EL LENGUAJE EN LA LITERATURA RELIGIOSA MEDIEVAL

 

Gonzalo de Berceo, escritor hagiográfico español, desarrolla su actividad literaria en la primera mitad del siglo XIII europeo,  época en que las literaturas escritas en lenguas romances y germánicas van apareciendo, a pesar del extenso predominio del Latín como lengua oficial de la cultura.

Después de la desmembración del imperio con las invasiones bárbaras, el Latín, proveniente de las clases cultas del imperio, pasa a ser transmitido por la iglesia. Esta controla la cultura por medio de las instituciones educativas y por los documentos de la antigüedad que posee, los cuales se preservan en su lengua original. En la creación literaria pervive, al mismo tiempo, el latín culto de los textos clásicos conservados y el latín medieval utilizado para la expresión de los nuevos textos que se producen en la época. A la diversidad lingüística señalada, hay que agregar el poder de las distintas lenguas romances en desarrollo.

La Edad Media es un largo y rico período histórico que dura mil años (Siglos V al XV). En él coexisten culturas tan diversas como la bárbara, la cristiana, la islámica y la grecolatina. Durante ese milenio, son los monasterios los lugares donde la vieja cultura clásica pagana, grecorromana, se mantiene en pie, pues, conjuntamente con la labor religiosa que se despliega en ellos, se transforman en centros de cultura al atesorar y copiar manuscritos de obras clásicas para sus bibliotecas. Esta actividad genera un movimiento que agrupa a intelectuales de diferentes países y formas de pensamiento, y favorece la transmisión de productos culturales que perviven en la actualidad.

El hecho de que el Latín sea la lengua literaria de un pueblo cuyo idioma materno es otro, ocasiona que lo vulgar se filtre, penetre lo literario. Lo romano cede paso a lo provinciano. Por ello, en las narraciones de vida de santos escritas en Latín, Auerbach precisa la existencia de un nuevo estilo que usa de lo clásico, pero con un tono apropiado al lenguaje vulgar, por la necesidad de predicar con sencillez.

Entre los primeros textos escritos en las llamadas lenguas romances figuran las poesías religiosas y hagiográficas, destinadas a ser oídas por una gran masa que incluía, además, a príncipes y grandes señores que no leían Latín. Estas poesías religiosas habían tenido ya un extenso desarrollo en lengua latina, sin embargo se difunden en lenguas romances por el interés de la iglesia en propagar la religión en la lengua propia del pueblo.

Auerbach (1969) considera que la primitiva literatura cristiana usa un lenguaje humilde y sencillo, lleno de vulgarismos, para comunicar con realismo, una temática elevada y sublime. Explica que se mezcla lo alto (elevado) con lo bajo con el fin de difundir la religión, al mismo tiempo que se revive una retórica pagana, que lucía desgastada, agotada, "anquilosada".

La temática cristiana marca el lenguaje sencillo y humilde con una virtud, le aporta la gravitas (la solemnidad). Esta situación, la de un sermo humilis unido a la gravitas de un tema cristiano, se va consolidando a lo largo de la Edad Media y su expresión literaria más madura y acabada es la Divina Comedia de Dante. La mezcla de lo humilis con lo gravis no tiene espacio dentro de los modelos rigurosos de la estética clásica. Aquí ve Auerbach un punto de disgresión de lo medieval con lo clásico, al mismo tiempo que observa un punto de unidad respecto a lo que definiría el estilo medieval.

También apunta este escritor cómo la passio, considerada por la moral estoica como una agitación que destruye la calma del sabio, es sustituida en la Edad Media por una mística de la pasión. Es una pasión anhelada, vivida, cantada, pues gracias a ella se sufre y se posibilita la unión con Cristo. La passio es un método de conocimiento. Sin ella no hay Gratia.

La secuencia de Santa Eulalia (siglo IX), es la más antigua muestra románica de una literatura referida a la vida de santos y milagros de la Virgen. La adaptación al romance de este tipo de obra abunda en el siglo XII. En el siglo XIII, Gautier de Coincy en Francia y Gonzalo de Berceo en España escriben sobre milagros realizados por la Virgen María, coincidencialmente, ambas obras se titulan Milagros de Nuestra Señora.

 

 

BERCEO Y SU AUDITORIO

 

Predicador y poeta, Gonzalo de Berceo escribe su obra con un propósito didáctico moralizante. Responde perfectamente a preceptos de la retórica clásica, en especial, a aquel horaciano que recomienda que la poesía debe ser "dulce et utile", vale decir, deleitar al mismo tiempo que enseñe y transmita un saber. El conocimiento que desea transmitir Berceo en Los Milagros es el de las virtudes y poderes de la Virgen, para popularizar y extender su culto dentro de un auditorio iletrado, que no tiene acceso a la escritura, pero que sí está acostumbrado al canto del juglar. A ese auditorio le habla y le escribe Berceo en su propia lengua, en romance castellano.

