EN TORNO A BERCEO

 

La Rioja se vinculó al mundo de los trovadores por algo más que esta referencia. La famosa familia de los Haro, que dejó numerosos ecos en algunos poetas provenzales, tuvo que ver, y no poco, con la región, pues don Diego López de Raro (m. 1214) fue señor de Rioja y de Nájera 162, Pero hemos llegado al siglo XIII y la presencia francesa la vamos sintiendo de una u otra forma : gentes innominadas y frailes entendidos nos han hecho ver cómo el camino de Santiago había determinado algunas relaciones, o la riqueza de una gran familia. Pero no nos basta con esto. Quiero entender cómo la influencia francesa no es ajena a otros hechos culturales con los que puede enlazarse.

Ya en el siglo x el monasterio de Nájera recibía saberes de Galorromania 168 y hasta Albelda llegó una épica francesa de carácter legendario, que motivó la ya famosa nota emilianense 164, incluida en un códice que encierra un complejo mundo cultural 165. Pero, después de que el camino de Santiago fuera desviado, resultaría trivial seguir hablando de estas influencias si no tuviéramos motivos de relevancia que nos llevan hacia la literatura en lengua vulgar. Con lo que nuestra mirada abarca un amplio campo de cultura que tiene que ver con el complejo menester del traductor. De este modo se amplió el significado de los franceses, más allá -o más acá- de los códices y de los fueros; ayudaron a crear una lengua apta para altos empeños y orientaron el prehacer de algún grandísimo poeta. Tendremos que centrarnos en San Millán 166, floreciente y arruinado en un tiempo, pero lleno de vida tras la impronta que marcó Sancho el Mayor 167. Más aún, si se ha dicho que sus copistas constituían un taller especializado 168 , la misma especialización tendremos que reconocerle un siglo o dos más tarde.

La Vida de Santa María Egipciaca es un poema francés del siglo XII 169 y fue traducido en los albores del siglo XIII 170. Tras rechazar hipótesis no razonables, llegué a la conclusión de que nuestra historia "procedería de alguno de los famosos cenobios riojanos" 171 que florecían en aquel momento. Estamos ante un pequeño problema que va a alcanzar una proyección singularísima porque enlazará con esta tradición cultural que viene floreciendo en la región desde el siglo x, que ha permitido que la fe de bautismo de nuestra lengua se extendiera en San Millán y de allí -nacionalmente unidos- estuvieron castellano, navarro-aragonés y vasco. Pero, y las cosas se nos van enlazando, aquel rey vascón que fue Sancho el Mayor hizo pasar por Logroño el camino de Santiago y esto motivó una nueva concepción jurídica para atraer a los extranjeros y para dignificar a los nacionales, pero -y además- los franceses nos integraron en el movimiento europeísta que marca el Cluny y ahora, en este final de los procesos, nos encontramos -otra vez la Rioja- con la primera literatura culta peninsular.

Y es que no existen problemas pequeños, si de cultura se trata : el más insignificante motivo puede agigantarse en las manos que saben elaborarlo. Y como los monasterios del siglo X con su floración codicológica; en el XI con el camino de Santiago ; en el XII, con las secuelas del derecho de franceses (establecido en 1095); en el XIII, con las referencias de los trovadores provenzales y, ahora, con la explicación de algo singular: Gonzalo de Berceo no es un hecho aislado. Florece en San Millán porque allí hay una gran tradición culta: gracias a ella podría el gran poeta traducir fidelísimamente un manuscrito latino bien semejante al Thott 128 de Copenhague 172 e inspirarse en otros para contar las vidas de los santos regionales 173.

Pero no es por esto por lo que relaciono la Vida de Santa María Egipciaca con Gonzalo de Berceo. En la segunda mitad del siglo x había en San Millán un manuscrito -sólo conservado en su principio- en el que se copiaban las vidas de seis santas (Constantina, Melania, Castísima, Egeria, Pelagia y María Egipciaca) 174, pero esta literatura culta se enriqueció con otra lengua vulgar cuyos testimonios nos llegan hasta hoy : el texto francés de la vida de Santa María Egipciaca tuvo que ser conocido, como muy tarde, en la quiebra del siglo XII al XIII. Gracias a la enorme fidelidad del traductor español he podido reconstruir un diccionario español-francés 176, hecho singularísimo en cualquier tradición cultural, y algo que resulta probatorio para mi tesis : Gonzalo de Berceo había leído la versión castellana de aquel original anglo-normando y, en el Sacrificio de la Misa, aparece la constancia de ello 176, pero -a su vez- Gonzalo de Berceo no era sino un eslabón intermedio: el Libro de la infancia y muerte de Jesús, a pesar de su anisosilabismo e independencia con respecto a unas fuentes concretas, incorpora a su relato varios versos de los Loores de Nuestra Señora 177.

