Pila bautismal románica. San Vicente de la Sonsierra (La Rioja - España)

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

A lo largo de la investigación lingüística, de acuerdo con muy diversos criterios, se han propuesto numerosas clasificaciones de las estructuras oracionales, para superar el problema de las tradicionalmente llamadas subordinadas «adverbiales» o «circunstanciales». En el debate sostenido por los lingüistas sobre la calificación gramatical de tales estructuras ofrece especial interés el tratamiento de las causales y finales.

Si hace algunos años publicamos un estudio diacrónico sobre las expresiones causales en las obras de Gonzalo de Berceo[1], ahora, en línea de continuidad con ese trabajo, y con la misma perspectiva diacrónica, abordamos el estudio de las estructuras oracionales que, en la obra del poeta riojano, aparecen utilizadas con valor final.

A sabiendas de que no es conveniente tratar por separado causales y finales, nos centramos fundamentalmente sobre las segundas, persiguiendo como objetivo inmediato poner de manifiesto no sólo la diferenciación, sino también las implicaciones sintáctico-semánticas que, en concreto, en la poesía del s. XIII existían entre los dos sectores correspondientes a la «finalidad» y «causalidad», dentro de la común «zona significativa causal», definida por O. Morí[2].

De las obras de Berceo analizamos, en esta ocasión, tanto la expresión formal de finalidad por medio de partículas, como la expresión de este concepto por otros medios, siendo muy notable el empleo de la mera yuxtaposición asindética, así como el empleo del infinitivo (sin preposición o con varias de ellas: DE, EN, POR y PORA). Puesto que Berceo se expresa en un lenguaje que acaba de desprenderse del latín escrito, anotamos las construcciones y giros que habían ido ganando terreno en los siglos del llamado bajo latín[*]. De este modo se comprenderá mejor la sintaxis de que dispuso Berceo para la expresión de la finalidad. Esto también nos ayudará a ver más clara la evolución de las partículas y lo característico de las construcciones finales del castellano actual.

Partimos de la revisión general de los distintos trabajos que, sobre la finalidad, han sido publicados ya y que, de una o de otra manera, nos sirven para enfocar teóricamente la cuestión; así, por ejemplo, hemos utilizado las obras de E. Rudolph (1973), T. Riiho (1979), M. Piot (1979), O. Mori (1980), A. Narbona (1985)[3]. Analizamos, después, las obras de Berceo, para ver hasta qué punto se cumplía, o no, la teoría en los ejemplos concretos de este poeta medieval. Después de leer y releer todas las obras de Berceo, anotamos en fichas las construcciones oracionales que, a nuestro parecer, encerraban la idea de finalidad. Su número se aproximó a 600. Las fichas de cada poema fueron ordenadas por partículas, o por el modo de expresión, donde no había partícula. Así, obtuvimos un cuadro comparativo de los nexos utilizados, y de su frecuencia en cada obra. Seguidamente examinamos en concreto cada uno de los nexos: vimos su etimología, su uso directo y los desplazamientos de significado sufridos por algunos, apoyándonos en sus valores semánticos y en su distribución en determinados contextos.

Nuestro material de investigación es exclusivamente literario, y de un autor determinado, perteneciente a una época muy concreta, el s. XIII, etapa de formación de la lengua castellana. Esto, sin duda, determina de algún modo nuestros resultados, pero estamos convencidos de la utilidad de estos trabajos concretos, pues sólo de la suma de trabajos parciales se puede obtener una visión de conjunto más perfecta.

 

EDICIONES UTILIZADAS

Las citas de Berceo que nosotros ofrecemos las hemos tomado de las siguientes ediciones:

 

      DUTTON, Brian (ed.) Gonzalo de Berceo. Obras Completas. Tomo I (La Vida de San Millán), Londres, Tamesis Books Limited, 1967. Tomo II (Los Milagros de Nuestra Señora) Londres, 1980 (1ª ed., 1971). Tomo III (El duelo de Nuestra Señora. Los Himnos. Loores de Nuestra Señora. Los Signos del Juicio Final), Londres, Tamesis Books Limited, 1975.

        RUFFINATTO, Aldo (ed.), La Vida de Santo Domingo de Silos, de Gonzalo de Berceo, Logroño, IER, 1978.

        URÍA MAQUA, Isabel (ed.), El poema de Santa Oria, de Berceo, Logroño, IER, 1975.

        SOLALINDE, Antonio G., Los Milagros de Nuestra Señora, Madrid, C. Castellanos, 1978.

        OBRAS COMPLETAS de Gonzalo de Berceo, Logroño, IER, 1977.

 

CONCEPTO DE FINALIDAD

Dentro de la zona significativa causal, entendida de una manera amplia, se pueden diferenciar otros «sectores» correspondientes a la finalidad, causalidad, consecuencia, etc. Y, en efecto, se trata, según Timo Riiho, de un movimiento que tiene un principio (la parte anterior, la causa o el impulso), un término (la parte posterior, el fin o el resultado) y, entre ellos, el desarrollo del proceso (la parte central, el medio del mismo). Esta relación podría denominarse consecutiva, pues se trata de una sucesión o consecución de dos fases, ideas o nociones.

Según esto, los elementos que expresan esta relación consecutiva, entre ellos POR y PARA, serían preposiciones llamadas consecutivas. La naturaleza de la relación de las fases que suceden, se determinaría fundamentalmente según el punto de vista adoptado: Una relación en que el origen de la acción es primario, o sea, donde el impulso de la acción se da como un hecho real, es una expresión causal. En cambio, una relación en que el origen de la acción representada por el término regente se da como secundario, o sea, donde el impulso se presenta como una meta aún no al-calzada (virtual), es una expresión final.

La distinción no está en la naturaleza básica de la relación, pues en ambos casos se trata de una consecución o dependencia de dos acciones (relación consecutiva), sino en la manera de concebir esa dependencia: la idea de causa puede ser presentada como pasada (causalidad), o puede ser presentada como futura (finalidad).

CAUSA ――――――    MEDIO ――――――  FIN

Con una expresión diferente, pero en el fondo con un punto de vista similar, José Polo señala que, dentro de la causalidad, se pueden distinguir la finalidad y la consecuencia, esto es, las oraciones finales y las consecutivas[4] .

La finalidad coincide frecuentemente con la causalidad neta; es lo que se ha llamado «causa final» o «fin causal». Se podría decir que la causa es una finalidad inicial y el fin es la finalidad terminal o, también, que causa inicial y causa final son dos aspectos de un mismo concepto, aspectos que no siempre son fáciles de distinguir:

 

«Hago esto para (por) cumplir lo prometido».

 

La interrelación semántica entre áreas que tienen sectores de intersección múltiple (consecuencia-causa-fin-condición) se hace difícil de reconocer, a veces, por una forma determinante de cada una de ellas, llegando, en ocasiones, a interpretaciones en que se reconoce el valor híbrido de una construcción. Veamos los medios de expresión de que se sirve Berceo para reflejar el valor de la finalidad, en interconexión con la causa y la consecuencia.

 

 

1.   EXPRESIÓN DE LA FINALIDAD POR ASÍNDETON

A poco que se aproxime uno a la obra de Berceo, salta a la vista que sus poemas proceden por estructuras paralelas, sin apenas trabazón entre los versos, pues la subordinación como procedimiento sintáctico es bastante escasa en los primeros estadios de una lengua y procede de la parataxis; la trabazón viene expresada en muchos casos por la íntima relación determinada por el contexto semántico, la entonación, etc.

«Los escritores de la Edad Media —dice Lanchetas— especialmente los de los siglos XII y XIII no llegaron a dominar la artística contextura que nos legaron los grandes escritores griegos y latinos (...) Los autores de la Edad Media, como la gente de poca instrucción, busca la proposición independiente como el medio más a propósito para salir de sus apuros» [5].

Berceo está al principio de un camino. Todavía queda «un proceso de progresiva elaboración sintáctica, por el que una lengua va apoderándose de un número cada vez mayor de recursos de trabazón subordinativa (...) Se descubre un avance paulatino hacia una superior madurez y elaboración de la sintaxis».[6]

Junto a esta justificación del asíndeton por tratarse de una lengua en etapa de formación, también se justifica la abundancia de la parataxis porque se trata de un lenguaje popular. El pueblo habla en proposiciones simples, y las entiende mejor. Los escritores escribían para el pueblo y tenían que hacerlo en este estilo. Entonces lo indicado es el asíndeton o, al menos, una sintaxis poco trabada; se ha observado que esto ocurre con mayor frecuencia cuando el autor popular quiere reproducir dichos en directo. Esto ocurre en el caso de Berceo; al comparar sus fuentes latinas con el texto que él nos da, ha reducido al mínimo la subordinación; así se acerca más a su público, pues «él escribía para sus amigos y gentes de su parroquia, para los mismos monjes, para los habitantes de su propia tierra, para los castellanos que acudían a orar a alguno de los monasterios de la región»[7]..

