El Libro de Buen Amor a la luz de los textos romances en cuaderna vía. Nuevas claves para su interpretación,GONZÁLEZ-BLANCO GARCÍA - BIBLIOTECA GONZALO DE BERCEO

 

 

 

 

 

            El Libro de Buen Amor de Juan Ruiz es una obra extraordinaria que, a pesar de estar compuesta en cuaderna vía, difiere del resto de los poemas castellanos en tetrásticos de alejandrinos en muchos aspectos, pues rompe los moldes métricos, estructurales, estilísticos y temáticos que suelen utilizarse para definir los poemas compuestos en dicha estrofa.

            El carácter lúdico, paródico o satírico de determinados pasajes de este poema ha provocado que la crítica haya puesto en relación a su autor con la poesía goliárdica latina y de los clerici vagantes, así como con otras fuentes de diversa procedencia, destacando en este sentido su carácter único y diferente respecto a los poemas narrativos castellanos[2]. Sin embargo, pocas son las referencias y los estudios[3] que se han hecho sobre otros textos romances en tetrásticos monorrimos de versos alejandrinos, hasta hace poco tiempo apenas conocidos, cuyos temas y tonos presentan notables paralelos con la obra de Juan Ruiz. Todos estos poemas están compuestos parcial o totalmente en tetrásticos y comparten las características métricas de nuestra cuaderna castellana: versos de tipo largo narrativo, agrupados en estrofas de cuatro versos con rima consonante y divididos en dos hemistiquios con cesura intermedia y acento en cada una de las sextas sílabas. El respeto a la dialefa y el espíritu didáctico-moralizante que impregna este tipo de estrofa lo comparten también con nuestra cuaderna castellana[4].

            Pues bien, vamos a centrarnos en tres aspectos que hemos encontrado tras analizar estos poemas y que consideramos relevantes para enriquecer el estudio comparativo con el Libro de Buen Amor. Dividiremos nuestra clasificación en tres grupos: los poemas de tema goliárdico, los misóginos o relacionados con el género femenino y los de tema lírico o amoroso.

 

 

 

 

1. Tema goliárdico

 

            En la literatura francesa medieval encontramos varios testimonios que resultan significativos a este respecto, y que reúnen elementos y motivos susceptibles  de ser comparados con los que aparecen en la obra de Juan Ruiz. Todos estos poemas están compuestos íntegramente en tetrásticos monorrimos de versos alejandrinos. 

            En la primera mitad del siglo XIII destaca el poema Le Dit de Niceroles de Clerc de Vaudoy[5], que ofrece un testimonio importante de la existencia miserable de los juglares que vivían dedicados a los dados y al vino. Con el motivo central de la vida del poeta en Niceroles, va haciendo un recorrido por las estaciones del año y repitiendo a modo de estribillo “j’entrai en Niceroles”, como marco que engloba toda su narración de costumbres en un tono goliardesco y satírico. El recorrido a través de la temporalidad, así como la descripción de costumbres y la continua satirización de las mismas recuerda en repetidas ocasiones las palabras de nuestro Arcipreste.

 

J'entrai en Niceroles,       ne sai que vous en mente,

Je n'i oi pas esté        .XXV. jors ne .XXX.

Qant dedenz Niceroles        m'assist-on bone rente.

12        Moult tres bien m'i connui,        quar g'i mismoult m'entente,

 

J'entrai en Niceroles        par le jeu de hasart :

Quant j'oi tout despendu       & l'en me dist musart ,

Se l’éusse juré,        s'éusse je ma part

18        Des granz biens de l'eiglise        mon seignor saint Nissart,

 

Monseignor saint Nissart        si est la mestre yglise

Qui siet en Niceroles,        où j'ai ma rente assise;

Et se n'i a chanoine       qui ne soit en chemise

20        Et nus piés en yver,       quant cort la froide bise,

 

 

            De este mismo autor también se conserva un poema incompleto titulado Dit d’Amour[6]. En ellos, la propia caricatura que hace de sí mismo el autor, que se describe como un clérigo, cuya identidad nos resulta desconocida, pero de rasgos que evocan constantemente a los clerici vagantes del Medievo latino.

            En similar fecha se componen textos muy curiosos, como el anónimo desconocido copiado en un manuscrito misceláneo que comienza Seignor, volez oir de patre decio[7], poema típicamente goliárdico sobre los placeres de la taberna que combina en sus hemistiquios una mezcla de latín y francés formando perfectos alejandrinos.

