El camino zigzagueante deja atrás los majuelos de doradas viudas y se acerca a la Ermita de Santa María de la Piscina. (Seguir el enlace para ver el fichero PPS sobre esta joya románica)
 

 

 

 

 

1.- Cuestiones previas

 

a) Pluralidad de los caminos de peregrinación.

Para el hombre medieval, muy profundamente cristiano, el viaje más deseado tenía como meta Jerusalén y, ya dentro de la Ciudad Santa, el Calvario y el  Santo Sepulcro.

Tras la caída de Jerusalén en manos musulmanas (año 638), convertirse en palmero fue casi imposible, sobre todo después de que en el 1.009, el Califa al-Hakim ordenó la destrucción total de la Iglesia del Santo Sepulcro. Lo que hoy se venera como sepulcro de Xto. son mármoles colocados en el s. XIX más o menos en el sitio donde se supone que el sepulcro estuvo.

Quedaba la alternativa de hacerse romero dirigiéndose a Roma para visitar las tumbas de Pedro y Pablo y las reliquias de los mártires o de hacerse peregrino yendo a Santiago y alcanzando el Finisterre de Occidente.

Ni palmeros, ni romeros seguían rutas prefijadas. “Todos los caminos conducen a Roma”, decía el proverbio popular. Tampoco las tenían los peregrinos a Santiago. Siempre hubo diversos Caminos de Santiago.

Pero con el paso del tiempo, para ir desde Roncesvalles a Santiago, se fue fijando el trayecto de un camino preferente, el Camino Francés. Desentrañar algunos motivos de ello es lo que me hace escribir estas líneas.

 

b) Un precedente: las calzadas romanas, instrumentos para organizar y articular los territorios en una unidad política: el Imperio Romano.

Virgilio en su Eneida dejó muy claro cuál era el destino de Roma:

“Tu regere imperio populos, Romane, memento

hæ tibi erunt artes, pacique imponere morem,

parcere subiectis et debellare superbos.”

 

“Tú, romano, atiende a gobernar con autoridad a los pueblos

(éstas serán tus artes) y a ponerle normas a la paz,

a perdonar a los sometidos y a abatir a los soberbios.”

                                                   (Eneida, VI, 847-853).

Y Roma cumplió su destino. Creó un gran Imperio y organizó y articuló sus extensísimos territorios, sirviéndose de diversos instrumentos; entre ellos estaba, indudablemente, su celebérrima red de calzadas (que en parte hoy descansa bajo nuestras principales autopistas y grandes carreteras) en las que se aseguraba el libre tránsito de personas y mercancías y mediante las que se garantizaba que la autoridad del Estado llegaba hasta el último ciudadano en el más remoto rincón del Imperio.

Efectivamente las calzadas romanas son la prueba de que  las vías de comunicación son los muy eficaces organizadores y articuladores de un territorio al que se le quiere dar una unidad política.

 

 

 

2.- El Camino Francés integrador de La Rioja en el Reino de Pamplona

 

Es opinión común, contra la que resulta ya inútil luchar, que fue Sancho el Mayor el que hizo pasar el Camino de Santiago por Nájera. Moya Valgañón, Martín Duque y los buenos conocedores de la historia de Navarra y del Camino de Santiago recuerdan que ya Lacarra pensaba que el Silense, que es quien lo afirma, confundía a Sancho el Mayor con su antecesor Sancho Garcés I, en cuyo tiempo se reconquistó casi toda La Rioja.

Recordemos que Sancho Garcés I el Grande fue Rey de Pamplona entre los años 905 y 925 e  instauró la dinastía Jimena.

Abandonó definitivamente las tradicionales alianzas con los Banu Qasi y con los cordobeses, estrechándolas en cambio, mediante una sabia política matrimonial, con el condado de Aragón, con el reino de León y con territorios importantes de él dependientes como Castilla, Vizcaya y Álava. Durante su reinado se comienza a acuñar moneda, siendo el primer reino cristiano que use tal regalía.