Por último, no cabe duda de que también el modo de versificar del Mester de Clerecía «a sílabas cuntadas» pudo influir en la supresión de nexos cuando éstos no encajaban en el hemistiquio. Todas estas razones motivan la frecuencia de aparición del asíndeton final en Berceo.

Además, habría que añadir que la relación de finalidad, como la causalidad, se percibe claramente, aun cuando el nexo no se exprese. De ahí que tarden en aparecer en la generalidad de los idiomas las partículas causales propias y que, en todos ellos, sea muy frecuente el asíndeton causal y final, como ocurría también en latín.

Y si para nosotros es claro, para el público al que Berceo destinaba sus escritos hay razones para que lo fuera más. Es general entre los gramáticos afirmar que cuando laconstrucción procede por yuxtaposición, la fuerza que se pierde al quitar el nexo se recupera por las pausas, la entonación y las inflexiones de la voz, y esto ocurrirá mejor en una obra cuyo destino es la lectura en público, la recitación o la declamación[8].

 

DISTINTOS TIPOS DE FINALES EN ASÍNDETON

A)   Yuxtaposición de dos oraciones casi independientes

Son oraciones paralelas, independiente una de la otra, pero en la segunda se pone mayor fuerza, y se expone la finalidad de la primera:

Dixiéronli a Oria: «Tu que yazes soñosa,

levántate, regibi a la Virgo Gloriosa»

                               (Sta. Oria, CXXX (120) b)

 

Todo lo complió Christo ante de la passion,

dexó a los disçipulos, fue façer oraçion

                               (Sacrificio, 124, c)

 

andidieron con ella, travessaron Castiella,

vinieron a la puerta de la preciosa çiella

                              (S. Millán, 141, cd)

 

A este primer apartado pertenecen, también, las explicativas y con valor de paréntesis. Tal valor parentético se observa en los siguientes casos:

Descubrió el trotero toda la poridat:

Amigo —dixo— udi, sabrás çertenidat:

yo so frayre Domingo, peccador de verdat

                            (S. Domingo, 716, b)

 

Entendió que el mundo era pleno de enganno,

querie partirse delli,ferse ermitanno

                            (S. Millán, 12, b)

 

 

B)   Oraciones yuxtapuestas, pero una de ellas en su sentido tiene una mayor dependencia final respecto de la otra.

Casi instintivamente suplimos nosotros la falta de nexo:

 

Tornars' há a los justos el Rei glorioso,

ferlis há un sermón temprado e sabroso:

Venit los benedictos del mi Padre precioso,

recibit el mi regno largo e delicioso

                              (Signos, 27)

En otras ocasiones, la relación entre las dos oraciones supone el anuncio del cambio de tema:

 

Dexemos de las penas de los malastrugados,

digamos de los gozos de los bienventurados

                             (Signos, 52 ab)

 

Dexemos de la madre, en la fija tornemos

                                                  (Sta. Oria, XXIII (19) a)

 

También en: Sta. Oria, XCI (89) a, Loores, 117 a y Signos, 48 a.

 

C)      Oraciones yuxtapuestas con valores múltiples

Dentro de este grupo abarcamos las oraciones que, siendo independientes formalmente entre sí, sin embargo, encierran contenidos subordinantes múltiples: Completivo-Final, Causal-Final y Consecutivo-Final.

Ejemplo con valor Completivo-Final puede ser éste:

 

Luego en el comienco e en la primeria

a ella merçet pido, ella sea mi guia

                          (Sta. Oria, III (3) b)

 

Con valor Causal-Final, tenemos el siguiente ejemplo:

 

vé a Sancto Domingo de Silos la mongía,

y trobarás consejo a tu plazentería

                        (S. Domingo, 684 be)

 

Mayor número de ejemplos nos ofrece la relación asindética con matiz Consecutivo-Final:

 

No vaya más a mal que es ida la cosa,

torna sobre Teófilo, Reina gloriosa

                      (Mil. 820 (775) cd)

 

tuelle d'est' monesterio esta tribulación,

non caya la tu casa en tan grand perdición

                         (S. Domingo, 195 d)

 

Tu ve do ella fuere, non seas deçebida

                         (Sta.Oria.XL, (37) c)

 

refrenemos la carne, al Criador sirvamos,

por cuerpos malastrugos las almas non perdamos

                         (Loores, 187, d)

 

Otros ejemplos en: Signos, 18 cd y 76 d; San Lorenzo, 32, cd; San Millán, 257 d; y Duelo, 104 a.

 

D)     Yuxtaposición de una oración dependiente

En ocasiones una oración que, de otra manera, queda incomprensible, recibe su complemento por medio de varias dependientes de ella, una de las cuales va expresada en yuxtaposición asindética:

 

Madre, si bien me quieres, pro me quieres buscar,

manda llamar los clérigos, vénganme comulgar,

que luego me querría de mi grado tornar

                        (Sta. Oria, CXCV (193) b)

 

Sennor —dixo el preso— si eres tú tal cosa,

que me digas qui eres, por Dios e la Gloriosa,

non sea engannado de fantasma mintrosa,

ca creo en don Christo,...

                        (S. Domingo, 656, c)

 

Otros ejemplos similares en: S. Millán, 9 c; S. Domingo, 724 cd, Sta. Oria, XXIX (26) c y Mil., 154 d.

 

2.      COORDINACIÓN COPULATIVA CON VALOR FINAL

Si es una característica del lenguaje poco cuidado de cualquier época la sintaxis relajada, haciendo un uso reducido y poco variado de los nexos de subordinación, con mayor motivo se entiende que en la lengua medieval, como consecuencia de la misma falta de precisión en las conjunciones, se acuda a la mera yuxtaposición, cuando no, a la coordinación copulativa, para expresar los más diversos tipos de relación lógica o semántica, entre ellos el de carácter causal, consecutivo y final.

Berceo como, en general, toda la poesía medieval, prefiere el asíndeton aunque no deja de ofrecer algunos ejemplos en que las conjunciones copulativas, e, nin, se usan con valor significativo múltiple: con valor causal, lo recogemos en nuestra obra citada, equivaldrían a 'porque', 'pues' y 'por eso':

 

El maestro fo bueno e ("y por eso") nudrió buen criado

                                   (S. Domingo, 59 d)

 

Sólo recogemos dos ejemplos en que la coordinada copulativa e puede tener un valor, más o menos, claramente final, equivalente en estos casos a 'para' y 'para que':

 

Fo a ellos al uerto, el sancto confessor:

Amigos —diz'— avedes fecha bona lavor,

téngavoslo en grado Dios el nuestro sennor,

venid e yantaredes al nuestro refitor

                                   (S. Domingo, 380 d)

Por el su sancto mérito nos guarde Dios de mal,

e nos lieve las almas al regno celestial

                                   (S. Domingo, 777 cd)

 

 

3.     CONJUNCIONES SUBORDINANTES

QUE

«Sobre la etimología —dice Hanssen— hay diferentes opiniones. Han derivado que de QUID (en lugar de QUOD); de QUI, procedente de QUIA, en combinación con una palabra que comienza por vocal; y de QUEM»[9].

Väänänen hace derivar de QUIA tanto que, como ca 'porque'[10].

Menéndez Pidal lo relaciona, en castellano, con el arcaico QUID, y cita distintas variantes gráficas hasta llegar a la forma actual:

—qued, año 972 (Cárdena), ket, año 1062 (San Juan de la Peña), quede y kete (con -e paragógica)[11][.

—ke en las Glosas Emilianenses y Silenses[12].

—La forma que abunda ya a finales del s. X y en documentos posteriores.

Dejando al margen el empleo de la mera relación asindética y la coordinación copulativa, donde la interpretación final puede manifestarse más o menos claramente, la conjunción más usada en los siglos XII y XIII para indicar el fin es QUE. En romance, QUE pasó a ser la conjunción universal, una especie de pieza gramatical utilizable en los más diferentes engranajes. Con ella se expresa cualquier relación de subordinación, siendo el contexto el que se encarga de decirnos de qué tipo de relación se trata en cada caso: relativa, completiva, causal, final, consecutiva, etc. ...

