El Milagro XVI, "El niño judío", de los Milagros de Nuestra Señora (I), es uno de los pocos en los que el trasgresor de la Ley Divina no halla salvación posible. El niño judío comulga cautivado por la belleza de la Virgen; su padre, airado por esto, intenta quemar a su propio hijo, a quien las llamas no dañan. Los lugareños celebran este hecho milagroso e infligen al padre el mismo castigo que él había intentado para su hijo. Hasta aquí, Berceo ha permanecido fiel a la fuente latina de sus Milagros, con variantes no demasiado significativas, a excepción, tal vez, de que la ira del padre está pintada con tintes más fuertes en Berceo y que el castigo que él intenta para su hijo es más alevoso en el texto español, puesto que el padre enciende el horno en los Milagros, mientras que en la fuente latina encuentra el horno encendido (2). Estas diferencias están dentro de la habitual técnica con que Berceo trata el texto latino, base de su relato. Es decir, la coincidencia básica empleada por Berceo, que Solalinde describe en términos generales, "aunque suprima, modifique o añada algunos detalles que no suponen nueva fuente" (3).
      Las diferencias, sin embargo, entre el final del Milagro y el de la fuente latina no sólo justifican la sospecha de que la modalidad enunciada por Solalinde no solamente no se cumple, sino que, por el contrario, trazan distinciones significativas entre el sentido de la fuente latina y su reelaboración castellana.

      La fuente dice "Quod videntes tam iudei quam christiani Dominum et sanctam eius genetricem collaudaverunt et ex illa die in Dei fide ferventes permansuerunt" (4). El principio de la frase latina podría haber sido el origen de "cantaron grandes laudes, fizieron rica festa" (370 c), contrariamente a la opinión de Dutton de que Berceo en este caso "agrega detalles de su propia cosecha" (5). Lo que sí no tiene equivalente en el texto español es la parte final de la oración latina: ". ..ex illa die in Dei fide permansuerunt". En lugar de este final, Berceo compone un final de cuatro estrofas (374-77), de las cuales dejaremos de lado la última, que es meramente una introducción al milagro siguiente:

 

Tal es Sancta Maria que es de gracia plena:

Por servicio da gloria, per deservicio pena,
A los bonos da trigo, a los malos avena,
Los unos van a gloria, los otros en cadena.

Qui servicio li faze, es de buena ventura,

Quil fizo deservicio, nació en ora dura:
Los unos ganan gracia, e los otros rencura,
A bonos e a malos so fecho los mestura.
Los que tuerto li tienen o que la desirvieron,

Della mercet ganaron, si bien gela pidieron:

Nunqua repoió ella a los que la quisieron,
Ni lis dió en refierta el mal que li fizieron.

(estrofas 374-76)

 

      En las tres estrofas se describe el desenlace fatal de los no creyentes y las posibilidades de redención de aquellos que -aún en el caso de caer en falta- "della mercet ganaron, si bien se la pidieron". Hay dos elementos simbólicos en esta descripción del modus operandi con que se administra la justicia divina: la avena, símbolo y encarnación del mal, y el trigo, símbolo del bien, de la perfección, como señala Thomas Montgomery (6), que hace decir a Jorge Guillén que es el centro simbólico del mundo del poeta riojano (7).
      Este simbolismo utilizado por Berceo no se debe a una expresión espontánea de su creación lírica, si bien a nadie más que a él se deben aciertos de belleza, tales como el famoso verso "Madre del pan del trigo", tan celebrado por el mismo Guillén en su obra crítica ya citada. El origen del simbolismo en las estrofas que nos ocupan fue entrevisto por Lauchert en su Geschichte des Physiologus al hablar de Berceo:

 

Ferner wird die Unterscheidung von Wiezen und Hafer im bildlichen von Gut und Böse, die wir im Gedicht von den Wunden Maria's finden, entweder direkt oder durch ein Zwishenglied mit der ähnlichen Genenüberstellung von Weizen und Gerste im Kapitel des Physiologus von der Ameise zusammenhängen (8).

 

      La brevedad de la alusión al trigo y a la avena en los versos de Berceo y, además, la omisión por él mismo si es que su fuente la traía, de la referencia a la hormiga, hacen muy difícil proponer la procedencia directa del pasaje español. En este sentido la frase de Lauchert "entweder direkt oder durch ein Zwischenglied" es lo más que se puede decir al respecto.
      Berceo pudo haber visto el relato en algún texto del primitivo Physiologus latino del que la Versio Y es un buen ejemplo:


              Tertia eius (formicae) natura est: uadit in agrum tempore messis, et ascendit in spicam, et deponit granum. Priusquam autem ascendat spicam, odorat deorsum spice, et ab odore cognoscit si triticum est aut ordeum; et si est ordeum, statim refugit ad tritici spicam. Hordeum autem esca est pecorum; et in Iob dicit: Pro tritico procedat mihi hordeum (Hiob 31.40). Et propheta: Fugi de Babilonia, fugi de terra Chaldeorum (cf. Hier. 50.8), hoc est, fugi aliena doctrina aliene glorie, que ordei sunt escae, occidentes animas (hec et inimica ueritatis dicta sunt, et sunt). Bene de formica dictum est (9).