Estuvo casado con Toda Aznar (876-958). Hace de ella Federico Jiménez Losantos la siguiente descripción:

“Toda Aznar era bisnieta del rey García Iñiguez de Pamplona; nieta por parte de madre del rey Fortuño Iñiguez, llamado el Tuerto; esposa de Sancho Garcés I, que destronó al Tuerto y la hizo reina; madre del rey García II; tía del califa Abderramán III; abuela de dos reyes de León y de Sancho de Navarra; suegra de Fernán González; tía de casi todos los nobles importantes de la Península y la mayor casamentera conocida a este lado de los Pirineos, tanto entre cristianos como entre musulmanes, fue con bastante probabilidad la mujer más importante de la Alta Edad Media española, aunque, sin duda, no la mejor.”

Arrebatando tierras a los musulmanes, Sancho Garcés I el Grande llevó las fronteras meridionales del reino de Pamplona hasta La Rioja. Aliado con Ordoño II de León, venció a un ejército cordobés en San Esteban de Gormaz (917), pero fue derrotado por Abd al-Rahman III en Valdejunquera (920.

Ni Sancho Garcés I ni Ordoño II disminuyeron su agresividad militar tras la terrible derrota de Valdejunquera. A finales del verano de 923, a petición del rey navarro, el rey Ordoño II de León marchó sobre La Rioja, ocupando Nájera, en tanto que el propio Sancho Garcés conquistaba Viguera, apresando y dando muerte a Muhammad ibn Abdallah ibn Lubb, de los Banu Qasi, y a otros nobles musulmanes.

Conquistadas Nájera y Viguera, Sancho Garcés I decidió dotar de una organización definitiva al reino de Pamplona. “La tierra de Nájera”, es decir, La Rioja reconquistada seria considerada parte integrante del reino navarro y debidamente navarrizada. La ciudad del Najerilla sería en adelante, a la vez que Pamplona, la capital del reino navarro.

Estableció en Nájera su corte por los siguientes motivos:

1) Pamplona había sido arrasada en 920 por Abd al-Rahman III.

2) La decisión favorecería la integración de La Rioja en el Reino de Pamplona.

3) Estratégicamente, Nájera estaba muy bien situada tanto respecto al valle del Ebro donde quedaba mucho por conquistar, como a León y Castilla, poderes con los que al reino de Pamplona le interesaba contar en adelante.

Sancho Garcés I hizo pasar por Nájera el Camino de Santiago, para disponer así de una vía bien acondicionada que recorría de Norte a Sur todo su reino, en la que, en Puente la Reina, convergía también la aragonesa. Y que además le ponía en estrecho contacto con Castilla y León, por donde el Camino avanzaba hasta Galicia.

Cuando en los documentos medievales, a partir del 923, los reyes navarros digan que reinan en Pamplona y en Nájera, no están queriendo decir que reinan en dos reinos distintos, sino en un único reino, el de Pamplona, con dos concapitales: Pamplona y Nájera. Sólo existió el reino de Navarra. El reino de Nájera nunca existió. Se lo inventó Justiniano García Prado que no leyó bien los documentos medievales.

Sancho III el Mayor continuó la acertada obra de su predecesor y lo mismo hizo su sucesor, García Sánchez III el de Nájera, que fundó un hospital para peregrinos anejo a su soñada catedral de Santa María. Catedral que abría sus puertas a la orilla del Camino.

 

Santa María de la Piscina

 

 

 

3.- El Camino Francés integrador de la Rioja en León y Castilla

 

Sancho Garcés IV (1054-1076) fue proclamado rey de Navarra y reconocido por su tío Fernando I, el rey de León, en el mismo campo de batalla de Atapuerca. Tenía catorce años y gobernó tutelado por su madre Estefanía, que tenía una gran habilidad política. Cuando murió doña Estefanía en 1058 empezó a evidenciarse el difícil carácter del soberano.