Para evitar esta indeterminación se fueron introduciendo delante del que algunas preposiciones: por-que, para que, de que etc.; pero mientras esto no se extendió, la partícula que se prodigaba ampliamente[13].

En las obras de Berceo hemos podido distinguir varios grupos de oraciones encabezadas por QUE con expresión de finalidad:

QUE propiamente final

QUE completivo-final

QUE consecutivo-final

QUE relativo-final

 

QUE propiamente FINAL

Es en este primer apartado en donde encontramos ciertos ejemplos muy expresivos, y cuya formulación nos resulta más chocante por su distancia de los giros de nuestro tiempo. Véase, si no:

 

Veo por las mis culpas mi Señor maltraído,

veol por mí morir, que yo non fuess perdido

                                (Loores, 78 cd)

 

tú mueres que yo viva, en esto firme seo

                                                                  (Loores, 95 c)

 

¡Que non vos furten el su dios, eya velar!

                               (Duelo, 178 c)

 

También en: Sta. Oria, CLII (149) c y S. Domingo, 743 c.

 

Hay, en este apartado, un grupo de verbos con los cuales siempre estuvo muy enlazada la idea de fin; son los verbos de movimiento y de acción física: guiar, ayudar, convidar, etc.:

 

Tú los guía, Sennora, que no puedan errar

                                        (Duelo, 206 c)

 

Enbió a su Fijo, ángel de grant consejo,

que los cambiase ende en otro logarejo

                                        (Duelo, 87 cd)

 

Con ambos sus labriellos apretava sus dientes,

que non salliessen dende vierbos desconvenientes

                                       (Sta. Oria XVIII (16) cd)

 

Recogemos treinta ejemplos más, con el mismo tipo de estructura.

Otras veces no es movimiento físico, sino anímico, y la acción es expresión de un sentimiento o movimiento interno, que tiende a un fin determinado:

 

Adoremos la cruz e en Christo creamos,

que la resurrección dignamientre veamos

                                        (Loores, 99 cd)

 

Dios nos dé la su graçia, el Rei Spirital,

que allá nin aqui nunca veamos mal

                                        (Sta. Oria, IX (205) cd)

 

De nuestras liviandades gánenos remisión,

que non vayan las almas nuestras en perdición

                                       (Mil., 499 cd)

 

También se encuentran ejemplos similares en: S. Domingo, 683 b; S. Millán, 123 d; 159 d y 269 d; Sta. Oria, XXI (17) d; Sacrificio, 70 c; Signos, 72 d y 77 d; Loores, 3 d y 51 b; Duelo, 208 d; Himno, III, 6 b y Mil., 294 c, 641 c y 665 d.

 

QUE Completivo-Final

En Berceo, por su propia condición de fraile y por la materia espiritual que trata, abundan con gran profusión las proposiciones con el verbo orar y rogar. Tales verbos en latín se construían con infinitivos o con UT + Subj., con valor completivo. El UT dejó su lugar a QUOD (que); al mismo tiempo se perdió el sentido completivo y nació un matiz final: rogar a Dios que ... o rogar a Dios para que ...; este doble valor observamos en un buen número de pasajes en Berceo, en los que se utilizan tales verbos: rogar, pedir, o similares. Hemos anotado unos 50 casos del tipo que reseñamos:

 

Ellas fagan a Dios ruegos multiplicados,

que nos salve las almas, perdone los pecados

                                     (Sta. Oria.CLXXXVI (183) cd)

 

Facía a menudo preces al Criador

que me diesse la muerte, ca me serié mejor

                                      (Duelo, 54 cd)

 

Padre, mercet te clamo; a tos piedes jaciendo,

que en esti laçerio vayas mano metiendo

                                      (S.Millán, 18cd)

 

Roguémoslos que sean nuestros entremedianos,

que no nos empedescan nuestros fechos livianos

                                      (Loores, 166 cd)

 

QUE Consecutivo-Final

Hay ciertos casos en los cuales la oración precedida de que admite otros valores distintos de los hasta ahora apuntados, entre ellos, está el valor consecutivo-final; en estos casos, el que se puede entender en el sentido 'de manera que' o 'a fin de que'. No es nada original afirmar que las relaciones lógicas de causalidad, finalidad y consecuencia están estrechamente ligadas y emparentadas. Los sectores de causalidad, finalidad y consecuencia, dentro de la amplia «zona significativa causal», están tan próximos que muchas veces es inútil buscar las diferencias que reflejen la distinción entre motivo, fin o consecuencia[14].

La lengua medieval lucha por aclarar las relaciones, pero en las más de las ocasiones se acumulan diversos sentidos relacionantes en una misma estructura, dando lugar, así, a estructuras gramaticales híbridas.

Como ejemplos en que la relación consecutivo-final se expresa por Que en las obras de Berceo destacamos los siguientes:

 

Facién otro escarnio essa gent renegada,
vendávanli los ojos
qe non vidiesse nada

                                      (Duelo, 42, ab)

Afirmes vos lo digo, quiero que lo sepades,
sy del pri'or parlero derecho no me dades,
levaré los thesores, aun las heredades,
que quantos aquí sodes, por las puertas vayades

                                       (S. Domingo, 166)

Dixo a grandes voces la ciega mezquiniella:
«Udasme, padre sancto, padrón de la Castiella,
tuelle de los mis ojos esta tan grand manciella,

que pueda con mi lumne tornar a mi casiella»
                                      (S. Domingo,
624)

Quiero fer la passion de sennor Sant Laurent
en romanz
que la pueda saber toda la gent
                                      (San Lorenzo,
1 cd)

 

En este mismo sentido pueden leerse: San Millán, 226 d, S. Domingo, 48 d, 357 c, 533 d, San Lorenzo, 15 b, Milagros, 280 d, 593 c, Himno I, Ab.

 

QUE Relativo-Final

En otras ocasiones no ha desaparecido de que su primitivo valor de relativo neutro; también en Berceo encontramos ejemplos del valor mixto relativo-final.

En algunos casos emplea el que relativo, como en latín, en sentido final, añadiéndose a éste el hecho de que, en estos casos, tiene valor temporal, de tiempo, equivalente a 'cuando' y se suele construir sin la preposición en, como ocurre en el español actual. Son, por ello, giros muy peculiares:

 

Buscáronli esposa qual a él convenié,
destajaron el día
que las bodas farié

                                                (Mil. 335 cd)

 

Quando veno la noch, la ora que dormiessen,
fizieron a los novios lecho en que yoguiessen

                                               (Mil. 347 ab)

En este último ejemplo observamos dos que relativos con valor final, pero uno, que indica tiempo, no lleva preposición delante, y el otro, que indica lugar, sí la lleva. Demuestra ello que en Berceo ya iba entrando poco a poco el uso de las preposiciones con que, cosa que en el Mío Cid no ocurría.

 

CON QUE

Hay en español actual una partícula consecutiva conque muy usada, que tuvo su origen en el giro con que. Este giro (prep. + relativo) en Berceo aparece alguna vez asemejándose a una conjunción y expresando matices consecutivo o final.

Un ejemplo con valor consecutivo podemos verlo en:

 

Cambiemos la materia, en otro son cantemos,
dizremos tales nuevas
con que nos gozaremos

                                               (Loores, 103 ab)

Con sentido claramente final mencionamos:

 

Adúgote ofrenda de grand auctoridat:
casulla
con que cantes, preciosa de verdat

                                              (Mil., 62 be)

 

 

PERÍFRASIS CONJUNTIVAS DEL TIPO: POR ESSO ... QUE, POR TAL... QUE, POR ENT... QUE

En el período clásico latino van apareciendo giros como EX EO QUOD, DE EO QUOD, IN EO QUOD; con menos frecuencia PRO EO QUOD, CUM EO QUOD.

Estas construcciones —dice Bassols— son muy importantes desde el punto de vista de las lenguas romances, pues subsisten todavía en ellas. Recordemos en español expresiones como «para que», «porque», «hasta que»[15].

Si en tales locuciones del español actual se ve el parentesco con las expresiones latinas, mucho mejor se advierte en el castellano primitivo. Rafael Lapesa ha hecho notar esta particularidad: «En lugar del orden rectilíneo —dice— domina la frase quebrada y viva, llena de repeticiones y cambios de construcción (...) Había la costumbre de repetir o anunciar la oración subordinada por medio de un pronombre neutro (...) Así se forman perífrasis conjuntivas como: «por esso vos la do, que bien la curiedes» (Mío Cid, v. 3196)[16].

