Iglesia románica de San Pantaleón de Losa (Burgos). Capiteles de la portada que representan posiblemente escenas del Diluvio

 

 

 


 

RESUMEN:

A través del estudio comparativo del vocabulario y los sintagmas utilizados en la descripción del motivo recurrente de la tempestad y el naufragio en tres obras del mester de clerecía del siglo XIII, se efectúa un replanteamiento de la cronología de estas obras.

PALABRAS CLAVE:

Mester de clerecía, Milagros de Nuestra Señora, Libro de Apolonio, Libro de Alexandre, Tempestad, Naufragio.

 

 

ABSTRACT:

Through the comparative study of the vocabulary and the syntagmata used in the description of the recurrent motif of the storm and the shipwreck in three works of the mester de clerecía (XIII century), the problem of the chronology of these works is raised again.

KEYWORDS:

Mester de clerecía, Milagros de Nuestra Señora, Libro de Apolonio, Libro de Alexandre, Storm, Shipwreck.

 

 

 

La existencia de préstamos de fórmulas y tópicos entre los poemas castellanos compuestos en cuaderna vía durante el siglo XIII, es una de sus características, la cual ha sido suficientemente remarcada por los investigadores.[1]

Una comparación del vocabulario y los sintagmas usados en la descripción de tempestades y naufragios por Gonzalo de Berceo en el relato del milagro XXII, titulado «El romero naufragado», de su obra Milagros de Nuestra Señora y por los respectivos autores del Libro de Apolonio y del Libro de Alexandre, pone en evidencia estos préstamos y abre una interrogante acerca de quién fue el primer autor que utilizó este motivo en castellano y quiénes fueron los seguidores. O sea que lleva a replantearse la difícil cuestión de la cronología de estas obras.

Es necesario ver, pues, los fragmentos relativos a tempestades y naufragios en los tres textos mencionados.

 

                    MILAGROS [2]

 

metiéronse ennas naves pora Acre passar,

si el Padre del Cielo los quisiesse guiar. 588cd

 

Ovieron vientos bonos luego de la entrada,

oraje muy sabroso, toda la mar pagada;

avién grand alegría la alegre mesnada:

con tal tiempo aína avrién la mar passada. 589

 

Avién buena partida de la mar travessada,

que la avrién aína a l’otra part passada,

mas tóvolis su fado una mala celada,

fo la grand alegría en tristicia tornada. 590

 

Movióse la tempesta, una oriella brava,

desarró el maestro que la nave guïava;

nin a sí nin a otri nul consejo non dava,

toda su maestría non valié una hava. 591

 

Cuntiólis otra cosa, otra grand ocasión:

rompióselis la nave yuso en el fondón:

vedién entrar grand agua, rompié cada rencón.

avié a ir la cosa toda a perdición. 592

 

Abés podrié seer media ora complida,

quísolo Dios sofrir, fo la nave somida;

de la turma que era entro remanecida,

por medicina una non escapó a vida. 596

 

 

         LIBRO DE APOLONIO.[3]

 

Ouieron en fuerte punto las naues ha partir,

avién vientos derechos, façiénles bien correr, 106ab

 

El mar, que nunqua touo leyaltat ni belmez,

cámiase priuado t ensányase rafez,

suele dar mala çaga, más negra que la pez:

el rey Apolonio cayó en essa vez. 107

 

Quando tenién dos horas, abez auìan andado,

boluiéronse los vientos, el mar fue conturbado,

nadauan las arenas, el çiello leuantando,

non auié hí marinero que non fuese conturbado. 108

 

Non les valién las áncoras, que non podién trauar,

los que eran maestros non podién gouernar;

alçáuanse las naues, querìanse trastornar,

tanto que ellos mismos non se sabién conseiar. 109

 

Cuytóles la tempesta t el mal temporal,

perdieron el conseio t el gouierno capdal,

los árboles de medio todos fueron a mal, 110abc

 

Ca como Dios quiso houo la cosa de seyer,

ouiéronse las naves todas a pereçer,

de los omnes nenguno non pudo estorçer,

fueras el rey solo que quiso Dios valer. 111

 

                            ***

 

Los vientos por las lágrimas non querìan estar,

acuytaron las naues, fiziéronlas andar,

así que las houieron atanto de alongar

que ya non las podìan de tierra deuisar. 263

 