      En la Versio B del Physiologus la cebada también es equiparada a la doctrina haereticorum (10), lo mismo que en De bestiis et aliis rebus del Pseudo-Hugo de San Víctor (11). Rabano Mauro elabora sobre la frase "in messe autem elegit triticum, hordeum non tangit" que toma de las Etymologae, no ya sobre los aspectos negativos de la cebada, sino sobre el valor simbólico del trigo: "Quanto magis debet (homo) in messe hujus vitae operum colligere fructus, et horreo vitae recondere, ut habeat in die frigoris, id est judicii, qua non potest laborare, unde vivat?" (12).
      La presencia de los mismos símbolos basados en la característica de la hormiga por la que rechaza la cebada y acepta el trigo se encuentra en la Versio B-Is del Physiologus Latinus (13) y en los bestiarios franceses de Philippe de Thaun ( 14) y de Guillaume le Clerc (15).

      Acerca del trigo, además, tanto las primitivas versiones latinas del Physiologus como los bestiarios, dicen en la segunda característica de la hormiga -la de partir los granos para almacenarlos de modo que no germinen con la lluvia-, que significa que el hombre debe separar el sentido literal del espiritual del Viejo Testamento, cosa en la que los judíos fracasaron.

      En cuanto al origen de la especie acerca de la preferencia de la hormiga por el trigo y el rechazo por la cebada, Lauchert dice lo siguiente:

 

Von dem Vorzug, den sie dem Weizen vor der Gerste geben, erzählt kein alter Autor; wenn wir aber in der citirten Stelle des Aelian lesen:
so liegt die Vermutung nahe, dass wir es im Physiologus mit einem Misverständnis der in einer anzunehmenden gemeinsamen Quelle ähnlich lautenden Worte zu thun haben (16).

 

      No sería descaminado pensar que en este "Missverständnis der in einer anzunehmenden gemeinsamen Quelle ähnlich lautenden Worte" puede haber influido el versículo 31,4a de Job "Pro tritico procedat mihi hordeum", según la lección de la Versio Y, y "pro tritico providi mihi hordeum", según Versio E, que reflejan las características del texto pre-Vulgata que manejaron los traductores latinos del Physiologus (17).
      Aquí se plantea otro problema y es si Berceo pudo haberse inspirado no en el Physiologus o en alguno de sus derivados, sino en el texto de Job directamente. La Vulgata, en verdad, trae "Pro frumento oriatur mihi tribulus, & pro hordeo spina" (18). Es decir, que la oposición simbólica entre bien y mal por medio del trigo y la cebada, se da en las versiones pre-Vulgata, pero no en la Vulgata, donde la oposición se da entre el trigo y la cebada, por un lado, y las espinas y los abrojos, por el otro.
      Es difícil que Berceo haya visto algún exponente de la Vetus Latina donde se opone trigo como bueno y cebada como malo si, como indica Carmody, "The oldest forms of what (Old Latin Bible) was gradually avoided and rejected by churchmen after the appearence of the Vulgate" (19), es decir, entre 384 y 405. Mucho más sensato sería inclinarse a pensar que a Berceo la lectura de alguna de las innumerables y tan difundidas versiones del Physiologus o los bestiarios, o algún intermediario, como propone Lauchert, debió haberle sugerido este símil simbólico.

 

      Una última objeción podría enfrentarse a la posibilidad de que el texto de Berceo y el del Physiologus o algún derivado estén relacionados entre sí. Se trata de que en el Physiologus la oposición se establece entre triticum (trigo) y hordeum (cebada), mientras que en el texto español se trata de trigo frente a avena. Varias razones podrían inducimos a superar esta objeción. Existe de hecho entre los hispanohablantes una idea no muy clara de la diferencia entre los dos cereales; estas interferencias semánticas, aparte de la confirmación que uno encuentra en el uso cotidiano de la lengua, están indicadas por Corominas:

Cebada (Cid), todavía significa 'pienso' en general en Cid, 581, y en otros textos medievales, pero pronto se especializa designando el cereal más empleado como pienso de los caballos, lat. hordeum (sólo conservado en el alto aragonés y nav. ordio, BDC XXIV, 176); así también en portugués, y en castellano, ya inequívocamente, en los glosarios de Toledo y del Escorial (si bien éste admite también la traducción annona 'cereales') y en Nebr., traducido por hordeum; en catalán y en lengua de Oc civada tomó, en cambio, la ac. 'avena', revelando así cuál era la clase de pienso por excelencia en los dos territorios (20).

