La sociedad riojana de mediados del s. XI se nos presenta como una sociedad pluralista donde conviven cristianos, musulmanes y judíos.

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Biblioteca Gonzalo e Berceo

 
      

MADRID, B.A.H. Cód. 22 "LIBER commicus" 1073. Un guerrero, fol. 68v.

EL REINO DE NÁJERA (1035-1076)
(Población, economía, sociedad y poder)

Mª Concepción Fernández de la Pradilla Mayoral ***

  VII.  LA SOCIEDAD  

I. CARACTERÍSTICAS GENERALES

     Otro de los grandes apartados en que hemos estructurado nuestro estudio es el dedicado a la Sociedad. En efecto, una vez analizado el marco geográfico de La Rioja como escenario histórico, dedicamos una especial atención a la demografía, es decir, a la evaluación cuantitativa y cualitativa de la población asentada sobre tal territorio; y en otro apartado estudiamos la actividad económica desarrollada por la población sobre aquel territorio. Pero creemos que el estudio quedaría incompleto si no analizásemos un conjunto de cuestiones que englobamos bajo en común epígrafe de «sociedad» y que permiten diseñar, con base en la documentación manejada, la estructura social de La Rioja en el período de nuestro interés.
     Antes de adentrarnos en una consideración particularizada de los distintos aspectos que estudiaremos en este capítulo dedicado a la sociedad, conviene advertir que en el mismo hemos tratado de huir intencionadamente de repeticiones de datos que hayan sido considerados en otros lugares, tales como los relativos al poblamiento y su jerarquización. Por el contrario nos limitaremos a reflejar aquellos aspectos que diseñan la estructura social de la época que investigamos,en la conciencia de que estos datos matriciales deben ser integrados con los citados en otros lugares de nuestro estudio, y que no reiteramos ahora para evitar inútiles repeticiones.
     Para analizar el funcionamiento estructural de la sociedad riojana en el período de nuestro interés nos fijaremos en tres aspectos. En primer lugar, en los diferentes grupos étnicos, religiosos y culturales existentes; en segundo lugar, en la estructura social propiamente dicha, distinguiendo entre los grupos sociales privilegiados y los no privilegiados; y en tercer lugar, en la religiosidad, entendiendo como talla impronta que el cristianismo ha dejado en la sociedad riojana.
     Desde el punto de vista de los diferentes grupos religiosos existentes, la sociedad riojana de mediados del s. XI se nos presenta como una sociedad pluralista donde conviven cristianos, musulmanes y judíos. A pesar de este pluralismo, podemos pensar en un predominio cuantitativo, cualitativo y espiritual de los valores cristianos, que son los que informan el acontecer diario de nuestra sociedad. Tanto judíos como musulmanes son minorías marginales. No podemos, según los datos documentales de que disponemos, indicar cuándo se asentaron los judíos en territorio riojano, aunque es posible que estuviesen durante el período de dominación musulmana y permanecieran, si no todos sí la mayor parte, al producirse la reconquista cristiana. Tradicionalmente los judíos se han dedicado a actividades mercantiles, por lo que no han dejado una especial constancia documental de sus actividades, ya que como hemos repetido ampliamente, nuestras fuentes escritas son cristianas y monásticas, y los datos que nos proporcionan hacen referencia básicamente a aspectos relacionados con la tierra. Solamente aquellos que eran propietarios rurales pueden aparecer en nuestra documentación como colindantes o anteriores propietarios de fincas que son objeto de algún tipo de enajenación, porque, evidentemente, salvo que se hubiese producido un proceso previo de conversión al cristianismo, los judíos no iban a realizar donaciones a los monasterios cristianos. El hecho de que algunos judíos figuren como propietarios rurales, parece confirmarnos la antigüedad de su asentamiento en La Rioja y su capacidad de adaptación a una sociedad fundamentalmente rural. Pero su localización mayoritaria en Nájera y sus alrededores, que es el foco de mayor desarrollo mercantil, nos puede hacer pensar en su dedicación a actividades más lucrativas, animando el mercado de Nájera y favoreciendo el desarrollo del comercio, tanto el de mercancías como el de larga distancia. Sobre la parvedad documental respecto a los judíos tampoco habrá que desechar la idea de la influencia de la legislación canónica sobre represión de la usura, que desincentivaría muy probablemente la documentación de las más comprometidas operaciones con cristianos.
     Las fuentes lingüísticas no han dejado datos de su presencia, puesto que no se han dedicado a actividades de reconquista y repoblación, ni han ocupado mayoritariamente un territorio o núcleo de población.
       En cuanto a los musulmanes, una vez producida la reconquista de La Rioja Alta y parte de la Media, en el s. X, quedaron convertidos en un grupo religioso marginal. En la parte oriental de La Rioja Media y de La Rioja Baja siguieron conservando el poder político hasta la toma de Calahorra por el Rey García. No podemos saber cuántos eran; documentalmente sólo dos mujeres aparecen como tales, ni tampoco el porcentaje que representaban en la población riojana. Aunque la onomástica y la toponimia nos indiquen una mayor presencia territorial que la que observábamos con los judíos, puede ser debido a que sus actividades económicas eran fundamentalmente agrícolas, y por lo tanto aparecen más frecuentemente en nuestra documentación como colindantes y antiguos propietarios de bienes que son objeto de enajenación, o como habitantes de núcleos de población. En este último caso, la impronta mozárabe puede ser importante y dada la influencia musulmana que tenían, inducirnos a pensar en una presencia musulmana más fuerte de lo que realmente fue. Tampoco podemos saber si después de la reconquista se produjeron algunas conversiones al cristianismo, aunque es de suponer que tuvieron que ser importantes, y que todo el entorno socio-cultural debió presionar, directa o indirectamente, para que se realizasen. Documentalmente, sólo hemos constatado la existencia de 2 conversos, aunque no podemos conocer si anteriormente eran judíos o musulmanes.
       Tampoco podemos constatar si estos musulmanes, eran de procedencia árabe o norteafricana, o si eran descendientes de la población autóctona, hispanorromanos y visigodos, que en el momento de la ocupación musulmana se convirtieron al islamismo. Pero dada la influencia anterior de los «Banu Casi» en nuestra región, nos inclinamos a pensar en un predominio cuantitativo de musulmanes de origen autóctono, islamizados al producirse la ocupación en el s. VIII. Estos hechos podrían haber favorecido la rápida cristianización del territorio, una vez reconquistado por leoneses y navarros en el s. X, dado que no existían especiales diferencias étnicas entre unos y otros.
       Puesto que se trata de una sociedad compartimentada hereditariamente importa conocer la estructura familiar. Sobre este punto ya comentamos que en La Rioja creíamos poder ver un predominio de la familia troncal entre los grandes propietarios laicos, y de la familia nuclear entre los pequeños propietarios. Esta afirmación podemos matizarla, ya que, según hemos podido comprobar, la estructura familiar extensa que veíamos en la zona noroccidental de nuestra región, vigente en los primeros años de nuestro estudio, va sufriendo un proceso de ruptura a favor de la familia troncal y nuclear. El citado proceso creemos que afecta fundamentalmente a las grandes explotaciones. Los grandes propietarios laicos parecen querer defender sus propiedades vinculándolas a una rama concreta de su herencia, desarrollándose así una estructura familiar de tipo troncal, en la que conviven, cuando las leyes de la mortalidad lo consienten, miembros de tres generaciones, abuelos, padres e hijos, pero con la diferencia, en relación a la familia indivisa, de que la segunda generación está representada por un sólo matrimonio, a quienes se unen, según la circunstancias, los hermanos solteros. En el resto de nuestra región, con predominio de las pequeñas explotaciones, la familia nuclear o conyugal parece perfectamente instalada hacia mediados del s. XI, puesto que, si bien en períodos anteriores es posible que se mantuviese una estructura familiar extensa, la propia realidad económica, pensamos tuvo que dar paso a una estructura troncal y conyugal. El tamaño del solar, a pesar de un posible aumento de los rendimientos económicos, imponía unas limitaciones demográficas, que posiblemente facilitaron el paso a formas familiares más simples. Por otra parte, hemos podido constatar síntomas de un importante aumento demográfico en nuestra región en el período que estudiamos, por ello, según hemos podido ver, los miembros más jóvenes tuvieron que abandonar el solar paterno para asentarse en otros lugares, posiblemente más excéntricos y de nueva roturación, ganados a espacios de monte, dedicados anteriormente a un aprovechamiento ganadero. En estos grupos más jóvenes el tipo de estructura familia que se desarrolla es el más sencillo: la familia conyugal.
     El sistema de parentesco parece ser de tipo agnaticio, estableciéndose los vínculos habitualmente por línea masculina, creándose así una filiación patriarcal, aunque sin abandonar totalmente la matriarcal. Las mujeres parece que conservan capacidad de disposición puesto que las vemos en los documentos realizando enajenaciones patrimoniales. Ahora bien, como aparecen en mucha menor proporción que los hombres, habitualmente acompañadas de sus esposos, hijos o padres, y sólo excepcionalmente solas, parece deducirse un predominio del sistema patriarcal.
     En cuanto a la estructura social propiamente dicha, vamos a ditinguir entre el círculo nobiliario y los no privilegiados, es decir, entre los que detentaban el poder y los que no lo detentaban. Incluyendo en este último grupo a la gran masa de la población dentro de los cuales distinguiremos entre los que aparentemente disponían de una libertad de gestión, y aquellos otros que la tenían supeditada a un señor laico o eclesiástico. Dentro del primer grupo, incluímos a los que en el capítulo de estructura de la propiedad hemos considerado grandes propietarios, dueños de las mayores explotaciones; por asimilación, al clero ya los grandes monasterios. En general, todos ellos llevan algún calificativo de carácter superior antecediendo a su nombre propio. Los más frecuentes son los de «senior» , que suele aplicarse a los varones de la nobleza laica, «domina»; que parece aplicarse a las mujeres nobles; y «dominus» que suele otorgarse a los clérigos y también, aunque excepcionalmente, a aquellas personas, que sin pertenecer a la nobleza, tienen una cualificación personal o profesional que les diferencia del resto de sus convecinos. Ya hemos analizado en capítulos anteriores la localización de las propiedades de este grupo y su nomenclatura, por lo que no nos detendremos de nuevo en ello. Veremos tan sólo unas relaciones de «seniores», «dominae» y «domini», indicando su lugar de procedencia y la fuente documental correspondiente.
     En cuanto a los demás grupos sociales, distinguimos entre los campesinos, que son el grupo más numeroso desde el punto de vista cuantitativo, y los otros oficios que aparecen documentados. Parece deducirse del estudio de la documentación que el grupo social más numeroso en nuestra región estuvo constituído por un conjunto de campesinos cuya condición jurídica no podemos determinar con precisión, pero que se presentan con una gran libertad de gestión. Estos campesinos disponían al parecer libremente de su propiedades, y los vemos en la documentación realizando adquisiciones y enajenando su patrimonio sin ningún tipo de impedimento, al menos aparentemente. También existieron campesinos no propietarios de las tierras que cultivaban, obligados, por tanto, a una serie de prestaciones en favor de los dueños de la tierra, que también hemos analizado en capítulos anteriores, y que les convertían en campesinos dependientes de un señor laico o eclesiástico.
     Tampoco debemos olvidar a los campesinos de condición servil. Son escasas, como también hemos visto, las menciones documentales de hombre no libres, y no podemos conocer su situación. Aunque posiblemente no existiesen grandes diferencias prácticas entre estos campesinos, de condición jurídica servil, y los dependientes. De cualquier manera, la impresión que ofrecen los documentos es la de que tanto los campesinos dependientes, como los siervos, constituyen una minoría en el conjunto poblacional de nuestra región.
     En cuanto a lo que hemos denominado «otros oficios», no podemos saber, ya que la documentación no lo indica, si son desempeñados por personas de condición jurídica libre o servil. Pero dada la primacía de hombres libres que parece obervarse en nuestra región, y que las personas que desempeñan estos oficios de sastre, herrero o juez, etc. , suelen aparecer documentalmente como testigos o confirmantes de actos jurídicos, nos inclinamos a pensar que jurídicamente eran hombres libres. Por otra parte, la existencia documentada de estos oficios es una muestra más, según creemos, del desarrollo económico de La Rioja en el s. XI, que aún manteniendo una economía de autoabastecimiento, basada en la agricultura y la ganadería, ha comenzado, aunque sea tímidamente, a abrirse hacia una economía de intercambios.
     Los grupos sociales privilegiados, dueños de la tierra y de importantes cabañas ganaderas, estaban en condiciones mucho mejores que los pequeños campesinos, que se veían obligados a vender sus propiedades. Son todas las ventas por necesidad que hemos indicado, algunas de las cuales aparecen en la documentación explícitamente, mientras que otras son raramente deducibles. En otras ocasiones estos pequeños propietarios se ven obligados a realizar donaciones de sus propiedades, especialmente a los establecimientos religiosos, con procedimientos como la «traditio corpus et anima», que parece ser suponían una vinculación de dependencia personal con relación a la jerarquía religiosa, acompañada de una transmisión de bienes (I). También debían utilizar medios, como la «profiliatione» para ponerse en manos de los más poderosos (2), que de este modo acrecentaban sus propiedades, pero quedaban obligados a una protección económica o social por parte del prohijante. Estos procedimientos debían ser puestos en marcha por los pequeños campesinos en cuanto algún elemento aleatorio, como puede ser una mala cosecha, rompía su precario equilibrio económico. Todas estas señales han sido consideradas por algunos autores (3) como síntomas del inicio de un proceso de entrada en dependencia o de señorialización laica y eclesiástica a favor de los grandes propietarios y en detrimento de los pequeños. En nuestra región, aunque observamos la existencia de estos procesos, así como un aumento progresivo de la concentración de «ecclesiae» y monasterios en favor de los grandes dominios monásticos, no podemos inferir de ello la desaparición o disminución de los pequeños propietarios libres, sino, según hemos podido ya apreciar, un progresivo aumento en el período de nuestro estudio.
     Finalmente, analizaremos la religiosidad, entendiendo como talla impronta que el cristianismo ha dejado entre la sociedad riojana. Utilizando fuentes documentales se analizan las diferentes advocaciones religiosas existentes en la época, cuantificándolas y estudiando, en lo posible, la procedencia de los cultos, así como los distintos monasterios e iglesias dedicados a cada una de esas advocaciones religiosas.
  

