Cripta románica de la catedral de Palencia.

 

 

 

 

 

No todo es llanto por la pérdida de España y de su rico patrimonio cultural. Es cierto que son muchos los escombros que afean y envilecen el país. Es cierto que los cascos de los caballos y de los caballeros franceses hollaron preciosos códices, veneradas vírgenes y milagrosas reliquias. Es cierto que el furor destructivo de los indígenas es sólo comparable a la rapacidad de los extraños. Pero no menos cierto es que, quizá por la especial protección del Señor Santiago, de vez en cuando amanecen días grandes para esta desventurada España.

Grande fue el día en que un extraño, Charles C. Marden, rescató de las manos de un mercachifle el mazo de pergaminos que contienen los versos quizá más hermosos que se han escrito en nuestra lengua. Como grande fue el día en que D.ª María Goyri cayó en la cuenta de que lo que cantaban las lavanderas de Gormaz era nada menos que el romancero.

Y grande, sin duda, fue el día en que la madre Bienvenida Villafañe, monja encerrada de las Carvajalas de León, puso en mis manos pecadoras un folio gótico, doblado en cuatro y conservado entre las páginas de un misal que en tiempos perteneció al hospital de San Bernabé y San Antolín de Palencia. Desde los primeros momentos tuve la certeza de que estaba ante una copia tardía de un desconocido poema de indudable cuño berceano.

Comuniqué el hallazgo al profesor Brian Dutton, de la Universidad de Illinois, y los dos, entre copas de orujo aux fines herbes, llegamos a la conclusión de que se trataba de un poema de Gonzalo de Berceo, de un Berceo maduro, que lo escribió, más o menos, por los años en que compuso la Vida de Santa Oria.

En efecto. El Ditado de loor de maestro Pascual es un breve pero enjundioso poema hagiográfico que cuenta la vida de un maestro de artes salmantino del que no se tiene más noticia que la de su monumental obra filológica. Si la obra no es de Berceo, es, sin lugar a dudas, de su taller emilianense. Y hago esta precisión por elemental prudencia, porque en verdad todos los indicios de paternidad apuntan hacia la persona del autor de los Milagros de Nuestra Señora: eso es lo que se deduce del análisis de las concordancias realizadas por el prot. Dutton con sus máquinas infernales en The SpanishSeminary of Medieval Studies (Madison, Wisconsin), de los principios de poética berceana, que secumplen al pie de la letra en el recién hallado texto, y de una serie de razones de crítica externa que lo ponen en relación con la decana de nuestras universidades, la de Palencia.

Es sobradamente conocido, porque así lo ha demostrado en sus estudios sobre Berceo el citado profesor Dutton, que Berceo estudió en la Universidad de Palencia, recién creada por iniciativa del obispo don Tello Téllez de Meneses, bajo el patronazgo de don Alfonso VIII y sancionada posteriormente por bula romana del 14 de mayo de 1263. ¿Coincidieron en Palencia Berceo y el maestro Pascual? Que el poeta riojano conocía al gran maestro salmantino me parece fuera de toda duda: el calor humano que desprende el texto evidencia tal supuesto.

Ni el poema en romance ni el texto latino del que luego hablaré hacen mención de la estancia del maestro Pascual en la universidad palentina. Bien pudiera aventurarse que Pascual, salmantino de origen, comenzó sus estudios en Palencia, para continuarlos en su Salamanca natal, donde, sin duda, se doctoró y ejerció brillantemente su magisterio. Es de suponer que don Gonzalo, dedicado a prosaicos menesteres notariales en San Millán, escribiera el poema motivado por recuerdos de antigua camaradería y orgulloso de la fulgurante trayectoria intelectual de su compañero de aula. Es cierto que nos falta base documental para llegar a esas conclusiones, pero menos base tiene Colin Smith para reconstruir biografía, etopeya, ocupación profesional y aficiones de tiempo libre del cidiano Per Abad y se dan por válidas sus conclusiones.

