Monumentos


Santa María la Real de Nájera

Santa María la Real es el monumento más importante de Nájera y centro del interés histórico y artístico de la ciudad. El monasterio fue fundado en 1052 por el rey Don García el de Nájera y su esposa Doña Estefanía de Foix, hija de los Condes de Barcelona, a raíz del hallazgo de una misteriosa imagen de la Virgen en una cueva, según cuenta la leyenda, a la que dieron origen los monjes cluniacenses en el siglo XVI. De este primitivo conjunto monasterial, románico de tres naves, apenas quedan vestigios, ya que sobre él se edificó el actual entre Exterior de la iglesia los anos 1422 y 1453, siendo prior de Santa María la Real D. Pedro Martínez de Santa Torre.
En los siglos XV y XVI se fueron completando las diversas partes que forman el complejo monumental. Durante la Guerra de la Independencia sufrió cuantiosas pérdidas y saqueos por las tropas napoleónicas. Fue declarado monumento nacional por Real Orden de 17 de octubre de 1889. El conjunto monumental consta de cuatro partes principales: la iglesia, el coro, el Panteón Real y el Claustro de los Caballeros: La iglesia, construída a mediados del siglo XV, es de bellas proporciones, con tres naves y crucero, sostenidos por diez columnas. Vista desde el exterior, sorprende por la severidad de sus formas, con aspecto de fortaleza, carente de ventanales. Son originales los contrafuertes cilíndricos de la cabecera y crucero del templo. La torre tiene forma prismática cuadrangular. En la construcción del templo confluyen varios estilos: gótico florido, renacimiento, plateresco, churrigueresco, etc. Las bóvedas son de crucería sencilla. El retablo del altar mayor data de principios del siglo XVIII, de estilo barroco, y sustituye a otro anterior atribuído a la escuela flamenca, que se conserva en parte en el Museo de Amberes. En el centro aparece la imagen sedente de Santa María la Real, sosteniendo al Interior de la iglesia de Santa María la Real, con el retablo barroco al fondo.


Retablo de Sta. Mª la Real

Niño en su rodilla izquierda. Se trata de una talla policromada prerrománica de tipo bizantino, y se cree que fue la hallada en el año 1044 por el rey Don García. Los ricos tesoros que rodeaban a la imagen han desaparecido; el más famoso, un excepcional rubí, constituye en la actualidad una de las joyas más preciadas de la corona británica. A la izquierda del altar mayor se encuentra el sepulcro de los Duques de Nájera, de mármol oscuro y estilo renacimento.
Lo mandó construir el primer Duque de Nájera, D. Pedro Manrique de Lara, y en él reposan varios miembros de la familia. El coro fue tallado entre los años 1490 y 1493 por los famosos maestros judaizantes Andrés y Nicolás. Es notable la puerta de entrada. La sillería, tallada en nogal, se compone de 36 asientos, más otros cinco respaldos, en la parte alta, y 27 en la baja. Es una obra maestra del gótico florido y, dentro de su género, está considerada como uno de los máximos exponentes de este estilo en España por su elegancia, ligereza y delicada ejecución. Las La sillería del coro, tallada en nogal, está considerada como una obra maestra del gótico florido. tallas representan profetas y personajes del Antiguo Testamento y vírgenes y santos del Nuevo, junto a motivos ornamentales y grutescos de inspiración profana.
Encima de la silla abacial aparece la figura policromada del rey Don García, con armadura de coraza dorada y manto azul oscuro. El Panteón Real se encuentra a los pies de la iglesia, bajo el coro; al fondo, excavada en la roca, está la cueva en la que la leyenda sitúa la aparición de la Virgen al rey Don García. Fuera del Panteón, a la izquierda, están colocados trece sepulcros en el llamado Panteón de los Infantes; delante de la entrada está situada la tapa del sepulcro de Doña Blanca de Navarra, madre de Alfonso VIII, el de las Navas. Esta tapa del antiguo sarcófago constituye una auténtica joya románica del siglo XII. Dentro del Panteón reposan los restos de doce personajes reales, todos pertenecientes al reino de Nájera-Pamplona, excepto Bermudo III de León.
Se trata de una obra escultórica del siglo XVI, renacentista en su totalidad, con algunos detalles platerescos. Es, por tanto, bastante posterior a la época en que vivieron los reyes, cuyos restos fueron trasladados más tarde a estas sepulturas.