 

II. GRUPOS RELIGIOSOS, ÉTNICOS Y CULTURALES


     La sociedad riojana del s. XI era fundamentalmente cristiana, pero también convivían otros grupos minoritarios como los judíos y los musulmanes.
     Tenemos documentados, con nombres y apellidos, en el s. XI, 802 habitantes riojanos para el período 1035-1076. Evidentemente, como ya veíamos al estudiar la evaluación cuantitativa de la población, esta cifra no pretende ningún valor estadístico. En ella sólo están reflejadas personas mayores de edad, cabezas de familia con capacidad de disposición y que aparecen en los documentos como testigos, fiadores y confirmantes de actos jurídicos o como colindantes de propiedades que son objeto de enajenación.
     De estos 802 habitantes documentados, salvo los 16 que aparecen mencionados como judíos o musulmanes, los restantes 786 debemos pensar que eran cristianos. Aunque esa cifra podríamos reducirla a 750, puesto que algunos nombres de los habitantes nos están indicando, aunque sin proclamarlo documentalmente, su procedencia judía o árabe.
     Respecto a su localización geográfica, también hemos visto al estudiar la población cómo solo 77 de los 229 núcleos de población recogidos registran a estos habitantes como residentes, es decir, el 33'62 % .De estos núcleos, con población documentada, 25 se localizan en la cuenca de los ríos Tirón-Oja; 33 en la del Najerilla; 9 en la del Iregua; 4 en la del Leza-Jubera; 2 en el Cidacos; y 4 al otro lado del Ebro, en territorio actualmente navarro. Las mayores concentraciones de población se encuentran en la zona del Najerilla, alrededor de Nájera, seguida de cerca por la zona del Tirón-Oja.
     También hemos podido comprobar, al estudiar la población que los núcleos más habitados, según los datos cuantitativos, eran: Quintanilla, Grañón y Zarratón, en la cuenca del Tjrón-Oja; y Nájer:~, Cañas, Alesanco, Tricio y Villar, en la del Najerilla.
     En cuanto a los diferentes grupos religiosos, étnicos y culturales que convivían en el territorio riojano en el s. XI, sabemos que, mientras los cristianos, que eran mayoritarios, se distribuían por toda la región aunque con mayor presencia en La Rioja Alta, los judíos tendían a concentrarse en la zona de Nájera, en especial en el núcleo urbano, donde existía una judería. Los musulmanes, aunque estaban distribuídos por toda La Rioja, se concentraban en dos focos: en el Najerilla, alrededor de Nájera, y en el Iregua, alrededor de Albelda. Analizaremos a continuación los tres grupos religiosos más importantes que convivían en La Rioja en el período de nuestro estudio: judíos, musulmanes y cristianos.
  

