(Palabras de presentación de la Doctora Nadia Eremíeva Ivanova a su tesis, de la que seguidamente se ofrecen unas páginas.)

"La Razón de amor con los Denuestos del agua y del vino es un poema medieval coetáneo de Gonzalo de Berceo. Fue dado a conocer por Morel-Fatio en 1887, a partir del único manuscrito latino que lo contiene: hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de Francia en París.

La original interpretación simbólica e ideológica del poema guarda sorprendentes relaciones de intertextualidad con los más variados textos canónicos y literarios de la época, procedentes de lugares que trascienden el marco regional hispano o aragonés y, curiosamente, coinciden con el itinerario expreso de Lope de Moros: Lombardía, Alemania y Francia.

La clave de la alegoría se encuentra en la imaginería maniquea de los albores del segundo milenio cristiano. Se lo considera, desde esta perspectiva, como tratado místico-científico que describe, desde la cosmovisión dualista y por medio de la imagen del ligno vitae como el eje del mundo (axis mundi), los ciclos de la historia de la humanidad: la creación de Adán y Eva, la tentación, caída y expulsión del Paraíso que provocan la necesidad del nacimiento del “nuevo Adán” en la persona de Jesucristo, para establecer en Su sangre el “nuevo pacto”, capaz de abolir la esclavitud humana a “la ley antigua”. Se trata, en realidad, del litúrgico canto de amor maniqueo - canticum amatorium-, frecuentemente mencionado por San Agustín en sus tratados.

Esta perspectiva facilita también la comprensión del debate entre los elementos que intervienen en los sacramentos cristianos del bautismo y la eucaristía, transmitiendo el interés que centraba las disputas teológicas en las que estaban sumidos por aquella época los defensores de la ortodoxia católico-romana y los representantes de la “gleyza” alternativa albigense que tuvo importante presencia también en la Península Ibérica."

 

 

 

 

 

Partiendo del conocimiento del contexto histórico y el ideario de los tiempos que corrían, se le puede imaginar al escolar que compuso la Razón de amor al despuntar del siglo decimotercero, si no como parte activa de la convulsión social de su época, por lo menos como observador privilegiado y bien informado de la actualidad que conmocionaba por igual la vida cotidiana de sus contemporáneos y la política en todo el Occidente europeo: desde Lombardía hasta tierras hispanas. Sírvanos para (re)crear esta imagen, la magnífica descripción del ambiente del Estudio medieval boloñés (lombardo) que hallamos en la investigación historiográfica Natio hispánica de Pascual Tamburri172:

Cantantes, tabernas, juegos y baños eran elementos permanentes del paisaje boloñés, y la documentación judicial nos ha permitido ver juego ilegal, deudas, peleas sangrientas, incluso una acusación de violación, El burdel, por su parte, aparece como una realidad permanentemente unida al Estudio en este momento, con centros como la «corte» de los Bulgari y la ya citada «torre de los Catalani», y sólo reformadores morales muy severos aspiraron a erradicar el abuso de esta compañía. Precisamente en torno a estos lugares se concentraban las habitaciones y casas preferidas por los españoles, puesto que las expulsiones políticas anteriores a 1300 (la de los gibelinos en especial) permitieron que cada grupo nacional de ultramontanos dispusiese de una zona de la ciudad en el área universitaria. [... ]

Los estudiantes ultramontanos del antiguo Estudio tuvieron por costumbre permanente y casi universal vivir en núcleos compactos y estables dentro del recinto municipal, lo que ha dado lugar a topónimos urbanos relativos a Alemagna, Inglaterra, Holanda, Linguadoca o Hungría. El más antiguo datado es Alemagna, al menos de 1110.

... era además un barrio característicamente universitario, lo que marcó esa prodigiosa continuidad. Equidistante entre S. Francisco, Sto, Domingo, las «escuelas» de S. Petronio (el actual Archiginnasio) y las casas de los Bulgari, esta zona sirvió pues de habitat natural de grupos compactos de españoles, especialmente después del eclipse de la Mascarella, tuvo como centro la parroquia dc S. María de las Muratellc, y renovó esta tradición, incluso urbanísticamente, con la instalación del Colegio de España tres décadas después...

Como se puede apreciar por este testimonio, en aquellos ambientes universitarios convivían, en compañía de escolares de toda Europa, pero muy estrechamente y compartiendo los mismos barrios y espacios lúdicos, precisamente los Bulgari y los Catalani, - que es lo mismo que decir los bogomilos y los albigenses -, puesto que noticia de primer orden por aquel entonces era la expansión de la herejía catara y sus controversias con los emisarios de Roma.

Se vivía, como se ha sugerido, entre momentos de abierto enfrentamiento y castigos ejemplares y otros en los que se celebraban debates públicos en plazas y en iglesias como espectáculo. Las justas retóricas enfrentaban a los clérigos oficiales con predicadores ambulantes que demostraban raro conocimiento de las artes liberales173, de los escritos de los Santos Padres y de las propias Sagradas Escrituras. El espectáculo no defraudaba a las masas y llegó a alimentar profusamente a la literatura goliardica. Proliferaba la literatura de debates que cultivaban ambos lados - unos con más seriedad que los otros y los segundos con más propiedad que seriedad, pero no tardó la Iglesia en darse cuenta que en aquel terreno estaba en desventaja y decidió- tal y como había sugerido su paladín Bernardo - tomar las armas de verdad y zanjar estos espinosos asuntos pasando a la acción. A fin de cuentas sus contrarios - esta especie de intelectuales de su tiempo que eran los goliardos-, se sentían más aptos "para el amor" y se decidían más "por el estudio, antes que por la guerra"174

Del magnífico estudio de Bajtin se desprende que la cultura popular de la risa festiva gozó en Occidente de una libertad extraordinaria hasta el siglo XII y era tan importante y universal como la gravedad y el orden 175. Se la consideraba como una segunda revelación del universo en clave lúdica e irrisoria. Por ello los parodistas altomedievales se atrevían con todo, siguiendo las antiguas tradiciones transmitidas a través de las saturnalias romanas y merced a la licencia de la risa pascual. Sus juegos irreverentes empezaban por lo más sagrado e importante desde el punto de vista del sistema establecido, así que proliferaba, junto a la oficial, una rica literatura popular en latín y en lenguas vernáculas: de catecismos grotescos como la Coena Cypriani y la Joca monachorum, parodias de testamentos, credos, himnos y letanías, padrenuestros y avemarias, liturgias para jugadores, bebedores y del dinero, evangelios satíricos como el de "Marcos de plata", etc. Ahora bien - advierte el erudito ruso - es necesario entender que esta cultura popular festiva se diferencia sustancialmente de la concepción moderna a través de la que la valoramos. La principal divergencia estriba en que en el carnaval se escarnece a los mismos burladores también:

El pueblo no se excluye a sí mismo del mundo en evolución. También él se siente incompleto; también él renace y se renueva con la muerte. Esta es una de las diferencias esenciales que separan la risa festiva popular de la risa puramente satírica de la época moderna. El autor satírico que sólo emplea el humor negativo, se coloca fuera del objeto aludido y se le opone, lo cual destruye la integridad del aspecto cómico del mundo; por lo que la risa popular ambivalente expresa una opinión sobre un mundo en plena evolución en el que están incluidos los que ríen.

Pero esta risa no era una reacción individual ante algún hecho singular aislado. La risa carnavalesca era, como el carnaval mismo, ante todo patrimonio del pueblo, de la comunidad y todos participaban de ella, de manera que el mundo entero, sin ninguna excepción, se presentaba como cómico y era visto desde un relativismo jocoso. En ello residía la ambivalencia de su risa, que era tanto alegre y llena de alborozo, como burlona y sarcástica: negaba y afirmaba, amortajaba y resucitaba a la vez (igual que el delicado poema de Lope de Moros, por cierto).