 

            Seignor, volez oir       de patre decio

            comment mal atornez       suo judicio;

            plus mal asez costet       vini potatio

4          Quam Aristotelis       aequivocatio.

 

Monta sumus en hault,      in quedam solio,

Pour mangier a escot      de grandi pretio.

Entre nous descendit       de vino quaestio.

8          Qui nous y amena?       Frequens potatio.

 

Dixerunt socii : Bel       hoste, aportez vin :

Jam superveniet       qui bien en fera fin,

Vel de pelliciis ou       de hons draps de lin,

12        Quidquid expendemus        nous rendrons te matin.

 

Este sistema macarrónico o glosado se extiende hasta finales de la misma centuria y comienzos de la siguiente en textos como Des fames, des déz et de la taverne[8], cuyo tema, también goliárdico, se centra en una apelación a gozar de la vida, la taberna, las mujeres y el vino, puesto que todo es breve y todo transitorio. En este caso, las estrofas están formadas por seis versos alejandrinos bilingües rematados por un verso puramente latino, que suele ser un hexámetro o pentámetro.

En lo que a la temática respecta, aunque este poema y el anterior comparten rasgos con el Libro de Buen Amor se asemejan más en sus ideales a la vida goliardesca retratada en los poemas mediolatinos. La forma utilizada sí recuerda, en cambio, al Arcipreste en aquellos pasajes de su obra (como la descripción de las horas canónicas) en que ambas lenguas, latín y romance, aparecen intercaladas con una finalidad eminentemente paródica.

 

            Je mainne bonne vie        semper quantum possum.

Li taverniers m'apele,       je di: « Ecce assum ».

A desprendre le mien        semper paratus sum

4          Cant je pens en mon cuer        et meditatus sum :

            Eger dives habet nummos, se non habet ipsum.

 

            Femes, dez et taverne        trop libenter colo

Juer apres mengier        cum deciis volo .

Et bien sai que li dé        non sunt sine dolo.

12        Una vice m'en plaing,       une autre fois m’an lo :

           Omnia sunt hominum tenui pendentia filo

 

            La cuaderna vía aparece por otro lado al inicio de una de las primeras obras del teatro profano francés: Le Jeu de la Feuillée de Adam de la Halle[9], que hace un retrato carnavalesco de la vida de Arras en el que se mezcla la sátira de tipos tradicionales con un retrato social pormenorizado. La introducción en teatrásticos a esta obra expone, de forma solemne la oposición entre clergie y amour, entre sagesse y folie o enchantement. Ligada a esta obra, se conserva la pieza dramática un poco posterior Li Jus du Pélérin[10], que combina octosílabos y tetrásticos de alejandrinos para caracterizar, bajo el disfraz de peregrino a Adam de la Halle, al que califica como clérigo elegante y fino. De nuevo, la figura del clérigo-amante-peregrino nos vuelve a evocar el pasaje de las Serranas del Arcipreste.

 

Or pais, or pais, segnieur,        et a moi entendés : 

Nouveles vous dirais,       s’un petit atendés,

Par cois trestous li pires       de vous iert amendés.

4          Or vous taisiés tout coit,       si ne reprendés.

 

            Segnieur, pelerins sui,        si ai alé maint pas

            Par viles, par castiaus,       par chités, par trespás,

            S’aroie bien mestier       que je fusse a repas,

8          Car n’ai mie par tout       mout bien trouvé mes pas.

 

            A mediados del siglo XIII encontramos Du plait Renart de Dammartin contre Vairon son roncin[11], un poema abiertamente cómico que parodia sin paliativos el manido y tan frecuentemente utilizado esquema de los poemas de debate. En este caso se trata de un diálogo entre Renart y su caballo Vairon, en que el caballo, con tono muy serio, lo que hace aún más jocoso su efecto, recrimina a su dueño el mal trato que le inflige. Éste, a su vez, se justifica por las malas mañas y muchos años del caballo, a lo que el animal responde que prescinda de él, cosa que evidentemente el amo no puede hacer. Esta comicidad e inversión paródica nos hacen evocar constantemente pasajes del Libro de Buen Amor.

 

Oiez une tencon      qui fu fete piéçà

Mise fu en escrit      du tens de lors ençà.