 

1. Judíos

       Hemos recogido 14 menciones documentales de judíos en el período que analizamos. De los cuales, ocho aparecen con la denominaci6n de «iudeo» (MD.Leire, 46, 92; RL.CR. 14); 4 con la de «ebreo» (MD.Leire, 34; RL.CR. 12, 14); y 2 con la de «rabbi» (RL.CR. 14).
      Todos ellos vivían en Nájera, que se presenta como el único foco de judíos documentado. Sin embargo tenemos que pensar que posiblemente también pudiesen localizarse en otros lugares de la geografía riojana, aunque sin la importancia que tenían en Nájera. Así en las proximidades de Santa María de la Vega (Raro), conocemos la existencia de una heredad del judío «Marlahim qui erat rabbi» (UB.SM. 328). En Nájera los judíos tenían su propio barrio, separado por un muro del resto de la ciudad («azor de iudeus»).
       En cuanto a su actividad económica, aunque es muy posible que se dedicasen a operaciones mercantiles, documentalmente aparecen como campesinos dueños de «terrae», «terra de Zuleman iudeo» (RL.CR. 14); y viñas, «vineam de Pesatiel iudeo» (RL.CR. 14).Sólo en un caso se menciona a un pescador que había sido judío. Evidentemente se trata de un converso «Garsia Sanger piscatore fuit hebrerus» (RL.CR. 14). También aparece otra mención de un converso, «Munio», pero no sabemos si anteriormente era judío o musulmán. Este Munio converso vivía en Villa Gonzalo (UB.SM. 380).      No podemos saber el número exacto de judíos que había en nuestra región a mediados del s. XI. Pero pensamos que debía ser muy superior a los 13 conocidos documentalmente. Considerando el tipo de fuentes documentales empleadas, fundamentalmente monásticas, es normal que el número sea tan reducido ya que es lógico que los judíos no realizasen enajenaciones voluntarias a favor de monasterios cristianos. Por lo tanto sólo conoceremos a los judíos que indirectamente se relacionan con los monasterios, es decir, los que son propietarios rurales que pueden aparecer como colindantes de los monasterios, o de propiedades que se enajenan en su favor .
       En cuanto a las fuentes lingüísticas nada aportan para la investigación en este punto, a diferencia de lo que sucede con relación a los musulmanes y cristianos, bien sean de origen latino o vasco.  
      Finalmente, incluímos una relación de los nombres de judíos que aparecen documentados, indicando su procedencia y la fuente empleada.
 

 

RELACION DE JUDIOS DOCUMENTADOS

2. Musulmanes  

     Parece claro que la comunidad musulmana tuvo que tener importancia en La Rioja, especialmente en La Rioja Baja, que es la de más reciente reconquista. Pero hemos comentado que la documentación utilizada apenas incluye datos referentes a esta zona. Posiblemente por esta causa tenemos tan escasas menciones documentales de musulmanes. Sólo hemos recogido dos. Además en ambas casos son mujeres. Una de ellas, «Arnunia, la mora», vive en Tricio (UB.SM. 418), y la otra, «Sarracina» en San Román de Cameros (UB.SM. 434). Sin embargo, algunos nombres de varones que aparecen en la documentación localizados en Nájera y su entorno, como Halaf de Nájera (MD.Leire 34) o «Muça» de Somalo (MD.Leire, 43), nos hacen pensar en una presencia musulmana más importante en la realidad que la constatada por los documentos. Es muy probable que al realizarse la reconquista del territorio se produjesen conversiones. No podemos saber el número de conversos existentes, ni tampoco si éstos eran anteriormente judíos o musulmanes. Ya hemos comentado al tratar sobre los judíos que documentalmente aparecen dos menciones de conversos: «Munio» residente en Villa Gonzalo (UB.SM. 380) y «Sebastianus» residente en Nájera (L.BV. 57).
     No hemos localizado ningún musulmán en la zona del río Iregua, que, según la toponimia, se revela como el segundo núcleo de presencia musulmana en la región. Evidentemente los musulmanes no van a realizar donaciones ni enajenaciones de ningún tipo a favor de los monasterios cristianos, y al ser nuestras fuentes esencialmente documentales y monásticas, nos están eludiendo una parte importante de la realidad social riojana del s. XI. Sólo aparecerán en la documentación como colindantes de alguna propiedad.

 

 

     Para conocer mejor la realidad musulmana en nuestra región hemos recurrido a la toponimia que nos ha dado 25 topónimos árabes. No podemos, desde luego, pensar que todos los habitantes de estos núcleos fuesen musulmanes, pero sí que su presencia fue los suficientemente importante como para mantener el topónimo a pesar de encontrarse en territorio cristiano. En algunos casos es posible, aunque no podamos averiguarlo, que la impronta que consideramos musulmana se deba a mozárabes emigrados de AI-Andalus por problemas religiosos, pero fuertemente islamizados en los demás aspectos, que trajeron sus costumbres a nuestra región. Los dos núcleos de mayor presencia musulmana desde el punto de vista de la toponimia son: la cuenca del Najerilla y la del Iregua. Incluímos a continuación un mapa con los 24 topónimos de origen musulmán, así como una relación y un breve comentario geográfico sobre su localización.  

RELACIÓN DE TOPÓNIMOS DE ORIGEN MUSULMAN

 

Localización geográfica de los topónimos de origen musulmán

       De los 24 topónimos de origen musulmán que hemos localizado, 10, es decir , el 40 % se encuentran en la cuenca del Najerilla, y de sus afluentes el Tuerto y el Yalde. Esto nos indica que es la zona donde la influencia musulmana ha sido más fuerte o al menos donde más ha perdurado. Nájera actúa como núcleo aglutinador .
     Otra zona de importancia es la del río Iregua, donde hemos localizado 7 topónimos de origen musulmán, es decir, el 28 % .Se nos revela, por lo tanto, como el segundo núcleo de presencia musulmana en la región. Así como en el foco anterior el centro era Nájera, en éste el foco es Albelda, la ciudad fundada por Muza para servir como bastión musulmán frente al avance cristiano.
     Los restantes topónimos están distribuídos por el resto de La Rioja. Tres están en La Rioja Alta: Villa Abnazar, Citamón, y Morico (este último lo incluímos porque estimamos denota una presencia musulmana o mozárabe). En La Rioja Media: Tor de Amunia. En Carneros: Alficero. En la zona montañosa de La Rioja Baja: Munilla; y en La Ribera: Azagra.
  

3. Cristianos

       Los cristianos constituían el grupo social más numeroso desde el punto de vista cuantitativo, y el más importante desde todos los demás aspectos, de tal manera que los otros grupos religiosos que coexistían en la sociedad riojana del s. XI pueden considerarse totalmente minoritarios.

 

RELACIÓN DE TOPÓNIMOS DE ORIGEN LATINO

     De los 802 habitantes documentados en el período que estudiamos con su onomástica completa, sólo 16 aparecen mencionados como judíos o musulmanes. Aunque pensemos que esta última cifra, a la vista de la antroponimia, pudiese ser más elevada, el resultado es que 786 habitantes parecen cristianos, lo que supondría que un 98 % de la población riojana documentada era cristiana. Aunque esta cifra la redujésemos a 750 habitantes, el resultado porcentual (93'91 %) nos indicaría que más del 90 % de los habitantes de La Rioja en el s. XI eran cristianos.
     Para completar los datos ofrecidos por las fuentes documentales, incluímos también los proporcionados por la toponirnía, distinguiendo entre los topónimos de origen latino, que son los más numerosos, 128, y los de origen prerromano y vascónico: 35.
     Comenzaremos por los topónimos de origen latino. De los 128 algunos corresponden a nombres prerromanos latinizados (antropónimos en la mayor parte de los casos); otros corresponden a nombres propiamente latinos, del período de dominación romana (4), suelen ser de esta época los topónimos derivados de minerales, así como los que hacen referencia a nombres de plantas o de árboles característicos de la zona. También son abundantes en las fuentes clásicas los topónimos referentes a la fauna, así como los antropónimos característicos de esta época; otros, finalmente, corresponden al período de la reconquista, son típicos de este período los que hacen relación a recintos fortificados, castillos, castros y torres, así como los que indican repoblación, bien utilizando el nombre propio personal del repoblador o el del colonizador , precedido de «villa,. o «valle,. ; también son característicos de este mismo período los hagiotopónimos referentes a centros religiosos, monasterios o iglesias propias que, en algún caso, dieron paso posteriormente a núcleos de población.

 

RELACIÓN DE TOPÓNIMOS DE ORIGEN PRERROMANO Y VASCÓNICO

 

     En cuanto a los topónimos de origen vasco, que son en total 35, pueden tener un doble origen (5): bien ser prerromanos que persistieron pese a la llegada y asentamiento en la zona de romanos, visigodos y musulmanes, o bien proceder de repobladores vascos que vinieron a partir de la reconquista de La Rioja por los cristianos, especialmente durante los siglos IX y X, y que se asentaron fundamentalmente en las cuencas de los ríos Oja y Tirón. Entre estos destacaremos los antropónimos sufijados en «uri» (pueblo de) y los topónimos referentes a accidentes geográficos, flora y fauna.
     Para el mejor conocimiento de esta materia hemos incluímos una relación de topónimos de origen latino, así como un mapa, una relación, y un breve comentario geográfico de los de origen vasco, por ser los más significativos desde el punto de vista de su localización; mientras que los de origen latino, al ser más abundantes y distribuídos por todo el territorio riojano, excusan de un tratamiento similar particularizado.
  