Auién vientos derechos quales a Dios pidién,

las ondas más pagadas estar non podién,

todos ha Apolonio meiorar le querién

los tuertos t los danyos que fecho le auién. 264

 

Atal era el mar como carrera llana,

todos eran alegres, toda su casa sana,

alegre Apolonio, alegre Luçiana,

non sabién que del gozo cuyta es su ermana. 265

 

Auìan de la marina gran partida andada,

podién auer aýna la mar atrauesada,

tóuoles la ventura huna mala çellada,

qual nunca fue ha omnes otra peyor echada. 266

 

                            ***

 

Fueron luego las áncoras a las naues tiradas,

los rimos aguisados, las velas enfestadas;

tenién viento bueno, las ondas bien pagadas,

fueron de la ribera aýna alongadas. 453

 

Bien la media carrera o más hauién andada,

auìan sabrosos vientos, la mar iazié pagada,

fue en poco de rato toda la cosa camiada,

tollióles la carrera que tenién començada. 454

 

De guisa fue rebuelta tyrada la mar,

que non auién nengún conseio de guiar;

el poder del gouernyo houiéronlo ha desemparar

non cuydaron ningunos de la muerte escapar. 455

 

Prísolos la tempesta t el mal temporal,

sacólos de caminos el orage mortal,

echólos su uentura t el Rey Espiritual 456abc

 

 

           LIBRO DE ALEXANDRE .[4]

 

Entraron por las naves, pensaron de andar,

el mar era pagado, non podié mejorar,

los vientos non podién más derechos estar,

ivan e non sabién escontra quál lugar. 2297

 

Aguisaron sus piértegas bien derechas e sanas,

descogieron las áncoras, alçaron las ventanas;

eran con el buen viento las naves muy livianas,

las gentes por el tiempo teniénse por loçanas. 2298

 

Fueron a poca d’ora en alta mar entrados,

andudieron grant tiempo radíos e errados;

eran los marineros fierament embargados,

ca non sabién guïar do non eran usados. 2299

 

Como rafez se suelen los vientos demudar,

camióse el orage, ensañose la mar;

enpeçaron las ondas a premir e alçar,

non las podiá el rey por armas amansar. 2300

 

Quando ivan las naves más adentro entrando,

ívanse los peligros tanto más embargando;

«Señor» -dizián las gentes-, «tanto irás buscando

que lo que te dixiemos irlo as ensayando». 2301

 

Todos estos peligros non los podián domar,

non se querié por ellos repentir nin tornar;

fizo Dïos grant cosa en tal omne crïar,

que non lo podián ondas iradas espantar. 2302

 

Passó muchas tempestas con su mala porfidia,

que las nuves avién e los vientos enbidia;

dizién los marineros cómol fincarié India,

a esta cosa mala que con las mares lidia. 2303

 

Ulixes en diez años que andudo errado,

non vió más peligros nin fue más ensayado;

pero quando fue fecho e todo delivrado,

ixió como caboso el rey aventurado. 2304

 

En una primera lectura de estos fragmentos se puede comprobar que en los tres textos los navegantes parten alegres y que se hace especial referencia a que había buenos vientos y que el mar estaba tranquilo. El relato continúa remarcando que las naves en poco tiempo se encuentran en alta mar y han recorrido la mitad del trayecto cuando repentinamente cambian los vientos y el oleaje, por lo que el mar se torna embravecido. Los capitanes pierden el control de las naves y deviene el naufragio en dos de los casos: Milagros y Apolonio, mientras que en el tercero, la porfía del rey Alexandre logra superar los peligros. La mención al cumplimiento de la voluntad de Dios se encuentra presente en los tres textos.

El vocabulario y los sintagmas utilizados por los tres poetas[5] para describir estos hechos, según el orden narrativo establecido, son los siguientes:

 

1)  Alegría de los navegantes al partir:

 

avién grand alegría la alegre mesnada, 589c Milagros

 

todos eran alegres, toda su casa sana,

alegre Apolonio, alegre Luçiana, 265bc Apolonio

 

las gentes por el tiempo teniénse por loganas, 2298 Alexandre

 

 

2)  Buen tiempo:

 

Ovieron vientos bonos luego de la entrada,

oraje muy sabroso, toda la mar pagada; 589ab Milagros

 

avién vientos derechos, façiénles bien correr, 106b Apolonio

 

Auién vientos derechos quales a Dios pidién,

las ondas más pagadas estar non podién, 264ab Apolonio

 

