Operación quirúrgica, siglo XV.

 
 


 

Entre 1985 y 1986 llevé a cabo la edición íntegra del Kitāb ādāb al-falāsifa atribuido a Hunayn ibn Ishāq, en la versión de Muhammad Alī ibn Ibrāhīm ibn Ahmad ibn Muhammad al-Ansārī, que se conserva en un único manuscrito en la Real Biblioteca de El Escorial. La edición contaba con un aparato crítico donde se recogían las correcciones propuestas para una mejor lectura del texto, las adiciones marginales y correcciones que el propio manuscrito ofrece, así como las variantes aportadas por otros dos mss. conservados en Londres (British Museum) y Munich (Hofund Staatsbibliothek). Se completaba dicha edición con unos apéndices en los que se recogían capítulos que no aparecen en el ms. de El Escorial.

Cuando ya tenía la edición muy avanzada apareció la realizada por el Profesor Badawi1, decidí colacionarla con el texto escurialense e incluir sus aportaciones en el aparato2

Lo que me movió a llevar a cabo ese trabajo era de un lado dar a conocer uno de los textos que nos pueden acercar a un mejor conocimiento de la obra de Hunayn y de otro lado poner de manifiesto, por una nueva vía, el estado del conocimiento que de la obra de Hunayn se tenía. Hay que considerar además de esta obra existen múltiples versiones peninsulares3; versiones realizadas por traductores hispanos. De modo que, la obra de Hunayn tuvo gran fortuna en el mundo árabe en general no es menos cierto que despertó un interés particular en al-Andalus. Se trataba además de comprobar hasta dónde los Adāb al-Falāsifa obra original o mera copia de ios Nawādir de Hunayn.

La figura de Hunayn ibn Ishāq al-'Ibādī (808-873 d. C. ) cristiano nestoriano médico y traductor de obras griegas al árabe es muy conocida. Su producción abarca tratados médicos filosóficos estudios sobre diversos aspectos de la naturaleza, como la zoología y la meteorología así como trabajos de carácter religioso o lingüístico. Casi todos ellos suponen una reelaboración de materiales y teorías que se encontraban en obras anteriores pero su labor presenta como mayor y más original aportación la creación dé un léxico científico inexistente en árabe.

A comienzos del s. IX, el califa 'abbāsí al-Ma'mūn fundó en Bagdad (832 d. C.) una escuela llamada Bayt al-Hikma al frente de la que puso a Yahyā ibn Māsūya, que fue seguido a su muerte por Hunayn ibn Ishā que era descendiente de árabes que habían abrazado el cristianismo y que 'a pesar de la expansión islámica, no habían adoptado la fe musulmana Su lengua era pues, el árabe vernáculo de su región de origen (Hīra) y su lengua de cultura el siríaco, la lengua de la liturgia de la iglesia nestoriana. Hunayn se rodeó como colaboradores, de su hijo Ishāq (m. 911), de su sobrino Hubavš ibn al-Hasan y otros discípulos que continuaron su obra pudiéndose considerar Bayt al-Hikma como una verdadera escuela de traductores.

Como base de sus traducciones al árabe empleaban fundamentalmente textos traducidos al siríaco de originales griegos, aunque es muy posible que pudiera cotejar estas traducciones siríacas con los originales griegos que pudieran haber llegado a sus manos, pues parece que conocía bien la lengua griega.

La labor de estos traductores, que continuaron trabajando hasta muy entrado el s. X, finalizó con figuras como Yahyà ibn al-Batrīq Qūsta ibn Lūqa al-Ba'alabakkī y otros, y constituyó no sólo una forma de difusión de la ciencia, las artes y el pensamiento griegos, sino que contribuyó a crear en árabe la terminología adecuada a las distintas ciencias y técnicas.

Entre las obras de Hunayn, cuya biografía recogen casi todos los grandes autores árabes como Ibn Sā'id al-Andalusi en sus Tabaqāt al-umam, 4 Ibn al-Qiftī en Ta'rīj al-Hukamā 5 o Ibn Abī Usaybi'a en 'Uyūn al-anbā' 6, figura que tradujo muchas de las grandes obras de la antigüedad griega y la Biblia. Y entre las llamadas obras de creación, al margen de las obras médicas que redactó, figura el texto conocido con el título de Nawādir al-Falāsifa 7.

En este texto, Hunayn no sólo recoge una serie de máximas atribuidas a un número de autores griegos: Aristóteles (f. 25 v.)8, Platón (f. 22), Sócrates (f. 16), Diógenes (f. 44), Pitagoras, entre otros como Hermes o Mahādarŷīs 9; sino la descripción de diversas escuelas filosóficas griegas, así como los métodos didácticos y el aspecto de las instituciones a las que los griegos enviaban a sus hijos para que recibieran educación10.

El original de esta obra se ha perdido sólo se conservan copias tardías o referencias en otras muchas obras y por ello se desconoce cuál fuera exactamente su contenido y su extensión De las copias conservadas sabemos aue aportaba datos para la historia de la filosofía así como para el conocimiento de los métodos pedagógicos de los griegos para impartir dicha materia. Sin embargo su contenido básico lo constituyen las máximas registradas y atribuidas a sabios filósofos griegos como ya he dicho junto con las de otros sabios de la tradición islámica como Luqmān11 A éste cuerpo central se añade una serie de historias de carácter moralizante como la del poeta Ibico o la de Alejandro Dū l-Qarnayn, que tienen orígenes diversos.

Se ha venido aceptando que Hunayn no realizó el trabajo de selección de las fuentes originales sino de florilegios bizantinos pero hay quienes exce túan de este procedimiento las máximas atribuidas a Hipócrates y Galeno puesto que Hunayn había traducido las obras médicas de ambos y muy bien pudo a partir de ahí realizar su propia selección En cualquier caso el problema de las fuentes de Hunayn es muy complejo y en el terreno de las máximas de los sabios aún no se ha encontrado el florilegio o florilegios que fuera fuente directa de los Nawādir.

Los Nawādir al Falāsifa en la versión de al Ansarī Kitāb ādāb al-falāsifa cuyas copias más o menos cercanas al original han sido catalogadas de forma genérica' bajo el epígrafe de Ética y Política son básicamente una obra moralizadora, cuyas máximas en muchos casos han llegado a convertirse en refranes populares Así mismo ese carácter moralizante ha hecho de ellos fuente de obras del género "espejo de príncipes" o bien fuente obligada por su autoridad para las obras más diversas" desde las misceláneas a las obras de retórica tanto de autores árabes como no-árabes Sus ecos llegan incluso tal vez por el carácter popular que fueron adquiriendo a la literatura árabe contemporánea12.

En este libro se incluye un capítulo (fs. 27 44) al que ya hemos aludido, dedicado a las enseñanzas de Alejandro Dū l-Qarnayn tema que de por sí ya ofrece suficientes aspectos como para ser tratado en solitario puesto que la traducción española está ya completa y a falta de editor ofrezco aquí un avance de este trabajo que trata, además de presentar la traducción de dicho capítulo, de hacer una aproximación a tan complejo asunto señalando sus posibles orígenes, sus conexiones con otros textos semejantes así como la discusión acerca de la autoría del libro o los canales de transmisión.

 

Desarrollo y evolución del tema de Alejandro en la Literatura Árabe.
Orígenes, vías de penetración y confusión de géneros
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El tema de Alejandro ha sido, a lo largo de la Historia de la Literatura en diversas lenguas y culturas13, tanto en Oriente como en Occidente un tema de éxito que se ha presentado con numerosas variantes cuyo protagonista aparece en relación y confusión con múltiples héroes a él se han incorporado mitos y leyendas con cargas culturales, religiosas e ideológicas de muy diversa procedencia que, por su forma y contenido pueden aparecer en obras históricas, en el cuento fantástico popular o en la literatura sapiencial y moral por todo ello el camino para su difusión ha sido tanto el oral como el literario, llegando, en muchos casos, a ser una. vía fuente de la otra.

La primera manifestación literaria árabe en la que aparece la figura de Alejandro es en el Corán. En la azora XVIII 14 se recogen dos leyendas -junto a una versión de la leyenda de los siete durmientes y otra llamada el ángel y el ermitaño 15; , con lo que esa azora se convierte en una recopilación de materiales legendarios muy antiguos; una de ellas es la referente a la búsqueda de la fuente de la vida 16, relacionada con  leyenda del pescador Glauco, cuyo origen está en el Pseudo-Calístenes y que debió llegar a Arabia a través de una versión siriaca, de forma aislada. La otra leyenda de origen cristiano-siriaco, donde  el  personaje aparecía caracterizado como un monje que lucha por la defensa de la fe, es la que daría origen a una versión etiópica conservada 17, y hace aparecer a Alejandro como un personaje cercano a la mística.

Así pues aunque en una de estas leyendas el personaje citado en el Corán18 es Moisés no cabe la menor duda de que el personaje aludido es Alejandro a quien en textos extra-coránicos se adscribe la anécdota y no al Moisés bíblico. Esta identificación con Alejandro también la llevaron a cabo los propios comentaristas musulmanes del Corán aunque la identificación de este Alejandro con aquel Alejandro Macedonio no fuera siempre clara para los exégetas coránicos 19.

Los motivos a los que se alude en el Corán tienen como hemos visto dos orígenes diferentes; uno es el Alejandro pagano, derivado del Pseudo-Calístenes que en su origen es una historia novelada del Alejandro Macedonio histórico donde se reunieron materiales de diversa procedencia y que debió ser redactada hacia el s II por un autor alejandrino desconocido. El otro sería el que presenta a un Alejandro religioso de inspiración cristiana, defensor de la fe que es el derivado de la versión cristiano-siriaca.

Tanto la leyenda de la fuente de la vida como la de la construcción del muro tienen relación con otros textos y otros personajes de modo que la exégesis o la identificación posterior han hecho que se relacionara a Alejandro o al protagonista de esas leyendas con al-Jādir, 20 personaje que a su vez, sufre una serie de identificaciones con otros personajes míticos o bíblicos. En el Corán se identifica al acompañante de Moisés o bien a su criado con al-Jādir 21 por parte de algunos comentaristas y se cree que el relato coránico presenta rasgos que permiten identificar sus fuentes con la epopeya de Gilgamĕs, con la leyenda judía de Elias y el Rabino Yosŭa b. Levi y como hemos dicho, con la historia de Alejandro.

De otro lado el personaje de al-Jādir no tiene una genealogía semejante a la de Alejandro, sino que, más bien, se le puede relacionar con héroes sudarábigos o con el Profeta Elias; aunque en la versión etiópica de la historia de Alejandro, éste al sumergirse en la fuente de la vida toma color verde lo que explicaría las confusiones o coincidencias con al-Jādir (lit. = el verde)22. La identificación de Alejandro con Moisés, estaría en relación con el apelativo Dū l-Qarnayn que, según García Gómez 23, aparece ya en la versión cristiano-siríaca, pero que coincide con una de las representaciones clásicas de Moisés (Ex. 34,29)34, aunque es muy posible que esta representación no fuera conocida por los árabes, lo que explicaría, a su vez, las múltiples interpretaciones que a ese apelativo se han dado: Dominador de Oriente y Occidente, portador de dos trenzas, etc.

Los motivos, pues, coránicos encuentran su entronque tanto en la cultura mesopotámica y semita, como en otras fuentes que, pasadas por un tamiz semita-cristiano, llegan hasta la Arabia de la aparición del Corán. Es muy probable que todas estas leyendas se transmitieran por separado y por vía oral, a través de la vía escrita de las traducciones; de ellas hablaremos más adelante.

Como vemos por estas distintas fuentes y orígenes el Alejandro que se introduce por vía coránica en la literatura árabe participa de dos rasgos diferenciados que casi son incompatibles en un mismo personaje.

De un lado, aparece el que sería, más o menos identificable con el Alejandro macedonio histórico, el guerrero-rey ambicioso de poder, derivado de la fuente pagana. De otro, un Alejandro místico, cuyo motor es la fe en cuya defensa se enfrenta a los peligros y aventuras, que posee un cierto carácter mesiánico-profético, al que va unido el rasgo de la longevidad, que sirve además para identificarlo o confundirlo con otros personajes míticos que participan también del rasgo de sabios y aventureros.

El primero de estos Alejandro, más cercano a la realidad histórica estaría sin embargo, más lejos de la realidad de los héroes propios de la creación semita o arábiga como Luqmān u otros.

A pesar de ello, un punto de coincidencia serviría para unir a ambos personajes: El hecho de que Alejandro, el macedonio, tuviera por maestro a Aristóteles, el "sabio" por excelencia en el mundo árabe, hace de Alejandro mas que un rey conquistador y ambicioso, un discípulo aventajado, fiel seguidor de las enseñanzas de su maestro. De ahí que se justifique su ambición, como ambición de saber, de conocimiento, más que de poder. El tránsito de un Alejandro sabio a un Alejandro místico-religioso-profético tiene así avalada la posibilidad.

El personaje así dibujado, con esa dicotomía que divide e forma contradictoria su personalidad, sería el que ha aportado la visión coránica, aunque es de señalar que el carácter religioso y profético del personaje es más acentuado que el del guerrero ambicioso, cosa por otra parte muy natural  al tratarse de un libro sagrado.

Sin embargo, uno de los mayores éxitos del personaje es precisamente el que lo presenta como héroe de peripecias fantásticas y gran conquistador de pueblos y razas de lo más diverso.

Como ya hemos apuntado más arriba, una vía de penetración diferente e la coránica, que hiciera mayor presión en este otro sentido, derivado de las fuentes paganas, debió darse. Esta vía es la de las traducciones de originales griegos al árabe.

El mundo griego, como es sabido, había creado una serie de mitos que explicaban, de forma más o menos precisa, fenómenos naturales o los orígenes del Universo y de la vida. El panteón griego, que luego heredaran, con variantes, los romanos, estaba compuesto por dioses, semidioses y héroes que personificaban y justificaban el nacimiento de la humanidad y su devenir, así como virtudes y defectos propiamente humanos.

De igual modo los griegos crearon una serie de fábulas y leyendas en las que el carácter de diversión va unido a una intención diferente del mero entretenimiento. Constituyen esas fábulas una forma de exponer y desarrollar el pensamiento filosófico y también son un buen método pedagógico .

Así pues, el desarrollo de la fábula permitió que ésta se incorporara al sistema pedagógico; para ello hay que tener en cuenta cuáles son los motivos básicos de la fábula. Se trata de un ejemplo en el que, generalmente animales, aunque puede tratarse de personajes reales o míticos -hay que recordar que muchos personajes históricos han pasado a ser míticos al encarnar una virtud o varias-, protagonizan un episodio del que se deriva una consecuencia moral o una enseñanza de tipo práctico 26, que suele venir expresada por una frase que se convierte en proverbial. Para retener esta consecuencia moral es bueno apoyarse en la pequeña anécdota, resultando así muy útil pedagógicamente.

Este tipo de enseñanzas, o más bien este recurso didáctico, no solo tenía como finalidad la de educar a los habitantes de la "polis" griega sino que andando el tiempo, bien la fábula concreta, bien la simple frase moralizante, se convierten en un modo de enseñanza para la aristocracia o para el monarca.

La idea de que la cultura puede influir en el Estado por medio de la formación del gobernante 27 hace que, lo que era una sociedad democrática vaya transformándose en una sociedad oligárquica y después monárquica a la que conviene ese tipo de formación o educación del gobernante.

Precisamente con Alejandro Magno empieza un nuevo tipo de monarca que recibe una educación bien diferente de la que se podía pedir en un sistema de "poder popular" propio de la antigua "polis" griega.

Aristóteles, maestro de Alejandro, predica a su discípulo un ideal de comportamiento que podría resumirse en un "domínate a tí mismo".

Isócrates convierte al gobernante en un espejo de virtudes ideales en el que el pueblo debe mirarse, para su propia edificación y es, además ese monarca la encarnación visible de la ética del Estado 28.

De ahí se llega a un estadio del pensamiento griego, en lo tocante a este aspecto de la educación, en que todos los seres humanos participan de igualdad de derechos civiles y, por tanto, todos están obligados a ser espejo de virtudes.

A estas formas de fábula o leyenda, que del divertimiento pasan a la didáctica, junto con la transformación de la sociedad que las genera, se unen rasgos similares existentes en otras culturas y que llegan al mundo griego a través de sus contactos con los persas.

Posteriormente, unas y otras, fundidas y refundidas en compendios en los que ya es difícil detectar los orígenes exactos, son heredadas por la literatura imperial romana y también por el Imperio Romano de Oriente.

Bizancio supone el lugar de conservación de la letra y también del espíritu de las leyendas y fábulas griegas. Y del mismo modo que habían servido para la formación del ciudadano de la "polis" griega, sirven para la formación del fiel creyente de cualquiera de las iglesias cristianas orientales, o para la formación de la aristocracia. Este fenómeno que ha sido muy bien estudiado desde diversos puntos de vista para la iglesia latina occidental, lo ha sido menos para la iglesia oriental, aunque no debemos olvidar que centros prestigiosos de esa iglesia, entre los siglos IV y V, los constituyen Egipto Siria y el Asia Menor 30.

La vía de penetración de las ideas y, sobre todo, de los métodos griegos en la teología y la moral cristiana pasan por Filón de Alejandría y otros sabios filósofos judíos 31, que ya habían adoptado las ciencias y la filosofía griegas como métodos de trabajo para la explicación de su propia fe. Métodos que transmitieron a los apologetas cristianos de los primeros siglos, como San Justino o San Clemente Alejandrino (s. II). Todos estos autores, junto con otros padres de la Iglesia, adoptarían una postura que defiende las artes paganas como provenientes de Dios y que sirven a una mejor comprensión del Texto Sagrado 32.

Los ejemplos de autores clásicos paganos se incorporan a la enseñanza de la moral cristiana de una forma natural y su desarrollo y difusión llegan hasta el s. XII, sin apenas variaciones. Virtudes tan poco cristianas como la ambición de perpetuar la propia fama, se encuentran en autores cristianos que están heredando patrones de comportamiento propios de los griegos 33, entre ellos podríamos encontrar ejemplos tan contradictorios con sus propias formas de vida como S. Jerónimo o los escritores Juvencio o Prudencio.

Como ya se ha apuntado, este fenómeno de trasvase de las ideas paganas y sus métodos a la cultura cristiana occidental, se dio también en las comunidades cristianas orientales, por la influencia y presencia de la teología judía alejandrina 34, y esas comunidades cristianas orientales son la vía de penetración en el mundo árabe pre-islámico y son también el mismo camino por el que, posteriormente, en época 'abbasí, entrará la cultura griega en las corrientes científicas y literarias islamo-árabes, a través de las traducciones de textos griegos o siríacos 35.

