1 Menéndez Pidal, Orígenes, pág. 468.
2 Cf. Menéndez Pidal, DL, pág. 107.
3 SMC, págs. XXI-XXII. Al usar por vez primera en este estudio las transcripciones del padre Serrano, me veo obligado a recordar el juicio adverso que han merecido a los historiadores ( vid. J. M. La carra, El vascuence en la edad media, en Geografía histórica de la lengua vasca, II, Zarauz, 1960, pág. 54).
4 Cf. Menéndez Pidal, DL, pág. 108; Orígenes, pág. 468. La génesis y desarrollo de los hechos narrados aparece en fray Justo Pérez de Urbel, Los primeros siglos de la Reconquista, en R. Menéndez Pidal, Historia de España, VI, págs. 111-118, y 300-301.
5 SMC, pág. XXIV. El padre Serrano no tiene en cuenta que Sancho III había dado Navarra a su hijo García con los otros «territorios de lengua vascuence» (R. Menéndez Pidal, La España del Cid, Madrid, 1929, pág. 250, y fray Justo Pérez de Urbel, Sancho el Mayor de Navarra, Madrid, 1950, pág. 233). Los problemas históricos y jurídicos que plantea la sucesión de Sancho III han sido aclarados brillantemente por A. Ubieto, Estudio en torno a la división del reino por Sancho el Mayor de Navarra, en PV, números 78-81. Hay volumen aparte: Pamplona, 1958. Poéticamente, los hijos de Sancho III tuvieron acceso a los cantos épicos, según estudió, de manera definitiva, J. Mª. Ramos, Relatos poéticos en las crónicas medievales, en Fil, II, 1950, págs. 45-65.
6 Es la misma conducta que seguirán los hijos de Sancho III el Mayor: Fernando I de Castilla disputará la Rioja a su hermano García de Navarra. Para asegurarse los límites en la frontera, García hará (1045-1053) importantes concesiones en Castilla al cenobio emilianense (SMC, págs. XLVI-L, y Pérez de Urbel, Sancho el Mayor, págs. 259-260).
7 Para un análisis muy minucioso de los hechos, vid. fray J. Pérez de Urbel, en Historia de España, ya citada, VI, págs. 309-313. Téngase en cuenta, también, SMC, pág. XXVI.
8 SMC, pág. XXVII. Grañón y Pazuengos pertenecían a Castilla (Menéndez Pidal, Orígenes pág. 469).
9 SMC, pág. XLVIII. Desde los tiempos de Sancho III el Mayor, Nájera significó la región occidental de Rioja, donde los reyes navarros tenían un representante (vid. fray J. Pérez de Urbel, en Historia de España de Menéndez Pidal, VI, pásg. 303-304).
10 Vid. Pérez de Urbel, Sancho el Mayor, pág. 262.
11 SMC, págs. LVI-LVIII y Menéndez Pidal, DL, pág. 110; Orígenes, pág. 469.
12 SMC, pág. LXXII. Vid., también, una de las referencias de la nota siguiente.
13 Los documentos repiten una y otra vez el señorío de Alfonso I (todas las referencias que siguen proceden de los Documentos para la reconquista del valle del Ebro, editados por J. Mª. Lacarra en los EEMCA): «regnante adefonsus rex... de Bilforato usque Murella» (II, núm. 52, año 1128), «regnante [Adefonsus]... de Barbastro usque Uiliforato» (II, núm. 157, año 1129), «...de Montson usque Bilforat» (II, núm. 180, año 1134), «Rege Adefonso regnante... in toto riuo de Oia usque Belforato» (III, núm. 332, año 1133).
14 SMC, pág. LXXIII.
15 Ib., pág. LXXIV.
16 Menéndez Pidal, DL, pág. 110; Orígenes, pág. 469.
17 Algo se insinúa en el artículo de Suzanne Dobelmann, Etude sur la langue des chartes de la Haute-Rioja au Xllle siecle, en BHi, XXXIX, 1937, págs. 208-214, aunque sea éste un trabajo de poco fiar.
