Blancura de nieves cuando no han sido pisadas. Monte San Lorenzo

Berceo: el lenguaje de la realidad total 


 Jorge Guillén 

Detalle del cuerpo principal del retablo de Sajazarra -La Rioja-

volver a obras completas de Gonzalo de Berceo

www.valleNajerilla.com

 

"más blancas que las nieues que non son coçeadas

     

Berceo, versificador, se atiene a un arte novísimo: el de la cuaderna vía. Por muy varios que surjan sus asuntos, irán todos ajustándose a versos de catorce sílabas, en grupos de cuatro versos, y cada grupo presentará cuatro veces la misma rima. Molde, por lo tanto, muy estricto.  

El viernes en la noche fasta la madrugada
Sofrí grant amargura, noche negra e pesada,
Clamando: fijo, fijo, ¿dò es vuestra posada?
Nunca cuydé veer la luz del alvorada.


     Así se lamenta la Madre después de la Crucifixión, y su desgarramiento nos conmueve sin perder violencia, según un ritmo lento, monótono, grave. Las estrofas de Berceo van asentando una visión del mundo precisamente sobre cimientos de firmeza, de seguridad, y este ritmo contribuye a trasmitir lo que están manifestando las palabras. De esta suerte, el orden tan obvio de la cuaderna vía refleja paso a paso el orden continuo de la Creación bajo la mirada de Cristo y la Gloriosa. [...]
     A los ojos -humildes- de Berceo, los seres muestran en algunas ocasiones su plenitud por contraste negativo: «Más blancas que las nieues que non son coçeadas». El poeta quiere ponderar la blancura de las tres palomas que tenían «en sus manos alzadas» las tres santas vírgenes Ágata, Olalia y Cecilia. Esa blancura celeste, pedecta, irreal ¿cómo podría ser imaginada sino en cuadro terrestre, imperfecto, real? Blancura de nieves cuando no han sido pisadas. El cotejo implícito entre los dos estados de la nieve hace brillar la blancura intacta de las palomas. [...]
     El mundo de Berceo nos causa lo que Rafael Lapesa ha llamado muy acertadamente «sensación de inmediatez». Por muy lejos que se extienda el más allá -ya veces es la misma gloria de Dios- ese más allá es siempre un más acá, y la maravilla tan evidente se sitúa ahí, ahí mismo, tangible, para que la compartamos. Santa Oria otea en el cielo -donde está de visita, y con ella nosotros- unas «grandes compannas» y pregunta: «éstos ¿qué cosa son?». A la pregunta, hecha con el mismo giro de la frase corriente, se responde: «Todos éstos son mártires, vnas nobles personas». Desfile semejante a una procesión en una ciudad de Castilla. «Éstos ¿qué cosa son?» Son criaturas humanas, y están ahí muy próximas, dentro del ámbito grandioso del Paraíso, siempre terrenal y celestial. Esta presencia inmediata -nunca inferior al atractivo de lo ausente-- no exige espacios cortos, objetos diminutos. El lector de hoy, amante de las comparaciones concretas que tanto abundan en esta poesía, gusta de aislar figuras, animales, frutos, cosas. «La cabeza colgada, triste, mano en massiella.» Es la Madre junto a la Cruz. Del bestiario hay que retener las serpientes. «Como tienen las bocas abiertas las serpientes.» Es en «los infiernos ardientes», entre los signos que predicen el Día del Juicio Final. Otra estampa: «El lino cabel fuego malo es de guardar». [ ...] Los objetos -quizá no descritos, sólo mencionados- forman parte de una amplitud donde todo es naturaleza viva y en trabazón y movimiento. La obra de Berceo se atiene al requisito de la gran poesía: todo se relaciona con todo. Aventuras de pecadores --o milagros; santas aventuras de Santo Domingo, San Millán, Santa Oria, San Lorenzo; vida y pasión de Cristo, vida y muerte de su Madre, Día del Juicio, la Gloria, la liturgia cristiana... El poeta nos conduce por tantos senderos sin salir del mismo lugar: la Creación. Recorrida como a pie, no nos parece enorme. Berceo, nunca desterrado, se siente sin cesar en su casa: la casa de Dios. [ ...] Todo es natural, prodigiosamente natural hasta en el cielo visitado por Oria, durante una pausa de su existencia terrestre. [ ...] Oria quiere saber de su maestra Urraca, que por allí debe de andar. En efecto, Urraca ya goza de la beatitud. y entonces, como si aún habitasen un pueblecito castellano, aquellas santas Vírgenes gritan: «¡Urraca!». «Clamáronla por nombre las otras companne ras.» Menos mal que Urraca oyó en seguida. «Respondiólis Urraca a las ueces primeras.» Urraca reconoce la voz, pero no consigue ver a su discípula porque se interpone mucha gente. «La az era muy luenga, eso la embargaua, / Que non podía uerla, ca en cabo estaua.» y se nos pierde Urraca en la multitud como entre las apreturas de una fiesta por calles populosas. [ ...]
     Llamar prosaica la lengua de Berceo adolece de impropiedad anacrónica, a no ser que «prosaísmo» pierda sus connotaciones negativas, y «prosa» abarque la unidad esencial de expresión que corresponde a la unidad esencial de concepción. A esta luz se ve la continua realidad total a través de un lenguaje continuo y, por eso, llano: el lenguaje de todos dirigido a todos, es decir, a los oyentes que en aquellos lugares de la Rioja se paran a seguir la recitaci6n del clérigo, juglar también. El clérigo creyente cumple con su deber piadoso. El juglar consuma su obra con irreprochable congruencia. En estos albores de la poesía castellana, el idioma se mantiene al nivel más básico: común a la comunidad del público, y fiel a la esencia poética. Esencia alumbrada si se la nombra bien. Prevalece la mención directa, que no necesita de arrequives ni de transformaciones, porque la realidad así sentida es maravillosa. «Derramáronse todos como vna neblina», se dice de unos diablos que huyen: fuga ya por sí fantástica. El complemento «como una neblina» es excepcional. «Las palabras son pocas, mas de seso cargadas.» [ ...] María Rosa Lida de Malkiel llama a Berceo «el más cuantioso latinizador que haya conocido la poesía castellana». Pero «no impresiona como latinizante» porque «no latiniza la sintaxis», sí «a manos llenas» el vocabulario. Escribir en «román paladino» no significa escribir vulgarmente. Ese lenguaje seglar, laico o lego -diríamos a lo Unamuno- es el lenguaje vivo, es decir, el prosaico-poético, el lenguaje del poema. Berceo abraza con él un mundo indivisible de su trasmundo.