Ya es mucho haber conocido un texto francés que estaría en San Millán y que sirvió de punto de partida a un desarrollo literario que duró más de medio siglo 178. Pero tras estas verdades subyacen otras: los textos sobre María Egipciaca y la infancia y muerte de Jesús están copiados, junto al libro de Apolonio, en el manuscrito III-K-4 de la biblioteca escurialense. Ninguno es aragonés, sino castellano 179, ¿por qué se copiaron juntos? ¿No procederán de un mismo monasterio? Pero no basta con ello. Berceo y el libro de Apolonio son coetáneos, y para expresarse utilizan dos recursos revolucionarios: la lengua vulgar y la cuaderna vía 180. Estamos en el camino de saber cómo llegó el arte de "sílabas cunctadas" a la Península, y, al parecer, no poco tendría que ver el influjo francés de la Rioja. Sabemos, sí, que el metro procede de Francia, pero los indicios van apuntando a lugares muy precisos. Los mismos que dieron cobijo al poema hagiográfico y que sirvieron de punto de partida para otras representaciones gráficas. Pues la hipótesis del riojanismo de esta literatura ha dejado de serlo, convertida ahora en certeza. Pero hay más : al estudiar las representaciones de Santa María Egipciaca, hemos encontrado no pocas, y en tiempos diferentes, tanto en monasterios como en catedrales 181; y lo que es más sorprendente --o, si se prefiere, más lógico- su irradiación hacia tierras burgalesas, incluso en algún topónimo 182. Pero hagamos un breve, y necesario, inciso.

A partir del siglo XI, "el mecanismo glosístico se desarrolla especialmente en la región de Burgos-Rioja" 188 y hay otra multitud de conexiones entre Castilla y nuestra región 184. Pero lo que interesa es señalar -si ello no fuera redundante- las estrechas relaciones entre los focos culturales de esas tierras tan cercanas 185. Pero, en busca de unos apoyos objetivos, aún añadiré más: de la Biblia de Valbanera, desdichadamente desaparecida, se sacaron copias, una de las cuales fue a parar a Oña, y aun parece que sirvió de modelo a otras de Calahorra (siglo XII) y San Millán (siglos XII y XIII) 186. Si aduzco estos dos motivos es porque uno, el vinculado con Oña, me va a servir de inmediato, y otro, el temporal, nos lleva de la mano de la cronología hasta los días de Berceo. Porque todo esto tiene que ver con la traducción española de la Vie de Sainte Marie l' Egiptienne: migró del monasterio riojano donde se tradujo y llegó a San Salvador de Oña. Allí se perpetuó en un fresco que nos resulta de singular valor : se cubrió de yeso y ahora, al restaurar el templo, han sacado esas pinturas del siglo XIV. Lo que resulta admirable es que el pintor no seguía la Leyenda dorada de Jacobo de Vorágine, sino el relato castellano en verso, como creo haber probado 187. Y estaríamos con otro cabo que anudar a nuestro ovillo : la vía de peregrinaciones trajo monjes y atrajo gentes. Vamos teniendo unos hitos: Sancho el Mayor en el siglo XI, Alfonso VI en 1074 (entrega de Nájera al Cluny) 188, en 1095 (fuero de Logroño), han marcado una impronta decisiva : florece un vulgar latín, pero también las lenguas vulgares son capaces de crear cultura. Y se cumple ese prodigio de traducir, al rayar el siglo XIII y con fidelidad admirable, un poema francés del siglo anterior. Después, Berceo, en esa gran encrucijada de Europa que es el camino de Santiago : textos latinos, conocimiento romance. Pero nada ha significado ruptura : paso a paso hemos ido andando nuestra senda y al irradiar un texto poético sobre las pinturas de Oña en el siglo XIV cerramos nuestra peregrinación.

 

CONCLUSIONES

Las conmemoraciones oficiales sirven para despertar recuerdos dormidos. Pero pueden desvirtuar la verdad con su reclamo y con la necesidad de dar precisiones. Nosotros no necesitamos de ello ; más aún, sabemos de su incierta verdad. Y es lo que debemos decir desde esa objetividad que pretendemos.