Renart de Dant Martin       à son roncin tença,

4          Et son roncin à lui,      mès Renars commença.

 

Vairon avoit à non       cel roncin que je di,

Quant à lui ramposner       son seignor entendi ,

Et Vairon autressi       ramposne li rendi,

8          Que débonéreté       nule ne respondi.

 

Ne Vairon ne li sires,       nus de ces deus n'ert sains.

Vairon fu foible ès jambes,       de ce valoit-il maios.

Et li sires crolloit      de la teste et des rains;

12        Toutes eures parla       li sires premerains.

 

«Vairon, que ferai-je       puisque vous méhaigniez?

Bien voi que mult par tens      serons desconpaigniez :

Crollant vois de la teste      et vous devers les piez;

16        Quatre en soliez avoir,      or estes à trois piez.

 

En la segunda mitad del siglo XIII destaca el poema Des taboureurs, compuesto por 26 estrofas en cuaderna y atribuido a Rutebeuf[12]. Este “dit” recoge la competencia que deben sufrir los juglares por parte de los trabajadores en el campo, que abandonan sus trabajos con motivo de las fiestas cargados con sus instrumentos campestres, en particular de tambores que hacen un ruido que no puede llamarse música. Los pueblerinos prefieren este tipo de espectáculo al de los juglares; sin embargo, éstos cuentan con la protección de Nuestra Señora, que detesta los ruidos de los tambores y hace muchos milagros para ellos. Este respeto a la Virgen es también un rasgo propio de las obras en tetrásticos castellanos, desde Berceo hasta el Arcipreste, pues tras la sátira y la parodia siempre la devoción mariana se respetará.

 

Merveille est de cest monde        comme torne bouele :

A tort et sans reson       use chose et rebele ,

Quar s'uns bergiers de chans       tabore et chalemele,

4          Plus tost est apelé       que cit qui bien viele.

 

Taboriaus sont mult roides        quant vient en la seson ;

Dui et dui vont aus veilles       et truevent Gauteron.

Li uns prent Amelot,         li autres Margueron :

8          Il en font plus grant noise        qu'en forest boscheron.

 

Et cil qui plus haut fiert       sus la piau du tabor,

Cil garçon s'i assamblent       Richaut et Guinebour,

Perriaus et Guillemos,       li filz Drouin Dufour : 

12        « Cil nous fera la feste       dusqu'au matin au jour.

 

            Sobre el juego de los dados tenemos un curioso testimonio algo más tardío (finales del siglo XIV): Du jeu des déz[13], un poema en 32 tetrásticos que critica el juego de dados y azar mediante una utilización del mismo haciendo juegos con los números. Relata también la historia de un senador romano que buscó su perdición por jugar a los dados y recomienda la fe y la dedicación a Dios como solución más eficaz para vivir una vida gloriosa.

 

Vous qui bien et honneur et les biaus dis amez,

Entendez un petit       ceus qui les biens ont mez:

Je truis souvent de ceus       où li biens est remez,

4          Et si ont affoison       terres et fiez et mez.

 

Li roiaumes abesse       et devient de l'empire;

Li siècles crolt à force       et tout adés empire:

Nus ne va droite voie,       ains tient toujours la pire,

8          Dont li cuers de mon ventre       par mainte fois souspire.

 

Or ai mise m'entente       en matère diverse,

Du décomment fu fait       qui maint preudomme en verse.

Tel si dit biau compains,       joue au dez, boi et verse,

12        Miex venist qu'il béust       à Noion à la verse.

 

En el ámbito italiano la temática goliárdica aparece de forma mucho menos notable que en el caso mediolatino o francés. De temática puramente amorosa destaca uno de los primeros textos italianos compuestos en alejandrinos, aunque no exactamente en tetrásticos, sino en estrofas que combinan tercetos de alejandrinos con pareados endecasilábicos, fórmula, por otra parte, bastante frecuente en Italia durante este período. Se trata del Contrasto de Cielo d’Alcamo[14], que se ha puesto en relación con el género ultrapirenaico provenzal y francés denominado, respectivamente, pastorela o pastourelle, aunque difiere de éste en que no se produce el típico encuentro en el campo entre la pastora y el amante, además de que no hay diferencia social entre ambos protagonistas. El poema lleva hasta el extremo la representación del amor común: un amor en el que el amante no se detiene y está dispuesto a llegar hasta sus últimas consecuencias, describiendo todos sus intentos de conquista con respuesta negativa por parte de la amada, hasta que finalmente es aceptado. Todos sus ruegos siguen una progresión ascendente de oraciones y peticiones[15]. La amada, por su parte, también evoluciona desde el más rotundo rechazo hasta la aceptación del amante, siendo ella misma la que tome la iniciativa[16]. Las andanzas del amante desechado nos traen a la memoria constantemente los fracasos amorosos del Arcipreste.

