Desde la edad de los metales hasta Roma

Hilario Pascual González
 

RESUMEN:


    El período que comprende desde la Edad del Bronce hasta la llegada de Roma es el de la formación del pueblo riojano dentro de otro mayor que es La Celtiberia. No es un pueblo que cambia. Es un pueblo que nace. Es pasar, desde los grupos humanos que van de acá para allá, cazando, pescando, recogiendo lo que dan los árboles y las plantas para poder sobrevivir, a ser un pueblo que se asienta en un territorio, crea ciudades, hace pactos y alianzas con sus vecinos, cría ganado, cultiva la tierra y come de sus frutos. El elemento material que potencia este proceso es el hierro de la Sierra de la Demanda.

                     Imágenes  del período estudiado

 

LA RIOJA EN LA EDAD DEL BRONCE.1

     Para hacer un estudio correcto de la Edad del Bronce la tenemos que situar dentro del proceso que se viene llamando "Neolitización" y que es el paso (de varios milenios) que da la humanidad encaminándose desde la Edad de Piedra hacia la sociedad moderna. Tan importante se considera este paso, que solo se le ve paralelo en la Industrialización.

    Es un proceso muy complejo y en cada uno de sus momentos hay factores esenciales que son los que lo producen y otros secundarios que los acompañan, que no influyen en él (digamos que son producidos por él) pero ayudan a situar con cierta precisión a un grupo en una etapa concreta del mismo. Por ejemplo es un paso decisivo inventar la cerámica y otro insignificante que se aprenda a decorarla de una forma u otra. El tipo de decoración no supone ningún avance aunque nos ayude a identificar el momento aproximado del proceso en que se encontraba el que la fabricó.

    El hilo conductor del estudio de la Neolitización serán los pasos que va dando la humanidad y el acierto en el estudio de cada uno de los momentos del mismo; (Neolitico, Eneolitico, Edad del Bronce, Iª Edad del Hierro y IIª Edad del Hierro) dependerá de hasta qué punto lleguemos a identificar estos elementos esenciales y secundarios del proceso y a situarlos en el lugar que les corresponde dentro del mismo.

Para situar la Edad del Bronce nos ponemos ante el esquema general de la Neolitización.

Este complejo proceso comprendería estos cambios:

 

A.- Aspecto material

    1) El hombre pasa de ser cazador a criar ganados para su consumo.

    2) Pasa de ser simple recolectar de los frutos que ofrecen los árboles y la tierra cultivarla y hacer que produzca lo que necesita, en especial cereales. Se hace agricultor.

    Esto es mucho más complicado que el pastoreo y por eso va a ser mucho más largo. Para ser pastor, solo hace falta tierra de pastos y ganado y, a lo sumo, un palo y un perro, mientras que, en el avance de la agricultura, los aperos de labranza ejercen un influjo decisivo. Hasta el punto de que se puede decir que el avance de la agricultura ha consistido en ir consiguiendo los aperos adecuados a las labores que se quieren realizar.

    El hombre tuvo que dar muchos pasos, a lo largo de varios milenios, hasta conseguir las "herramientas" que serán definitivas.

    Estos pasos fueron:

    a) Empieza a sembrar. Instrumentos de sílex, piedra pulimentada, madera o similares. Inventa la cerámica y hace labores de cestería: Neolítico.

    b) Descubre el cobre y lo utiliza. (Cerámica característica: el Vaso Campaniforme): Eneolítico.

    c) Mezclando cobre y estaño consigue un producto mucho más útil: el bronce. (Cerámica característica: formas de vasijas y decoración de Boquique): Edad del Bronce.

    d) Llegan al comercio los instrumentos de Hierro (acompaña la cerámica a mano, decorada mediante excisión), Hierro I.

    d-1) Se aprende a extraer el hierro del mineral. Y a trabajarlo. (Acompaña la cerámica a torno, con su factura, decoración y cocción peculiares). Edad del Hierro II o Celtíbera.

 

B.- Aspecto social.

    Supone pasar de la vida de "familias" en cuevas o al aire libre, sin lugar fijo, a los poblados, a las regiones y al estado.

    También esto se realiza mediante una serie de avances, tanto en la construcción de las viviendas (materiales, técnicas, etc) como en sus sistemas de agrupación, de acuerdo con una mentalidad que también va evolucionando.

 

C.- Aspecto cultural.

    1) Expresión común del sentimiento ante la vida, la muerte y la intervención de Dios: ritos funerarios, religiosos, fiestas.

    2) Madurez en los medios y las formas de expresión que culminarán en la escritura.

    ¿Qué avances se dieron en la Edad del Bronce?

    Si en nuestra estimación, el avance fundamental del hombre riojano estuvo unido al progreso en la agricultura, tendremos que admitir, como más importantes, los elementos que contribuyeron a su desarrollo: en este momento concreto fue el bronce. No sólo por las herramientas que pudieron servir directamente a los trabajos, sino también por las de otros materiales que con él uso del bronce se pudieron fabricar.

    Avance en la producción agrícola como consecuencia de unas labores más adecuadas y el paso progresivo de los asentamientos de temporada, que ya se venían dando desde el Neolítico, a los asentamientos fijos junto a los sembrados.

    Esto conlleva empezar a considerar la tierra como valor fundamental, fuente de riqueza y de vida y de la propiedad de la misma como base de seguridad para todos.

 

Cronología.

    El comienzo de la Edad del Bronce se sitúa hacia el 1700 a. C. y su final hacía el 700 dividiéndose este espacio en tres períodos: Bronce inicial 1700 A 1500, Bronce medio o pleno 1500 a 1200 y Bronce final 1200 a 700.

    El Bronce inicial se superpone al Eneolítico final en el que hay abundancia de sílex, y el final se diluye en el Hierro I.

    Estas divisiones no tienen más base que determinados tipos de cerámica. Y sabemos que las formas o tipos de decoración de cerámica son elementos sujetos a los gustos y a las modas y, en consecuencia, tan inseguros como éstas. Por otra parte no influyen nada en la forma mejor o peor de vivir.

    Pero, mientras no se adopte definitivamente el criterio de que sea el elemento esencial el que de nombre a un período, no tenemos ningún inconveniente en admitir esta o cualquier otra cronología.

 

Asentamientos.

    En La Rioja no se conoce ninguna cueva que se habitase en la Edad del Bronce. Parece que la cueva nunca fue demasiado estimada por los riojanos en ninguna época prehistórica o por lo menos después del paleolítico Superior. Ya en el Neolítico se puede afirmar que ni la mayor parte de los humanos vivieron en cuevas ni los que vivieron en ellas lo hicieron de forma permanente. En el Eneolítico se abandonan definitivamente siendo excepciones la población residual de la sala I de Cueva Lóbrega y de algunas otras de regiones cercanas a La Rioja.

    Sí las utilizan algunos como enterramientos y para esto se usaron la sala II de Cueva Lóbrega en Torrecilla de C., Peña Miel Superior y El Tragaluz en Pradillo, Cueva de los Lagos en Aguilar del R. Alhama, Cueva de S. Bartolomé de Nestares y la Sima de la Muela en Brieva de Cameros.

    También algunos monumentos megalíticos como el dolmen de La Cascaja en Peciña, o Peña Guerra I se pudieron seguir usando en esta época.

    Tal vez lo más prometedor respecto al conocimiento de la Edad del Bronce sean los asentamíentos al aire libre que van apareciendo y se unen al conocido, desde hace tiempo, de la Peña del Recuenco de Aguilar del R. Alhama, cuya necrópolis estaría en la Cueva de los Lagos.

    Estos yacimientos son el de Majada Londeras en Matute, Prado Viejo en Logroño, junto al Cerro de La Noguera en El Villar de Arnedo o el de Leiva junto al pantano, estos dos sin publicar.

    A todos ellos se suman varios que pertenecían a la fase final de esta cultura, en los que se han hecho sondeos como Partelapeña en El Redal, La Hoya en Laguardia (Alava), Eras de San Martín en Alfaro, Herramélluri, y se podrían añadir por su tipología: Cabezo La Torre de Aldeanueva, La Torre de Campobajo en Calahorra, Umedé en Villarejo,... y muchos otros.

    Especial interés despertó en nosotros el de Villa Pedrosa de Ábalos, al NO. del pueblo alavés de Samaniego. Se trata de un carasol, regado por un buen manantial, con suave pendiente, que atravesó la zanja de un oleoducto. El seguimiento arqueológico de los trabajos lo realizó Pilar Pascual cuyo informe hemos podido consultar.

    Los cortes limpios de la zanja dejaron al descubierto una serie de hoyos de mínima profundidad y diámetro de unos 4 metros, que a todas luces eran los suelos de otras tantas cabañas, utilizadas durante una corta temporada. En todos había cerámica y silex en cantidad meramente testimonial. En prospección de superficie, encontramos estos dos elementos en toda la zona.

    La conclusión a que nos llevó este hallazgo fue a que sería un lugar de invernada, del que se salía en el tiempo cálido y al que se volvía en tiempo frío.

    La situación parecida de la Dehesa de Navarrete nos hace pensar que en su fase final tendría la misma función.

    Una atención especial nos han merecido los "talleres de sílex" al aire libre.

    Valorando altamente los datos ofrecidos por las cuevas y los monumentos funerarios, es evidente que sólo dan una información muy incompleta ya que la mayor parte de la gente tuvo que vivir fuera de las cuevas y ni siquiera los que las ocuparon pasaban en ellas toda su vida. Por lo tanto habrá que seguir sus huellas por los campos.

    Y algo parecido habría que decir de los monumentos funerarios. Creemos que en ellos, por lo menos en los que conocemos, sólo se enterró una pequeña parte de los que morían.

    Las prospecciones, unas veces sistemáticas y ocasionales otras, nos han permitido descubrir testimonios de la presencia del hombre postpaleolítico en todos "los rincones" de La Rioja. La lista de yacimientos que ofrecemos solo señala los lugares de cierta densidad de materiales y descarta todos los hallazgos aislados. Pero si se exceptúan las terrazas de inundación de los ríos, los materiales sueltos se encuentran por todas partes.

    En la enumeración seguimos el orden de los ríos. Y al final ponemos los hallazgos de La Sierra:

RÍOS OJA Y TIRÓN

    Haro, Cihuri, Tirgo, Sajazarra*2, Cihuri, Cellorigo*, Ciriñuela*. Santo Domingo de la C*, Villarta Quintana, Ojacastro* y Ezcaray*.

NAJERILLA

    Cenicero, San Asensio*, Huércanos*, Uruñuela*. Alesón*. Nájera*, Canillas*, Cañas*. Badarán*. Villar de Torre*, Cirueña*, Vilarejo*, y Manzanares.

IREGUA

    Fuenmayor, Navarrete*, Hornos*, Sotés*, Medrano*, Entrena, Sojuela, Sorzano* y Daroca.

LEZA Y JUBERA

    Agoncillo, Murillo de R. Leza*. Alcanadre*. Ausejo*, Corera*, Los Molinos*.

CIDACOS

    Calahorra*, Lodosa (margen derecha del Ebro), Aldeanueva de E., Pradejón*, Autol, Arnedo, El Villar de A., Tudelilla*, Herce. Y en la parte de Soria: Yanguas*, Taniñe y Diustes*.

ALHAMA Y LINARES

    Alfaro, Corella (margen izquierda del Alhama), Villarroya, Muro de Aguas*. Y en la cabecera: Narros* y Suellacabras.

 

Cumbres de la sierra.

    Se puede afirmar que en todas la aristas que separan tanto las provincias de Soria y de La Rioja, como las cuencas de los ríos, abundan los talleres de sílex. Mirados desde el lado riojano podemos mencionar: Nieva de C., El Rasillo*, Ortigosa en su límite con Brieva, Viniegra, Montenegro, Pajares*, El Horcajo, Munilla, y la Tierra de Yanguas*.

    No podemos detenernos a describir materiales ni a señalar las características de cada yacimiento.