18 SMC, págs. XV y XXXII. Una referencia de carácter divulgador sobre Santa María la Real de Nájera, Valbanera, San Millán de la Cogolla y San Martín de Albelda, se puede ver en el libro de fray Justo Pérez de Urbel, Las grandes abadías benedictinas, Madrid [1928?]. La historia de estos monasterios ha sido trazada por D. Mecolaeta, Desagravio de la verdad en la historia de San Millán de la Cogolla, Madrid, 1724; T. Minguella y Arnedo, San Millán de la Cogolla, Madrid, 1883; P. Pita, Santa María la Real de Nájera, en BRAHist., 1895, págs. 155-198; T. Minguella y Arnedo, Valbanera. Imagen y santuario. Estudio histórico, Madrid, 1919; L. Serrano, Tres documentos logroñeses de importancia, en EMP, III, págs. 171-177; A. Urcey Pardo, Historia de Valbanera, Logroño, 1932; Alejandro Pérez Alonso, Historia de la Real Abadía de Nuestra Señora de Valbanera en la Rioja [Gijón], 1971. Materiales para una historia sucinta de alguna de estas abadías (San Millán, Albelda) se encuentran en M. Gómez Moreno, Iglesias mozárabes, Centro Est. Hist., Madrid, 1919, págs. 288-309.
19 Se conoce así porque el códice a que perteneció -y ahora pertenece- es el Códice emilianense 39 de la Real Academia de la Historia. En el folio 245 v. de ese manuscrito comienza el llamado Cronicón albeldense ( vid. Dámaso Alonso, La primitiva épica francesa a la luz de una nota emilianense, CSIC, Madrid, 1954, pág. 8, y, también, RFE, XXXVII, 1953, págs. 1-94). En opinión de Serrano (SMC, pág. XXXIII) e) Albeldense es una copia de un original de San Millán. Bien es verdad que, un lustro antes, había dicho todo lo contrario (HMP, III, pág. 175).
20 SMC, pág. XIV. Nueve años después de la fundación de Albelda, debían acudir abundantes peregrinos al monasterio, pues García Sánchez I le concede la villa denominada Unión para que los monjes puedan atender a los peregrinos y subvenir a su propio sustento «in cultura peregrinorum adque in alimonia monachorum», Alb., 933, pág. 31).
21 Fueron publicadas por Manuel Lucas Alvarez, El becerro de Valbanera, en EEMCA, IV, 1950, págs. 451-617. Sobre esta edición Manuel Alvar redactó su estudio El becerro de Valbanera y el dialecto riojano del siglo XI, en AFA, IV, 1952, págs. 153-184, que se cita Alvar, Valb.
22 SMC, pág. XVII. En las páginas que siguen a ella, se pueden encontrar materiales con la biografía del santo y la historia del monasterio. Vid. también: Joaquín Peña, Páginas emilianenses, Salamanca, 1972, y el heterogéneo y no siempre recomendable San Millán de la Cogolla. En su XV centenario (473-1973). Logroño, 1974.
23 SMC, págs. 221-222.
24 SMC, págs. XXIX-XXXI. Berceo contó la historia de los votos en las estrofas 458-481 de la Vida de San Milldn, tras haber narrado el triunfo sobre la morisma. Cfr. los sugestivos planteamientos de B. Dutton en el estudio que pone al frente de su edición crítica de la Vida de San Millán (Londres, 1967, 11-23 y 182-193).
25 SMC, págs. XXII-XXIV. Vid., también, M. Gómez Moreno, Iglesias mozárabes, ya citada, págs. 348-49 y 363-64. También Albelda poseyó un famoso scriptorium. Aparte el Códice vigiliano del siglo X, que se conserva en El Escorial, sabemos que el monasterio tenía en el año 951 «una escuela de calígrafos con su correspondiente biblioteca, bien surtida en obras de Padres españoles» (Serrano, Tres documentos logroñeses de importancia, en HMP, III, pág. 173). Allí florecieron, en el siglo X, monjes famosos en las letras: Vigila, Gómez, Salvio, Maurelo, García. Cfr. Pérez Pastor, Códices de San Millán de la Cogolla (Boletín de la R. Acad. de la Historia, 212, 1908, págs. 469-512).
