Azulejo (del s.XVIII) de San Vicente da Fora en Lisboa

 

 

 

 

En el último episodio del Poema de Santa Oria, en el que la Santa, después de morir, se aparece a su madre, ésta le pregunta si ha sufrido en el momento de la muerte y si su entrada en el Cielo ha sido o no inmediata:

c.195:- «Mas, fija una cosa vos quiero preguntar,

            Si en el passamiento resçibiestes pesar,

            O si vos dieron luego en el cielo logar,

            O vos fizieron ante a la puerta musar».

(Nota del editor web: véase el entorno donde Berceo usa esta expresión en la Muerte de Santa Oria, comentada por Uría Maqua)

 

El significado de «esperar» «aguardar» del verbo musar en el y.d.) parece claro por el contexto, y así lo han interpretado los críticos que han estudiado o comentado este verso de Berceo. Sin embargo, las opiniones no coinciden en cuanto a la etimología o procedencia de dicho verbo musar.

T. Antonio Sánchez1 lo creía derivado del verbo latino MUSSARE, «murmurar» «gruñir» «hablar en voz baja», y, observando la semejanza que hay entre el citado verso de Berceo y el de Virgilio, («mussantque oras et limina circum»). Geórgicas, IV, 188 comenta: «Parece que Berceo tuvo aquí presente lo que dixo el poeta del zumbido o murmullo de las avejas a la entrada de la colmena».

R. Lanchetas, al registrar la voz musar en su Vocabulario 2, repite la etimología propuesta por Sánchez, añadiendo que en el dialecto bable se conserva el verbo musar con el significado preciso de «esperar» «aguardar», como en el verso de Berceo. No obstante, como el latín MUSSARE no significa «esperar» «aguardar», considera dudosa la etimología propuesta, y aduce el francés se musser, y lat. vul. musare «visitar» «saludar», alegando, además, un pasaje citado por Du Cange, en el que ocurre meusent con el significado de «aguardar».

Posteriormente, M.a Rosa Lida3 rechaza las etimologías propuestas por Sánchez y Lanchetas, en razón de que ninguno de los verbos por ellos aducidos ofrece claramente la acepción requerida por el citado verso 195d, del Poema de Santa Oria, y concluye que musar «aguardar» deriva del ant. prov. muzar «esperar en vano».

Por otra parte, J. Corominas, en su edición crítica del LBA4, cita un texto catalán del siglo XIV, en el que ocurre el verbo musar, con el significado de «entretener engañosamente», y señala que el sustantivo musa, (LBA, c.519 v. d.), correspondiente a este verbo, es un préstamo del francés faire la muse, muser «estar absorto, ensimismado»», añadiendo que ambos vocablos (musa y musar) se empleaban en occitano e italiano antiguos.

No obstante, teniendo en cuenta que el verbo musar y sus correspondientes sustantivos y adjetivos, así como formas verbales derivadas, se registran en otras muchas lenguas y dialectos románicos 5, sin que, hasta el momento, se haya podido precisar la exacta etimología de estas voces 6; y que, por otra parte, tampoco "se sabe si dichas voces son autóctonas, originadas en la propia lengua en que se registran, a partir de un étimo que hoy desconocemos, o se trata de préstamos de unas lenguas a otras, pensamos que el problema del origen del verbo musar en ant. esp. no queda completamente resuelto haciéndolo proceder del prov. muzar o del fra. muser, pues, aunque es posible que el vocablo haya trasegado de unas lenguas a otras, como señala Wartburg, recordemos que él mismo añade que no se ha podido determinar el punto de partida7.

A la vista de esta falta de seguridad o evidencia con respecto al origen del verbo musar, en ant. esp., se nos ocurre que tal vez no sea del todo inútil volver sobre el tema para añadir algunos datos y sugerencias que, sin pretender resolver el problema, pueden, al menos, suponer un ensanche de la documentación relacionada con el vocablo que nos ocupa.

Conviene, en primer lugar, recordar que Á. Rato Hevia, en su Vocabulario de las palabras yfrases bables...8 registra la voz musar;

1.° como verbo gallego, con el significado de «aguardar» «esperar», si bien no añade ninguna nota explicativa sobre su origen o procedencia, ni ofrece ejemplos textuales que nos permitan saber en qué contextos o circunstancias, se empleaba dicho verbo, y a qué o a quién se aplicaba; y

2.° como lugar de mustadelas «comadrejas».

