autor. Su motivación al recrear, remodelar y engrandecer la vida de Alejandro ha sido la de ofrecer su versión de la realidad histórica, realidad que sólo había sido presentada imperfectamente en obras anteriores. Si bien una comparación interesante puede establecerse entre el método de revisión histórica de nuestro poeta y el llevado a cabo por historiadores modernos, es importante recordar que, debido a la percepción de la historia del hombre medieval, el proceso del poeta español nunca podría ser aceptado bajo ningún criterio moderno historiográfico. El defecto más evidente en términos de una noción moderna de la historia reside precisamente en el anacronismo de medievalizar a una personalidad clásica. No obstante, esta medievalización está directamente relacionada con los motivos del poeta al recrear el tema de Alejandro.

Recientemente S. G. Nichols ha llevado a cabo un excelente análisis de la interacción de vida y literatura en la Edad Media.38 Su estudio revela que la percepción medieval de la historia exige que acontecimientos históricos de gran importancia deben ser presentados con algún tipo de adorno contemporáneo. En sus primeras manifestaciones esta noción estuvo relacionada con la construcción de basílicas, monasterios e iglesias en Tierra Santa, en los mismos lugares donde siglos antes habían tenido lugar importantes acontecimientos en la vida de Nuestro Señor. "However sacred and wonderful the places might be in themselves, they had to be made to appear actually and physically as glirous as they were spiritually and historically".39 Los peregrinos a Tierra Santa comenzaron a esperar señales tangibles del pasado en la forma de edificios y santuarios. Esperaban no una mera restauración del pasado, sino más bien manifestaciones contemporáneas que reflejasen la grandeza intrínseca del suceso.

Estos adornos representaban, sin embargo, algo más que el anuncio de un suceso sagrado, tendían también a actuar recíprocamente con la realidad histórica. Los peregrinos, al observar los bellos jardines cultivados por un grupo de monjes alrededor de las ruinas de la fuente de San Juan Bautista, idealizaron el lugar sagrado a base de su ornato contemporáneo. La fuente de San Juan Bautista se percibió como un "locus amoenus" tanto histórico como contemporáneo. Dada tal actitud Nichols concluye— podemos entender la relativa facilidad con que acontecimientos legendarios, con poca o ninguna evidencia histórica, eran elevados a la categoría de verdaderos acontecimientos históricos. Para el hombre medieval, la historia continuamente cambiaba según el grado de interacción de su vida personal con los adornos de temas históricos.

El "Peregrinatio principle", o mejor dicho la interacción de la vida contemporánea con la realidad histórica puede aplicarse al Libro de Alexandre como esfuerzo por ilustrar un sentimiento general de percepción histórica compatible con la visión anacronística del poeta español del material clásico. La creación del Libro de Alexandre representa tanto el embellecimiento de un suceso histórico con adornos contemporáneos como la interacción e idealización de la vida medieval con el pasado histórico.

Es evidente que el autor del Libro de Alexandre reconoce la necesidad de hacer constar acontecimientos importantes; actividad que reconoce haber sido llevada a cabo por los "antiguos":

 

Los maestros antigos fueron de grant cordura

trayan en sus faziendas siso t grant mesura

por esso lo metien todo enna escritura

pora los que ueniessen meter los en ardura (765).

 

Esta necesidad, sin embargo, no tiene nada que ver con nuestra moderna preocupación por la autenticidad. La mayor parte de la medievalización en el Libro de Alexandre es creación original de su autor, lo que tiende a ilustrar que si bien nuestro poeta conocía la necesidad de registrar los acontecimientos históricos, poco le importaba el alterar los sucesos mediante el anacronismo medieval. Para él la constatación de grandes sucesos se percibía de modo análogo a la edificación de un santuario en un lugar histórico. Cuando nuestro poeta dice "quiero fer vn libro que fue de vn rey pagano", se está refiriendo naturalmente a las líneas de su versión poética; no obstante, la declaración "fer vn liuro" en lugar de la simple "contar una estoria" representa su deseo de grabar con algo tangible y concreto el acontecimiento histórico. En este sentido, la historia de Alejandro queda adornada no sólo con "curso rimado por la quaderna uia", sino también con el proceso de medievalización.