Las preposiciones, más el pronombre neutro, iban separados del que, formándose así esas perífrasis conjuntivas discontinuas, que tomaban diversos valores, como causal, final, consecutivo, etc.

Las perífrasis más usuales fueron: «Por esto ... que», «por esso ... que», «por esso ... porque», «por tal ... que », «por tal de que», «con tal de que», «con tal que». A veces, en vez de un pronombre neutro, se introdujo el adverbio pronominal INDE, que dio lugar a las locuciones INDE ... QUOD y PRO INDE QUOD, y en castellano: «por ende», «por end», «por ent», «por en» y «por ent... que»[17].

Así como son variadas estas locuciones en su forma, también son polivalentes en su uso. Y aunque preferentemente cada una tiene un matiz en su significado, casi en todas ellas pueden apreciarse valores distintos: causal, condicional, consecutivo, final, etc.[18];

Apuntamos algunos de dichos valores en las locuciones que utiliza Berceo:

POR ESSO... QUE

El valor causal de esta expresión lo hemos notado en el pasaje antes citado del Mío Cid, v. 3196. Expresiones de este tipo con valor causal se encuentran en textos de Berceo (cfr. Sacrificio, 282 ab, 43 cd; y Santo Domingo, 90 ad), tal como hemos recogido en nuestra obra sobre las expresiones causales en Berceo[19].

Junto a ello, en otras ocasiones, esta misma perífrasis tiene valor final; veamos algunos textos:

 

Por esso es venido a tos piedes caer,
que li fagas cobrar lo que solié aver (Mil. 738 ab)


Por esso
lo escripso el varón acordado,
que se tema el pueblo que anda desviado,
mejore en costumnes, faga a Dios pagado,
que non sea de Quisto estonz desemparado

                                                (Signos, 4)

 

POR TAL... QUE

La polivalencia es mayor en esta perífrasis. Los autores traen ejemplos variados en que esta locución admite valor causal, condicional o final[20].

Así con valor causal:

 

La barba avié luenga e prísola con el cordón,
por tal
lo faze esto que recabdar qiere todo lo so

                                             (Mío Cid, 3097-8)

Con valor condicional. José Mondéjar halla sentido condicional en esta locución, si bien el ejemplo que aduce no nos parece formulado en muy correcto castellano:

 

«Por tal de que se calle, le daré lo que pide»[21].

 

Con valor final sólo se encuentra en una ocasión:

Nunqua priso colpada que tanto li uslase,
nin priso nunqua salto que tanto la quemasse;
los que li sedién cerca,
por tal que acordasse,
vertiénli agua fria, mas non que revisclasse
                                                
(Duelo, 111)

 

POR ENT... QUE

Se encuentra en la locución por ende un valor ilativo-consecutivo y un valor causal, desde los orígenes de nuestro idioma[22].

En Berceo hay ejemplos de valor causal[23], y en alguno podemos apreciar significación final:

 

A los moros significa el siniestro cornal,
que non tienen de Dios nin ley nin su sinal,

por ent
a los disçípulos dio signo speçial
que non se acostassen a es hospital

                                               (Sacrificio, 50)

 

LA EXPRESIÓN «POR AMOR QUE»

El español moderno usa la expresión «por amor de», para indicar causa. Al lenguaje popular ha pasado con aféresis en la palabra «amor» y se dice «por mor de». En Berceo, el giro usual era «por amor que» + subjuntivo, y el sentido de la oración es de finalidad[24].

Estas construcciones no son sino giros reforzados, introduciendo la palabra «amo se añade una mayor intensidad en la conexión entre por y que. O tal vez fuera al revés, primero se dijo «por amor que» y luego se simplificó en «por —que». No resulta claro lo uno ni lo otro.

Cinco son los ejemplos que hallamos en Berceo, y en ellos se pueden advertir los dos matices, causal y final. Veamos:

 

Fue luego est mirado escripto e notado,
por amor que no fuesse en oblido echado

                                          (Mil. 410 ab)

 

En otras ocasiones precede al verbo principal:

 

Por amor que la cosa fosse mejor provada,
aduxieron la miesse que él avié segada
                                         (S. Domingo, 424 ab)

 

Por amor que creades que vos digo verdad,
quiérovos dar a esto una auctoridad

                                         (S. Domingo, 261 ab)

 

Además en: S. Domingo, 81, Duelo, 158.

 

POR... QUE, PORQUE

Muchas han sido las explicaciones formales que se han dado para analizar porque como constituido por dos elementos: una prep. POR + QUE.

Hanssen considera POR como elemento primario, que puede unirse a un sustantivo, o a una oración sustantivada que empiece por que. Similar a «por amor» sería «por que te amo». Contra esta explicación se alega que en nuestro idioma la preposición POR aparece más tardíamente que la oración formulada con QUE.

M. Pidal, R. Lapesa y W. Kretschmann derivan porque de la abreviación de la expresión causal «por esto que», «por lo que» y como prueba aducen el catalán y el provenzal «per so que» y el francés «par ce que»; en contra, podemos afirmar que ya en las Glosas Silenses se encuentra la forma porque; en efecto, la primera vez que se documenta el porque es en las Glosas Silenses 85 y 86.

«Eo [in tantum I por eu ende] 85 quod [por ke] 86 geminauerit [duplicaot] scelus...»

(Porque cometió doble delito).

La glosa 86: quod = por ke, no ofrece dudas. Y si la 85 la entendemos como dice Menéndez Pidal (eliminando el eu como un error, tomando el in tantum como glosa latina equivalente a «por tanto») nos quedaríamos, en definitiva, con una oración causal con por ke, reforzada en la principal con por ende.

Si esta composición de porque, a base de prep. POR + QUE, es válida desde un punto de vista puramente constitucional; sin embargo, tal punto de vista, en opinión de A. Narbona, es de alcance muy limitado. Del análisis de los textos de Berceo concluímos que la formación, hasta llegar al resultado final porque, pudo ser el uso de POR + Infinitivo, en un primer momento, necesitado de una explicación final en la siguiente oración, normalmente introducida por la conjunción QUE + Subjuntivo: «Por ordenar... que ... », etc. En una etapa posterior aparecería de forma unida Porque + Subjuntivo.

Desde muy pronto (s. XII) junto a la conjunción QUE con valor final, aparece POR + infinitivo o POR QUE con subjuntivo, como expresión de la finalidad.

Porque es hoy la conjunción causal por excelencia; ya desde el principio aparece usada como causal (Glosa Silense 86 y Cantar de Mió Cid); el mismo valor causal tiene también en Berceo, donde además aparece con valor concesivo y final.

Porque como instrumento expresivo de finalidad se verá sustituido por para que, a finales del s. XVI[25]. El uso de porque y por + infin. no pasa de ser esporádico en la actualidad. Es posible, pues, afirmar con A. Narbona que «tras un largo y lento proceso, causa y finalidad han terminado por conformarse idiomáticamente de manera distinta y encomendarse, respectivamente, a las preposiciones POR y PARA como elementos básicos de expresión»[26].

Berceo nos ofrece algunos ejemplos de PORQUE (causal) desplazado al significado final; en ocasiones, como elementos separados POR + infin..., QUE + subjunt. Puede aparecer detrás del verbo principal:

entraron a Pilato por consejo tomar,
que non gelo podiesen los disciplos furtar

                                                  (Duelo, 166, cd)

En otras ocasiones aparece delante de la principal:

Por ordenar las cosas que avie comendadas
que de Dios a la alma nolfuessen demandadas,
envió por las tierras las cartas seelladas,
mandar las clareçias quando fuessen yuntadas

                                                 (S. Lorenzo, 7)

 

por espantar la duenna, que oviesse pavura,
facieli malos gestos mucha mala figura

                                                (S. Domingo, 327 c)

 

PORQUE con valor final en Berceo no ofrece más de una docena de ejemplos:

 

En cabo el bon omne, pleno de sanctidad,
porque fosse conplido de toda dignidad,

quísolo Dios que fuesse electo en abbad
                                               (S.Domingo, 258 b)


tú aguisa, Sennora, pora mí tal mercado

porque nunqua me vea en premia del Pecado

       (Duelo, 210 d)

Aún porque entiendan que non dize derecho,
quiero juntar a éste, otro tal mesmo fecho

                                               (S. Domingo,
732 a).