Comentario geográfico sobre la localización de topónimos de origen prerromano y vascónico

       De los 35 topónimos de origen prerromano y vascónico que hemos localizado en La Rioja en el período que nos ocupa, 17, es decir, el 48 % están situados en la confluencia de los ríos Oja-Tirón, y su afluente el Ea, es decir, en la cuenca baja de ambos ríos. Lo cual nos indica que es el foco más importante de este tipo de influencia en toda La Rioja.
     Según la opinión de Juan Bautista Merino Urrutia (6), el vasco fue hablado por los Autrigones, Berones y Vascones, es decir, por los primitivos pobladores de La Rioja. Posteriormente, durante los ss. IX y X, cuando los musulmanes fueron empujados hacia el Sur, como consecuencia de la reconquista, hubo una segunda oleada de repobladores de origen vasco, o vascoparlantes, parece ser que eran alaveses y vizcaínos, que se fueron asentando en las ricas vegas de los ríos Oja y Tirón, donde formaron poblados a los que daban con frecuencia su nombre y agregaban el sufijo «uri», es decir, «pueblo o ciudad de», tal es el caso de Herramélluri o Belascuri.
     Para Alarcos (7), los topónimos vascos en La Rioja son posteriores a la época romana, y fueron los repobladores vascoparlantes de los s. IX y X, quienes trajeron el vasco a La Rioja.
     En opinión de Julio Caro Baroja (8) el sufijo «uri» es de la época de los Autrigones. Parece, pues, difícil distinguir, dentro de los topónimos en «uri» cuáles corresponden a un período u otro.
     En la Cuenca del Najerilla, zona donde la influencia musulmana es más importante sólo hemos encontrado un topónimo de estas características, en el río Yalde: Urunniola.
     En el Iregua hemos localizado 4, que posiblemente han resistido a la influencia musulmana, también fuerte en esta zona, son: Larraga, Liçuelos, Morquero y Ataio.
     En la cuenca del Leza encontramos 2: Luezas y el propio Leza.
     En la ribera del Ebro, entre Agoncillo y Alcanadre, hemos localizado 5: Egon, Egonciello, Halubarri, Mandavia y Aratone.
     En el Valle de Ocón, está documentado el propio Okón. Y, finalmente, en La Rioja Baja, sólo aparecen: 2: Lerín, actualmente en Navarra, y Calahorra. Respecto a Calahorra las opiniones de los filólogos son diversas: Menéndez Pidal (9) opina que el segundo elemento del topónimo es vasco «uri», por eso la hemos incluído en este grupo.
 
 

III. COMPARTIMENTACION SOCIAL

     Para analizar la compahrtimentación social riojana durante el período de nuestro estudio, distinguiremos tal como anunciamos en la introdución de este capítulo dedicado a la sociedad, entre el círculo nobiliario y los demás grupos sociales. A su vez en este segundo grupo diferenciaremos al campesinado de aquellas otras personas que detentaban otros oficios. Comenzaremos por el grupo nobiliario.

1.El grupo nobiliario

     Incluimos dentro de este grupo a todos aquellos que en la documentación anteponen a su nombre la denominación de «senior» , «dominus» o «domina» .Comenzaremos por los «seniores» .

1) Seniores

     Las personas que aparecen en la documentación con la denominación de «seniores», creemos deben ser considerados, sin excepción, nobles. Hemos estudiado algunos de ellos al analizar la estructura de la propiedad considerándoles como grandes propietarios. Ahora nos vamos a fijar en aquellos otros que aparecen en la documentación como colindantes de bienes que son objeto de enajenación, como testigos o confirmantes de actos jurídicos. Estos últimos son 29. Presentamos una relación con su nombre y patronímico, así como de su lugar de procedencia y de la fuente documental en que aparecen mencionados. También existe un tercer grupo de «seniores» que actúan en territorio riojano en nuestra época de estudio, que son todos aquellos que forman parte de los poderes públicos, bien sea del gobierno de la monarquía, desempeñando oficios palatinos, o del territorio, ocupando habitualmente distintas Tenencias. Algunos de estos «seniores» eran simultáneamente propietarios en La Rioja. Aludiremos a ellos más en concreto al estudiar los poderes públicos.

     En cuanto a los que aparecen en la documentación como testigos o confirmantes de actos jurídicos, o como colindantes de bienes que son objeto de enajenación, conviene destacar que se localizan como residentes y dueños de propiedades en 12 núcleos de población riojanos, situados todos ellos en La Rioja Alta. En la cuenca de los ríos Tirón-Oja, en Treviana, Herramélluri, Cuzcurrita, Tormantos, Villalobar, Zarratón y Hatamauri; y en la cuenca del Najerilla, en Alesanco, Baños, Cárdenas, Hormilla y Nájera. Estos datos nos confirman lo que ya hemos comentado en otros capítulos sobre la localización de las grandes propiedades en nuestra región y sobre la estructura familiar.

«SENIORES»

2) «Domini»

     Habitualmente la denominación «dominus» o «domnus» se aplica en nuestra documentación a clérigos seculares o regulares. Así hemos visto cómo todos aquellos sacerdotes encargados por los abades de sus respectivos monasterios de efectuar compras en su nombre, anteponían a su nombre el «domno» como «Domno Enneco», presbítero de San Millán que compra propiedades en Alesanco para el monasterio en 1044 (UB.SM. 227, 228). Otras veces, aunque menos frecuentes en la documentación, se aplica esta denominación a personas que tienen una cualificación personal o profesional que les diferencia del resto de sus convencinos, pero sin pertenecer a la nobleza como los «seniores», así «Domno Kiram», alcalde de Nájera (L.BGV. 37,43,56), o «Domno Marguani», aurífice de Nájera (UB.SM. 321).
     Aparte de los que ya conocemos por efectuar actos jurídicos de disposición, hemos recogido 53 menciones de «domini» residentes en La Rioja en el período de nuestro estudio, procedentes de menciones directas, como testigos o confirmantes, o indirectas, como colindantes de bienes que son objeto de enajenación. Como dato curioso constataremos que los «domini» no suelen utilizar ningún «cognomen» o patronímico, así sucede en 32 de los 52 casos documentados y que cuando lo utilizan en los 20 casos restantes, es para indicar su procedencia. Sólo excepcionalmente nos expresarán cuál es su profesión (presbítero, alcalde, aurífice, etc.).
     En cuanto a su procedencia, podemos localizarlos en 19 diferentes núcleos de población. En la cuenca del Tirón-Oja, en Cerezo, Grañón, Ibrillos y Quintanilla; en la del Najerilla, en Alesanco, Cañas, Cañas de Abajo, Cordovin, Madriz, Matute, Nájera, Somalo, Tricio, Uruñuela, Villa Hoteiz y Villar; en la cuenca del lregua, en Albelda, Alberite y Varea. Nájera aparece como el núcleo con mayor concentración de «domini» de toda la región, con 19.
     lncluímos a continuación una relación de los «domini» documentados, indicando su procedencia y la fuente documental utilizada.

«DOMINI» 

3) «Dominae»

     La denominación «domina» o «domna» , creemos se aplica en la documentación a los miembros femeninos de la nobleza. Su equivalente masculino es «senior». Las mujeres, dada la estructura familiar existente, aparecen a veces, aunque menos que los hombres, en actos jurídicos como vendedoras o compradoras. Al estudiar la estructura de la propiedad hemos visto ya algunas «dominae» que actuaban como grandes propietarias. Ahora nos vamos a fijar en aquellas otras que aparecen en la documentación como testigos o confirmantes de actos jurídicos, o como colindantes de bienes que son objeto de enajenación. Estas últimas son 26. No utilizan habitualmente ningún tipo de patronímico o apellido, con una única excepción: Domna Goto Rodriz (UB.SM. 378). En algunas ocasiones, a continuación del nombre se indica el lugar de procedencia, así «Domna Auria Navarra» (RL.CR. 14), o la situación familiar de la mujer como hija o madre, así «Domna Tota, filia Dominico Calvo» (UB. Peña, 130) o «Domna Sancia, mater Gomiz de Ruego» (UB.SM. 388).
     En cuanto a su procedencia, residen en 12 núcleos diferentes. En la cuenca del Tirón-Oja, en Aguilar, Grañón, Leiva, Quintanilla, Tormantos y Zarratón; en la del Najerilla, en Arenzana, Nájera, Tricio y Villa Foteiz; y en la cuenca del Iregua, en Torrillas y Varea.
     Incluímos una relación con sus nombres, lugar de procedencia y fuente documental utilizada.

«DOMINAE»

2. El campesinado.

     Abordaremos a continuación el estudio de aquellos a quienes consideramos incluídos entre los grupos sociales no privilegiados.
     Incluímos en esta denominación a los que no pertenecen al grupo nobiliario, es decir, a quienes no son reyes, ni nobles ni clérigos y, por tanto, no se pueden incluir en los que posteriormente se llamarán estamentos privilegiados.
     Desde el punto de vista cuantitativo son los más numerosos. Si tenemos en cuenta el pequeño muestreo demográfico que estamos manejando, de 802 habitantes riojanos del s. XI que aparecen en la documentación como testigos o confirmantes de actos jurídicos, o como colindantes de bienes que son objeto de enajenación, tenemos que afirmar que, deducidos los 108 pertenecientes a los grupos sociales privilegiados (13'46 %), los 694 restantes, es decir, e186'53 % de la poblaci6n riojana, formaba parte de los grupos sociales no privilegiados.
     Dentro de este grupo vamos a distinguir entre los campesinos, que son mayoritarios en una sociedad fundamentalmente rural como la que estamos analizando, 637 personas sobre el muestreo comentado (79'42 % ) , y los demás oficios que esporádicamente aparecen en la documentación.
     No incluímos en este apartado, por haberlo estudiado anteriormente al analizar la evaluación cuantitativa de la población, una relación de todos los campesinos documentados que aparecen en nuestras fuentes. Tampoco repetiremos ahora lo que ya comentamos al tratar en la economía sobre la situación del campesinado, las distintas denominaciones que recibía y las obligaciones que debía, bien en su condición de campesino propietario, o de detentador de un predio del que no era propietario, o de campesino dependiente.