    Fragmentos de cerámicas muy gastadas, que puede relacionarse con el sílex, hemos encontrado en: Navarrete, Hornos, Sorzano, Alfaro, Calahorra, Lodosa, Aldeanueva de Ebro, Muro de Aguas, Narros, Santo Domingo de la C. y Arnedo.

    Y como asentamientos del Bronce que perduran en la Edad del Hierro podemos señalar los estudiados de El Redal, y La Hoya (Laguardia, Alava), y otros sin estudiar como: Torre de Campobajo, de Calahorra, Aldeanueva de Ebro, Villarejo y varios otros más.

 

Hallazgos de Bronce.

    El bronce es escasísimo en los yacimientos del período al que da nombre. Parece de bronce una punta de f lecha en la Cueva de los Lagos. Y ciertamente lo son un hacha plana de San Millán de La Cogolla y una punta de lanza que localizamos en la Dehesa de Navarrete. En un estudio comparado, ésta solo tiene un 4% de estaño lo que hace que el bronce sea de baja calidad, frente a un 10% que tiene la pieza de San Millán. En cambio ésta tiene un 2’4 de plomo frente a un 0’1% de la de Navarrete factor que parece indicar su distinta procedencia.

    La escasez del bronce en este período se puede explicar por su alto precio, lo que llevaba a sus dueños a refundirlo una y otra vez para adaptarlo a las diversas funciones. En la Edad del Hierro sin embargo aparecerá en mucha mayor cantidad porque se convertirá en materia fundamental para objetos de adorno, que se gastaban mucho menos y no había necesidad de volverlos a fundir.

 

¿De qué se alimentaban?

    No tenemos muchos datos de los que vivían en La Rioja.

    Los molinos y las piezas de hoz de sílex con "pátina de mies" nos están indicando que existía alguna recolección de grano, cultivado o silvestre.

    El estudio de asentamientos de zonas limítrofes como el de Moncín, nos ofrece más datos. Además de los dos elementos citados aparecen hoces de bronce. Y semillas de trigo, cebada, pipas de uva, huesos de oliva, bellotas y almendras.

    La carne que se consume pertenece cada vez en mayor proporción a animales domésticos, sobre todo a ovejas cabras y vacas. Y en menor cantidad cerdo y caballo. Y machismos conejos sin que se sepa si eran "de campo" o de corral.

    De animales silvestres abunda mucho el ciervo (que desciende en el bronce final) y solo hay presencia testimonial de corzo.

 

El comercio.

    Hemos dado por supuesto que el bronce que se utiliza y gasta en La Rioja, por lo menos al principio, era "comprado". Es casi seguro que, con el tiempo, se descubriesen en La Sierra fílones de cobre que existen en Canales, Mansilla, etc. pero no se ha encontrado estaño.

    Lo que no deja lugar a dudas sobre su origen foráneo es la presencia de cuentas de oro en el dolmen de Collado Palomero I de Viguera. La singularidad del metal suscita la curiosidad acerca de su origen, su significado junto a los restos, etc.

    Con estos datos o sin ellos, si, como vamos a afirmar en los capítulos siguientes, los cambios que se dan en el hombre riojano no se deben a invasores que los imponen sino a vecinos de los que se copian, tenemos que admitir unas relaciones intensas entre los individuos y las comunidades. El papel fundamental lo ocuparían las relaciones comerciales, que por supuesto serían mediante intercambios.

 

Ritos Funerarios.

    Sería interesante un estudio más completo de la forma de enterrar en el Bronce, tema del que apenas si sabemos nada3. En este período se abandonan los megalitos. Parece que estos pertenecieron a la vida de trashumantes que de esta manera protegían y, al volver, encontraban sin dificultad a sus ilustres antepasados.

    Cuando pasan a vivir a un lugar fijo dejan de ser necesarios tales monumentos, cuya construcción suponía en muchos casos un gran esfuerzo, y el rito se simplifica.

    Es evidente que no todos ni siquiera la mayor parte eran enterrados en estos monumentos. Así lo serían los importantes por un motivo u otro mientras que la mayoría lo serían de forma más humilde.

    En la Cultura del Argar por ejemplo los enterramientos se hacen es cistas hechas con piedras y la categoría del muerto queda señalada por los ajuares que acompañan el cadáver. Junto a ellas, que también son minoría, hay un número grande de otras mucho más modestas.

    En nuestra tierra, el desconocimiento de la forma de enterrar en el Bronce, es total ya que los enterramientos en cuevas y la reutilización de un dolmen para un nuevo caso son claramente atípicos.

    Es posible que un modo común de enterrar fuese en hoyos con forma de tinaja. En El Cascajo., término de Calahorra, los trabajos de extracción de gravas, dejaron al descubierto y destruyeron unos hoyos con esta forma. Tenían 1’50 mts. de profundidad aproximadamente, y algunos consideraron de la Edad del bronce. Pudimos estudiar uno, que, bajo las cenizas del muerto, guardaba el esqueleto de un lobo, pero que solo contenía cerámicas de época visigótica.

 

 

LA PRIMERA EDAD DEL HIERRO EN LA RIOJA.

 

    Este es el momento que creemos más importante en la vida de la región. En este período se va a formar un pueblo con una manera de ser, de vivir, de hablar, en una tierra concreta de la que forma parte La Rioja con sus ríos, sus valles, sus montañas, sus caminos, sus riquezas ... pueblo que todavía hoy constituye el sustrato más importante de nuestro ser riojano.

    Se trata de una ocasión única puesto que no es un pueblo que cambia sino un pueblo que nace y esto sólo sucede una vez.

    Nuestra aportación va a consistir principalmente en un mapa de yacimientos que nos pueda servir de base para un estudio más objetivo de lo que fue la vida y la evolución de ese pueblo.

    Pensamos que con esto hacemos un buen servicio a la historia ya que el desconocimiento de la realidad arqueológica ha permitido que, durante muchos años, se hayan mantenido en pie hipótesis equivocadas.

    Reconocemos los puntos débiles de nuestro estudio: el mapa forzosamente ha de ser incompleto, los materiales que nos sirven para valorar los asentamientos son de superficie (y ya se sabe que la abundancia de ellos y a veces su "calidad" no depende de la importancia del yacimiento sino de su grado de destrucción), y que, en La Rioja, no hay un solo yacimiento bien excavado y publicado que pueda ofrecer base científica a los inconsistentes datos obtenidos en los rastreos.

    Aun admitiendo estas limitaciones creo que lo que ofrecemos es suficiente para ayudar a aclarar el misterio de unos tiempos sobre los que, a falta de palabras, deben hablar las piedras.

 

¿Qué nombre damos a este período?

    El más usado ha sido el de Edad del Hierro. También se le ha llamado Cultura Hallstáttica (aludiendo al que se creía su lugar de origen: Hallsttat, en Austria, cerca de Salzburgo) o cultura de los Campos de Urnas, aludiendo al rito funerario que utilizaban.

    A pesar de la opinión de Eiroa J. J. y los autores en que se apoya4 nosotros vamos a seguir llamando a este período. "EDAD DEL HIERRO". Porque nos referimos al tiempo en que el hombre de nuestra tierra conoce y llega a utilizar los instrumentos de hierro para sus labores hecho que creemos definitivo. En esta utilización hay dos etapas: La primera en que el hierro, en bruto o convertido en herramientas, se importa y la segunda en que se extrae del mineral y se transforma en lingotes o herramientas.

    A la primera etapa la llamaríamos Primera Edad del Hierro o Hierro I y a la segunda, Segunda Edad del Hierro o Hierro II.

    ¿Por qué descartamos las otras?. La de "Hallsttat", porque nació y se mantuvo al amparo del desconocimiento de la realidad arqueológica y, al avanzar los estudios, la mayoría de los investigadores de hoy piensan que esta cultura no pasó los Pirineos y en consecuencia la han descartado.

    Y la de "Los Campos de Urnas" porque, además de ser un tema todavía a medio estudiar, definiríamos un período por un elemento secundario que nada influye en el vivir de las gentes, como es el de los ritos mortuorios.

    Decíamos hablando de la Edad del Bronce que el estudio de los cuatro períodos que comprende la "neolitización" se estudiarán bien si logramos seguir al hombre en cada uno de ellos en el estadio de evolución en que se encuentra, los avances que consigue y los elementos esenciales causantes de tales avances.

    Y el elemento esencial de este período, el que trae consigo a su llegada el cambio radical en la vida de los hombres es el hierro. Hasta cuando era más escaso fue sin duda alguna el elemento más influyente.

    La dificultad está en que no podemos fijar ni con mucha ni con poca precisión el momento de la llegada del hierro ni, en consecuencia, el comienzo de la Edad del Hierro. Tampoco se ponen de acuerdo los autores que se apoyan en otros elementos, p.e. la cerámica, para fijar la cronología.

    Se pretende solucionar las dudas dejando un amplísimo espacio (1200-800 a.C.) para el Bronce Final y su ensamblaje con la Edad del Hierro hasta que este le sustituya. Y se hacen divisiones y subdivisiones sin más base que determinadas formas de vasijas de cerámica o técnicas empleadas en la decoración de las mismas.

    Como ejercicio de entretenimiento no está mal, pero querer afinar en la cronología, fijando márgenes estrechos, apoyándose en algo tan dependiente de las modas o el gusto de los alfareros como es la cerámica, nos parece poco acertado.

    Por eso, a la espera de confirmación o corrección que traerán sin duda estudios más maduros, partimos de la primera manifestación del hierro en la región que, por cierto, no es en La Rioja sino en Navarra, en el poblado de Cortes, dentro de un nivel datado en el siglo VI.

    En este mismo nivel se encuentra escoria de hierro lo que demuestra algún tipo de metalurgia del mismo. Hay que pensar que los objetos fabricados con él llegarían bastante antes y su ausencia en los yacimientos se justificaría en el hecho de que era precioso y carísimo por lo que los objetos fabricados con él se agotarían al máximo. Por otra parte, dada su facilidad para la oxidación profunda, los restos se han podido desintegrar. Esto no es nada extraño pues, también, son escasísimos los objetos de bronce, excepto los de adorno, en espacios en los que, en teoría, debió ser abundante.

    En este aspecto podrían servirnos también de referencia los que encontramos en la época celtibérica o el pensar qué se va a encontrar dentro de 2.000 años de las herramientas que se usaban en nuestros pueblos hace cincuenta años.

    Según esto habría que situar la llegada del hierro hacia el siglo VIII, la metalurgia incipiente del mismo en el VI, y la plena implantación a mediados del V. Advirtiendo que, cuando se hagan estudios serios, va a ser relativamente fácil saber cuando se empezó a extraer el hierro y a elaborarlo, debido a la escoria que queda, y, en cambio, seguirá siendo difícil detectar la llegada de los primeros objetos elaborados.

 

Los Asentamientos.

    De los apenas 15 yacimientos que se conocían en 1980 hemos pasado a más de 100 que a continuación vamos a enumerar5.

MAPA DE YACIMIENTOS

 

 

RÍO ALHAMA

 

Aguilar del R. A.: Clunia (Br. A, M, Cl) "Clunia" fue el nombre tradicional de este lugar desde Taracena

y, sin que sea segura la denominación, se le viene llamando "Contrebia Leukade".

 

 

Cervera

El Calvario (A, P),

 

San Esteban (Canejada) (A, P)

 

Fte. de Santiago (L1, P)

San Felices

(límite de Soria) (Noticia del pueblo. No lo he estudiado personalmente)

Baños de Fitero

Peña del Saco (A, P, Cl)

Cornago

La Cabezuela (A, G, Cl)

Grávalos

Pueblo (A, G, Cl)

Alfaro

Eras de San Martín (A, P, Ex, C 1)

 

Araciel (L1, P, Ex)

Muro de Aguas

Pueblo (A, M, Ex, Cl)

Ambas Aguas

Ermita del Cristo (A, P, Cl)

San Pedro Manrique

S. Pedro el Viejo (A, M)

 

Los Casares (A, Cl)

Taniñe

Junto a la carretera,(A, P, Cl)

 

El Castillejo (A, M, Cl)

 

 

 

RÍO CIDACOS

 

Aldeanueva de Ebro

Cabezo la Torre (A, P, Br, Ex)

Calahorra

Ribarroyas - junto al Ebro - (L1, P,)

 

Torre de Campobajo. (Pequeña elevación en zona pantanosa.