Atal era el mar como carrera llana, 265a Apolonio

 

tenién viento bueno, las ondas bien pagadas, 453c Apolonio

 

auian sabrosos vientos, la mar iazié pagada, 454b Apolonio

 

el mar era pagado, non podié mejorar,

los vientos non podién más derechos estar, 2297bc Alexandre

 

eran con el buen viento las naves muy livianas, 2298c Alexandre

 

 

3)  Rapidez del viaje:

 

con tal tiempo aína avrién la mar passada. 589d Milagros

 

Avién buena partida de la mar travessada,

que la avrién aína a l'otra part passada, 590ab Milagros

 

Auian de la marina gran partida andada,

podién auer ayna la mar atrauesada, 266ab Apolonio

 

Bien la media carrera o más hauién andada, 454a Apolonio

 

Fueron a poca d'ora en alta mar entrados, 2299a Alexandre

 

 

4)  Cambio del tiempo:

 

Movióse la tempesta, una oriella brava, 591a Milagros

 

El mar, que nunqua touo leyaltat ni belmez,

cámiase priuado t ensányase rafez, 107ab Apolonio

 

boluiéronse los vientos, el mar fue conturbado,

nadauan las arenas, el çiello leuantando, 108bc Apolonio

 

Cuytóles la tempesta t el mal temporal, 110a Apolonio

 

fue en poco de rato toda la cosa camiada, 454c Apolonio

 

De guisa fue rebuelta t yrada la mar, 455a Apolonio

 

Prísolos la tempesta t el mal temporal,

sacólos de caminos el orage mortal, 456ab Apolonio

 

Como rafez se suelen los vientos demudar,

camióse el orage, ensañose la mar;

enpeçaron las ondas a premir e alçar, 2300abc Alexandre

 

 

5)  Desconcierto de la tripulación:

 

desarró el maestro que la nave guiava;

nin a sí nin a otri nul consejo non dava,

toda su maestría non valié una hava, 591bcd Milagros

 

non auié hí marinero que non fuese conturbado, 108d Apolonio

 

Non les valién las áncoras, que non podién trauar,

los que eran maestros non podién gouernar;

alçáuanse las naues, querianse trastornar,

tanto que ellos mismos non se sabién conseiar. 109 Apolonio

 

perdieron el conseio t el gouierno capdal, 110b Apolonio

 

que non auién nengún conseio de guiar;

el poder del gouernyo houiéronlo ha desemparar, 455bc Apolonio

 

andudieron grant tiempo radíos e errados;

eran los marineros fierament embargados,

ca non sabién gu'ar do non eran usados. 2299bcd Alexandre

 

«Señor» -dizián las gentes-, «tanto irás buscando

que lo que te dixiemos irlo as ensayando». 2301cd Alexandre

 

 

6)  Naufragio:

 

rompióselis la nave yuso en el fondón:

vedién entrar grand agua, rompié cada rencón.

avié a ir la cosa toda a perdición. 592bcd Milagros

 

Abés podrié seer media ora complida,

[...] , fo la nave somida;

de la turma que era entro remanecida,

por medicina una non escapó a vida. 596 Milagros

 

los árboles de medio todos fueron a mal, 110c Apolonio

 

ouiéronse las naves todas a pereçer,

de los omnes nenguno non pudo estorçer,

fueras el rey solo [...] 111bcd Apolonio

 

 

7)  Cumplimiento de la voluntad divina:

 

si el Padre del Cielo los quisiesse guiar, 588d Milagros

 

quísolo Dios sofrir, 596b Milagros

 

Ca como Dios quiso houo la cosa de seyer,

[...] que quiso Dios valer. 111ad Apolonio

 

echólos su uentura t el Rey Espiritual, 456c Apolonio

 

fizo Dïos grant cosa en tal omne crïar, 2302c Alexandre

 

Para poder determinar el grado de originalidad en el vocabulario utilizado por estos poetas, en la descripción del motivo aquí estudiado, es necesario analizar las fuentes que les sirvieron para la creación de sus respectivas obras.

En el caso de Berceo, según Michael Gerli, su fuente para los Milagros fue «una compilación de veintiocho historias escritas en prosa latina» muy parecida al manuscrito Thot 128 de la Biblioteca Real de Copenhague.[6] En el texto latino la descripción del naufragio es lacónica y no se hace mención a una tempestad, sino que el naufragio se produce por una grieta en el fondo de la nave.