Bien poco hace sonaron todas las alharacas: el milenario de nuestra lengua. Pero una lengua no nace como un ser biológico; se taja el cordón umbilical y tenemos un ser nuevo. La lengua empieza siglos y siglos atrás, se elabora poco a poco, crece, puede manifestarse, pero ni siquiera entonces es una criatura distinta, pues seguirá recibiendo influjos que siguen conformándola. Pero no importa : la lengua no se lleva al registro civil para que haya constancia de su ser. No sabemos dónde nació (¿son los serments de Strasbourg ?, ¿las glosas emilianenses ?, ¿la carta de Monte Casino?), ni cuándo (la primera documentación no es el quejido de la criatura alumbrada). Insisto, no importa: tenemos unos datos de referencia y a ellos estamos aludiendo. Un día dudoso, en un lugar incierto, de un ignorado escriba se produjo el milagro. Y todos los indicios nos llevan a una región en la que se mantuvo la tradición visigótica, en la que se intentó reconstruir el pasado anterior "como ideal eclesiástico más que político" 1811. Esto, que es cierto, asegura una tradición ininterrumpida que vino a servir a fines culturales : preparación de los útiles para escribir, técnica codicológica, arte de las miniaturas, tipos de letra, etc. Nada se improvisa ni nace de la nada : ahí estaban los frailes riojanos en relación con el arte de los mozárabes o las vinculaciones con las regiones peninsulares del Norte y el conocimiento de Europa. Este fue el mantillo en el que se abrieron otras flores, porque la Rioja -mil veces llamada tierra de transición- recibía los bienes que con los demás se compartían, que el saber es de todos y los cabildeos lugareños no llegan a ninguna parte. Y así empezaron los prodigios, no tanto por lo que transitó, sino por lo que se afincó. Hombres que hicieron pueblas sobre "fuego muerto" y que dieron vida a Nájera, con lo que la vida no se interrumpió y la reconquista de Sancho Garcés nos enseñó algo muy cierto: los vascones influyeron y desplazaron a la tradición hispano-latina y visigótica que se había transmitido hasta el .siglo x. Y aquí tenemos un momento clave: sobre un códice pirenaico un estudiante riojano pone unas glosas. Estamos en un cenobio con tradición latina, y aquel estudiante que desveló el gran misterio tenía dos registros de lengua: uno culto, con el que tropezaba, y otro vulgar, que le servía para aclarar dificultades 190. Pero aquel hombre tenía, también, una lengua familiar, en la que hablaba, y esa lengua tenía rasgos castellanos y navarro-aragoneses. Además, se ayudaba del vasco. Lo dijo hermosamente Dámaso Alonso: había nacido una lengua para hablar con Dios 191 y, si bajamos al mundo de las contingencias, esa lengua era el español. Por la incorporación unificadora de todos los elementos románicos y no románicos en el doble registro latino.

Pero la reconquista necesita defender sus tierras para que no vuelvan a ser perdidas, y aumentar su producción y fijar a sus hombres. No podemos desligar esto de lo que acabo de escribir. Tras la bajada de los reyes pamploneses, otro rey vascón desvía el camino de Santiago y otro da carácter legal a lo que se llamaron fueros de francos. De nuevo Europa: porque si los benedictinos del siglo x europeizaron, los cluniacenses del XI luchan por la unidad de la cristiandad, y aquí se cumple el destino de Occidente : nueva latinización y el aire de Europa que entra a raudales. Surge así un cultismo flagrante y un ennoblecimiento del arte popular. No es contradicción, sino integración: riojano es el primer poema hagiográfico de nuestra lengua, pues no es posible una hagiografía sin cultura, y se da en una región, si no en el mismo monasterio, donde se inventarán supercherías eruditas como los votos de San Millán, de las que acaso no se vio libre algún gran nombre de nuestra literatura 192. Pero si las glosas fueron el primer tanteo lexicográfico en romance, la vida de Santa María Egipciaca permitió hacer el primer glosario bilingüe que conocemos de dos lenguas vulgares.

Y, como a finales del siglo X, ahora, al empezar el XIII, gracias a la tradición cultural que no se interrumpe y que sigue creando manaderos de saberes. Hasta llegar a Berceo: el poeta más latinizante de nuestra historia literaria y, por otra parte, creador de una lengua poética en romance al servicio de quienes por no saber latín se creían incultos. Todo es coherente y lógico: la tradición europea (latinizante y culta) era apoyada por el rey para servir a su propio reino. Pero ese mismo rey se amparara en la lengua vulgar para apoyarse en unos vasallos que se identificarán con él, gracias al instrumento lingüístico que los une 198. Todo esto se cumplió con la precisión de las piezas movidas sobre un tablero de ajedrez. Las cosas fueron así, y en la Rioja, porque todo se había preparado para que el destino, fatal, se cumpliera. Los vaivenes políticos una vez llevaron hacia Navarra, y se escribieron las glosas emilianenses; otras llevaron a Castilla y vino la europeización que hizo posible la obra de Gonzalo de Berceo. No solitaria, sino ineluctable por cuanto ya sabemos. El destino se había cumplido: en aquel rincón encontramos el lógico testimonio de la lengua española porque todo ayudó para que así fuera. En aquel rincón escribe el primer poeta español porque todo ayudó para que así fuera. Ni en un caso ni en otro dados caídos al azar, sino resultados de una partida sabiamente dispuesta. Ni las glosas ni Berceo, son cronológicamente los primeros 194. Las Glosas y Berceo son algo más : el testimonio de un destino que tenía que cumplirse.

 

Nota del editor web

El presente texto sirve como colofón a un extenso estudio del Profesor Manuel Alvar, titulado "De las Glosas Emilianenses a Gonzalo de Berceo", publicado en la REVISTA DE FILOLOGÍA ESPAÑOLA, tomo LXIX, Enero-Junio 1989.

Versión completa en formato PDF en www.vallenajerilla.com/berceo/alvar/delasglosasaberceo.pdf

 

 

 
 

 

 

 DE LAS GLOSAS EMILIANENSES A GONZALO DE BERCEO

 

 

MANUEL ALVAR
 

Revista de Filología Española