En su importante investigación llega a afirmar Bajtin que las celebraciones carnavalescas ocupaban un importante lugar en la vida de las poblaciones medievales, incluso desde el punto de vista de su duración: hasta tres meses por año en las grandes urbes. Su influencia sobre la concepción y el pensamiento de los hombres, debió ser radical: les obligaba a renegar, en cierto modo, de su condición oficial de monje, clérigo, escolar, caballero, campesino y a contemplar el mundo desde un punto de vista cómico y grotesco. No sólo los escolares y los clérigos, sino también los eclesiásticos de alta jerarquía y los doctos teólogos se permitían alegres distracciones durante las cuales se despojaban de su piadosa gravedad, como en el caso de los "juegos monacales" (Joca monachorum), título de una de las obras más apreciadas de la Edad Media. Por ello no era extraño que escribieran, desde sus estudios, disputas, diálogos y crónicas cómicas y tratados más o menos paródicos, que revelan cierto grado de instrucción en sus autores -en algunos casos muy elevado-. Eran, a fin de cuentas, los ecos de la risa de los carnavales públicos que repercutían en los muros de los monasterios, universidades y colegios. A pesar de estar hablando de cultura popular de la risa festiva, Bajtin no la entiende como folclore, sino como literatura imbuida de la cosmovisión carnavalesca y de sus formas, que se desarrollaba al amparo de "las osadías legitimadas por el carnaval", cuya parte literaria solía representar. Parte literaria que encarnaba, a su vez, una literatura festiva y recreativa típica de la Edad Media. Pero hacia finales del siglo duodécimo las cosas, por lo visto, empezaron a cambiar. Aparecen desde entonces las condenas a los "intelectuales goliardos" en los sínodos y concilios eclesiásticos y se les llama vagabundos, bribones, juglares, bufones... Se les considera ya como falsos estudiantes y bohemios y a pesar de que a veces se les mira con ternura - ¡a la juventud hay que excusarla! - empiezan a multiplicarse las voces del desprecio que los identifican como turbadores del orden.

Además, "pensemos que el término joculator, juglar, es en aquella época el epíteto con que se designa a todos aquellos que se consideran peligrosos, aquellos a quienes se quiere separar de la sociedad" . También el "fiel y autorizado cronista" Tudense deja clara su condena a los agitadores con estas palabras:

A veces interrumpen estos sectarios los divinos oficios con canciones lascivas y de amores, para distraer la atención de los circunstantes y profanar los sacramentos de la Iglesia... En las fiestas y diversiones populares se disfrazan con hábitos eclesiásticos, aplicándolos a usos torpísimos. Y es lo más doloroso que les ayudan en esto algunos clérigos, por creer que así se solemnizan las fiestas de los santos...

Hacen mimos, cantilenas y satíricos juegos, en los cuales parodian y entregan a la burla e irrisión del pueblo los cantos y oficios eclesiásticos.177

He aquí una noticia, peregrina sin duda y no aprovechada aún, para la historia de nuestro teatro. - observa Ramón Menéndez y Pelayo en su Historia de los heterodoxos en España. Aquí quizás ya sea hora de preguntarnos ¿hasta qué punto el intelectual de los siglos XII y XIII - así como lo entiende Le Goff178 -, no coincide mayoritariamente con la figura del heterodoxo: del joculator "indeseable, rebelde" y hermanado con los trovadores, quien canta al juego, el vino y el amor, oponiéndose con "inspiración antipontificia y antirromana" al nicolaitismo 179 y la simonía que rendían culto al Mammón todopoderoso en la Sanctae Romanae Ecclesiae? Así, por ejemplo, consta en el acta de la conferencia que reunió a mediados del siglo XII en Lombers a varios obispos, incluido el de la diócesis, el vizconde de Béziers (propietario del castillo situado en las cercanías de Albi) y la hermana del rey de Francia y condesa de Tolosa Constanza, con una delegación de "los hombres buenos" quienes :180

Dicen también que Pablo estableció en su epístola qué obispos y sacerdotes deben ser ordenados en las iglesias, y que si los hombres ordenados no fuesen como Pablo había especificado, no eran obispos o sacerdotes, sino lobos rapaces, hipócritas y seductores, aficionados a los saludos en la plaza del mercado... deseosos de que se los llame rabinos y maestros en contra del mandamiento de Cristo, luciendo albas y mantos suntuosos, ostentando costosos anillos de oro en los dedos, nada de lo cual era mandamiento del Señor Jesús...

Estas declaraciones no distan nada de muchos de los temas de los Carmina burana. Salta a la vista que ese estado de cosas provocaba tanto la indignación, como la hilaridad popular - aquella risa ambivalente de la que habla Bajtin-, y encontraba su amarga expresión en la literatura goliardesca de la época:

Iacet ordo clericalis

El estado clerical yace abatido

in respectu laicalis

ante la mirada de los laicos,

sponsa christi fit mercalis

la esposa de Cristo se vuelve venal

generosa generalis

de generosa, general:

veneunt altaria

se venden los altares,

venit eucharistia

se vende la Eucaristía,

cum sit nugatoria

siendo así que la gracia

gratia venalis

que se vende no es tal.181

Pero esta protesta contra la jerarquía eclesiástica y su venalidad inspiraba no sólo la literatura y las manifestaciones artísticas, sino los más diversos movimientos populares que alcanzaron, como se ha visto, toda la geografía europea. Eran cada vez más fuertes y decididas las reprobaciones y actos contra el clero que los esquilaba como ovejas sin descanso. El diezmo que se le exigía tanto de todos los productos de cultivo y de ganado, como de los demás productos económicos, pesaba del mismo modo que los demás impuestos sobre el pueblo. El lujo con que las misas, las iglesias y los altares eran guarnecidos y, no en último término, la pretenciosa vida del alto clero, contrastaban desmesuradamente con la pobreza del vulgo.

Otro agente de la efervescencia por la época era el propio papado que gracias a la protección de los feudos laicos - príncipes, reyes y emperadores - se había convertido en gran fuerza internacional. Disponía de terrenos y otros valores inmobiliarios, así que no pudo resistirse a la tentación de aspirar a dominar el mundo feudal. Estas apetencias suyas lo enfrentaron al poder laico, que para proteger sus intereses no desdeñaba recurrir a las heterodoxias. Siguiendo las leyes implacables de su propio desarrollo histórico se pusieron en movimiento las fuerzas contradictorias de la sociedad feudal y fue cambiando la correlación de las fuerzas entre los diferentes estamentos. Ello resultó en el tambaleo de los pilares consagrados por la tradición y en corrientes de revisión de los viejos conceptos, valores y dogmas eclesiásticos, conformándose los movimientos antifeudales como herejías religiosas182:

Los primeros truenos sonaron, anunciando la tormenta, en el siglo X en Bulgaria que resistía desesperadamente ante las tentativas de Bizancio de absorberla. Allí echó raíces profundas la doctrina bogomiliana, nueva herejía ligada con el paulicianismo, que reflejaba los estados de ánimo de los campesinos alzados contra el yugo feudal y nacional.

Los bogomilos desaprobaron la riqueza, considerando la pobreza como virtud suprema, y algunos negaron la propiedad privada. Además, fueron adversarios de los ritos eclesiásticos, los sacramentos, las reliquias, los iconos y la cruz; a su juicio las iglesias y los monasterios eran la sede del diablo.

Después de conquistada Bulgaria por Bizancio ocuparon los puestos en la Iglesia búlgara los griegos impuestos por el gobierno bizantino. A los ojos del pueblo eran forasteros al servicio de Constantinopla. Los bogomilos participaron activamente en los levantamientos antibizantinos.

Las autoridades eclesiásticas y seculares del Imperio Bizantino persiguieron a los bogomilos de la manera más drástica, por medio de la excomunión y los anatemas, la reclusión carcelaria, el exilio, la incineración de sus dirigentes en la hoguera y confiscación de sus propiedades. En 1111 fue quemado públicamente en Constantinopla Vasilyi, distinguido predicador de la doctrina bogomiliana. Sin embargo, las autoridades no lograron, ni aun recurriendo a un terror feroz, acabar con esa herejía que subsistió en los Balcanes hasta el siglo XIV."