3. Oficios

     Dado que el estudio del campesinado lo hemos abordado mayoritariamente en capítulos anteriores, nos centraremos en el análisis de aquellos otros oficios: 22 en total, que aparecen en la documentación y que son los siguientes: «alfayate», es decir, sastre, «aurífice», «camarero», «cellerizo», «cutullera», «fenestral», «ferrero», «iudex», «milex», «magistro», «merino», «molinero», «mutarrafe», «peculiarero», presbítero, rabino, repostero, sayón, «saetero», pescador, «potestad» y «teliero»,
     De entre todos estos oficios el que más frecuentemente aparece en la documentación es el de herrero, con 14 menciones,
     Presentamos una relación con los nombres y oficios de cada uno de ellos, 57 en total, así como del lugar de procedencia y la fuente documental empleada,

OFICIOS DOCUMENTADOS

 

IV. RELIGIOSIDAD


     
Tal y como habíamos anunciado anteriormente, concluímos el análisis de la sociedad con un breve estudio sobre la religiosidad, entendiendo por talla impronta dejada por el cristianismo en la sociedad riojana. Habida cuenta de que la religiosidad es un componente espíritual que no trasluce directamente de las fuentes documentales, recogeremos las distintas advocaciones religiosas de la época, cuantificándolas y analizando, en lo posible, la procedencia de los cultos así como los diferentes monasterios e iglesias dedicados a cada una de las advocaciones religiosas. Comenzaremos estableciendo una relación cuantificada de las diferentes advocaciones.

 

RELACIÓN CUANTIFICADA DE ADVOCACIONES RELIGIOSAS

        A) CUANTIFICACIÓN GENERAL:

 

        B) CUANTIFICACIÓN POR MONASTERIOS:

        C) CUANTIFICACIÓN POR IGLESIAS:

Relación y análisis  de las advocaciones religiosas

     El estudio de las advocaciones de los monasterios e iglesias riojanas en el período que nos ocupa estimamos que es de interés porque nos indica una realidad que, de alguna manera, está en trance de desaparición porque, gran parte de los monasterios e iglesias sufren un proceso de absorción por parte de los grandes monasterios. Tarnbién consideramos importante destacar cuáles eran las devociones dominantes en la zona y el cómputo de advocaciones.
     De las 33 advocaciones religiosas que hemos podido constatar, hay 15 que sólo aparecen una vez como Santos titulares de iglesias o monasterios; 9 aparecen dos veces; 3 lo hacen tres veces; y 6 más de cinco veces.
    El nombre de la Virgen María es el más frecuente con una gran diferencia: 22 edificios están bajo la advocación de la Virgen: 19 bajo la advocación de «Sancta María», y 3 bajo la de «Genitricis Dei». De las 19 denominaciones de «Sancta María», 12 corresponden a monasterios y las 7 restantes a «ecclesiae».
     De entre los monasterios, los más importantes son los de Santa María de Nájera y Santa María de Valvanera.
     Santa María de Nájera fue fundado por el rey García de Nájera y su esposa la Reina Estefanía, no como monasterio sino como iglesia sede del Obispado del Calahorra, para cuyo servicio instituyó un Cabildo de Canónigos (10). En su fundación, el 12 de diciembre de 1052, fue magníficamente dotada, recibiendo numerosos monasterios e iglesias, dentro de los territorios del monarca navarro, tanto en La Rioja como en otras regiones (11). A la muerte de Sancho el de Peñalén, en 1076, La Rioja pasó a manos del Rey de Castilla Alfonso VI. Fue el monarca castellano quien en 1076 o 1079 lo entregó a la Orden de Cluny (12). A partir de este momento perdió su carácter canonical para convertirse en priorato (13). A pesar de lo que acabamos de comentar , lo incluímos como monasterio debido a que es la denominación más usual.
     Santa María de Valvanera fue inicialmente un núcleo eremítico y, posteriormente, a finales del s. X, se convirtió en un centro benedictino, aunque el primer documento conservado en que aparece vigente la regla de San Benito es de 1077 (14).
     Santa María de Arce (15), situado en término de Haro, fue donado por el rey Sancho a Doña Sancha, y posteriormente ésta lo entregó a San Millán de La Cogolla en una fecha que no podemos determinar, entre 1058 y 1065 (16).
     Santa María de Cañas fue donado a San Millán el 5 de septiembre de 922 por el Rey García y su madre Doña Toda (17). Se localiza en el actual pueblo de Cañas. No lo incluímos en el mapa de reagrupamiento de establecimientos eclesiásticos porque su dependencia de San Millán es anterior al período que estudiamos .
     Santa María de Casiera, junto con Santa María de Guinicio, próximas entre sí, están situadas en el límite entre Burgos y Alava, al noroeste de nuestra zona de estudio; sobrepasan el límite geográfico que hemos indicado, pero las incluímos en nuestro trabajo porque estimamos constituyen el límite noroccidental de la presencia riojana del monasterio de San Millán en el período que nos ocupa. Pasan a depender de San Millán el 31 de octubre de 1045, por donación regia. Consideramos esta donación un intento por parte del Rey García de contrarrestar la influencia castellana en la zona.
     Santa María del Fresno se encontraba junto a Cerezo del Río Tirón (Burgos), y fue incorporado a Santa María de Nájera en diciembre de 1052 con motivo de su fundación.
     Santa María de Pedroso, situado cerca de San Miguel de Pedroso, lo conocemos gracias a un deslinde de términos que en 1049 realizó el Rey García entre los términos de los monasterios de San Miguel de Pedroso, San Salvador de Vallejovit y San Mamés.
     Santa María Sororum, monasterio femenino, como indica su nombre, situado en Nájera, fue incorporado en diciembre de 1052, con motivo de su fundación.
     El Monasterio de Santa María, cercano a Villar de Torre, fue donado en 1013 por García Fortuniones y su mujer Tota, a San Millán de La Cogolla. En 1072 el Rey Sancho confirma la citada donación. Por este motivo hemos incluído este Monasterio entre los que se incorporan a San Millán durante el período que estudiamos, ya que entendemos que una confirmación casi 60 años después de la donación indica que ha existido algún tipo de contestación y que posiblemente el monasterio de San Millán no haya poseído de una manera continuada el monasterio que tratamos desde 1013 sino a partir de 1072.
     El Monasterio de Santa María del Yermo, situado a orillas del Río Cárdenas, entre Madriz, Tobía y Pazuengos, fue donado en 1071 a San Millán por el Rey Sancho.
     En cuanto a las Iglesias podemos comenzar por la de Santa María de Arcos, situada cerca de Tricio. En su entorno inmediato se han encontrado importantes restos romanos.
     La iglesia de Santa María de Desojo fue objeto de donación en 1068; el rey Sancho en esta fecha concede al Obispo Munio y al prior Vidal la citada iglesia, que se incorpora de esta manera a San Martín de Albelda.
     La iglesia de Santa María del Castillo, próxima al monasterio de San Martín del Castillo, en Nájera, pasó a depender, en abril de 1052, de la Alberguería próxima a Santa María La Real.
      La iglesia de Santa María en Villa Potance, al lado de Huércanos, fue donada, junto con otras propiedades, al monasterio de San Millán en agosto de 1045. También con la advocación de Santa María existe una iglesia en Somalo.
      En 1075, el Rey Sancho dona la mitad de su propiedad en la iglesia de Santa María de Torrentelio, situada en la villa del mismo nombre en el Tirón, entre Cuzcurrita y Tirgo. Actualmente persiste la ermita de Nuestra Señora de Tironcillo que, probablemente se corresponde con la iglesia que comentamos y que en 1075 se incorpora a San Millán de La Cogolla.
      La iglesia de Santa María de La Vega en Haro, fue objeto de venta en 1063. En julio de este año, el rey Sancho vendió el usufructo de la citada Iglesia a Nuño Obispo de Alava con la condición de que a su muerte pasasen tanto la propiedad como el usufructo a San Millán de La Cogolla.
      En cuanto a las advocaciones de la Virgen María como «Genitricis Dei», aunque menos frecuentes, hemos localizado tres: dos monasterios y una iglesia.
      El monasterio de Santa María Madre de Dios, situado junto a Bañares, fue incorporado en febrero de 1075 a San Millán de La Cogolla por donación del rey Sancho.
     El monasterio de Santa María de Resa, situado en la ribera del Ebro, casi frente a Calahorra, fue donado, en noviembre de 1071 a San Millán de La Cogolla, por el rey Sancho.
     La Iglesia Catedral de Calahorra está dedicada a la Virgen Santa María Madre de Dios y a los Santos Mártires Emeterio y Celdonio. El 30 de abril de 1045, pocas fechas después de la reconquista de la ciudad, la catedral recibió una importante donación del rey García. Un año más tarde, el 3 de marzo de 1046, para conmemorar el primer aniversario de la conquista, el rey García realiza nuevamente importantes donaciones a la Catedral calagurritana.
     Las dos siguientes advocaciones religiosas más frecuentes en La Rioja en el período que estudiamos, son la de San Martín y la de San Miguel.
     San Martín de Tours
gozó de amplia popularidad durante toda la Edad Media en Europa Occidental, y su culto se difundió con gran rapidez después de su muerte (18). Según Carmen García (19) es posible que su culto existiese en la parte occidental de España antes de la conversión de los suevos, aunque el gran propagador de su figura y culto fue San Martín de Dumio.
     Son 8 los monasterios riojanos consagrados a San Martín. El más importante de todos los dedicados a esta advocación es el de Albelda. Adquirió una gran importancia durante los ss. X y XI; especialmente conocidos son su Biblioteca y su Escriptorio. Pero a partir del s. XIII perdió fuerza y, como ya hemos comentado, fue reducido a Colegiata, siendo incorporada en el s. XV a Santa María de La Redonda de Logroño. En el período que estudiamos, fue objeto de importantes donaciones por parte de los reyes, como también hemos visto al hablar de reagrupamiento de establecimientos eclesiásticos .
     San Martín de BaIles, en el Najerilla, no lejos de Santa María de Valvanera, pertenecía a este monasterio desde una fecha anterior a 1046 (20).
     San Martín de Berberena, situado cerca de Agoncillo, dependía de San Millán de La Cogolla desde el año 946. Por este motivo, no hemos incluído este monasterio en el mapa de reagrupamiento de establecimientos eclesiásticos, ya que su incorporación es muy anterior al período que estudiamos.
     San Martín de Cañas pertenecía al monasterio de Valvanera desde fecha no determinada, posiblemente comenzó la dependencia a finales del reinado de Sancho El Mayor o a comienzos del de su hijo. Por este motivo incluímos este monasterio entre los que sufren un reagrupamiento eclesiástico en el período que estudiamos.
     San Martín del Castillo, situado en Nájera, como su nombre indica en la parte alta de la ciudad, fue donado por el Rey García en abril de 1052 como dotación de la Alberguería de Nájera, aneja a Santa María La Real.
     San Martín de Cova Gallecis, situado entre Pancorbo y Villa Nueva del Conde, fue donado por Doña Sancha a San Millán en 1058. Unos años más tarde, entre 1063 y 1065, el Rey deslinda los términos del monasterio y, a continuación, Doña Sancha vuelve a confirmar nuevamente la donación (21). Posiblemente el monasterio de San Millán encontró dificultades en hacerse con el control del monasterio, lo que obligó a intervenir al monarca deslindando los términos con claridad y produciéndose la confirmación de la donación por parte de Doña Sancha entre 1063 y 1065. Siendo a partir de esta fecha cuando San Millán controla totalmente el monasterio.
     San Martín de Herrera, situado entre Haro y Miranda de Ebro, fue objeto de una donación, mediante la cual Lope Sánchez de Armiñón y Alvaro González de Guinea, ofrecen a San Millán la mitad del quinto en el año 1044.
     San Martín de Grañón fue incorporado a San Millán de La Cogolla en el año 945 por donación de Fernán González. Sin embargo, en el año 1068, las donaciones al citado monasterio se han incrementado tanto que hacen aconsejable la redacción de una lista con todas las heredades que posee. Por este motivo hemos incluído este monasterio entre los que se incorporan al de San Millán de La Cogolla en el período que estudiamos.
     A San Miguel están dedicados 7 Monasterios y una Iglesia. Según C. García (22) el culto de este Arcángel está testimoniado ya en el s. V para Oriente e Italia; en España apenas hay noticias anteriores a la invasión musulmana del 711, pero adquirió una gran difusión durante la Edad Media. Su festividad se celebra el 19 de septiembre en la liturgia romana. En la misma fecha en que ya se celebraba en la liturgia mozárabe.
     En diciembre de 1073, estando el rey en Calahorra, donó a Don Sancho el monasterio de San Miguel situado en el Valle de Alesón.
     En diciembre de 1057, el Rey vendió a Sancho Fortuniones el monasterio de San Miguel de Yécora. Al año siguiente, el 19 de Marzo de 1058, Jimeno y Sancho Fortuniones realizan un intercambio con el obispo Gomesano y el Monasterio de San Martín de Albelda. Pasando a depender este monasterio de San Martín de Albelda, y recibiendo a cambio la familia Fortuniones el monasterio de San Prudencio de la Peña. En junio de 1059, se produce la confirmación del intercambio.
     El monasterio de San Miguel de Cañas pasó a depender de San Millán de La Cogolla en 1047. En este año el Rey García realizó la donación de este monasterio, situado en la villa de Cañas.
     El monasterio de San Miguel de Grañón, fue vendido en 1063 por el Rey Sancho a Aznar Garcés. En diciembre de 1070 Aznar Garcés donó este monasterio a San Millán, entrando bajo su dependencia a partir de este momento.
     Cerca de Logroño existía otro monasterio dedicado a San Miguel.
     El monasterio de San Miguel de Pedroso, situado en la localidad del mismo nombre en el alto Tirón fue donado en 1049 por el Rey García a San Millán de La Cogolla. En ese mismo año, el rey deslida los términos de los Monasterios de San Miguel, San Salvador y San Mamés.
     Otro monasterio con el mismo nombre que el anterior, situado también en Pedroso, pero en este caso en la cuenca del Najerilla, fue donado en diciembre de 1052 a Santa María de Nájera por el rey García.
     En Nájera existía también una Iglesia dedicada a San Miguel que se incorporó en diciembre de 1052 al patrimonio de Santa María de Nájera por donación regia.
     En orden cuantitativo de importancia debemos señalar a continuación las advocaciones de Cristo que cuentan con 7 establecimientos religiosos. Tres advocaciones distintas se refieren a Cristo: El Salvador, La Santa Cruz y el Santo Sepulcro. La más frecuente es la de El Salvador, con cuatro monasterios y una iglesia; mientras que existe un monasterio dedicado a la Santa Cruz y una iglesia dedicada al Santo Sepulcro.