 

(Br, Ex.,grafitada, Cl)

 

La Marcú I (A, Grafitada, Ex)

 

La Marcú II (Parte en llano y parte en meseta del acantilado. P)

 

Pueblo: Arrabal

 

Piedra Hincada (LI, único estrato de poca extensión y potencia,

 

con cuarcitas)

 

Cabezo de Sorbán,(A, P, Ex, Gr, Cl)

Pradejón

Las Caracolas (L1, P, Ex, Fondos de cabaña sin estructuras)

 

Sur del pueblo (igual al anterior)

El Villar de Arnedo

En el pueblo (solo existencia)

 

Camino de la Noguera (L1, Fragmento decoración de Boquique,).

Tudelilla

Cno. del Monte - sobre La Tejera - (Semillano, P, Ex)

 

La Noguera -bajo la carretera- (L1, P, Vasijas globulares, Br)

Autol

Pueblo (sólo existencia)

Arnedo

San Pedro Mártir E. del Caserío (L1, P, Br, Ex)

 

S. Pedro M. - Cerro al O. caserío - (A, M)

 

S. Miguel, (A, M, Cl)

 

Raposeras (P, Br, Ex)

 

S. Fruchos (A, P, Ex, Medieval)

Bergasa

Pueblo - el extremo N. - (Semillano, P. Cl)

Enciso

Pueblo (A, G, Cl)

 

Senoba (A, P, Cl)

Navalsaz

Castillo. (A, M, Cl)

 

Castillejo (A, P...

 

 

EN SORIA

 

Yanguas

Coronilla Negra (A, G, Cl)

 

Coronilla Río Masas (A, M)

Villar de Maya

Cerro del Haya (A, M, policroma.)

 

Los Castillejos (A, P, Cl)

Bretún

El Molino (A y LI, P, Cl)

 

Cueva de los Moros - cerro - (A)

Valduérteles

El Castillejo (A, P, Cl)

Villaseca

El Castillejo (A, P, Cl)

Valloria

El Castillejo (A y Ll, Cl)

Aldealcardo,

El Castillejo (A, P, CI)

La Laguna

El Castillejo (A, G, Cl en el Castillo)

 

 

 

EN NAVARRA (margen derecha del Ebro)

Lodosa

(Entre Canal roto y Ebro, Ll, P, Ex, decoración incisa, con cuarcitas)

 

Sobre la presa del canal

 

Estación de ferrocarril - sobre Ebro - (LI, P)

 

 

 

RÍOS  LEZA  Y  JUBERA

Santa Engracia

Corrales de Castejón (A, Cl)

Ventas Blancas

Soldecampo (Ll)

El Redal

Partelapeña (A, M, Br, Ex, Cl)

La Villa de Ocón

(Sobre elpueblo)

Jubera

El Castillo (A)

Murillo de R. Leza

Barbarés (L1, P, Br)

Agoncillo

El Cuestarrón (A, P,)

San Román de Cameros

(Pueblo) (A, P, Cl)

Muro de Cameros

Ermita - frente al pueblo - (A, P, Cl).

 

 

 

RÍO IREGUA

 

Lardero

La Coronilla (A, G, Ex)

Viguera

Puente Caneco (Ladera, P)

 

Carasol de S. Esteban (Ladera)

 

Castillo de Metria (A)

Islallana

Las Planas (L1, P, Cl)

 

Bajo las peñas (Ladera)

Nalda

Junto a la carretera (Ll)

Alberite

Las Pasadas (LL, P, Cl)

Torrecilla de C.

Cueva de S. Bartolomé.

 

Tómalos (A, P, con Romano)

Nieva de C.

Camino de Castejón (Ladera)

Gallinero de C.

Castejón (A, M, Cl)

 

Ermita de La Torre (Ladera, P)

Montemediano

Castejoncillo (A, P, Cl)

Lumbreras

Ermita de La Torre (A, P, Cl)

Entrena

Santa Ana. (A, P, Br?, Ex, Cl)

Sotés

Peña Lácita (A, P, F, cabaña)

 

 

RÍO NAJERILLA

 

Nájera

La Salera (Ll, P)

 

Castillo Antiguo (A, G, Cl)

Tricio

El Pueblo (A y ladera. P, Cl,

San Asensio

Fuente del Ojo

 

Tablaciento

Hormilleja

La Rueda (A, M, Cl)

Azofra

Pueblo (Ll, P,)

Villarejo

Umedé (A, G, Br, Huesos trabajados)

Badarán

Sobrevilla (Ll, P)

 

 

 

RÍOS OJA Y TIRÓN

 

Gimileo

San Pelayo (A, G, Ex, Cl)

Tirgo

Revuelta de Santa María.

Herramélluri

Libia (A, M, Br, Ex, Cl)

Leiva- Tormantos

Terraza del Tirón (Dispers. cerámic,)

Ibrillos

Castillo (A, P, Ex, Cl)

Santo Domingo de la C.

Cuesta de S. Miguel (Ladera, P, Br?)

 

Riba Grande (A, P, Br)

Cellorigo

Las Peñas - sobre el pueblo - (Ladera)

S. Millán de Yécora

Fuente Viago

Baños de Rioja

Falda del Castillar (L1, Gr,, Br, Cl)

Haro

San Felices (Ermita), (A, M)

 

 

 

LA SONSIERRA

 

S. Vicente de La Sonsierra

Pueblo

Carretera de Rivas

Junto al oleoducto (Ll, P, Br)

Baños de Ebro

Junto al puente

Ábalos

Villa Pedrosa (Ll, M, Br, B)

Laguardia (Alava)

La Hoya

 

    Hay además, dos grandes bloques de yacimientos que desconocemos: Los situados en llano y los que duermen bajo los poblados actuales. Habrá que tenerlos en cuenta en alguna de las reflexiones que hagamos.

 

Estudios realizados

    El servicio más importante que puede ofrecer este catálogo de yacimientos es mejorar la posibilidad de planificar un estudio serio del Hierro I. Algo muy necesario ya que la valoración de los estudios realizados presenta muchas carencias y deficiencias.

    La mayor parte de los trabajos se han realizado con carácter de urgencia ante el riesgo inminente de destrucción o incluso cuando ya se había destruido la mayor parte de los asentamientos. A veces sólo se han podido conseguir testimonios de que allí existió uno.

    Dentro de estos trabajos entrarían los realizados en: Sorbán (Calahorra), Santa Ana (Entrena), o las recogidas de materiales que nosotros mismos realizamos en Las Caracolas (Pradejón), San Pelayo (Gimileo), y Torre de Campobajo (Calahorra).

    Simples sondeos por diversos motivos se han hecho en Libia (Herramélluri), Tricio, "Clunia" (Aguilar del R. Alhama), La Coronilla (Lardero) y El Raposal de Arnedo.

    Y excavaciones planificadas se han realizado en Cerro de San Miguel (Arnedo), La Hoya (Laguardia),Eras de San Martín (Alfaro) y el de más amplitud, con varias campañas, en Partelapeña (El Redal).

    Este último yacimiento, por las cerámicas que había ofrecido en superficie se venía considerando como uno de los más interesantes del Hierro I. Sin embargo, el equivocado planteamiento de las excavaciones, ha reducido al mínimo el interés de los resultados.

    Los demás trabajos han ido ofreciendo datos sueltos, todos de cierto interés que nos van dando idea de la vida del hombre en esta época.

    Para ir situando estos datos tenemos el marco que nos ofrece el ya mencionado poblado de Cortes (Navarra), excavado con gran visión de conjunto por el prof. Maluquer6.

    En él aparecen los restos de una de sus fases, que en los estudios se la llama PIIB, que en realidad son las cenizas y escombros que quedaron al ser arrasado por un incendio. Esta circunstancia hizo que se abandonasen abundantes objetos que ahora nos resultan de gran interés para conocer la vida de sus habitantes. Cuando citemos este estudio, si no damos otras referencias nos, referimos a esta fase del poblado.

 

Origen de los hombres del Hierro I.

    Al plantearse esta cuestión es bueno situarse sobre el mapa de yacimientos de la Edad del Bronce. A pesar de la profunda destrucción que vienen sufriendo, evidencian una numerosa población, que poco a poco se va asentando en los lugares mejores para vivir, se va adueñando de las tierras y les va sacando los frutos que necesita para su subsistencia.

    Esta población que avanza en todos los órdenes, en un momento dado consigue un nivel técnico mayor, incorpora el hierro a su instrumental de trabajo y así entra en la "'Edad del Hierro".

    Esta teoría, que desde la arqueología resulta tan razonable y que a duras penas va ganando terreno, choca sin embargo con la que se ha venido manteniendo.

    Según la concepción recibida, al final del II milenio a. C., un pueblo de pastores que vivía en la Europa central, con una cultura a la que por su supuesto lugar de origen se la llama "Cultura Hallstáttica" (de Hallsttat, cerca de Salzburgo), se pone en marcha hacia occidente.

    En el siglo IX cruza los Pirineos y en lento caminar, a través del Valle del Ebro, llega a la Meseta en el s. VII. Los nativos que eran pocos, débiles, pobres y culturalmente retrasados son relegados a rincones de la Sierra.

    Los elementos característicos de la nueva cultura son, sobre todo, un determinado tipo de espadas y la cerámica decorada con el método de la excisión. También hay otros tipos de cerámica característicos pero son menos significativos.

    Según esto, para seguir el rastro a "los invasores", el trabajo fundamental era ir localizando estos elementos.

    Como apenas si se encuentran espadas en España, la búsqueda queda reducida prácticamente a la cerámica excisa que se ofrece con generosidad

    En lo básico de la teoría estaban de acuerdo los autores. No así en el tiempo y número de las invasiones. Bosch Gimpera y Martínez Santa Olalla hablaban de cuatro invasiones antes del año 600. Otros autores hablaban de dos, y otros de una pero de pequeños grupos que, a lo largo de varios siglos, van llegando a la Península.

    En los años 70, a medida que se van intensificando los estudios, empiezan a surgir las dudas. En la Meseta las cerámicas excisas aparecen asociadas a las de Boquique y hasta al Vaso Campaniforme que se consideran muy anteriores a ellas, pero se pretende explicar el fenómeno con la pervivencia de las viejas tradiciones ceramistas.

    La razón definitiva en contra de la teoría tradicional la ofrecieron las pruebas de C.14,, que, en varios lugares de la Meseta, daban a los estratos de la cerámica excisa fechas incluso anteriores a las del N. de los Pirineos.

    Con esto se pasa a admitir que la moda de la cerámica excisa nace en el entorno de Las Cogotas (Cardeñosa, Avila), bajo la influencia de la corriente campaniforme de Ciempozuelos, y desde allí se expande hacia otros lugares a través de los mismos caminos por los que se suponía había llegado.

    Había otra razón enormemente fuerte a favor de las invasiones que era el cambio en los ritos funerarios, pasando de la inhumación a la incineración. Este hecho sólo podía producirse por imposición de alguien más fuerte.

    Personalmente, conociendo la fuerza con que la gente sencilla se aferra a estas tradiciones, pensaba con todos los autores que tal cambio sólo se podía dar por la imposición de otro más fuerte. Todavía a comienzos del siglo XIX, a pesar de las evidentes razones de todo tipo que existían, fueron necesarias numerosas leyes y casi 50 años para dejar de enterrar dentro de las iglesias y hacerlo en cementerios fuera de ellas.

    Pero esta razón pierde fuerza si, como van demostrando nuevas investigaciones, el cambio en la forma de enterrar no fue repentino sino un proceso lento en el que coexistieron ambos ritos hasta que, por razones prácticas, estéticas o de moda se impuso definitivamente la incineración.

    Aun así queda por resolver la pregunta ¿por qué se inició el proceso?