26 Las glosas son de mediados del siglo X (Menéndez Pidal, Orígenes, pág. 2) y se añaden a un manuscrito de finales del siglo IX o comienzos de la centuria siguiente, cuyo contenido es: «consistorio de demonios» (cuentecillo tomado de las Vitae patrum), señales que precederán al fin del mundo, dos sermones y una homilía de San Agustín y un tercer sermón del santo obispo de Hipona. La mejor edición de las glosas es la de Menéndez Pidal, Orígenes, págs. 3-9. Hay un reciente estudio de Eva Wimmer que, si no aporta muchas novedades, tampoco muestra demasiada coherencia metodológica entre sus planteamientos y su desarrollo (La latinité de l'Espagne aux IXe-Xe siecles d'apres le texte latin des Gloses), apud «Acta Linguistica Academiae Scientiarum Hungaricae», XXV, 1975, págs. 119-147).
27 Vid. § 7.
28 Estas líneas, y las que siguen poco después, pueden leerse en la pág. 7 de los Orígenes.
29 Berceo, Vida de Santo Domingo de Silos, estrofa 40 d.
30 Vid. Dámaso Alonso, El primer vagido de nuestra lengua, en De los siglos oscuros al de oro, Madrid, Edit. Gredos, 1958, págs. 13-16.
31 Vid. María Rosa Lida, Juan de Mena, México, 1950, pág. 251.
32 «Este Escriba es -probablemente- el mismo Munio que exaravit una serie de documentos de San Millán, desde el año 1048 al 1070» (D. Alonso, La primitiva épica, pág. 9).
33 Ib., pág. 38.
34 Cf. págs. 29-31 de ELH, II.
35 Menéndez Pidal, Orígenes, mapa frente a la pág. 464, y J. Caro Baroja, Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina, apud Acta Salmanticensia, I, 3, Salamanca, 1946, mapa frente a la pág. 18.
36 Vid. sus estudios El vascuence hablado en Rioja y Burgos, en RIEV, XXVI, 1935, págs. 624-626; El vascuence en el valle de Ojacastro (Rioja Alta), en BSGeogr., LXXI, 1931, págs. 254-264; Más sobre el vascuence en el valle de Ojacastro (Rioja Alta), Ib., LXXII, 1932, páginas 451-473; y El vascuence en la Rioja y Burgos, en RDTP, V, 1949, págs. 370-405. Manuel de Lecuona publicó un documento de 1279 del que se pretende inferir que se hablaba vasco en Murillo de Frecha en el siglo XIII. Creo que no puede deducirse otra cosa que el empleo de apellidos o apodos vascos y la existencia de algún topónimo del mismo origen. Tampoco se puede asegurar que sean infanzones los portadores de los nombres vascos. Algunas grafías del documento son navarras (conceyllo, dos veces) o responden a evolución fonética navarro-aragonesa (freyta, fillos). Cf. M. de Lecuona, El vascuence en la Rioja. En Murillo del Río Leza, en Geografía histórica de la lengua vasca, II, Zarauz, 1960, págs. 60-66.
37 Menéndez Pidal, Orígenes, págs. 2 y 5.
38 En un documento navarro, procedente de San Miguel in Excelsis (papel del siglo XIV, que copia un texto de 1076) hay una glosa trilingüe: «In partibus Iberiae, iuxta aqua currentis, soto uno que dicitur a rrusticis Aker Çaltua. Nos possumus dicere Saltus ircorum.» y una letra coetánea interlínea: «Nos possumus dicere Soto de ueko.» Esto es, 'rebeco' era aker en vasco, ircus en latín y ueko en romance; mientras que 'soto' equivalía, respectivamente, a çaltua, saltus y soto. Triple glosa comparable a la 42 de San Millán: guec ajutuezdugu, precipitemur, non kaigamus (cf. J. M. Lacarra, El vascuence en la edad media, en Geografía histórica de la lengua vasca, II, Zarauz, 1960, pág. 47).
39 Orígenes, pág. 467. Para la interpretación de las Glosas emilianenses en vasco hay que recurrir a J. de Urquijo (Gure Herria, XIII, 1933, págs. 11-13) y, sobre todo, a L. Michelena (Textos arcaicos vascos, en Biblioteca vasca, VIII, Madrid, 1964, págs. 42-44). Según este investigador, el autor de las Glosas pudo ser alavés, riojano o navarro.