Sea como fuere, lo que es indudable es que en tiempos de Rato Hevia se conocía en Asturias el verbo musar, con el significado de «esperar», «aguardar», y era considerado como antiguo y dialectal, puesto que así lo registra dicho erudito 9.

Frente a esto tenemos que ninguno de los Vocabularios bables de nuestro tiempo, que hemos consultado, recoge este verbo 10, lo que parece indicar que su uso ya se ha perdido o está en vías de perderse. No obstante, buenos conocedores del habla asturiana recuerdan haber oído el verbo musar, referido al gato, en expresiones semejantes a ya está el gato musando, cuando adoptaba una actitud como de espera o ensimismamiento. Por otra parte, la forma más común de llamar al gato, en Asturias, es musio, var. muso, dim. cariñoso musín, formas que, junto con el reiterativo mus, mus, se usan siempre en el vocativo. Ante esto, no parece ilógico suponer que el verbo musar, en las indicadas expresiones, se haya formado a partir del sustantivo musio para referirse a las peculiares actitudes de este animal.

Ignoramos si hubo alguna relación entre este verbo y el musar «esperar» «aguardar», registrado por Rato Hevia, ya que, como hemos dicho, no hace referencias a su origen ni presenta ejemplos textuales de su uso. Desde luego, podría ocurrir que se tratase de dos palabras que, teniendo distinto étimo, vivieron siempre en completa independencia, sin confundir nunca los límites del campo de uso de cada una; pero, habida cuenta que, a más de ser homófonas, tienen una significación bastante similar y que ambas se usaban en Asturias, también sería posible que se hubiese producido un cruce entre los significados de ambas voces, llegando a confundirse entre sí; con lo que el musar asturiano, aplicado en principio sólo al gato y, por tanto, de uso muy limitado, se habría extendido para referirse también a las personas, con el significado general de «esperar» «aguardar».

Apoya esta. hipótesis el hecho de que tenemos un proceso semejante en otro vocablo; estrechamente emparentado con el que estudiamos. Se trata del antiguo verbo murar, derivado del lat. MUS-RIS, con el .significado específico de «cazar ratones» y, en su origen, aplicado exclusivamente a esta actividad del gato, (DCELC, s.v. mur). Como es sabido, este verbo se conserva en el actual asturiano, con la particularidad de qué su uso se  ha extendido, y hoy se aplica también a las personas, con el significado de «merodear» «ir de un lado a otro, buscando algo qué comer fuera de hora»; así se llama murador-a a la persona que anda fisgando de un lado a otro11. Este proceso se vería favorecido, en el caso de musar, por la proximidad de significado con su homónimo musar. ¿esperar» «aguardar»

No sabemos a qué época, se remonta en Asturias la costumbre llamar al gato musio ni cuándo se empezó a usar el verbo musar, sea referido al gato o con el significado de «esperar» «aguardar»; pero a esté respecto, es importante recordar que San Isidoro nos dice que al gato lo llamaban musio: «Musio appellatus quod muribus infestus sit...»12. Según esto, podemos pensar que el actual asturiano musio representa la pervivenciá de una antigua voz extendida en la Edad Media a toda o gran parte de a Península. Siendo así, el verbo musar, referido al gato, podría ser un localismo, una forma derivada de musio solamente, en Asturias pero, no sería .raro que, dicho, verbo, se hubiera formado también en aquellas áreas por las que estaba extendido el sustantivo musió en la Edad Media, en cuyo caso el musar asturiano, —lo mismo que el sustantivo del que deriva—, representaría un ultimo resto de una antigua voz que, en otro tiempo debió existir también en otras, regiones.

Por otra parte, es señalar que en el actual dialecto riojano se conserva el verbo muzar, aplicado al toro, con la acepción de

«...bramar el toro por bajo y como entre dientes; lo cual sucede, por lo común, cuando encerrado en una plaza o en algún corral, en fuerza del coraje que ha concebido, comienza a escarbar la tierra con las manos, tocando el hocico casi en el suelo» 13.

y, aunque este verbo se diferencia de musar por el cambio de la /s/ en /z/, sospechamos que se trata de una simple variante fonética de dicho verbo, explicable por la confusión entre las sibilantes fricativas predorsodentales y apicoalveolares, en la Edad Media14.