      El texto mismo del Physiologus nos permite deducir la acepción de hordeum, puesto que la hormiga lo rechaza porque "Hordeum autem esca est pecorum" (21), según una versión y "Hordeum enim brotorum animalium cibus est" (22), según otra; es decir, hordeum en la lengua del Physiologus bien podría tener la acepción general de 'pienso', que Berceo, en caso de haber tenido ante sí un texto latino, pudo haber traducido por 'avena', dependiendo de, como dice Corominas, cuál fuera el vocablo que designaba la clase de pienso por excelencia en su lengua.

      Si los vocablos fueron más o menos intercambiables o de una individualización no demasiado definida, bien pudo Berceo, movido por las exigencias de la rima, haber reemplazado cebada por avena, a pesar de que aquélla hubiera sido la traducción para hordeum, que uno tendería a esperar en primera instancia. Avena, por otra parte, parece haber tenido ciertas connotaciones simbólicas negativas, según algunos textos medievales así lo indican (23), y esto pudo haber movido también a Berceo a emplear el vocablo como símbolo de lo malo.
      Por último, el texto del Bestiaire de Guillaume le Clerc, escrito hacia 1210-1211 (24), nos brinda no sólo otra justificación, tal vez la más importante, para la presencia de 'avena' en el texto de Berceo, sino también el indicio de que éste pudo haber sido el bestiario que conoció el poeta riojano. El manuscrito I (de acuerdo con la clasificación de Reinsch): B. N. Ms. fr. 25408, N. D. 273 bis, siglo XIII, trae una variante en que a trigo se oponen cebada, centeno y avena, estando este último vocablo en final de verso:


                     Et quant il sunt venu au grein,
                     (De ce seiez trestuit certein),
                     Par l'oudor del chaume desoz,
                     Sevent quenoistre, tant sunt proz,
                     Se c'est orge, segle ou aveine.
                     Tot par lor nature demaine
                     Les guerpissent, et avant vont,
                     Tant que au forment venu sont (25).

 

      Como vimos, la fuente latina de Berceo termina el milagro cerrando la narración con una reafirmación de la fe de los cristianos e insinuando la conversión de los judíos (Quod videntes tam iudei quam christiani Dominum et sanctam eius genetricem collaudaverunt et ex illa die in Dei fide ferventes permansuerunt). En la fuente latina tenemos un relato cerrado con una solución final. En este sentido la fuente de Berceo está más cerca del remate que por lo general presentan los Milagros que el Milagro XVI mismo. En general en los Milagros la relación entre la divinidad y el feligrés, es una relación de Dios en su papel de juez supremo a feligrés, destinatario de esa justicia. La justicia impartida con rigor es suavizada por la mediación de la Virgen. Hay unos pocos casos en que el perdón y la salvación no alcanzan al pecador: el vanidoso Siagrio del Milagro I y los judíos de los Milagros XVI y XVII. En el caso del Milagro que nos ocupa, la Virgen no desempeña el papel de intercesora entre la rigurosa justicia de Dios y los pecadores, sino que, en este caso, ella administra severa y radicalmente la justicia. Podríamos suponer con Dutton que " A lo mejor estos cambios derivan del prejuicio antisemítico del clero medieval" (26) o que "Berceo's hostile attitude may be due to his own religious fanaticism, or it may be a reflection of the feeling prevalent in Castile at the time. In deriding the Jews, Berceo may have been seeking the approbation of his audience by appealing to their prejudices" (27). Lo cierto es que se aparta de la solución que le ofrece su fuente y deja planteada la disyuntiva entre el mal judío y la fe cristiana. Para ilustrar la disyuntiva usa el trigo, símbolo de lo bueno en el Physiologus y en lo bestiarios, y la avena (por cebada) símbolo de lo malo.
      Un detalle más parece sugerir que Berceo tuvo en mente el pasaje del Physiologus al redactar el texto del Milagro XVI, puesto que la misma oposición entre falta de fe del mal judío y la fe de los cristianos se da en la segunda característica de la hormiga. Al comentar la razón por la cual la hormiga parte los granos de trigo que acumula en su cueva, dice que del mismo modo en la buena lectura de los textos sagrados hay que separar el sentido literal del sentido espiritual, cosa en que los judíos fracasaron:

Iudaeii enim litteram sequentes spiritalem intellectum contemptentes, facti sunt prophetarum interemptores et sui domini interfectores. Et ideo nunc usque fame pereunt, quia... paleis vacantes triticum perdiderunt (28).