 

También en:

S. Domingo, 765 a

S. Millán, 1c, 185 b y 210 d («perqué vencer podiessen la mala rependençia»)

Sacrificio, 22 d

Signos, 74 a

Loores, 43 d

 

 

 

POR OND, POR ONT

El adverbio del latín clásico QUA 'por donde' se perdió pronto entre el pueblo; por ello, para expresar la idea de lugar a través del cual se realizaba una acción, tuvieron que recurrir a otros adverbios de significación próxima, tales como UNDE 'de donde', que había sustituido ya a UBI, y significaba 'donde'. Con la preposición PER se acuñó la locución PER UNDE 'por donde'. El romance castellano formóobe de UBI y, de modo semejante, onde ( de UNDE) y por ende (de PER UNDE)[27].

Durante el s. X y la primera mitad del XI domina, según anota M. Pidal, la tendencia a mantener la -e final, pero en la segunda mitad del s. XI y, sobre todo, en el XII domina una reacción contraria. En Berceo, aún subsiste la tendencia a la apócope: por ond, y como consecuencia de la pérdida de la vocal final, la consonante en posición final se ensordece: por ont.

El adverbio de lugar UNDE tiene ya en latín clásico un valor de relativo locativo. Por ello incluso Cicerón lo utiliza como equivalente de un pronombre relativo precedido de las preposiciones A, EX, DE; por ej. Ule ipse unde rem cognovit (De oratore, 1, 67) "aquella persona misma por la cual (a quo) él conoció el hecho". Este valor relativo se oculta en las expresiones romances por ond, por ont.

Sabido es, también, que el relativo latino envuelve un valor final cuando va tras un verbo de movimiento o de significación análoga; así: illum ex ómnibus delegistis, quem ... praeponeretis (Pro lege Manilia, 63) «lo habéis elegido entre todos para ponerle al frente de

Así es como las expresiones por ond, por ont, en Berceo llegan a tener un matiz relativo-final que se echa de ver en determinados pasajes:

 

Ovo ella grand miedo, paróse espantada,
díxoli la ymagen: Fija, non temas nada,
ovo de tí Dios duelo, que eres tan lazrada,
envíate consejo,
por ond seas librada
                                             (S. Domingo,
682)

De la su seguranza vos querría fablar,
e Dios cómmo lo quiso defender e guardar:
p
or ont siempre sepades
retraer e contar
quánto puede a omne la buena fe prestar

                                             (S. Millán,
199)

 

Otros ejemplos:

S. Domingo, 451 d, 680 c, 714 d, 715 b.

Milagros, 441 d, 582 d, 828 d.

Sacrificio, 166 d.

 

 

 

COMO, CON VALOR FINAL

Como se deriva del latín QUOMODO, partícula que tenía valor modal, 'de la misma manera que'. Alternaba con otras conjunciones: UT, QUASI, SICUT, VELUT ... Pero en el bajo latín se impuso a las demás, y pasó a todas las lenguas romances. En el castellano primitivo aparece con formas y grafías diversas:

quomodo (latinismo) en las Glosas Emilianenses 25, 50, 52 y 83.

quemo (forma romance) en la Glosa Emilianense 115: «quemo enospillu, noke non quemo eno vello» ("como en un espejo, no como en un velo").

comodo (grafía vulgar) año 947 en León, año 985 en Sahagún, año 1011 en Cárdena, a. 1050 en Esloza y a. 1097 en Carrión.

como, commo, com, quomo y comoquiere, en Berceo.

Originariamente tiene valor modal y comparativo y con ambos valores lo usamos también hoy. Pero ya desde el principio, en castellano, tiene otros valores, así el causal y el final.

En el Mió Cid, como tiene valor causal en tres casos contados: v. 690, 2904-7 y 2950-1; en el poema para indicar causa se utiliza más quando que como.

En Berceo, por el contrario, quando se usa con valor causal sólo en 23 ocasiones, mientras como ha subido a 33 casos[28].

También desde el principio, como amplía su uso hasta tener valor final. En el Poema de Mió Cid, al menos una vez tiene este sentido:

Adúgamelos a vistas, o a juntas o a cortes,
commo
aya derecho de ifantes de Carrión
                                             (Mió Cid, 2915-6)

En Berceo encontramos cerca de una docena de casos en los que como presenta matiz final.

Los tratadistas no se ponen de acuerdo al explicar cómo se ha pasado de la significación originaria a estas últimas.

Meyer-Lübke cree que como se empleó primeramente para señalar tiempo, y luego, causa; pero admite que haya podido haber otro punto de partida[29].

Cuervo en su Diccionario, II, 934, explica el origen del como causal a partir del como en su significación modal, y en II, 234 el mismo Cuervo cree que puede partir de una significación comparativa.

Hanssen acierta, sin embargo, para el como del español actual cuando dice: «Como se ha introducido, en castellano, en lugar del CUM temporal y causal. El como causal se combina con el indicativo o subjuntivo: "Como los enemigos fuessen muy nume-rosos, el general resolvió no atacarlos"»[30].

Unido al valor causal va el sentido final, y por lo que respecta a los casos que hallamos en Berceo, podemos pensar que proceden de situaciones en las que puede entreverse un matiz final unido al de interrogativa indirecta, o un matiz final-consecutivo.

Así, tiene valor final, próximo al de interrogativa indirecta, en el siguiente caso:

 

El confessor precioso siempre bien acordado
non perdió sue acuerdo, maguer era cueytado:
Castigó sos discípulos, un conviento ondrado,

commo se mantoviessen
quando él fuesse passado

                                             (S. Millán, 298)

 

Igualmente, con este valor se encuentran ejemplos en:

 

S. Millán, 119d

Himno 1,6 c

Loores, 83b

 

Con valor consecutivo-final, se observa en:

 

guíanos en tal guisa por la vida mortal

com en cabo ayamos el regno celestial

                                          (Loores, 233 d)

 

Otros casos en: .

S. Domingo, 375 d.

Loores, 218 b y 19 d.

Himnos II, 6 d.

 

 

 

 

4.   ORACIONES FINALES EN INFINITIVO

En la mayor parte de las lenguas, el infinitivo tiene preferentemente categoría de sustantivo. Pero en latín su aspecto verbal se acentuó de tal manera que desarrolló ' tres infinitivos, tanto en activa como en pasiva. Las lenguas romances volvieron a reducir el infinitivo al presente y al pasado pasivo.

En compensación, en romance, se ha ensanchado mucho el uso del infinitivo presente activo; sobre todo, ha desarrollado el valor de sustantivo verbal (admitiendo preposiciones) y así ha desplazado al supino y al gerundivo.

Los infinitivos, acompañados de diferentes preposiciones, forman sintagmas o «frases infinitivas» (como las califica Olga Mori) que pueden oponerse entre sí, formando paradigmas funcionales. Cada preposición (a, para, por,...) concede a la frase infinitiva un significado, que no permite que las frases infinitivas preposicionales con para, a, por puedan emplearse indistintamente sin que se altere el contenido. Hay rasgos distintivos, diferenciadores, que permiten establecer las oposiciones funcionales entre las construcciones infinitivas preposicionales, si bien también existen ciertos rasgos comunes a todos los sintagmas infinitivo-preposicionales que permiten englobarlos dentro de la común área «significativa causal».

De las expresiones de finalidad analizadas en Berceo confirmamos que más de un 60% llevan la forma del infinitivo; éste puede aparecer unido directamente al verbo de que depende (sin nexo prepositivo), especialmente con los verbos de movimiento. O bien, puede ir precedido de alguna preposición: en menor número aparece con a, de, en y para, y el grupo más notable lo constituye por + infinitivo, que predomina en las expresiones finales que tienen un matiz sustitutivo o causal; entra en varías acepciones ordinarias del área final, predominando, en alternancia con la forma compuesta -PORA-, en las expresiones finales condensadas con que y en las consecutivas finales.

Veamos cada caso.

 

 

INFINITIVO SIN PREPOSICIÓN

 

Existe un grupo de verbos, genéricamente calificados como «verbos de movimiento», dentro de los cuales habría que distinguir, como hace Coseriu, entre: verbos traslativos (que designan un desplazamiento real), verbos de traslación implícita (que tienen un rasgo de movimiento implícito, porque se trata de un movimiento ya realizado —«reunirse»—, o interrumpido —«pararse»—, o no realizado —«quedarse, encerrarse»—) y, finalmente, verbos posicionales (que designan la adopción de una determinada posición: «acostarse, sentarse, levantarse»)[31].