A lo largo del siglo XI se ve alcanzada por la herejía también la Europa occidental. Sus movimientos heréticos están dirigidos principalmente contra el papado y la jerarquía clerical y predican igualmente el retorno a las tradiciones del cristianismo primitivo y la observancia estricta del principio evangélico "quien no trabaja, no come". Fueron, en su mayoría, artesanos y campesinos, pero contaban con importante apoyo entre todos los sectores de la sociedad feudal. Para desprestigiar las doctrinas heréticas a los ojos de la cristiandad, la jerarquía eclesiástica les pegaba las infamantes etiquetas de viejas herejías condenadas por los concilios ecuménicos y por los padres de la Iglesia y les imputaba los pecados más denigrantes e "infandas liviandades" (Menéndez y Pelayo). Resulta proverbial, en este sentido, el desarrollo del significado de bougre/bugger183 como derivado de Bulgar (Vulgar)/Bulgari en las lenguas románicas y en inglés. Es un hecho harto conocido que los tratadistas católicos se refieren a la herejía como "Bulgarorum haeresis" y a los herejes como Bulgari, Bolgari, Bogri, Bugres 184 de allí las connotaciones negativas de este epíteto en la posterior literatura católica con sentidos cercanos a 'sodomita185. El alcance de este fenómeno sigue, en líneas generales, las tierras "inflamadas"186 por la herejía y su ulterior persecución. Borislav Prímov analiza también otros ejemplos que tienen el mismo origen y evolución: "buzzerone" en italiano187, "buzerans" y el verbo "buzeral" en húngaro. Sus indagaciones están confirmadas por los estudiosos de la lexicografía románica. Du Cange y O'Shea188 encuentran el rastro de este proceso en la palabra castellana "bujarrón" 189, cuya variante cubana es "bugarrón" (DRAE). Así, en algo más que tres centurias, la propaganda católica pudo borrar la buena fama de los "buenos cristianos" presentando su ideal de vida de pureza como señal de costumbres y prácticas punibles.

En la misma línea discurren también las últimas hipótesis sobre la etimología de la palabra "cátaro". Anne Brenon190 opina que la célebre etimología "del griego catharos o sea, puros" ya no puede sostenerse; y analiza como verosímil la propuesta por Jean Duvernoy, sobre la interpretación particular del canónigo Ecberto de Schönau, quien "imbuido de su cultura patrística" debió transcribir por cataros los conocidos en Renania (especialmente en el territorio del arzobispo de Lieja 191) grupos identificados con el término latino de cati - catiers en lengua de oíl-, que llegaría a significar 'adoradores de gatos o hechiceros'. O'Shea 192 se detiene a explicar que se trata de un juego de palabras alemán originado por los rumores sobre aquella gente que les atribuían la práctica del "beso obsceno" en el trasero de un gato. Curiosamente las infamias sobre los herejes se tomaron prestadas de las calumnias que abundaban ya en la época clásica y que se difundían a propósito de la propagación del cristianismo primitivo. Así lo hizo el papa Gregorio IX (el patrocinador de la Inquisición) en su bula de 1233 Vox in Roma, repitiendo las viejas historias sobre orgías felinas. Su antecesor Walter Map193 - el diácono de Oxford e historiador galés de dudoso rigor -, ya había popularizado la siguiente historia sobre los valdenses:

En la primera parte de la noche cada familia [...] se sienta aguardando en silencio en su sinagoga, y entonces desciende por una cuerda que cuelga en el centro un gato negro de tamaño extraordinario. Al verlo apagan las luces y no cantan ni repitan himnos de manera clara, sino que los canturrean con los dientes apretados, y se dirigen al lugar donde han visto a su maestro, yendo a tientas hacia él, y cuando lo encuentran lo besan. Cuanto más apasionados son los sentimientos, más abajo apuntan; algunos llegan hasta los pies, pero la mayoría se detiene en la cola y las partes pudendas. A continuación, como si este asqueroso contacto desatara sus apetitos, cada uno agarra a su vecino y se harta de él con todas sus fuerzas. (RICHARDS, 1991, pp. 60-61)

Pero fue la primera de todas la iglesia de Oriente la que había comprobado la validez de estos vilipendios, mofándose (esto sí, de manera bastante más lógica y moderada) de la excesiva devoción apostólica de los disidentes, al llamarles fundaguiaguitas o fundaítas 194 (hombres del saco 195) para subrayar que eran vagabundos y no trabajaban en nada concreto, haciéndose mantener por sus fieles para poder dedicarse a una vida de ministerio cristiano, tal y como lo entendían.

La propaganda eficaz, no obstante, no se limita únicamente a difundir ofensas y difamaciones, sino necesita también de un aparato represivo y de censura, capaz de limitar las libertades y frenar el descontrolado intercambio de ideas. Los nuevos herejes se oponían a las prácticas de la Iglesia y la reformada doctrina eclesiástica, inspirándose en las Sagradas escrituras y la tradición patrística 196, así que la propia Biblia llegó a convertirse en el arma principal de la lucha contra la Iglesia. Abundan, por ello en la literatura inquisitorial, las referencias a los libros y escritos que traducían y manejaban en lenguas vernáculas cataros y valdenses, al igual que estudios de sus métodos de difusión, que asombraban por su eficacia y popularidad. Para los cataros, la transmisión de los evangelios llamada "la tradición del Libro" junto con la "tradición de la Oración" conocida como el Pater Noster, constituía el núcleo del ritual de su iniciación a la fe, que ellos consideraban como una especie de bautismo espiritual legado por Cristo mismo: el consolament. No fue desaprovechada tampoco esta ocasión para tildarles de adoradores del libro, mofándose de su costumbre de llevar consigo a todas partes porciones de las Escrituras: El Evangelio y el Apocalipsis de San Juan el evangelista, las Epístolas de San Pablo, el Apóstol 197: sermones y parábolas preparados para sus intervenciones públicas. Se cuenta que para la distribución de sus escritos los colaboradores de Pedro Valdo se servían de tácticas de venta especiales para evitar ser denunciados. Un inquisidor los describe viajando de un pueblo a otro y vendiendo mercaderías para lograr entrar en las casas. Explica que ofrecían joyas, anillos, aros, telas, velos y otros adornos. Cuando les preguntaban si tenían otras joyas, contestaban: "sí, tenemos joyas más preciosas que éstas. Si prometen no denunciarnos se las mostraremos"; y cuando obtenían esa seguridad proseguían: "Tenemos una piedra preciosa tan brillante, que su luz permite ver a Dios; y tan radiante que puede encender el amor de Dios en el corazón del que la posee. Estamos hablando en lenguaje figurado pero lo que decimos es la pura verdad". Luego extraían de debajo de su ropa alguna porción del Nuevo Testamento, la leían, explicaban y vendían a quien las quería. Un inquisidor de Passau, conocido como Reinero, escribía de ellos en el siglo XIII:

Entre todas las sectas que existen o que han existido, no hay ninguna más perniciosa para la iglesia que la secta de los Lyoneses; y esto por tres razones: La primera por su gran antigüedad, pues algunos dicen que los valdenses se remontan al tiempo de Silvestre y hasta hay quien asegura que al tiempo de los apóstoles. La segunda porque es la más extendida y apenas si hay un país donde no exista esta secta. La tercera razón es que, mientras todas las demás sectas despiertan horror y la repulsa de sus oyentes por sus blasfemias en contra de Dios, esta demuestra una gran semblanza de piedad; tanto que sus adherentes viven justamente delante de todos los hombres y creen en todos los artículos del Credo, respetando en todo a Dios: Solamente blasfeman de la Iglesia y del clero romanos; por esto tan grandes multitudes de laicos les prestan atención.

A la vista de todo esto, en sus sínodos198 de 1229 y 1234 la Santa Romana Iglesia llegó a prohibir la lectura y traducciones en lenguas vernáculas. En febrero de 1233 en Tarragona, Jaime I promulgó unas constituciones entre las que se ordenaba199 que nadie tuviera en romance los libros del Antiguo o del Nuevo Testamento, sino que en el término de ocho días los entregase al obispo de su diócesis para que fuesen quemados y para que no pagasen inocentes por pecadores. Tampoco podría decidir en causas de herejía sino el obispo diocesano "u otra persona eclesiástica que tenga potestad para ello": es decir un inquisidor. De este importantísimo documento arranca la historia de la Inquisición en España, afirma Menéndez y Pelayo y añade que las traducciones de la Biblia eran numerosas en Francia y por lo que de la prohibición regia se desprende tampoco "faltaban en Cataluña; pero este edicto debió contribuir a que desapareciesen. De las que hoy tenemos, totales o parciales, ninguna puede juzgarse anterior al siglo XV."

