Materias Vegetales
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Paralelo al barro, el hombre se fabricó piezas y utensilios para su uso aprovechando diversas materias vegetales. En La Rioja ha subsistido la artesanía del mimbre, de la caña y de la paja de centeno, como complemento o auxiliar de las labores agrícolas de todas las comarcas. La labor de cestería se ejecuta como en sus orígenes y, a pesar de la invasión del plástico, esta artesanía se resiste a desaparecer. El peligro de su desapariciÓn se centra más en la escasez de materia prima, porque no se siembra centeno como antiguamente y cada vez quedan menos mimbreras y cañal es. El cestero usa la táctica del entretejido, entrecruzando varillas verticales con horizontales y utilizando mimbre pelado o blanco y mimbre sin pelar o negro y también ambos a la vez para ganar en colorido. Así salen cestas redondas para fruta, canastas, caracoleras, canastillas, costureros, anganillas, espuertas, fundas para garrafones, cunas, terreras, etc. En La Rioja Baja son típicos los cuévanos para la vendimia en mimbre negro y en los Carneros las ancillas o moldes para quesos y los andadores de niños. La caña, que crece en las zonas templadas a orillas de los ríos, es trabajada por los cañiceros riojabajeños para hacer canastos, cañizos y fundas para garrafones. Los cañizos sirven para secar al sol higos, tomates, melocotones y ciruelas y también como plataforma de varear colchones de lana. Con paja de centeno se elaboran los escriños, en cuya confección emplean corteza de moral, que alcanzan alturas superiores al metro. Los escriños suelen tener formas cilíndricas, troncocónicas y de tinaja. Además de estas piezas, también elaboran paneras y raseras en paja de centeno. y por último, en La Rioja, los cesteros fabrican colmenas entretejiendo mimbres negros y añadiendo barro y boñiga de vaca a la forma de cilindro del panal. Artesanos de la cestería hay en Alberite, Lardero, Haro, San Rornán de Carneros, Ojacastro, Quel, Ajamil, Herce, Inestrillas, San Andrés y Cornago. Igualmente, de procedencia vegetal es la artesanía del cáñamo y el lino, fibras, junto a la lana, que han sido las más utilizadas en los pueblos riojanos. El cultivo de estas fibras vegetales se extendía en el siglo pasado por toda la región, pero había una tradición secular importante desde el siglo xv en telares y lienzos. El marqués de la Ensenada documentó 504 telares en 83 localidades de La Rioja, que formaban la gran riqueza textil de la región. En la actualidad apenas se cultiva el cáñamo y el lino porque no son rentables en el mundo industrializado. Sin embargo, en la comarca cerverana aún se usa la estopa, que es una fibra de cáñamo de calidad inferior para la elaboración artesanal de alpargatas, sogas, ramales, maromas y cordeles. Con lino se hacen artesanalmente sábanas de encargo y con cáñamo fabrican sacos, alforjas y mantas de bayarte. Poco a poco se van recuperando las técnicas antiguas para tejer en cáñamo mantas de caballería y de jergón. y una realidad son las populares almazuelas, que son trozos de telas de deshecho cosidas en pequeños cuadros para formar tapetes, alfombras y colchas de estético cromatismo, realizadas en un taller de Villoslada de Carneros. |
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