Estos verbos podían llevar, ligado a ellos, un complemento en infinitivo sin preposición (en la Edad Media) o con preposición a (algún caso se da en Berceo, y hoy mayoritariamente frecuente).

Si a esta frase infinitiva, sin preposición o con preposición a, en los textos de gramática se le atribuye la función sintáctica de oración subordinada final, sin embargo, creemos, con Olga Mori, que se trata más bien de un complemento estrechamente ligado a un tipo determinado de verbos, la mayoría de los cuales figura entre los llamados verbos de movimiento. No desempeña la misma función sintáctica que para y por más infinitivo.

Con verbos traslativos, podemos encontrar:

La construcción IR, VENIR, SALIR sin preposición, alternando con construcciones en que estos verbos van acompañados con la preposición A.

Generalmente el sujeto o complementos que acompañan al verbo principal se colocan inmediatamente a continuación de éste y antes de la frase infinitiva preposicional:

 

Vinieron grandes gentes la festa celebrar
                                           (Sacrificio,
68 b)

Huestes vienen estrannas cercar esta gibdat
                                           (S. Millán,
286 c)

La Madre gloriosa vínolo combidar

                                           (Mil., 134 b)

Iré yo, si pudiere, recabdar el mandado

                                          (Mil., 850 c)

Yva al cuerpo sancto merced li demandar
                                          (S. Domingo,
574 c)

Salieron recivirla con responsos doblados
                                          (Sta. Oria,
LXVII (64)a)

 

A + INFINITIVO

Junto a estos ejemplos sin preposición, encontramos otros —cerca de veinte— en los que el infinitivo lleva la preposición a, con estos mismos verbos traslativos. En estos casos se presenta con más claridad el significado de «META», más que un propósito determinado («para»):

 

Enfermó e murió, fo con Dios afolgar (Mil, 756 c)

Yendo por la carrera a complir so depuerto (Mil, 337 a)

Quando el Rey de Gloria vinier a judicar (Signos, 61 a)

Issió a recebirlas de manera fermosa (Mil, 169 c)

Entró enna mannana a la missa dezir (S. Domingo, 346 a)

 

Otros verbos traslativos se construyen en Berceo siempre con infinitivo sin preposición (tornar, descender, subir). Anotamos, entre los más de cincuenta ejemplos recogidos, uno muy característico con el verbo posicional levantarse, en que se suceden los complementos infinitivos sin preposición:

 

Ante de los matines, una grand madrugada,
levantóse est monge rezar la matinada,
tanner
a los matines, despertar la mesnada,
enderezar
las lámpadas, allumnar la posada.

                                 (Mil, 288).

Frente a este tipo de verbos, los de significación impelativa («impulsar a») se construyen en Berceo con A + infinitivo («Ayudar a» , «mover a»):

 

Ayudol el diablo a prender la soldada (Sacrificio, 210 b)

puedes mover a omne afer desaguisado (S. Lorenzo, 39 c)

 

Un ejemplo muy característico de la significación de 'intención' que puede encerrar, también, la construcción A + INFINITIVO, es el siguiente:

Un precioso miráculo vos queremos deçir,
devedes
a oyrlo las orejas abrir.

                                           (S. Domingo, 644 b)

 

DE + INFINITIVO

Podía presentar el contenido causal, principalmente con verbos de pasión anímica: maravillarse, aver vergüença, enojarse, dolerse y loar. En estos casos, la oración de infinitivo indica la causa de la pasión. Pero además, encontramos en Berceo la misma construcción preposicional, DE + Infinitivo, con valor final en los siguientes contextos:

1. Como complemento de un SUSTANTIVO, especialmente de significación abstracta (17 casos):

 

Estos tienen las llaves de abrir e cerrar
éstos han el poder de solver e ligar

                                          (Loores, 167 a b)

e a la yent' pagana tolliesse podesdad
de fer
a los Christianos premia e crueldad .
                                         (Sto. Dom.,
76 cd)

non avía consejo de aver nul sabor

                                         (Duelo, 18 d)

dióli Dios otras gracias onradas e complidas,
de veer
visiones, personas revestidas
                                        (Sto. Dom., 259 c)

Non ovieron los angeles razón de vozealla
                                        (Mil.,
87 a)

 

Otros ejemplos similares en:

 

Mil. 225 ab; 336 ab; y 511 ab

San Millán 335 a

Sta. Oria 1 c, CIV (102) b, d; LXIX (66) cd

Sto. Dom., 107 d; 547 cd; 775 b

 

En algún caso se antepone la oración de infinitivo al sustantivo, con la intención de destacar con más fuerza el complemento prepositivo:

 

Sennor Sancto Domingo, usado de lacerio
non dava a sus carnes
de folgar nul remedio
                                        (Sto. Dom.,
80 b)

 

Una muger que era natural de Palencia,
cayó por sus peccados en fiera pestilencia;
non avié
de oyr nin de fablar potencia
                                       (Sto. Dom.,
557 c)

 

 

2. En el contexto (Verbo) + ADJETIVO + DE + INFINITIVO encontramos en posición postpuesta:

 

Yo no sería digna de veer tan grant gloria
                                       (Sta. Oria,
XXXVIII (35b)

Un otro bel miraglo vos querría deçir,
que fiço est' confessor,
sabroso de oyr,
maguer vos enogedes, devédesnos sofrir,
vos dizredes que era
bueno de escrivir
                                       (Sto. Dom.,
335 bd)

 

Otros ejemplos: pesado de tragar (Duelo, 35 c), graves de acordar (S. Millán, 475 a), sabroso de oyr (S. Millán, 321 b).

En posición antepuesta:

 

«Monge —dixo el rey— sodes mal ordenado;
¿de fablar
ante rey, qui vos fico osado? .

                                      (Sto. Dom., 142 b)

 

Otros ejemplos:

 

De ir en romería estavan mal guisados
                                      (Mil.,
723 d)

allí preñarán emienda de los falsos pastores;
que son
de fer cubiertas maestros savidores
                                     (Signos,
43 d)

 

 

3. Contexto ADJETIVO/PRONOMBRE DEMOSTRATIVO + ES + DE + INFINITIVO

 

qualquier dellas que mingue, buena es de cambiar

                                     (Sacrificio, 174 d)

el lino cab'el fuego, malo es de guardar

                                    (Sto. Domingo, 51c)

Desende adelant', esto es de creer

                                    (Sto. Dom., 570 a)

Otros ejemplos en: S. Millán, 487 c; Loores, 119 a; Signos, 10 a y 69 a; y Sacrificio, 118 d, 145 c, 190 a, 213 c y 242 d.

 

EN + INFINITIVO

Esta construcción se nos presenta, como DE+ INFINITIVO, sobre todo, con los verbos de sentimiento o pasión anímica, con valor causal (en algún caso):

 

enfer a Dios serviçio Millan nunqua cansava

                                     (S. Millán, 97 c)

 

A veces también tiene valor condicional:

 

en fazer tal eleçion seria grant ceguedat (Mil., 715 d)

 

En un mayor número de casos lo registramos con valor final, en los siguientes contextos:

 

1.     Verbos de sentimiento + EN + INFINITIVO:

 

Contendie el sancto omne en fer a Dios plaçer,
convertir los errados, los pobres apacer

                                    (S. Milán., 100 a)

 

También en Mil. 866 b y 874 b.

 

2.     La construcción de Infinitivo es el complemento de un sustantivo, bien en posición antepuesta:

En laudar los sos fechos metién toda femencia

                                    (Mil. 27 b)

En complir con su offiçio metien toda mission

                                    (San Lorenzo, 5 a)

 

o bien, en posición postpuesta:

 

...dióli Dios grand poder,
e grand espiramiento en dezir e enfer (S. Dom., 287 d)

Todos abrán femencia en laudar al Sennor (Signos 59 a)

 

Otros ejemplos en: Sta. Oria XIV (13) ab, Sto. Dom. 18 d; 263 b; 326 d; y 697 b, San Lorenzo 21 b, Mil. 50 c; 305 c y 378 d.

3.   Complemento de Adjetivo

En este contexto todas las construcciones con EN + INFINITIVO aparecen antepuestas al adjetivo:

 

En laudar la Gloriosa todos eran ardientes
                                   (Mil.,
898 d)

Si en fer el pecado, fueron ciegos e botos
fueron en emendarlo firmes e muy devotos

                                   (Mil., 404 ab)

 

Otros casos en: Mil, 102 b, 285 c, 768 a; Sacrificio, 199 b; S. Domingo, 22 b; S. Lorenzo, 4 a.