La labor de traducción de textos extranjeros que van a influir en el desarrollo literario, filosófico y científico árabe, poseía dos centros; uno sirio y otro iranio, de los que para nuestra pretensión actual debemos destacar el de origen sirio. Este, tras diversas ubicaciones -tuvo su origen en Edessa, luego estuvo en Nasībīn- llegó a establecerse en Yundišāpūr, bajo la protección de Cosroes Anūš Ravān (521-579 d.C.) y sus integrantes eran en su mayoría sirios nestorianos. De entre ellos podríamos destacar al que fue el último y el más grande, conocido por el "obispo de los árabes" Ŷurŷīs (m. 724); tanto éste como los otros miembros de la Academia de Yundišāpūr se dedicaron a traducir del griego al siríaco. Como muchos de ellos fueron también médicos su profesión les permitió estar en contacto con las tribus árabes no sólo más próximas sino con los habitantes de Meca y Yatrib 36, pudiendo así darse un importante trasvase de conocimientos.

El desarrollo de una literatura sapiencial y de la prosa en el mundo árabe están íntimamente ligados a la labor de esos traductores, sin embargo conviene recordar, que la producción de proverbios en época preislámica va igualmente, ligada al desarrollo de la prosa árabe 37.

No cabe la menor duda de que la poesía sobrepuja en producción a la prosa en el mundo cultural árabe, aunque la literatura árabe musulmana a lo largo de su desarrollo, haya producido notables ejemplos de prosa, tanto simple como rimada. '

La época preislámica, sin embargo, es bastante parca en manifestaciones en prosa, si exceptuamos una de tipo comercial o de intercambios o la prosa rimada empleada por los Kāhin, relacionada con prácticas de tipo mágico 38. A ninguna de estas manifestaciones en prosa podemos calificarla de hecho literario, pues el primer hecho literario, en prosa, lo constituye, sin duda alguna, el Corán.

Pero, antes de intentar esclarecer el origen o la presencia de literatura proverbial en el mundo árabe, veamos, muy brevemente, cómo se denomina a los proverbios, tratando de hallar una explicación a cada uno de los vocablos que con este sentido se emplean. La misma problemática que encontramos en árabe para la denominación de este género literario, ya la encontrábamos entre griegos y latinos que no distinguían con claridad entre "proverbio" y "enigma" respecto de "fábula" 39, aunque muchos autores antiguos consideraban a la fábula como un "proverbio ampliado" 40, sin establecer una separación esencial que llegase a distinguirlos como géneros diferentes. La confusión en este sentido, aumenta cuando autores como Teofrasto o Demetrio crean "la antología", nuevo género ella en realidad, que reúne fábulas de animales o de personajes históricos o no, refranes, proverbios, etc.41.

Pero no sólo ocurre esto entre los griegos; obras que han llegado a la literatura occidental, a través del mundo árabe, y que recogían tradiciones más orientales; de la India a través de Persia, como es el caso del Calila y Dimna entre otras, también se encuentran a medio camino entre la literatura paremiológica y el género de la fábula.

Fenómenos paralelos, pues, de confusión se producen en el mundo árabe, que se reflejan en los distintos modos de llamar a los proverbios. Dos son los vocablos más frecuentes: matal (pl. atrāl) y hikma (pl hikam) , 42; frente al significado más ambiguo, por más amplio, de la segunda que vendría a designar un dicho sapiencial, algo muy cercano a una sentencia matal significa fundamentalmente "ejemplo", entendido éste, en origen, como algo más cercano a la parábola que al proverbio tanto en una relación más directa con la fábula

Sin embargo pese a estas diferencias de partida, es curioso como a partir del s VIII d. C. las diferencias de sentido entre ambas palabras se acortan y llegan ambas a designar un mismo fenómeno 44, quizás con la mínima diferencia de que matal estaría designando un proverbio de origen popular y hikma un proverbio producto del ingenio individual; matal sería algo más autóctono mientras hikma podría ser el vaso que contiene elementos de otra prodencia helenística irania etc 45

Hacia el s.VII se despierta el interés de los árabes por recopilar los proverbios antiguos que formaban parte de la cultura sapiencial de los árabes preislámicos Así parece que Mu'āwiya convocó a 'Abīd b. Sarya (m. 685) con este fin y que él los reunió en un libro suyo llamado Kitāb al-amtāl que aún se conservaría en el s X, según el testimonio de Ibn al-Nadīm en su Fihrist 46. Otros autores posteriores recogerían o se interesarían también por este enero como al-Kalbī (m 763) 47 o al-Dabbī (m. 768) 48 a quien se debe la más antigua colección de proverbios conservada 49.

Los informadores beduinos de estos colectores de proverbios normalmente relacionaban las sentencias con algún acontecimiento concreto, que justificara atestiguara que ésa era la primera ocasión en que tal dicho se había pronunciado.

Lo que eran simples antologías de frases proverbiales, acompañadas casi siempre por un hecho testigo -cosa que las pondría en relación con lo que hemos venido diciendo de la fábula-, a partir del s. IX se empiezan a ordenar por temas: Discreción, prudencia, amistad, etc., que forman parte de lo que entendemos por moral práctica.

Estos proverbios, recogidos u ordenados de cualquiera de los modos citados, ven aumentar su número con adiciones de dichos atribuidos a héroes de raíz islámica, empezando por los atribuidos a Mahoma 50, siguiendo con 'Alī, 'Umar b. al-Jattāb, e incorporándose a ellos los de héroes de origen árabe, pero que ya habían sufrido cruces con otros héroes; es el caso de Luqmān 51 por ejemplo, que ya había sufrido la incorporación de rasgos que lo relacionan con Esopo (volvemos a la fábula) y de otro lado identificaciones con Balaam 52 y otros personajes bíblicos. Aunque a Luqmān el Corán mismo 53, ya lo había convertido en sabio autor de proverbios.

Si, andando el tiempo, en la literatura sapiencial árabe se hace difícil distinguir cuáles sean proverbios de la Arabia preislámica de los que tienen otro origen -al margen de los problemas de su correcta interpretación o de la oportunidad de su uso 51-, otro aspecto viene a dificultar esa identificación, pues los datos que la forma o el léxico pudieran aportar no son, a veces, definitivos. Así, es de esperar, por la forma habitual de la prosa preislámica 55 que, aquellos dichos caracterizados por su concisión, ritmo, rima, aliteraciones o parejas de palabras 56, nos estén indicando un origen árabe preislámico, mientras aquellos otros que carezcan de esos rasgos nos estarán señalando préstamos y, por tanto, traducciones.

Como se ha dicho, éste no es, sin embargo un método infalible, pues, en un texto como los Nawādir al-Falāsifa, que, se supone, es una traducción de fuentes griegas, encontramos (en su ms. escurialense o en otros como el de Londres o Munich a los que ya me he referido) máximas que responden a este esquema más cercano a la producción autóctona que al préstamo.

En época preislámica también y formando parte de lo que podríamos llamar cultura popular, es decir de transmisión oral, existió una serie de géneros narrativos en los que se puede incluir el cuento fantástico la leyenda heroica, la leyenda etiológica que se confunde, a veces, con los dos géneros anteriores, los cuentos burlescos con protagonistas como el tonto o el marido burlado, frente a los que se puede contar con los protagonizados por personajes dotados de alguna habilidad y los cuentos de amor. Todos los ejemplos de estos géneros que los compiladores han recogido, en su afán por demostrar la existencia de una cultura autóctona que pudiera competir con la griega o la irania, no son siempre fiables en lo que toca a su antigüedad u origen árabe. De modo que los fondos recogidos hasta finales del s. X no demuestran siempre la existencia real de estos géneros entre los árabes pre-islámicos, ni tampoco que no hubieran ya sufrido contaminaciones de otros orígenes; muchas de las leyendas, parábolas o ejemplos recogidos en el Corán ya habían sufrido influencias judeo-cristianas.

De entre todos estos géneros narrativos, los que más nos interesan son los cuentos maravillosos y las leyendas heroicas, pues ambos tienen muchos puntos de contacto, y, entre las leyendas heroicas, una de las de mayor fortuna es la leyenda de Alejandro. Esta leyenda, por sus características reúne todos los elementos posibles que la permiten figurar tanto entre los cuentos como entre la literatura sapiencial o en las narraciones históricas.

Su fondo histórico es indudable y, junto con su carga fantástica, puede entrar con pleno derecho en las obras históricas pre-científicas, como lo son las primeras manifestaciones que se producen en la historiografía medieval árabe. Todas aquellas obras de historia que comienzan con la creación del mundo incluyen narraciones que muestran el influjo bíblico, aunque muchas tienen sus ecos en el Corán, pero, no cabe duda de que los informadores de Wahb ibn Munabbih 59 o de Ka'ab al-Ahbar, él mismo judío, debieron pertenecer a comunidades árabo-judías 60. De otra parte los historiadores árabes se apoyaban en los narradores de historias fabulosas e incluían estos cuentos y leyendas en sus obras, de modo que lo que había sido un género de transmisión oral y origen popular entraba a formar parte de textos literarios y científicos 61. Un buen ejemplo de este tipo de obras lo constituye la de al-

Mas'ūdī, Murūy al-Dahab 62, que recoge noticias tomadas de otras obras de diversos autores que siguieron su mismo proceder; es decir que, en la revisión de la Historia de la Humanidad, introdujeron descripciones de lugares y acontecimientos imaginarios, así como narraciones de tipo fantástico en relación directa con el mito y la leyenda, junto a hechos rigurosamente verdaderos 63.

Con ese toque de lo fantástico entran en estas obras históricas, como decía, las leyendas heroicas y, de ellas, la más conocida la de al-Iskandar Dū l-Qarnayn, que el propio Mas'ūdī incluye en el Capítulo dedicado a los personajes que vivieron en el intervalo", y, más adelante, en el Capítulo dedicado a los reyes griegos 64.

Con la expansión del Islam hacia el occidente, historiadores posteriores amplían esas leyendas y el campo de acción de sus héroes relacionándolos con las nuevas tierras, así se vincula la figura de Alejandro, por ejemplo a ciudades de al-Andalus como Mérida, Zaragoza o Toledo 65. Es, sin embargo el Alejandro histórico y heroico el que entra en este tipo de obras y no el Alejandro sabio.

La figura de Alejandro aparece también en recopilaciones de cuentos éstos reconocidos como fantásticos, o mejor como narrativa de entretenimiento y moralizante, y que responden al esquema del cuento-marco que engloba otros cuentos, predominando en esta nueva serie de narraciones de origen popular la figura del héroe como ocurre en las Mil y una noches 66. Sin embargo, en todos estos relatos fantásticos, tanto en los que sólo pretenden entretener, como en los que tienen como fin reflejar la historia o enseñar las dos caras de Alejandro se confunden con frecuencia y las resonancias místicas empañan a menudo la limpia armadura del rey ambicioso de poder.

El conflicto entre géneros literarios, marcados por su finalidad didáctica, es algo a lo que ya he aludido múltiples veces; fábulas, apólogos, ejemplos, parábolas, sentencias, proverbios señalan a formas conexas. Pero, ahora, conviene destacar que en las colecciones de estos géneros, en especial en las que recogían sentencias moralizantes, ya entre los griegos, se reservaba un lugar a Alejandro, como discípulo de Aristóteles67, lo que introduce un elemento más en la personalidad esquizoide del héroe. Este personaje es el que aparece en obras árabes de carácter moralizante como los Nawādir al-Falāsifa o en Mujtār al-hikam de Mubaššir ibn Fātik 68, de las que deriva una larga serie de obras que, luego, fueron vertidas al hebreo, al latín, al castellano o a otras lenguas.

Hasta ahora se ha venido afirmando que, por una parte, este Alejandro no tiene conexiones con el de los exégetas coránicos y, de otra, que las obras en las que se incluyen máximas a él atribuidas tienen un fin didáctico y son el precedente de las "lámparas de príncipe" 69. La primera de estas afirmaciones ya la contestaba García Gómez 70, estableciendo la diferencia que existe entre los Adād al-Iskandar, "enseñanzas de Alejandro", y los Ajbār al-Iskandar, "hechos de Alejandro" y señalando, también, la íntima relación existente entre noticias y sentencias que, si bien teóricamente, es fácil deslindar, en la práctica y tal como aparecen en estas obras, es casi imposible: "Esta mutua dependencia de ambos orbes legendarios, que ya se observa en lo antiguo, se hizo más visible en la literatura árabe occidental...no es raro, en los textos de occidente, ver algunas "noticias" intercaladas entre las "sentencias". Mucho más corriente, sin embargo, son las "sentencias" las que se incorporan a las "noticias" " 71.

Puedo añadir que aún existe un uso probable de estas colecciones de sentencias y anécdotas; Loewenthal, apoyándose en las propias palabras de Hunayn al explicar el plan de su obra, afirmaba 72 que éste había compuesto su libro para su propio uso; es decir, como un método de uso privado para aprender a filosofar. Pero, la multitud de citas que de los Nawādir aparece dispersa en los libros de Adab, sugiere la posibilidad de que estas compilaciones fueran muy cotizadas como diccionarios de citas que permitían, en un momento determinado, engalanar otros trabajos con las palabras y sentencias de sabios y filósofos a los que nadie discutiría su autoridad.

Finalmente, hay que decir que, en esta obra de Hunayn, se detecta una gran mezcla de rasgos cristianos, rabínicos, paganos y musulmanes que Loewenthal en su edición y traducción alemana de la versión hebrea de al-Harizī , ya señaló, argumentando acerca de su posible fuente 74. Así mismo Merkle 75, en un estudio comparativo entre la versión hebrea y las versiones árabes conocidas, trataba de elucidar qué partes del libro podrían considerarse de autoría de Hunayn y cuáles no, basando su argumentación en esos rasgos de diferentes orígenes a que he aludido. En lo que todos los autores, que se han acercado al tema, están de acuerdo es en que Hunayn no realizó la selección sobre fuentes griegas originales, sino sobre florilegios bizantinos, cuyos autores ya habían realizado esa selección, siendo labor de Hunayn escoger aquellos fragmentos que le parecieron más representativos del pensamiento griego antiguo 76.

Al parecer, los compiladores bizantinos creaban una máxima nueva a partir de varias sentencias de sentido semejante. Para ello utilizaban colecciones donde las máximas ya aparecían agrupadas por temas. El sistema alcanzó tal grado de mecanicismo que, con frecuencia, se producían distorsiones y confusiones que saltan a la vista, sobre todo, cuando nos encontramos con sentencias atribuidas a un autor de cuyo espíritu no cabría esperar tal contradicción. Estas confusiones se producen cuando el compilador, saltando sobre las líneas de la colección que le sirve de base, pasa de un autor a otro sin darse cuenta, ya que la única referencia que^ tiene en el texto y le sirve de llamada es "dijo el otro"; así, al suprimir la sentencia o sentencias donde aparece expreso el nombre del autor, la que finalmente se selecciona aparece como de alguien de quien, en buena lógica, nunca podría esperarse una tal sentencia . Los florilegios bizantinos, sin embargo, no debieron ser la única fuente de Hunayn quien debía conocer, sin duda, las versiones árabes de la leyenda de Alejandro, así como las cristianas. De modo que las múltiples conexiones entre géneros diversos, los cruces en el carácter del personaje y las adiciones y modificaciones tendrían aquí su reflejo más fiel.

 

El texto árabe del Kitāb Adāb al-Falāsifa (Nawādir) y la traducción de los capítulos dedicados a al-Iskandar Dū l-Qarnayn.

El ms. que contiene el Kitāb Adāb al-Falāsifa fue catalogado por Casiri 78 con el n° 756 bajo el apartado de Ética y Política y atribuido a Hunayn. Igualmente, fue catalogado con el n° 760 y bajo el mismo epígrafe por Derenbourg79, quien argumentó a favor de la autoría de al-Ansan, nombre que aparece en el comienzo del libro.

Consta de 65 folios, con texto en recto y verso, con una caja de 11 por 8 cms. y 17 líneas de escritura por término medio. La letra es occidental, bastante cuidada y todo el texto está vocalizado.

Con respecto a otros mss. (los de Londres y Munich a los que ya aludía) se observa la falta de los capítulos dedicados a la música, la anécdota del poeta Ibico y en lo que toca a los capítulos de Alejandro, la falta de algunas sentencias pronunciadas por los filósofos que se acercan al ataúd, así como la distinta ordenación de algunas sentencias que aparecen fuera de su lugar natural; así desde el f. 37, línea 9 al f. 38, línea 7 se contiene una serie de sentencias cuyo lugar debiera ser el f. 40, línea 15 al f. 40 v. línea 13 y al contrario.

En el colofón aparece la data: Dū-l-qa'da, año 594 H., correspondiente a 1198 d. C, que es sin duda la época real de la copia y posiblemente la de la reelaboración de la obra.

Como ya he dicho, fue Derenbourg 80 quien atribuyó la autoría del ms. escurialense a al-Ansārī, pero, según recoge Merkle 81, Müller ya apuntaba a una posible autoría diferente de la de Hunayn, argumentándolo a partir de los muchos rasgos islámicos que existen en el texto. Sin embargo, Loewenthal 82, mantuvo la adscripción a este autor, apoyándose en el hecho de que los florilegios bizantinos poseían ya numerosos rasgos orientales y en que concretamente, para la historia de Alejandro, Hunayn debía haber utilizado fuentes ya arabizadas, de modo que, aunque se tratase de un autor cristiano, estaría utilizando unos materiales que habían sido penetrados por el espíritu islámico.

Merkle, por su parte, acepta como punto de partida la propuesta de Derenbourg' de considerar como autor de los Adāb al-Falāsifa a al-Ansārī, pero planteándose una serie de interrogantes, de las que la principal sería:

¿Hasta qué punto al-Ansārī usó como fuente a Hunayn? 83. Repasando capítulo por capítulo, llegó a la conclusión de que al-Ansārī copió fielmente a Hunayn, a juzgar por las semejanzas de su texto con el de Mubaššir que se sabe sí lo tuvo como fuente. Así mismo argumenta a favor de una copia fiel a partir de los datos de Ibn Abī Usaybi'a que refiere a Hunayn expresamente los capítulos de las enseñanzas de Hipócrates y Galeno.