Así, mientras para San Bernardo el París que adoraba a Abelardo era "la Babilonia que perdía las almas" y el cisterciense Pedro de Selles 200 juzgaba perniciosa "la compra de libros" y la paga de "profesores de escritura, el embrollo de las disputas y la urdidumbre de los sofismas", en la generación siguiente Don Lucas de Tuy opinaba que "el claustral inquieto y giróvago es como un asno sin control, que se le ve siempre a las puertas del convento o entretenido con vanidades en las plazas".

Con el mismo espíritu juzgó también los errores de los herejes de León. Sus juicios son buen indicio de lo que realmente le molestaba a la Santa Romana Iglesia. Según su testimonio los albigenses leoneses negaban la existencia del purgatorio y la eficacia de las indulgencias, de la intercesión de los muertos (los santos) y del culto a las imágenes (eran iconoclastas). Condenaban, además, la veneración de los sepulcros de los santos, las solemnidades y cánticos de la Iglesia, el toque de las campanas, las peregrinaciones a los santos lugares y veneraban la cruz con tres brazos y tres clavos a la manera oriental. Algo que importunó enormemente a los herederos de la devoción Bernardina a la Virgen es que "públicamente blasfeman de la virginidad de María Santísima, tan venerada en España. Por eso se ha entibiado el ardor bélico y corre peligro de extinguirse aquella llama que devoraba a los enemigos de la fe católica."201

Por su parte, el Concilio de Valladolid del año 1322 llegó a manifestar su repulsa hacia los juglares en estos términos: "Establecemos que todos los clérigos diligentes se guarden muy bien de gargantez et de bebedez... Ítem, establecemos, que no sean en campañas do están joglares .202

Este es el contexto histórico que ha motivado la necesidad de un acercamiento a la Razón de amor desde una perspectiva diferente a la estrictamente católica ortodoxa y contando con la mentalidad dualista que caracterizaba "la cultura popular" de su época. Una aproximación así permite descubrir las paridades con su contemporáneo anónimo La búsqueda del Santo Griat203 y las novelas que componen el ciclo artúrico. También sus episodios parecen incongruentes y mal enlazados a primera vista, debido al desconocimiento de la clave de su interpretación.

Según el análisis de Albert Pauphilet24 las narraciones medievales contienen en sí mismas la traducción de sus alegorías, frecuentemente representadas en forma de visiones. Conociendo estas características de la fabulación medieval, sería lo normal esperar que los Denuestos del agua y del vino "en esta raçón" fuesen aquella especie de glosa que revelase el significado más intrincado de la primera parte del poema, en la que ocurre la amorosa visione y se despliegan las escenas y objetos de valor claramente simbólico y difícil de interpretar en un primer momento.

Conviene recordar, por otro lado, que la mentalidad del hombre medieval demuestra una concepción del mundo que parte más bien desde una perspectiva dualista de anversos y reversos25 que desde un elaborado y unívoco monismo como el que acertó a postular Santo Tomás de Aquino algo más tarde, pero que no dejaba de ser abstracto e inservible en la práctica al no saber dar explicaciones a tantas contradicciones diarias. La propia cosmovisión cristiana, nutrida por las Sagradas Escrituras y ampliamente difundida por los padres de la Iglesia, proporcionaba una escala de valores fundamentada en la antítesis que conformaba el aristotelismo del momento. También las más antiguas oposiciones de conceptos se establecían por dúos: bien y mal, cuerpo y alma (Gn. II, 7-14), verdad y mentira, cielo y tierra, reino de Dios y sus adversarios (Ap. XII, 7-9). Lo mismo era válido con igual fuerza para la verdad absoluta del Amor que es el todo y también "es Dios" y su falta más absoluta, la nada, así como estaba definida en el Libro de los dos principios y el Tratado cátaro 206 : "tanto más, cuanto que el bien y el mal 207 no tienen nada en común y no pueden derivarse uno de otro, porque se destruyen recíprocamente y se combaten en una guerra suprema e incesante".

Expresión de esta misma guerra suprema e incesante es este fascinante y delicado poema que ofrece su particular justa poética en la que su sistema de valores se enfrenta, por la simple y apoteósica ars poética como expresión de las artes liberales, a la ars tormentaria 208 elegida por sus adversarios, conscientes de su propia mediocridad. Insiste, por ello, el escolar en que "es clérigo y no caballero" muy orgulloso de "que sabe mucho de trovar, de leer y de cantar".

Desde el enfoque de la intertextualidad y el estudio de la iconografía románica se puede reconocer en el poema, a través de los árboles del olivo y del manzano, transformados al final en un granado, la metamorfosis de una persistente figura, generalizada por el cristianismo pero de presencia universal, por la que el árbol representa la vida del cosmos en su crecimiento, generación y regeneración. Según la disquisición de Cirlot, el cristianismo reconoció en el árbol la significación esencial de eje entre los mundos (ctónico 209, central y celestial) y posteriormente se hizo coincidir el árbol cósmico con la cruz de la redención siguiendo la ecuación macrocosmos -microcosmos 210. Así, se convirtió en símbolo de la naturaleza entera. Esta misma lógica rige también los Bestiarios medievales, ricamente iluminados, y los tratados del tipo de El Jardín simbólico.

En la primitiva iconografía cristiana la cruz estaba representada como árbol de la vida. En su estrato originario se distinguen claramente un árbol de vida y otro árbol de muerte que no se especifican, siendo el segundo mera inversión del sentimiento del primero. Esta duplicación del árbol se ve reforzada por el relato del Génesis (II, 9) que habla de la presencia en el Paraíso del árbol de la vida, y también del que representa el conocimiento del bien y del mal: ambos estaban en el centro del Jardín del Edén .

En la composición de Lope de Moros, que es el particular canticum amatorium ibero-románico, están presentes precisamente estos árboles: el olivar en representación del árbol de la vida, el manzanar por el del conocimiento del bien y el mal (el de la perdición) y el malgranar (granado) como el árbol de la cruz. Esta misma imaginería es común a la época, como se puede comprobar por el Libro sobre el amor a Dios de San Bernardo y el corpus doctrinal que inspira las metáforas de la poesía amorosa y el dogma del amor puro 212, propuesto por el conocido De amore de Andrés el Capellán, quien diferencia explícitamente el amor puro (sin coito) del amor mezclado (mixtus).

El estudio más profundo de las fuentes de la Leyenda del árbol del Paraíso que conforma la Leyenda dorada, pertenece al medievalista Moshé Lazar. Su reconstrucción parte de las versiones románicas conocidas 213, suponiendo una fuente común fechada hacia finales del siglo XI o principios del XII. Según la novedosa investigación del erudito búlgaro Gueorgui Vasílev, avalada por el propio Moshé Lazar como continuación de sus disertaciones, la unión entre el árbol del conocimiento y el de la vida en el árbol de la cruz es el motivo que aparece como el eje de composición de los apócrifos del dualismo balcánico, suavizando la postura "absoluta" - más cercana al docetismo 214 de los paulicianos 215-, y reivindicando para la cruz el significado de resurrección y regeneración latentes en la figura de la muerte del Salvador, cuya crucifixión se representa como el abrazo a la humanidad: igual que lo percibirá Ramón Lilio algo más tarde. Esta tradición había tomado cuerpo en los albores del segundo milenio cuando todavía prevalecía en la Iglesia cristiana la conciencia de unidad y el flujo de ideas entre Oriente y Occidente no estaba interrumpido. Estuvo alimentada por la difusión de los apócrifos bogomilos 216 que conformaron la Leyenda del madero de la cruz217 desarrollando la imaginería dualista tan recurrente en la iconografía cristiana, aun después de pasar a la clandestinidad y confundirse con el hermetismo a partir de las persecuciones de los siglos XII y XIII. En ella, el árbol del conocimiento que lo fue también de la perdición del primer Adán (1ª Corintios, XV) se convierte en el árbol de la vida por medio del reconocimiento moral del hombre caído, regenerado en su nuevo nacimiento obrado en la cruz de Jesucristo: el Adán nuevo, la simiente de la mujer que cumple la profecía del Génesis III, 15, derrotando a "la serpiente antigua".

En el bogomilismo este nuevo Adán se exhibe como prefiguración de democratización e igualación social. En la Leyenda del leño de la cruz, escrita por el heresiarca Jeremías, se produce el descenso de Jesús en la tierra para aparecerse al campesino más humilde y enseñarle, como a amigo y hermano y sin intermediario clerical alguno, a utilizar el arado para superar la maldición de la tierra que había acompañado la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Gueorgui Vasílev, por ejemplo, encuentra restos de esta iconografía en la cultura medieval anglo-normanda.