El concepto de ornamentación mediante el proceso de medievalización podemos verlo claramente en la descripción del poeta del árbol dorado, que él toma de la Historia de Proeliis. Mantiene la descripción básica de su fuente:

 

seye rico aruol en medio leuantado

nen era muy gruesso nen muy delgado

doro fino era sotil mientre obrado

 

Quantas aues en çielo an uozes acordadas

que dizen cantos dolçes menudas t granadas

todas en aquel aruol parecien figuradas

cada una de su natura en color diuisadas (2132bcd-2133).

 

Pero, no satisfecho con la mera descripción del maravilloso suceso, se esfuerza por embellecerlo con adornos contemporáneos, rodeándolo de una serie de instrumentos musicales:

 

Todolos estrumentos que usan los ioglares

otros de maor preçio que usan escolares

de todos auia hy tres o iiij. pares

todos bien temprados por formar sos cantares (2134).

 

El proceso de embellecimiento lo continúa con la invención de la armonización de las aves con los instrumentos en el contexto de la música medieval: "Volvía los estrumentos a buelta connas aves" (2138). En este, como en otros muchos casos a lo largo del poema, el poeta ha embellecido el acontecimiento debido a su modo de percepción histórica que le exige el adorno de los sucesos históricos con señales tangibles contemporáneas.

A lo largo de este estudio se han examinado varios modos de percepción histórica con la intención de mejor comprender el contenido anacrónico del Libro de Alexandre. La percepción del poeta de su presente como mera continuación del pasado sin tener en cuenta las diferentes condiciones culturales, sociales, religiosas e intelectuales de la época de Alejandro el Magno, representa una explicación del proceso de medievalización como resultado de un modo inconsciente de percepción histórica. La cristianización de la historia de Alejandro aparece así como reflejo de una evolución perceptual que consideraba a los antiguos como cristianos antes de Cristo. Los anacronismos, consecuencia de la concepción medieval del monarca, sirven como eslabones perceptuales importantes de la interpretación figurativa de la historia del autor. Finalmente, la medievalización puede verse también como esfuerzo consciente para embellecer el pasado, permitiendo así al hombre medieval su participación en los grandes acontecimientos históricos. Si bien partimos de un desacuerdo con las explicaciones ofrecidas por Willis y Michael del pronto de medievalización llevada a cabo en el Libro de Alexandre, nos unimos a ellos en la admiración y celebración de una obra artística y coherente del siglo XIII español. Quienes despreciaron el poema por su contenido anacronistico, lo hicieron debido a su inhabilidad de comprender los modos de percepción histórica del poeta que le obligaban a "medievalizar" el material clásico. Tal vez ellos fueron culpables de un mayor anacronismo.

 

 

 

 

NOTAS

 

1 Los dos primeros estudios dieron los de Raymond S. Willis, The Relationihip of the Spanish "Libro de Alexandre" to the " Alexandreis" of Gautier de Chatillon (Elliot Monograph, 31, Princeton and Paris, 1934), y The Debt of the Spanish "Libro de Alexandre' to the French "Roman d'Alexandre" (Elliot Monograph. 33, Princeton and Paris, 1935). La primera obra que trata específicamente el problema de la medievalización en el poema es la de Ian Michael, The Treatment ,of Classical Material  in the "Libro de Alexandre" (Manchester 1970).

2 The Treatment. .., p. 247.

3 Raymond S. Willis, "The Artistry and Enigmas of the Libro de  Alexandre", Hispanic Review, 42 (1974), 33.

4 Ian Michael. The Treatment..., p. 142.

5 Para todas las citas seguimos la edición de Raymond S Willis, El Libro de Alexandre: Texts of the Paris and the Madrid Manuscripts (Elliot Monograph, 32, Princeton and Paris, 1934). Seguimos la numeración establecida por el editor y, salvo en un caso que queda señalado, utilizamos la versión del MS. O.