De allí que parte del deleite que nos ofrece la obra de Berceo es consecuencia de las posibilidades expresivas que puede encontrar en un castellano con escasa tradición escrita, pero que le sirve de canal de comunicación con su auditorio:


Quiero fer una prosa en román paladino
en cual suele el pueblo fablar con su vezino.
(Santo Domingo, 2)

Escribe Berceo en romance castellano, de una manera sencilla, como habla el Pueblo con el vecino, es decir, en un lenguaje familiar, popular, que evoca costumbres del hombre rústico, que habla un sermo vulgaris. "El clérigo creyente cumple con su deber piadoso. El juglar consuma su obra con irreprochable congruencia. En estos albores de la poesía castellana, el idioma se mantiene al nivel más básico: común a la comunidad del público, y fiel a la esencia poética. Esencia alumbrada si se le nombra bien" (Guillén, 1972, p. 28).

[...]

 

EL ESTILO DE BERCEO

 

Otro aporte de la tradición judeo cristiana en Berceo estaría determinado, entonces, por un estilo. En la Edad Media se rompe el equilibrio clásico cuando los cristianos usan un sermo vulgaris para la expresión de un tema sublime. Auerbach (1969,) habla constantemente de un manierismo retórico en la Edad Media:

... se había perdido la idea clásica de un estilo elevado, grande, sublime y lleno de pasión, con la retórica sólo como elemento auxiliar. Todas las declaraciones de los teóricos muestran que el estilo elevado se identificaba con el estilo rico en ornamentación. A través del estancamiento de la actividad escolar, el estilo elevado se convierte definitivamente en manierismo retórico. (Subrayado nuestro)

Vimos en Berceo cómo la técnica de la alegorización se combina con el uso de abundantes recursos retóricos tradicionales como la citada comparación, epítetos, metáforas, imágenes. A estos elementos habría que añadir la selección del lenguaje, la cual no sólo posibilita la convivencia de lo sagrado con lo profano, sino que pone a coexistir sueño (paraíso) con la realidad más cotidiana v(azúcar, cuita rabiosa).

Asimismo es posible apreciar cómo parte del estilo de Berceo en la Introducción se configura mediante la combinación de órdenes discursivos. Allí el orden narrativo, usado por el yo lírico para contar su experiencia, se combina con un orden descriptivo cuando va detallando sus percepciones, sus sensaciones. Posteriormente asume un modo expositivo al alegorizar el prado, sin abandonar, los otros órdenes discursivos, pero, a partir de la estrofa 33 se produce un cambio, porque lo que se presenta podría interpretarse como un himno a la Virgen por la larga enumeración de sus virtudes gracias al uso de sintagmas descriptivos, epítetos, apósitos.

El himno, canto en honor a los dioses, como género discursivo tuvo su desarrollo en Grecia, poco en Roma. Los antiguos hebreos llamaron a sus himnos Cánticos y Salmos. San Hilario de Poitiers (siglo IV) fue el primero en introducir el uso del himno en la iglesia cristiana, seguido por San Ambrosio de Milán. Prudencio y Sedulio son escritores de himnos en Latín. Por lo tanto hay una tradición de Literatura cristiana a la cual Berceo responde. Además, si el tema de la obra es la narración de los milagros de la Virgen, se justifica la inclusión del himno como parte de la Introducción, el cual, en cierta manera, funcionaría como una invocación (ampliada) a la musa tal como ocurría en el proemio clásico. Aunque el himno supone una interpretación coral, los versos que se citan a continuación conforman un himno:

La bendicta Virgen es estrella clamada,
estrella de los mares, guiona deseada,
es de los marineros en las cuitas guardada,
ca quando essa veden, es la nave guiada.

Es clamada, e eslo de los cielos, reyna,
tiemplo de Jesu Cristo, estrella matutina,
sennora natural, piadosa vezina,
de cuerpos e de almas salud e medicina.

Ella es vellocino que fué de Gedeon,
en qui vino la pluvia, una grand vission:
ella es dicha fonda de David el Varon,
con la qual confondió al gigant tan fellon.

Ella es dicha fuent de qui todos bevemos,
ella nos dió el cevo de qui todos comemos,
ella es dicha puerto a qui todos corremos,
e puerta por la qual entrada atendemos
( ... )

Es dicha vid, es uva, almendra, mal granada
que de granos de graçia está toda calcada;
oliva, cedro, bálssamo, palma bien aiumada,
hiértega en que sovo la serpiente alzada.
(estrofas 31-39)

El himno como canto a los dioses se ubica en una tradición grecorromana, también en unajudeocristiana. Se practica en Egipto, en la India. El himno es canto universal de creyente: "Berceo cree como respira, y esta respiración de creyente se identificará con su inspiración de poeta (Guillén, p. 15).

