San Vicente de la Sonsierra. En lo alto la fortaleza por su flanco noroeste

San Vicente
de la
Sonsierra

  NECRÓPOLIS  DE  SAN  ANDRÉS

                     

     En la Sonsierra hubo muchos poblados medievales alrededor de un pequeño templo, que generalmente eran aldeas de San Vicente que hoy solo recuerda la toponimia, la documentación, y en algunos casos interesantes restos materiales como necrópolis, eremitorios rupestres o ermitas en ruinas. La mayoría estuvieron habitados en el siglo XI.

   

     El conjunto de San Andrés cuenta con una gran necrópolis altomedieval con una setenta tumbas, restos de una antigua ermita, dos lagares rupestres y una piscina ritual convertida posiblemente en lagar. Para M. A. de la Heras e I. V. Tojal esta vasta necrópolis ( la mayor de las que se conservan en la zona), puede corresponderse con el poblado de Hornillos, situado en las inmediaciones de las villas de San Vicente y Ábalos, que debió desaparecer abrasado en 1430, durante una de las contiendas entre Castilla y Navarra. Hasta la fecha se desconoce la localización exacta del propio poblado, aunque existen indicios para pensar que se ubicó en el cerro norte, pues algunos bancales de su ladera sur están realizados en sillarejo.

   

     Las sepulturas de esta gran necrópolis están orientadas hacia el este y hacia el sureste, condicionadas por el terreno de areniscas. Hay unas setenta antropomorfas, con diferentes topologías, variedad que puede deberse a la actuación de distintos canteros en diferentes fechas. Las inhumaciones de niños y jóvenes   alternan con las de los adultos. Como dato anecdótico podemos destacar la tumba nº. 15, que corresponde a una madre y a su hijo, quizás muertos en el momento del parto.

   

     Excavada en la vertiente sur de la parte más occidental de la necrópolis está la Iglesia, cuyos restos enlazan con el límite de una viña. Hoy solo se conservan el lado norte, tallado a pico. Quizás se puede corresponder con la antigua ermita de San Andrés, cuya cofradía tuvo gran auge en el siglo XVIII, la cual estaba ya en ruinas a finales de la citada centuria, siendo demolida en 1797 por una orden del obispo de Calahorra Don Francisco Mateo Aguiriano.(texto de M.A.de las Heras Núñez)

     Plano de ubicación  de las tumbas. Se aprecia en la zona inferior el perímetro rocoso del promontorio y en trazos discontinuos, a la izquierda,  la situación de la ermita. Desde este altozano y hacia el este, la silueta de Santa María de la Piscina sobresale en un mar de viñas. Su necrópolis, adosada, también, a los muros de la iglesia, se remonta a la misma época.