 

            “Rosa fresca aulentis[s]ima       ch’apari inver’ la state

            le donne ti disiano,       pulzell’ e maritate;

            tragemi d’este focora,       se t’este a bolontate;

            per te non ajo avento notte e dia,

5          penzando pur di voi, madonna mia.”

 

            “Se di meve trabàgliti       follia lo ti fa fare.

            Lo mar potresti arompere,       a veni asemenare,

            l’abere d’esto secolo       tut[t]o quanto asembrare:

            avere me non pòteri a esto monno;

10         avanti li cavelli m’aritonno.”

 

            De comienzos del siglo XIII conservamos una Ballata anónima[17], cuyo tema remite a una antigua canzone da tavola y de bebedores, que por su temática y forma métrica presenta indudable relación con los cantos goliárdicos. El poema canta los poderosos efectos del vino, que es capaz de arrancar árboles de raíz y marear las cabezas de la gente, pero a su vez es símbolo de banquete, alegría y fiesta, con el viejo tópico goliárdico del carpe diem. Se trata de un texto breve que consta de 26 versos alejandrinos con rimas irregulares; en su mayoría son pareados, aunque quedan varios versos sueltos con rima irregular.

 

            “Pur bein del vin, comadre,       e no lo temperare:

            Chè... lo vin è forte       la testa fa scaldare.”

            Giernosen’ le comadre       trambe ad una masone

4          Çercôr de’l vin sottile,       se l’era de sasone:

 

            Bevén cinque barili       et erano desune,

            Et un quartier de retro       per bocca savorare.

            “De questa botezella       plu no ne vendïamo:

8          Mettamo i la cannella,       per nui lo bevïamo.”

 

 

 

 

 

2. La mujer

 

 

La peculiar visión que el Arcipreste de Hita presenta del género femenino –baste recordar su interpretación de las Serranas o episodios como el de Pitas Pajas- no tiene paralelo en los poemas castellanos en cuaderna, carentes, por lo general de crítica misógina o satírica hacia las mujeres. Dichos aspectos sí aparecen, sin embargo, en los tetrásticos de otras lenguas.

En la literatura francesa en cuaderna vía, destaca un poema de la segunda mitad del siglo XIII titulado Chastiemusart[18]. Es un monólogo en 84 estrofas en que el autor se autoplantea las situaciones de su vida y de la vida en general, centrándose en el tema del amor, en el cual no ha sido afortunado y se queja de todas las mujeres que ha encontrado en su camino, describiéndolas y caracterizándolas. Para finalizar, le pide a Dios que aprendan de María Magdalena pero no se muestra muy esperanzado al respecto. La “descripitio puellae” es en este poema negativa, aunque no llega a los extremos de satirización y exageración de nuestro Arcipreste.

 

Que que li autre facent,       de parler ou de taire,

Ge dirai mon plaisir,       à qui doie desplaire;

Quar, ainsi l'ai oï       en proverbe retraire,

4          Por son bon aconplir        doit-l'en folie faire.

 

Seignor, tex est li siècle,       bien le devez savoir :

Li un dient folie        et li autre savoit,

Li uns est toz jors povres        et l'autre plains d'avoir;

8          Mais que que chascuns dient,       ge ne puis riens avoir.

 

L'en tient le povre à fol        et le riche à saige,

Mais d'itant a li povres        .i. mult grant aventaige,

Qu'il puet dire son boen,       si li vient à corage:

12        De trestot le plus cointe        jà n'en plaiera gaige.

 

En la misma época encontramos una obra denominada Évangile aux femmes[19]. El texto es un pequeño poema satírico compuesto por una serie cambiante de cuartetas monorrimas. Todas las estrofas están construidas sobre el mismo modelo: los tres primeros versos exaltan la perfección del sexo femenino, mientras que el cuarto minimiza el efecto creado por ellos mediante una comparación con una imagen que le da la vuelta al sentido con una crítica paródica.