Sillería del coro

  Tumbas de monarcas medievales, en el Panteón Real. En el centro, a ambos lados de la entrada se encuentran los sepulcros de los reyes fundadores, Don García y su esposa Doña Estefanía de Foix. A derecha e izquierda de ambos están colocados, entre otros, los sepulcros de Sancho IV el Noble o de Peñalén, Sancho Garcés II Abarca, su esposa Doña Urraca (hija del Conde Fernán González), Doña Blanca de Navarra, Bermudo III de León y Sancho el Sabio.
 Siguiendo hacia el fondo de la cueva, se encuentran, a derecha e izquierda, otros cinco sepulcros.
En la cueva se venera una imagen sedente de la Virgen del Alcázar o de la Rosa en madera, de transición del románico al gótico, de fines del siglo XIII o comienzos del XIV. El Claustro de los Caballeros es una construcción de la primera mitad del siglo XVI. Está compuesto de dos plantas. En su conjunto armonizan varios estilos: el gótico florido de las bóvedas, pilares y hornacinas con sus delicados doseletes; el plateresco presente en las esbeltas tracerías caladas de los ojivales, que se asientan sobre soportes renacentistas; y el estilo puro renacimiento, que se puede observar en las tumbas murales. En la prolongación del ala del lado norte del Claustro, se encuentra la Capilla de la Vera Cruz con los sepulcros de Don García Manrique de Lara, del siglo XVI, y del caballero Garcilaso de la Vega, de comienzos del XIII; en el centro, el de Doña Mencía López de Haro, reina de Portugal, del siglo XIII.
En el ala sur, en su segundo tramo, está situado el sepulcro de Don Diego López de Haro El Bueno, X Señor de Vizcaya, con su figura yacente del siglo XIII; a sus pies, el sarcófago gótico, también del siglo XIII, de su esposa, Doña Toda Pérez de Azagra. Históricamente el Claustro fue Panteón Nacional de Caballeros y centro de enterramiento de los nobles más importantes de España. De ahí su nombre. De aquellas sepulturas sólo se conservan veinte tumbas murales, aunque hasta el siglo XIX el pavimento del Claustro estaba lleno de epitafios y armas de los personajes allí enterrados. Son destacables también la Puerta Plateresca, la Puerta de los Reyes, del gótico florido, la Puerta de la Luna y la Puerta de Carlos I, del gótico flamígero, que da acceso al Claustro.


Tumbas de monarcas medievales

De ahí arranca la Escalera Real, renacentista, que lleva al claustro alto. La primitiva parroquia de la Santa Cruz se fundó en 1052, y estuvo situada en una capilla dentro del Monasterio de Santa María la Real hasta su separación en 1230 por un decreto del Papa Honorio III. La actual iglesia fue consagrada en 1611.
El arquitecto Juan de Raona le adosó una cúpula semiésferica sobre pechinas, rematada por una linterna con cuatro ventanas. En 1936 y 1939 sufrió serios desperfectos. Fue reconstruída en 1940. El templo es una sólida construcción en piedra de sillería y consta de tres naves, con varios retablos neoclásicos y diversas tallas y lienzos. En la sacristía destaca un Cristo gótico del siglo XIII, y se guardan, además, otras tallas, lienzos y ropa litúrgica de los siglos XIV, XVI y XVII. La antigua iglesia de San Miguel se edificó en terrenos del Monasterio en 1489. Constaba de tres naves. En la actualidad se ha reconvertido en Casa de Cultura, conservando buena parte de su originaria estructura, con un concepto arquitectónico modernista. El Convento de Santa Elena fue fundado en el siglo XVI por Doña Aldonza Manrique de Lara. La iglesia es de cruz latina, de una sola nave, construída sobre diez columnas, con una cúpula semiesférica, que se alza sobre cuatro arcos torales. Precioso retablo mayor barroco, con imagen central de la titular de la iglesia.
Fachada exterior adintelada y almohadillada, con hornacina en lo alto. Aliado de la anterior se encuentra la iglesia o capilla de Madre de Dios, también del siglo XVI, que pertenece al patronato del mismo nombre. Consta de una sola nave con cinco laterales, cubierta con bóvedas estrelladas, una sacristía y el coro. Cercanos a la orilla izquierda del río Najerilla, hay varios cerros formados por estratos de arenisca roja y arcillas. De todos ellos destacan El Castillo y Malpica, que, por estar adosados al propio casco urbano, han constituído parte importante de la historia de la ciudad. Sus laderas atesoran los más valiosos vestigios, en su mayoría inéditos todavía, sobre sus orígenes y primer ciclo histórico.


"El castillo" de Nájera

El Castillo de Nájera se menciona por primera vez en un documento de Ordoño II en 923, en el que señala que lo ganó a los moros. Fue de origen y construcción árabes.
A su pie se construyó el Palacio Real o Alcázar, con el que comunicaba por medio de tÚneles. Puede afirmarse que estuvo muy bien fortificado y, hasta el siglo XVII, disponía de varias piezas de artillería. Aún se conservan restos de la antigua muralla y las ruinas de un torreón de defensa. En sus inmediaciones se han encontrado mosaicos sueltos y restos de cerámica decorativa. En las paredes de El Castillo pueden observarse diversas cuevas, excavadas en la roca, de origen muy remoto, que, al parecer, fueron habitadas das por monjes eremitas y sus I discípulos. El Puente sobre el río Najerilla es sucesor del que en el siglo XII reconstruyeran Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega en la ruta jacobea. El primitivo puente ya existía en el 1020 y se menciona en el Fuero de Nájera. El actual fue construída en el año 1866.