    Los poblados de la I Edad del Hierro son tan numerosos, por lo menos, como los actuales. Su continuidad con respecto a los de la Edad del Bronce es evidente; ciertamente no hubo una invasión "militar" que masacró o expulsó la población indígena, pero algo tuvo que ocurrir para que ésta aceptase un cambio que tanto afectaba a su sensibilidad.

    Sobre lo que no se puede dudar es que nuestro pueblo recibió grandes influencias de los pueblos vecinos con los que mantenía relaciones comerciales y humanas cada vez más intensas. Era un grupo en formación que aceptaría sin vacilar un sin fin de aportaciones técnicas, lingüísticas, culturales, etc de los que se relacionaban con él que eran más ricos, más cultos y más fuertes.

    Más difícil es precisar qué pueblos ejercieron estas influencias y por eso, ni siquiera ahora, se ponen de acuerdo los autores. Algunos siguen manteniendo las corrientes transpirenaicas, otros las mediterráneas y otros las andaluzas.

    Ante la falta de pruebas sólidas, hay que dejar funcionar al sentido común y pensar que ya que las relaciones serían con todos, de todos se recibirían aportaciones con los matices lógicos en cada uno de los casos.

 

La vida ordinaria del hombre de la Iª edad del hierro.

 

1.- Los Poblados

    El poblado es muy importante en la vida del hombre de la Primera Edad del Hierro 1 ya que es precisamente en ella cuando los hombres de La Rioja dejan definitivamente de ser trashumantes y se asientan en territorios fijos.

    Descartada la idea de que el grueso de la población lo constituyen gentes venidas de Europa, pueblos de pastores, que se asientan en los altos para defenderse de los nativos expulsados, sigue siendo verdad que la práctica totalidad de los lugares de asentamiento han sido elegidos porque ofrecen una cierta facilidad para defenderlo.

    También se tiene siempre en cuenta el acceso fácil al agua.

    No sabemos nada en cambio del trazado de las calles, excepto, tal vez, en Cortes.

    Como defensas: Aprovechan, sobre todo, los taludes naturales. Donde estos no existen se construyen defensas artificiales.

    Armando Llanos, en La Hoya, descubre una progresión en las defensas: Primero una simple empalizada, luego adobes o piedra sencillos, y en una tercera fase (supongo que en época celtibérica) muralla de piedra en toda regla.

    El poblado del Cerro de la Cruz de Cortes se fortifica, en torno al siglo VI A. C., con una muralla de adobe de 2'50 m. de espesor, formada por tres paredes adosadas de 0’80 cm cada una. De esta época deben ser también los fosos de Sorbán en Calahorra7

 

2.- Viviendas

    En la primera etapa de asentamientos predominaban las cabañas de planta circular, con un poste central, techo de ramas y tierra sobre maderos delgados. En Cabezo la Torre de Aldeanueva de Ebro y en el alto de San Pelayo de Gimileo se aprecian viviendas excavadas en parte en el suelo, sin que se pueda apreciar como terminaba el alzado y como era la cubierta.

    En Aldealcardo se aprecia la forma de las viviendas levantadas en ladera. Se consigue el espacio plano necesario vaciando en un lado y rellenando en el otro y se cierra con paredes levantadas sobre el borde de los taludes.

    Desde época muy temprana (op. cit. p. 119) las plantas tienen tendencia a rectangulares, aunque se acomoda a las exigencias del terreno.

    En cuanto al esquema de poblado, cuando era pequeño sobre loma, la disposición era muy sencilla y todavía se ve en muchos de nuestros pueblecitos, por ejemplo Hornos de M. Las casas se edifican sobre el borde del cerro, pegadas unas a otras haciendo de muralla la trasera de las mismas. En los puntos necesarios se dejaban callejones cubiertos o se hacían "aguadojos" para la salida de las aguas de lluvia. Las puertas se abrían a una calle central que se cerraba con una o dos puertas en uno o en los dos extremos del poblado.

    Así debió ser Sorbán, aunque la enorme trinchera abierta para paso del ferrocarril Calahorra-Arnedillo, que lo destruyó en toda su parte central, no nos permita constatarlo.

    En Cortes, donde el espacio era más amplio la planificación era distinta. Se creó un gran espacio defendido por fuerte muralla que rodeaba todo el cerro y las casas se distribuyeron formando manzanas.

    El yacimiento de Sorbán nos ha ofrecido datos muy interesantes sobre los sistemas constructivos.

    Los muros exteriores tenían siempre la base y parte del alzado de cantos rodados y se continuaban en tapial o adobes. Para reforzar el tapial se elaboraba un entramado de maderas.

    Los muros interiores eran de adobe o de cañizo manteados de barro por una o las dos caras.

    En Sorbán aparecieron muros blanqueados con cal y, en una vivienda, sobre el blanco, decoración de líneas azuladas formando cuadrados, triángulos y rombos rellenos de las mismas rayas.

    También en algunas otras casas, arrasadas para construir encima de los escombros, quedaba la base de los muros de adobe, con revoque y una especie de rodapié pintado de color chocolate.

    Esto da la sensación de gentes ilusionadas por su casa, con ganas de enseñarla a los vecinos.

    Las viviendas estaban pegadas unas a otras con paredes "medianiles". Así se daban solidez y se defendían del frío. Se corría un riesgo y es que, en caso de incendio, la parte del poblado que quedaba en la dirección del viento quedaba arrasada.

    La distribución del espacio de las viviendas, como se vio en Cortes, era de tres huecos: Patio, estancia principal (hogar y dormitorio) y despensa.

    La sala principal estaba en el centro. Si había poste central el fogón se descentraba lo suficiente para que no se quemase.

    Los suelos eran de arcilla apisonada. A veces extendida sobre una capa de piedras menudas o de fragmentos de cerámica.

    En Cortes las viviendas eran muy amplias. Pero lo normal parece ser la vivienda pequeña, aunque dependería de las necesidades y el espacio disponible.

 

3.- Hornos

    Han aparecido en El Castillar de Mendavia, Cortes y Sorbán. Siempre se sitúan cierta altura del suelo. En Cortes estaban siempre en el exterior de las viviendas. En Sorbán el único encontrado estaba dentro. La boca se abría en la pared a unos 90 cmts. del suelo. Lo constituía una plataforma de arcilla de tendencia ovalada y casquete hecho de barro cubriéndola. Su diámetro era de unos 50-60 cm.

 

4.- Cerámicas

    En este momento se ha llegado a la plenitud de su uso y de la técnica, a falta sólo de la introducción del torno rápido y hornos para cocción oxidante, de calor y aire controlados. En todos los yacimientos aparecen en enormes cantidades, de todos los tamaños y formas. Las pastas presentan casi siempre color oscuro y algunas veces rojizo con desgrasantes gruesos por lo general, aunque no siempre, silíceos. Aunque para los expertos no es difícil distinguirlos, los fragmentos a veces se les confunde con las cerámicas altomedievales.

    Las superficies reciben tratamientos muy diversos y son típicos los sistemas de decoración: impresiones digitales, acanalados, incisiones ... y el más característico: la excisión. En casos muy raros la decoración de grafito y más aún la pintura policroma.

 

5.- Ritos funerarios

    En los yacimientos de La Rioja no se han encontrado enterramientos de adultos.

    En cuanto a los infantiles, en Bergasa, ya perteneciente a época celtibérica, la erosión dejó al descubierto uno bajo el muro de una vivienda.

    En Cortes, por el contrario, aparecen por todo el poblado desde sus estratos más profundos hasta los superiores.

    "Muchos de estos chiquillos inhumados aparecen con sus abalorios (cuentas de piedra o metal, pulseras de cobre, amuletos de hueso, etc.) lo que nos indica el cuidado e ilusión que se tenía en los chiquillos y cómo eran sentidas estas pérdidas 8.

    En cuanto a los adultos tampoco el poblado de Cortes nos dice nada hasta su fase final (siglos V-IV a. C.) en que eran incinerados, sus cenizas se guardaban en una urna y esta se enterraba en la necrópolis de un cerro cercano llamado La Atalaya.

    En Sorbán, fuera de la muralla, apareció un círculo, fogueado muy profundamente, que hace pensar en ritos funerios que podían consistir en la cremación de cadáveres.

 

6.- Ritos religiosos

    Tampoco sabemos nada de cómo manifestaban sus creencias en el Hierro I.

    En Sorbán, en el muro de separación de la habitación pintada y la contigua, por el lado de ésta, a unos 90 cm del suelo, apareció empotrada una cabeza de carnero mirando al espectador.

    También podía tener relación con prácticas religiosas el más arriba mencionado círculo muy quemado en el ángulo NE, fuera de las viviendas.

    En el poblado de Cortes (Navarra), en su nivel PIIB aparecieron varios idolillos de barro 9. Se guardaban siempre en el fondo de la casa, en un rincón de las despensas. En dos de las viviendas (M5 y M14) eran guardados junto a collares de bronce lo que significa que eran de especial interés para ellos. Pero tampoco en este caso se sabe su significado.

 

7.- Alimentos

    Sigue siendo masivo el consumo de carne que pertenece globalmente a animales criados por el hombre. Solo el ciervo aparece en cantidad suficiente para pensar que su caza era algo más que un deporte.

    Tenemos estudios realizados sobre los restos encontrados en Santa Ana (Entrena) y Partelapeña (El Redal)

En Santa Ana10:

 

 

Hoyo nº 1

 

Hoyo nº 2

 

 

 

Domésticos

 

 

Caballo

4 (0’69 %)

311 (11’11%)

Vaca

148 (25’82%)

1358 (48’53%)

Oveja-cabra

232 (40’48%)

697 (24’91%)

Cerdo

102 (17’80%)

278 (9’93%)

Perro

6 (0’21%)

 

 

 

 

Salvajes

 

 

Uro

3 (0’52%)

1 (0’03%)

Cabra montés

1 (0’17%)

 

Corzo

 

2 (0’07%)

Ciervo

59 (10’29%)

125 (4’46%)

Jabalí

18 (3’14%)

10 (0’35%)

Conejos

4 (0’69%)

9 (0’32%)

Erizo

1 (0’17%)

 

Lince

 

1 (0’03%)

Sapo común

1 (0’17%)

2 (0’07%)

 

 

 

Otros

 

 

Gallina o Gallo

 

1 (0’03%)

Salmón

 

1 (0’03%)11.

 

    Parecidos resultados ofrece el poblado de Partelapeña 12, que además tiene una situación geográfica muy similar.

    No se parece en nada la situación de Cortes, situado en un entorno geográfico muy diferente que condicionaría mucho la fauna y la misma agricultura por la calidad de sus tierras.

    Como se ve el consumo de carne de animales domésticos es ya fundamental aunque la caza seguiría ocupando una buena parte del tiempo.También se seguirían aprovechando en gran escala los frutos comestibles de plantas y árboles. No se sabe cuando empiezan a cultivar árboles frutales.

    El cereal cultivado tendría también notable importancia en la dieta alimenticia. En Sorbán apareció cebada quemada en varias viviendas. Y en Cortes se encontró una habitación granero con más de 1/ 2 metro cúbico de cebada quemada.

    Y como observan los autores, en todos los yacimientos, sin excepción, lo primero que se encuentra son los molinos, indicio de que se consumía cereal molido.

    Evidentemente el consumo de cereales dependía en parte de la calidad de las tierras que rodeaban los asentamientos y la capacidad de producirlos o el tener que adquirirlos en el mercado.

 

8.- Tejidos

    En Sorban apareció una vasija con tela quemada adherida a la misma. La tela era semejante a la que hemos venido llamando "de saco", con hilos de calibre mediano.

 

9.- Metal

    La presencia de metales en los yacimientos es meramente testimonial.

    En Sorbán, indicios de bronce, un fragmento de molde de fundición y nada de hierro.

    En varios otros asentamientos de la época han aparecido moldes hasta el punto de que podemos afirmar son bastante abundantes.

    Y una vez más tenemos que acudir a Cortes:

    Maluquer observa que frente a la abundancia enorme de cerámica (unas 100 vasijas por vivienda) los hallazgos metálicos son muy escasos; "poco más de dos docenas entre los de bronce y hierro".