Es en la parte dedicada a Alejandro donde Merkle niega la autoría a Hunayn opinando que la falta de elaboración de este capítulo, su mala ordenación y la mezcla de fuentes se contradicen con la forma de trabajar de Hunayn Se inclina, pues, a creer que al-Ansārī se apartó de la fuente principal de su obra, de la que sólo tomó la parte dedicada a las enseñanzas de Alejandro, utilizando para las epístolas, el traslado del ataúd, las frases de los filósofos, etc., otras fuentes en las que se habían infiltrado rasgos judeo-cristianos y musulmanes.

Es muy posible que la fuente de al-Ansārī, en el capítulo que me ocupa fuera muy antigua, pues sitúa la muerte de Alejandro en Babilonia y no en Jerusalén u otros lugares como hacen las fuentes más tardías. La versión hebrea que muy probablemente usó de ésta, ordena el capítulo de Alejandro al final del libro; Merkle opinaba que el traductor judío debió darse cuenta de las diferencias de estilo existentes en este capítulo respecto al resto de la obra . Lo mismo ocurre con el capítulo de las enseñanzas de Madarŷīs que por su presentación y contenido, parece incluir el prólogo de un libro independiente *. Concluye Merkle su análisis afirmando que, salvo el capítulo de Alejandro, el resto del Kitāb es casi copia literal de los Nawādir al-Falāsifa de Hunayn .86

En este capítulo se detectan, de otro lado, al menos, tres recensiones diferentes; una de ellas contienen la carta de consuelo que Alejandro escribió a su madre. Esta carta podría tener como fuente remota el Pseudo-Calístenes donde se registra el hecho de que Alejandro pidió, antes de morir, que se recogiera por escrito su última voluntad 87. Por supuesto que, a manos de al-Ansārī, ya llegó el pasaje muy reelaborado 88. La segunda recensión abarca la carta de consuelo de Alejandro a su madre, la respuesta de ésta, el efecto que en ella produce la muerte de su hijo y la actuación de las plañideras. La tercera recensión, la más amplia, pues mezcla los dichos y los hechos con mayor detalle, registra la muerte en Babilonia, el traslado de Alejandro en un ataúd de oro hasta Alejandría, los parlamentos de los filósofos, familiares y esposa de Alejandro ante el féretro, la llegada del ataúd a Alejandría, la acogida que su madre le dispensa, las sentencias de los filósofos alejandrinos antes del entierro, el consuelo que los filósofos dan a la madre de Alejandro una vez sepultado el cadáver, la carta de Aristóteles a la madre de Alejandro y la respuesta de ésta.

La segunda y tercera recensiones parecen tener un origen griego, aunque ya habrían llegado a manos de Hunayn, o de al-Ansārī, arabizadas 89, a juzgar por los rasgos islámicos que en ellas se detectan. Hay que señalar, sin embargo que la tercera es diferente de otras versiones, pues fija el lugar de la muerte de Alejandro en Babilonia y porque no cita a Aristóteles entre los filósofos que hablan delante del féretro 90. Respecto a la epístola de Aristóteles a Alejandro Loewenthal opinaba apoyándose en una de las epístolas de Aristóteles editada por J Lippert 91, que más bien se trata de una recopilación de fragmentos de diversas epístolas 92. Las enseñanzas de Alejandro sí estarían en el original de Hunayn si aceptamos la opinión de Merkle ya aludida, siendo en este libro mera copia; Loewenthal por su parte consideraba que Hunayn las había tomado de un florilegio  griego de una leyenda de Alejandro arabizada y cargada de islamismo afirmando que si Hunayn no la había desechado era por sus muy altos valores éticos 93.

La relación de esta obra con otras obras árabes de géneros diversos es muv grande 94; ya he aludido varias veces a la obra de Mubaššir, que tiene, a su vez y junto a ella muchas conexiones con la de Ibn Hindū (m. 1029 d C ) titulada al-Kalām al-rūhāniyya min al-hikam al-yūnāniyya 95, especialmente en las sentencias atribuidas a Alejandro y parcialmente, con otras obras 96 . De igual modo se encuentran dispersos en numerosas obras de Adab proverbios de este texto, como es el caso de al-'Iqd al-Farīd 97 de Ibn 'Abd Rabbihi, entre otros muchos. Así mismo hay que señalar que autores de otras comunidades, pero que escribieron en árabe, como es el caso de Moše ibn 'Ezra 98, salpicaron sus obras con sentencias que se encuentran en este texto.

De las diversas teorías y aproximaciones que se han hecho del Kitāb ādāb al-falāsifa, sea en el original de Hunayn o en la versión de al-Ansārī, y que he resumido y comentado apresuradamente, o de la lectura atenta de la traducción que sigue, lo que se hace patente es que todas ellas tienen un fondo valioso y cierto al reflejar la confusión y mezcla de elementos que confluyen en la figura de Alejandro. Al presentarlo como el hijo de Filipo y apodarlo el Macedonio (f. 29) se está aludiendo, sin duda, a Alejandro Magno, es decir al héroe de la biografía histórico-Iegendaria contenida en el Pseudo-Calístenes, una de cuyas recensiones (alfa)99 era ajena a todo espíritu cristiano. Á continuación se le aplica el apelativo Dū l-Qarnayn que es prueba de la confusión que afecta al personaje, como ya he comentado y, por último, se demuestra que es discípulo de Aristóteles haciéndole protagonista de un experimento destinado a probar una de las teorías de su maestro (f.29), experimento que, por otra parte, se le adjudica a otro sabio filósofo en otro lugar de la misma obra.

Queda también de manifiesto que, aunque por los rasgos de estilo, por las repeticiones y confusiones y por el contenido, estamos ante un capítulo con fuentes diversas, tres al menos, se hace prácticamente imposible saber cuáles sean éstas con absoluta certeza. Alejandro-sabio, Alejandro-místico y Alejandro-héroe son, ahora, una sola personalidad que, en esa misma confusión, adquiere toda su grandeza e interés, y la forma en que apareen recogidos sus "hechos" y "dichos" es también muestra de las interferencias de diversos géneros literarios anteriores, dando lugar a un nuevo modo de hacer, que podría entenderse como un nuevo género.

 

(f.27) Epístolas de Aristóteles a Alejandro100

En alguna de sus epístolas le escribió: Así como no conviene a la hombría el andar escaso de bienes o esclavos, en la medida de lo necesario o imprescindible, sino que conviene adquirir esas cosas nobles que sirven al esplendor y al decoro; de igual modo, en las ciencias, no conviene al hombre limitarse a lo necesario para obtener provecho, privándose de adquirir las más nobles y excelsas de ellas.

Escribió Aristóteles a Alejandro, cuando éste consiguió sus grandes victorias y conquistó la mayor parte de los países101: Gobierna a los súbditos haciéndoles el bien y te ganarás su afecto. Pues, si de ellos pretendes esto, tratándolos bien, (tu mandato) será más duradero que si los tratas injustamente. Has de saber que tú no eres dueño de los cuerpos y no podrás dominar los corazones si no es mediante la bondad. Has de saber, también, que los súbditos si pueden hablar, pueden hacer; así que procura que no hablen y te librarás de que actúen 102.

Igualmente le escribió: Te has convertido en rey/(27 v) de gentes con linaje y se te ha dado la gloria de la jefatura, porque tu nobleza es superior a la de ellos- y, entre las cosas que dan honor a la jefatura y aumentan la gloria, está el que hagas bueno al pueblo, a fin de que seas cabeza de los mejores entre los que son dignos de loa y no de malvados entre los que merecen reprobación.

La jefatura por usurpación 103, aunque sea recriminable por causas diversas, por la principal cosa por la que puede ser objeto de reproches es que mengua el poder y, ello sucede, porque las gentes bajo el dominio del usurpador son como esclavos y no como hombres libres.

Gobernar a gente libre es más digno de honra que gobernar a esclavos. Quien prefiere gobernar esclavos a gobernar hombres libres, es como el que escoge pastorear bestias en lugar de velar por un grupo de personas, creyendo que así acierta y obtiene provecho.

La situación del usurpador, en su actuación como tal porque tal es, apetece el lugar del rey y su dignidad, y no hay cosa más lejana de reinar que la usurpación, porque el usurpador aparece como señor, mientras que el rey desempeña el papel de padre. Una de las cosas que degrada la dignidad de la jefatura se da en lo que hacía el rey de Persia, el cual llamaba a su hijo 104 y a cualquiera otro de sus súbditos, esclavo 105.

Gobernar a amigos y a gente honorable es mejor que dominar sobre esclavos, por muy numerosos que sean y, esto que es lo deseable para todo el mundo, lo es especialmente/(28) para los hombres dignos y valiosos Serás digno de arrancar el odio que el pueblo siente al poder, haciéndole disfrutar de tu suave cuidado y evitándole los males de la violencia, la brutalidad y la rudeza. Si a los esclavos, al ser expuestos ante los compradores, no se les pregunta acerca de su honra, sino que se les piden cuentas acerca de la fuerza que en ellos pueda haber; con cuánta mayor razón, los hombres libres no han de huir del poder si advierten en él ese defecto y se le pueden poner en contra Si tienes noticias de algo así, depon con la guerra el enojo, porque, en ese caso, ellos son enemigos y, en éste, servidores, haciéndose necesario trocarles la ira por misericordia y afecto.

Es menester que el hombre conozca la medida de su enojo, a fin de que su ira no sea intensa o prolongada en exceso, ni poca y breve; porque aquella corresponde a las bestias y ésta es semejante a la de los niños 106.

No es noble afán que el rey no sea compasivo con su pueblo, mas por el contrario, compasión y misericordia ennoblecen al rey y consiguen que su voz llegue lejos entre la gente.

Yo reconozco en tí esa virtud, pero temo te alcance lo que a mucha gente suele pasar por estar mal aconsejados. Muchos dan consejos que no aprovechan al aconsejado sino a sus propios intereses o que no son lo que podría ser útil en un asunto dado/(28 v) sino que sólo les aproveche a ellos mismos.

Yo quiero para tí que sigas la opinión de Asyūdīs 107 cuando dice: Hacer el bien, en general, es mejor que hacer el mal". Tú puedes vencer al mal con el bien, sin hacer mal. Esta sería la más honrosa de las victorias; porque vencer por medio de la maldad es un azote y vencer con el auxilio del bien es virtud. Ello te permitirá legar al pueblo una fama, cuya memoria se publicará hasta los confines del país y perdurará a lo largo de los tiempos, siendo tú, por ello, recompensado en su momento.

Has de saber que lo que más admira la gente es la facundia y la grandeza, y ama más a quien es más humilde y apacible; reúne ambas cualidades y en torno a tí se agolpará el amor de la gente. Se maravillarán de que no te niegues a hablar de lo que al pueblo le agrada, porque la gente se deja llevar más por la palabra que por la fuerza. No consideres que esto mengua tu poder, pues te añadirá mérito al estar dando razones, cuando podrías actuar por la fuerza.

Sábete también que tratar con caridad por parte del débil se consídera lisonja, pero que lo haga el fuerte se considera humildad y grandeza de afanes, no hay óbice en que des muestras de afecto al pueblo con el fin de que te entregue su aprecio y obtengas honra de su parte.

Has de saber que los días pasan sobre/{29) todas las cosas, afectando a los hechos, borrando huellas y aniquilando el recuerdo; excepción hecha del amor que arraiga en los corazones de la gente y es heredado por sus descendientes. De modo que esfuérzate en conseguir ese recuerdo que no muere, infundiendo amor en los corazones de la gente, pues en ellos permanecerá la memoria de tu sabiduría y la dignidad de tus bondades.

No conviene al señor tratar a los súbditos como propiedad y posesión, más bien debe tratarlos como a deudos y hermanos. No apetezcas la consideración que se consigue del pueblo por medio del odio, sino aquella de la que uno se hace merecedor por sus buenas acciones y el acierto en su gestión. Y la paz.

Escribió Aristóteles a un discípulo suyo, que se había portado mal con él, una carta en cuyo final decía: "La paz contigo, pero una paz de cortesía, no la de quien está satisfecho"108.

 

Enseñanzas de Alejandro 109, hijo de Filipo 110, el macedonio, conocido por Dū l-Qamayn al que se dio este apodo porque llegó a poseer el Oriente y el Occidente y ambos son los extremos del mundo 111, aunque se dice, por el contrario que llevaba dos trenzas y por ellas se le dio este nombre.

Se dice que Dū l-Qarnayn había oído de su maestro Aristóteles112 que la tristeza enferma el corazón y la preocupación lo deshace y, queriendo comprobar la veracidad de esto tomó un animal cuya naturaleza se asemeja a la del hombre lo encerró varios días en un lugar oscuro y le dio de comer todo aquello que fuera conveniente a su cuerpo. Luego, lo sacó de allí, lo sacrificó y encontró que su corazón se había deshecho y diluido, no quedando de él sino una sombra./(29 v) Comprobó así que el sabio Aristóteles no había dicho más que la verdad.

Entre sus enseñanzas se encuentra el dicho: No te acerques al rey cuando los problemas le abruman, porque el mar, si apenas deja a los que navegan escapar indemnes cuando está en calma, ¿qué no hará con ellos cuando soplen los más vanados vientos y se agiten sus olas?113

Alejandro dijo a su maestro Aristóteles: Aconséjame acerca de mis servidores . Le contestó: Busca a alguien que haya tenido servidores y los haya tratado bien, a ése ponlo al frente del ejército; a quien tenía posesiones y las administraba correctamente, encárgalo de la hacienda.

Se le preguntó a Alejandro: ¿Qué cosa has alcanzado mediante el poder que te proporcione mayor satisfacción?, respondió: El poder recompensar a quien me hizo bien con un favor mayor115.

Censuraban a Alejandro por intervenir (personalmente) en la guerra, pero él les dijo: No es justo que mis compañeros combatan en mi defensa en tanto que yo no lucho para defenderme 116.

Dijo: El hombre es digno de honra aunque sea pobre; de igual modo que es temible el león aunque esté echado. Sin embargo, al que carece de caballerosidad se le puede menospreciar, aunque sea rico, igual que se rechaza al perro, aun si va cargado de joyas 117.

Dijo: Conversar con alguien falto de seso es igual que extender los manteles para los habitantes de los sepulcros 118. Pues la conversación de quien no entiende es igual (que la que pueda tener con ellos) el que sepulta a los muertos. Conversar con un necio es igual que regar un árbol seco que ya no puede aprovecharse de la humedad; transportar rocas desde las cimas de las montanas es más fácil que conversar/(30) con quien carece de entendimiento.

Alejandro dijo a sus contertulios: Le es menester al hombre sentir vergüenza de actuar mal en su casa, entre su familia, sus hijos y sus deudos y, fuera de casa, delante de quien le pueda encontrar y se aperciba (de su conducta) y donde esté seguro de que nadie va a reparar en él ha de avergonzarse de sí mismo y, aún a salvo de todo esto, ha de tenerla de Dios -loado y ensalzado sea 119.

Se le mencionó a Alejandro que dos hombres, uno rico y otro pobre, pidieron a la hija de Dimyās 120 por esposa y éste la entregó al pobre en lugar de al rico. Alejandro le preguntó acerca del asunto y él le respondió: He hecho esto, oh rey, porque el rico era un necio sin formación para conservar sus riquezas, mientras que el pobre era ilustrado y sensato, por lo que cabe esperar alcance riqueza; esto me llevó a preferirlo al rico.

Dijo Albūn al-Bitrīq121 a Alejandro: Oh rey, tenemos muchos prisioneros que son enemigos tuyos y, puesto que Dios te dio poder sobre ellos, por qué no los haces esclavos. Respondió: No quiero convertirme en rey de siervos, cuando lo soy de hombres libres 122.

Acerca de la pluma dijo: Si no fuera por su causa, no estaría en pie el mundo, ni se habría consolidado el reino; pues todo está bajo (el dominio) de la razón y la palabra, ya que ambas lo juzgan todo y son las que dan noticia de todo, ya que la pluma te crea ambos aspectos y te ofrece las dos formas 123.

Sobre el mismo asunto también dijo: La pluma es el correo de la inteligencia. Vigilad, pues, sus equivocaciones y examinad sus resultados, pues el correo/(30 v) si se equivoca o miente deja en entredicho a su señor 124; de ahí que se diga: Si el embajador miente es inútil la gestión 124.

Alejandro preguntó a Platón 125, el sabio: ¿Qué cosa cumple hacer siempre al rey?, le replicó: Pensar, durante la noche, en el bien de sus súbditos y hacerlo cumplir durante el día.

Alejandro oyó a dos hombres, de sus privados, que disputaban insultándose, cuando ambos, antes de aquello, habían sido amigos íntimos, y dijo Alejandro a los miembros de su consejo: Aquel hombre que quiera agradar a su amigo ha de desearle bienes y no dificultades, pero tampoco ha de entregarse a él en algo que le pueda perjudicar 126.

Entró a presencia de Alejandro un hombre mal vestido, pero comenzó a hablar con corrección y, al ser interrogado, respondió con acierto. Díjole Alejandro: Si tu ropa fuera tan buena como tu inteligencia, habrías dado a tu cuerpo el ornato que le corresponde, de igual modo que en la ciencia has hecho justicia a tu espíritu. El hombre replicó: Oh rey, la palabra entra dentro de mis posibilidades, mas tú eres quien puede disponer de la ropa (adecuada). Entonces, dio la orden, le regaló un traje y le concedió (otros) favores 126.

Dos de sus privados pidieron a Alejandro que fuera arbitro entre ambos y él les contestó: La decisión complacerá a uno e irritará al otro, así que usad del derecho entre vosotros para que ambos quedéis satisfechos 126.

Dijo: Destituyó Alejandro a un servidor de un puesto selecto/(31) y lo nombró para un empleo vil. Al cabo de un tiempo, fue a verle y le preguntó: ¿Qué te parece tu trabajo?, (el servidor) respondió: Oh rey, no es un trabajo noble el que ennoblece al hombre sino, más bien, es el hombre quien ennoblece su trabajo. Aunque el trabajo sea vil, puede transformarlo, con su recto proceder y administrando justicia a los súbditos, en algo digno 127. (Alejandro) quedó complacido de aquello y lo nombró para un cargo honorable.

Recomendó Alejandro al caudillo de su ejército que hiciera atractiva al enemigo la huida. El respondió: Sí. Entonces, le preguntó: ¿Cómo lo harás? y contestó: Si permanecen firmes, arreciaré el combate, pero si huyen ante mí, no los perseguiré 128.

Dijo Alejandro a sus pajes, después de que gentes malvadas lo recibieran con elogios: Mirad si he cometido alguna mala acción para merecer que me elogie semejante gentuza 129.