La primera en ponerse en su contra fue la nobleza que ya en 1061 intentó rebelársele. No eran mejores las relaciones del monarca navarro con su propia familia y con los reinos vecinos, y además no se le ocurrió otra cosa que aliarse con los musulmanes de Zaragoza.

La verdad es que en el fondo de todo estaba la herencia envenenada que García Sánchez III, don García el de Nájera, le había dejado a su sucesor como consecuencia de la conquista de Calahorra en 1045. Ese hecho fue el comienzo de la segunda época de la Reconquista, pero a partir de entonces la Reconquista se vio adulterada por el muy lucrativocobro de “parias”, negocio que arrastrará a la ruina a Sancho IV el de Peñalén, aún más codicioso y desequilibrado que su padre.

El malestar generalizado, efectivamente, desembocó en el asesinato de Sancho Garcés IV que fue despeñado en Peñalén, junto a Funes, el 4 de junio de 1076, por sus hermanos Ramón y Ermesinda, con el consentimiento de los reinos vecinos, incluidos sus presuntos aliados de Zaragoza.

Inmediatamente León y Castilla y Aragón se repartieron el reino de Pamplona. El rey de León y Castilla, Alfonso VI, primo carnal del rey asesinado y de sus hermanos y también del rey de Aragón, se hizo con La Rioja (con la colaboración de parte de la propia familia del rey asesinado); con elSeñorío de Vizcaya (atrayéndose a Lope Iñiguez, a cambio de concederle el señorío hereditario de Haro); con Álava; con el Duranguesado; con una gran parte de Guipúzcoa y la orilla derecha del bajo Ega, al parecer con el apoyo de los linajes de la zona.

 Alfonso VI, monarca de León y Castilla, una de las figuras más relevantes del medievo español, tuvo muy clara siempre la necesidad de la reconstrucción territorial del reino de León, la del condado de Castilla y la de las respectivas zonas de influencia, tras las graves alteraciones sufridas tanto en la sucesión de su abuelo, Sancho el Mayor de Navarra, como en la de su padre, Fernando I de León. Igualmente mantuvo siempre la necesidad de una unidad de mando para los dos reinos, distintos pero complementarios, de León y de Castilla. Por todo ello gozó del apoyo incondicional de los cronistas posteriores (Ovetense, Silense, Najerense) apoyo que en más de una ocasión deja translucir un claro antinavarrismo.

Alfonso VI se propuso integrar definitivamente La Rioja en Castilla y tomó las medidas apropiadas para ello.

Dio nuevos fueros a Nájera y los presentó como mejores que los que le habían sido concedidos por los reyes navarros.

Entregó a Cluny, degradada a simple priorato, lanon nata catedral najerina de Santa María, fundada para ser sede del obispado de Calahorra-Nájera que debía abarcar, integrándolos, los territorios de la diócesis de Calahorra y los de la Vieja Castilla. Sin que el rey moviera un dedo en su favor, la comunidad cluniacense le hizo la vida imposible al obispo de Calahorra en Nájera que tuvo que trasladar su cátedra episcopal, primero, a santa María de Arcos en Tricio y más tarde, cuando fructificó la obra de santo Domingo de la Calzada, a la ciudad calceatense. La diócesis Calahorra-Nájera terminó convirtiéndose en diócesis de Calahorra y La Calzada.

Nombró gobernador de toda la antigua “Tierra de Nájera” al noble leonés de su absoluta confianza, García Ordóñez, (-1108), conocido como Crespo de Grañón. Lo hizo conde de Nájera y lo casó con Urraca Garcés, hermana de Sancho Garcés IV el de Peñalén.

García Ordóñez trasladó el peso político y militar de Nájera a Logroño, desarrollando la antigua puebla logroñesa, situada junto al puente sobre elEbro en la entrada del Camino de Santiago en La Rioja, así como puesto fronterizo entre los reinos de Castilla,Navarra y Aragón. Para acrecentar la población de tan estratégico enclave, Alfonso VI concede elFuero de Logroño en el año 1095. Este fuero fue muy importante ya que a partir de él se redactaron la mayoría de fueros de la zona.