    Hace además una reflexión: "Un alto nivel económico no supone un buen desarrollo industrial. La agricultura no necesita del hierro puesto que basta con aperos y herramientas de madera o hueso que han desaparecido".

    Esto solo vale para tierras excepcionales que no sé si serán las de Cortes, pero no lo son la mayoría de las de la Rioja.

    Y sin querer afirmar que el bronce y el hierro abundasen muchísimo, si se dio un alto nivel económico basado en la agricultura, lo mas probable es que las herramientas de metal fuesen mucho más abundantes de lo que parece a primera vista.

    Eran carísimos y siempre escasos y las herramientas se usaban hasta agotarlas. A nosotros nos ha tocado conocer lo que se hacía con las azadas o rejas de arado en nuestros pueblos hasta los años 50. Se aguzaban una y otra vez, se les "echaba punta" para darles mayor eficacia, y la azada más grande se iba quedando reducida a una herramienta ligera.

    Mucho mas harían los del Hierro I con los primeros objetos de hierro. Y con los objetos de bronce lo mismo: Se fundían una y otra vez, perdiendo peso y riqueza.

    En Cortes: La ausencia de moldes para la fabricación de armas, le sugiere a Maluquer la posibilidad de "una actividad limitada a determinados individuos y familias" cuyas viviendas tal vez aparezcan juntas en algún punto del poblado.

    Al margen de las interpretaciones que se le pueda dar al hecho, queda el enorme interés de los datos existentes: Metalurgia del bronce que ya se daba como segura, demostrada por las "tortas de fundición" y los moldes; y metalurgia, por lo menos incipiente del hierro, denunciada por la escoria. Esto hace pensar que ya en un momento antiguo, el del poblado IIb, además de los objetos de hierro adquiridos en el mercado, los habitantes intentaban manipular sus propias herramientas.

    Mas abundante debía ser el metal en Campobajo. En una pequeña extensión aparecieron varios punzones de cobre o bronce.

 

10.- Hueso y madera

    Generalmente mal conservados han aparecido instrumentos de hueso. En Umedé (Villarejo), además de una espátula y una "mano de mortero" aparecieron en superficie varios huesos decorados.

    En Sorbán fragmento de espátula o de hoja de cuchillo.

Y en Cortes, como testimonio de algo que también había que dar por supuesto, aparecieron una pequeña vasija de madera bien conservada y varios fragmentos de otra grande.

 

Conclusión.

    Todo esto nos hace pensar que, por lo menos a final del s. V a. C., el hombre riojano, se encontraba a gusto en su tierra, formando comunidades con capacidad de desarrollo y crecimiento, con inquietudes por encontrar los caminos de prosperidad que seguramente intuía por su propia experiencia y sobre todo a través de los contactos con sus vecinos, estaba preparado para el paso definitivo hacia una madurez y una forma de ser que tanta simpatía despierta en nosotros después de muchos siglos.

 

 

LA RIOJA CELTIBERA: II EDAD DEL HIERRO.

    En este capítulo podemos contar ya con la ayuda de las fuentes escritas. Nos van a ofrecer unos datos, que debidamente utilizados, nos pueden prestar un servicio inapreciable.

    Los protagonistas de la historia de La Rioja van a dejar de llamarse vagamente "los que vivían en la margen derecha del Ebro" o "los de las montañas"; y tendrán un nombre: Berones, Pelendones, Vascones... lo mismo que sus vecinos, tendrán así mismo sus ciudades, sus ríos, etc. Y también están en disposición de darnos una idea de las tierras que ocupaban, de su manera de ser, de sus historias.

    Nuestra aportación pretende ser un enriquecimiento de estos escritos con los datos arqueológicos, sobre todo con el mapa de yacimientos que sitúe de alguna manera en la tierra unos hechos que siempre nos dejaban la sensación de que sucedían en otro planeta, vívidos por unos hombres de raza distinta a la nuestra.

    No queremos que esto sea un simple añadido a lo que se ha venido diciendo. Queremos que los datos arqueológicos hablen también por sí mismos, sean admitidos como fuentes tan seguras y valiosas como las escritas, lo que, por otra parte, ayudará también a que empiecen a ser respetados y conservados.

    Hasta ahora la falta de estudios arqueológicos serios ha llevado a magnificar los datos escritos, los autores se han centrado casi exclusivamente en ellos, los han mal interpretado a veces, y han obligado frecuentemente a la arqueología a apoyar, mediante interpretaciones forzadas, las teorías que habían montado.

    Como en el capítulo anterior admitimos nuestras limitaciones: Con toda seguridad el mapa de la Rioja Celtíbera que ofrecemos es todavía incompleto y sobre todo que, dado que La Rioja es solo una pequeña parte de la Celtiberia, pensamos que su plena validez se conseguiría realizando, simultáneamente, el estudio de toda esta gran región: de los yacimientos, caminos, fuentes de riqueza, toponimia total, de los pájaros, las plantas, los objetos domésticos, el lenguaje popular...

    Y también repetimos que nuestras limitaciones personales, en especial en el campo lingüístico, nos llevan a alejarnos de todo dogmatismo y de toda pretensión magisterial.

 

La Celtibería.

    a) Territorio

    Estamos hablando de la Celtiberia antes de que los Romanos llegasen al valle medio del Ebro.

    Y entendemos la Celtiberia en su máxima extensión territorial posible, admitiendo que estudios más profundos la puedan recortar. Estoy pensando por supuesto en la Carpetania, en los límites con Portugal y lo que siempre se ha considerado tabú: el territorio de los Vascones.

    En términos actuales comprendería toda Castilla, La Rioja incluida la Alavesa, Aragón, y gran parte de Navarra. Por llamarlo con nombres "históricos", con delimitación mucho más vaga, el territorio de los Belos, Titos, "Celtíberos", Lusones, Arévacos, Pelendones, Berones, Várdulos, Autrigones, Turmogos, Vascones, Suessetanos, Vacceos y Carpetanos.

    En toda ella debe existir actualmente un fuerte sustrato con el que no pudieron los romanos, ni los bárbaros, ni los árabes. Descubrirlo es difícil pero de un enorme interés.

    Por mucho esfuerzo que hagamos, seguramente nunca podremos llegar a perfilar los límites de la Celtiberia. Es posible que nunca los hubiese por lo menos en el sentido en que hoy los entendemos. Era un pueblo en su infancia o a lo sumo en su adolescencia, es decir, no un pueblo que cambiase sino un pueblo que nacía, que asimilaba con toda sencillez lo que le parecía bien de todos sus vecinos y, en consecuencia, lo más probable es que, en todo su perímetro, hubiese una ancha franja con una mezcla indefinible de culturas.

    Estas influencias y las que ejercía la propia tierra originaron grupos diversos que configuran las regiones.

    La Celtiberia, evidentemente, aunque iba camino de serlo, no había llegado a constituir una unidad jurídica, ni política en el sentido nuestro, sino una especie de unidad de amistad o de tipo familiar, con relaciones comerciales totales, y alianzas y pactos de defensa que podíamos denominar en muchas casos como "vitales", más incluso que verbales.

 

Las regiones.

    Como en este tema de las regiones es donde las fuentes crean mayor confusión nos parece importante decir lo que pensamos de ellas.

    a) Los autores antiguos nunca pretendieron hacer una historia como se hace en el siglo XX, es decir contar los hechos con absoluta objetividad, situándolos además en las coordenadas justas en cuanto al lugar y precisión de segundos en el tiempo.

    b) Aunque hubiesen pretendido hacerlo no podían porque carecían de la adecuada información. Los hechos y personajes a que aluden estaban demasiado lejos de ellos en el espacio y en el tiempo. Lo normal es que los más antiguos estén a varios siglos de distancia y en cuanto al espacio todos tienen conciencia de que lo que cuentan como ocurrido en España, sucede casi en el "Finis Terrae".

    Por eso es curioso que nos empeñemos en hacer mapas precisos sobre los datos que nos ofrecen Polibio o Herodoto... sin pensar qué mapas habrían hecho ellos si se les hubiesen pedido.

    Sin embargo como hay que suponer que eran hombres serios y lo hacían lo mejor que podían, sus informaciones tienen un indudable valor global.

    c) También hay que pensar que, al hablar de personajes, de cargos o instituciones, los escritores los ven desde las instituciones romanas y toman los nombres de éstas buscando las que más se les parecen aunque estén muy lejos de ellas.

    d) Por fin, nos parece evidente que los autores, al hablar de un grupo determinado, unas veces utilizan el nombre general de celtíberos, y otras el regional: Berones, Arévacos ... Por ejemplo, al hablar de los Berones Tito Livio los sitúa al 0. de los Celtíberos y Ptolomeo de los Vascones. Lo racional es pensar que los dos están diciendo lo mismo. Sin embargo complicamos las cosas cuando, para dejarlos en buen lugar a los dos, unos dicen que hablan de dos momentos entre los que hubo modificación de fronteras y otros que había una "especie de zona híbrida" con mezcla de razas. Y lo mismo sucede con el límite S. en el que Estrabón sitúa a los Celtíberos y Ptolomeo a los Pelendones y Arévacos.

    Tras estas reflexiones que nos parecen importantes seguimos con la conformación de la Celtiberia. Los escritores nos dicen estaba dividida en unidades menores, Las "regiones" (pueblos o tribus), y dentro de estas las "ciudades".

    Entre las "regiones" existía una cierta separación, con un tipo de "fronteras" que sólo bajo el dominio de Roma, por la táctica que ésta empleaba de "divide y vencerás", llegaron a estar definidas.

    Hasta esa época, probablemente, los límites de estos "pueblos" estaban diluidos y constituían una franja, especie de tierra de todos.

    Como en las buenas familias, existían las envidias y las peleas entre los grupos, y los normales robos de ganado o de otros bienes que muchas veces se arreglarían por la fuerza.

    Pero no creemos que llegase a lo que dice algún autor, que eran tan frecuentes las luchas entre ellos, que, cuando llegó Roma, los encontró entrenados.

 

Las ciudades - estado.

    Así llaman, creo que con acierto, algunos autores a una tercera unidad, dentro de las regiones, que son las "ciudades". La ciudad no hay que entenderla en el sentido del casco urbano sino como un núcleo de población importante ("urbes"), que aglutina una serie de poblados menores de su entorno ("vici" o "Castella"), en distancias de ella que normalmente no pasan de unos 20 kilómetros.

    El núcleo central sería el centro administrativo, económico, defensivo, con los poblados del entorno que colaboraban en la explotación racional del territorio. Por ejemplo Necios tenía asentamientos menores en Navalsaz, Corrales de Senoba, Las Vargas, la Escurquilla y alguno que desconoceremos, que servían de base para explotar la tierra, controlar el territorio y vigilar los accesos al núcleo principal.

    No se si se puede generalizar la figura del "jefe" como elemento fundamental de la ciudad, es decir como el hombre al que se encargaba de dar seguridad y a cambio se le prometía fidelidad, se le obedecía y por supuesto se le mantenía. Es posible que en un tiempo y en unas "ciudades" se diese y en otras no. Tal vez dependía de que surgiese el hombre carismático que aglutinaba a la gente y tomaba mando y responsabilidades.

    Las fuentes hablan de ellos pero siempre con ocasión de guerras que, evidentemente, ofrecían el clima propicio para que surja el "jefe". Se menciona a los "régulos" o "príncipes" y en una única ocasión se habla de un "rey" de Vacceos y Vettones llamado Hilermo así como a los "nobles" y el Senado (C.B. 159).

    Estas ciudades, seguramente con mas conciencia de celtíberas que de "beronas", l"arévacas", etc, tenían una gran autonomía y sus "jefes", "autoridades", "senado" y sobre todo el pueblo reunido en "asamblea" decidían sobre la paz o la guerra y mucho más sobre asuntos de vida normal. De hecho los escritores, en las guerras con Roma, casi siempre hablan de una "ciudad" que lucha o es aliada de Roma, más que de una región. (Estos datos son de época romana).