     San Salvador de Ascensio, situado en el Oja, entre Ojacastro y Santurde, en la actual San Asensio Los Cantos, fue donado en diciembre de 1052 a Santa María de Nájera con motivo de su consagración (23).
     San Salvador de Ojacastro se incorporó, lo mismo que el anterior, en diciembre de 1052, a Santa María de Nájera con motivo de su fundación.
     San Salvador de La Peña, situado en Nájera, pasó a depender de Santa María de Nájera en 1075, mediante un intercambio realizado con San Millán de La Cogolla y autorizado por el rey.
     San Salvador de Valle Iovit, situado cerca de Puras, en Burgos, en el Alto Tirón, fue objeto de un deslinde de términos en 1049, realizado por el Rey García entre los monasterios de San Miguel de Pedroso, San Mamés y el propio de San Salvador. También está dedicada a El Salvador la iglesia de este Monasterio.
     A la Santa Cruz está dedicado un monasterio en Nájera que fue entregado por D. Fernando a San Millán de La Cogolla, en fecha que no conocemos, pero que no debe ser muy lejana a 1075; puesto que en este año el rey autoriza que una serna de Santa María de Nájera que estaba situada a la salida de este monasterio, pase a menos del de San Millán; mientras que el Rey entrega a Santa María, en compensación, el monasterio de San Salvador de La Peña. Una vez más, vemos cómo los propios monarcas favorecen el proceso de concentración, tanto eclesiástica como de propiedades rústicas.
     Al Santo Sepulcro estaba dedicada una iglesia en Calahorra, que pasó a depender de Santa María de Nájera en diciembre, de 1052, cuando fue donada por los reyes con motivo de su consagración (24).
     San Pelayo, niño martirizado en Córdoba en el año 925, es uno de los mártires hispánicos con mayor devoción. Hay cinco monasterios dedicados a este Santo y dos iglesias. Algunos autores relacionan la difusión de su culto con la expansión de los mozárabes.
     San Pelayo de Cueva Cardiel, en Burgos, en el Alto Tirón, fue incorporado a Santa María de Nájera en su dotación en la conocida fecha de diciembre de 1052.
     En Cerezo de Río Tirón había dos monasterios dedicados a San Pelayo, posiblemente uno en el núcleo urbano, y otro en las afueras. Ambos fueron incorporados también a Santa María de Nájera en diciembre de 1052 por donación regia.
     En Nájera existía un pequeño monasterio, excavado en la roca, que se incorporó a Santa María La Real igualmente en su dotación de diciembre 1052.
     San Pelayo de Cellorigo se incorporó a San Millán de La Cogolla, en abril de 1060, por donación de Tello Muñoz.
     También existen 2 iglesias dedicadas a este Santo: Una en Alesanco, y otra en Certum, al lado de Matute.
     El Apóstol San Andrés tiene cinco establecimientos religiosos dedicados a su culto. Cuatro monasterios y una iglesia le veneran como titular .
     Hacia 1062 el Obispo Gomesano concedió a García el territorio donde había estado el monasterio de San Andrés de Jubera para que lo reedificase. Poco después, el monasterio fue consagrado, y con tal motivo, los vecinos le hicieron varias donaciones.
     En febrero de 1063 el rey Sancho concedió a San Salvador de Leire el Monasterio de San Andrés de Punicastro, situado en el actual Castildelgado, Burgos.
     También estaba dedicado a San Andrés un monasterio ubicado en el río de Tosantos, en el Alto Tirón, no lejos de San Miguel de Pedroso. Este monasterio se incorporó, en diciembre de 1052, por donación regia, a Santa María de Nájera. En la misma fecha, con el mismo donante, y por igual motivo, se incorporó a Santa María de Nájera el monasterio de San Andrés de Treviana.
     Bajo la advocación de San Andrés se encontraba igualmente la iglesia de Pennilla en Certum, al lado de Matute.
     Santa Coloma tiene tres establecimientos religiosos dedicados a su culto en La Rioja. Margarita Cantera (25) ha resumido la problemática planteada por esta advocación. Se trata en primer lugar de distinguir si esta Santa Coloma es de origen español o francés. A favor de que se trata de la santa española de este nombre martirizada en el 971 se inclinan autores como Yepes (26) o Moret (27); ahora bien, existe la duda de si las reliquias veneradas son las de la mártir cordobesa del Monasterio tabanense cuyas reliquias habrían sido traídas por los mozárabes; o bien las de la hija de un rey moro de Cerezo que fue martirizada (28) .A favor de la tesis francesa se inclinan Govantes y Pérez de Urbel. Para este último fueron los monjes que acudieron a restaurar el cenobio quienes trajeron las reliquias de la Santa francesa. Además, el culto a Santa Coloma de Sens se difundió rápidamente en la Iglesia visigoda, adquiriendo mayor importancia que la devoción a la Santa de Córdoba (29).
     El Monasterio de Santa Coloma, enclavado en la villa del mismo nombre, fue restaurado por Ordoño II en el año 923 tras su reconquista. Pérez de Urbel afirma que su restauración fue posiblemente realizada por monjes procedentes del monasterio de San Mamés y Santa Coloma de Ura, en Burgos. Este monasterio pasó a depender de Santa María de Nájera por donación de la reina Estefanía, en una fecha comprendida entre 1054 y 1060.
     También estaban dedicados a Santa Coloma, un pequeño monasterio, situado debajo de Medrano, así como una iglesia en Nájera, próxima a San Martín del Castillo, que se incorporó por donación real en abril de 1052 al patrimonio de la Alberguería de Nájera.
     El culto a San Juan nos plantea el problema de conocer si el Santo titular es San Juan Evangelista o San Juan Bautista. De los tres monasterios que tienen a San Juan como titular, en dos casos se nos especifica que está dedicado a San Juan Bautista.
     El monasterio de San Juan Bautista de Cihuri, situado junto a la villa del mismo nombre, fue donado a San Millán por Fernán González en agosto del 947. En el año 1052 Sancho Fortuniones y su mujer Sancha, conceden licencia para que los ganados de San Juan de Cihuri, puedan pastar en el prado de Vermuhuduri.
     El monasterio de San Juan de Grañón se incorporó en diciembre de 1052 a Santa María de Nájera con motivo de la dotación del citado monasterio.
     El monasterio de San Juan Bautista de Pancorbo pasó a depender del monasterio de Oña, en abril de 1046, por donación real.
     San Sebastián, el mártir romano condenado por Diocleciano, comenzó a recibir culto. En Africa se le veneraba ya el s. V (30). En España tardó más en introducirse su culto, se difundió tardíamente durante el período visigodo, pero se generalizó rápidamente entre los mozárabes.
     En La Rioja San Sebastián tenía tres monasterios dedicados. En Uruñuela existía un pequeño monasterio bajo esta advocación que pasó a depender, en diciembre de 1052, de Santa María de Nájera. En la misma ciudad de Nájera, en el barrio de Sopeña, existía, en 1060, otro monasterio dedicado a San Sebastián. Finalmente hemos localizado otro monasterio con esta advocación muy próximo a Santa María del Yermo, entre Madriz, Tobía y Pazuengos.
     San Millán, el santo riojano, gozó de una gran popularidad y devoción por toda la región. Organizó el famoso cenobio que lleva su nombre en La Cogolla, y desde ahí su culto se extendió rápidamente.
     Además del monasterio de San Millán de La Cogolla, cuya difusión y dominio han sido ampliamente estudiados por García de Cortázar (31) ; en Yécora existía otro Monasterio dedicado a San Millán. En 1058, Doña Sancha donó al monasterio de La Cogolla la tercera parte del de Yécora.
     La devoción a Santiago que tan enorme importancia adquirirá en la Edad Media, especialmente a partir del s. XII, todavía no parece estar fuertemente arraigada en La Rioja en el período que estudiamos. Sólo dos monasterios están dedicados al Apóstol, a pesar de encontrarnos en el Camino Jacobeo. Uno de ellos estaba situado junto a Villagonzalo, y el otro en Villapún. Este último fue donado a San Millán en el año 1074 por Doña Teresa.
     A San Ju!ián están dedicados un monasterio y una iglesia. Nos resulta imposible distinguir si se refiere al Mártir de Brioude, en la Galia, o al de Antinópolis, en Egipto, ambos mártires recibieron muy pronto culto en España. El monasterio de San Julián de Sojuela, situado en la villa del mismo nombre, aunque ya existía a finales del s. X, recibió en 1044 una importante donación del Rey García. La iglesia del cenobio que estamos comentando, también estaba bajo la advocación de San Julián.
     A San Lorenzo están dedicados un pequeño monasterio y una iglesia, al Iado de Tricio. Esta última, fue donada en diciembre de 1074, por el rey Sancho a D. Sancho, con la condición de que, a su muerte, pasase al monasterio de San Millán.
     San Mamés de Cesarea que recibía culto entre los mozárabes, tenía dedicados dos monasterios: uno situado cerca de Herramélluri, y otro entre Puras y San Miguel de Pedroso. Este último fue objeto de 1049 de un deslinde de términos por parte del rey, junto con los monasterios vecinos de San Miguel y San Salvador .
     El Apóstol San Pedro tenía dedicados un monasterio y una iglesia. El monasterio de San Pedro de Villanueva, situado cerca de Anguiano; y la iglesia de San Pedro de Nájera, que dependía, desde noviembre de 1044, por donación del rey García, de San Julián de Sojuela.
     San Román, mártir de Antioquía es patrono de dos monasterios. Ambos donados a Santa María de Nájera en diciembre de 1052, con motivo de su acto dotacional; son: San Román de Nájera, y San Román de la Sonsierra.
     San Saturnino, primer Obispo de Toulouse y mártir, tenía dedicados dos monasterios uno de ellos situado cerca de Nájera, se incorporó en 1060 a Santa María de Nájera, por donación de la Reina Estefanía incluída en su testamento. El otro monasterio de San Saturnino estaba situado en Ocón y se incorporó a Valvanera en 1064, por donación del Rey Sancho.
     El Apóstol Santo Tomás era titular de dos monasterios: uno situado en las cercanías de Nájera, se incorporó a Santa María de Nájera en diciembre de 1052 por donación regia. El segundo, situado en Grañón, fue donado por el rey a Aznar Garcés en 1063; pocos años más tarde, en 1070, Aznar Garcés entregó el monasterio al de San Millán de La Cogolla.
     Santa Cecilia, la Mártir y Virgen romana, es titular de un monasterio situado en Nájera que fue donado por el rey García, en diciembre de 1052 a Santa María de la misma ciudad.
     San Clemente, Papa que recibió el martirio en el año 100, es titular de un monasterio situado en Velasco, en las inmediaciones de Herramélluri.
     San Cipriano, Obispo que recibió martirio a mediados del s. III, es mártir de origen africano que fue objeto de gran veneración en la España visigoda. Hay un monasterio situado debajo de Medrano, que tiene a este santo como titular .
     Los Santos Cosme y Damián, mártires que gozaron de gran fama en el medievo por sus facultades curativas, son titulares de un monasterio situado en la parte baja de Viguera. Este monasterio pasó a depender del de San Martín de Albelda en agosto de 1072 por donación regia. Posteriormente, en 1074, fue objeto de importantes donaciones por parte del rey Sancho.
     San Cucufate es titular de un monasterio situado en las proximidades de Tricio. San Facundo, mártir leonés en tiempos de Diocleciano, tenía dedicado un monasterio en las inmediaciones de Nájera, que se incorporó, en diciembre de 1052, a Santa María de la misma ciudad.
     San Fructuoso, Obispo de Tarragona, martirizado en la persecución de Valeriano de 259, es el patrón del monasterio de Pampaneto, situado entre Vinanueva y Cenzano. Este monasterio se incorporó, en noviembre de 1048, a San Martín de Albelda, mediante un intercambio realizado entre el monasterio y los reyes, que recibieron a cambio la «cena» de Cuevina.
     San Jorge es titular de una iglesia situada cerca de San Millán de La Cogolla. 
     Santa Juliana tiene dedicado un monasterio situado en Pancorbo.
     Las Santas Nunila y Alodia, mártires mozárabes de La Rioja o de Huesca, son las titulares de un monasterio situado en las proximidades de Nájera, y que se incorporó a Santa María de esta ciudad en diciembre de 1052.
     San Prudencio, Obispo de Tarazona en el s. VII, es el patrono del monasterio situado al pie del Monte Laturce, en el Río Leza. Este monasterio, incorporado a San Martín de Albelda, desde mediados del s. X, fue objeto de un intercambio y pasó en marzo de 1058 a manos de Jimeno y Sancho Fortuniones.
     San Quirico o Quirce, Mártir de Cilicia Oriental o Antioquía, y su madre Santa Julita son los titulares de un monasterio situado en el barrio de Valcuerna en Nájera, que dependía de Santa María de Valvanera.
     San Esteban, el Promártir, es el patrono de un monasterio situado en las proximidades de Agoncino.
     San Victor de Cerezo, que fue martirizado por los musulmanes en el s. IX, es el titular de una iglesia situada en Penina, al Iado de Certum y de Matute, que pertenecía a Santa María de Nájera desde su fundación.
     San Vicente, Diácono y Mártir en Valencia a finales del s. III, es el patrono de una iglesia situada sobre Medrano, que pertenecía desde 1044 a San Julián de Sojuela.