Alfonso VI nombró a García Ordóñez ayo de su único hijo varón, Sancho Alfónsez, además de darle el cargo de Alférez Real, sustituyendo en el cargo a Rodrigo Díaz de Vivar. Tomó parte en la batalla de Uclés, entablada el 29 de mayo de 1108 entre las tropas cristianas de Alfonso VI  y las almorávides de Yusuf ibn Tasufin. Los cristianos fueron totalmente derrotados y en ella murió García Ordóñez defendiendo heroicamente la vida del joven Sancho Alfónsez, que también perecería poco después.

En la tarea de proteger el Camino de Santiago, Alfonso VI encontró, para el tramo riojano, un excelente colaborador en Domingo, un laico, antiguo ermitaño, dedicado ahora enteramente al servicio de los peregrinos. Inmediatamente después de su muerte se le conocerá como santo Domingo de la Calzada.

Santo Domingo decide que el Camino de Santiago, en vez de seguir por la llanura de Valpierre la antigua calzada romana que viniendo de Tricio y pasando por por Leiva y Cerezo se dirigía a Briviesca, debe ir de Nájera a Belorado y de allí a Burgos. En un lugar intermedio del Camino, entre Nájera y Redecilla del Camino, el terreno presentaba un obstáculo importante: a un cerrado encinar le seguía el ancho cauce del río Oja. El lugar era un excelente refugio de bandidos. Santo Domingo se las arregla para que se construya una sólida calzada y se levante el puente sobre el Oja. Después crea allí mismo un hospital y una iglesia para atender en lo físico y en lo espiritual a los peregrinos y viajeros. En torno al hospital y a la Iglesia comienza a crecer una población que se siente segura protegida por el Santo.

Alfonso VI está encantado de ver cómo se abre una ancha vía de comunicación entre las recién ocupadas tierras riojanas y Burgos, la capital de Castilla. Dará toda su protección al santo y lo mismo harán los obispos de Calahorra que buscan la cercanía del poder civil que ya no está en Pamplona, sino en Castilla y León de las que Calahorra está muy alejada.

En el trayecto de Belorado a Burgos queda el obstáculo de los Montes de Oca. Se encargará de resolverlo un clérigo, san Juan de Ortega, discípulo de santo Domingo que realizará así el plan de Domingo y los deseos de Alfonso VI. Lo hará protegido por los monarcas sucesores de Alfonso VI.

Tanto santo Domingo de la Calzada, como san Juan de Ortega, de una manera o de otra, cuidaron el Camino Francés desde Logroño hasta Burgos. Camino que era el cordón umbilical de La Rioja con Castilla.

 

 

 

4.- Notas al margen

 

1) Siempre me pareció lógico que los Duques de Nájera, que tantos y tan fuertes pleitos tuvieron con los benedictinos de Santa María la Real, plantaran, en Nájera, en la orilla misma del Camino de Santiago, un convento dedicado a la gran promotora de las peregrinaciones a Jerusalén, la descubridora de la Vera Cruz , la impulsora de la construcción del Santo Sepulcro. Me refiero a la iglesia del monasterio de las Clarisas, puesto bajo la advocación de santa Elena, la madre de Constantino el Grande.

 

2) He pensado muchas veces que nadie es enteramente original. Todo lo hemos aprendido de alguien que ya lo creó antes.

Los paseos meditativos de Antonio Machado, sus fecundas soledades, su honda reflexión humana, ejemplo de lo que quiere hacer el peregrino en el trayecto del Camino a Santiago ya estaba en Lope de Vega. Véanlo.

 

 

 

 

 

 

A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

¡No sé qué tiene la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos!

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio

...

Monasterio de San Felix (siglos VI -VIII)

 

 
 

 

Los caminos como eficaces medios de organización
y articulación política de un territorio.
El caso del tramo riojano del Camino Francés

Antonino M. Pérez Rodríguez
C
atedrático del IES Lope de Vega de Madrid