 

POR + INFINITIVO

Con mucho es POR + INFINITIVO el principal instrumento para expresar la finalidad en la obra de Berceo y, en general, en la Edad Media. Junto a POR se forma, en los siglos XII y XIII, la preposición compuesta POR-A, y hay que esperar hasta el s. XIV para encontrar las formas PARA y PARA QUE, que acabará sobreponiéndose a porque a finales del s. XVI.

La etimología de POR y PARA fue explicada de una manera coherente y sistemática por Timo Riiho, basándose en criterios etimológicos y aspectuales, a partir de una extensión significativa sufrida por los latinos

 

PRO "delante" sustitución-fin

sustitución-causa

y PER "a través" instrumento-modo

instrumento-causa

 

A través de las significaciones espaciales básicas de ambas preposiciones, se pueden establecer procesos de extensión semántica que conducen a la causalidad[32].

El sentido fundamental de PRO no se ha conservado en él campo semántico de sus derivados romances. Partiendo del sentido básico de "delante" parecen haberse originado dos corrientes de evolución distintas.

Dentro del campo espacial, PRO tiende a extenderse al área de IN, tendencia luego perdida o mezclada con la extensión de PER. PRO etimológicamente significa "delante", con la idea accesoria de algo que queda a espaldas de uno: deriva de este significado la idea de defensa y protección, así como la de sustitución. De todas estas acepciones se generalizan ejemplos sólo a partir de la época postclásica.

De la idea de sustitución deriva la de proporción y de ésta la de causa, que adquiere matices de finalidad e instrumento en latín decadente.

La preposición PRO también contribuye al nacimiento de las acepciones causales romances (donde el latín registra el uso del instrumental PER) desde su función consecutiva fundamental. El uso causal de PRO puede considerarse como un fenómeno tardío en latín. En el latín tardío común los puntos de arraigo auténticos de PRO son las áreas final y causal, mientras que PER tiende a prevalecer en las áreas espacial,temporal, instrumental y modal.

El ingente esfuerzo llevado a cabo por Timo Riiho para explicar el origen de la oposición prepositiva POR/PARA, peculiar de las lenguas iberorrománicas, ha puesto de manifiesto, según A. Narbona, la insuficiencia del análisis estrictamente etimológico o formal y la necesidad de apoyarse en el estudio semántico de las construcciones en que intervienen[33].

Aunque no todos los pasos de la evolución se encuentran satisfactoriamente explicados, la formación y progreso de la preposición compuesta es un proceso que está relacionado con los complementos que expresan persona o que constituyen una construcción con infinitivo. En el área final, su campo de arraigo más propicio y donde ocupa una posición más fuerte, PORA sería en sus principios un mero alomorfo de POR. En la actualidad, en cambio, la situación se ha invertido, pues en las expresiones finales es porque (o POR+ INF.) la que ha pasado a ocupar una posición absolutamente marginal en relación con PARA.

En el castellano medieval y en Berceo, en concreto, POR predomina prácticamente sin alternancia con otras formas en las expresiones causales, instrumentales, modales y en las finales que tienen un matiz causal.

De entre los muchísimos ejemplos recogidos en la obra de Berceo, entresacamos algunos en los que finalidad y causa aparecen muy estrechamente entremezcladas:

 

El coro de los martyres que por Christo morieron,
que
por salvar las almas las carnes aburrieron

                                          (S. Millán., 306 b)

Asmó un buen conseio, todo Dios lo cobraba,
que
por prender tal vida doctrina li menguaba

                                          (S. Millán, 13 b)

por dar el pan a ellos, tuélganlo a sos dientes
                                          (Sto. Dom.,
473 c)

guerreavala mucho, aquel que Dios maldiga,
por espantar a ella
fazié mucha nemiga

                                          (S. Dom., 32 9bc)

por quebrantar sus carnes çense heremitas

                                          (S. Dom., 63 b)

 

2. Otro grupo de expresiones finales llevan el complemento del Infinitivo incrustado entre la preposición POR y el INFINITIVO:

2.a.  El Complemento no lleva preposición:

 

Lo que toma a diestro por la missa acabar

                                            (Sacrificio, 53 a)

Metióse en la casa por la cosa probar

                                            (Sta. Oria CXLVII (140) c)

Fueron a la eglesia la defunta veer,
los unos en companna, los otros por plarmer,
los otros
por osequio e vigilia tener

                                            (S. Millán, 356 c)

Aduxieron el clérigo por gelo presentar

                                            (Mil. 732 c)

 

Otros ejemplos en: Sacrificio 46 b; Sta. Oria XLV (41) d; S. Millán, 47 c; 179 c; 254 c; 282 b; 291 b; 307 d; S. Lorenzo 17 c, 44 b; 100 a; 101 b; Sto. Dom. 253 d, 476 b,721 a; Duelo, 92 d.

 

2.b. El Complemento lleva preposición, de aquí está muy próxima la aparición de POR-A:

 

quiquiere avrié miedo por a él se plegar (Sto. Dom. 229 c)

por a sancto Domingo dar honorificengia (Sto. Dom., 189 d)

por a ti dar confuerfo he fecha grant llamada (Duelo, 8 d)

puerta de peccadores por al Cielo entrar (Himno II, 1 d)

facien malas figuras por a él desmedrir (S. Millán, 202 b)

Non es agora tiempo por en naves entrar (Sta. Oria, CLXII (159) d)

 

Otros ejemplos en: Sacrificio 13 a; S. Millán 114 c, 234 d; 253 b; Sto. Dom. 695 d, 719 a; 764 a; Mil. 355 ab; 342 c; Signos 64 d; Duelo 199 b.

 

 

 

3.   POR + INFINITO en correlación con POR ESSO y POR QUE

Anotamos cinco ejemplos:

Por esso vin a ti por seguir tu mandado .
(Mil. 774 b)

Por dar a Dios servicio, por esso lo ficieron
                                        (Sto. Dom., 138 c)

Querría esta vida en otra demudar,
e bevir solitario
por la alma salvar,
de los viçios del mundo me querría quitar,

pora esso
te vengo conseio demandar
                                       (S. Millán,
17 bd)

Por seer bien certera algún signo querría,
por que
segura fuesse que salvarme podría
                                       (Sta. Oria, CXXXVI (133) cd)

 

 

4. Combinación de estructuras con POR + INFINITIVO en YUXTAPOSICIÓN y en COORDINACIÓN:

4.a.   Relación de Yuxtaposición entre las estructuras:

fiçieron so conçilio las malas criazones
por
levantar capítulos e constituçiones,
por destruir est sancto con algunas razones
                                      (S. Milllán, 203 cd)

Por ferlis bien creencia, por seer bien creido
disso que a los treynta dias serié transido

                                     (Mil. 266 ab)

aguisaron su cosa por fer su romería,
por levar el enfermo a Silos la mongía
                                     (S. Dom. 407cd)

fue buscar otros pobres, fer otra proseçesion,
por
lavarlis los piedes, darlis consolation
                                    (S. Lorenzo,
54 d)

 

Otros ejemplos en: 5. Millán, 23 d; 29 ab; 352 b; Sto. Dom. 91 d, 366 b y 700 d; Mil. 71 b; Sacrificio 30 be, 144 a; Duelo, 82 d.

4.b.   Relación de Coordinación entre las estructuras:

Moviéronse con esto los febles e los sanos,
por veer
al sant omne e besarli las manos
                                   (S. Millán, 41 d)

aguisaron el cuerpo del preçioso varón
por darli sepultura e ferli proçession

                                  (S. Millán, 312 d)

por recobrar la vida e la muert destruir
                                  (Loores,
74 c)

 

 

 

PORA + INFINITIVO

1.     Como modificador de un Adjetivo o Participio:

non fo pora conplirlo, el abad pereçoso
                                  (S. Dom.
268 d)

Sábbado a la tarde, las viésperas tocadas,
yvan
pora oyrlas las yentes aguisadas

                                  (S. Dom. 558 b)

sedién pora oyrla toda la gent' quedada
                                  (S. Dom.
566 c)

2.     Complemento de un sustantivo:

Avien pora servirla mejor devoción
                                 (Mil.
618 c)

Mas pora fer tal pasta menguavalis farina
                                  (Mil. 21A d)

 

Sopist pora ganarla bien buena maestría
                                  (Mil.
135 c)

Pora verter su agua fincóli el forado
                                  (Mil.
213 b)

 

3.     Con el complemento del Infinitivo incrustado entre la Prep. PORA y el Infinitivo:

 

pora nos dar emxienplo, al deserto se miso
                                  (Sto. Dom. 62 c)

con un palo en mano pora 7 león ferir

                                  (Mil. 476 bc)

4.     Construcciones con PORA en yuxtaposición y en coordinación:

 

Ella es dicha puerta, en si bien encerrada,
pora
nos es abierta, pora darnos entrada
                                   (Mil. 36 ab)

Teniela el buen omne non pora cavalgar,
mas pora
los mezquinos lenna acarrear
                                   (S. Millán 272 ab)

 

Anotamos un único ejemplo con PARA:

Fueron para prenderlo mancebiellos livianos

(Mil. 675 a)

 

Como valoración global de las estructuras analizadas, exponemos en este cuadro-resumen la frecuencia de aparición de cada una de las estructuras, destacando mayoritariamente las que están en Infinitivo (Sin y Con Preposición), seguidas de las introducidas por la Conj. QUE.