«Erat navis in medio maris Mediterranei peregrinis onusta quorum devocio gracia oracionum partes Iherosolimitanas adhibat. Hii ergo cum prospero cursu maris multa percurrissent spacia, sensit nauta subito navem inferius hiare, aquas irrupere, subvenire nullatenus posse, presentem omnibus mortem adesse.»[7]

 

Parece difícil que Berceo se haya inspirado sólo en este fragmento para hacer su descripción de una tormenta y un naufragio.

La fuente del Libro de Apolonio fue un texto en latín perteneciente a la tradición que mezclaba las versiones conocidas como RA y RB de la Historia Apollonii Regis Tyri, en la que predominaba el relato de la versión más antigua, es decir la RA.[8]

«Deducitur itaque Apollonius cum ingenti honore ad nauem et ualedicens hominibus ascendit ratem. Qui dum nauigaret, intra duas horas diei mutata est pelagi fides.

 

Certa non certis cecidere...

Concita tempestas rutilans inluminat urbem.

Eulus imbrifero...turbata procellis

corripit arma. Nothus...clipeo...caligire ratis

scindit...omnis...latus pelagi...reuolumine murmurat...

Auster...

Voluitur hinc Borreas nec iam mare sufficit Euro,

et freta disturbata sibi...inuoluit harena...

...et totum reuocant a cardine pontum.

Omnia miscentur. Pulsat mare sidera, celum.

In sese glomaratur hiems pariterque morantur

nubila, grando, niues, Zephiri, freta, fulgida, nimbi.

Flamma uolat uento, mugit mare conturbatum.

Hinc Nothus, hinc Borreas, hinc Affricus orridus instat.

Ipse tridente suo Neptunnus spargit harenas.

Triton terribilis cornu cantabat in undis.

 

Tunc unusquisque sibi rapuit tabulas, morsque nuntiatur. In illa uero caligine tempestatis omnes perierunt.» (11-12).

 

"Apollonius uero ascendit naues cum multa familia multoque apparatu atque copia, et flante uento certum inter nauigant. Qui dum per aliquantos dies totidemque noctes Austris uentorum flatibus impio pellago detinerentur,..." (25).

 

«Qui dum prosperis uentis nauigat, subito mutata est pelagi fides. Per diuersa discrimina maris iactantur; omnibus dominum rogantibus... » (39).

 

Es indudable que el autor del Libro de Apolonio fue un buen traductor y además recreador del texto latino que le sirvió de base.[9] Son varios los sintagmas traducidos del latín con cierta libertad, claro está: 'uentis prosperis' (versión RB), 'mutata est pelagi fides', 'concita tempestas', 'turbata procellis', 'inuoluit harena', 'uolant uento', mugit mare conturbatum', 'spargit harenas', 'omnes perierunt' (11-12), 'flante uento certum', 'uentorum flatibus', 'impio pellago', 'alto uento' (versión RB), 'uariis uentorum' (versión RB) (25), 'properis uentis nauigat', 'subito mutata est pelagi fides' (39).

Sin embargo en el Apolonio hay otros sintagmas que no parecen proceder del texto latino, pero que se encuentran en el milagro XXII de Berceo y en el Libro de Alexandre. En concreto, son los siguientes:

 

 

       Milagros                                           Apolonio                                               Alexandre

 

orage muy sabroso 589                      sabrosos vientos 454                                       ——

 

                                                        orage mortal 456

 

la mar pagada 589                             la mar pagada 454                                    el mar pagado 2297

                                                        las ondas pagadas 264, 453

 

la alegre mesnada 589                       todos alegres 265                                     las gentes loçanas 2298

                                                        alegre Apolonio, alegre Luçiana 265

la mar passada 589                           la marina andada 266                                       ——

la mar travessada 590                        la mar atrauesada 266

l‘otra part passada 590                       la carrera andada 454

consejo non dava 591                         non se sabién conseiar 109                        non sabién guiar 2299

                                                        perdieron el conseio 110

                                                        nengún conseio de guiar 455                         


 

su maestría non valié 591                  los maestros non podién gouernar 109               ——

 

non escapó a vida 596                      de la muerte escapar 455                                  ——


 

 

El Libro de Alexandre tuvo por principal fuente el relato latino Alexandreis de Gautier de Chátillon y como fuentes secundarias el Roman d'Alexandre, la Historia de Preliis y la Ilias latina, entre otros.[10]

En el Alexandreis[11] sólo se encontran los siguientes versos referentes al tema tratado:

 

Oceanum decimus audaci classe fatigat.