Constancia de la popularidad del motivo del árbol de la cruz han dejado también las numerosas versiones canonizadas posteriormente por la Iglesia Católica que circulaban a finales del siglo XII y todo el siglo XIII, asimilándolos a su manera para desactivar la carga herética que contenía in generis. Pasó a ser visto como prefiguración de la Virgen María o la representación simbólica de los árboles de vicios y virtudes que ejemplifican el espacioso camino de la perdición y el angosto a la salvación. Así se interpretarán, entre otros, el místico Lignum Vitae del franciscano Bonaventura o el Arbre de ciencia de Lulio para quien la estaca (el perpendicular) de la cruz es el auténtico axis mundi: "vos fuisteis crucificado en medio del mundo" - para iluminar a los ciegos y para calentar el corazón de los creyentes 9. Para Lulio el árbol que "renueva sus hojas, su flor y su fruto" se identifica por la cruz, en la que la esencia divina y la naturaleza humana confluyen en la muerte, cuya figura es el fruto, última etapa de la vida, pero también la primera que anuncia la renovación de la planta. Así, el símbolo de la cruz se convierte en la imagen del crucificado que extiende sus brazos acogiendo a los hombres y a la naturaleza entera.

Según la Interrogatio Iohannis220 el Pater Noster que era la única oración a Dios que los herederos del bogomilismo en Occidente reconocían y entonaban durante la recepción del consolament221, era el mismo con el que los ángeles (almas humanas) glorificaban a Dios antes de su caída. Pero, en la terra aliena ('este mundo de maldad') no podía volverse a entonar la oración dirigida al Padre. Durante la ceremonia del consolament se enseñaba la "tradición" de "esta santa oración" que nadie debía pronunciar si no se encontrase en estado de verdad y de justicia.

Es, por ello, que únicamente en el hortus conclusus se despierta el deseo del escolar de entonar una canción: "e quis cantar de fin amor". Fin' amor significa 'depurado, noble' o 'sin mixtura' y hasta cierto punto se corresponde con la idea del joy (joi) o gozo del enamorado que está íntimamente ligada a la inspiración poética222. Así, como está representado por la alegoría de la fuente perennal y el olor regenerador de las flores e hierbas. En aquellos lugares un alma que se siente extraña y desconsolada en la tierra tiene motivos para entonar su canticum amatorium y rememorar las excelencias del fin' amor que la ha llevado a los tiernos brazos del amigo al que ha amado "de oídas", puesto que "¡a fe es por el oír, y el oír, por ¡a palabra de Dios" (Rom. X, 17). Ésta es la razón por la que es la doncella, y no el escolar, la que logra entonar su cantiga d'amigo expresando su lamento por la ausencia de las excelencias de su amado y sus ansias de conocer al que "tanta bona manera ovuo en sí". La aversión por los bienes terrenales - común a trovadores y cátaros -, al equiparar la vil concepción del amor capaz de confundirlo con el poder, encuentra expresión en la tajante declaración de la muchacha: "más amaría contigo estar que toda España mandar". Repite el poema también los símiles heredados del maniqueísmo223 de luz y calor que identifican a Jesús para el mundo espiritual con el sol del mundo natural y la identificación de la Esposa de Cristo con su Iglesia entendida como la comunidad creyente, en contraposición de la posterior lectura católico-romana que derivará esta apoteósica comparación aplicándola a la Virgen María idolatrada.

Las alegorías dualistas aparecen también en la leyenda del Santo Grial, que asimila otros motivos y personajes relacionados con la tradición apócrifa de la Última Cena y la simbología específica del vino y los bocales. En ellas, el agua del bautismo de Juan (como lo consideraban los heterodoxos ) pierde fuerza ante el bautismo espiritual de Cristo representado por el vino. Las flores y los frutos tienen significado místico en el camino iniciático del re-conocimiento personal o el desnudamiento filosófico como lo figura también el Roman de la Rose225. Está expresado por "partí de mí las vestiduras" y es un factor que favorece los viajes a través de los sueños visionarios, conforme a la enseñanza apostólica: "habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno" (Colosenses, III, 9-10). Lo mismo ocurre en los Milagros de Berceo y en la epopeya de La búsqueda, cuyas aventuras más significativas encuentran a los caballeros despojados de sus armaduras: a imagen de las tentaciones de Jesucristo en el desierto, hallándose despojado de sus divinos atributos.

La tendencia de democratización de la tradición cristiana, tan contraria al poder papal emergente, procede de los apócrifos maniqueos como la versión de Carcasona del "Libro secreto de los bogomilos". Únicamente en las redacciones balcánicas y sus versiones manejadas por los cataros de Provenza aparece el motivo del descenso de Jesús a los infiernos omitido por otras226. Sobra postular las causas por las que el mismo fue transformado por la adaptación oficial católica en el milagro de la Virgen , conocido por el Milagro de Teófilo de Berceo. Quizás por oposición a ella, el íncipit latino del poema prefiere invocar la gracia del Espíritu Santo, el Paráclito, para subrayar su pretensión intrínseca de exponer un debate sobre el Amor y fijar sus destinatarios como los "tristes de corazón". Es obvia la relación intertextual con el Nuevo Testamento que parece aludir al ritual cátaro del consolament (paraclesis): "bienaventurados los tristes <de corazón>, porque ellos recibirán consolación" (Mateo: V, 4).

Aclara muy bien el goliardo lo que entiende por "buena razón"y "razón acabada, / feyta d'amor e bien rimada 229" atendiendo a la alusión de mixtura (el amor mixto) del Agua y el Vino que es, en principio, lo que le molesta al Vino por la contaminación que le supone la incursión del otro líquido en su recipiente. La imposibilidad de mixtura entre el bien y el mal es el principal argumento del dualismo, tal y como está argüido en el Libro de los dos principios. Por ello se molesta el Vino cuando se ve mezclado con el Agua - que es el elemento que disuelve las impurezas y la obvia referencia bíblica de la profecía de Isaías (I: 21-31 ) nuevamente se inscribe en un contexto "apocalíptico" y milenarista:

¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Así se explicaría el debate entre los elementos en el que el "hijo de la cepa" pretende identificarse con la sangre de Cristo y la pureza, en oposición al bautismo por Agua que proclamaba la Iglesia católica y que los cátaros concebían como signo material externo exento de poder para salvar. Es más, según el testimonio de Eutimio Zigábeno, su ceremonia de consagración de los ministros incluía un ritual oriental específico por el cual se lavaba al creyente con una esponja de "agua impura" para borrar del "hombre viejo" cualquier vestigio de su anterior bautismo de agua y consagrarle como maestro, llamado también electo , consolado o, simplemente, cristiano 232.

De hecho, Del sacrificio de la misa de Gonzalo de Berceo expresa muy bien la institución católica de la eucaristía en los mismos términos, entendiendo que (61): "El vino significa a Dios nuestro Sennor, / La agua significa al pueblo pecador"; aunque el verso que identifica al Agua con el pueblo pecador y los tres siguientes falten en el códice de la Biblioteca Nacional (la Real de antes) y se suplen por los publicados por Sánchez a partir del Códice de San Millán 233.