Y dijo: El conocedor domina la tierra, mas la tierra domina a quien la desconoce.

Pasó Alejandro por una ciudad que había sido gobernada por siete reyes, ya desaparecidos, y preguntó: ¿Queda algún descendiente de los reyes que gobernaron esta ciudad?. Le contestaron: Sí, un sólo hombre. Dijo: Indicádmelo. Le dijeron: Habita en el cementerio. Lo mandó llamar, vino a su presencia y le preguntó: ¿Qué te ha llevado a frecuentar las tumbas?. Respondió: He querido separar los huesos de los esclavos de los de los reyes, pero los he hallado idénticos. Le dijo: ¿Te gustaría seguirme, a fin de que yo haga revivir tu grandeza y la grandeza de tus antepasados, /(31 v) caso de que tengas ese interés?. Contestó: Mi ambición es inmensa, le preguntó: ¿En qué consiste?, respondió: En una vida que no vaya acompañada de muerte, en juventud que no vaya seguida de vejez, en riqueza sin pobreza, en alegría sin adversidades y en salud sin dolencias. Le respondió: Esto no lo hallarás junto a mí. Le replicó: Lo buscaré en quien lo posea. Dijo: No he visto (hombre) más sabio que éste. Luego (el hombre) salió y siguió viviendo entre las tumbas hasta que murió 130.

 

Noticia sobre Alejandro al final de su enfermedad, cuando se cercioró de su muerte, pues le habían dado a beber el veneno 131, y de la carta a su madre en la que le prohibía se entristeciera, recomendándole tener paciencia.

Así pues, evita, madre, parecerte en flaqueza y debilidad a las otras mujeres, como yo he evitado asemejarme al resto de los hombres en sus acciones mundanas, absteniéndome de ello. Has de saber que no he pensado en la muerte ni me he fatigado, porque sabía que ella vendría a mí. Por tanto, que no te canse la tristeza, porque tú no ignorabas que yo era mortal 132. Sabrás que he escrito esta carta porque creo que te consolarás con ella; no defraudes mi convicción, sabiendo que aquello a lo que voy es mejor y más puro que aquello en lo que me encuentro. Así, alégrate de mi partida 133 y disponte a seguir haciendo el bien para mí, pues se ha puesto límite a mi fama, en aquello por lo que podría ser recordado; tanto en el poder como en la inteligencia. Mantén viva mi memoria 134 en lo que parezca bien a tu juicio y resignación/(32) y en lo que veas me servirá de ornato. Que no te lleve mi cariño a hacer cosas que yo no he querido135, pues es señal de amor, en quien ama, el hacer lo que el amado prefiere y dejar de lado lo que detesta.

Has de saber que la gente exigirá (todo) esto de tí, que considerará lo que tú hagas en relación a mis deseos y (tendrá en cuenta) tu paciencia o tu angustia, para así saber, por tu obediencia o desobediencia hacia mí, tu aceptación o tu discrepancia conmigo.

Piensa 136, madre, en las criaturas que están sujetas a la existencia y la corrupción; que van del comienzo al fin. Que el hombre, tras su nacimiento, es caduco y perecedero y ha de volver a su materia original. El que mora, a la larga, parte; y el reino, aunque dure, termina por desaparecer.

Date cuenta, madre, de todos los siglos precedentes que se acabaron, de las naciones que desaparecieron, de la cantidad de elevados edificios que se derrumbaron, de cuántas moradas excelsas que se alzaban sobre el horizonte o eran fortalezas y se desplomaron y qué gran número de hermosas construcciones se arruinó.

Has de saber, madre, que tu hijo jamás se conformó con la moral de los reyezuelos, así que no te dejes tú llevar por la de las madres de esos reyes. Evita, madre, todo aquello de lo que tu hijo se apartó, de modo que la grandeza de tu perseverancia sea igual a la magnitud de tu pérdida, pues es sensato aquel cuya perseverancia iguala en grandeza a la magnitud de su pérdida137.

Así mismo, has de saber,/(32 v) madre, que todo lo que Dios creó primero es pequeño y luego crece, excepto la desgracia que primero es grande y luego mengua. Conténtate, pues, con estos razonamientos y con este cálculo.

Ordena, madre, la construcción de una gran ciudad, cuando te llegue la noticia de la muerte de Alejandro y prepara en ella gran cantidad de comida y bebida e invita a la gente del país de LLuniyya, de Arūqiyya 138, de Macedonia y de Asia, en un día concreto, a esa comida preparada y a esa bebida escogida, en las que te habrás esmerado y ocupado, a fin de que a quien las vea le agraden y la goce quien de ella coma, saboreándola quien la beba Cuando todo esté dispuesto, invita a toda la gente para que acuda a ese banquete; que no falte nadie a la mesa de la reina, que lo ha hecho para honrarles en ese día. Luego, haz pregonar que entre los que asistan al banquete de la reina y entren en su casa, no deberá haber nadie que haya sido objeto de una desgracia, de modo que el duelo por Alejandro sea distinto del duelo por los demás 139.

Cuando llegó la noticia de la muerte de Alejandro, ordenó (su madre) la construcción de una hermosa ciudad y preparó en ella toda la comida y bebida que pudo e hizo pregonar a la gente que se dirigiera hacia allá, desde todos los lugares, mandando que no entrase en la ciudad ni se presentase al banquete quien hubiera sido afligido por una desgracia, mas no viendo/(33) a nadie, dijo: ¿Qué le pasa a la gente con nuestro ofrecimiento, que de nosotros se aparta?, y se le dijo: Ordenaste que no llegara a tí quien se hubiera visto afectado por una desgracia y a todo el mundo le alcanzan las desgracias y le sobrevienen pesares.

Entonces (ella) exclamó: Oh Alejandro, cuan semejantes son tu principio y tu fin; pues has querido darme el más completo de los consuelos140.

 

Carta de Alejandro a su madre consolándola141:

En el nombre de Dios 142. De quien acompañó brevemente a los vivos y acompañará a los habitantes de las tumbas por mucho tiempo a su madre, que no gozó en la morada presente de su presencia y le acompañará en la morada eterna mañana: La paz te desea quien se despide al partir Oye mi escrito, medita lo que hay en él y consuélate con la mejor de las paciencias Evita ser como las mujeres; débil o temerosa de las desgracias, como lo fue tu hijo diferente de los hombres en su carácter y en la mayoría de sus actos del mismo modo en que no le permitiste ser menos que tú en la virtud que en tí hay y en la buena formación correspondiente a tu rango.

Oh madre, ¿acaso has encontrado que algo de este mundo sea una posesión permanente o un estado duradero?, ¿acaso no has visto cómo el árbol frondoso y verde agita sus ramas, se envuelve en hojas y se carga de frutos, mas no tarda en (ver) sus ramas quebradas y sus frutos dispersos.. Madre, ¿no has visto las plantas lozanas, que amanecen tiernas/(33 v) y atardecen secas.. Madre, ¿no has visto que la brillante luna, cuando llega la noche de plenilunio, se eclipsa?. Madre, ¿no has visto que a las rutilantes estrellas las envuelve a oscuridad?. Madre, ¿no has visto qué súbitamente se extinguen las llamas de un fuego ardiente?. Mira, madre, esas criaturas que pueblan el mundo, de las que se llena el horizonte y de las que se maravillan la vista y la inteligencia, son seres que nacen y crecen, todos unidos a la muerte y la desaparición.

Madre, ¿has visto a alguien que dé y no tome; alguien que preste y no exija se le devuelva la deuda; quien dé un empréstito y no pretenda recuperar lo prestado o quien deje algo en prenda y no lo reclame?

Madre, si alguien tiene derecho al llanto, ¿no debería el cielo llorar por sus estrellas, o el mar por sus peces, o el aire por sus aves, o la tierra por sus plantas y todo lo que en ella hay? ¿No debería el hombre llorar por sí mismo, que a cada hora muere y a cada parpadeo se deshace? 143, ¿por qué llora el que llora por lo que ya tenía perdido? ¿acaso antes de ser abandonado por lo que le abandonó estaba a salvo de perderlo, de modo que le esté sucediendo algo con lo que no contaba y por eso le produce llanto y tristeza?

Madre has visto tras la marcha de los que ya se fueron, que haya alguien permanente que no parta?; pues quien partió no regresa 144.

Si esto es así no hay lugar para el que llora ni para el llanto, ni para quien se estristece ni pra la tristeza 144.

Madre yo siempre tuve conocimiento145 de la muerte y no fui/(34) ignorante de que me habría de sobrevenir, ni de que caería sobre mí; así que busca refugio en la paciencia y deja de llorar por mí, pues el lugar al que voy es mejor que aquel en el que he estado, más puro y desprovisto de preocupaciones v más inaccesible al miedo y al cansancio, y prepárate a seguirme; a venir a mi encuentro.

El recuerdo que los hombres hayan de tener de mí o lo que ellos pudieran engrandecer mi memoria se ha terminado y sólo quedará lo que vean de tu longanimidad paciencia buena conformidad y obediencia a los sabios en aquello que te ordenen en relación a esas conformidad y paciencia, y la generosa recompensa que Dios prometió en esta vida y la otra.

La paz sobre tí, oh madre, la misericordia de Dios y sus bendiciones146.

 

Palabras de la madre de Alejandro cuando leyó el escrito de su hijo consolándola:

El destino mortal se cumple cuando quiere quien lo gobierna, y las sentencias de muerte se ejecutan, sobre todo ser viviente, del modo que decreta quien puede hacerlo. Así, la vida, aun prolongada, se ve alcanzada por el fin y, si breve, desaparece tan sólo por haber tenido comienzo. Las cosas nuevas del mundo no existen sino para desaparecer, las civilizaciones no son sino para ser destruidas, los reinos no son sino para pasar, los placeres para mudarse, la dicha para corromperse, las alegrías para tornarse tristeza; te alegras y te entristeces, te regocijas y te apenas, te diviertes y te fatigas147.

Así que tú, habitante del mundo, para abandonarlo fuiste puesto en él, y tú, poseedor, para perder/(34 v) tu reino lo poseíste. Tú que lo habitaste, para salir de él en él moraste. Tú que en él resides, para partir de aquí te habías establecido. Tú que comandabas ejércitos, hacia el otro mundo los conducías.

¡Vanidad, vanidad!148, ¿dónde están los siglos, dónde las naciones, dónde los reyes, dónde los antepasados?. Los pueblos se sucedieron y unos tras otros dominaron; tanto los felices como los miserables y, sólo quien actuó rectamente, se salvó, mas quien hizo mal pereció 149.

Balbuceó: Tenías razón, hijo mío, no les queda a las ramas florecientes otro remedio que secarse, a las hojas de los árboles que caer deshechas, a las estrellas relucientes que oscurecerse, a la brillante luna que eclipsarse y a los fuegos encendidos que extinguirse.

Quien da, toma; quien presta, exige el pago; quien deja en prenda, reclama su devolución, y quien concede un empréstito, apremia; pues el que sigue no hace sino ir tras la huella de quien le precedió. Me consuela de tu pérdida 150, hijo mío, el hecho de que iré tras de tí dentro de poco y me distrae de la pena (que siento) por tí el que voy a seguir el camino que tú has seguido; marcharé a donde tú has ido y llegaré a donde has llegado.

Me aparta de la tristeza y el llanto aquello en lo que espero mañana y tarde, en el transcurso de las horas y en la sucesión de los instantes; que si un ser vivo pudiera servir de rescate por otro, yo sería el rescate por tí y, si esto no fuera a servir de nada, que Dios, entonces, me haga reunirme contigo y, mientras seguiré teniendo paciencia y buen consuelo, pues tú tenías razón; y la paz 151./(35)

 

Muerte de Alejandro y su traslado en un ataúd de oro hacia su madre y las palabras de ella cuando vio el ataúd:

Y cuando murió Alejandro en tierras de Babilonia, fue transportado en un ataúd de oro junto a su madre, en Alejandría.

Cuando fue colocado el ataúd ante ella, descubrió su rostro y dijo: Es sorprendente que aquel cuya sabiduría alcanzó los cielos y cuyo poder los extremos de la tierra, aquel a quien se sometían los reyes con temor, al que se entregaban sin remedio en calidad de esclavos y al que se rendían, vencidos, los leones 152, aparezca hoy como durmiente que no despierta, como mudo que no habla, llevado por las manos de aquellos que no osaban mirarle. ¿Quién dará, de mi parte, a Alejandro recado de que me aconsejó y me dejé aconsejar, que me consoló y quedé consolada, que me invitó a la paciencia y tuve conformidad, que me evitó preocupaciones y ya no me afligí, que me hizo reflexionar y lo he hecho, que me corrigió y me he enmendado, que me prohibió y me he abstenido, que me enseñó y he aprendido?.

Sin embargo, si yo no fuera a seguirle; a caminar por donde él ha caminado, ni llegase a ser lo que él, sin duda lloraría y me lamentaría. Así, sobre tí la paz, vivo y muerto, pues fuiste el mejor de los vivos y el mejor de los muertos eres153.

Entonces, las mujeres que estaban en su presencia rompieron a llorar.

Dijo una plañidera: Nos ha conmovido Alejandro con su quietud. Otra dijo: Alejandro nos ha hecho hablar con su silencio. Añadió otra: Ayer Alejandro fue un buen orador, mas hoy lo es aún Mejor./(35 v)

Dijo otra: Ya es bastante duelo el que tú existieras ayer, que tu mando se extendiera a los extremos del mundo y que hoy ya no exista en absoluto tu poder154.

 

Presencia de un grupo de filósofos y sabios de las naciones.

Transporte del ataúd de Alejandro en Babilonia y lo que dijo cada uno de ellos (de los filósofos)155:

Forma parte de la historia de Alejandro, cuando murió, que fue colocado en un ataúd de oro y luego partieron con él, llevándole a hombros los nobles los grandes y los príncipes, hasta traerlo a Alejandría, donde fue expuesto a la vista de los presentes -habitantes del reino y filósofos- a fin de que (pudieran) pronunciar frases que se recordaran y sirvieran de ejemplo v advertencia.

Luego, estando él allí presente, lo rodearon sus parientes, antes de que se lo llevaran de Babilonia; y el príncipe de la comunidad, que era el más afectado por la desgracia156, dijo: En este día aún más terribles son las calamidades, pues el velo del poder ha sido alzado, sobreviniendo todo el mal que antes se mantenía alejado. Todo el bien que había ha huido; así que quien haya de llorar por un reino, que llore ahora y quien se vaya a asombrar por lo que pueda acontecer, tienen aquí ocasión de asombrarse. Después se acercó a los filósofos y dijo: Que cada uno de vosotros diga algo que consuele a los nobles y edifique al pueblo.

El primero de ellos dijo157: Es necedad llorar hoy por algo a lo que/(36) se había acostumbrado ayer y reirse ayer de algo por lo que habría de llorar hoy.

Otro dijo: ¡Ay!, ha sido sincera con la gente esta muerte, si no fuera porque tienen la inteligencia aturdida, pues les ha estado advirtiendo continuamente, mas hacían oídos sordos. Aún más, cuan claras señales les hacía, pero tenían los ojos ciegos y las mentes oscurecidas.

Dijo otro: Si has de llorar porque la muerte se repite, (sábete) que la muerte seguirá renovándose y, si te entristece que haya recaído en alguien a quien amabas, aprovecha la lección, porque con frecuencia recae en alguien a quien detestas.

Dijo: ¿Acaso fuiste ignorante para que te disculpe o sabio para que te reprenda?, ¿acaso eras ignorante y te dejaste engañar o sabio y perdiste (tu conocimiento)?.

Otro dijo: El resplandor de esta muerte es un destello que no engaña158; es una nube que presagia lluvia cierta, es un retumbar de truenos que no induce a error y el buen entendedor no se pone a sacar agua 150.

Dijo otro: Estás acaso rechazando esta muerte, como si pudieras rechazar algo que escapa a tu dominio pues más bien se trata de algo a cuyo poder tú estás sujeto? 'Cuan malos fueron tus excesos de ayer y tu soberbia, comparados con tu capitulación ante la muerte!

Otro dijo: Las cosas han cambiado del todo para tí, los recursos te han abandonado finalmente y te han sobrevenido contrariedades que alejan a las alegrías/(36 v) de tí ¿Podrás darme razón de la gloria que poseías o retroceder del lugar vil en que te hallas hoy?" de ningún modo, antes bien, ¿cómo podrías hacer tal?

Dijo otro: Eras feliz y te has vuelto digno de lástima. Estabas en lugar dominante y ahora estás humillado ¿acaso podrás compensar esto en lo que te has convertido con algo de aquello en lo que estabas?. Si hubieras adelantado en los días en que aún estabas vivo, un préstamo sustancioso, te rendiría beneficios a la hora de tu muerte.

Dijo otro- Te han sido cortados los lazos (de la vida) y ya no pueden volver a unirse Sobre tí ha caído una calamidad que no te ha de tener consideración ¿Nos será posible ante tal acontecimiento, alcanzar la salvación o más bien no tomaremos ejemplo y pereceremos?

Dijo otro: Si te entristeces por aquello a lo que has llegado, excusaremos tus acciones por aquellas otras en que te corregiste, mas, ¿quién puede regresar (a este mundo) para obrar el bien y quién, si obró mal, para enmendarlo y salvarse?160

Otro dijo: Tú que acreciste gloria hasta tu muerte y que sobresaliste en ciencia hasta tu desaparición ¿qué te impidió hacer aquello que te hubiera permitido ganarte la vida (eterna) mientras viviste, y que no te perjudicara a la hora de la muerte''.

Dijo otro: ¿Qué te pasa que no te pones a salvo de este lugar estrecho, cuando siempre preferiste los espacios/(37) abiertos?161

Dijo otro: Bástanos la indiferencia hacia el poder que reuniste y las cosas que poseías, al ver lo que has perdido en particular, por no hacer referencia a lo que los reyes poseen en general. Quien de nosotros, en el pasado, te reconvenía, ahora te compadece en lo que queda y, quien de nosotros te ensalzaba por tu condición, ya no desea tu destino. Nada bueno hay en lo que es efímero, de modo que se vuelva bueno si dura, como tampoco lo hay en lo duradero que se vuelve efímero162.

Dijo otro: ¡Pobre Alejandro!, cuan parecida es su salida del mundo a su llegada a él; entró como un extraño que nada posee y de él sale como despojado que nada tiene.

Luego se levantó otro y dijo163: Escuchadme y comprended lo que voy a deciros: ¿Acaso no se ha desechado el poder de Alejandro igual que pasa la sombra de las nubes?

