CAPITULO V

RETIRO DE NUÑO CONVERTIDO
á hacer penitencia, y sus santos exercicios.

No es facil explicar con las mas vivas palabras el golpe, el efecto, y fruto, que la Divina piedad hizo en el alma de Nuño. Retiróse al oculto de los Montes, y combatido su animo con la memoria, y recuerdo de su vida perversa, rasgaba su corazon co ayes , y gemidos lastimosos. "Clementisimo Señor (decia á voces) por mas que no sepamos entender vuestras obras, siempre sois justo, y benigno, y que nunca llegais con el castigo á donde merecian nuestras culpas. Mucho es el que yo merezco; pero Señor la Gloria de vuestra Omnipotencia mas se ostenta perdonando, que castigando pecadores. Perdonad benignisimo Señor lo mucho que he ofendido a vuestra piedad infinita; pues si quereis castigarme con el rigor que merezco, no alcanza castigo alguno para satifaccion de mis pecados, y dirigid mis pasos á verdadero dolor, y penitencia de ellos."

     Andando en estos suspiros penitentes, dicurria entre los Montes, y asperezas del sitio el mas acomodado para ocultar al mundo, y exercitarse en llorar sus culpas. Yà sea por acaso, ó providencia Divina, encontró con el mejor que le pareció à proposito para sus santos designios, y fué una Cueva, que aun oy se conserva con el nombre de Trombalos, media legua distante de la villa de Anguiano en la Rivera del Rio Naxerilla. Llamase esta Cueba asi, porque está en un peña, que hace rostro à tres valles, que esto quiere decir Trombalos. Es un risco encumbrado, aspero, derecho, y liso, de modo , que para entrar Nuño necesitó labrar una escalera que facilitase la entrada, y la salida.

     Entró en su concavidad, y registró sus senos muy horribles, admirolos y animoso, determinó pasar en ellos lo restante de su vida. Aqui vivió algunos dias solitario, sin tener mas sustento, que las yerbas del campo, y el pan del dolor, y lgrimas de su vida pasada; y acordandose tenia un niño de seis à siete años, que dexaba en su lugar de Montenegro, expuesto á dar en los vicios, que él habia tenido, determinó salir de la Cueva, é ir à buscarle con la cautela, y silencio que le dictó su prudencia. Traxoselo consigo, y enseñandole el camino de la vida christiana con palabras, y exemplos de sus crueles penitencias lo intruyó en todo á su gusto en el camino del Cielo. Serviale el Niño de compañia, y alivio; pues salia á los Lugares comarcanos á pedir sustento para si, y para su Padre, lo que hacia con presteza, y mucha gracia, trayendo sus limosnas; mas la Magestad Divina, queriendo recrearse en Nuño como en Abrahan, dispuso un dia, que el Niño al subir por la escala, que era aspera, y penosa, se deslizó en sus pasos, y dió con su Cuerpecito á rodar la peña abaxo y no paró hasta el Rio, al que llegó hecho pedazos de los golpes.

      Notó Nuño la falta de su hijo, procurando buscarle, salió de su retiro. Baxó al Rio, y en su orilla, vió señales de su muerte. Asustóse, y buscando su cadaver, le halló al pie de la peña. Pusose de rodillas compasivo, y hechos sus ojos dos fuentes de lagrimas: dixo mirando al Cielo: "Ay Dios, y Jesus mio ! Bien veo, que soy la causa, de que me envieis este , y otros muchos castigos, y es justo, que yo pague la pena de lo mucho que os tengo ofendido; y pues disponeis piadoso la muerte de esta inocente Criatura, para que yo en ella tenga el dolor, que como Padre es natural; disponed, que sea victima sacrificada en las aras de vuestra misericordia para satisfaccion de mis pecados, y perdonad Clementisimo si excedo en el sentimiento."

     Con esto reprimió las lagrimas, y dispuso el cadaver, dandole sepultura conforme á su devocion, y christiandad, y recogiendo su espiritu á la Oracion, y exercicios penitentes, dió á Dios las gracias rendido a su alta Providencia, siempre ordenada al bien de nuestras almas. Desde este triste suceso se dió Nuño tan deveras á Dios, que espantan las austeridades que emprehendia, segun refiere la Historia. Consideraba á veces si acaso Dios le habia quitado la compañia de su hijo, porque no repartiese su cariño, y le entregó enteramente su corazon, sin quererle poner mas en cosa de esta vida. Se dió todo al dolor, y penitencia, de suerte que aun del sustento preciso se olvidaba; pero Dios compasivo de su rigor, y aspereza, dispuso consolarle, haciendo que un Sacerdote, natural y vecino de la Villa de Brieba, le buscase, no solo para verle, sino para vivir en su santa compañia.

     Con singular cuidado buscó este Sacerdote, que se llamaba Domingo, al penitente Nuño; y encontrandole en su Cueva, le suplicó afectuoso le quisisese admitir por compañero suyo. Convino Nuño en sus ruegos, juzgando con fundamento, solo podia venir de mano de Dios un Compañero, que dexando las comodidades de su pueblo, y de su casa, se retiraba al mundo. Dieron gracias á Dios qual otro Pablo, y Antonio de de verse Compañeros en la vida del Espiritu, dandose la enhorabuena cada uno para sí de tanta dicha. Vivieron desde aquel dia sirviendose uno á otro de exemplares de virtud, y penitencias; y aunque Nuño fué buscando Maestro, estaban yá sus animos tan unidos en Dios, que venian á ser iguales Discipulos del Divino Espiritu.

     Dispusieron sus santos execicios, de modo, que uno á otro se ayudasen; y por ser Nuño el mas desconocido en la Comarca, concertaron, que Domingo fuese solo el que saliese á sus tiempos de la Cueva á buscar el sustento necesario, para pasar la vida. Entre una de estas salidas, dispuso la Providencia Divina dàr á Nuño la comision, y el encargo de descubrir el tesoro de la Imagen de MARIA , que ocultaban los Montes, y Valle de Valvanera, y fué en la forma siguiente.

volver