Por otra parte, nos consta que Berceo no escribió nunca por el mero placer de escribir, sino que del primero al último de sus alejandrinos guía su pluma un complejo entramado de intereses económicos, como muy bien ha puesto de relieve la crítica marxista, de la que es exponente máximo el profesor Julio Rodrigo-Puertas. Y ahí podemos tener otra clave: ¿quién pagó a Berceo? ¿el mismo Pascual o alguno de sus familiares cercanos? No me parece probable que pagara el encargo la universidad salmantina, ya que ni esa ni ninguna otra universidad ha tenido nunca deferencias pecuniarias con sus servidores. Cerrado ese camino y no pudiendo cargar la responsabilidad económica sobre la institución estructural o superestructura! más cercana, no cabe otra salida que responsabilizar del encargo y las costas al mismo maestro Pascual.

También es perfectamente sabido y consensuado el hecho de que Berceo jamás escribió sin tener debajo un texto latino1. La carencia de semejante texto me hizo dudar tanto de la paternidad berceana del Ditado que desde el día grande en que la madre Bienvenida me entregó el manuscrito hasta hoy he dejado pasar un par de años a la espera de que apareciera el suspirado texto latino, no fuera que por no ir los dos textos juntos, como la burra y la bucha, mereciera yo la rechifla de mis colegas. Pero...

Grande fue también el día en que, auxiliado por la fortuna, en una conversación habida con el canónigo archivero del cabildo catedralicio de Zamora, don Benjamín Zamarreño Merino, comentándole yo el hallazgo berceano, me sorprendió con un legajo, perdido entre los ingresos y gastos del Libro de Obra y Fábrica de su catedral. Con letra descuidada del siglo XIII y deteriorado por la humedad y la polilla, contenía, casi íntegra, la vita latina que me tenía en vilo. Con silencioso llorar de los ojos examiné el manuscrito sin dar crédito a lo que veía.

Con la aparición del texto latino quedaban bloqueadas todas las posibles conjeturas contrarias a la autoría de Berceo. Hasta el apócrifoJohachinusque firma el Ditado en realidad sería el autor de la vita: con toda seguridad, el copista lerdo que transcribe el Ditado traslada mecánicamente el éxplicít de la vita, y, con pedante y falaz ultracorreccion sustituye carmen por vitam. Eso a no ser que se piense en la solución más socorrida: apelar a un Johachinusmero copista, entendiendo materialmente el scripsitdel Ditado.

Quién pudo ser este Johachinuses cosa que se me escapa. Bien pudiera ser el Johachinus scriba que copia por esos años las Morales de San Gregorio para S. Benito de Sahagún y que unos años más tarde fue prior y abad de S. Zoilo de Carrión, o, más probablemente, el Johachinus monachus, mayordomo de S. Claudio de León y obispoelecto de Zamora, que no llegó a episcopar por morir en Benavente a consecuencia de una mala caída de la mula que lo transportaba, camino de su futura sede. En el fondo, poco importaba a quién pertenecía la mano del impostor.

Lo que importa —y creo que todos debemos congratularnos por ello— es la aparición de estos dos textos gemelos. Queda abierta una ancha vía de investigación en torno a ese eminente y mal estudiado maestro Pascual, figura que mereció los versos de Berceo y que la Junta de Castilla y León haría muy bien en incluir en su ya muy generosa lista de escritores e intelectuales autonómicos. Yo no he podido guardar silencio por más tiempo y ofrezco a la consideración de colegas y eruditos estos dos textos que he logrado rescatar de las tinieblas3.

 

NOTAS

 

1 Dejo para mejor ocasión el análisis filológico de los dos testos. De momento sólo hago hincapié en este hecho.

2 Agradezco a mi huen amigo y colega el Dr. Melanio-José Moreno Prieto, profesor Titular de Latín Vulgar y Medieval (con Perfil: Códice Albeldense, Escorial d, I, 2), su inapreciable ayuda en la lectura y transcripción del texto latino.