Finalmente, podemos anotar también que en El libro de Alexandre, (c. 1747 del Ms. P, y 1605 del Ms. O), ocurre el verbo musar, en la forma musando correspondiente al gerundio:

«Los cauallos con cueyta que eran mal feridos

andudieron musando fasta que fueron caydos...»15.

lección que en el Ms. O, base de la edición de Sánchez, presenta la variante musiando y que Sánchez glosa: «Manifestar dolor con algún quejido o demostración exterior. De mussare o mussitare». Sin embargo, la actitud desesperada de los caballos, que se infiere del contexto, nos parece aproximar más este vocablo al muzar del toro, antes visto, que al mussare latino, propuesto por Sánchez.

Volviendo ahora a nuestro punto de partida, y teniendo en cuenta todo lo que venimos exponiendo, en relación con el verbo musar, podemos hacer las siguientes puntualizaciones.

Creemos que, aún cuando no hay dificultad en admitir que el verbo musar, empleado por Berceo en S. O. 195d, sea un préstamo del provenzal muzar, —como es el caso de otras muchas voces utilizadas por este poeta—.16, tampoco es necesario buscarle un origen ultrapirenaico, toda vez que el mismo verbo se registra en la Península, en el ant. dial. cat. del siglo XIV, con el significado de «entretener engañosamente», y en el siglo XIX, en la región gallego-asturiana, con el significado de «esperar» «aguardar». Como realmente es muy difícil admitir que este verbo; registrado por Rato Hevia. como voz antigua y dialectal, proceda de la culta lengua de los provenzales l7, nos inclinamos a pensar que el vocablo se originó en nuestro romance de la misma manera y por los mismos medios que en otras hablas románicas.

En cuanto al problema del origen de este verbo y sus derivados, a la vista de los significados que de los mismos nos ofrecen los Diccionarios que hemos consultado (Cfr. la n. 5), y. teniendo en cuenta, además, la etimología por ellos propuesta, creemos que se pueden distinguir con bastante claridad, al menos, dos familias o grupos fundamentales de palabras:

a) de un lado todas aquellas, cuyo significado implica alguna relación, —siquiera remota—, con. los conceptos de «boca», «mueca», «vista» y / o «semblante»; a esta familia pertenecen todos aquellos verbos, —así como sustantivos y adjetivos—, cuyo matiz significativo más peculiar es la idea de «estar o quedar absorto», «boquiabierto o embobado», «pasmado», «ensimismado», «suspenso» o «expectante», etc.... Cfr. fra. muser «rester le museau en l'air», «perdre son temps á de bagatelles»; it. musare «baguenauder»18; prov. muzar «regarder bouche béante», faire la muza «s'arrêter á regarder» «épier» ant. cast, fazer la musa «entretenerse morosamente en un pensamiento falaz» 20, etc. Esta familia o grupo de palabras es la que los etimólogos hacen derivar de un simple mus, muso, lat.vul. musum, (rostrum, rictus), de origen, a su vez, desconocido, y que Corominas supone formado a partir de un radical MU-, de creación expresiva, con la idea de «boca abultada», afín a morro 21;

b) de otro lado están aquellos verbos, sustantivos y adjetivos, cuyo significado fundamental radica en la idea de «esperar» «aguardar», si bien este concepto va matizado, generalmente, con la idea de «inutilidad», «impaciencia o disgusto», «engaño» y /o, —a veces— «duda o vacilación»: Cfr. Meyer-Lübke22 afrz. muse; prov. muza; asp. musar, etc.... y Corominas 23 cat. dial, musar.

Ahora bien, los Diccionarios que hemos consultado no establecen esta división o separación en dos familias de palabras, con lo que la etimología arriba propuesta la extienden, implícitamente, a ambos grupos. Por nuestra parte nos aventuramos a sugerir que el proceso por el que se llegó a esta diferenciación de significados, en verbos y sustantivos de igual morfología, podría explicarse por una de estas dos posibilidades:

1.a) Las voces del grupo b) proceden de un étimo distinto al de las voces del grupo a), étimo que desconocemos y que llamaremos convencionalmente X. En un principio, los verbos derivados de X tendrían el significado estricto de «esperar», «aguardar», pero, con el tiempo, debido a su homofonía con las voces del grupo a), —supuestamente derivadas del lat. vul. musum—, llegarían a cruzarse y / o confundirse con ellas, dando lugar a la formación de frases y locuciones de significado mixto, en las cuales la idea de «esperar» «aguardar» se enriquece o matiza con los conceptos de «quedarse absorto», «ensimismado», «embobado», etc., predominando una u otra de las acepciones, según las circunstancias del contexto, en el que ocurren tales voces y expresiones.