Otro levantándose dijo: Este destino, tan efímero como su gente, contiene un ejemplo y una maravilla para quien reflexione y sea sensato.

Luego se levantó otro y dijo: En este sino hay enseñanzas y maravillas, así pues, tomad advertencia de esas maravillas que hablan, como la tomó Alejandro en vida y tras su muerte.

Otro se levantó y dijo: ¿Dónde está tu formidable poder, tu buscada virtud, tu permanente dominio, tu oculta gloria; dónde tus conocimientos filosóficos y tu saber/(37 v) lógico?. Todo ello ha desaparecido y toda aquella virtud se ha convertido en carencia. La filosofía se ha vuelto nada y el saber mudez; el asustado está seguro y el que busca se ve frustrado, ¿acaso no escarmentarás en quienes desaparecieron en lenta procesión?

Se levantó otro de aquellos y dijo: ¡Oh rey que paseó su gloria, cuan claras han sido tus huellas y qué evidente tu historia!, mas ahora ya no dejas huella, ni de tí quedan noticias; de tí se han quedado las mansiones vacías, tu acompañante sin tu compañía y tus contertulios te han abandonado.

Otro, levantándose, dijo: De tí se ha separado hoy lo que ayer estuvo unido. Por tí se ha apagado lo que ayer estuvo encendido. Los soldados se han dispersado y has sido depositado en una fosa. Tu vida fue un viaje y tu muerte ofrece una enseñanza. En tí han quedado deshechos los lazos y no se aguarda tu retorno. Tus bienes han sido distribuidos y fraccionados tus miembros ¿Hasta cuándo vas a ser saqueado, hasta cuándo arrastrado a la fuerza..

Dijo otro: ¡Qué cerca está la grandeza de la humillación, el perjuicio del beneficio, lo desagradable de lo agradable, la alegría de la preocupación y qué lejos el cesar del continuar y la acción que viene tras la caída! ¡Ea, cesó la acción, quedó el temor y pasó la esperanza, se han quedado vacíos los caminos165 y han quedado separados los efectos de las causas!

Dijo otro: ¡Qué cerca está la vida de la muerte/(38) y el habla del enmudecimiento! Los espíritus están ligados a las acciones y si éstas son correctas, aquéllos son felices y si incorrectas, desgraciados. Los cuerpos, por su parte, sirven de enseñanza a los que entienden y de prueba a los precavidos. Otro dijo: Todo poder camina hacia su destrucción y todo placer a mudarse, pues todo lo efímero desaparece y todo lo que está asentado puede sufrir mudanzas. Ojalá supiera yo qué viaje has hecho y cómo te has trasladado.

Dijo otro166: No se fatigue el hombre por la muerte de su pueblo, mas bien llore por la muerte de sus nobles, pero que la muerte no le arrebate el gusto por la vida ni la vida le prive de conocer a la muerte.

Otro dijo: Cese la gente de atesorar oro y plata y los celos que genera, porque Alejandro atesoró oro y es ahora el oro el que lo atesora a él167.

Otro: De Alejandro se han apartado sus ambiciones, aquellas que le engañaban acerca de su final, pues le ha sobrevenido la muerte que pone distancia entre él y el poder

Otro: La muerte ha llegado su reinado. La vida: Se ha roto; éste es el momento en que ha sido destituída

Otro 168: espada no se secaba ni se podía estar a salvo de tus venganzas tu rango no se podía pretender Tus dones eran causa de alegría y tus luces no se eclipsaban pero ahora tu luz se ha apagado, tus venganzas no son temidas ni tus dones deseados /(38 v) Se ha poblado tu tumba, mientras tu casa está en ruinas Las dignidades que ostentabas pueden ya ser objeto de ambición y tu luz se ha eclipsado

Otro: Era tu voz temida y tu poder grande. Ahora tu voz ha enmudecido y tu poder se ha humillado

Otro: Cuando estaba vivo podía oir, pero ahora no puede hablar.

Otro: Mirad el sueño de un durmiente, antes brillaba y ahora la sombra de las nubes se ha ido169.

Otro: Si este hombre débil de hoy hubiera sabido de su debilidad ayer hubiera sido dichoso170.

Otro: Ayer estaba en lo más alto y hoy está en tierra171.

Otro: ¡Cuánto necesitó en vida de esta cordura y este silencio!

Otro: Aquel poder largo y ancho cabe ahora en la distancia de dos codos . El que tenía el afán de todo lo elevado no supo que esto acrecentaba la humillación.

Otro: Se alejó de nosotros hablando y vuelve mudo.

Otro: Este fue un orador diserto, mas nunca pronunció un discurso más elocuente que su silencio.

Otro: Es sorprendente que aquel contra quien nadie se atrevía (sea el mismo contra quien) todo el mundo se atreve173. Has caído en manos del que te va a enseñar lo que no sabías.

Y dijo otro: No consideréis importante a aquel que enseña a la gente sino a aquel/(39) que se enseña a sí mismo.

Otro dijo: La muerte iguala a nobles y plebeyos en el lecho de la tierra cosa que la vida no hace con el poder y las preocupaciones174

Dijo Rustīq 175, hija de Darío el rey, su mujer 176: Esta muerte es justa medida por medida, peso por peso; nunca pensé que quien mató a Darío pudiera ser vencido.

Su despensero dijo: Me encargaba guardar y ahorrar; ¿a quién entregaré ahora lo ahorrado?, ¡cuan grandes son los gastos de las almas o los espíritus!

El encargado de su mesa dijo: Aquel para quien yo disponía la comida es ahora alimento para la tierra. Aquel que se alimentaba de los mejores manjares es ahora comida para el polvo. Aquel que consumía animales y frutos para comer es pasto de las bestias en los campos.

El tesorero dijo: Estas son las llaves de la tesorería. (Mas vale que) las cojas, antes de que reclamen lo que yo no quité o me pidan lo que no se me dio.

Dijo su camarlengo: Yo apartaba de tí a nobles y plebeyos, cuando estabas en tus aposentos (privados), haciendo que se volviera a la puerta de tus habitaciones aquel al que tú no permitías la entrada y todos se volvían. Ahora te has marchado de lugar seguro y ha entrado a tu presencia la que no es visible, por lo que no se le puede impedir (la entrada) y, aunque se la rechace, no se marcha. Te ha vencido, te ha sacado de tu reino y te ha aislado igual que tú lo habías hecho177.

Su portero dijo: Ha entrado la muerte en tu zona reservada,/(39 v) sin pedir permiso, y llegó hasta tu lecho sin consultarte.

Dijo el jefe de su guardia: ¡Oh tú, cuya cólera era temida, cuya compañía estaba prohibida!, ¿por qué no te encolerizaste para que te temiera también la muerte o por qué no le prohibiste (la entrada) y la arrojaste lejos de tí 178?

Su verdugo dijo: ¿Qué ha pasado que las espadas de tu venganza han sido envainadas mientras las espadas de la muerte se desenvainaban contra tí?.

Dijo su secretario: Entramos en el mundo desconociendo, lo poblamos neciamente y lo abandonamos a disgusto.

 

Noticia del traslado del ataúd desde Babilonia a Alejandría:

Luego, cargaron el ataúd y, cuando llegaron a ella (Alejandría), informaron del asunto a los filósofos que allí estaban y también fue informada su madre. Ella vino a su encuentro y, cuando vio el ataúd, lo abrazó diciendo: Hoy se ha roto el esplendor del mando y se ha consolidado la muerte del poder. El reino se ha escapado de las manos de Alejandro y lo ambiciona quien no lo ambicionó; lo codicia quien no lo codició. ¡Cuan inmensa es la desgracia y cuan lejano el consuelo!

Luego gimió, aumentando sus sollozos y, por su llanto, lloraron los privados que estaban con ella. Luego cesó de llorar y dijo: Oh hijo, en consolarme de tu pérdida encuentro virtud y honor, pues me habías advertido de tu muerte antes de que ocurriera, y me consolaste antes de que tuviera lugar. A Dios vayan, pues, los lamentos, pues Él oye los secretos y de El se debe esperar/(40) el consuelo y de su parte llega la recompensa. De Dios somos y a Él volveremos mañana.

Luego se ocultó tras su velo.

Se adelantaron hacia el ataúd los filósofos179, que eran diecisiete, y uno de ellos comenzó (a hablar), poniendo la mano sobre él, dijo: Oh valiente esforzado, ¿qué te ha impedido oir y argumentar?. Reuniste riquezas y todas sus culpas se han juntado contra tí y sus pecados no te dejan: Ay de tu alma que está por todos lados en angostura, pues se han desbordado sobre tí las aguas de la muerte; ya no tienes parientes que te auxilien, ni ministros que te rediman.

Luego se levantó otro y dijo: ¿Acaso no es cierto que Alejandro ha sido enterrado en el oro que él atesoraba despreocupadamente180 y hoy está mudo y no contesta, ni sabe cómo atinar, ni puede abrir ninguna puerta?

Luego otro, levantándose, dijo: Éste es aquel cuya carrera se ha desviado, cuyo extravío se ha prolongado. Ha dado a su vida la muerte, pues se dedicó a atesorar, escogiendo la vida presente en lugar de la eterna; sus ambiciones perecederas le engañaron del mismo modo que habían engañado a sus predecesores. Derramó sangre y se apropió indebidamente de mujeres, ignoró y fue necio. Ahora está entre los suyos envuelto en un sudario181.

Dijo otro182: Los guardias se han descuidado y te has dejado seducir, te han fallado los soldados y has sido vencido; si no, ¿cómo entró en tus aposentos privados la muerte sin/(40 v) pedir permiso o cómo llegó hasta tí sin que dieras la orden?

Otro dijo: ¿Dónde está aquel cuya cólera era temida y cuyos aposentos estaban vedados (a todos)?. ¿Cómo es que no te enfureciste con el fin de que la muerte sintiera temor de tí, o bien no prohibiste para arrojar de tu lado semejante humillación?

Otro dijo: Tiene bastante ejemplo el pueblo en la muerte de los reyes y, a los reyes, les basta el ejemplo de la muerte del pueblo.

Dijo otro: Este es el camino que hay que seguir y este es el vaso que hay que apurar. Quien piense que se puede librar de ello, disfrute de su vida y, quien piense que no escapará, reconozca a su Señor.

Dijo otro: Oh tú, aquel que consiguió sus ambiciones y alcanzó sus esperanzas, ¿no estuviste rondando a la muerte para alcanzar por su medio alguna de tus esperanzas o más bien, no consideraste entre tus esperanzas que algo impidiera el momento de la muerte?183

Dijo otro: Que nadie confíe en la vida, pues es engañosa, ni desconfíe de la muerte porque es veraz.

Otro dijo: ¡Ay de esta muerte no deseada!, ¡cómo vence a la vida de la que no hay hastío y cómo se somete ésta a una muerte no deseada!184

Se levantó otro y dijo: La partida es rápida y el regreso lento. Bienaventurado quien fue puro y se salvó y desgraciado el que fue impuro y permaneció quieto185.

Luego, se levantó otro de aquellos y dijo: Te apartaste de la familia, de los hijos, de los ejércitos y sus pertrechos y, hoy, apareces tendido ante tus compañeros como advertencia para los que miran/(41) y tienen corazón. (Estás) en un lugar estrecho, tras (haber vivido) confortablemente y (te ves) despojado tras haber acumulado (riquezas)186.

Luego, otro de aquellos, levantándose, dijo: Aunque ahora estés aquí humillado, después de haber sido vencedor y (aparezcas) convertido en nada, después de haber sido mucho; largo tiempo fuiste tal como te temían las miradas y se turbaban, por tu causa, los corazones y las mentes.

Luego se levantó otro y dijo: Te has librado del vicio para ir a la virtud, de la desesperación para ir a la esperanza, de la miseria por la prosperidad y de la fatiga para el descanso y la tranquilidad. Tu vida está salvada y permanecerá para siempre. Enhorabuena, por esto a lo que has llegado.

Luego fue trasladado desde el lugar donde se encontraba hacia la casa de su madre. Fue ella a su encuentro y estrechó el ataúd contra su pecho, se inclinó sobre él largo rato llorando. Luego se adelantó hacia los habitantes de Alejandría y les conminó y les tomó juramento de que sacarían el ataúd del modo más conveniente y con el más hermoso ornato que pudieran.

Luego la madre se dirigió a él, diciendo187: Oh hijo mío, tu que habías alcanzado los cielos con tu sabiduría y todos los rincones del país con tu palabra, a quien venían los reyes en señal de obediencia y a quien se entregaron las naciones en esclavitud, a quien los habitantes de la tierra reconocían y al que todas las criaturas temían y, hoy, como veis, aparece como un durmiente que no puede despertar, como un mudo que no habla, echado y sin poder levantarse, cargado a manos de hombres que antes no recibían su mirada, ni podían alcanzarle/(41 v) con sus ojos. ¿Quién será el que dé noticia de mí, de que es grande su consideración ante mí y excelente su honor?; pues él me consoló y quedé confortada, me inspiró conformidad y me resigné. Si no supiera que voy a reunirme con él no lo hubiera podido hacer.

Sobre tí, pues, hijo mío, la paz, vivo y muerto; pues el mejor de los vivos fuiste y ahora eres el mejor de los muertos 188.

Luego, dio la orden y fue enterrado en el ataúd en que había sido trasladado hasta ella. Cuando los filósofos terminaron de hablar, pasando uno a uno delante del ataúd, la mayoría de ellos se marchó, pero cinco se acercaron a la madre de Alejandro para confortarla. Adelantándose el caudillo del pueblo, se detuvo frente al ataúd por detrás del velo, y dijo: Oh madre de Alejandro, ¿cómo podremos consolarte por quien te dio consuelo él mismo, o invitarte a la paciencia por quien te la hizo aparecer hermosa y la aposentó en tu alma hasta que sentiste el consuelo y te recogiste en la conformidad y dominaste la desgracia, aceptando la verdad e inclinándote por el consuelo real, convirtiéndote en la mujer más firme de ánimo, en la de mayor fe y más perfecta esperanza, en la de más virtuoso conocimiento, en la de más verosímil belleza, en la más paciente, en la de corazón más limpio y mejor recompensada, en la de más bella memoria?. Te consoló y te has consolado, te invitó a la paciencia y la has tenido, te amonestó y lo tuviste en cuenta, te confortó y te has sentido confortada y te predicó y has aprendido la lección. Dios te de una recompensa/(42) misericordiosa y la honra de la vida eterna. Le contestó la madre de Alejandro: Que Dios no te despoje de la bondad de tu dignidad, ni te prive de la bendición (que mereces) por este discurso, pues has sido elocuente y has estado acertado en la palabra; en la prédica y el consuelo, en confortar, en hacer sentir conformidad y en la amonestación. Has llevado a cabo lo que te correspondía hacer, añadiéndole a tu sensatez y buen entendimiento aquello en que eres más diserto y experimentado. Luego se adelantó otro de los sabios del pueblo al lugar de su compañero y dijo: El consuelo es necesario para aquel cuya aflicción y dolor son evidentes y el alivio para aquel que es presa de la tristeza y la turbación; la conformidad corresponde a aquel que se lamenta y suspira y, constantemente, solloza y se queja, mas quien está revestido de hermosa paciencia y se cubre con el ropaje de la aceptación del destino y (admite lo que viene) de los que son puros y rectos, puede prescindir de todo eso y no necesita hacerlo secreta ni públicamente.

Le respondió la madre de Alejandro: Dios, por tu medio, conduzca por la buena senda y te guíe y guíe hacia tí, pues has elogiado y lo has hecho excelentemente, me has consolado de un modo bello, has predicado con elocuencia, has hablado con gran sensatez y has acertado plenamente.

Luego se acercó otro y, deteniéndose en el lugar de su compañero, dijo: ¡Qué gran pérdida y qué inmensa desgracia!, pero mayor es aún el dolor y la tristeza, el resquemor y el ardor. Más enérgico es aquel que remedia el dolor de su corazón con la paciencia y medica/(42 v) su pecho dejando de pensar. La madre de Alejandro le dijo: Te dé Dios hermosa recompensa y te lleve por el buen camino, haciéndote ver con claridad los senderos de la justicia, pues te has elevado a una dignidad honrosa, has hecho una buena acción, así eres merecedor (de que se te pague) el doble y se te de tal puesto. Que Dios te bendiga y te haga bien.

Luego se adelantó otro de ellos y se detuvo en el lugar de su compañero, diciendo: Quien tenga penas se acoja a la paciencia. Quien esté afligido se consuele, pues el lugar de retorno para todo el que se mueve es la quietud y la meta de todo ser viviente es la muerte y la desaparición. Tú, gracias a Dios, eres de aquellos a los que Dios adornó con la paciencia y cuya memoria ensalzó con el consuelo, de modo que se consolaron por inspiración y tuvieron paciencia por atención piadosa y se predicaron a sí mismos con fe y confianza. Dios le dé su recompensa y te dé a tí, tras su muerte, buen consuelo.

Le dijo la madre de Alejandro: Te recompense Dios con el bien, pues (eres uno) de los sabios que ha hablado del muerto con sincero afecto y cariño y dedicado al vivo el consuelo que merece, exhortándole a la paciencia.

Luego se levantó otro y habló en el mismo sitio que su compañero, diciendo: Si (hay) quien se consuela de su vida y del fruto de sus entrañas porque le repiten ese consuelo o por los muchos motivos de alivio que se le proporcionan; tú has sido consolada con el consuelo de Dios y confortada por su inspiración y reprendida por su ejemplo, hasta el punto de que en tu presencia se han levantado los sabios (para hablar) por tu buen juicio y tu gran sensatez; ambos son los que/(43) gobiernan tus asuntos. Ha cundido, por ello, tu loable memoria y se cuentan tus obras por causa de tu hermosa paciencia, por lo inmenso de tu valor y tu pudor. Decrete Dios para tí la más completa recompensa y te otorgue el mejor premio189.

 

Escrito de Aristóteles a la madre de Alejandro para consolarla 190:

Así pues, oh madre de Alejandro, el rey famoso, es éste un decreto de Dios que afecta a todas las criaturas y una sentencia cuya ejecución se hace efectiva en todo lo que ha creado; éste es el que ha afectado a tu hijo en su casa real, lugar de su gloria, sede de su poder y gobierno, y que no ha dejado de afectar al mayor rey y a su corte, a los deudos y seguidores, a todos los sirvientes y al resto de las criaturas, tanto grandes como pequeños, ricos o pobres, como decreto que Dios ha decidido y mandato que ha hecho e impuesto sin remedio, del que el rey más digno de honor no se ha librado y el cual, por tuerza, se ha de acatar. Nadie se puede apartar de esto, sino que hacia ello va, ni de ello puede huir, sino que a ello se encamina. El vivo lo está esperando y el muerto ya lo goza. Los que se quedan están sumidos en él y los que pasaron ya están libres. Es feliz quien escarmienta en otro. Es recto el que prepara el viático para la marcha y digno de alabanza el que entrena su alma para el descanso/(43 v) de su cuerpo.