    Hay un detalle proporcionado por la arqueología que son las "tesseras" de hospitalidad. Una ciudad cerraba sus puertas o las abría a otra cuidad, familia o persona y pactaba con ellas amistad o alianza. El documento que acreditaba el pacto era una placa de bronce o plata, de diversas formas: mano, animal ... y que encajaba con otra igual, o con otra mitad. Cada parte era guardada por uno de los que hacían el pacto, para poder juntarlas y comprobar su autenticidad en caso de duda.

 

Cronología y origen de los celtíberos.

    Para abordar este tema, que ha dado lugar a largas discusiones, partimos de que en el s. V a. C. se da un cambio grande en la Celtiberia. En el proceso de evolución documentado desde el Neolítico, se alcanza un alto grado de maduración: Crece la riqueza y la población de manera espectacular, y dentro de la gran unidad, que ya entonces o luego se llamará Celtiberia, aparecen las "regiones" y las "ciudades".

    Y es inevitable una pregunta: ¿A qué se debe este hecho? ¿Es simplemente resultado del proceso de crecimiento que incorpora nuevos elementos o se debe a la presión de grupos que llegan de fuera?

    Todavía en 1986, Francisco Burillo resume su propia opinión y las de otros investigadores defendiendo que "esta ruptura (entre los Campos de Urnas del Hierro y el período siguiente) no ha de interpretarse como una mera adaptación a los cambios de toda índole que conlleva la iberización 13.

    Para llegar a esta conclusión, relaciona una serie de hechos que ofrece la arqueología del Bajo Aragón 14 con la crisis que se da en ese momento en los pueblos con desarrollo muy superior que bordean la Celtiberia por el E. y por el S. Esta crisis provoca movimientos de gentes que llegan trayendo el cambio.

    Yo pienso que el elemento que causa el cambio celtibérico es la incorporación masiva del hierro a toda la actividad del hombre. Después de largos años de usar herramientas de hierro compradas, se aprende a extraer y trabajar el metal, se descubren los depósitos del mineral y se crea una verdadera industria con el hierro como base.

    No sólo se fabrican espadas y otras armas sino también aperos y herramientas para todos los usos.

    Y con esto, el hombre llega a ser de verdad agricultor.

    Se llega a una economía que sigue siendo de supervivencia, pero que no es del mismo grado que la anterior. Hay una producción mucho mayor, a la vez que mucho más equilibrada que renueva y agiliza los intercambios comerciales, todo lo cual permite una alimentación mucho mejor.

    Los celtíberos vivieron de forma parecida a la de la gente normal de nuestro mundo rural, hasta comienzos de este mismo siglo, excepto que, aun siendo tan excelentes alfareros, no cubrieron con tejas sus viviendas.

    Esto hizo crecer la población y, en consecuencia, la necesidad de nuevos espacios, adaptados a los nuevos usos y a las nuevas necesidades.

    Las ventajas del hierro sobre el bronce se vieron tan pronto que, rápidamente, este quedó relegado a los objetos de adorno para los que ofrece, además de su belleza, más posibilidades.

    Maluquer escribía en 1960: "La nueva cultura, con grandes recintos amurallados y excelentes jinetes... se basa, sobre todo, en la pujante metalurgia del hierro, y sus caminos de expansión sugieren un foco oriental originario que hemos querido ver en la zona soriana de contacto con el Ebro, alrededor de la riqueza férrica del Moncayo, provincias de Soria, Zaragoza y Navarra. En la vitalización de esta zona vemos en realidad la cristalización del mundo propiamente celtibérico 15.

    Ya en 1984 asumiendo esta opinión de Maluquer, pensábamos que, a la zona del Moncayo, habría que añadir, con toda seguridad, el importantísimo foco de La Sierra de la Demanda del que hablaremos en el apartado de La Rioja 16.

    Somos conscientes de que aun admitiendo la influencia definitiva de la metalurgia del hierro, queda sin resolver otra cuestión como es saber quién enseñó o de donde vino el conocimiento de la metalurgia.

    Algunos de los elementos o hechos que la acompañan como son la cerámica a torno, de factura y decoración tan característica, y los ritos funerarios agrandan el interés por conocer su origen. No así los cambios urbanísticos, económicos y sociales que son consecuencia de la simple creación de riqueza.

    La pregunta sería si la metalurgia del hierro y lo que la acompaña, llegó por influjo de las simples relaciones comerciales y sociales o por invasión pacífica o agresiva de los pueblos que lo poseían.

    No se si llegaremos a saberlo alguna vez. Pero dada la receptividad que el joven pueblo de la Celtiberia debía tener, no hacía falta ninguna invasión sino la simple noticia de la existencia de estos inventos para intentar hacerse con ellos.

    "No hay que multiplicar las invasiones sin necesidad" y admitir ésta en el caso presente sería seguir infravalorando el influjo de las relaciones comerciales, sociales, etc.

    Mucho menos podemos admitir, en este momento del desarrollo de nuestro pueblo, la llegada de "pueblos de agricultores" a sustituir a los "pastores" o viceversa. Esto indica un total desconocimiento del espacio vital. Una vez que contaban con los medios adecuados, los hombres de la Celtiberia fueron en cada lugar lo que podían ser: en un lugar de buenas tierras serían agricultores con algo de pastoreo; y en otras, menos aptas para la agricultura, pastores con algo de agricultura.

 

La metalurgia del hierro.

    La opinión más común es que los que enseñaron a los celtíberos la metalurgia del hierro vinieron del Mediterráneo 17 por el Valle del Ebro y que eran fenicios y más tarde focenses. No tenemos ninguna razón para no admitir esta teoría que poco a poco ha ido desplazando a la que defendía su llegada a través de los Pirineos, pero no limitaríamos su vía de penetración al Valle del Ebro.

    En los años 80, algunos descubrimientos abren así mismo la posibilidad de influjos venidos del Sur 18.

    Lo normal es que, si todos los pueblos que rodeaban la Celtiberia tenían la metalurgia del hierro, de todos ellos llegase el influjo un poco antes o un poco después.

    Pero sí debemos insistir en que lo más importante no es cómo o de donde vino sino el hecho en sí de la llegada.

    Los nuevos aperos de labranza, unidos a la utilización de los animales de tiro, debíeron traer consigo un gran aumento de tierras de cultivo y mayor aun de producción. Y esta producción trajo consigo un inmediato aumento del nivel de vida y de. la población.

    Es proverbial la destreza que adquirieron los celtíberos en el trabajo del hierro. Los más llamativo era su técnica en la forja de las espadas "por lo agudo de su punta y lo cortante de su filo". Desde la guerra con Aníbal, los ejércitos romanos las incorporaron a su armamento reglamentario aunque sin poder alcanzar nunca su perfección. Pero con toda seguridad esta misma buena técnica la usaron para los instrumentos domésticos y de labranza.

 

Algo sobre la vida del pueblo celtíbero.

    Se nota que los escritores antiguos no quieren contarnos la vida del pueblo celtíbero y que lo que nos cuentan de él es en función de las hazañas de Roma. Aun así nos dicen cosas que más que situarlos en la realidad meten a los celtíberos en una especie de niebla de leyenda.

    Los celtíberos eran excelentes jinetes. Con caballos de poca alzada y enorme agilidad, como criados para el territorio en que se movían.

    Como ya antes de las guerras celtibéricas se les menciona luchando como mercenarios en otras guerras, con frecuencia se les ha tenido como muy dados a las peleas. Caro Baroja 19 llega a decir que "La idea de la guerra para ellos ofrecía, sin duda, rasgos mucho más atrayentes y poéticos que para otros pueblos".

    Es posible que así fuese y es cierto que eran de gran valor, fortaleza e inteligencia en la guerra. También que los guerreros eran honrados de manera especial en vida y después de muertos. Caro Baroja 20 cita un texto según el cual "era costumbre de los celtíberos que las jóvenes no se casasen obedeciendo la voluntad paterna, sino que ellas elegían al pretendiente que más se había distinguido en la guerra".

    Pero, de su comportamiento en las guerras numantinas, lo que se puede deducir es que, sobre todo, querían vivir en paz, y que si luchaban lo hacían por su independencia.

    El luchar como mercenarios, habría que atribuirlo a la necesidad de ganarse la vida, o a presiones de toda índole por parte de los que los contrataban.

    En la guerra eran valientes, ágiles, de gran resistencia, utilizando la táctica de desconcertar al enemigo fingiendo la huida, para volver al combate con mayor ímpetu.

    Los romanos los veían diferentes a todos los demás, puesto que a otros le ganaban una batalla y la guerra quedaba decidida y a los celtíberos, les ganaban una batalla y en seguida se volvían a organizar y volvían a enfrentarse.

 

Religión.

    Es otro de los temas prácticamente desconocidos.21 Algunas citas literales o datos ofrecidos por los autores son:

    "Según ciertos autores los galaicos son ateos. No así los celtíberos y los otros pueblos que lindan con ellos por él Norte, todos los cuales tienen una divinidad innominado a la que, en las noches de luna llena, las familias rinden culto danzando hasta el amanecer en las puertas de sus casas" (Estrabón III, 4, 16).

    Los vacceos de Pallantia, en su combate contra los romanos de Emilio Lépido, se detuvieron por un eclipse de luna que tomaron como una señal de su Dios. Apiano (Iber. 82).

    Estos dos textos evidenciarían un culto a la Luna.

    Tal vez esto explique también los numerosos crecientes que aparecen en las estelas de la Celtiberia, en las cerámicas y en las monedas.

    En las epigrafías aparecen dedicatorias a "Lug", a las "Matres" y a "Epona".

    Por referirse a La Rioja trascribo una cita de F. Marco: "Hay noticias, en fin, que debo a la amabilidad de D. Teógenes Ortego, sobre la persistencia de cultos relacionados con el bosque y el árbol en la linde septentrional de Celtiberia.

    En Manjarrés (Rioja) se siguieron celebrando durante mucho tiempo cultos y rituales mágicos en un prado situado al suroeste del pueblo, -auténtico "nemetón" por estar rodeado de enormes robles-, lo que vino provocando la condena sistemática de los párrocos del lugar.

    Por otra parte, en diversas localidades de los alrededores de Nájera existía la costumbre de situar imágenes de la Virgen en oquedades de los troncos de los árboles, en forma clara de cristianización de cultos mucho más antiguos".

    Y es más que probable que haya que poner en relación con la religión practicada por los celtíberos el culto a la fertilidad, que está atestiguada en La Rioja en el uso de plantar los "Mayos" o árboles de mayo, uso que se remonta a la prehistoria en toda Europa, y aquí necesariamente ha tenido que mantenerse también en la época que comentamos.

 

Creencias sobre la muerte

Silio Itálico tiene un texto interesante que manifiesta la creencia de los celtíberos en la vida futura.22

    "His pugna cecidisse decus, corpus cremari tale nefas. Caelo credunt superisque referri impastus carpat si membra iacentia vultur".

    "Para ellos morir en el combate es honroso y quemar el cuerpo es impío. Creen que si los buitres hambrientos se comen los cadáveres abandonados, los llevan al cielo y a los dioses".

    Según este texto los celtíberos no utilizaban el ritual general, la cremación, para los guerreros muertos en combate, pensando que los buitres, al comérselos, los llevaban al cielo.

    Es muy probable que expresen esta creencia las escenas pintadas en vasos numantinos. Hay dos fragmentos en los que aparecen guerreros muertos que están siendo devorados por aves rapaces.

    Por lo demás el ritual normal para los difuntos entre los celtíberos, consistía para los adultos en la incineración de los cadáveres, depositando las cenizas en urnas que luego eran enterradas. A veces se las protegía o señalaba con una estela, casi siempre sin decoración, aunque también hay excepciones. (Estelas de Hormilleja y Alberite).

    A los niños no se los incineraba sino que, siguiendo la costumbre ancestral del H. I, se los enterraba dentro de las viviendas. En La Hoya (Laguardia) se encontraron más de cien. En Bergasa, en la parte alta del Cortijo, la erosión dejo al descubierto el esqueleto de un niño enterrado bajo la pared de una vivienda, en la parte interior. 