 

 

S. DOMINGO

DUELO

HIMNOS

S. LORENZO

LOORES

MILAGROS

S. MILLAN

S.ORIA

SACRIF.

SIGNOS

TOTAL

YUXTAPOSIC.

6

1

-

1

3

2

4

7

1

6

31

COORDINAC.

2

-

-

-

-

-

-

-

-

-

2

 

QUE

31

9

3

5

9

17

15

10

23

2

124

CONQUE

-

-

-

-

1

1

 

-

-

-

2

POR ESSO....QUE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POR TAL...QUE

-

1

-

-

-

1

-

-

1

1

4

POR ENT...QUE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POR AMOR QUE

3

1

-

-

-

1

-

-

-

-

5

 

PORQUE

4

2

-

1

1

-

3

-

1

 

12

 

POR OND

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POR ONT

5

-

-

-

-

3

1

 

1

-

10

 

COMMO (COMO)

1

-

3

-

4

1

2

-

-

-

11

 

ESTRUCTURAS

DE INFINITIVO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

330

INF. SIN PREP.

11

1

-

2

2

31

6

3

3

1

60

INF. CON A

8

-

-

2

-

7

1

-

3

1

22

INF. CON DE

11

3

-

2

-

6

4

4

6

3

39

INF. CON EN

7

-

-

3

-

12

1

1

1

1

26

INF. CON POR

36

6

1

5

8

27

37

9

14

3

146

INF. CON POR

5

1

-

2

1

2

S

-

2

 

21

 

(en Yuxt. y Coord)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INF. CON PORA

5

-

-

-

1

7

-

1

1

-

15

INF. CON PARA

-

-

-

-

-

1

-

-

-

-

1

 

 

 

NOTAS

[1] Cfr. nuestro libro, Las expresiones causativas en las obras de Berceo, Logroño, ER, 1982. Conscientes de que el término «causativas» hoy día se está especializando para construcciones del tipo «Me hice un traje», pensamos cambiar el título, en una segunda edición, por el de «Expresiones de causalidad en las obras de Berceo».

[2] Olga Morí, Frases Infinitivas Preposicionales en la zona significativa causal, Tubinga, Gunter Narr V., 1980.

[3]  Cfr. los siguientes trabajos: E. Rudolph, Das finale Satzgefüge als Informationskomplex (Analysen aus der Spanischen Literatursprache), Tübingen, 1973. T. Riiho, Por y Para. Estudio sobre los orígenes y la evolución de una oposición prepositiva iberorrománica, Helsinki, 1979. M. Piot, «Les conjonctios finales du françáis», Lingua e Stile, XIV, 1979, pp. 27-48. O. Mori, Op. cit, y A. Narbona, «Finales y finalidad» en Philologica Hispaniensia in honorem M. Alvar, Madrid, Gredos, II, 1985, pp. 529-540.

[*]  En este sentido es interesante anotar que, cuando este artículo estaba en la imprenta, apareció publicado un estudio de Esperanza Torrego, «Variantes conjuncionales para la expresión de la finalidad en las oraciones subordinadas latinas», en RSEL, 18,2,1988, pp. 317-330. Estudio muy interesante para nuestro propósito.

[4] J. Polo, Las oraciones condicionales en español, Univ. de Granada, 1971, pp. 55-57.

[5] R. Lanchetas, Gramática y Vocabulario en las obras de Berceo, Madrid, 1900, pp. 962-963.

[6] A. Narbona, Las proposiciones consecutivas en español medieval, Granada, 1978, p. 143.

[7] J. L. Alborg, Historia de la Literatura Española, Madrid, Gredos 1979, Tomo I, p. 122.

[8] Cfr. S. Gili Gaya, «Fonología del período asindético», en Estudios dedicados a Menéndez Pidal, I, Madrid, 1950, pp. 55-67.

[9] F. Hanssen, Gramática Histórica, Buenos Aires, 1945, p. 274. El mismo F. Hanssen cita a W. Meyer-Lübke, Grammaire des langues romanes, vol. III, París, 1904, pp. 304, 607; y Jan Jacquet, Recherches sur l'origine de la conjunction QUE, París, 1894, etc.

[10] V. Väänänen, Introducción al latín vulgar, Madrid, Gredos, 1975, pp. 255-256.

[11] R. Menéndez Pidal, Orígenes del Español, Madrid, Espasa-Calpe, 1979,9ª ed. pp. 376-7.

[12] R. Menéndez Pidal, Orígenes del Español, Madrid, Espasa-Calpe, 1979,9ª ed. pp. 376-7.

[13] A. Narbona, «Finales y Finalidad», cit., p. 533.

[14] O. Mori, Frases Infinitivas Preposicionales en la zona significativa causal, Tubinga, 1980, p. 50.

[15] M. Bassols de Climent, Sintaxis Latina, Madrid, CSIC, 1976, vol. II, p. 196.

[16] R. Lapesa, Historia de la Lengua Española, Madrid, Gredos, 1980, p. 218.

[17] A. Narbona, Las proposiciones consecutivas en español medieval, Granada, 1978, pp. 187, n. 60, 326-7, 332-3.

[18] Sobre la polivalencia de las conjunciones en español medieval véase R. Lapesa, op. cit., p. 154

[19] Cfr. nuestro estudio, Las expresiones causativas en las obras de Berceo, pp. 85-6.

[20] A. Narbona, Las proposiciones consecutivas, p. 187, n. 60.

[21] J. Mondéjar, «La expresión de la condicionalidad en español» RFE, XLIX, 1966, p. 237.

[22] Para la historia y usos del adverbio pronominal INDE puede verse F. Hanssen, Gramática Histórica,' parr. 67 y 624; R. Menéndez Pidal, Orígenes del español, ed. ciL, p. 345, y A. Badía Margara Los complementos pronominalo-adverbiales derivados de IBI e INDE en la Península Ibérica, Madrid, 1947.

[23] Cfr. nuestro estudio ya citado, p. 85.

[24] Expresiones similares «por mor de», «por temor que», «con gana de», etc. en sentido causal, pueden verse en nuestra obra pp. 87 y 88.

[25] Cfr. H. Keniston, The Syntax of castilian prose. The sixteenth century, Chicago, 1937, pan. 29 y 464.

[26] A. Narbona, «Finales y finalidad» art. cit., p. 534.

[27] En el Poema del Cid encontramos un verso que dice:

                                      «Saludavos mió Çid allá onde elle está» (v. 1398).

[28] Más detalles pueden verse en nuestro libro, p. 90.

[29] W. Meyer-Lübke, Grammaire des langues romanes, ed. cit, pp. 638 y 664.

[30] F. Hanssen, Gramática Histórica, ed. cit, pp. 278-279.

[31] La denominación de «verbos traslativos» la recoge Olga Mori del prof. E. Coseriu en Curso sobre "Funktionelle Grammatik der romanischen Sprachen». Univ. de Tübingen, SS 1965; cit. en el estudio de O. Mori, Frases Infinitivas Preposicionales, ed. cit., p. 48.

[32] Cfr. T. Riiho, POR y PARA. Estudio sobre los orígenes y la evolución de una oposición prepositiva iberorrománica, Helsinki, 1979, pp. 190-203 especialmente.

[33] Cit. A. Narbona, «Art. Cit», p. 532.

 

 

 

SOBRE LA EXPRESIÓN DE FINALIDAD
EN LA OBRA DE BERCEO

 

 

Mª. FÁTIMA CARRERA DE LA RED
Universidad de Cantabria  
 

Anuario de estudios filológicos, ISSN 0210-8178,
Vol. 12, 1989, pags. 39-66