Oh madre de Alejandro, considera desde la piedad al Señor del mundo, su Juez, y deja las cosas en manos del Rey Justo, que es quien lo enderezó hacia el poder, lo guió a la sabiduría y le reservó la otra vida como morada y reino. (Le dio) su gloria por gloria y le sacó de este mundo en pleno esplendor y poder, como rey victorioso. Vuélvete al Creador de las almas, hacia el que vamos y en cuya voluntad nos movemos 191. Consuélate por quien te consoló antes de que esto le aconteciera y consolida tu espíritu en la paciencia, para que dure tu memoria por ello hasta el fin de los tiempos, pues has de saber que el engañado es el que se engaña y desgraciado es el que se apena. La paz contigo y la misericordia de Dios.

 

Respuesta de la madre de Alejandro a Aristóteles192:

Cuando la madre de Alejandro leyó el escrito de Aristóteles, le escribió: He leído tu carta, oh sabio que muestra el bien y conduce a la felicidad en esta vida y en la otra, ójala sigas siendo el que señala el bien con que sea feliz aquel que se esfuerza y sigas indicando la vía recta que conduce, al que por ella camina, a un ánimo feliz en la vida y a la alegría tras la muerte. El consuelo está en relación con la magnitud de la desgracia por este gran rey 193.

Una hermosa conformidad debe corresponder a una terrible calamidad; esta desgracia cogió de improviso, pero el consuelo estaba ya establecido y' aunque la calamidad sobrevino repentinamente, la paciencia ya estaba asentada.

¡Desgracia que se hermanó a una más grande/(44) paciencia! ¡Inmensa calamidad acompañada, al acaecer, de un gran consuelo, de modo que conformidad y paciencia quedaron de manifiesto! Pasó (el dolor), tras la desgracia, y se convirtió en silencio y sosiego, afirmándose en el consuelo y la conformidad. Qué cerca está el vivo del muerto y cuan próximos el que se queda y el que se va. Es más importante ocuparse en preparar la partida que emplearse en llorar, gemir y prolongar la tristeza. Contentarse con lo ocurrido es más positivo que lamentarse de ello. Todo hombre que está seguro en el presente debe temer al mañana, ya que quien está hoy libre de preocupación, no debe confiar en que no le afecte una mayor (desgracia).

Me llegó la noticia de la desgracia, pero iba precedida del consuelo. Me informaron de su muerte, pero ya me rodeaba su advertencia y había yo aceptado su desaparición y el consuelo por su pérdida estaba ya en mi corazón. Ahora, espero un día como el suyo y hacia él voy, en ello estoy, con ello me he de cubrir. Gracias a Dios (sean dadas) y luego, a tí, sabio, por tus enseñanzas y tu recuerdo; y la paz 194.

 

 

NOTAS

 

1 A. Badawī, Hunayn ibn Ishāq, Adāb al-Falāsifa, (versión de) Muhammad 'Ah b. Ibrāhīm b. Ahmad b. Muhammad al-Ansārī, Kuwayt, 1985. Esta edición toma también como base el ms. de El Escorial y teóricamente el ras. de Munich, entre otros, sin embargo se ha de advertir al lector acerca de dos inconvenientes: el aparato no refleja las aportaciones y variantes marginales ni las discrepancias de esos textos; de otra parte, el editor ha corregido la lengua en que el texto está redactado y la ha convertido en lengua clásica, io que hace desaparecer los rasgos dialectales, que podrían ser muy reveladores, a la hora de fijar la procedencia norteafricana o andalusí del mismo.

2 La edición se llevó a efecto mediante una Beca de Investigación concedida por el IHAC (hoy Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe), permanece inédita y se conserva copia en la Biblioteca de dicho Organismo.

3 J. K. Walsh, "Versiones peninsulares del Kitāb Adāb al-Falāsifa de Hunayn ibn Ishāq", Al-Andalus, 41 (1976) pp. 355-384.

4 Ed. L. Cheikhou, Beirut. 1912,

5 Ed. J. Lippert, Leipzig, 1903.

6 Ed. Müller, Cairo, 1882.

7 F. Rosenthal, The Classical Heritage in Islam, London, 1975, pp. 72-73.

8 Las referencias corresponden al Ms. n° 760 (Cat. de Derenbourg) de El Escorial.

9 El Dardage, Medarges o Meadargis de otras versiones, identificado con Mercurio; cfr. Badawī, Mujtār al-Hikam, Madrid, 1958, pág. 279, nota (1). Merkle en su Die Sittensprüche der Philosophen, Kitab Adāb al-Falāsifa von Honein ibn Ishaq, in der Uberarbeitung des Muhammed ibn Ali al-Ansārī, Leipzig, 1921, propone un ingenioso modo de identificar a este Mahādarỳis con el propio Hunayn, entendiendo este extraño nombre como una transcripción corrupta de la palabra hebrea ha-metargem = el traductor, también se pregunta si no podría tener un origen hindú y ser corrupción de 'maharajá', pp, 9-10.

10 Fs. 8, 9 v. y ss. del manuscrito escurialense; véase también F. Rosenthai, op. cit., pp. 72-73 y la ilustración de la p. 45.

11 Véase Qur'ānn XXXI, y la introducción a la traducción española de J. Vernet de El Corán, Barcelona, 1980.

12 M. Abumalham, "La Modernidad de la Filosofía Antigua", Actas del III Congreso Int. Tres Culturas, Toledo, 1984

13 V. Chauvin, Bibliographie des ouvrages árabes ou relatifs aux Árabes, París, 1905, 3 vols.

14 Qur. XVIII, 59-63 y 82-91.

15 E. García Gómez, Un texto árabe occidental de la Leyenda de Alejandro, Madrid, 1929, pág. XXXIII, nota 2. En este trabajo se encuentra un magnífico resumen de las distintas vías de transmisión y avatares diversos por los que ha discurrido este personaje.

16 E. García Gómez, op. cit., pág. XXVIII notas 1 y 2 y pág. XXX notas 2 y 3.

17 E. A. Wallis Budge, (ed.), The life and Explcits of Alexander the Great being a series of Ethiopic Texts, London, 1896; F. Corriente, "Dos elementos folklóricos comunes en la versión etiópica de la leyenda de Alejandro y la literatura árabe", Al-Andalus, 32 (1967) p. 221.

18 La historia contada en el Corán es como sigue: Moisés explica a su criado que deben partir hacia el lugar donde confluyen los dos mares, pero al llegar al término de su viaje se dan cuenta de que el pez que llevaban como viático ha desaparecido. El criado confiesa que al contacto del pez con el agua revivió y se perdió nadando en el mar. Moisés, entonces decide regresar, convencido de que ha pasado ante la fuente de la vida sin haberse dado cuenta. (Qur. XVIII, 59-63). La otra historia es como sigue: Dū l-Qarnayn, porque así se lo ha permitido Dios, visita los extremos de la tierra. Al fin de su jornada llega a un lugar cuyos habitantes se sienten amenazados por Gog y Magog. Dū l-Qarnayn, para protegerles construye un muro pero profetiza que un día aquel muro será destruido. (Qur. XVIII, 82 y ss.). Véanse las notas correspondientes a estos pasajes en la trad. de J. Vernet, Barcelona, 1980, pp. 276-278.

19 García Gómez, op. cit., p. XXXIV.

20 El2, sub al-Khidr, T. IV p. 935-938; Friedlaender, Die Chadirlegende und der Alexanderroman, Leipzig Berlín, 1913.

21 Qur. XVIII, 59-81.

22 Friedlaender, op. cit., pp. 235-6.

23 Op. cit., pp. XXXV-XXXVI.

24 Ex. 34,29: "Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí tenía en su mano las dos Tablas del Testimonio, al bajar él de la montaña; pero Moisés no sabía que la tez de su rostro se había puesto radiante en su conversación con Él". El texto hebreo correspondiente a "su rostro se había puesto radiante" (qaran 'or panaw) fue traducido por la Vulgata por "cornuta facies" por una confusión entre dos sentidos de la raíz qrn = cuerno y brillo. Cfr. trad. de Cantera-Iglesias, Madrid, 1975. Esta confusión ha sido muy productiva en las diversas representaciones de Moisés.

25 W. Jaeger, Paideia: Los ideales de la cultura griega, México, 1971.

26  Fco. Rodríguez Adrados, La Historia de la fábula greco latina, 2 vols. EUCM, Madrid, 1979, vol. I, pp. 17, 21, 22 y nota 11.

27 W. Jaegcr, op. cit,  p. 871.

28 W. Jaegcr, op. cít, p. 888.

29 W. Jaeger, op. cìt., p. 957,

30 E. R. Curtius, Literatura Europea y Edad Media Latina, México, 1976, 2 vols., vol I p. 66 y ss; J. Lenzenwegery otros, Historia de la Iglesia católica, Barcelona 1989, pp. 112

a 223.

31 M. Cruz Hernández, Historia del Pensamiento en el Mundo Islámico, Madrid, 1981, 2 vols., T. I, p. 52; R. Walzer, Greek into Arable, Oxford, 1962, pp. 1-8.

32 E. R. Curtius, op. cit., T. 1, p. 80 y ss. y 92-94.

33 Mª. R. Lida de Malkiel, La idea de la fama en la Edad Media Castellana, Madrid, 1983, pp. 95-100 y ss. y 79-80 y ss.

34 R. Walzer, op. cit., loc. cit.

35 M. Cruz Hernández, op. cit., pág. 52 y ss.; F. Rosenthal, op. cit., London, 1975, págs. 1-14.

36 M. Cruz Hernández, op. cit., loe. cit.

37 Abd-el-Jalil, Breve Histoire de la Litterature Árabe, París 1946 n 22

38 Blachère, Histoire de la Literature Árabe, París, 1952, T. I, pp. 83-4: T II 1964 pp. 188-195 y T. III, 1966, pp. 732-736.

39 R. Adrados, op. cit., p. 21.

40 ipse, op. cit., p 22, nota 11.

41 ipse, op. cit,, p, 22, nota 11.

41 ipse, op. cit., p. 33.

42 R. Blachére, Litterature..., T. III (1966), p. 764.

43 E. R. Curtius, op. cìt., pág. 92.

44 R. Blachère, "Contribution à l'étude de la Litterature Proverbiale des Árabes à l'époque archaique", Arábica, 7 (1954), pp. 53-83.

45 Sobre el género del mašal en la literatura judía rabínica véase el trabajo de M. Pérez Fernández, Parábolas rabínicas. Murcia, 1988, se observará en este caso también la mezcla de géneros; proverbios, apólogos, parábolas, etc.

46 R. Blachére, "Contribution...", Arábica, 7 (1954), p. 57.

47 El2, T. IV, p. 516; R. Blachére, Litterature..., T. III, p. 765.

48 Abd-el-Jalil, op. cit., p. 121; R. Blachére, Litterature..., T. III, p. 765.

49 R. Blachére, "Contribution...", Arábica 7 (1954), p. 53-83.

50 R. Blachére,Litterature..., T. III, p. 769 y ss.

51 El2, sub Lukmān, T. V, p. 817, y nota 11 de este trabajo.

52 Núm. 22.

53 Qur. 31, 11 y ss. El texto de esta azora está lleno de resonancias de los libros sapienciales de la Biblia.

54 G. W. Freytag, Arabum Proverbia, Bonnae ad Rhenum, 1839.

55 Abd-el-Jalil, op. cit., p. 28.

56 R. Blachére, Litterature..., T. III, pág. 770.

57 En árabe jurāfa; "merveilleux", R. Blachére, Litterature..., T. III, p. 770.

58 Un ejemplo de estas recopilaciones lo constituye, sin duda, la gran obra Kitāb al-Agānī de Abū l-Faraŷ al-Isfahānī.

59 M. Makki, "Egipto y la Historiografía Arábigo-española", RIEI (1957) pp. 157-209

60 Según recoge M. Makki en "Egipto...", p.162, nota 4, una tradición hallada en Ibn 'Abd al-Barr atribuye a 'Abd-Allāh ibn 'Amr ibn al-'As haber consultado al Profeta para obtener su autorización con el fin de utilizar las informaciones proporcionadas por sabios judíos.

61 M. Makki, "Egipto...", pp. 175-176.

62 Les Prairies d'Or, trad. de E. Maynard y P. de Courteille, revisada por Ch. Pellat, Pans, 1962, 3 vols. Véase aquí mismo T. I, pp.4-9.

63 No me resisto a recoger aquí un texto del capítulo dedicado a la música y que entraría en el género de los chistes, aunque aparezca ordenado entre máximas y enseñanzas de los filósofos. El texto, del ms. de Londres (fs. 50-51), dice: Paseaba un filósofo con un discípulo suyo, cuando se oyó la música de una cítara, y el maestro dijo al discípulo: Vayamos hacia donde suena la música que, seguro, aprenderemos algo. En ese instante, alguien con una voz atroz comenzó a cantar, acompañado de una música discordante. El maestro, volviéndose al discípulo sentenció: Dicen los sacerdotes y los que entienden de artes adivinatorias que cuando una lechuza canta, muere un hombre, pues en verdad, cuando ése canta, seguro que mueren mil lechuzas.

64 T. I, Cap. IV, p. 53 y T. II Caps. XXV y XXVI.

65 La Dra. Marín Niño, hace algún tiempo, me dejó consultar un trabajo suyo con el que participó en el II International Congress on Graeco-Arabic Studies, con el tílulo Legends on Alexander the Great in Muslim Spain, en él se hacía hincapié en que estas leyendas eran conocidas en al-Andalus desde época muy temprana, aunque era difícil señalar los cauces y las vías de transmisión por las que habían arribado a la Península.

66 N. Elisséef, Thèmes et motifs des Mille el une nuits, Beyrouth, 1949. Von Grünebaum Medieval Islam, Chicago, 1946, cap. IX, "Greece in the Arabian Nights".

67 E. García Gómez, op. cit., pp. LV-LVI.

68 Ed. A. Badawi, IEI, Madrid, 1958

69 M. Menéndez-Pelayo, Orígenes de la Novela, Madrid, 1905, T. I, pp. 63-64; Mª. J. Lacarra, Cuentística medieval en España: Los Orígenes, Zaragoza, 1979.

70 op. cit., pp. LVII-LX.

71 E. García Gómez, op. cit., p. LIX

72 Sinnsprüche der Philosophen, Berlín, 1896, p. 11.

73 Conocida por Musrê ha-Fihsofim, véase la nota anterior.

74 Op. cit., pp. 5 y ss.

75 Op. cit., pp. 7 y ss.

76 Loewenthal, Op. cit. pp. 2-3

77 ídem, op. cit., p. 3, nota 2

78 Bibliotheca Arábico-Hispana Escurialensis, T. I, pp. 226-227. (rep. Biblio Verlag, Osnabrück, 1969)

79 Les Manuscrits Árabes de l'Escurial, décrits par..., T. II, fase. I, pp. 47-48.

80 Les Manuscrits Árabes..., T. II, fase. 1, pp. 47-48.

81 Op. cit., p. 7 y ss.

82 Op. cit., p. 5 y ss.

83 Op. cit., p. 8 y ss.

84 Op. cit., p. 9

85 Ya he aludido a las interpretaciones diversas que tiene este nombre, véase la nota 30 de este trabajo, y que en definitiva apuntarían al propio Hunayn. 86 Op. cit., p. 11.

87 Loewenthal, op. cit., p, 22.

88 Véase el testamento de Alejandro en la versión castellana alfonsí, editada y estudiada por T. González Rolán y P. Saquero en La Historia Novelada de Alejandro Magno EUCM 1982, pp. 218-219; o la carta recogida por Mubassir en Mujtār at-Hikam, ed. Badawī (1958)' pp. 249-250.

89 Loewenthal op cit p 23

90 Ya he hecho refrénela parcial a este asunto más arriba pero véase Mujtār....., p. 240

91 De Epistula Pseudaristoleltca 'Peri Basileias' Commentatio, Halle, 1891.

92 Op. cit., p. 10.

93 Loewenthal op cit p 6 y Capítulo VIII de la edición hebrea

94 V. Chauvin, op. cit., T. I, pp. 23 y ss.

95 ed. M.  Al-Qabbani, Cairo 1900

96 El capitulo de las máximas de los genios fue estudiado por L. Cheiju en un articulo publicado en Mašriq, 6 (1903), así como otras cien sentencias anónimas en otro artículo de la misma revista del año 1902; cfr. Merkle, op. cit., p. 34.

97 Ediciones de Cairo 1948-53 o 1967.

98 Kitab al-Muhādara wa-l-Mudākara, ed. y trad. española de M. Abumatham, CSIC Madrid 1985-1986, 2 vols.

99 E. García Gómez, op. cit., p. XXXIX; T. González Rolán y P. Saquero, Historia Novelada..., p. 15. En este último libro véanse las diversas recensiones y traducciones derivadas del Pseudo Calístenes

100 Como he comentado en la introducción se trata en realidad de la refundición de diversas epístolas de Aristóteles; véase Loewenthal, op. cit., p. 112, nota 2. Lo subrayado como titulo corresponde a texto con tinta mis oscura y trazo más grueso en el ms. E.

101 En la versión hebrea "Cuando conquistes...", Loewenthal, Musrē..., p. 112.

102 En Mujtār al-Hikam, p. 198.

103 En Mujtār al-Hikam, p. 205; la versión castellana (ed. H. Knust, Mitteilungen aus dem Eskurial, Tubinga, 1879) dice: "El regnado de soberbia..."(f. 27 a') y más adelante: "Pues esta es la manna del sennorio soberbio... porque el soberbio es /segunt/ sennor, e el rrey es segunt padre"(f. 27 a1); evidentemente se trata de una confusión del traductor entre las raíces gsb y gdb cuya única diferencia gráfica es un punto diacrítico.

104 En Mujtār al-Hikam, p. 205 dice: abā-hu (a su padre), con variantes en otros mss.; véase allí nota 3, pero creo que el texto del ms. E tiene más sentido.