 

 

VII. EL NUEVO ORDEN UNIVERSAL

A propósito de la traducción de los versos de la Carmina Burana en el capítulo anterior, adviértase que las nuevas realidades sociales para los que la defendida en el siglo IX por los obispos de Orleáns "ordo trinus " 234 se quedaba estrecha y - sugerencia debida a Le Goff235 - el propio término de "ordo" empezó a competir a partir del siglo XI con otros que se prestaban a mayor flexibilidad: "conditio" y "estado", principalmente. De hecho, se ha insinuado que, bajo la fórmula trinitaria, la estructura socio-política del Occidente europeo oculta un profundo dualismo. Dualismo de dominantes versus dominados. Pero dualismo también en tanto, en cuanto el enfrentamiento entre las dos supraestructuras dominantes - papado versus imperio, regnum versus sacerdocium, o estado versus iglesia, en nuestra terminología actual - va a marcar una profunda impronta social236. Aun dejando de lado las referencias históricas pormenorizadas, se hace evidente que difícilmente se entendería la sociedad de los siglos XII y XIII, ignorando las principales fuerzas políticas, ideológicas y sociales, llamadas a conformar y reorganizar la historia europea del segundo milenio 237. Sus inicios quedaron marcados en Occidente a partir del cisma de 1054, conocido aquí como "cisma de Oriente". Con él culmina la paulatina separación de poderes entre la Iglesia bizantina (Constantinopla) y la Romana y se explica en gran manera la motivación de las cruzadas que ahondan irreversiblemente esta separación, sentenciada definitivamente por los relativamente modernos dogmas de la infalibilidad del papa (1870) y la Inmaculada concepción (1854), y a pesar de los esfuerzos históricos por superar estas diferencias en el Concilio de Lyon II (1274) y el de Ferrara (Florencia: 143845). Wilton Nelson en The New Internacional Dictionary of the Christian Church resume de la siguiente manera la postura de las dos partes: "según los romanos los griegos son cismáticos, pero no heterodoxos; según los griegos el asunto es el contrario". Aquel fue el caldo de cultivo que originó en la Europa occidental la coexistencia en abierto antagonismo de dos Iglesias cristianas con sus respectivas doctrinas, orden y estructuras sociales representadas. Estaba, por un lado, la gobernada por los poderes eclesiásticos oficiales promovidos por la curia Romana regida a partir del XII por los cistercienses y que, siguiendo la estratégica premisa de "divide et impera", se haría no antes de finales de la XIII centuria con el control efectivo de la política europea e impondría para sí misma el calificativo de Católica 238.

Junto a ella hacía constante acto de presencia - bastante molesta para la primera, ciertamente-, una gleyza alternativa, con su propia estructura organizativa y desarrollados métodos de discipulado, que gozaba de gran arraigo popular y urbano. Durante casi dos centurias y hasta mediados del s. XIII disfrutó de importante libertad de movimiento en Italia, debido a la autonomía que defendían para sí las ciudades italianas tanto frente al papado, como frente al emperador239. Tampoco fue tan problemática su supervivencia en Cataluña240" y estuvo bien tolerada por la nobleza occitana: quizás el ejemplo más significativo, pero no aislado, fuera el de Guillermo, el duque de Aquitania.

Sus semejanzas ideológicas con la estética trovadoresca y de los minnesinger alemanes241 debieron ganarle aún más prestigio social, sirviéndose de sus redes de comunicación y propagación, de manera que llegó a tener suficiente influencia como para llegar a celebrar, como se ha dicho, sus propios concilios242 al margen del estamento eclesiástico romano, al que retaba abiertamente en debates públicos. Se tiene la noticia cierta de, por lo menos, un concilio celebrado en 1167 en San Félix de Caramán 243, cerca de Tolosa (Francia244) y convocado por grupos próximos ideológicamente al catarismo. Está documentada en él la presencia de un heresiarca ("antipapa" para los católicos) búlgaro, cuya principal misión consistía en colaborar en la organización de las iglesias occidentales. Se le conoce como Nicetas o Niquita, aunque las fuentes españolas duden de su existencia al no ponerse de acuerdo si procedía de Bulgaria o de Bizancio245. En el mismo orden de acontecimientos merece mencionar el caso de la ciudad italiana de Orvieto, de donde en 1170 echaron al obispo católico Ricardo, convirtiendo su ciudad en un importante centro de expansión de la propaganda cátara. Estas fechas son precedidas en el tiempo por la histórica quema de herejes en Colonia (1163) de la que sabemos por el mencionado cronista Ecberto (Eckbert von Schönau) quien escribió: Hos nostra Germania Catharos, Flandia Piphles, Galia Texerant ab usu texendi appellat. -, dando a entender que en Alemania los llamaban cataros, en Flandes pifles y en Galia tejedores 246.

De la misma opinión es Francesco Zambón quien escribe en la introducción de su edición de los más importantes textos cataros conocidos en Occidente, que el movimiento estaba irradiado entre mediados del siglo XII y finales del siguiente "por varias regiones de Europa - sobre todo en Occitania y en el Norte de Italia, pero también en Renania, en Flandes, en Champaña, en Cataluña" y "se erigió durante más de un siglo como una auténtica Iglesia alternativa a la de Roma, con su propia doctrina, sus propios ritos, su propia organización eclesiástica." No hay que olvidar - prosigue - que poblaciones enteras creyeron en ella y la practicaron a lo largo de varias generaciones, considerándola como la única expresión genuina del mensaje de Cristo. Los cataros no tenían, en efecto, más texto sagrado que la Biblia, en especial el Nuevo Testamento, y se proclamaban herederos directos de la tradición apostólica, convirtiéndose así en la necesaria oposición que definitivamente conformó los devenires políticos de la propia Roma.

 

 

NOTAS

 

172 TAMBURRI, "Natío Hispanica", juristas y estudiantes españoles en Bolonia antes de la Fundación del Colegio de España, Real Colegio de España, Bologna, 1999, pp. 124-126.

173 Cfr. con el artículo de PILAR JIMÉNEZ SÁNCHEZ "El catarismo: nuevas perspectivas sobre sus orígenes y su implantación en la Cristiandad Occidental", En Clio&Crimen, 1 (2004), pp. 135-163: "La existencia de escuelas cataras es mencionada desde el principio en los sermones del monje Ecberto de Schönau, donde se afirma que estas escuelas poseen sus propios maestros, calificados de "doctores" porque dice que tienen un perfecto conocimiento de las Escrituras." (p. 153) Merece anotar aquí que uno de los primeros cuatro y más afamados doctores de la Universidad de Bologna, quien regentaba su propia escuela de juristas en la ciudad, a lo largo del s. XII, es Bulgarus (de Bulgarini o Bulgarinus: asesor jurídico de Federico I, Barbarroja), apodado el Crisóstomo ("pico de oro"): Encyclopaedia Britannica (Eleventh Edition). En otro lugar ya se ha especificado la relación de la gran cantidad de topónimos en Italia (sobre todo) y Francia (Bugarach y los Bugarachois, por ejemplo) relacionados con el etnónimo "bugar/bulgar". <http://en.wikisource.org/wiki/1911_Encyclop%C3%A6dia_Britannica/Bulgarus>, En francés: Encyclopédie En ligne: <http://encyclopedia.jrank.org/BRI_BUN/BULGARUS.html?locale=fr >

174 LE GOFF, Los intelectuales, pp. 39-41.

175 BAJTIN - БАХТИН, op. cit., cap. I.

176 LE GOFF, Los intelectuales, pp. 39-43.

177 Traducción de MENÉNDEZ Y PELAYO; LUCA TUDENSIS, De altera vitae: «Item haeretici nonnumquam, ut occasionem inveniant malignandi, divinis se intermiscent officiis, et inter divinas laudes quaedam ridiculosa depromunt, et Veneris carmina, ut astantium mentes revocent a divinis et detrahere possint Ecclesiae sacramentis.», «In saecularibus, quoque vanis choreis larvas ornant ecclesiasticis instrumentis, atque in iniuriam ordinis clericalis sordidis suis usibus applicantes prophanant sancta, quae non debent contrectari manibus laicis: semper detrahunt ordini clericali, et in omnibus laborant catholicae fidei nocere... Coadiuvant eos in suis turpibus cantilenis et vanitatibus aliis fideles laici, et etiam clericorum aliqui credentes, quod ex devotione sanctarum solemnitatum hoc faciunt alii...» (c.4). «Item haeretici, cum aliter non valent decipere, mimorum speciem induunt, et cantilenis et sacrilegis locis ea quae fiunt a ministris Ecclesiae Dei in psalmis et ecelesiasticis officiis caeteris subsannationibus et derisionibusfoedant» (c.12).

178 Supra, pp. 40-70, p. 43.

179 Para el papa Gregorio VII, quien se había propuesto acabar con la herejía, el nicolaitismo era el desprecio de los clérigos por el celibato. No obstante hay variedad de opiniones, porque al otro extremo está la interpretación heterodoxa que entendía la voz nicolaítas (Ap. II, 6) como compuesta por las griegas nikos (de nike) que implica la idea de 'vencer, gobernar, imponerse, conquistar' y laos - pueblo. Otra posibilidad es que se tratara de los seguidores de Nicolás de Antioquía, quien habría buscado la manera para que las iglesias cristianas pudieran armonizar con el paganismo. Hubo también quienes lo identificaron con la división del Cuerpo de Cristo (la Iglesia) y la consiguiente en clérigos y laicos.