 

 

 

 

 

De vita et obitu domini Pasqualis

 

Eratin regno, ut dicunt, Legionis quidam vir bonus, pius et doctrina precipuus, nomine Pasqualis, moribus et charitate ab omnibus dilectus, natus in doctissima salmantina urbe, vel, ut videtur, in pago qui vocatur Molderae. [...]' ... salmanticense Studio scientia perfloruit et, in arce grammaticale valde peritus,ejus auxilium Donatus, Priscianus et Alexander sepius scripto flagitarunt. Magna sollertia et studio omnium verborum quae in Hispania vulgo adhibentur glosariumcomposuit; quapropter ab omnibus ubique terrarum magister grammaticalium disciplinarum cognitus et clamatus. [...]2 copiosum et doctissimum commentum villenensis versionis Divine comedie et codices hispanorum poetarum nomine Ennecus Sáncte Iuliane et Iohannes a Mena [...]3 In partibus Betice, ubi fideles non parva pravitate maurorum sunt constricti, ad breve tempus in hispalense Studio |...|4. A zamorense episcopo vocatus, in Studio iuxta Daurum pastorale manu et locupletissimo ore per [...]5  [discip] ulorum et magistrorum communitatem ad optima pasqua duxit, illis renuentibus6 ... uxorem ... Fonterrabia ... in litore ...7.

 

NOTAS

 

1 Siguen tres palabras, ilegibles por efectos de la polilla.

2 Dos palabras, ilegibles por la humedad.

3 Polilla.

4 Media línea afectada por la humedad.

5 Polilla.

6 A partir de aquí sólo se leen unas pocas palabras; lo demás, unas dos líneas muyafectadas de polilla, absolutamente ilegible.

7 Aquí se corta el texto y el pergamino, rasgado toscamente por mano inverecunda y presumiblemente clerical. No alcanzo a dar con los motivos.

 

 

 

 

 

DITADO DE LOOR DE MAESTRO PASQUAL

 

De un confessor precioso         quiero fer un ditado;
don Pasqual li clamavan         desque fue bateado;
non trovarás en sieglo,         en plaça o en mercado,
varón más eçelentc         nin más sotil letrado.

Era varón sin fiel,         solaz, para el amigo,
confuerto para el triste,         en juyzio buen testigo,
blago para el lazrado,         pan de candial trigo,
frescura en el verano,         en el ivierno abrigo.

En Salamanca nasco,         essa villa cabdal;
en Salamanca mesma,         de do fue natural,
apriso buen romançe,         artes gramatical,
e fizóse maestro         de estudio general.

Un palavrario fizo         a grand barraganía
de qualsequier palavra         con su ethimología;
clamáronli maestro         de la filología,
asmáronli entendido         de toda maestría.

Plaziénli cancionaríos,         antigua cantilena,
de chicos e de grandes,         de Santillana e Mena,
leíe muy bien los libros         de risos e de pena
e desplanó los viessos         que fizo el de Villena.

Marchó's allend de Taxo         pora el Andaluzía,
do los christianos fablan         muy mala algarabía;
no'l nucieron las aguas         ni la mala follia;
tornó's pora Castiella,         tierra de clerecía.

El bíspo de Çamora         lo fizo so clavero,
maestro de su Estudio,         de todos fo primero;
quantos li conosçién         queriéndolo bien de vero,
fueras quatro maliellos         que non valién un pero.

De su mugier preciosa        otra prosa faría;
doña Carmen Vascona         la de Fonterrabía.
Era palomba, huerto,         fontana de agua fría;
nin Oria nin Olalla         avriénli mejoría.

Fo don Pasqual a muchos         de grand consolaçión,
andavan demandarli         todos benedictión:
los unos en Castiella,         los otros en León,
e más en Ajofrín,         essi chico rencón.

Non morió, lo llevaron         ángeles en rapina;
ixió cantar matines,         teniendo por vezina
una compaña ondrada:         Lebrixa e del Enzina;
e todos li clamavan ¡Pasqual! cada matina.

Qui Carmen scripsit sit cum ipso in paradiso;
Johachinus nominatus et ad mensam candidatus
Amen.

A veynte e VIII días de enero, en era de dos mil e XXI años.

 

 
 
 

 

NO TODO ES LLANTO:
A PROPÓSITO DE UN NUEVO TEXTO DE BERCEO
Y SU FUENTE LATINA

Florencio Moratinos Gil
Universidad de
La Laguna

Monteagudo: Revista de literatura española, hispanoamericana y teoría de la literatura.
Año: 1989, Número: 7 CREACIÓN