40 Leyendo el viejo romance, en HMP., II, págs. 87-92.
41 Bren no tiene nada que ver con irin 'harina' ( < f a r i n a) sino que es probablemente un celtismo tomado del provenzal (DCELC, s. v.).
42 La voz no es ni el vasco enda 'casta', de donde endeka 'degenerarse' (Azkue), ni el indigus de la Academia; Corominas (DCELC, s. v. entecarse) postula un hipotético *heticarse < hético 'tísico' < gr. hektikós pyretós 'fiebre constante, tísico'.
43 Del lat. s e m i s 'medida de medio pie' (DCELC, s. v.).
44 Según el DCELC, en vasco es azkon; aucona, sigo a la misma autoridad, se documenta en vasco del siglo XII.
45 Azkue cita el proverbio 563 de Oihenart ( «el mal calderero, para tapar unos agujeros, le quita zaticos» [ = pedazos al caldero]) donde considera la voz como aumentativo, pero no creo necesario este sentido.
46 No es tan seguro silo (SDomingo, 704) pues el vasco zulo o zilo 'agujero' es probable que venga del celta s i lon 'semilla' > 'depósito de grano'; aunque el sentido de la voz ayude a dar la razón a Azkue. Poseo una documentación más antigua de la palabra en textos riojanos: silos (SMC, 988, pág. 74).
47 Vid. R. Menéndez Pidal, Modo de actuar el sustrato lingüístico, en RFE, XXXV, 1951, págs. 1-7.
48 Todas las formas de Valbanera se toman del § 29 de Alvar, Valb; en ellas consigno la fecha del documento y la página de la edición de M. Lucas Alvarez.
49 La misma forma reaparece en otros dos textos que el editor de SMC sólo da en el Complemento (número 22): «Eita Hequito» y «Eita Meteri» (1079, pág. 378).
50 Sólo tengo un caso de grafía ch: «Acha Vita» (SMC, 1022, pág 102).
51 Vid. J. Caro Baroja, Materiales, ya citados, pág. 157. En la página 159 de esta obra se encontrará documentación antigua de la voz. Algún testimonio de Lizasoain (cuenca de Pamplona) es aducido por J. M. Lacarra en La lengua vasca en la edad media, en Geografía histórica de la lengua vasca, II, Zarauz, 1960, pág. 27.
52 R. Ibarra, Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I , Zaragoza, 1904: «Gigelmus filius endregoto» (pág. 97).
53 Vid. A. Ubieto, Doña Andregoto Galíndez, reina de Pamplona y condesa de Aragón. Actas Primer Congr. Int. Est. Pirenaicos. CSIC, Zaragoza, 1952.
54 Por ejemplo, Alvar, Valb., donde puede leerse: «et proinde damus suas filias: Goto et Anderazo et Urraka» (1092, pág. 595).
55 Caro, op. cit., pág. 160.
56 Según el Diccionario vasco-español-francés de Azkue, s. v., acepciones 1ª y 5ª.
57 El editor puso Valdaza en el resumen que encabeza el texto, pero la localización de los otros pueblos que en él se citan me hace pensar en el actual Valdazo, part. Briviesca (prov. Burgos).
58 En el partido de Riaza (Segovia) se documenta el topónimo Valvieja.
59 Azkue, Diccionario, s. v
60 Azkue, Diccionario, recoge otras formas actuales de la voz, pero todas con idéntico significado: amona, amuna, amoña. Cf., también, Caro, op. cit., pág. 158.
61 Cf Menéndez Pidal, Mío Cid, pág. 1216; Orígenes, § 67, 3; y RFE, XXXV, pág. 6.
62 Más ejemplos en Alvar, Valb., pág. 176, nota 65.
63 En los dialectos vascos actuales se documentan: anai, anaia (en guipuzcoano y vizcaíno), anaie (en vizcaíno y suletino), anaje (en vizcaíno de Isorierri), añase (en bajo navarro). En vizcaíno, exceptuando Ondarroa, anae significa 'hermano de varón', pues 'hermano de hembra' es neba. (Todos estos materiales en el Diccionario de Azkue).