180 LAMBERT, ibidem, pp. 80-81.

181 Carmina Burana (Cantos de goliardo), traducción de MARÍA DEL CARMEN ROBLES, Altera, 2002, pp. 22-23.

182 GRIGULEVICH, op. cit., pp. 52-66.

183 También de "vulgar" (Vulgaria): en el mapa de EUSEBIO Bulgaria está transcrita como Vulgaria (< probablemente de la misma raíz que el nombre del río Volga < Magna Bulgaria y Bulgaria del Volga). Lo mismo en el mapa de San Jerónimo del 1150 conservado en el Museo Británico de Londres (véase reproducción en el Átlas bilingüe Българите / The Bulgarians, p. 2 /10) y en RAINERO - Wulgaria.

184 En Prolegomena (p. 11): "memorat Rainerus cap. 6 sub Bulgariae seu Wulgariae nomine. Sed qui nam isti Bulgari? Erat, cum suspicarer Bugares, seu Burgaros, seu Bulgaros istos ese Italicorum Alpium vel Lombardia inquilinos". En relación con la negación del bautismo de agua (de Juan), un tratado anónimo provenzal (pr. XIII) dice de los cataros italianos "hoc est Bulgari credunt" (lo  mismo creen los búlgaros). DONDAINE, De haeresi, p. 311; MONETA, p. 227 en ÁNGUELOV: ДИМИТЪР АНГЕЛОВ, Богомилството, с. 204, бел. 36.

185 SCHMIDT, vol. II: 282. R. NELLI explica la relativamente tardía aparición de estas connotaciones negativas (ca. Siglo de Oro, véase una larga reseña bibliográfica en VASILEV, infra, PP. 36-38), puesto que entre los trovadores la cosmovisión catara gozaba de considerable prestigio. Sólo la "Canción de cruzada"identifica a los herejes cataros como "Cels de Bolgaria" (los de Bulgaria) sin profesarles simpatía: en transcripción de TOPENCHAROV/ТОПЕНЧАРОВ, „Две жарави един пламък", София, 1982, с. 17. OBOLENSKY/ОБОЛЕНСКИ, с. 201-2; Les survivances manichéens en pays Slaves et en Occident, RES (1928), vol. VIII, pp. 203-225, PRIMOV/ПРИМОВ, Б. Българското народностно име в Западна Европа във връзка с богомилите. - Известия на Института по българска история, 6, 1956, Примов, „Бугрите. Книга за поп Богомил и неговите последователи", София, 1970 с. 305-306, G. VASILEV, Dualist Ideas, pp. 37-38.

186 Otro tanto ocurre con el nombre de "pauliciano" (<Paulo; "pavlikyani": según los que defienden esta etimología, la herejía pauliciana habría aparecido en Armenia desde el s. III, por lo menos: GRAMATIKOV: 2004, Le Concile de Philippopolis (343) et la confrontation entre l'Orient et l'Occident /Ed. en búlgaro ПЕТЪР ГРАМАТИКОВ, Арианският събор във Филипополис, ИК "Кама", София, 2006, p. 80, nota 14), contaminado con términos en sentido de 'publicanos' (popelicanos, poblicans < pauliciens), etc. ПРИМОВ, 1956, VASILEV, supra, p. 41. Para la distribución de topónimos por la geografía del occidente europeo (especialmente Italia y Francia) derivados del etnónimo de los búlgaros en relación con el bogomilismo, véanse ПРИМОВ, Б. Българското народностно име в Западна Европа във връзка с богомилите. - Известия на Института по българска история, 6, 1956, ПРИМОВ, „Бугрите. Книга за поп Богомил и неговите последователи", София, 1970.

187 PRATI confirma el origen y el desarrollo de los significados (Vocabulario etimologico italiano, Torino, 1951, p. 180). OLIVERI también, explicando que la evolución sigue el patrón de la palabra francesa "bougre".

188 Glossarium mediae et infimae latinitas, t. I, p. 772 en G. VASILEV, p.38; O'SHEA, p. 26.

189 El DRAE la deriva del it. buggerone (< lat. tardío bugerum).

190 Mujeres, p. 97. Esta tesis ya la traza Jacobo Gretsero en su Prolegomena a propósito de la edición de Lucae Tudensis Episcopi, Scriptores aliquot succedanei contra sectam waldensiaum, p. 7 (véase nota a pie 245) explicando que "nostri Germani haereticis nomen à Cato indiderint, promptum erit intelligere ei, quiproprietates cati cum genio et índole haereticorum conferre volet."

191 Véase en LAMBERT, p. 79, RUSSEL, "Les Cathares de 1048-1054 à Liège", Billetin de la Société d'Art et d'Histoire du Diosèse de Liége, XLII, 1961, pp. 1-8 y la investigación y estudio de las fuentes en PUECH, Sobre el maniqueísmo, pp. 180-185.

192 Op. cit., pp. 26 y 228.

193 Se conserva únicamente su De Nugis Curialium (Nimiedades de los cortesanos) - una colección de anécdotas y trivialidades, chismorreos de la corte y algo de verdadera historia. Es de mencionar que es el autor que junto a WILLIAM DE NEWBURGH recogió las primeras historias en inglés sobre vampiros y narró para Occidente la leyenda de la cabeza engendrada en una tumba. Se le han atribuido con menor suerte otras obras como el ciclo Lanzarote-Grial o la obra satírica Discipulus Goliae episcopi de grisis monachis (Confesiones del sacerdote Goliat).

194 ANNE BRENON da el ejemplo sin detenerse a explicarlo (p. 97). ÁNGUELOV (Богомилството, 1993, с. 301) explica el origen y las fuentes primarias (Патриарх Евтимий, entre otras). Con este nombre se designaba a los herejes de Asia Menor. FICKER, Die Phundagiagiten, p. 62, 10; ÁNGUELOV, Bogomilismus, II, p. 4-nota 2; СОЛОВ|ЕВ, (pyHdajajwwu, патерини, с. 122 сл.

195 Los estudiosos de las heterodoxias en Bulgaria explican de manera análga la costumbre de asustar a los niños con "el hombre del saco" ('quien se los llevará para comérselos': alusión clara al sacramentum infanticida, véase en PUECH, Sobre, p. 185 arriba), que funciona por los mismos territorios europeos que la expansión de la herejía... mientras que en el Flandes protesante este papel se jugaría por la figura del duque de Alba.

196 Cfr. Con las citas aportadas de Lucas de Tuy.

197 Designaban con el mismo nombre de Apóstol los Hechos de los apóstoles y sus epístolas a las iglesias (IVANOV/HBAHQB, c. 93-95).

198 Véase GRIGULEVICH, p. 55 para las diferencias entre sínodos y concilios ecuménicos, provinciales, etc.

199 Con asistencia y consejo de los obispos de Gerona, Vich, Lérida, Zaragoza, Tortosa; del electo tarraconense, de los maestres del Temple y del Hospital y de muchos abades y otros prelados: En Historia de los heterodoxos en España.

200 Los intelectuales (op. cit.), pp. 36-37, 106.

201 Reginae caelorum inviolatae genitricis Dei Mariae contra morem hispanicam virginitas a perfidis publice blasphematur: et friget calor bellicus et catholicus Hispaniarum, qui hostes catholicaefidei velutflamma consueverat devorare (c. 3).

202 J. TEJADA Y RAMIRO: Colección de Canones..., v. 3, p. 326.

203 De principios del s. XIII.

204 Op. cit., pp. 433-41.

205 LE GOFF, JACQUES, Los intelectuales, pp. 39 -70.

206 ZAMBÓN, El legado secreto, pp. 41-44.

— Liber de duobus Principiis rel. con GIOVANNI DI LUGIO, obispo de la iglesia cátara de Desenzano entre 1250 y 1260.

207 Distinguen ellos, en las Sagradas Escrituras, omnia bona (totalidad buena) y omnia mala (totalidad mala) - cap. 12, ZAMBÓN - de allí el nombre de "hombres buenos" con que se llamaba a cátaros (albigenses), etc.