  NOTAS

    (1) María ASENJO GONZALEZ, Sobre los orígenes del dominio monástico de la antigua Abadía de Santillana del Mar, siglos X-XII, Santander, Altamira, XII, 1978, págs. 50-88.
    (2) Carmen DIEZ HERRERA, Análisis de un caso: organización del poblamiento y estructura económico-social de Liébana, Asturias y Trasmiera en los siglos IX-XI, Santander, Estudio, 1982, págs. 189-192.
    (3) IDEM, Ibidem, págs. 189-195.
    (4) C. ORTIZ TRIFOL, Toponimia riojana, Logroño, Diputación de La Rioja, 1982, págs. 19-26. (5) IDEM, Ibidem, págs. 8-18.
    (6) Juan Bautista MERINO URRUTIA, La Lengua vasca en La Rioja y Burgos. Logroño, I.E.R. , 1978, págs. 103-104.
    (7) ALARCOS, Apuntaciones sobre Toponimia riojana, Berceo, 16, 1950, págs. 476-492.
    (8) Julio CARO BAROJA, Los pueblos del Norte de la Península Ibérica, Madrid, 1943.
    (9) Ramón MENENDEZ PIDAL, Toponimia prerrománia hispana, Madrid, Gredos, 1952.
    (10) Margarita CANTERA MONTENECRO, Advocaciones religiosas de Santa María de Nájera (s. XI-XV), España Medieval, V. Estudios en Memoria del Prof. D. Claudio Sánchez Albornoz, págs. 268-287.
    (11) IDEM, ibidem, pág. 269.
    (12) Margarita CANTERA MONTENECRO, Advocaciones Religiosas en La Rioja Medieval, Anuario de Estudios Medievales. Estudios dedicados a la memoria de D. Claudio Sánchez Albornoz, Barcelona, 1985, págs. 39-61.
    (13) IDEM, Advocaciones religiosas de Santa María de Nájera, Op. cit., pág. 270.
    (14) Alejandro PEREZ ALONSO, Historia de la Real Abadía de Nuestra Señora de Valvanera en La Rioja, Oviedo, 1971, pág. 161.
    (15) Margarita CANTERA MONTENECRO, Advocaciones religiosas en La Rioja Medieval, op. cit., pág.43.
    (16) Antonio UBIETO ARTETA, Cartulario de San Millán de la Cogolla, Op. cit.; en el doc. 303 indica la fecha de 1058; mientras que en el doc. 354 indica una fecha indeterminada entre 1063 y 1065.
    (17) Angel Casimiro COVANTES, Diccionario geográfico-histórico de España. Sección 2 a, La Rioja, Madrid, 1846, pág. 48.
    (18) Bibliotheca Sanctorum, VIII, Col. 1249-1291.
    (19) Carmen CARCIA RODRIGUEZ, El Culto de los Santos. págs. 336-337.
    (20) A. PEREZ ALONSO, Op. cit., pág. 78, opina que el Monasterio de San Martín de Bailes se puede identificar con San Martín de Cañas. Por nuestra parte creemos que se trata de dos centros religiosos diferentes.
    (21) A. UBIETO ARTETA, Cartulario de San Millán. Op. cit., núms. 303, 353, 354.
    (22) C. GARCIA RODRICUEZ, Op. cit., pág. 134.
    (23) A.C. COVANTES, Diccionario. Op. cit., pág. 157, sitúa este Monasterio en el actual San Asensio. M. CANTERA, en Advocaciones religiosas de Santa María de Nájera, Op. cit., pág. 268, también lo sitúa en el actual San Asensio. Nosotros creemos que la localización en el Valle de Oja es la correcta porque en la relación de propiedades que se incorporan a San María de Nájera se sigue un criterio geográfico y se enumera a continuación de San Salvador de Ojacastro.
    (24) M. CANTERA MONTENEGRO, Advocaciones religiosas en La Rioja Medieval, Op. cit., pág. 49, indica que esta Iglesia del Santo Sepulcro se denomina así por ser el lugar donde descansaban los restos de San Emeterio y San Celedonio, que recibieron martirio en esta ciudad a finales del s. III o principios del s. IV.
    (25) M. CANTERA MONTENEGRO. Advocaciones de Santa María de Nájera, Op. cit., pág. 278-279. (26) YEPES, Cr6nica General de la Orden de San Benito, II, pág. 289.
    (27) MORET, Anales del Reino de Navarra. II, pág. 295-296.
    (28) M. CANTERA MONTENEGRO, Advocaciones de Sta. María de Nájera, op. cit., p. 278. (29) A.C. GOVANTES, Op. cit., pág. 174, PEREZ DE URBEL, La conquista de La Rioja y su colonización espiritual en el s. X, pág. 515. Igualmente para ello, FABREGA, Pasionario Hispánico, pág. 187-188. (30) C. GARCIA RODRIGUEZ, Op. cit., pág. 176.
    (31) J.A. GARCIA DE CORTAZAR, El Dominio de San Millán. Op. cit.

 

 

   Del prólogo

     Entre las abundantes satisfacciones del oficio universitario, las que a lo largo de un dilatado trayecto vital van anegando en el olvido los habituales sinsabores -atribuibles siempre a las propias limitaciones-, seguramente reconfortan como ninguna los sucesivos progresos de una carrera académica y profesional alentada cuanto es posible desde las enseñanzas obligadamente convencionales de una licenciatura. En estas sobresalió ya la Dra. C. Fernández de la Pradilla hasta culminarlas diligentemente con una memoria de investigación -la entrañable «tesina» de aquel plan de estudios- sobre el fuero de Logroño, trabajo galardonado y parcialmente publicado poco tiempo después. Apenas incorporada como Ayudante al Departamento de Historia Medieval que todavía me honra dirigir en la Universidad de Navarra, su capacidad intelectual le deparó con suma brillantez una cátedra en las aulas de bachillerato. Salvaguardó y siguió cultivando, sin embargo, con admirable empeño y abnegación, su evidente vocación investigadora. y obtuvo así la máxima calificación para su cuantiosa y esmerada tesis doctoral que, abreviada por comprensibles imperativos editoriales, se recoge en esta importante monografía.  
...
     Nos hallamos, en suma, ante un generoso libro de historia «total», por así decirlo, una incitante plataforma científica para ulteriores reflexiones, trabajos y debates de los especialistas y, en particular, la propia autora. Su lectura, atenta y sosegada, resultará además muy provechosa a todos los estudiosos que, desde este espléndido ventanal abierto hacia el siglo XI, deseen atisbar los modos de convivencia de una colectividad hispano-cristiana con perfil propio y acercarse así a los remotos vagidos de la recia entidad histórica que llamamos La Rioja.
     Solo resta, para acabar, congratularme de que esta obra sea editada, y precisamente por una institución tan prestigiosa como el Instituto de Estudios Riojanos, pues estoy seguro de que enriquece altamente la historiografía riojana y servirá de precioso estímulo a la Dra. C. Fernández de la Pradilla para perseverar y seguir ahondando en su paciente labor investigadora y contribuir de esta suerte al más deseable impulso de la naciente Universidad de La Rioja.

                                                            Pamplona, septiembre de 1992.
                                                            Angel J. Martín Duque. Catedrático de Historia medieval.

 

Mª Concepción Fernández de la Pradilla Mayoral

EL REINO DE NÁJERA (1035-1076)
(Población, economía, sociedad y poder)
CAP. VII  LA SOCIEDAD
(Págs. 239-268)
Biblioteca de Temas Riojanos 81
IER
LOGROÑO 2001

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