 

 

 

 

NOTAS


      
(1) GONZALO DE BERCEO: Milagros de Nuestra Señora. ed. Antonio García Solalinde (Madrid, 1922), págs. 88 y ss.
      (2) El texto latino puede consultarse en GONZALO DE BBRCEO: Los Milagros de Nuestra Señora, ed. Brian Dutton (Londres: Tamesis Books Ltd., 1971), pág. 129.
      (3) GONZALO DE BERCEO: Milagros, ed. Solalinde, pág. XIX.

      (4) GONZALO DE BERCEO, ed. Dutton, pág. 129

      (5) Idem, pág. 130.  

      (6) Thomas MONTGOMERY: Fórmulas tradicionales y originalidad en los "Milagros de Nuestra Señora", Nueva Revista de Filología Hispánica, XVI (1962), pág. 427.
      (7) Jorgue GUILLÉN: Berceo, en Lenguaje y Poesía (Madrid, Revista de Occidente, 1962), pág. 32.
      (8) F. LAUCHERT: Geschichte des Physiologus (Strassburg, 1889), página 166.  

      (9) F. CARMODY: Physiologus Latinus Versio "Y", Classical Philology, XII, 7, pág. 113.
      (10) F. CARMODY: Physiologus Latinus: Editions préliminaires versio B (París, 1939), pág. 24.
      (11) Patrologia Latina CLXXVn, Liber I, XXIX, col. 76.
      (12) Rabanus MAURUS: De Universo Libri XXII, Patrologia Latina, CXI, col. 228.
      (13) Max F. MANN: Der Bestiaire Divin des Guillaume le Clerc, Französische Studien, VI, 2 (Heilbronn, 1888), págs. 44 y ss.
      (14) Thomas WRIGHT: Popular Treatises on Science during the Middle Ages (London, 1841), págs. 90-91.
      (15) Guillaume LE CLERC: Le Besttiaire, ed. Robert Reinsch (Leipzig, O. R. Reisland, 1892), vv. 887 y ss.

      (16) F. LAUCHERT: Geschichte des Physiologus. pág. 17.
     (17) Vide Francis J. CARMODY: Quotations in the Latin "Physiologus" from Latin Bibles earlier than the Vulgate, Classica1 Philology, XIII, 1 (1944). págs. 1-8.
     (18) Biblia Sacra Vulgatae Editionis, Critice edidit P. Michael Hetzenaver O. C. (Oeniponte. Sumptibus Librariae Academicae Wagnerianae. MCMVI). pág. 470.
     (19) F. CARMODY: Quotatioon in the Latin Physiologus, pág. 1.

     (20) Joan COROMINAS: Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana (Madrid, Gredos, 1954), I, pág. 744.
     (21) Versio Y, pág. 113.
     (22) Versio B, pág. 24.

     (23) Vide en María Rosa LIDA: Notas sobre "El Libro de Buen Amor", Revista de Filología Hispánica, II (1940), pág. 116, "La avena crecida como símbolo de lujuria" :
                     Pesal' en el lugar do la mujer es buena,
                     desde entonces comienza a pujar el avena.
                                             (1282 cd; también 170 b)
                     Do mucho puja el avena
                     Cogen fruto del fornicio.
                                           (Baena 554)".
     El verso 170 b que indica Lida es el siguiente:
                     Sembré ävena loca ribera de Henares.
     Aquí avena loca parece tener la acepción de joyo 'cizaña' (vide Juan RUIZ: El Libro de Buen Amor, ed. Corominas, pág. 112), pero para el caso es lo mismo.
     (24) Vide Guillaume LE CLERC: Le Bestiaire, ed. Reinsch, pág. 4.
     (25) Guillaume LE CLERC: Le Bestiaire Divin, ed. C. Hippeau (Geneve, 1970), págs. 219 y ss. Para.los datos sobre el manuscrito vide Guillaume LE CLERC: Le Bestiaire, ed. Reinsch (Wiesbaden, 1967), pág. 24. 

    (26) GONZALO DE BERCEO: Milagros, ed. Dutton, pág. 130.
    (27) Seymour RESNICK: The Jew as portrayed in Early Spanish Literature, Hispania, XXXIV, 1 (1951), pág. 55.

    (28) F. CARMODY: Physiologus Lalinus Versio B, pág. 23

 

 

 

"A LOS BONOS DA TRIGO, A LOS MALOS AVENA"

Néstor A. Lugones

The University of Texas.

 

 

 

BERCEO

 

1977 JULIO-DICIEMBRE Nº 93

Biblioteca Gonzalo de Berceo