2.a) La segunda posibilidad es que los dos grupos de palabras que hemos establecido tengan el mismo origen; es decir, que todas procedan del mismo étimo, —sea éste el lat. vul. musum—, y que partiendo de expresiones tales como «quedarse boquiabierto o ensimismado», «absorto»,etc.,etc., y a través de un proceso de evolución de la idea originaria, —en el que actuaría con fuerza la relación o analogía que hay entre la actitud del que espera o aguarda y el que se detiene a contemplar algo y se queda absorto, ensimismado en dicha contemplación—, se llegase a los significados más precisos y concretos de «esperar», «aguardar», al mismo tiempo que las acepciones intermedias, tales como «entretenerse engañosamente», «perder el tiempo», etc., se conservaron también, quedando como un testimonio de la serie de evoluciones semánticas que sufrió la palabra a lo largo del tiempo.

Desde luego, insistimos, nuestro planteamiento del origen del verbo musar, en sus distintas acepciones, no es más que una mera sugerencia que no tiene siquiera la pretensión de una hipótesis, para lo cual, aparte de un mayor número de datos y referencias sobre el tema, sería necesario, al menos, un conocimiento más directo, más vivo y real del uso de todas estas voces y locuciones que venimos citando.

 

 

 

 

notas

((1)  Colección de Poesías castellanas anteriores al siglo XV, tomo II. Madrid, 1780.

(2) Gramática y Vocabulario de las obras de Berceo. Madrid 1900.

(3) «Notas para el texto de la Vida de Santa Oria», Romance Philology. X, núm. 1. 1956, págs. 19-33 (28).

(4)  Gredos, 1967, s. v. musa, pág. 214, a.

(5) Meyer-Lübke, REW 5.784.—R. Grandsaignes d'Hauterive, Dictionnaire d'ancien, français. Larousse, 1947, s. v. muser.Walther von Wartburg, Dictionnaire étymologique de la langue française. Paris, 1968, s. v. museau y muser.Emil Levy, Petit dictionnaire provençal. Heidelberg, 1966, s. v. mus.Albert Dauzat, Dictionnaire étymologique de la langue française, s. v. museau.Simin Palay, Dictionnaire du béarnais et du gascon modernes. Paris, 1961, s. v. mus.M. Raynouard, Lexique roman ou Dictionnaire de la langue ries troubadours. Heidelberg, s. v. musar.

(6) Los Diccionarios etimológicos, citados en la anterior nota, las suponen derivadas del lat. vul. musum, (s. VIII), —a su vez de origen desconocido—, registrado por Du Cange, (Glossarium..., tomo IV, París, MDCCXXXIII), con el significado de ROSTRUM, RICTUS. Corominas (DCELC, s. v. muserola), cree que muso «hocico», de origen incierto; deriva probablemente de un radical MU-, de creación expresiva, con la idea de boca abultada, afín a MORRO.

(7) Op. cit. s. v. muser.

(8) Vocabulario de las palabras y frases bables que se hablaron antiguamente y de las que hoy se hablan en el Principado de Asturias. Madrid, 1892.

(9) Aunque Rato Hevia lo anota como verbo gallego, es de suponer que también se conocería en Asturias, al menos en su parte occidental: de otro modo no tendría sentido incluir en un Vocabulario bable un verbo gallego, totalmente desconocido en la región asturiana. Recordemos, además, que R. Lanchetas, (op. cit. loc. cit.), señala que musar se conserva en el dialecto bable, con el significado de «esperar» «aguardar», y, aunque M.ª Rosa Lida cree que esta referencia la tomó de Rato Hevia, teniendo en cuenta que no cita a este autor, nos parece más probable que la haya recogido de la fuente viva del habla de Asturias, sea de forma directa o indirecta.

(10) La mayoría de estos Vocabularios se encuentran en tesis doctorales sobre el habla de distintas zonas de Asturias, leídas en la Facultad de F. y Letras de la Universidad de Oviedo, entre los años 60 y 75, muchas aún inéditas. Además, hemos consultado el Vocabulario bable del profesor E. Alarcos Llorach, próximo a publicarse, el cuál, a más de lo inédito, recoge todo el léxico asturiano que se ha publicado hasta la fecha.