6 Raymond S Willis, "Mester of clerecía. A definition of the Libro de Alexandre", Romance Philology, X (1956-1957), 213-214.

7 Stephen G. Nichols, "The Interaction of Life and Literature in the Peregrinationes ad Loca Sancta an the Chansons de Geste", Speculum, 44 (1969), 51.

8  José Antonio Maravall, Antiguos y Modernos (Madrid, 1966), p. 115.

9 Antiguos y. .., p. 203.

10 Peter Burke, Тhe Renaissance Sense of th, Past (I.ondon, 1969), р. 1.

11 Тhe Renaissance. .., p. 6.

12 Planeta, ed del P M Alonso (Madrid, 1943). pp. 178-179. Citado por I. A Maravall. Antiguos y..., p. 203.

13 Esto puede fácilmente verse en  las reproducciones incluidas en el excelente libro de George Cary, The Medieval Alexander (Cambridge, 1956).

14 The Treatment..., p. 176. Para más detalles de este proceso ver el capítulo del mismo libro intitulado "Other aspeets of medievalization", pp. 176-248.

15 Raymond S. Willis, The Relationhisp ..., p. 68.

16 Para otros ejemplos de sustitución de elementos paganos por cristianos, ver el capitulo IV: "Chrístianization" del libro de I. Michael, The Treatment. . ., pp. 88-142.

17 Ibid., pp. 141-142.

18 José Antonio Maravall, Estudios de  historia del pensamiento español  (Madrid, 1973), pp. 289-290.

19 17 Ibid., p. 1289.

20 H. Moss, The Birth of the Middle Ages 395-814 (London, 1963), p. 265.

21 General Estoria, ed. de Antonio G. Solalinde (Madrid, 1930), p. 162.

22 El Libre de Saviesa, (Barcelona, 1946), p. 10.

23 El Septenario, ed. de Kenneth H. Vanderford (Buenos Aires, 1945).

24  Ibid., 79.

25 The Medieval Alexander, p. 130.

26 Ibid.. 130-134

27 Erich Auerbach, "Figura", en Scenes from the Drama of European Literature (New York, 1959), p. 58.

28 Es una de las cuatro partes en que se divide su Speculum majus. Para la importancia de esta obra en el arte y pensamientos medievales véase el libro de Emile Mâle, The Gothic Image. Religious Art in France of the Thirteenth Century (New York, I958).

29 P. A. Bly y Allen D. Deyermond, "The Use of Figura in the Libro de Alexandre", Journal of Medieval and Renaissance Studies (1972), 151-181.

30 George Cary, The Medieval Alexander, p. 104.

31 Ian Michael, "Interpretation of the Libro de Alexandre", Bulletin of Hispanics Studies, XXXVII (1960), 205.

32 Raymond S. Willis, "Mester  of clerecía...", 223.

33 Erich Auerbach, "Figura", p. 29.

34 George Cary, The Medieval Alexander, p. 104.

35 Compárense las opiniones de Willis, "Mester de Clerecía..." e I. Michael. "Interpretation... . Un resumen de la controversia aparece también en lan Michael, "Estado actual de los estudios sobre el Libro de Alexandre". Anuario de Estudios Medievales (1965), 591-592.

36  R. S. Willis, Tht Relationship..., p. 28.

37 Ibid., p. 41

38 Stephen G. Nichols, "The Interaction of Life and Literature in the Peregrinationes ad Loca Sancta and the Chansons de Geste", Speculum. 44 (1969), 51-77

39 Ibid., p. 53.

 

 

 

 

 

 

modos de percepción histórica
en el libro de alexandre

 

Revista de Literatura Hispánica , 15 (1982), 2-24

 

Michael Salomon - Juan Carlos Temprano