208 La de las armas de guerra (DRAE).

209 Relacionado con el mundo inferior.

210 Dios (absolutos) y creación (hombre y naturaleza).

211 CIRLOT, Diccionario, pp. 77-81.

212 Fin'amor o amor cortés según la definición posterior.

213 Incluyendo la anglo-normanda que edita.

214 Herejía de los primeros siglos cristianos, común a ciertos gnósticos y maniqueos, según la cual el cuerpo humano de Cristo no era real, sino aparente e ilusivo.

215 Secta de creencias dualistas absolutas, afín al bogomilismo.

216 En la literatura española de los últimos tiempos parecen aceptarse indistintamente los términos: bogomíl y bogomilo con sus respectivos plurales, al igual que el nombre del patriarca Bogomilo que algunos interpretan como seudónimo simbólico - 'amado de Dios' más que como antropónimo. Se acepta también el adjetivo bogomiliano/bogomiliana (traducción de LAMBERT): véase también DE SANTOS OTERO, Los Evangelios Apócrifos, p. 25.

217 De arbore crucis.

218 BIEDERMANN (2003), pp. 108-110.

219 VEGA (2002), pp. 65, 284.

220 La Interrogatio Johannis in cena secreta regni celorum, conocida también como La cena secreta o Libro secreto de los bogomilos citado aquí por la referencia de ZAMBÓN basada en la edición de BÓZOKY, p. 72 (V, 177-182: E. BOZOKY, Le livre secret des cathares, Interrogatio Iohannis apocryphe d'origine bogomile, Paris, 1980).

221 La ideología cátara se oponía a los sacramentos y buscaba la aproximación al espíritu de la iglesia primitiva. El consolament es uno de los mal llamados (por analogía con los católicos) sacramentos de la gleiza catara que en realidad conformaba más bien su ceremonia de iniciación a la fe: una especie de bautismo espiritual de liberación del poder del mal y descenso sobre el nuevo cristiano (el que ya ha sido "consolado", llamado también "creyente") del Espíritu Santo.

222 RENÉ NELLI (2000), pp. 21-53.

223 Mazdeísmo, orfismo, pitagorismo y mitraísmo también. Dentro del seno de la Iglesia de Roma pervivirán en la orden franciscana y sus ramas carismáticas de beguinos y begardos.

224 ZAMBÓN, p. 155.

225 Considerado como tratado hermético que los adeptos interpretaban como presentación de la Gran Obra: MICHALSKI, pp. 17, 43 (p. 121 - A. E. WAITE según quien el Roman de la Rose "has been generally considered by alchemists a poetic and alegoricalpresentation of the magnus opus").

226 La versión vienesa, conocida como más austera: véanse IVANOV, J. (ЙОРДАН ИВАНОВ, с. 60-61) y DONKA PETKÁNOVA (ДОНКА ПЕТКАНОВА), hasta mayo de 2007-07-06 < http://knigite.abv.bg/bg_ap/dp_42.html>

227 En francés medieval se conocen alrededor de cuatrocientos milagros distintos de la Virgen María en verso y seiscientos en prosa, mientras que en latín se conservan más de dos mil a los que se puede añadir la anglo-normanda de Adgar - en ALVAR, C. (et. al. 1997: Breve historia de la literatura española, Alianza Editorial, Madrid) quien considera como fuente directa de los

Milagros de Berceo los Miracles de Nostre Dame de Gautier de Coincy (1177-1236). Cfr. MARTÍN, JOSÉ LUIS, "Los milagros de la Virgen: versión latina y romance" en UNED. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H- Medieval, t. 16, 2003, pp. 177-211.

228 "Sancti spiritus adsid nobis gratia. Amén" (La gracia del Espíritu Santo esté con nosotros, amén) se corresponde con la expresión del Ritual occitano que seguía la adoración del Dios en sus tres personas: "la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos nosotros. Amén" (ZAMBÓN, p. 157)

229 Varios críticos han advertido que evoca el sentido de 'perfecta' - en la forma y en el fondo, porque "todas vuestras cosas sean hechas con amor" (I Corint.: XVI, 14) y "si no tengo amor nada soy" (Corint. XIII, 1-13). Identificaban los cátaros la nada con la materia o también con 'el todo' (omnia) del mundo material (visible): "vanidad de vanidades" (Eclesiastés). Esta visión estaba facilitada por la interpretación bizantina del término "nada" paralelo a la enseñanza del Sermón de la montaña (Ev. Mateo, V).

230 Cfr. Salmos LXXV, 8: Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, Lleno de mistura; y él derrama del mismo: Ciertamente sus heces chuparán y beberán todos los impíos de la tierra (Versión RV); Jeremías LI, 7: Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones., Apocalipsis XIV, 8: Un segundo Ángel lo siguió, anunciando: "Ha caído, ha caído la gran Babilonia, la que ha dado de beber a todas las naciones el vino embriagante de su prostitución".

231 Recuérdese el paralelo con la liturgia mozárabe (PRADO, 1926).

232 ÁNGELOV, Българите, c. 247. 260. Véase tmb. FICKER, Die Phundagiagiten, pp. 20, 37.

233 Obras Completas de GONZALO DE BERCEO, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1974. < http://www.geocities.com/urunuela1/berceo/misa.htm >

      (Nota del editor web: rectificamos la dirección de esta anotación: https://www.vallenajerilla.com/obrasberceo/misa.htm)

234 DUBY, Les tríos ordres ou l'imaginaire du feodalisme, París, 1978.

235 La civilización del Occidente Medieval, Barcelona, 1968, p. 357,

236 MITRE, EMILIO Y GRANADA, CRISTINA: Las grandes herejías de la Europa cristiana (3801520), Madrid, Istmo, 1983, pp. 64-71.

237 LAMBERT, MALCOLM, La herejía medieval, 1986, Taurus ed., Madrid.

238 DRAE: Del lat. catholícus, y este del gr. καθολικός, universal.1. adj. universal (el que comprende o es común a todos). Afirmando esta pretensión se calificó así a la Iglesia romana. 2. adj. Verdadero, cierto, infalible, de fe divina.

239 cf. MANSELLI, RAOUL, "La fin du catharisme en Italie", Effacement du catharisme? (XlIIe-XIVe s.), Toulouse, 1985, pp. 101-118.

240 ZAMBÓN, p. 15.

241 RENÉ NELLI, Trovadores y troveros, 1982 (2a 2000), José J. de Olañeta,

Cf. La investigación de OTTO RHAN Kreuzzug gegen den Gral. Die Tragödie des Katharismus (Cruzada contra el Graal, 1982, ed. Hiperión), según quien Wolfram von Eschenbach conocía el Cuento del Grial de Chrétien de Troyes y se había inspirado directamente en él, sin descartar que hubiera conocido también otras fuentes occitanas y orientales.

242 EREDDIA, F., I servi dell'anticristo. Dissidenti ed eretici nell'Italia medievale, Milano, 1986, pp.145-149.

Estas fechas son precedidas en el tiempo por la histórica quema de herejes en Colonia (1163) de la que sabemos por el cronista ECKBERT VON SCHÖNAU (1881).

243 DONDAINE, A. "Les Actes du Concile Albigeois de Saint Félix de Caraman. Essai de critique d'authenticité d'un document medieval" en Miscelánea Giovanni Mercati, Roma, 1946, V, pp. 324355.

244 Ver Introducción de ZAMBÓN, El legado secreto de los cataros.

245 Las cosas no son tan complicadas, ni las fuentes poco fidedignas: en este año Bulgaria todavía está bajo la ocupación bizantina que no supera hasta 1185. Recuérdese la cita de GRIGULEVICH de la pág 121, donde se explican los movimientos de resistencia nacional en las que tomaron parte activa tanto paulicianos, como bogomilos.

246 LAMBERT, p. 80; BRENON, p. 97. Cfr. Prolegomena de Jacobo Gretsero en Lucae Tudensis Episcopi, Scriptores aliquot succedanei contra sectam waldensiaum, p. 6: en el pasaje inmediatamente anterior explica que "Gazari sunt Cathari" (p. 5) y concluye que "Cathari ergo Germanicum nomen; non Graecum".

 

 
 
 

 

LOS GOLIARDOS Y SU CONTEXTO
 

nadia eremíeva ivanova
Universidad Nacional de Educación a Distancia
(2007)