Infernum Natura Chaos ciuesque Iehennae

Conquestu monitisque mouet. redit equore Magnus

Occeani domito, mirandaque pectore uersans

Occiduum bellis proponit frangere mundum 5

Nauigiumque parat. sed territus orbis in unum

Confluit et misso ueneratur munere Magnum.

…(Capitula Decimi Libri)

 

Sydereos fluctus et amicum nauibus amnem

Prebuerat Zephirus, et iam statione soluta

Longius impulerat acclinis nauita classem,

Ignarus quo tendat iter uel quam procul absit

Hactenus Oceani populis incognitus amnis. 5

(Decimus Liber)

 

Al igual que Berceo, tampoco el autor del Libro de Alexandre parece haberse inspirado sólo en su fuente latina. Es más, agrega la cuaderna 2299 que hace una muy breve descripción de una tormenta con el solo fin de resaltar la porfía del rey. En esta cuaderna el vocabulario usado recuerda también el del Libro de Apolonio.

A nuestro juicio, cuando Berceo se dispuso a escribir el milagro del romero naufragado debió de haber encontrado muy parco el relato de su fuente latina («leemos un miraclo de la su santidat» dice en el verso 586a) y, para dar más emoción e intensidad a su relato, decidió agregar unas estrofas acerca de una tempestad no mencionada en su fuente, con lo cual él mismo se aparta de «la verdat» (586c) del relato del obispo protagonista de los hechos que «assín como lo vío, assín lo escribió,/ non menguó d'ello nada, nada non ennadió» (587ab). Falta poco grave la del clérigo, pues en nada afecta al milagro en sí y, por otro lado, cumple con el precepto más valioso de la poética medieval, la amplificatio. Las cuadernas 589, 590 y 591 son, pues, un agregado de Berceo y ello queda claro además en el mismo relato, puesto que en la estrofa siguiente, cuando Berceo retoma su fuente, deja constancia de que «cuntiolis otra cosa, otra grand ocasión» (592a). Es muy probable que Gonzalo conociese la historia del rey Apolonio a través de algún texto en latín; han quedado suficientes pruebas de la difusión que había alcanzado en el siglo XIII esta historia en los reinos cristianos de la península Ibérica.[12] Sin embargo, prácticamente cada verso de estas 3 cuadernas tiene su paralelo más o menos parecido en el Apolonio y en menor grado en el Alexandre, como ya se ha visto.

Lo mismo debe de haber ocurrido en el caso del Alexandre. El autor recurrió a la ampliación para lograr sus fines.

A la pregunta quién debió de haber sido el original creador de los sintagmas en castellano para describir alegres partidas, rápidos trayectos, súbitos cambios de tiempo, tormentas y naufragios en los poemas del mester de clarecía, nos inclinamos a pensar que debió de haber sido el clérigo autor del Libro de Apolonio, porque:

1)  El motivo de la tormenta y el naufragio es de singular importancia en el Apolonio,

     repitiéndose la tormenta en tres oportunidades, con la consiguiente repetición de los mismos sintagmas.

2)  El autor del Apolonio es el más fiel a su fuente latina, de la cual traduce.

3)  Los otros dos autores utilizan el motivo de la tormenta como amplificatio a la narración latina que les sirvió de fuente.

 

Sabido es que los Milagros fueron una obra de larga elaboración, puesto que se deduce de la misma que Berceo comenzó a escribirla antes de 1246 y que aún trabajaba en ella luego de 1252.[13] Una fecha posterior a 1252 para la creación del Libro de Apolonio, a nuestro entender, sería demasiado tardía. Las fechas propuestas para esta obra van del primer tercio del siglo XIII (C. Alvar) a la más tardía de 1260 (M. Alvar), pasando por 1240 (C. Monedero y A. Gómez Moreno) y 1250 (D. Corbella).[14]

Según Brian Dutton existen ciertas evidencias de que Berceo haya estudiado en la Universidad de Palencia entre 1221 y 1228.[15] Es nuestra opinión que el clérigo autor del Libro de Apolonio también estuvo vinculado a la primera universidad de la península ibérica como estudiante y quizá como profesor y que compuso su poema antes de 1230.[16]

También el autor del Alexandre debió de estar vinculado a la Universidad palentina, si hemos de seguir la teoría planteada por Isabel Uría Maqua, respecto a que ésta debió de ser el centro de propagación de la cuaderna vía en la península Ibérica.[17] La fecha de composición de este poema, a pesar de que tampoco ha sido totalmente determinada, se sitúa en la primera mitad del siglo XIII.[18]

Por lo expuesto, no parece imposible que tanto Gonzalo de Berceo como el autor del Libro de Alexandre se hayan inspirado en el Libro de Apolonio para componer sus cuadernas acerca de una tormenta y un naufragio, en el primer caso, y sólo de una tormenta en el segundo.