64 Vid. Alvar, Valb., pág. 176. Creo que son muy exactas las palabras de Lacarra referidas al becerro de Valbanera: «da impresión de un vasquismo por contagio de zonas próximas de habla vasca, o como supervivencia de repobladores vascos, absorbidos en una masa de población románica» (El vascuence en la edad media, en Geografia histórica de la lengua vasca, II, Zarauz, 1960, pág. 54). Acaso no fuera necesaria la disyuntiva o: puede tratarse de dos hechos concomitantes. Antonio LIorente, al estudiar el riojano actual, señala algo parecido: la escasez de vasquismos, y para explicarla aventura una aguda hipótesis (habla de semicolonización o colonización señorial), que bien merece la pena considerar como punto de partida para otros trabajos posteriores (RFE, XLVIII, 1965, pág. 350).
65 Vid. Peregrinaciones, II, págs. 17-18, y, para la cronología, la nota 20 de esas páginas. Pérez de Urbel, Sancho el Mayor, pág. 264, expone un motivo que podría haber hecho bajar el camino a la tierra llana: facilitar el tránsito del duque de Aquitania en su peregrinación. Me parece una causa demasiado liviana para la gran reforma que se lleva a cabo.
66 Ib., I, pág. 473, y, sobre todo, II, págs. 155 y sigs. En 1126, algún documento muestra cómo por la corporación de francos testificaban unos cuantos vecinos de Nájera (Menéndez Pidal, DL, pág. 112, línea 16).
67 Ib., II, págs. 162-163, y J. M. Lacarra, La repoblación del camino de Santiago, en La Reconquista española y la repoblación del país, CSIC, Zaragoza, 1951, pág. 227.
68 Muñoz, Colección, pág. 334. El Fuero de Logroño se extendió hasta los puertos cantábricos: así Bermeo (1236), Plencia (1299), Bilbao(1300), Portugalete (1322), etc. (cf. A. Ubieto, Un mapa de la diócesis de Calaharra en 1257, en RABM, LX, 1954, págs. 382 y 385; J. Mª Lacarra, Notas para la formación de las familias de fueros navarros, en AHD, X, págs. 229-232).
69 SMC, año 926, pág. 25.
70 Muñoz, Colección, pág. 335. Los datos constan en las líneas 4 y 5 del original del fuero.
71 Langlois, en su Table des noms propres dans les chansons de geste, Paris, 1904, recogió el nombre en los poemas épicos, y, por su parte, J. Bédier (La «Prise de Pampelune» el la route de Saint-Jacques de Compostelle, en RFo, XXIII, 1907, pág. 810) facilita esta referencia: «4. Le Groing. Apres avoir réduit Estella en leur puissance, les chrétiens
2416. S'en istrent de la ville sens nule destourbance
E tant esploiterent ou la Jesu sperance
Qu'au Groing furent venus...
C'est Logroño, a 40 km. d'Estella». -La forma vulgar del nombre aparece en otros muchos textos: illo granio (FLogroño, pág. 337), «Petrus de Gronno» (Docs. Ebro, II, año 1173, núm. 270, pág. 644, y, con ligera variante, en III, 1175, núm. 392, pág. 604); «in illo gronio» (ib., III, 1130, núm. 325, pág. 458 y 1143, núm. 351, pág. 572), «don Laco del Gronio» (Valb., 1110, núm. 1-96, pág. 603); Ogronium (1151, HMP, III, pág. 178, II).
72 Vid. nota 6, pág. 503, de la traducción del Codex calixtinus hecha por A. Moralejo, C. Torres y J. Feo (CSIC, Santiago de Compostela, 1951). Cf., también, Peregrinaciones, II, págs. 149 y sigs. San Juan de Ortega fue discípulo de Santo Domingo de la Calzada y a él se atribuye la construcción o reparación del puente de Nájera (Peregrinaciones, II, págs. 155-156).
73 Vid. Peregrinaciones, 11, págs. 149 y sigs. Ramos, art. citado en la nota siguiente, rechaza que el fuero tenga nada que ver con la devastación del Cid: son hechos independientes y de sucesión puramente casual: «Logroño seguía, pues, poblado después de la cabalgada cidiana de 1092 y era solamente el crecimiento de su población lo que se buscaba» (pág. 349). Menéndez Pidal (España del Cid, II, pág. 443) tampoco cree en la relación directa entre la destrucción y el fuero.