((11) Josefinas Martínez Alvarez, Bable y Castellano en, el Concejo de Oviedo. Archivum. 1968, s. v. murador.

 (12) Etymologine,12, 2, 38. Cito por Manuel C: Díaz y Díaz,' Antología del latín vulgar, 2.ª ed. Gredos 1962, pág. 189.

 (13) Cesáreo Goicoechea, Vocabulario Riojano. Anejo VI del Boletín de la R. A. E. Madrid, 1961, s. v. muzar.

 (14) A. Galmés de Fuentes, Las sibilantes en la Romania. Gredos, Madrid, 1962, págs. 204-9. Llamo la atención sobre el hecho de que entre las circunstancias que concurren en el muzar del toro, tales como la actitud desesperada o de impaciencia, la irritación, etc., se destaca como nota singular la función del hocico, lo cual es un dato a favor de la identidad de muzar con musar, si admitimos que este verbo viene del lat. vul. musum, (Rostrum, Rictus), «hocico».

(15) El Libro de Alexandre. Texts of the Paris and the Madrid manuscripts prepared with an Introduction by Raymond S. Willis, Jr. Princenton University Press. U. S. A., 1943.

(16) Para los provenzalismos y galicismos en las obras de Berceo y en el Mester de Clerecía, en general, vid. B. Dutton, «French influences in the mester de clerecía», en Medieval studies in honor of Robert White Linker. Ed. Castalia, 1973, págs. 73-93, (76-77).

(17) Otra cosa sería que musar se registrase en textos literarios gallegos, pues entonces, habría que pensar que el prov. muzar penetró en el gallego a través de las relaciones literarias entre ambos pueblos, en cuyo caso el préstamo se localizaría, sólo o fundamentalmente, en el nivel poético y culto.

(18) Wartburg, op. cit. s. v. muser.

(19) Emil Levy, op. cit. loc. cit.

(20) J. Corominas, L. B. A., op. cit, loc. cit.

(21) Este hipotético, pero fundado, origen del sustantivo muso explica la presencia de dicho radical MU-, no sólo en nombres de animales de hocico saliente, como, el mur o ratón y la musaraña o musgaño, sino también en aquellos otros que, sin ser hocicudos, se especializan en la caza de topos y ratones, como es el caso del gato a musio y de la comadreja o mustela. Recordemos, a este respecto, que el 2.º significado de la voz musar que registra Rato Hevia para el bable es precisamente, lugar de mustadelas «comadrejas», o sea mamíferos que se alimentan especialmente de topos y ratones. En relación con esto, es de señalar que en el Occidente de Asturias se distingue, de una parte, a los ratones propiamente dichos, y de otra, a los mures, nombre que parece designar conjuntamente a aciertos animales, relacionados de alguna manera con la especie del ratón,sea por su común naturaleza de hocicudos, como el topo y el musgaño, o bien porque en ellos es habitual cazar y comer ratones, como es el caso de la comadreja (mustela) y de la fuina o garduña. Esta distinción se deduce de unos versos populares que las mujeres y los niños, en Teverga y Proaza, recitan el Sábado de Gloria, mientras bendicen los campos con un ramo de laurel, mojado en agua bendita. Así, en Teverga, dicen:

«¡Afuxí, mures y mundicia / que ahí vos va el agua bendita./ Mures ya ratones;

/ allá vos va l´agua de les pasiones. / ¡Afuxí, mures, afuxí, mures».

       Y en Proaza:

«Salid, ratos, / salid, mures, / salid, sapos, / salid, cuélebres, / salid, mala condición, / que aquí traigo agua bendita / co'l árbol de la Pasión». /

(Aurelio del Llano Roza de Ampuria, Del Folklore Asturiano. I.D.E A. Oviedo, 1972. págs. 138-39).

(22) Op. cit. loc. cit.

(23) L.B.A., op. cit loc. cit.

 

 

 
 

 

En torno al significado y origen del verbo musar

ISABEL URÍA MAQUA
Universidad de Oviedo

 

Archivum: Revista de la Facultad de Filología, ISSN 0570-7218, Tomo 26, 1976 (Ejemplar dedicado a: Carlos Clavería) , pags. 451-459