105 Todo el texto, desde "Te has convertido en rey" en Mujtār al-hikam, p. 205.

106 En el mismo sentido en Mujtār al-hikam, p. 196.

107 En la versión castellana: Azbidri, otro ms. presenta la variante: Asbidir (f. 27 b), p 35, nota 2; Badawī, Adāb..., lo identifica con Hesiodo, p. 84, nota 2; en la versión hebra: Asbidri, Musrē..., p. 115, nota 1

108 Se trata al parecer de un rasgo islámico, Cfr. C. van Arendok. El1', T. III pp. 92-95, sub salam; Mujtār al-hikam, p. 198.

109 Musrē..., p. 116, nota 5.

110 Mujtār al-hikam, p. 222.

111 La versión castellana: "El sennorde los dos cabos", p. 36 y nota (a).

112 Mujtār al-hikam, p. 223; Musrē..., p. 117, nota 1.

113 Mujtār al-hikam, p. 251.

114 La versión castellana traduce con mayor desarrollo: "consejadme de que guisa puedo escoger omnes que me fagan servicio" (f. 29 a1).

115 Mujtār al-hikam, p. 245.

116 Fuerza y sabiduría son características propias del héroe y constituyen un tópico desde la antigüedad clásica, pero se le da un valor diferente que se contradice con la idea de violentos contra el prójimo" con que Dante (Infierno, XII, 107 y ss) califica a Alejandro entre otros héroes como Pirro o Atila, cfr. Curtius, op. cit., T. I p 254 y T II p 529. Sobre este mismo tema y acerca del hecho de que reyes y caudillos se expongan a los peligros de la guerra, véase también W. Jaeger, op. cit., p. 958.

117 Mujtār al-hikam, p. 245.

118 La misma imagen y con sentido semejante en M. b. 'Ezra en Kitāb al-Muhādara vol. II, p. 123, nota 2.

119 Mujtār al-hikam, p. 245.

120 En el ms. E aparece corregido al margen por "Damiano"; la versión castellana dice-"la fija de Damianos" (f. 29 b1); en Mujtār al-hikam, p. 248: "Dimqaqus"(?); Musrē... p. 118, nota 4.

121 "El patricio", en la versión castellana: "Alión el patriarca" (f. 29 b2). "Alyūn" es una transliteración frecuente para el nombre propio León. En Mujtār al-hikam, p. 248, a este mismo personaje se le atribuye otro parlamento; Musrē..., p. 118 nota 5.

122 Mujtār al-hikam, p. 245.

123 Mujtār al-hikam, referido a "la ciencia" p. 243. Los textos en que se hace referencia al cálamo y sus virtudes o las disputas entre él y la espada son numerosos, pues se trata de un motivo literario de mucho éxdito; véase  F. de la Granja- Maqāmas y rísālas andaluzas, IHAC, Madrid, 1976, p. 131.

124 Mujtār al-hikam, p. 245.

125 En el ms. E aparece una grafía poco habitual para este nombre: "Aflatus". Mujtār al-hikam dice: "Falatus", que podría ser transliteración de Pilatos(?), p. 245.

126 Mujtār al-hikam, pp. 244-245.

127 Mujtār al-hikam, p. 248.

128 En Mujtār al-hikam, p. 246 Alejandro ordena a su caudillo que ponga en fuga al enemigo y éste le pregunta cómo ha de hacerlo y es el propio Alejandro quien sugiere el modo; la versión castellana y la versión hebrea siguen al texto que traduzco; véanse f. 30 b y p. 120 respectivamente.

129 Con variantes en la versión hebrea, Musrē..., p. 121.

130 Mujtār al-hikam, pp. 243-244; con variantes en la versión hebrea Musrē..., p. 121.

131 En Buenos Proverbios: "Este es el avenimiento de Alexander quando sopo que morrie del tessico (otro ms.: tóxico) quel dieran a beber..." (f. 31 a2); como se ve, ambas versiones ofrecen la interpretación de la muerte de Alejandro por envenenamiento, pero mientras en la versión castellana Alejandro es consciente de que ésa es la causa de su muerte, en la árabe no es él quien establece la relación, sino el narrador. En Mujtār al-Hikam, p. 249, Alejandro es consciente también de la cercanía de su fin, pero no se menciona el veneno. En la p. 239 de este último texto se recoge la versión que hace referencia a la predicción de los astrólogos; Musrē.., p. 171, nota 1.

132 Con variantes en la versión hebrea, Musrē..., p. 171.

133 Con variantes en la versión hebrea, Musrē..., p. 172.

134 La preocupación por la fama es una constante en la antigüedad clásica que hereda la literatura medieval, véase R. Lida de Malkiel, La idea de la fama..., p. 20 nota 4 y p. 31, nota 2. Es curioso notar aquí que Alejandro recomienda una actitud digna a su madre, no porque en ella se encierren valores éticos, sino porque constituye el único modo de perpetuar la fama del héroe.

135 Con variantes en la versión hebrea, Musrē..., p. 172.

136 La epístola, en general, va tocando todos los tópicos heredados de la antigüedad, como el tema del "ubi sunt", que puedan conducir al consuelo o la resignación ante la muerte, Curtius, op. cit., T. I, p. 123 y ss.

137 El texto, en el ms. E, aparece corrupto y parcialmente corregido al margen, coincidiendo dicha corrección con el texto que edita Badawī. Este texto aparece más resumido y con alguna variante en la versión hebrea, Musrē..., p.172.

138 La versión castellana de Bocados de Oro dice: "Livia y Europa"; Mujtār al-hikam dice: Lubyā y Urūfiyya, p. 250. La versión castellana de Buenos Proverbios, dice: "e pregona por toda la tierra" (f. 32 a1). En la versión hebrea: "Libia, Europa, Macedonia y Asia", Musrē..., p. 173.

139 Mujtār al-hikam, pp. 249-250.

140 Mujtār al-hikam, p. 250.

141 De esta segunda epístola sólo aparece el encabezamiento en Mujtār al-hikam, p. 239 notas 3 y 4, y el autor se excusa haciendo referencia a que ya la incluyó completa en otra obra

142 En Buenos Proverbios: "In Dei nomine" (f. 32 a2), parece un rasgo islámico, pero no forzosamente.

143 En !a versión hebrea se ha entendido como una frase enunciativa, al igual que las siguientes interrogativas; Musrē..., p. 175.

144 Falta en la versión hebrea, Musrē..., p. 176.

145 En Buenos Proverbios dice: "Madre siempre fuestes sabidor que yo avia de morir mas non sabedes el tiempo ni la razón que yo avia de morir" (f. 33 a2), mientras el texto árabe emplea la primera persona.

146 La epístola que recoge Buenos Proverbios, pp. 41-43, es en todo idéntica a la del ms. E que aquí se traduce, sólo se eliminan las fórmulas de saludo e invocaciones finales, tal vez por su carácter islámico.

147 Buenos Proverbios entiende como sujeto de todos estos verbos "el mundo", pues dice: "este sieglo alegra e adolesce, e tuelle cuydado e faze cuydado..."; del mismo modo se podría también entender el árabe.

148 El tema de Eclesiastés 1, es también un tema de éxito en este tipo de literatura y de su explotación existen innumerables ejemplos.

149 La versión castellana se aparta del texto árabe aunque manteniendo el sentido general, Buenos Proverbios, p. 44.

150 Literalmente: "de tí".

151 Coincide en general con Buenos Proverbios, salvo en la despedida final que es un rasgo islámico.

152 En el ms. E está corregido al margen por aswār (murallas); el texto castellano traduce también "leones" (p 44) que tiene más sentido.

153 Con ligeras variantes en Mujtār al-hikam, p. 241.

154 La traducción de Buenos Proverbios sigue fielmente al texto árabe del ms. E, p. 45.

155 Este episodio también lo recoge Mas'ūdī en Murūŷ al-Dahab, Parte I, pp. 289-291

156 El traductor castellano parece que no entendió del todo este pasaje, pues traduce- "e dixo el mayor de todos: el que mayor perdida en este dia a, crecieron los periglos...", p. 46.

157 El texto en Mujtār al-hikam es muy semejante, aunque el primero en tomar la palabra es expresamente un discípulo de Aristóteles, p. 240.

158 Se trata de un juego de palabras en el que el verbo tiene un sentido figurado; el resplandor se refiere al del relámpago y quiere decir que lo que se preveía se cumplirá, al igual que los relámpagos son anuncio de lluvia o tormenta. Véase Ibn Qutayba, Kitāb al-ši'r wa-l-šu'arà', (ed. y trad. De Goeje Gaudefroy-Demombynes), Paris, 1947, p. 5.

159 Quiere decir que el labrador experimentado, cuando amenaza lluvia, no se ocupa en acarrear agua para regar. Este texto no fue bien comprendido por el traductor castellano de Buenos Proverbios, pp. 45-46.

160 Falta en la versión hebrea, Musrē..., p. 180.

161 Falta en la versión hebrea, Musrē..., p. 181.

162 Esta última parte no aparece en Buenos Proverbios, p. 48.

163 El texto de Buenos Proverbios introduce una serie de máximas que el texto árabe del ms. E presenta en el f. 40, línea 15, como ya he comentado en la introducción a este trabajo ocupando aquellas el lugar de éstas. Esta alteración en el orden del texto ya la detectó Merklé y argumento, como se ha dicho, a partir de ella a favor de una autoría distinta de la de Hunayn. Sin embargo, al existir una escasa relación temática y ser las máximas independientes unas de otras, no se puede hablar de modo concluyente de desorden o descuido Véase Musrē..., p. 181.

164 Sal. 22,19; Mateo 27,35; Juan 19,24.

165 En el ms. E el texto aparece corrupto, propongo la lectura: jalat al-subul.

166 En Buenos Proverbios, p. 48; en la versión hebrea cambiado de lugar, Musrē..., p. 182. Véase más adelante nota al f. 40 v.

167 En un sentido semejante en Mujtār al-hikam, p. 240.

168 En Buenos Proverbios, p. 49.

169 En Mujtār al-hikam, p. 241.

170 Falta en la versión hebrea; Musrē..., p. 182. 171

171 En la versión hebrea se introduce otra máxima más; Musrē.., p. 182.

172 En un sentido semejante en Mujtār al-hikam, pp. 240-241.

173 En un sentido semejante en Mujtār al-hikam, p. 241.

174 El texto castellano de Buenos Proverbios (pp. 49-51) introduce algunas máximas que no aparecen en el texto árabe del ms. E, además de las ya señaladas como fuera de lugar aunque muchas de ellas no hacen sino repetir otras semejantes. A partir de la máxima en boca de la esposa de Alejandro ambos textos vuelven a coincidir. Lo mismo ocurre con la versión hebrea, Musrē, pp. 182-184.

175 Véase Badawī, Adāb.,., p. 103, nota 1.

176 Una nota marginal del ms. E parece corregir "rey" por "su mujer", aunque ambas cosas se pueden mantener. En Buenos Proverbios dice: "e dixo su muger de Alexandre e avio nombre Eurapica, fija de Adaramis (otra variante: "Odorcanis") el rrey.. " p 51 v nota a En la versión hebrea "Roxana", Musrē..., p. 184, nota 2.

177 En la versión hebrea el texto es más breve y falta también una segunda máxima en boca del camarlengo, Musrē..., p. 185.

178 En la versión hebrea es más extenso este texto, Musrē..., p. 185.

179 En este parlamento de los filósofos se encuentran las máximas a las que ya he aludido y que aparecen en otro lugar en el texto de Buenos Proverbios.

180 Falta en la versión hebrea, Musrē..., p. 186.

181 Con variantes en la versión hebrea, Musrē..., p, 186.

182 Véase la nota 63 correspondiente al f. 37.

183 Falta en la versión hebrea, Musrē...,p. 181, nota 2.

184 Todo este texto aparece en otro lugar en la versión castellana de Buenos Proverbios, p. 48; y en la versión hebrea Musrē..., p. 181.

185 En la versión hebrea Musrē..., p. 188.

186 Más breve en la versión hebrea, Musrē..., p. 188.

187 El texto que sigue es repetición del de f.35, 1. 5 y coincide con el de Mujtār al-hikam, como ya se ha señalado. La repetición evidencia que el autor debía tener ante sí distintas versiones y que no ordenó adecuadamente los materiales. Este desorden, como ya se ha comentado, sustenta la argumentación de Merkle y también la de Derenbourg acerca de la autoría de al-Ansārī, del que por otra parte no existe ningún dato biográfico. El texto, de otro lado, es idéntico en Buenos Proverbios, p. 53, y en Musrē..., pp. 188 189.

188 Fin de la repetición.

189 Buenos Proverbios, pp. 54-55, sigue al ms. E con ligeras variantes.

190 El texto de esta epístola, con ligeras variantes, se encuentra en Mujtār al-hikam, pp. 215-216, y nota 3, en Buenos Proverbios, pp. 55-56 y en Musrē..., p. 191.

191 En Mujtār al-hikam, p. 216, el texto dice: "...las almas que hacia Él se dirigen y que a su voluntad obedecen".

192 En Buenos Proverbios, pp. 57-58, antes de esta epístola de respuesta se introduce un nuevo parlamento de filósofos y, aunque se anuncia que los que tomarán la palabra serán dieciocho, sólo hablan ocho. Véase también Musrē..., p. 192.

193 Parece faltar texto, pero este párrafo es muy semejante a otro lugar de la epístola de Alejandro a su madre donde dice: "Que el consuelo sea el correspondiente a la magnitud de la perdida".

194 El texto de esta epístola es idéntico en Buenos Proverbios, pp. 58-59. La versión hebrea, como se ha dicho, ordena todos estos capítulos al final de la obra, Musrē..., pp. 170193.

 

 

 
 

Alejandro "Dū l-Qarnayn" en el Kitāb ādāb al-falāsifa
 

 

Anaquel de estudios árabes, ISSN 1130-3964, Nº 2, 1991 , pags. 75-118

 

MONSERRAT ABUMALHAM

 

 
 

 

 

para saber más

 

Alejandro Magno en la Biblia y en el Corán


 

La figura de Alejandro y sus hazañas aparecen juzgadas, de forma desigual, en los dos libros sagrados por excelencia, la Biblia y el Corán.
El Libro de los Macabeos (1, 1-9) comienza con una nueva valoración particularmente negativa y hostil de las hazañas realizadas por el macedonio: «Alejandro el macedonio, hijo de Filipo, que ocupaba el trono de Grecia, salió de Macedonia, derrotó y suplantó a Darío, rey de Persia y Media, entabló numerosos combates, ocupó fortalezas, asesinó a reyes, llegó hasta el confín del mundo, saqueó innumerables naciones. Cuando la tierra quedó en paz bajo su mando, él se engreyó y se llenó de orgullo; reunió un ejército potentísimo y dominó países, pueblos y soberanos, que tuvieron que pagarle tributo. Pero después cayó en cama, y cuando vio cercana la muerte, llamó a los generales más ilustres, educados con él desde jóvenes, y les repartió el reino antes de morir. A los doce años de reinado, Alejandro murió y sus generales se hicieron cargo del gobierno, cada cual en su territorio; al morir Alejandro, todos ciñeron la corona real y después sus hijos durante muchos años, multiplicando las desgracias del mundo».

Y esta hostilidad aumenta de forma considerable cuando pasamos a las visiones y profecías del Libro de Daniel referidas, según los exégetas bíblicos, a Alejandro Magno, a quien en diversos pasajes se le llama leopardo con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas (7, 6), fiera con grandes dientes de hierro…(7, 7): «Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos, y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias»; y también «macho cabrío» (8, 5-22): “Mientras yo reflexionaba, apareció un macho cabrío que venía de poniente, atravesando toda la tierra sin tocar el suelo; tenía un cuerno entre los ojos. Se acercó al carnero de los dos cuernos, que había visto de pie junto al río, y se lanzó contra él furiosamente. Lo vi llegar junto al carnero, revolverse contra él y herirlo; le rompió los dos cuernos y el Carnero quedó sin fuerza para resistir. Lo derribó en tierra y lo pateó, sin que nadie librase al carnero de su poder. Entonces el macho cabrío hizo alarde de su poder. Pero al crecer su poderío, se le rompió el cuerno grande y le salieron en su lugar otros cuatro orientados hacia los cuatro puntos cardinales.…El carnero de dos cuernos que viste representa los reyes de Media y Persia. El macho cabrío es el rey de Grecia; el cuerno grande entre sus ojos es el jefe de la dinastía. Los cuatro cuernos que salieron al quebrarse el primero son cuatro reyes de su estirpe, pero no de su fuerza».

De muy distinta manera se nos presenta Alejandro en el Corán, que le dedica los dieciséis versículos (del 82 al 98) de la azora XVIII, conocida con el nombre de «La caverna». Allí se nos dice que se va a recitar una historia procedente de él, que se refiere a tres hechos de su fabulosa vida, a saber:


a) la búsqueda de la Fuente de la Vida (vers. 85-86): «Siguió su camino hasta que llegó al ocaso del Sol: encontró que se ponía detrás de una fuente termal junto a la cual encontró a unas gentes.» ;
b) el encuentro con los gimnosofistas o sabios desnudos (vers. 90): «Cuando hubo llegado a las regiones en donde aparece el sol, se elevó sobre un pueblo al que no habíamos dado con qué tapar el cuerpo.».
c) el encierro de los pueblos impuros de Gog y Magog (vers. 91-98): «Luego siguió camino hasta que, cuando llegó entre los dos muros, encontró fuera de ellos unas gentes que apenas comprendían palabra.
Dijeron: ‘¡Du-l- Qarnayn! [= el de los dos cuernos, referido a Alejandro Magno] Gog y Magog extienden la corrupción sobre la tierra. ¿Te pagaremos un impuesto a base de que pongas entre ellos y nosotros un muro?’
Respondió: ‘Lo que mi señor me ha concedido es mejor. ¡Ayúdame con fuerza! Pondré entre nosotros y ellos una muralla…’».

Parece clarísimo que la totalidad de la azora XVIII se inspira en la Novela de Alejandro. Los dos primeros pasajes proceden de II, 39 y III, 4-5, respectivamente, y el tercero, incorporado tardíamente, del capítulo 29 del libro III. Como es sabido, Gog y Magog aparecen por primera vez en pasajes bíblicos (Génesis, 10, 2; Ezequiel, 38, 1-3 etc.) como reyes primero y, más tarde, como tribus enemigas de Israel, llegando a convertirse en sinónimo de bárbaros que algún día arrasarían el mundo civilizado. A. R. Anderson ha establecido las fases de la ulterior relación entre Gog y Magog y el de Macedonia, a saber:
 

1) Alejandro construye las Puertas del Cáucaso para encerrar a los bárbaros del Norte, llamados por lo general escitas;
2) Flavio Josefo identifica a Gog y Magog con los escitas y los sitúa al norte del Cáucaso;
3) consecuentemente, Alejandro construyó las puertas del Cáucaso para encerrar a Gog y Magog. A partir de aquí surgió la leyenda de que Alejandro construyó un muro contra las hordas de Gog y Magog, representantes de la amenaza bárbara, los cuales solamente con la llegada del anticristo destrozarían dicho muro y se lanzarían contra el mundo.