 

 

Notas

[1] Ver A.D. Deyermond, La Edad Media en Historia de la literatura española 1 (Barcelona: Ariel, 1994) 109 y Carlos Alvar - Ángel Gómez Moreno, La poesía épica y de clerecía medievales (Madrid: Taurus, 1988) 84-85.

[2]  Edición de Michael Gerli, Milagros de Nuestra Señora, de Gonzalo de Berceo (Madrid: Cátedra, 1995).

[3]  Edición de Dolores Corbella, Libro de Apolonio (Madrid: Cátedra, 1992).

[4]  Edición de Jesús Cañas, Libro de Alexandre (Madrid: Cátedra, 1995).

[5] Siempre y cuando no se admita a Gonzalo de Berceo como autor del Libro de Alexandre, tal cual aparece en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de París. Ver J. Cañas, op. cit. 15-24.

[6] Op. cit. 26.

[7] M Gerli, op. cit. 249.

[8] Ver Carmen Monedero, Edición, introdución y notas de, Libro de Apolonio (Madrid: Clásicos Castalia, 1987) 21­25 y G.A.A. Kortekaas, Prolegomena, text edition of the two principal latin recensions, bibliography, indices and appendices, Historia Apollonii Regis Tyri (Groningen: Bouma's Boekhuis bv, 1984).

[9] Ver Manuel Alvar, Estudios, Ediciones, Concordancias de, Libro de Apolonio (Valencia: Editorial Castalia, 1976) I, 174.

[10] Ver J. Cañas, op. cit., 31-34.

[11] Edición de Marvin L. Colker, Galteri de Castellione Alexandreis (Padova: Editrice Antenore, 1978) 252-253.

[12] Ver Carlos Alvar, «De Samaria a Tiro. Navegaciones de Apolonio en el siglo XIII,» Bulletin Hispanique 93 (1991) 5-12.

[13] Respecto a la cronología de las obras de Gonzalo de Berceo, ver Brian Dutton, «A Chronology of the Works of Gonzalo de Berceo,» Medieval Hispanic Studies Presented to Rita Hamilton, ed. A.D. Deyermond (Londres: Tamasis, 1976) 67-76 y F. Weber de Kurlat, «Notas para la cronología y composición literaria de las Vidas de Santos de Berceo,» Nueva Revista de Filología Hispánica 15 (1961) 113-130.

[14] C. Alvar, op. cit., 12, M. Alvar, op. cit., 79 y 96, C. Monedero, op. cit., 15, C. Alvar-A. Gómez Moreno, op. cit., 111, D. Corbella, op. cit., 13.

[15] B. Dutton, op. cit., 67.

[16] Respecto a la vinculación del autor del Libro de Aplonio al ambiente de la universidad ver Alan Deyermond, «Emoción y ética en el Libro de Apolonio,» Vox Romanica 48 (1989) 164. En nuestra tesis doctoral inédita «Estudio comparativo histórico-filológico del Libro de Apolonio y del Relato del muy sufrido Apolonio de Tiro» sostenemos que el motivo definitivo de la creación del Libro de Apolonio fue solicitar de la audiencia/lector el pago de los diezmos que ayudarían económicamente al mantenimiento de la Universidad de Palencia.

[17] Isabel Uría Maqua, "Sobre la unidad del mester de clerecía del siglo XIII. Hacia un replanteamiento de la cuestión". En Actas de las III jornadas de estudios berceanos (Logroño: Servicio de Cultura de la Excma. Diputación Provincial, 1981) 179-188.

[18] Ver Jesús Cañas op. cit., 24-31.

 

 

 

 

 

Tempestades y naufragios en los poemas narrativos
del siglo xiii español

 

 

 

Carlos Crida Álvarez
Universidad de Atenas

MONTEAGVDO     3ª Época - N° 6. 2001 - Págs. 81-94.