Del barro a la piedra, aún no ha desaparecido el oficio de cantero, continuador de aquellos magníficos artífices de los sillares de tantos edificios civiles y eclesiásticos de siglos anteriores. En Ollauri, Briones, San Asensio y Ezcaray trabajan la piedra auténticos escultores populares, descendientes de los autores de puentes, casonas hidalgas y torres de iglesias. Son, como Martín Tecedor, en Ezcaray, artesanos de la piedra, que realizan también obras de albañilería. Pero ese arte de esculpir a golpe de cincel y martillo una serie de columnas, capiteles, fuentes, cruces,
escudos, etc., está en la línea popular de los mejores canteros que en La Rioja han sido.
Capítulo aparte merecen los marmolistas y lapidarios, que han entrado en plena mecanización del trabajo, pero que aún realizan obras a mano, tallando con gran habilidad el mármol y la piedra o haciendo relieves y símbolos funerarios. En Logroño existen dos talleres de marmolería, uno de ellos ubicado en el barrio de Yagüe.