 

            Compaignie de fame       est moult sainte et honeste;

            Nus n’i porroit soffrir        mesaise ne moleste:

            Si seür fet entre eles        mener et geu et feste

            Comme sanz gouvernail           en mer par grant tempeste.

 

 

            El contenido desalienta también a los investigadores. Omer Jodogne afirma que, si bien el lector puede gozar de las comparaciones ad absurdum del último de los versos de cada cuarteta, las afirmaciones de los tres primeros son muy vagas y decepcionantes. En ellas, señala que las mujeres tienen cualidades, son discretas y de buen consejo, pero que hay que cuidarse de ellas, pues son hijas de Eva y encarnación de la lujuria. Todo esto puede vislumbrarse en los versos del poema, aunque no hace ninguna alusión precisa a la coquetería o a la frivolidad de las víctimas. En general se trata de una sátira decente en sus palabras, que parece criticar a lo que queda de feminidad en las beguinas. Jodogne apuesta también por la veracidad del texto contenido en las dos últimas cuartetas, donde se recoge el testimonio de un religioso que se esconde de las piadosas mujeres de Cantimpret, en Mons, a las que la dama Ysabiaus tenía bajo su férula.

 

            Onques nul bien n’ama       qui les fames n’ot chier;

            lor verrtuz et lor graces       font a esmerveillier

            quar on les puet aussi       reprendre et chastoier

12        que l’en porroit la mer      d’un tamis espuiser.

 

            Quiconques trueve en fame        discrecion ne bien,

            dont sache sanz doutance        ce n’est mie du sien,

            més ele se fet sage, humble        et de douz maintien

16        pour couvertement dire :         « Douz amis, ça revient ! »

 

Oiez comme est aaise        et comme a bone vie

            hom qui se fie en fame,       quant ele le chastie ;

            humble comme coulon,       comme lÿon hardie,

20        bien doit estre apelee        J’ai a non faussifie.         

 

            Con una finalidad totalmente contraria al anterior texto, pero también centrado en el género femenino, destaca Le dit des dames de Jehan[20]. Se trata de un alegato a favor de las mujeres, a quienes defiende por nueve razones; y para finalizar, apela a los mandatos bíblicos. Si bien reconoce que los que se ensañan contra dicho sexo tienen sus razones, existen motivos más fuertes para aceptar a las mujeres y amarlas por la descendencia que nos dan y la alegría que nos traen.

 

Jehan a dit et fet       mainte rime nouvele,

Mainte chose jolie       que on dit en viele ;

Or vous dire des dames,       dont la rime est bele ;

4          Quant d'eles mi souvient,       tout le cuer mi sautele.

 

            Je pleure moult souvent       et mes cheveus de tire

Et si sui moult dolens,       au cuer ai moult grant ire,

Quant mon cuer point n'emprent       nus jours bone matire

8          Que feïsse asprement       un biau dit tire à tire.

 

Mes it m'est souvenu       d'uns mos que je savoie :

Amours si est veraie       qui fins amans avoie ;

N'est jone ne chenu       qui ne doie avoir joie ;

12        L'arbre flourist menu       et li pres si verdoie.

 

De la primera mitad del siglo XIV tenemos la sátira anglonormanda Vëez cy solaz de un dame[21]. Se trata de un poema en 17 estrofas que se ocupa de las mujeres; en este caso, describe la rutina de una dama y todas sus actividades de forma exagerada y ridiculizando cada uno de los aspectos de su vida cotidiana.

 

Jeo say un dame       de bone purveaunce,

Si vous assentez       à so ordenaunce,

K’avant la paske florie       vus justerez de launce

4          Par tut en sa graunges       sauns nul desturbaunce.

 

Ele est une dame       ke tret à grant tresor,

Meuz wut un alloube      hou un esperver sor

Ke trente mere berbiz       ho tut lur estor,

8          E plus ad cher un kenet       ke nul vache hou tor.

 

Vous ke avez cheens       dount estes encoumbrez,

Alez à la dame,       si vous allegez ;

Vus ke avez treteueles       ke vendre ne poez,

12        Ales à la dame,       sy vous en deliverez.

 

 

            En el caso italiano, el poema que mejor refleja la crítica antifemenina compuesto en tetrásticos de alejandrinos son los Proverbia quae dicuntur super natura feminarum[22], poema lombardo en 189 tetrásticos que data de finales del siglo XII y versa sobre la maldad de las mujeres y todo lo que de ellas se dice, por lo general, nada bueno. Estas palabras recuerdan, en muchas ocasiones, a la descripción de las dueñas del Arcipreste.