 

INFLUENCIA ISLÁMICA

 

Finalmente, creemos percibir en Berceo una influencia islámica, producto de la conquista de la Península Ibérica por los musulmanes en el año 711 de nuestra era. Juan Liscano (1995) precisa cómo la cultura hispánica es el resultado de la conquista árabe y de su aporte civilizador. El hispanismo es "conjunción de cultura árabe y fe cristiana". Destaca Liscano en su artículo cómo el cristianismo recibe influencia de la literatura sufi la cual "engendró una vertiente poética genial y rica que usó símiles mundanos para expresar la unión del alma con Dios" (p. 130). Los sufí usan de una imaginería erótica para cantar el éxtasis del amor divino. En Berceo se percibe un aire místico oriental, de origen probablemente musulmán, en la presentación del primer prado, donde acaece por primera vez el yo lirico, que lo lleva a quitarse la ropa para estar ligero de peso y sentir en cuerpo y alma la atmósfera del prado y los sones modulados. Este prado es descrito con naturalidad, con la sublimidad que merece ser narrado un episodio de altura y de ascenso individual, de allí su encanto, su frescura y libertad escénica plena de una imaginería variada, es el estilo gravis o sublimis, muy distinto al estilo del parado racional, alegórico. Entre los elementos derivados de la mística sufí, los más resaltantes serían:

a-La forma natural en que el poeta describe su trance, gracias al cual de una manera maravilloso acaece en un prado.

Yo maestro Gonçalvo de Verçeo nomnado
Iendo en romeria caeçi en un prado
verde e bien sencido, de flores bien poblado,
logar cobdiçiaduero pora omne cansado.
(Estrofa 2)

b- El sensualismo derivado del uso rico y variado de imágenes visuales,("daban olor soveio las flores bien olientes"), táctiles (refrescaban en omne las caras e las mientes"), cromáticas, sinestésicas.

c- El erotismo del yo lírico al despojarse de las ropas para sentirse más ligero ("Descargue mi ropiella por iacer mas vicioso").

d- La intensificación del trance gracias a los efectos de una música perceptible por un oído superior al físico, es la música de los elegidos. "Un notable Sufí, Hazrat Inayat Khan dice que el universo fí- sico es todo música y fue creado por la música" (Johnson, 1993). La música primigenia vibra por todas partes. Esa música está en el universo y es un llamado a los que reciben la gracia:

Yaziendo a la sombra perdí todos cuidados
Odí sonos de aves dulces e modulados:
nunqua udieron omnes organos más temprados,
nin que formar pudiessen sones más acordados.

Unas tenían la quinta, e las otras doblavan,
otras tenien el punto, errar lo las dexavan,
al posar, al mover todas se esperavan,
aves torpes nin ronccas hi no se ecostaban.
(estrofas 7-8)

Expresa Johnson (1993, p. 418) que los sufies llaman al sonido abstracto Saute Sumardi y que todo el espacio está lleno de él. Fue este el sonido que oyó Mahoma en la cueva de Gar-e-Hira, el mismo que oyó Moisés en el Monte Sinaí, el que oyó Cristo en el desierto y Shiva en los Himalayas: "Es la fuente de toda revelación para los Maestros. Cuantos han seguido los acentos de este sonido han olvidado todas las distinciones terrenales ( ... ) En comparación con él, los sonidos del mundo son como comparar un silbato con un tambor" .

Non serie organista nin serie violero,
nin giga, nin salterio, nin mano de rotero,
nin estrument, nin lengua, nin tan claro vocero,
cuyo canto valiesse con esto un dinero.
(estrofa 9
)

[...]

 

Gonzalo De Berceo- el lenguaje de Los Milagros, estilo e influencias clásicas e islámicas.. 43-73.

Rodríguez-Bello, Luisa & Suárez, Rosario. (2000).

Universidad Pedagógica Experimental Libertador | UPEL ·
Departamento de Castellano, Literatura y Latín

 

 

Texto completo en www.vallenajerilla.com/berceo/bellosuarez/influenciasclasicaseislamicas.pdf
Portada: Ermita Románica de San Esteban, Viguera, La Rioja, (España)

 

 

 

 

 El lenguaje de Los Milagros,
estilo e influencias clásicas e islámicas...

 

 

Rodríguez-Bello, Luisa & Suárez, Rosario
Universidad Pedagógica Experimental Libertador | UPEL 

Biblioteca Gonzalo de Berceo