 

La Rioja Celtibera

 

    En el término Rioja entendemos la actual Comunidad más el espacio que sería naturalmente de ella como es la Tierra de Yanguas, históricamente englobada en el Señorío de Cameros.

    Sin este territorio no se puede entender la historia de la Sierra riojana en ninguna de sus épocas.

    La dispersión de yacimientos localizados, siguiendo las cuencas de los ríos, sería esta:

RÍO ALHAMA

    Castejón, Alfaro, Cervera del R. A., Aguilar del R. A., dos en Grávalos, Cornago, Ambas Aguas, Muro de Aguas y Navajún.

    Y dentro de la provincia de Soria: San Felices, San Pedro Manrique, Suellacabras, El Collado, La Ventosa, y dos en Taniñe.

RÍO CIDACOS

T    res en Calahorra (además de hallazgos sueltos), Pradejón, El Villar de Arnedo, Autol, Arnedo, dos en Bergasa, Préjano, dos en Navalsaz, dos en Enciso, Garranzo, y La Escurquilla. Y dentro de la provincia de Soria: Yanguas, Villar del Río, Aldealcardo, dos en Bretún, Valduérteles, Villaseca Bajera, Villar de Maya, Vizmanos, Valloria y seguramente: Mozún y Verguizas.

RÍOS LEZA Y JUBERA

    El Redal, Santa Engracia del J., Ventas Blancas, Santa Cecilia del J., San Román de C., Torre de C., dos en Muro de C.,

RÍO IREGUA

    Logroño, Varea, Alberite, Fuenmayor, Entrena, Islallana, Nalda, Nestares, Torrecilla, Gallinero de C., Montemediano y Lumbreras.

RÍO NAJERILLA

    Cenicero, Hormilleja, Hormilla, Torrecilla sobre Alesanco, San Asensio, Nájera, Manjarrés, Cárdenas, Tricio, dos en Badarán, Estollo, Matute, Bobadilla, Villaverde de Rioja, Villarejo, Viniegra de Abajo, Viniegra de Arriba, Ventrosa, Mansilla y Canales de la Sierra.

RÍOS OJA Y TIRON

    Gimileo, dos en Haro, Herramélluri, Baños de Rioja, Ibrillos, dos en Santo Domingo de la C. Foncea, Treviana, Cerezo de R. Tirón.

MARGEN IZQUIERDA DEL EBRO

    S. Vicente de la Sonsierra, Peciña, Laguardia, Moreda, Yécora, Los Arcos, Viana, etc... 

 

¿A qué grupo celtíbero pertenecía La Rioja ?

    Los autores han visto en el tema un filón importante para lucirse y todos se han puesto a escribir: unos geografía, otros historia y otros, cuentecitos.23

    Coinciden casi en todo.

    El núcleo fundamental de La Rioja lo constituirían los Berones. Los demás, Pelendones por el S. y Vascones por el E. serían el "relleno".

    Para los no iniciados en el tema digamos que a los Pelendones se les menciona en dos textos e incluso en uno de ellos, no se les llama de esa forma sino "Cerindones".

    De los Berones habla Estrabón diferenciándolos de los Celtíberos y los tiene por celtas invasores de los Iberos 24 que participaron en la emigración céltica. Su ciudad es Varea junto al Ebro".

    No los nombra Plinio quien sí habla de Varea hasta la que, según él, el Ebro era navegable.

    En el s. II de Cristo los nombra Tolomeo. Hace una enumeración de pueblos y ciudades y entre las de los Berones "Trition Metallon", "Oliba" y "Ouareia". (En este texto se nombre a los pelendones).

    El texto más amplio y expresivo acerca de los berones nos lo ofrece Tito Livio al describir la marcha de Sertorio desde Calahorra a Varea.25

    Con estos datos se ha querido hacer un mapa detallado y marcar límites y fronteras que, sobre el terreno, resultan a veces descabellados.

    Según la mayor parte de los autores por el N. limitaban con los Várdulos que ocupaban buena parte de Alava y Guipúzcoa y llegaban, según Taracena, hasta el mismo Ebro. Es muy posible, sin embargo, que el río no constituyera un obstáculo para la extensión de los Berones hasta la vecina Sierra de Cantabria. Se da la misma facies cultural en los yacimientos de la margen izquierda del río: p.e. La Hoya en Laguardia, (Alava), Monte Cantabria (Logroño), La Custodia (Viana- Navarra).

    Al NO. y O. Estrabón sitúa a los Cántabros Coniscos y Ptolomeo a los Autrigones. Sánchez Albornoz dice que los Cántabros Coniscos llegarían hasta el Ebro hasta que, después del guerras Cántabras (29-19 a C.) Roma les haría retroceder implantando a los Autrigones.

    Al S. Estrabón sitúa a los Celtiberos y Tolomeo a los Pelendones y Arévacos. Taracena opina que los Arévacos se extienden desde la Meseta hacia las sierras del Sistema Ibérico en detrimento de los Pelendones.

    Por el E., Tito Livio les pone como vecinos a los Celtíberos y Ptolomeo a los Vascones. El nombre "Kalakorikos" que aparece en las monedas de Calahorra parece celtíbero.

    Ya hemos dicho más arriba qué opinamos de los textos, y de la forma en que creemos se deben interpretar.

    Por eso creemos no merece la pena seguir dando vueltas a unas citas que ya no pueden dar más de sí y admitimos sin más las opiniones clásicas.

 

Despliegue de poblados.

    Somos conscientes de que la relación de poblados no es completa. Faltan otros que descubrir en los campos y en los montes y sobre todo debajo de muchos pueblos actuales. Por ejemplo, en Logroño, apareció cerámica celtibérica junto a la iglesia de Santiago.

    Los restos están bajo las casas actuales y si, como es frecuente en La Rioja, en los espacios sin viviendas se abrieron "calados" de bodegas o se hicieron eras, todo lo anterior ha quedado arrasado.

    También hubiésemos querido detenernos en detallar las características de los asentamientos más interesantes pero la limitación de espacio nos impide dar algo más que generalidades.

    Los poblados casi en su totalidad ocupan lugares altos, fácilmente defendibles. Las "ciudades" como Villar del Río, Canales de la Sierra, Viniegra de Arriba, La Laguna, Cantabria, etc. impresionan por la sensación de poder que ofrecen.

    Algunas como Canales o Villar del Río, al tener acantilados por todas partes, solo necesitaban las murallas tradicionales.

    Otras como La Laguna o Viniegra, al tener un flanco vulnerable, tienen una entrada "artificial", con el clásico pasadizo entre la muralla y el foso, obligando a los que entraban a ofrecer a los defensores el costado derecho, sin la protección del escudo.

    Especial interés tiene también El Castejón de Préjano que conserva íntegro el perímetro de su muralla, con varios lienzos que deben pertenecer a la construcción original.

    Y el más conocido de todos, Clunia (o Contrebia), que es indudablemente uno de los conjuntos más impresionantes de la Celtiberia.

    La vida del hombre riojano, tanto en su desarrollo, como en las demás facetas: religiosa, urbanística, económica..., no se diferenciaría de la de los demás pueblos de la Celtiberia.

    Y como hemos dicho más arriba, excepto que no usaban teja para las cubiertas de sus casas, se diferenciaría bien poco de las de los pobres de nuestros pueblos, que eran el 90% hasta bien corrido el s. XX.

    El uso de los tractores ha permitido realizar labores profundas, sacando a la superficie estratos que hasta hoy habían permanecido intactos. Los instrumentos de hierro que dejan a la vista son escasos, excepto los clavos, que son abundantes y de todos los tipos y tamaños. Eso sí, las pocas herramientas que salen: horquillos, cuñas, hachas, podaderas.,., ofrecen una similitud total con las de La Hoya y las de Numancia, y con las que en nuestra niñez teníamos en las casas.

    Los asentamientos, tanto los de los valles como los de la Sierra ofrecen enormes cantidades de molinos, y en Villar del Río, al exterior de la muralla, quedó al descubierto un vertedero con huesos de animales de todas las especies, sobre todo de cabra oveja y cérvidos.

    En Bergasa (poblado muy escaso en molinos), hubo un centro alfarero importante. Fabricaban cerámicas de excelente calidad y de toda la gama de tipos que se conocen. Las decoraciones siguen los modelos tradicionales de figuras geométricas, excepto los fragmentos de una vasija que ofrece la figura muy estilizada de un hombre que mete las manos en el agua y asusta a una pequeña serpiente. Y un pequeño fragmento que testifica la perduración de la excisa en el Hierro II.

    También, en el vertedero de un alfar, entre materiales celtibéricos, aparecen tégulas fabricadas en el lugar, lo que demuestra que se trabajó hasta época muy tardía.

    Una pesa de telar lleva incisa una letra celtibérica que, con toda probabilidad es uno de los primeros testimonios de escritura en La Rioja.

 

Importancia de la sierra.

    El mapa de yacimientos parece indicar una descompensación de la población entre las valles bajos y La Sierra a favor de esta última y su estudio en profundidad nos daría una imagen interesante del pueblo celtíbero.

    Recorriendo los caminos, los desfiladeros de La Sierra, se van descubriendo yacimientos que revelan la presencia de un pueblo poderoso, seguro, organizado.

    Excepto Villar del Río y Canales que eran ciudades grandes, las restantes son de tipo medio, con sus satélites menores. Bien comunicadas entre sí, colocadas estratégicamente por todo el territorio, con alturas de 800 a 1300 metros sobre el nivel del mar, desde ellas explotaban y disfrutaban de las riquezas de la tierra que conocían a la perfección.

    Por la exigencia de brevedad solo podemos detenernos un poco en dos de ellas: Villar del Río y Canales.

    Villar del Río y su entorno es una impresionante fortaleza natural. Ocupa el centro de un gran anfiteatro que, según los paleontólogas, fue un lago que se desecó al formarse el desfiladero del Cidacos. El "valle", rodeado por todas partes de montañas escarpadas, es tierra de excelentes pastos con espacios de bastante buena agricultura.

    El acceso hasta él en son de guerra, era impensable por la aspereza del terreno y sobre todo por estar ocupado por una red de fuertes asentamientos como el de Enciso. Además, en caso de ser atacados por enemigos más poderosos, era fácil replegarse hacia lugares seguros y hacerse fuertes en ellos.

En la época celtibérica tuvo la mayor densidad de población de todos los tiempos.

    Su "capital" era El Villar del Río con otra ciudad fuerte que era "El Castillo" de La Laguna.

    Aunque nadie ha hablado de ello, es indudable el papel estratégico de esta zona en las guerras numantinas como fuente de aprovisionamiento y hasta como reserva de guerreros.

    Otra zona de interés estratégico y económico excepcional es la Sierra de la Demanda. Además de otros menores, conocemos en la zona dos asentamientos importantísimos que son Canales y Viniegra de Arriba.

    Es increíble que ni siquiera Taracena, que estudió la muralla del poblado de Canales, advirtiese la importancia que tuvo en él el trabajo del hierro. Lo que se ve a simple vista hace pensar en una industria que supera con mucho las necesidades locales incluso pensando en una ciudad de varios miles de habitantes.

    Lo normal es que esta ciudad, mencionada como "Segeda" en el siglo XI, con pasos fáciles a la provincia de Burgos, fuese centro productor y mercado próspero basado en la industria del Hierro que se daba en toda la zona.

    Nosotros tuvimos la suerte de localizar uno de los focos de producción (minas y campos de extracción del metal), en el Valle de Valvanera.26

 

La escritura.

    Uno de los logros del hombre riojano de esta época fue la capacidad de comunicarse con los demás mediante la escritura. Era la culminación del proceso de desarrollo.

    Lamentablemente sabemos muy poco de la lengua de los celtíberos, y los hallazgos epigráficos en La Rioja son muy escasos: Algunas monedas y letras en Clunia (Contrebia) y Bergasa. Y el interesantísimo conjunto de tesseras de La Custodia en Viana.