 

            Bona çent, entendetelo,       per que sto libro ai fato:

            Per le malvasie femene       l’aio en rime trovaro,

            Quele qe ver li omini       non tien complito pato;

4          Cui plui ad elle serve,       plui lo tien fol e mato.

 

            Saçai, per ogna femena       ste cause no vien dite;

            K’asai creço qe seande       cui no plas queste scrite.

            Le bone se n’alegra       de queste rime drete.

8          E le rei, quando le aude,        stane dolente e triste.

 

            Unca per bona femena,       saça, pura e cortese,

            Queste verasie rime       ça no  serà represe;

            Se le bone le ’scoltano,       quando l’avrà entese,

12        Laodarà sença falo       qi le trovà e fese.

 

            Otro de los poemas que se centran en la mujer como blanco de sus ensañamientos es la lauda de Jacopone da Todi: O femene, guardate a le mortal’ferute![23], que desarrolla un motivo misógino muy difundido: las mujeres son un incentivo para la lujuria, y engañan y hieren a los hombres con muchas insidias.

 

            O femene, guardate       a le mortal' ferute!
            Ne le vostre vedute       el basalisco mustrate.

 

            El basalisco serpente       occide om col vedere
4          (lo viso envenenato       sì fa el corpo perire),
            peio lo vostro aspetto       fa l'aneme perdire
            a Cristo, dolce scire,       che caro l'à comparate.

 

            Lo basalisco asconnese,       non se va demustranno,
8          non vedenno iàcese,       non <ne> fa ad altrui danno;
            peio ca 'l basalisco       col vostro deportanno,
            l'aneme volneranno       co le fals'esguardate.

 

 

 

3. Rasgos líricos

 

 

            En tercer lugar, analizaremos aquellos poemas o partes de poemas en cuaderna vía que presentan rasgos líricos comparables a los que recoge Juan Ruiz en su obra. Por lo general, no se trata de poemas completos, sino de fragmentos insertos dentro de poemas narrativos. En territorio francés nos referiremos a obras como el Roman de la Poire de Tibaut[24], variación sobre el tema de la “Salut d’amour”. En esta obra se presentan los asuntos propios de la cortesía, con un refinamiento llevado al extremo. La figura alegorizada del Amor, mediador entre el autor y la dama amada en secreto, se coloca en primer lugar. El narrador cuenta en 3000 versos cómo se enamora de una dama, cómo Amor toma su corazón y lo envía a la dama, cómo ella se enamora perdidamente de él y le envía recíprocamente su corazón. El tema se encuadra pues, dentro del campo de la lírica y está lleno de fórmulas propias del amor cortés y de elementos típicos de su entorno.

 

« Je sui li diex d'Amors        qui les amanz mestrai.

As leaus faz secors        et de peine les trai ;

de joie et de douceur        tot adés les peestrai,

4          e les fax traïtors        a grant doleur metrai.

 

Por ce que des amanz       sui li soverains diex,

sui ge assis si plesans       devant Fortune tiex,

en .Vl. eles volanz       com ange esperitiex.

8          Plus faz de mes talenz       que ne fet hom mortiex.

 

Mout estFortune sage,       et nos assez savon ;

ele quelt mon passage,       grant seignorie avon.

As leaus leur malage       et lor doleur lavon,

12        e li fax lesse gage,       le pas Ii eschivon.

 

            Lo mismo sucede con el poema De Venus la deese d’amor[25], compuesto por más de 300 estrofas, de las cuales 21 están compuestas en cuaderna vía. En este poema, de la primera mitad del siglo XIII, el autor narra en tercera persona una historia de amor que tiene lugar en una mañana de mayo, cuando un enamorado desdichado se encuentra en una pradera, bajo una higuera, escuchando el canto de los pájaros. Al ver cómo éstos acuden a los nidos de sus hembras, el desconsolado se hace unas reflexiones sobre el amor y su pasión por Flori. En ese momento, llega la bella dama acompañada de tres doncellas, por lo que él se esconde. Tras una serie de aventuras y acontecimientos, ambos se aman, comprometen y casan, acompañados de una larga lista de episodios llenos de símbolos alegóricos y personajes accesorios de influencia significativa. El poema finaliza con el agradecimiento de los amantes a Dios y el deseo de que los otros enamorados sean tan felices como ellos.