 Jorge Guillén, Lenguaje y poesía, Revista de Occidente, Madrid, 1962, cap. 1 (pp. 16-17, 20-21, 23-27, 36-38). 

 

  Francisco Rico  
HISTORIA Y CRITICA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 

VOL 1 -EDAD MEDIA- ALAN DEYERMON
Editorial Crítica 
Barcelona  1979

 (págs.145-148)


Esta obra quisiera mostrar una imagen nueva de la literatura española: un panorama no compuesto ya de resúmenes y catálogos de datos, sino formado por las mejores páginas que la crítica moderna, desde las perspectivas más originales y reveladoras, ha dedicado. a los aspectos fundamentales de la historia literaria de España, de las jarchas a nuestros días. .El núcleo de Historia y crítica de la literatura española es una selección de los trabajos de mayor importancia sobre cada tema publicados en los últimos decenios y aquí dispuestos sistemáticamente para proporcionar una visióncabal de los grandes autores, obras y épocas, según las conclusiones de la crítica más atenta a los factores propiamente literarios y más diestra en relacionarlos con la trama entera de la historia. Junto a ese núcleo, cada capítulo ofrece una presentación general de la materia abordada y, por otra parte, un balance ricamente informado de los estudios sobre la cuestión, con una rigurosa guía a la bibliografia pertinente. (Texto de la contraportada)

       NOTAS PREVIAS de la edición
    
1. A lo largo de cada capítulo (y particular mente en la introducción, desde luego ), cuando el nombre de un autor va asociado a un año entre paréntesis rectangulares, [ ] , debe entenderse que se trata del envío a una ficha de la bibliografía correspondiente, donde el trabajo así aludido figura bajo el nombre en cuestión y en la entrada de la cual forma parte el año indicado.*** En la bibliografía, las publicaciones de cada autor se relacionan cronológicamente; si hay varias que llevan el mismo año, se las identifica, en el resto del capítulo, añadiendo a la mención de año una letra (a, b, c...) que las dispone en el mismo orden adoptado en la bibliografía. Igual valor de remisión a la bibliografía tienen los paréntesis rectangulares cuando encierran referencias como en prensa o análogas. El contexto aclara suficientemente algunas minúsculas excepciones o contravenciones a tal sistema de citas. Las abreviaturas o claves empleadas ocasionalmente se resuelven siempre en la bibliografía.
     2. En muchas ocasiones, el título de los textos seleccionados se debe al responsable del capítulo; el título primitivo, en su caso, se halla en la ficha que, a pie de la página inicial, consigna la procedencia del fragmento elegido. Si lo registrado en esa ficha es un artículo ( o el capítulo de un volumen, etc.), se señalan las páginas que en el original abarca todo él ya continuación, entre paréntesis, aquellas de donde se toman los pasajes reproducidos. En el presente tomo I, cuando no se menciona una traducción española ya publicada o no se especifica otra cosa, los textos originariamente en lengua extranjera han sido traducidos por Carlos Pujol.
     3. En los textos seleccionados, los puntos suspensivos entre paréntesis rectangulares, [...], de notan que se ha prescindido de una parte del original. Corrientemente no ha parecido necesario, sin embargo, marcar así la omisión de llamadas internas o referencias cruzadas ( «según hemos visto», «como indicaremos abajo», etc.) que no afecten estrictamente al fragmento reproducido.
     4. Entre paréntesis rectangulares van asimismo los cortos sumarios con que los responsables de HCLE han suplido a veces párrafos por lo de más omitidos. También de ese modo se indican pequeños complementos, explicaciones o cambios del editor ( traducción de una cita o substitución de esta por solo aquella, glosa de una voz arcaica, aclaración sobre un personaje, etc.). Sin embargo, con frecuencia hemos creído que no hacia falta advertir el retoque, cuando consistía sencillamente en poner bien explícito un elemento indudable en el contexto primitivo (copiar entero un verso allí aducido parcialmente, completar un nombre o in troducirlo para desplazar a un pronombre en fun ción anafórica, etc.).
     5. Con escasas excepciones, la regla ha sido eliminar las notas de los originales (y también las referencias bibliográficas intercaladas en el cuerpo del trabajo ). Las notas añadidas por los responsables de la antología -a menudo para incluir algún pasaje procedente de otro lugar del mismo texto seleccionado se insertan entre paréntesis rectangulares.

***Normalmente ese año es el de la primera edición o versión original (regularmente citadas, en cual quiercaso, en la bibliografía), pero a veces convenía remitir a la reimpresión dentro de unas obras completas, a una edición revisada (o más accesible), a una traducción notable, etc., y así se ha hecho.

 

volver