Esta historia cobró tal relieve que, como hemos dicho, fue interpolada en algunos testimonios del Pseudo-Calístenes (III, 29), pero su enorme difusión, tanto en el cercano Oriente como en los países eslavos y sobre todo en el Occidente europeo se debió a las Revelaciones del Pseudo-Metodio, obra compuesta hacia el 500 d.C., originariamente en griego o siríaco, de donde pudo también ser conocida por Mahoma, y más tarde vertida al latín.

Frente a la consideración cuasi satánica de Alejandro en los textos bíblicos, en el Corán es representado, como bien ha señalado Paul Faure, «no como un personaje histórico, ni siquiera como un profeta, nabi, sino como una especie de mensajero divino, de ángel o arcángel de la justicia divina, un enviado todopoderoso de Dios, como Miguel o Gabriel, en todo caso un ser sobrehumano, fuera del tiempo y casi fuera del espacio, puesto que vive y opera en los confines del mundo y el más allá…Es esencialmente el rey justiciero. A los judíos, cristianos e idólatras que le interrogan sobre el más importante rey del mundo, Mahoma responde que es el defensor de la fe. Así, la imagen que todo Oriente ha guardado de Alejandro es mucho menos la del gran conquistador que la del místico, el hombre de Dios que, tal como lo expresa literalmente el Corán, «sigue la cuerda que conduce al cielo».

Alejandro, como buen alumno de Aristóteles, encuentra (vers. 89-90) a filósofos completamente desnudos, los gimnosofistas, con cuya sabiduría mide su propio saber. Este aspecto, el de la conquista de la sabiduría, o mejor su condición de hombre sabio o filósofo, ha sido puesto de relieve por Fr. De Polignac, para quien en los escritos orientales, sin quedar desgajado de sus raíces helénicas, el alumno de Aristóteles es menos el conquistador que llega para imponer una ley extranjera que el rey ilustrado y tolerante, cuya conquista de la sabiduría suprema guía sus pasos a través del mundo que pacifica y unifica.

No obstante, Monserrat Abumalham, en un importante estudio sobre Hunayn, ha sostenido que el Alejandro que se introduce por vía coránica en la literatura árabe participa de dos rasgos diferenciados que casi son incompatibles en un mismo personaje, el de guerrero-rey ambicioso de poder, derivado de la fuente pagana, y el místico, cuyo motor es la fe en cuya defensa se enfrenta a los peligros y aventuras y que posee un cierto carácter mesiánico-político.
Un punto de unión entre dos personajes tan antitéticos sería, según la citada autora, la consideración que en la literatura árabe se hace de Alejandro como discípulo de Aristóteles, el «sabio» por excelencia en el mundo árabe, de tal modo que su ambición viene justificada como ambición de saber, de conocimiento, más que de poder: «El tránsito de un Alejandro sabio a un Alejandro místico-religioso-profético tiene así avalada la posibilidad».

Si como acabamos de ver, la influencia del Corán ha sido determinante y decisiva en la consideración favorable que la literatura árabe tuvo de él (como sabio, como místico, como defensor e la humanidad), los textos bíblicos, y de modo especial el Libro de Daniel, dejaron también sentir su influencia, aunque no tan abrumadora y absoluta como aquél, en muchos escritores de la Antigüedad y Edad Media. Así, por ejemplo, Paulo Orosio parece hacerse eco del Libro de los Macabeos cuando asegura (l. III, cap. XXIII, 6) que «Alejandro durante doce años mantuvo bajo su espada al mundo aterrado, mas sus principales jefes lo desgarraron durante catorce…»

Como bien ha señalado Chiara Frugoni, en la cultura eclesiástica los comentaristas bíblicos utilizaron a este autor y también a Justino como soporte de una interpretación alegórica del texto sagrado violentamente negativa con la figura de Alejandro (precursor del Anticristo, encarnación del diablo, símbolo de la luciferina soberbia y suma, en definitiva, de todos los vicios), imagen que se encuentra sobre todo en las biblias historiales y crónicas universales medievales de las distintas naciones europeas, y particularmente de Alemania, en donde «sono le cronache universali, a volte scritte da ecclesiatici, o i poemi che ancora una volta possono essere scritti a ecclesiatici o a questi dedicati, a narrare le gesta di Alessandro, che spesso prendono l’avvio dalle profezie bibliche che lo riguardono. Ed è ancora un predicatore fracescano, Bertoldo di Regensburg, a fare di Alessandro il simbolo del peccato di superbia, sollecitato in questa scelta dai commenti biblici tedeschi concordi nella condanna del Macedone».
 

Fool On The Pyramid; Cosas de Egipto
(Blog básicamente sobre Egipto y temas relacionados con la cultura, arte, etc., de Egipto)

 

 

 
 
 
 
 
 

para saber más

 

TESTIMONIOS ÁRABES DE ADAB AL-FALÁSIFA

 

 

     Kitab Adab al-Falásifa es una de las obras más conocidas del famoso médico y traductor Hunain Ibn Ishaq (809-873), que dirigió la Escuela de Traductores de Bagdad. De la obra en su versión árabe original no sabemos nada, por lo cual se quedan desconocidos tanto su contenido como su extensión. Sin embargo, se conservan referencias en muchas otras obras y copias tardías de la misma, lo que atestigua su difusión y pervivencia.

     Se conocen dos traducciones medievales de la obra. La traducción castellana anónima del siglo XIII conocida como el Libro de los buenos proverbios, y la traducción hebrea del famoso poeta judío andalusí Juda ben Shlomo Al-Jarisi (1170-1235) conocida con el título Sefer Musrē ha-Filosofim (Libro de las morales de los filósofos). Además, existe una traducción etíope de la obra, editada por Carl Heinrich Cornill (1) de la que se sabe todavía poco. También existen fragmentos variados del Libro, interpolados o adaptados, en otras obras como en la General estoria de Alfonso el Sabio, el Llibre de saviesa de Jaime de Aragón (2) el Pseudo Séneca, la Floresta de philosophos, El Victorial, etc, y sobre todo en Bocados de oro que tiene una relación estrecha con Adab.

     Los manuscritos de la obra en sus diferentes versiones y lenguas dan testimonio claro del éxito que tuvo durante mucho tiempo en distintos ámbitos culturales. En este trabajo me he limitado solamente a mencionar los manuscritos de la obra en sus traducciones dado que se encuentra su descripción completa en distintos trabajos de investigación. Sin embargo, lo que pretendo con este trabajo es dar a conocer y a aclarar la situación de los manuscritos árabes de Adab al-Falasifa, nunca dada en su conjunto.

     Los testimonios hebreos de la obra son los más complejos y menos claros debido al hecho de que son numerosos, fragmentarios y dispersos en las bibliotecas del mundo. Steinschneider y Loewenthal mencionan bastantes manuscritos (3) pero todavía el recorrido de investigación queda largo.

     En castellano los dos manuscritos propios y más completos de la obra son los de la Biblioteca del Monasterio de El Escorial: L-III-2 del siglo XIII y h-III-1 del XV. Los demás manuscritos castellanos conocidos son más bien fragmentarios (largos o cortos) y pertenecen al siglo XV. De estos conocemos el manuscrito 1763 de la Universidad de Salamanca, los dos manuscritos de la Biblioteca Nacional en Madrid, el 17814 y el 9428, y el manuscrito V-6-75 en la RAE.

     Por lo que respecta a los manuscritos árabes, aportó una descripción completa de los mismos: 

 

1) MANUSCRITO A

- Se conserva en la Biblioteca de El Escorial bajo el apartado de Ética y Política en el códice 760 según el Catálogo de Derenbourg (el 756 según el Catálogo de Casiri).

- Códice del siglo XII según el colofón, del año 594 h., es decir 1197 de nuestra era, que sin duda es el año de la copia y posiblemente de la reelaboración de la obra.

- Consta de 68 folios (incluye las hojas de guarda), con texto en recto y verso, con una caja de 150 x 90 mm. y 17 líneas de escritura por término medio. En las hojas de guarda -al comienzo y al final- hay escritura de una mano distinta a la del texto: palabras sueltas, versos de poesía, signos raros, etc. La letra (de estas hojas) no es clara y no forma parte del texto. En el folio que lleva el título se encuentra, en letra latina, lo siguiente:

Mohamad afani[e] epitome sententiarum moralium philosophorum in omni materiarum genere; ubi author scientiarum specimen tradit ad ueterum philosophorum mentem; plura etiam de Alexandri Magni moribus gestis, vita, ac morte sufim [sic] refert. egir. 594.

- Manuscrito en papel. La letra es magrebí, bastante cuidada y todo el texto está acentuado. Tiene anotaciones en los márgenes: palabras que complementan el texto, palabras que lo corrigen, pocas frases, etc. Con bastante frecuencia encima de las palabras corregidas en los márgenes se encuentra la palabra correcto en árabe. La tinta es negra. Los epígrafes, los títulos de los capítulos, las locuciones "y dijo", "y dijo Hunain Ibn Ishaq" o "el primero, el segundo" etc., "en el sello de" (4)-que se repiten a lo largo de todo el texto- y nombres propios, vienen en letra de mayor tamaño con tinta más gruesa para destacarlos.

- El códice lleva el título Kitab Adab al-Falásifa, li Muhammad Ibn Ali Ibn Ibrahim Ibn Ahmad Ibn Muhammad al-Ansārī cafal-Lahu canhu bimúnnihi wa yúmnihi "El libro de las morales de los filósofos, por Muhammad ... al-Ansārī, Dios le perdone por su bondad y bendición".

- Antes del incipit propiamente dicho encontramos la fórmula conocida y muy usada por los musulmanes: Bismi-l-Lahi-r-rahmani-r-rahím wa sala Lahu cala Muhammad "En el nombre de Dios todo misericordioso y clemente, y que Dios bendiga a Mahoma". Y el incipit dice: "Dijo Abu Zaid Hunain Ibn Ishaq: Estas son las rarezas/anécdotas de las sentencias de los filósofos sabios y las enseñanzas de los maestros antiguos que dieron raíz a la sabiduría, la dividieron, la difundieron...".

- El colofón: "Se ha terminado el libro con la gracia de Dios y su ayuda, en Dul-qacda del año 594 hégira, y Dios bendiga a Muhammad el mensajero, el profeta y a sus familiares".

Hay otro colofón en el margen izquierdo inferior del mismo folio (fol. 66a), que lee: "Al final del libro del que se ha copiado este libro, encontré: se terminó el libro, con la ayuda de Dios, de las crónicas de los judíos. No es necesario que completes todo, ni que..."(5) En el último capítulo cada dicho de cada genio -son ciento diez- lleva una numeración de símblos raros que pueden parecerse al siriaco. En las opinión de Merkle es numeración árabe (6). Lo que llama la atención es que no se ha dado mucha importancia a esta numeración que nos puede indicar algo de la procedencia de al-Ansārī.

- El códice contiene solamente la obra y es el testimonio árabe más largo que se conserva.

 

2) MANUSCRITO M

- Se conserva en la Bayerische Staatsbibliothek en Munich y lleva la signatura 651.

- Códice del siglo XII, fechado en 506 h./ 1112 d.C. Consta de 183 folios (incluye las hojas de guarda) con nueve líneas en cada uno (muy pocas veces tiene ocho, diez o doce líneas en cada folio). Su caja mide 135 x 105 mm.

- Tinta negra, letra nasji, grande y tiene algo de acentuación. Con mucha frecuencia la puntuación no es completa. Tiene anotaciones en los márgenes en lengua persa, explicando alguna frase o palabra del texto, y citando al profeta Mahoma. Se distinguen tres manos en el códice; la que copia, la que corrige, y la que anota en los márgenes. El manuscrito, en parte, está comido por gusanos y los primeros dos folios son difíciles de leer.

- No lleva título. El códice contiene solamente la obra, pero ésta incompleta, al comienzo, al final y en varios lugares dispersos. Es un manuscrito con muchos fallos de escritura y varios folios están mal pegados; otros se han perdido.

- En el folio que lleva el número uno, hay anotaciones -poco claras- de otra mano. Luego sigue: "libro que tiene: los sellos de los filósofos, [etc.]". Y va enumerando el contenido del libro, aunque de modo incompleto. Antes de la Básmala, es decir: "En el nombre de Dios todo misericordioso y clemente", en el márgen superior del folio nos encontramos con "Este libro de vosotros [...]" (7). Enseguida empieza el libro con el capítulo de los sellos de los filósofos. 

- El colofón: "Se terminó de escribir el viernes, siete de Muharram de 506 hégira, 6 de enero de 1472 alejandrino. Lo escribió para sí mismo Hasan Ibn Abi al-Hasan al-Fasul (8) que Dios le beneficie de lo que tiene y le enseñe de su bondad. Amén". En el folio siguiente (181v) y con la misma mano se lee: "Fue comparado con el original que no se sabe su origen según (...) y toda verdadera alabanza a Dios y sus bendiciones a nuestro señor Mohama y a sus familiares puros". Sigue con otra mano,y en persa, dos líneas. Luego, otras dos líneas en árabe indicando el traspaso del códice a la posesión de tal Abu al-Fateh Ibn Abu a-Nnayem al-mutatabbeb (quien pretende ser médico y no lo es) a mediados de Muharram del año 606 hégira (1209 d.C.).

 

3) MANUSCRITO B

- Está en la British Library bajo la signatura Ms. Or. 8681. Se le compró a Oskar Volk en 1920; es decir, después de publicar el Catálogo de 1912 y, por lo tanto, todavía no está completamente catalogado.

- Códice del siglo XII según la Biblioteca. En papel. Consta de 79 folios, mide 160 x 112 mm., con siete líneas por cada folio. Letra nasji, grande y bonita, acentuada. Se nota que fue cuidadosamente copiado por la forma de presentarlo. En parte el manuscrito está comido por gusanos pero sin dañar la caja de escritura. Cada diez folios -solamente hasta el folio 41- forman una unidad que lleva al margen superior izquierdo dos palabras -probablemente en persa- que deben de ser para numerarlo o dividir la obra en partes. La primera numeración, se encuentra en el primer folio del códice y lleva la palabra "tres". Es decir que falta el "dos" y el "uno", lo que indica que el manuscrito se copió desde el comienzo pero no se ha conservado completo hasta hoy en día. Excepto esto, el manuscrito casi no lleva otras anotaciones. 

-La obra no está completa en este manuscrito. Empieza con el capítulo de Ancos o Ibicus cuando acude a las grullas, es decir, que este capítulo tampoco lo conservamos desde su comienzo. El códice se corta en la mitad de los dichos de Sócrates. Claramente el manuscrito ha perdido muchos folios en su comienzo y en su final. Tiene encuadernación moderna que lleva lo siguiente: "Hunain Ibn Ishak Adab al-Falasifa".

 

4) MANUSCRITO T

- De la Biblioteca Central de Teherán. Lleva la signatura 2103. Explica Badawi en la introducción a su edición de la obra: (9)

Es un manuscrito falso, el que lo vendió pretendió -¡y lo creyeron los dueños de la biblioteca!- que es de la mano de Hunain mismo, mientras enseguida se aclara al lector que es falso porque tiene muchos errores. Su papel no puede ser del siglo tercero de la hégira, sino que es papel que no tiene más de cincuenta años de edad, y fue tratado en horno para parecer antiguo. Además, le falta muchísimo texto. Por eso, hemos dejado de mencionar sus erratas y de leerlo, y a lo mejor fue copiado de una fotocopia de uno de los manuscritos anteriores. (10)

 

5) MANUSCRITO K (INDIRECTO)

- Se encuentra en la Biblioteca de Koprülü en Estanbul en la colección 1608.

- Según J. Kraemer es del siglo XVI (11).

- Tiene 194 folios, con 21 líneas en cada folio. La letra es nasji y bonita y el texto tiene algo de acentuación. 

- Contiene gran variedad de proverbios, enigmas, anécdotas y de material parecido. Nawáder falsafía taryámaha Ishaq Ibn Hunain mimma yamcahu Hunain min alfath al-falásifa [anécdotas filosóficas que tradujo Ishaq Ibn Hunain de lo que recogió Hunain de dichos de filósofos] se encuentran en los folios 1b hasta 65b y en otros lugares dispersos en el manuscrito. Contiene casi toda la obra.

 

 NOTAS

(1) Mashafa Falasfa Tabiban, Das Buch der weisen Philosophen nach dem Aethiopischen untersucht, Leipzig, 1875.

(2) Este rey no ha sido definitivamente identificado. Barry Taylor en su "Old Spanish Wisdom Texts: some relationships", La Corónica, 1985, p. 74, prefiere atribuir la obra a Jaime II (1291-1327) y no a Jaime I (1208-1276).

(3) M. Steinschneider, Die Hebräischen Überstzungen, Berlín, 1893, p. 350, suplemento p. 27; A. Loewenthal, Sinnsprüche der Philosophen (traduccción alemana de la obra), Berlín, 1896, pp. 40- 41; Sefer Musre Haphilosophim (edición hebrea de la obra), Frankfurt, 1896, p.VIII.

(4) Se refiere aquí a los filósofos citados.

(5) En este punto se corta el folio y no se puede leer más.

(6) Merkle, Karl, Die Sittensprüche der Philosophen "Kitab adab al-falásifa" von Honein Ibn Ishaq, Leipzig, 1921, p.4.

(7) Las dos palabras que siguen son ilegibles por inclaridad del folio.

(8) Yo prefiero leer el nombre como al-Fasul. En árabe, para que la letra sea "f" le falta un punto encima. Tal y como está en el manusrito no existe en la lengua árabe. A lo largo del códice la puntuación de las palabras no es completa por lo cual es más probable que el nombre es al-Fasul y no al-cAsul.

(9) Badawi, Abd al-Rahman, Kitab Adab al-Falásifa, Kuweit, 1985, p. 10.

(10) Se refiere aquí a los mss. A y M.

(11) Jörg Kraemer, "Arabische Homerverse", Zeitschrift der Deutschen Morgenländischen Gesellschaft, Neue Folge Band 31, Wiesbaden, 1956, p. 294.

 

 

CHRISTY BANDAK (UNIV. NAVARRA)