 

            Dames et uos puceles,      oies et faites pais,

            Que nus n'i soit noisans,        clers, pucele ne lais.

            Cil autre iogleor        cantent et dient lais:

4          Mais ie sui uns canteres        qui la matere en lais.

 

            A entendre uos proi tos       qui ces uers ores,

            Plaisant sont a oir,      ia de meillor n'ores.

            Dirai uos d'un seriant       qui mont estoit penes,

8          D'amors porta grant carge       et trop en fu greues,

 

            Compuesto hacia mediados del siglo XIII, conservamos íntegramente en tetrásticos la Complainte d’amors[26], un poema de temática puramente amorosa emparentada con el género de la salut d’amors.

 

            Or m'estuet saluer       cele que je desire

El moi esvertuer       por sa grant bonté dire.

Sovent me fait muer       le cuer d'angoisse et d'ire

4          El le cors tressuer       quant sa biaute remire.

 

Bien vueil que vous sachiez       que vostre amour m'esprent ;

Si en sui enlaciez       que de nuit me seurprent.

Voirs est que sui plaiez,       mes la plaie reprent ,

8          Quant vons voi si sui liez       toute joie m'en prent.

 

Cortoise et bien aprise,       bone et vaillanz et sage,

Rose esmerée esprise       sanz orgueil, sanz outrage,           

Bouche tres bien alise,       resplendissant visage,

12        Tant vous aim, bele, et prise       que je vous faz hommage.

 

            También emparentado con este género encontramos un poema más breve, en 15 tetrásticos, titulado L’arriereban d’amors[27]. En él, el poeta afirma que ya le ha enviado a la dama de la que está enamorado numerosas lettres briez, pero sin obtener resultado alguno. Este será su último mensaje, su arrière-ban, por lo que espera que sea muy efectivo. Como vemos, los esfuerzos desesperados de Don Amor y el Arcipreste por conseguir una amante o amada, no son únicos en la cuaderna vía europea, y los recursos a que los amantes urden resultan complejos y de interés para lectores y oyentes.

 

            E! douz cuers, douce amie,       tres douce creature,

Je vous aim de bon cuer       loial outre mesure.

Paines, dolors et maus       por vous toz jors endure

4          N'onques de vous fausser       n'oi .j. tout seul jor cure.

 

            Mout vous ai vostre amor       requis, bien le savez,

Et par dis et par lettres       et par moz embrievez.

Mout m'a petit valu,       dont si sui adolez

8          Que de duel en morrai,       se ne me confortez.

 

            Certes, je sai de voir,       s’eüsse autant proié

Jhesucrist et sa mere       dun bien tres grant pechié,

Pardone le m'eüssent       quar plus ont de pitié

12        Que vous n'avez vers moi,       dont mout m'avez corcié.

 

            También de tema amoroso es el Art d’amours de Guiart[28], un poema en 65 cuadernas de fondo muy ovidiano, que describe cómo se consigue el amor, cómo se trata a la enamorada y cómo se acaba perdiendo. La tercera parte del poema es quizás la más interesante por las reflexiones del poeta, muy propias de la mentalidad medieval, y porque el texto se convierte más en un remedia amoris que en un arte de amar propiamente dicho.

 

Qui voudroit l'art d'amors       Et savoir et aprendre,

Si q'on ne l'en peust       Ne blasmer ne reprendre,

            Premier doit a cers vers       Si bonement entendre,

4          Que il sache raison,       Se on li demande, rendre.

 

Guiart qui l'art d'amors       Vost en  Romanz traitier,         

En son prologue vost       III. (I. III.) choses touchier :

La premiere coment       On se doit aftaitier,

8          Por requerre s’amie         Et savoir acointier

       

[L]la seconde chose est    Coment se contendra,      

Quant l'amor fame          A soi atraite aura.      

De la tierce, coment        Il s'en departira      

12        De l’amor a la dame,         Quant plus ne li plera

 

            En el ámbito italiano, al igual que en el castellano, no son muchas las manifestaciones líricas en cuaderna vía, recordemos el ya mencionado Contrasto de Cielo d’Alcamo de tema amoroso que utiliza los recursos líricos tradicionales.