    Las monedas no debieron acuñarse antes del comienzo del siglo primero A.C. y lo demás tampoco debe ser muy temprano. Y el hecho de ser los materiales tan escasos hace que tampoco tengan demasiada importancia lingüística. Sí tienen enorme interés en cuanto nos dan a conocer una corriente de lenguaje escrito independiente de Roma que nos da la certeza de que un avance tan importante como la escritura, se consiguió dentro del proceso de evolución interno y no debido a imposición de los invasores.

 

El fin de un sueño.

    En el último tercio del siglo III antes de Cristo el pueblo celtíbero no cabía dentro de sus fronteras. La mayor parte de las tierras que ocupaba eran pobres y, si el año venía malo, la supervivencia resultaba difícil. Todos los autores coinciden en que, en este momento, el pueblo celtíbero, consciente de su poder, caminaba hacia la unidad organizada a la vez que empezaba a poner los ojos en otras tierras más ricas, sobre todo en las del Sur y Levante.

    Como todos los conquistadores, ya estaba dando el primer paso que constituía en expediciones de saqueo sobre esas tierras y reconocimiento de ellas para luego intentar la anexión.

    Pero en el Mediterráneo había dos pueblos que luchaban por el poder que eran Cartago y Roma.

    En el año 236 los Cartagineses, expulsados por Roma de Sicilia y Cerdeña, buscan la compensación en España que les ofrece gran riqueza de metales y productos agrícolas.

    Roma no está a gusto con esta expansión del ya tradicional enemigo y el 218 entra en Espafía por Ampurias que en adelante será cabeza de puente para la conquista definitiva.

    La primera aparición documentada en La Rioja se da en torno al año 187 y tienen un encuentro con los celtíberos junto a Calahorra. Vencen los romanos y comienza la colonización de las zonas bajas de La Rioja.

    Diez años después T. Sempronio Graco, en una campaña llena de éxitos, asienta definitivamente a Roma en la Rioja Baja, y funda, como base estable de operaciones la ciudad de Graccurris que podía coincidir con la actual Alfaro.

    Y ya todo el corredor del Ebro quedó a disposición de Roma y le sirvió para, desde él, por un punto o por otro acceder a la Meseta a atacar a los Arévacos.

    Más difícil les resultó dominar La Sierra. Evitaron siempre los caminos del Cidacos, del Iregua y del Najerilla en cuyas cabeceras, se asentaba un núcleo celtíbero fuerte que sin ninguna duda influyó notablemente en la resistencia numantina.

    Por ahí estaría Lutia, ciudad amiga de Numancia, que no intervino oficialmente en la guerra, sobre la que Escipión, en una noche, realizó una operación de castigo.

    Más tarde Sertorio, replegándose tras varias derrotas, vino por La Rioja, en la que Calahorra le fue leal hasta el fin, y en la que tuvo una base de operaciones y abastecimiento, Contrebia Leukade, que se encontraba en la Sierra riojana.

    Pero esta guerra era ya entre romanos aunque nos tocase sufrirla a nosotros.

    Roma se aprovechó de grupos indígenas a los que concedió poder y privilegios y a cambio de los cuales colaboraron en la colonización.

    Esta fue mucho más profunda en el Valle del Ebro que en la Sierra, y mucho más entre las gentes nobles y ricas que entre las de clase humilde.

    El pueblo pobre que nunca debió esar orgulloso de ser romano o por lo menos se hartó muy pronto de Roma, siguió vivo en sus usos y tradiciones culturales y, cuando vinieron los bárbaros, los apoyó contra el dominador.



1. La exigencia de reducir al máximo un trabajo que abarque la Edad del Bronce y la Iª y IIª Edad del Hierro nos obliga a quedarnos en unas simples reflexiones sobre estos temas. Este trabajo, es producto de una labor de equipo. Se me ha encargado redactarlo, pero la investigación de campo, ha sido realizada por la Licenciada en Arqueología Pilar PASCUAL MAYORAL que además ha coordinado los trabajos, Pedro GARCÍA RUIZ y por mi mismo Hilario PASCUAL GONZÁLEZ.
2. Los yacimientos que llevan asterisco han dado, además de sílex, piezas pulimentadas.
3. La excavación de Barandiarán en La Atalayuela es hermosa, pero parece tratarse de un caso no habitual.Bibliografía en ESPINOSA RUIZ, U., Estudios de bibliografía arqueológica riojana: Prehistoria e Historia Antigua, Logroño, IER, 1981, p. 63.
4. Véase EIROA Jorge Juan, Actas del XVII Congreso nacional de Arqueología. Zaragoza 1985, pp.21-25. "La denominación de Primera Edad del Hierro, tradicionalmente aceptada, parece cada vez menos adecuada para definir una etapa en la que el elemento que le da nombre es absolutamente minoritario, perviviendo, sin embargo, una fuerte tradición local (creemos que generalizada) en la metalurgia del bronce ... La denominación de "época hallstáttica" parece haber entrado también en crisis tras los estudios de algunos especialistas que afirman que la cultura "Hallsttat" no llegó nunca a cruzar la línea de los Pirineos. La actual preferencia que los investigadores tienen por la denominación de "Campos de Urnas" señala la actual línea de investigación".
5. Ante la imposibilidad de ofrecer las características de cada uno, debido a la falta de espacio, damos en siglas algunos datos de todos ellos.

Siglas

 

A

Yacimiento en alto

LL

Yacimiento en Llano

G

Yacimiento grande

M

Yacimiento mediano.

P

Yacimiento pequeño.

Br

Con sílex. Enlaza con el Bronce final.

Cl

Continúa en época celtibérica.

Ex

Se ha encontrado excisa.

Gr

Se ha encontrado cerámica grafitada.

6. MALUQUER DE MOTES Juan, El Yacimiento Hallstáttico de Cortes de Navarra. Estudio Crítico II, Pamplona 1958, y otros trabajos sobre el mismo poblado.
7. GONZÁLEZ BLANCO, A., "Las defensas de Sorbán", XVII Congr. Nac. de Arq. (Logroño 1983), Zaragoza 1985, 335-345.
8. MALUQUER J., Op. cit. pg. 143.
9. MALUQUER J., Op. cit. pg. 146.
10. GONZÁLEZ BLANCO, A. / MORALES, A. y MIGUEL ÁGREDA, F. J., "Los fosos del yacimiento de Santa Ana (Entrena, La Rioja) ¿Un quemadero de Ofrendas ?", XVII CAN, Zaragoza 1985, 435-449.
11. MIGUEL AGREDA, F. J. de, y MORALES, A., "Informe sobre los restos faunísticos recuperados en el yacimiento del Cerro de Santa Ana (Entrena, La Rioja)", Berceo (ciencias) I, 1983, 40-167 12. BARRIO C. A. R., FALCETO B. M. D. y ALVAREZ CLAVIJO P., "Avance sobre el estudio ... de Partelapefía", "Zubía", 6, 1994, pp. 361-374. Ambos estudios se refieren a materiales que se pueden situar en esa etapa ambigua que denominan "Bronce Final". Pero aun dándoles el nombre que se quiera, pueden tener por lo menos un valor orientativo.
13. I Symposium sobre los Celtíberos, Zaragoza 1987, págs. 83-84
14. BURILLO, F., op. cit. pp. 82-83.
15. "Bases para el estudio de las culturas metalúrgicas de la Meseta". I Symposium de Prehistoria..., Pamplona, 1960, p. 43.
16. PASCUAL P. y PASCUAL H., Carta Arqueológica de La Rioja: I.El Cidacos, Logroño 1984, pp. 115 - 116.
17. BURILLO MOZOTA, F., Symposium… citado, p. 86
18. Para todo este tema véase BURILLO MOZOTA, F, "Sobre el origen de los Celtíberos", I Simposiun sobre los celtíberos, Zaragoza, 1987, pp. 75-93.
19. Los Pueblos de España, I, p. 160.
20. Ibid. 161
21. MARCO Francisco: "La religión de los Celtíberos", I Simposium sobre los Celtíberos, Zaragoza, 1986, págs. 55-74. Con toda la bibliografía que existe sobre el tema.
22. SILIO ITALICO, Punica 341-343
23. Han querido hablar en serio de ellos, sobre todo, VILLACAMPA RUBIO Mª Angustias: Los Berones en las Fuentes escritas, Logroño, 1980; varios autores dentro de la Historia de La Rioja, Logroño, 1983 y de la Historia de la Ciudad de Logroño, Logroño, 1993.24 VILLACAMPA Mª A., op. cit. págs. 104-106.
25. SCHULTEN, Fontes Hispaniae Antiquae IV págs. 187-188.
26. MADROÑERO DE LA CAL Antonio y otros: "Interpretación inicial de los restos de una Estación Siderúrgica aparecidos en el entorno del Santuario de N. Sr de Valvanera (Rioja)". Técnica Metalúrgica, nº 269, 1985, pp. 20-32.º

 

Hilario Pascual González

LA RIOJA, TIERRA ABIERTA, 2000

 


Imágenes de la Edad del Bronce

La Cascaja Recreación de poblado celta Recreación de Contrebia L. Pobladores de La Rioja y entorno
Dolmen de la Cascaja en Peciña.Monumento funerario que consta de una cámara delimitada por grandes losas de piedra verticales, o megalitos, y de un túmulo de tierra y piedras que la rodeaba. En la cámara se realizaban los enterramientos y se acompañaban con objetos y adornos de los difuntos. Los poblados se desarrollan desde los siglos VIII y VII a.C.,resultado de la evolución de las gentes que habitan aquí durante los periodos anteriores.Las casas solían ser de planta rectangular y se construían adosadas. Constaban de un zócalo de manpostería sobre el que se alzaban los muros de adobe. En algunos casos, las paredes interiores se decoraban con motivos pintados. Una ciudad importante del momento fue Contrebia Leukade en Aguilar de Río Alhama. Las casas estaban excavadas en el terreno natural de modo que los muros eran de roca completados con manpostería y adobe. Se construían , con varios pisos, aprovechando las pendientes, y la ciudad se escalonaba con cada calle a difenete nivel.
Bifaces de Villar de Torre Utensilios de Nieva Cameros Instrumentos pulimentados V.campaniforme de Viguera
Tallas bifaces de Cerro Villar en Villar de Torre. Raedera,limaza y denticulado de cuarcita procedentes de Cueva Peñamiel en Nieva de Cameros. Hachas pulimentadas. La segunda procede de Entrena y la siguiente de Sorzano. La cuarta , hacha pulimentada de silimanita proviene de Almarza. Las puntas de flecha provienen de Ortigosa y Agoncillo. La realización de la cerámica con nuevas formas en el Calcolítico (2500 a.C.)supone un nuevo avance. Las piezas se elaboran a mano modelando las pasta. La imagen muestra un vaso campaniforme procedente de Collado Palomero I en Viguera.
P.molino de Cenicero Puñal de S.Millán y otros Vasija de Arnedo Armas celtas de Soria y Zaragoza
La agricultura tiene importancia capital en el mundo celtibero. El molino giratorio de la imagen recogido en el yacimiento de San Justo en Cenicero fue una gran aportación técnica. En torno al 2000 a.C. comienzan a trabajarse los metales. Los primeros objetos son de cobre casi puro. Aún no se conocen las aleciones. En la imagen utensilios de esta época elaborados de cobre.Arriba puñal de lengueta encontrado en San Millán de la Cogolla. Bajo él, dos puñales con remaches para enmangue, y puntas de flecha de tipo palmela, todos de procedencia desconocida y conservados en el Museo de La Rioja. Vasija procedente del yacimiento de Cerro de San Miguel en Arnedo. Decorada con motivos geométricos curvilíneos antes de la cocción en el horno. Espada con antenas,punta de lanza y cuchillo, armas características de los pueblos celtibéricos halladas en Ucero, en Soria.Casco de tipo Montefortino obtenido en Piquete de la Atalaya en Azuaga, Zaragoza.

LA RIOJA, TIERRA ABIERTA, 2000

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