74 El derecho de los francos de Logroño en 1095, en Berceo, 11, 1947, págs. 347-377.
75 Ib., págs. 347-349.
76 Ib., pág. 350.
77 En el mismo sitio de la nota anterior. Por tanto en la franquitas entraban dos conceptos: uno de carácter positivo (la libertas); otro de carácter negativo (la ingenuitas). O sea, el hombre franco podía hacer determinadas cosas, en uso de su libertad; y no tenía que hacer otras, en uso de su ingenuidad. Vid., especialmente, las págs. 350 y 359 del artículo de Ramos.
78 Para francos 'franceses', cf. «in Torsantos villa unam ferraginem iuxta caminum de Francos» (SMC, 1084, núm. 257, pág. 260). En el Fuero de Toledo (1118), francos siguen siendo, todavía, los franceses: «ad omnes cives Toletanos, scilicet, Castellanos, Mozarabes atque Francos» (Muñoz, Fueros, pág. 363). y así permitía en la misma ciudad por 1137: «Mozarabes, Castellanos, Francos, quod non dent portaticum» (ib., págs. 375). Otro testimonio en la pág. 380 de la misma obra. En el fuero de Belorado se distingue, también, entre «francos et castellanos» (Muñoz, Fueros, págs. 410 y 411) y los francos tenían un juez de tal nacionalidad, elegido libremente (ib., pág. 411). Recuérdese cómo el Fuero de Logroño distinguía entre francigenis (gentilicio) y francos (clase social) (Muñoz, Fueros, pág. 335).
79 SMC, pág.80, núm 7. El sintagma se hizo tópico: liberos et ingenicos (ib., 1009, pág. 88, núm. 77), «ingenuam hac liberam eam habeatis» (Alb., 1062, pág. 103).
80 Sin embargo, en el fuero que Alfonso I dio a los pobladores mozárabes de Mallén (1132), se diferencia claramente cada uno de los conceptos: «sedeatis ingenuos, et liberos et francos» (Muñoz, Fueros, pág. 503).
81 SMC, págs. 79-293, docs. de 1001 a 1099.
82 Según consideraciones de Charles Higounet, Mouvements de population dans le Midi de la France du X le au XVe siecles, en Anales, I, 1953, pág. 3, y nota 6 en la misma página.
83 Que, naturalmente, podía no ser francés (SMC, 1068, pág. 159, núm. 148). En Alb. (1047, pág 133) aparece un «domno Henric», que es de presumir sea de tal origen.
84 Así en un doc. de 1008, pág. 84: Covagallecis en otros de 1058, págs. 170, 171 y 172. Este lugar estaba en tierras de Pancorvo, actual provincia de Burgos (SMC, pág. LV).
85 Geográficamente, me parece más difícil que los Gallegos, Galleguillos, etc., de Salamanca remonten a Galia y no a Galicia, según supone M. Legendre en El camino francés de Santiago, en Santiago en la historia, la literatura y el arte, tomo II, Madrid, 1955, págs. 69. 70. Vid. M. Alvar, El fuero de Salamanca, Granada, 1968, págs. 39-41.
86 Menéndez Pidal, DL, pág. 110, señala a un francés como otorgante de un documento de Logroño en 1199, y francés es, también, un signatario de otro documento de Santo Domingo de la Calzada en 1212.
87 Dámaso Alonso, La primitiva épica francesa a la luz de una nota emilianense, CSIC, Madrid, 1954, y RFE, XXXVII, 1953, pág. 1-94. Cfr. Brian Dutton, Gonzalo de Berceo and the «Cantares de Gesta» ( «Bulletin Hispanic Studies», XXXVIII, 1961, págs. 197-205).
Esta página de Notas complementa al estudio de Manuel Alvar
"El dilalecto riojano-la historia externa-"
Para la correcta visualización del conjunto deberá acceder a través del enlace https://www.vallenajerilla.com/glosas/indice_alvar.htm