 

 

 

 

A modo de conclusión

 

            Aunque nos hemos limitado a trazar unas leves pinceladas para abrir sugerencias y nuevas vías de investigación, este rápido resumen nos ha servido para poner en relación una serie de textos que, por lo general, no son demasiado conocidos por la crítica, y tampoco se han estudiado desde el punto de vista contrastivo. Pues bien, creemos firmemente que un estudio comparativo de este tipo de motivos que aquí se encuentran brevemente esbozamos puede arrojar gran luz para la interpretación de muchos de los pasajes que encontramos en el Libro de Buen Amor, que, por ser una obra única en nuestra literatura castellana, fue capaz de aglutinar temas, motivos y fórmulas que, salpicados por otras literaturas romances han dejado escasa huella en nuestra panorámica castellana de poesía narrativa. Un nuevo enfoque del estudio partiendo de estos planteamientos será, seguro, de lo más productivo.

 

 

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

 

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NOTAS

 

[1] Este artículo se publica dentro del marco de la realización del proyecto de I+D  del Ministerio de Ciencia e Innovación titulado «Historia de la métrica medieval castellana» (FFI2009-09300), dirigido por el profesor Fernando Gómez Redondo.

[2] La obra ha sido considerada como un cancionero (Blecua 1983) en el que los casos amorosos funcionan como soporte de la antología poética, sagrada y profana. El Arcipreste cultivó dentro de un mismo texto “todos los géneros posibles, desde la canción mariana a la de escarnio pasando por la fábula esópica o el episodio amoroso, casi siempre pseudo-autobiográfico” (Morros 2004: 69). El problema genérico del texto que ha sido ampliamente discutido. Para los pormenores de esta discusión, véase Gybbon-Monypenny (1988).

[3] Véanse, entre otros, los de Francisco Rico (1985) y Ángel Gómez Moreno (1988), y los míos (2008, 2010 y 2011).

[4] Para una nómina detallada de todos estos poemas, así como una amplia ficha bibliográfica y descriptiva, véase mi libro (González-Blanco, 2010).

[5] Seguimos la edición de Achille Jubinal (1874, vol. 3: 352-354).

[6] Seguimos la edición de Gaston Raynaud  (1885).

[7] Seguimos la edición de B. Hauréau (1787: 298-299).

[8] Seguimos la edición de Veikko Väänänen (1946).

[9] Seguimos la edición de Badel (1995).

[10] Seguimos la edición de Arthur Langlois (1924).

[11] Seguimos la edición de Achille Jubinal (1839, vol.2: 23-27).

[12] Seguimos la edición de Achille Jubinal (1835: 164-169).

[13] Seguimos la edición de Jubinal (1839, vol. 2: 229-234).

[14] Seguimos la edición de Contini (1960).

[15] El tema del amante que suplica y la mujer que se niega férreamente a sus súplicas aparece en otras obras, como la florentina Canzone tra il Frustino e la Crestaia.

[16] La crítica ha señalado como tema del Contrasto el triunfo del amor humano, que hace que la obra pueda ser considerada un gran canto de amor, y no una mera representación juglaresca con rasgos obscenos. El tema del Contrasto se encuadra dentro de toda una tradición literaria muy antigua, en la que la figura del amante que pide y ruega amor, la enamorada que lamenta la lejanía del amado o que teme ser abandonada, las penas y las alegrías del amor, son temas simples propios de los cantos populares, primera efusión del corazón sumido en la agitación del amor.

[17] Seguimos la edición de Carducci (1871).

[18] Seguimos la edición de Jubinal (1839, vol. 2: 478-479).

[19] Seguimos la edición de Omer Jodogne (Jodogne 1959).

[21] Seguimos la edición de Thomas Wright (1841: 155-156).

[22] Seguimos la edición de A. Tobler (1886).

[23] Seguimos la edición de Mancini (1974).

[24] Seguimos la edición de Christiane Marchello-Nizia (1984).

[25] Seguimos la edición de Foerster (1880).

[26] Seguimos la edición de Paul Meyer (1867: 42-45).

[27] Seguimos la edición de Arthur Långfors (1943).

[28] Seguimos la edición de Brakelmann (1868: 422-425).

 

 

 

 
 

 

El Libro de Buen Amor a la luz de los textos romances

en cuaderna vía. Nuevas claves para su interpretación[1]

Elena González-Blanco García
UNED

Proyecto de I+D  del Ministerio de Ciencia e Innovación titulado «Historia de la métrica medieval castellana» (FFI2009-09300), dirigido por el profesor Fernando Gómez Redondo